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Nuestro regalo por RAMSIN

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Notas del fanfic:

Segunda parte de mi fic "En nustro camino", una segunda oportunidad de ver como nuestro grupo vuelve a la vida "apasible", Sanzo y Goku se daran una oportunidad o la vida sedentaria les matara el amor? , como seguira la vida de familia entre los nuevos padres Gojyo y Hakkai?, descubranlo...

Notas del capitulo:

volver a la rutina no es garantia de felicidad ni estabilidad, descubre que los niños solos siempre causan problemas... decir lo que no se quiere por rabia puede ser el peor de los errores.

Esto es algo que no planee hacer pero debido a las peticiones y en especial las locas e increíbles ideas que me dio mi amiga Liho, decidí continuar el fic, o mejor dicho, plantearlo como una segunda parte donde los protagonistas esta vez son Sanzo y Goku, sin más que decir, que no comprenderán mucho este fic si no leen antes el de "En nuestro camino",  igual pueden intentarlo que la cosa no es muy enredada.

 

Nuestro Regalo

Capitulo 1

De soledades y niños pequeños

 

 

Una mañana radiante sin duda, el sol entre blancas nubes que paseaban como jugando en un firmamento azul puro, la vida ebuyendo de cada rincón de la ciudad, en especial del mercado donde se vendía de todo un poco, entre las personas, la comida y el bullicio se podía ver a dos figuras caminando calmadamente, una de ellas llevaba una enorme cesta llena de frutas y verduras, en su otra mano se ocupaba de ver atentamente una pequeña hoja de papel con la lista de lo que necesitaba, para él era común estas salidas, se volvieron cíclicas desde que sus vidas regresaron a lo que hacían antes, como si el tiempo no hubiese pasado en ellos, solo quedaron recuerdos de su gran aventura, de cómo lograron su cometido a finalidad, que todos hayan sobrevivido para seguir en sus vidas de diferentes modos. Con una mirada satisfecha acerco su  mano para posarla sobre la pequeña cabeza de su hija, la niña de casi un año era la viva imagen de Gojyo, sus cabellos rojos, su piel bronceada pero lo único que le descubría su parentesco con Hakkai era esos enormes ojos verdes, una mirada vivaz y divertida, una pequeña con las energías inagotables y que estaba muy apegada a uno de los compañeros de viaje de su madre.

-          ¡DULCES! - la voz alegre de Goku interrumpía aquellos lindos pensamientos que tenia Hakkai. -

-          Goku, ¡no corras con la niña encima! - el castaño se esforzó por darle alcance al chico que cargaba a su pequeña en brazos. -

-          Se ven muy bueno... - un hilito de baba estaba que caía de la comisura de los labios del mono al mirar las incontables cosas que vendían en el puesto. -

-          ¿Todavía tienes ganas de comer más? - Hakkai al fin logro llegar donde el chico. -

-          Es que quiero algunos dulces ácidos. - señalo con su dedo su deseo. - señor, deme dos de esos.... Tres de naranja, cuatro de limón...

-          No sé, pero creo que has comido más de lo que normalmente comes Goku.

-          Solo son dulces - pago las golosinas y en seguida abrió uno para llevárselo a la boca. - ¡ESTAN MUY BUENOS!

-          Je je je.... - Hakkai le miro con una gota de sudor resbalando por su frente. - me parece bien que estés contento.

-          ¿Quieres dulce? - le extendió la barrita de dulce a la niña que en seguida puso mala cara y se escondió entre el hombro de Goku. -

-          Ella aun no puede comer eso.

-          Cuando puedas, ¡te daré muchos dulces! - sintió una enorme felicidad al ver a la pequeña recostada sobre su hombro, era tan tierna que no parecía hija de Gojyo a ojos de Goku. -

Ambos siguieron su camino de compras, Goku siempre le acompañaba para distraerse un poco, el estar todo el día encerrado en el templo no era divertido, Sanzo parecía un viejo prematuro, lleno de papeles que leer, clases que impartir y visitas que hacer, hacia ya 5 meses que habían regresado al templo de donde partieron y la rutina comenzó a comerse la relación de ellos.

-          Goku.

