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Fuego por Zafira

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Notas del capitulo:

Muchas gracias a los que lo leyeron y me dejaron su comentario... jejeje pero parece que hable muy rápido el fic ya lo tengo adelantado... es por eso que hable de la pareja cuando que en ese capi aun no se perfilaba jeje... por eso, me disculpo...

Capítulo 2º: Culpa

 

Le costo mucho levantar sus parpados, pues estos se sentían muy pesados… le dolía todo el cuerpo, incluso podía decir que le dolían hasta las uñas, intentó centrar la mirada, pudo percibir que había alguien a su lado, pero por la poca iluminación del lugar no pudo ver de quien se trataba…

 

¡Descansa, sobrino… vas a estar bien! – la voz de su tío Waltorana le llegó nítidamente, cuando estuvo a punto de dejarse vencer nuevamente por el cansancio…

 

¡ALBERT! – se incorporó tan repentinamente en la cama, que a penas le dio tiempo a su tío para sostenerlo en brazos antes de que el mareo le hiciera perder el equilibrio - ¿Qué pasó con él… esta mejor? – murmuró cerrando fuertemente sus ojos.

 

¡Hiciste un gran trabajo Wolfram…! – comenzó a decir el mayor, y un asomo de sonrisa se dibujó en el menor - ¡Pero… cuando los otros sanadores lo trataron tampoco pudieron hacer mucho… él… lamentablemente perdió la vida! – lo último Waltorana lo dijo tan bajo que Wolfram a penas pudo escucharlo… sin embargo, lo escuchó… y su corazón parecía desgarrársele por ello…

 

¡No…! – recostó su cabeza sobre el pecho de su tío… no podía contener las lágrimas que se le escapaban… se sintió impotente… - ¡Fue mi culpa… soy horrible…!

 

¡Wolfram… tranquilo, hiciste lo que estuvo en tus manos… no fue culpa tuya! – habló con firmeza el rubio… - ¡Debes descansar… pusiste en riesgo tu seguridad al usar tanto maryoku!

 

¡Tío… ¿dónde esta…?! – el oji esmeralda levantó la mirada… el mayor frunció el seño…

 

¡Lo están velando ahora mismo… lo enterraran mañana al alba! – respondió el mas adulto, acariciando los sedosos cabellos de su sobrino… - ¿Quieres estar ahí?

 

¡Aja…!

 

Con ayuda de su tío, Wolfram se alisto y ambos se dirigieron al lugar en donde se velaba el cuerpo de Albert, el corazón del tercer hijo de la 26º maou se contrajo dolorosamente en su pecho al ver en la habitación, no solo a Alberos, sino también, a Adalberto. El más joven no sabía en qué momento había llegado el heredero de la casa Grantz, pero lo cierto era que estaba ahí, contemplando impávido el cuerpo de su hermano…

 

El más anciano apartó un momento los ojos adoloridos, del cuerpo de su hijo, pues notó la llegada de alguien, al toparse con la mirada de Wolfram, pudo leer el temor por parte del mazoku más joven… el hombre se puso de pie, y se aproximó al rubio de piel blanca, no dijo ninguna palabra, simplemente levantó su mano y le acarició el rostro.

 

¡Ven…! – fueron las únicas palabras que dijo el mayor, luego escoltó a Wolfram, para que tomara el lugar a su lado, cerca del cuerpo de su hijo…

 

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Fueron llegando muchas personalidades importantes de toda Shin Makoku, los líderes de las otras familias nobles estaban ahí, la noticia de la muerte de hijo menor del líder de la familia Grantz rápidamente recorrió todo el país… fue una sorpresa para Gwendal encontrarse con su hermano menor ahí, sentado junto a Alberos, más no hizo ninguna muestra de curiosidad, no era el momento… Yuuri también había llegado acompañado de Conrad y de Murata, el ambiente que reinaba era tenso, más todos guardaron la compostura en respeto al dolor de la familia…

 