-          Dime. - mordió un poco más de la ultima barra de dulce que le quedaba. -

-          ¿Cómo están tú y Sanzo?  - pregunto directamente ya que sabía de los problemas que habían tenido últimamente. -

-          Igual. - bajo la mirada con tristeza. -

-          Debes comprender que después de tanto tiempo fuera era lógico que se le acumulara el trabajo.

-          Lo sé.... Pero. - se atraganto el ultimo trozo de dulce entre unas ganas enormes de llorar. - me siento solo.

-          No lo estas. - poso su mano sobre el hombro del mono. -

-          Si no fuera porque tú y Soe me invitan a salir estaría encerrado siempre en ese estúpido templo... - hablo entrecortado. -

-          Sabes, que tal si me ayudas en la casa, voy a prepararte algo de comer mientras cuidas a Soe. - sonrió con ternura, sentía que Goku era como un niño mas, igual de puro y tierno que su hija. -

-          ¿EN SERIO HAKKAI? - se alegro en seguida con la invitación. -

-          No creo que Gojyo se enfade por que vayas y Sanzo tampoco...

-          Creo que Sanzo ni se daría cuenta de que no estoy en el templo.

Hakkai sentía lastima por lo que sucedía entre Goku y Sanzo, la relación de ellos era extraña desde un principio pero nunca pensó que tocaría fondo como lo vería ese día con sus propios ojos.

El lugar no cambiaba, salvo juguetes de niños por los rincones y un ambiente más agradable que antes, la pequeña casa donde vivía Gojyo se renovó para la llegada de la niña, una habitación extra que construyeron atrás junto a la de ellos les sirvió para darse espacio y privacidad como debe de ser como una pareja establecida. Goku se sentía tan bien en esa casa, era acogedora, pequeña y muy linda gracias a la dedicación del castaño, podría ser el sitio soñado de cualquier par de casados en busca de un nido de amor.

-          ¡Vamos a jugar! - en un segundo Goku se deshizo de sus zapatos dejándolos en una esquina para poder seguir a la pequeña Soe que gateaba como toda una experta por cada rincón de su hogar. -

-          Goku, no dejes de verla mientras hago la cena. - el castaño les miro una última vez y salió rumbo a la cocina con todas las compras del día. -

El chico era el perfecto compañero de juegos de Soe, no le importaba arrastrarse, gatear como ella, cargarla y seguirla cual perrito tras su amo.

-          Los bebes son divertidos. - analizo a la niña que estaba muy cómoda sentada sobre su vientre, se había quedado tendido en el suelo boca arriba y la pequeña escalo sobre él hasta quedar allí como toda una reina. -

-          Aarrr.... - le dio una gama de sonidos ininteligibles que Goku tomo como un sí. -

-          Le alegrarías el ánimo hasta al pesado de Sanzo. - una idea repentina se coló en su cabecita. - ¿Soe, quieres ir a jugar con el monje amargado?

La única respuesta que obtuvo de la pequeña fue una sonora carcajada que siguió a los brazos de la pelirroja aferrándose del cuello de Goku.

-          ¡Eres tan linda! - sus mejillas se sonrojaron de felicidad mientras correspondió el abrazo estrujando a la pequeña con ternura. -

La travesura de Goku fue en grande, salió de la casa de Hakkai sin decirle que llevaría con él a la niña, quizás pensó que el castaño no se daría cuenta de la falta de ambos y podría regresar a tiempo para la cena. Con emoción y dando brincos se llevo a la pequeña al templo, pero ahora tenía un gran problema, debía ingresarla al mismo sin que los monjes se dieran cuenta, eso sí fue un predicamento para Goku, estuvo parado un rato a una buena distancia del lugar mirando como cada cierto tiempo entraban y salían personas del lugar, en una de esas se le vino la idea de esconder a Soe entre sus ropas.

 La niña no se sintió incomoda con las maniobras de Goku ya que pensaba que era uno de esos incontables juegos que tenían entre ellos, con cuidado se levanto la camisa y con ella cubrió por completo a la pequeña que estaba muy cómoda recostada de su pecho, otra vez coloco la camisa en su sitio pero era evidente el bulto que representaba la bebe en su estomago, respiro profundo y se decidió a caminar dentro, dio unos pasos apresurados hasta la entrada y mirando de reojo a los monjes que custodiaban paso rápidamente con su valiosa carga entre sus ropas.