Wólfram no se apartó del padre de Albert en toda la noche, por insistencia de su tío comió algo de fruta, él no se había percatado de la presencia de sus hermanos ni de Yuuri, el propio Adalberto, fue el que recibió a todos los que llegaban… cuando eran más de la media noche, los nobles fueron guiados a las habitaciones que ocuparían, Waltorana se acercó a su sobrino para llevárselo con él, pero fue el señor Alberos quien contestó…

 

¡No se preocupe, Waltorana… su sobrino se quedará conmigo! – a ver el líder de la familia Bielefeld que su sobrino asentía, decidió dejarlo ahí…

 

La noche se estaba volviendo muy fría, aunque quizás era el cansancio que lo hacía sentir así, su mirada no la podía apartar del semblante digno que mostraba el rostro de Albert, quería gritar que era injusto y ponerse a destruir lo que se cruzaba en su camino, pero lo único que hizo fue apretar fuertemente sus puños, y contener los horribles deseos que tenia de romper a llorar…

 

Sintió la calidez de un abrigo sobre sus hombros, fue cuando notó que el líder de la casa Grantz lo cobijaba con una manta…

 

¡Te agradezco que le hayas dado esa felicidad antes de morir!

 

Wolfram abrió grandemente sus ojos al escuchar aquello, esa voz era la de un padre acongojado, su alma gritó angustia y arrepentimiento…

 

¡Lamento no haberlo salvado… en verdad lo siento! – susurró el rubio de mirada esmeraldina…

 

El más anciano no dijo nada más, simplemente tomó la mano del más joven y la sujetó suavemente… a la distancia, eran observados por Adalberto, quien simplemente suspiro… Conrad también los miraba, aun sin entender nada, aunque Yozak ya se encargaría de informarle cuando averigüe bien lo sucedido.

 

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Cada uno de los nobles, líderes de las nueve familias guardaba silencio al presenciar los funerales del hijo menor de su aliado, Yuuri también guardaba sus respetos, más para Aldalberto, a quien consideraba su amigo… aunque nadie decía nada, todos observaban con curiosidad a quien, a la derecha del líder de la casta Grantz, participaba como un miembro más de la familia… cuando las llamas se llevaron todo vestigio de Albert, y sus cenizas eran depositadas bajo la tierra… cada uno de los presentes se dispuso a depositar una flor en la tumba.

 

Los últimos en despedirse de la última morada de Albert fueron sus parientes, tanto padre como hijo fueron los últimos en colocar unas flores sobre el lecho… cuando Wolfram se dispuso a acercarse para hacer lo mismo, sintió que sus fuerzas ya le pasaban factura… y casi inmediatamente después, perdió el sentido…

 

Waltorana intentó llegar a su sobrino, pero fue su amigo, Alberos, quien lo sujetó y lo cargó en brazos, una vez más… pues el líder de las tierras Bielefeld sabía, que fue el hombre mayor quien trajo en brazos a su sobrino, luego de aquel ataque…

 

Llegaron a la morada Grantz, algunos fueron a descansar, otros simplemente se quedaron a charlar… entre los comentarios se podía rescatar la sorpresa de varios al notar que el ex prometido del actual Maou, haya tenido la posición de un prometido durante los funerales de Albert… aunque nadie lo decía en voz alta, varias miradas fueron dirigidas a Yuuri, que aunque parecía estar en esos justos momentos muy concentrado conversando con Murata, ya había escuchado esos comentarios y no le gustaban del todo… aunque mas que nada en aquellos momentos estaba preocupado por su amigo… lo vio muy pálido y le asustó bastante ver que se haya desmayado…

 

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Escucho lo que parecían voces muy distantes, aunque conforme fue recuperando la consciencia, notó que eran en la entrada misma de su habitación… no quiso abrir los ojos por lo que simplemente escuchó lo que decían con algo de curiosidad, más al escuchar su nombre…

 

“¡Prefiero que hablemos en mi despacho, ahí ya nos está esperando mi hijo!... – escucho decir y era sin duda la voz de Alberos.

 

¿Qué tiene que ver su hijo en esto? – abrió lentamente los ojos, esa era la voz de su tío

 

¡Es algo que le afectaría también… por favor, acompáñame Waltorana!”