 

-          Ya entramos. - medio miro por dentro de su camisa a la pequeña que estaba tranquila chupándose su dedito pulgar. -

 

 

Otra sonrisa risueña se le escapo acompañada de una extraña sensación en su estomago, había escuchado de Hakkai lo inexplicable que se podía sentir querer a un bebe, el solo olerle, mirarles y cargarles era para quedar prendado y él lo estaba de esa niña, pero su astuta entrada fue descubierta por uno de los monjes que siempre andaban por allí.

-          Joven Goku - el hombre le hablo con total sequedad y parsimonia. -

-          Eh... - dio un respingo al sentir esa voz casi encima de su nuca. -

-          Sanzo - sama no se encuentra en el templo.... - miro algo extraño como Goku no se volteaba a verlo. - le dejo dicho que no salga del lugar hasta que el regrese.

-          Está bien. - sintió como la pequeña Soe empezó  a babearle, le causaba cosquillas aquellos movimientos de la niña así que aun con el monje atrás decidió emprender la huida. -

-          ¡No corra por los pasillos! - su reclamo solo fueron palabras al viento, Goku había salido disparado aguantando la risa. - no sé como Sanzo - sama pudo quedarse con esa cosa.

Su rápida carrera término dentro de la oficina de Sanzo, el lugar estaba ciertamente solo así que pasó cerrojo al portón enorme y saco a la pequeña de entre su ropa, la niña dio un pequeño quejido de disgusto, estaba cómoda sintiendo el calor del cuerpo de Goku.

-          Me hacías cosquillas. - miro su pecho y estomago lleno de saliva - quédate aquí mientras me voy a limpiar.

Muy inocente el dejo a la bebe sentada en el suelo de la oficina y salió otra vez rumbo al baño, no tardaría mucho en ir y venir pero lo que desconoce Goku es que no se puede dejar a un infante solo por nada del mundo y menos uno que es curioso y nada acomplejado en descubrir lo que tiene a su alrededor.

-          Soe.... Ya regrese. - abrió la puerta de la oficina cuidando de que nadie le estuviese observando, como un gato cauteloso entro y cerro otra vez, pero apenas sus ojos se centraron en el suelo donde dejo a la niña, algo muy malo paso por su cabeza. - ¡SANZO VA A MATARME!

El suelo ante impecable e inmaculado estaba ahora tapizado de papeles que "parecían" importantes, la tinta china con que el monje escribía estaba regada por el suelo y paredes, pequeñas  manchas de manitos y pisadas formaban parte de la nueva decoración, entre rollos desenvueltos, un florero quebrado y agua regada le dieron una idea del recorrido que hizo la pequeña niña.

-          ¿SOE DONDE ESTAS? - miro asustado los vidrios en el suelo y preocupado por la salud de la niña, registro cada rincón de la habitación en busca de ella. - SANZO ME MATA.... Y SI NO TE ENCUENTRO TAMBIEN HAKKAI VA A MATARME.

Gritaba con angustia y recogiendo precariamente los papeles manchados de tinta, entre su desesperación logro ver un pequeño piececito que salía apenas de abajo del escritorio de Sanzo, con alegría se agacho para mirar debajo del escritorio, allí, recostada sobre algunos pergaminos encontró a la bebe dormida, se había acurrucado allí vencida por el sueño y la diversión que experimento. Mientras Goku se alivia de encontrar a la traviesa pelirroja otras personas empezaran a angustiarse por ella.

Las estrellas comenzaban a verse entre el cielo rojizo que daba los últimos rayos de sol, un cansado Gojyo al fin llegaba a su casa, fumaba muy feliz hasta que se detuvo en la puerta de su pequeño hogar, apago el cigarrillo tirándolo al suelo y después se dispuso a ingresar, el fumar estaba prohibido dentro de la casa desde que llegaron, Hakkai no quería que Soe fuera una fumadora pasiva desde bebe y Gojyo acepto el trato de malas maneras pero luego comprendió que la salud de su hija era primero que su vicio.