 

El sonido de pasos alejarse, le hizo suspirar, sujetó con una de sus manos su frente… habían pasado muchas cosas en muy poco tiempo, su mirada se entristeció al recordar a Albert, con ambas manos tapó su rostro… se sentía tan culpable, opinaba que había sido culpa suya, él debió de hacer mas para salvarlo… recordó la mirada triste del fuerte líder de la familia Grantz, ya que sabía que su hijo menor era todo lo que tenía desde que su primogénito había decidido abandonar Shin Makoku…

 

¡Perdóname Albert, todo fue mi culpa… yo realmente lo siento…! – susurró, con cuidado se puso de pie, debía enfrentar al padre de… sonrió con amargura al recordarlo, debía enfrentar al padre de su prometido.

 

Mientras que Wolfram se preparaba para salir, en otra parte de aquel lugar, en un despacho, Aldalberto esperaba a su padre impaciente…

 

Se había puesto de pié y observado por la ventana, no podía encontrar serenidad, durante los rituales no había dicho absolutamente nada, pero sabía… casi tenía la certeza de que su padre algo tramaba… cerró sus ojos antes el recuerdo de aquella batalla… de haber llegado sólo unos segundos antes, él pudo haber evitado que sucediera… él estaba justo detrás de su padre cuando este acabó con el peligro que se cernía contra su hermano y el tercer hijo de la 26º maou, él también lo escucho y presenció aquello… y por como lo había visto durante el funeral, su padre pensaba realmente que aquella actitud era legal, y no un acto de compasión, como él mismo opinaba…

 

¡Aquí estas ya! – el padre de rubio ingresaba seguido por el líder de la casa Bielefeld, cuando la puerta se cerró fue que el mas anciano habló… - ¡Lo que te decía Waltorana es que tu sobrino y mi hijo se comprometieron… es por eso que yo considero a Wolfram, parte de mi familia ahora mismo!

 

¡Comprendo que hagas eso, Alberos …! – comentó Waltorana mirando de reojo al hijo mayor de su amigo - ¡Lo que no entiendo, es qué quieres decirme con todo esto!

 

Adalberto, estaba que no podía creer el descaro de su padre, no lo estaba involucrando en nada en la conversación, pero no dijo nada… pues él, aunque sospechaba el punto de su papá, no estaba del todo seguro de sus verdaderas intenciones.

 

¡Lo que trato de decir… es que quiero que Wolfram forme parte de mi familia, como era el deseo de Albert! – habló firme el hombre sin siquiera parpadear… antes de que Waltorana pudiera decir algo al respecto el hombre continuó - ¡Imaginó que opinas que eso es imposible ahora que mi hijo ha muerto, sin embargo ya he pensado también en eso… podría casarse con mi hijo Aldalberto!

 

¡¿Qué?! – el aludido ya no espero en involucrarse mas activamente en la conversación - ¡Padre, esa es una reverenda estupidez!

 

¿Y por qué?... ¡Supongo que piensas marcharte nuevamente, me dejarás sólo aquí… podrías casarte y dejar a Wolfram conmigo…! – comentó fríamente el mayor, ante la sorpresa de los más jóvenes…

 

¡No pienso pisar la memoria de Julia, casándome con su alumno… no pienso hacer una tontería como esa… lo siento padre! – habló firmemente el primogénito de los Grantz…

 

¡Parece que su hijo ya ha dicho lo que piensa! – murmuró Waltorana, si él era honesto consigo mismo, él prefería mil veces más a Albert que a Adalberto… ya que en su opinión… el mayor, no era mas que un traidor… y un idiota por decir aquello de su sobrino…

 

¡Bien… si así lo prefieres… entonces seré yo quien me case con él!

 

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Aquellas palabras habían dejado más que mudos a los dos más jóvenes del despacho… uno por que no podía creer lo que le escuchaba decir a su padre, y el otro, por que simplemente no se lo venía venir…

 

¿Pero qué estas diciendo padre? – murmuró el rubio oji azul…

 

¡Lo que escuchaste, si no estas de acuerdo tú… entonces yo aceptaré casarme con él… después de todo, llevo muchos años viudo… Wolfram podría ser mi compañía, quien sabe… tal vez me dé más hijos para alegrar mis días! – comentó cerrando los ojos el mayor, sonrió pues sabía que aquellas palabras probablemente iban a lograr enfurecer a su hijo…

 

¡Dudo que Waltorana, admita que su sobrino se una en matrimonio a alguien que podría ser… su… padre! – dijo con rabia contenida el heredero de los Grantz, realmente quería decir abuelo, pero no tenía la intensión de ofender a su padre, aunque definitivamente la idea le parecía demasiado descabellada.

 

¡La verdad, a mí no me resulta una idea tan absurda! – murmuró el rubio de ojos verdes pensativo… sonrió al verse observado con la mirada tan desorbitada, como lo hacía Adalberto en ese justo momento, aunque sospechaba que a Wolfram si no iba a agradarle mucho, si pensaba en lo que le convenía a su sobrino… estar bajo la protección de los Grantz, eso alejaría al Maou para siempre de él y también a sus hermanos…

 

¿Qué…? – murmuró sin dar crédito a sus oídos el hijo mayor… observo a su padre, que parecía muy complacido y luego a Waltorana…

 

¡Entonces sólo queda hablar con Wolfram… hijo, en lugar de pensar que yo podría ser su padre… deberías pensar que él se convertirá en el tuyo! – el más adulto se disponía a salir de la habitación… sonrió al decir aquello último, pues conocía a su hijo… casi podía contar en su mente el tiempo en forma regresiva, en que su hijo reaccionaría…

 

¡Está bien… tú ganas… te dejaré un yerno! – y sin más, Adalberto,  simplemente se marchó…

 

¿Estas seguro de esto? – Waltorana miró un poco preocupado en dirección a la puerta, pues una cosa era el padre, que sabía trataría con respeto a su sobrino, otra era el hijo, que lo abandonaría al tiempo, eso podría lastimar  a Wolfram, aunque aseguraría su bienestar…

 

¡Lo estoy… tu sobrino estará a salvo aquí, no le faltará nada… es lo menos que puedo hacer por quien le dio tanta felicidad a mi hijo en sus últimos momentos de vida! – contestó el mayor…

 

¿Realmente ibas a casarte tú con mi sobrino? – aquella duda le estaba carcomiendo literalmente el alma, debido a la curiosidad…

 

¿Quieres la verdad? – preguntó el mayor, a lo que Waltorana asintió - ¡Si… la verdad, esa idea no me hubiera disgustado!

 

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Wolfram acababa de salir del baño, se había puesto una bata, pues olvidó su ropa sobre la cama de la habitación… cuando estaba disponiéndose a vestirse, el sonido de la puerta al abrirse le obligó a cubrirse… retrocedió un paso hacia atrás cuando se encontró con la severa mirada del hermano mayor de Albert…

 

¡No sé si estarás de acuerdo… pero es el deseo de mi padre! – murmuró el rubio mayor al acercarse a quien lo miró un tanto confuso… más cuando este extendió su brazo, y acarició su mejilla con su mano…

 

Adalberto podía notar la extrema palidez del rostro de quien fuera el alumno de su amada Julia, notó la confusión en el más joven… más el escuchar los pasos acercándose, supo que debía hacerlo ya…

 

¿Qué pasa? – preguntó el menor… intentando alejarse para terminar con el toque del mayor…  justo en el momento en que tanto  su tío como el padre de Albert ingresaban a la habitación, Adalberto abofeteaba a Wolfram proponiéndole compromiso… la sonrisa en el rostro del más adulto que había llegado provocó un nudo en la garganta del menor… las pocas fuerzas que había recuperado volvían a abandonarlo…

 

¡Parece que la emoción fue muy fuerte! – comento el mayor, al ver como su hijo cargaba en brazos a su ahora prometido… ya que, ya sea por la debilidad o por temor, Wolfram no lo había rechazado… eso dejaba como respuesta entonces, que había aceptado.

 

¡Sabes que si mi sobrino no quiere, no voy a obligarlo! – murmuró Waltorana, acercándose a Wolfram, quien era acomodado sobre el lecho, por el heredero de los Grantz…

 

 

Notas finales:

Muchas Gracias por leer... espero leer su opinión...


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