-          ¡Papa llego a la casa! - abrió de sopetón la puerta y se agacho extendiendo los brazos con una enorme sonrisa. - Soe... princesita ya llego tu papa.

-          Buenas noches papa. - la voz de Hakkai fue lo único que le recibió. -

-          ¿Y la niña? - se levanto mirando a todos lados de la sala. -

-          Debe estar en su habitación jugando con Goku. - deslizo su mano por el rostro del pelirrojo. -

-          El mono te siguió hasta aquí. - sin muchos ánimos se quito la chaqueta que cargaba y la lanzo sobre el sofá. -

-          Me dio pena dejarlo solo en el templo, Sanzo aun tiene una vida muy ocupada. - suspiro con desanimo. -

-          Sus líos amorosos no son de nuestra incumbencia Hakkai, te lo he dicho mil veces, no puedes hacer que todos sean felices como nosotros. - sin previo aviso sujeto al castaño de la cintura haciendo que sus cuerpos se juntaran.- dame un besito.

-          Goku podría salir con la niña - desvió la mirada hacia la puerta. -

-          ¿No crees que están muy silenciosos?

-          Tienes razón. - algo dentro de Hakkai le alerto,  había aprendido que cuando un niño no hace ruidos es que algo pasa. -

Su duda se volvió angustia al ver que la habitación de su bebe estaba sola, no había rastros de Goku y menos de su pequeña pelirroja, aun creyendo que el mono estaba afuera jugando con ella, salió de la casa y dio algunas vueltas para regresar después y mirar a un Gojyo que parecía confundido por las acciones de Hakkai.

-          ¿Dónde está mi hija? - sentencio Gojyo con seriedad al notar al fin lo que tanto el castaño buscaba. -

-          La verdad, no lo sé. - sus ojos se llenaron de angustia. - Goku estaba con ella.

-          ¡DIABLOS! ACASO ESTAS LOCO HAKKAI, ¿COMO LE DEJASTE A NUESTRA HIJA? - se levanto furibundo de su puesto en el sofá. -

-          Estaban jugando en la sala cuando me fui a cocinar. - se cruzo de brazos pensativo. -

-          Seguro el mono tonto se la llevo a pasear al pueblo.

-          Quizás. - Hakkai sonrió algo más tranquilo. - ¡Hakuryu!

En un segundo el dragoncito que estuvo recostado en lo alto de un anaquel, se acerco aleteando donde su dueño. El dueto salió en el jeep para localizar a Goku, pasearían por todo el pueblo en busca de ellos pero lo que no se imaginaban era el lugar donde realmente estaba su pequeña.  Una brisa fría recorría el templo pero eso no importaba ahora, estaba más cansado que nunca, jamás se imagino todo el día que pasaría gracias a los pedidos de los monjes, si no era una ceremonia era alguna otra tontería pero al fin había culminado el día y volvía a su espació personal, a su mundo donde los demás no importan un  bledo, con ese pensamiento se dirigió a su oficina, estaba todo oscuro así que no noto el desastre a primera vista hasta que piso los papeles desperdigados por el suelo, en un segundo busco como alumbrar el lugar, la escena frente a él no podía ser más que un desastre de papel y tinta china, caminando impresionado noto un bulto tirado en el suelo con algo entre sus brazos, era Goku que estaba más que rendido y sujetando a una conocida chiquilla pelirroja que dormía tan cómoda como el mono acunada por él.

-          ¡BAKASARU! - un abanicazo fue lo único que atino Sanzo a darle para despertarlo. -

-          ¡HUUUAAAAAAAAAA! - el chillido de Goku se escucho en medio templo sin duda alguna. - ¡SANZO, ME DOLIO!

-          ¡¿ESTUPIDO MONO QUE PASO EN MI OFICINA?! - miro con un tic nervioso en el ojo como todo el trabajo de una semana estaba en el suelo regado y manchado de tinta. -

-          Eh.... - sujeto a la bebe con suavidad mientras se ponía de pie. - fue un accidente.... Deje a la niña sola solo unos minutos y cuando volví ya estaba todo así. - bajo la mirada esperando un regaño monumental por parte de Sanzo. -

-          ¿Qué hace esa mocosa del demonio en el templo? - señalo a la niña con su dedo. -

-          La estaba cuidando.

-          ¿Cuidando?.... estabas cuidándola y la dejaste hacer ¡esto! - tomo un papel lleno de manchones con la forma de las manitos de Soe. -

-          Yo... - sintió que Sanzo estallaría de un segundo a otro, podía ver como una enorme vena latía en la frente del monje. -

-          ¡ERES UN INUTIL!, ¡NO PUEDO DEJARTE SOLO NI UN RATO PORQUE HACES UN DESASTRE!

-          Dejarme solo, ¡si siempre estoy solo por tu culpa! -  sintió que debía liberar la frustración que tenía desde hace semanas guardada muy dentro de el. -

-          Y vas con el mismo tema, no eres un niño, sabes que tengo responsabilidades y tu solo me estorbas.

-          Te estorbo. - aquella frase resonó en su corazón con amargura. - solo soy una carga para ti, ¿verdad Sanzo?

-          Piensa lo que quieras. - encendió un cigarrillo para apaciguar su rabia. -

-          Por eso no me haces caso, desde hace días que ni sé lo que es sentir un beso tuyo... no me oyes y no me comprendes.

-          ¿Ahora te vas a poner a llorar? - noto como los ojos del mono se aguaban mientras hablaba. -

-          No... es solo que me duele, me duele aquí dentro que no seas cariñoso o comprensivo, que no me prestes atención... ¡que ni dormimos en la misma habitación!

-          ¡ESTAMOS EN UN TEMPLO!, NO PUEDES DORMIR CONMIGO... ACASO QUIERES QUE TODO SEPAN QUE ERES MI AMANTE.

-          Amante... - sonrió con algo de melancolía. - solo soy sexo gratis y seguro.

-          Eres un idiota.

-          Sanzo no me oyes, no sabes qué me pasa en todo el día, ni si quieras me prestas atención cuando algo me sucede, Desde hace días me he sentido mal y tu ni me escuchaste, soy un adorno más en el templo.

-          ¿Qué voy a oír?, que te duele el estomago por tragar de mas, que tus raciones han aumentado este último mes.... Estoy arto de escuchar a los monjes del templo quejándose por tu apetito sin control.

-          ¡SIENTO ALGO AQUÍ DENTRO! - poso su mano en su estomago. - siento algo y no sé que es.

-          Lombrices, que más va a ser con tu maldita gula de barril sin fondo. - se dio media vuelta enfadado. -

-          Sé que soy un estorbo, pero no te preocupes... ya no lo seré mas.

La noche estrellada de cielo despejado se volvió un cumulo de nubarrones, la luna se oculto y los sonidos de las gotas de lluvia empezaban a caer sobre los techos de las casas, pero para unos la angustia no acababa y para otros apenas comenzaba, en la casa de Gojyo y Hakkai  la situación se tensaba, la pareja se había cansado de recorrer el pueblo pero Goku no apareció por ningún lado, buscaron desesperados para luego regresar a la casa esperando que el chico volviera al tiempo ponerse feo.

-          Hakkai esto no puede estar pasando, que sea la última vez que mi pequeña e inocente hija se la dejas a ese mono idiota.

-          No creí que Goku la sacaría sin decirme nada. - el pobre Hakkai estaba nervioso pero todavía confiaba en Goku para que regresara a la bebe. -

-          Debe tener frio, hambre o quizás le paso algo - Gojyo se rasco la cabeza frenéticamente, su hija le había secuestrado el corazón, era su adoración. -

-          Cálmate, estará bien.

-          Matare a alguien si no aparece.... - golpeo su puño contra la mesa, en ese instante la puerta de su casa fue tocada varias veces con suavidad. - ¡VOY!

Gojyo abrió rápidamente notando el torrencial aguacero que caía, en medio de la oscuridad pudo notar a un ser que venia cubriéndose con un precario paraguas que no sirvió de mucho, con mucho cuidado mantenía algo entre sus brazos, parecía un bulto que se movía, en un segundo Gojyo le hizo entrar para después quitarle al bulto de los brazos.

-          ¡SOEEEE! - el pelirrojo descubrió la cabecita de su hija entre las mantas que tenia encima, la pequeña aun estaba adormilada pero sonrió al ver a Gojyo y le lanzo las manitos como queriendo tocarlo. - ¿estás bien princesita?

-          ¿Goku, porque la sacaste de la casa sin decirme nada? - Hakkai le miro serio y enfadado pero su coraje se le fue en un segundo  al ver como el mono estaba bañado en lágrimas y con un pequeño bolso a su espalda. -

-          Lo siento. - solo pudo susurrar aquella frase para después caer en el suelo inconsciente. -

-          ¡GOKU! - Hakkai logro sujetarle antes de que se golpeara la cabeza contra el suelo. -

La lluvia aun seguía y entre susurros una pareja hablaba sentados cerca del sofá, estaba oscuro y solo una vela les alumbraba precariamente para estar al pendiente de la figura que dormía en el.

-          ¿Cómo Sanzo pudo dejarlo salir así? - Gojyo miro serio como el rostro del chico estaba rojo por la fiebre que le aquejaba. -

-          No lo sé. - el castaño acaricio la frente del mono donde le tenía puesta una pequeña toalla húmeda. -

-          Monje apestoso... mañana me va a oír.

-          Ellos tienen problemas Gojyo, creo que Goku no solo salió del templo para traer a la niña. - miro de reojo el bolso que le quito al mono. - creo que ya no quiere volver allí.

 

Continuara....

 

AL FINNNNN, mi primer capítulo listo!. No fue fácil darle inicio pero ya le agarre el gustito otra vez, espero lo disfruten y poco a poco sabrán mas cositas que pasan y pasaran, estará súper interesante...

 

Próximo capítulo:

Pesadillas

 

¡Urasai!

 

Que citas ni que ocupado, un molesto pelirrojo paso sin nada de cortesía dentro del templo, los monjes quisieron detenerle pero el medio demonio les mando al cuerno de una sola y siguió su camino hasta la oficina de Sanzo, la mañana despuntaba y entre cantos de pajaritos y el sonido de la brisa fresca una puerta se azoto violentamente. Sanzo dio un respingo en su puesto, lo último que esperaba era que un molesto Gojyo se le apareciera en sus aposentos con cara de asesino múltiple, no estaba de humor para escucharlo, sus preocupaciones solo se centraban en donde estaban todas sus cosas, siempre Goku le hacía de mandadero y ya no estaba para cumplirle.

-          Tu... monje egocéntrico y maldi.... - Gojyo estampo su mano en el escritorio de madera donde estaba Sanzo. -

-          Antes de que sigas insultándome. - señalo con su dedo un cigarrillo que saco y permanecía sin encender en su boca. -

-          .......... - aun enojado Gojyo decidió prenderle el cigarrillo con su encendedor. - ¡ahora si me vas a escuchar!

-          Arrímate hacia allí... - ahora le señalo con su dedo donde debía colocarse. -

-          ¿ACASO NO ME ESCUCHAS? - se arrimo sin pensarlo si quiera, solo deseaba insultar a Sanzo esa mañana por lo sucedido con Goku. -  vengo para hablar sobre...

-          Pásame esas hojas que tienes atrás tuyo. - volvió a señalar con su dedo a un anaquel tras Gojyo. -

-          ¡TOMA TUS MALDITAS HOJAS! - las agarro de mala gana y las lanzo sobre el escritorio del monje. - GOKU LLEGO ANOCHE A LA CASA...

Cuando al fin creyó que podría gritarle al monje solo noto como este agarraba las hojas y se ponía de pie rumbo a la puerta de la oficina.

-          No puedo escuchar tus estupideces hoy, estoy apurado. - desapareció del lugar solo dejando la estela de humo de su cigarrillo. -

-          ¡MONJE BASTARDO! - el pelirrojo se sintió más idiota que nunca, solo le sirvió de mandadero al rubio y ni pudo decir lo que quería. -

 

Notas finales:

AL FIN REGRESE!.... espero que disfruten este capitulo como yo haciendolo, esta nueva etapa les encantara, eso deseo, complacerles lo maximo posible a las lectoras. disfrutenlo.


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