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PERDIDOS por nurikosan

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 Han pasado varios meses desde que terminaron las guerras para los cinco chicos de bronce. Ahora es tiempo de paz y todos están deseando hacer lo que siempre han soñado: Shiryu quiere ponerse a estudiar, aunque no tiene muy claro que carrera elegir pues se debate entre filosofía o historia. Seiya se ha volcado en el orfanato con la ayuda del pequeño Shun, cosa que a Ikki no le agrada mucho aunque nunca se atrevería a prohibirle algo a su amado hermanito. Ikki por su parte quiere trabajar en alguno de los negocios que tiene la Fundación y Yhoga quiere montar una tienda de vinos de lujo, especialmente franceses, con la ayuda de Camus e Isaack.


Shiryu esta sentado en el salón estudiando las asignaturas de cada licenciatura y las distintas universidades que han admitido su solicitud de ingreso, cuando un ruido en la puerta le hace levantar la vista sorprendido.


- Hola Ikki, ¿qué tal te ha ido con Saorí? ¿Has encontrado algo que te guste hacer entre todos los negocios que posee el imperio Kido?


- Pues mira, si que lo he encontrado. Voy a empezar mañana en el negocio informático. Lo haré desde abajo, Saorí insiste en ello y por una vez debo reconocer que lleva razón.


- ¿Desde abajo? ¿Eso significa ser chico de los recados o algo así?


- No tan abajo, dragón. Empezare como programador, aunque no lo creas soy un hacha en la materia. ¿Y tú? ¿Ya has decidido que estudiar y dónde? – le pregunta al tiempo que se sienta en el sofá junto al moreno para coger los papeles que tiene en su regazo y echarles un vistazo.


- Si, al final me decanto por historia y por la universidad de Kyoto.


- Kyoto... eso esta muy lejos.


- No tanto, solo son unas cuantas horas de tren.


- Aún así esta lejos... te extrañare dragón.


- ¿A mí? ¿Tú me extrañaras? – pregunta mirándole fijamente con los ojos totalmente abiertos por la sorpresa- Siempre pensé que solo eras capaz de extrañar a tu hermano, que los demás te importábamos poco o nada.


- Eso no es cierto – murmura Ikki estudiando con interés el folleto de la universidad elegida por Shiryu- Vosotros sois importantes para mí, unos más que otros... Shiryu  no me gusta esta universidad para ti.


- ¿Qué? – vuelve a preguntar esta vez girando todo el cuerpo hacia el fénix para mirarle con verdadero asombro- ¿Cómo que no te gusta? ¿Qué quieres decir con eso?


- Pues lo que he dicho, que no serías feliz en este sitio... mira no tienen cuartos individuales, su biblioteca es bastante precaria, si en la mansión tenemos más libros que ellos, la piscina es pequeña....


- Ikki, voy a estudiar historia no a nadar, que la piscina sea pequeña no tiene la menor importancia para mí. En cuanto a los cuartos, vaya a la universidad que vaya siempre serán compartidos...


- Además, mira lo que pone aquí, no admiten visitas salvo un par de días al mes. ¿Qué va a hacer Seiya sin verte durante tanto tiempo?


- ¿Seiya? ¿Por qué te preocupa lo que sienta Seiya al no estar yo aquí?


- Pues porque... porque se ve a la legua que tenéis una amistad muy especial, los dos estáis muy unidos, parecéis hermanos.


- Solo somos buenos amigos, eso es todo. El esta enamorado de otra persona y afortunadamente para él es correspondido, y yo... bueno, yo lo estoy de un hombre, así que por ese lado no te preocupes que no le pasará nada.


- ¡Aja! – Exclama señalándole con el dedo triunfante- ¿Ves como no es buena para ti esta universidad? Si te vas a ella no verás a tu amado, eso te hará sufrir mucho ¿no crees?


- No más de lo que lo hace ahora.


- ¿Por qué dices eso? – pregunta el fénix con la mirada fija en la fotografía de la universidad sin verla en realidad.


- Porque para él no existo, solo soy uno más entre muchos. Así que el alejarme de él me vendrá bien, como suele decirse, la distancia y el tiempo lo curan todo.


Ikki guarda silencio durante un rato en el que pasa de un lado a otro las escasas hojas del folleto, perdido en sus pensamientos y sin darse cuenta de la mirada llena de amor y tristeza que el dragón le dedica. Mirada que rápidamente endurece en cuanto le ve levantar la cabeza para mirarle.


- Creo que me he quedado sin argumentos para convencerte de que te quedes aquí, en Tokio. – Se levanta con un débil suspiro y dándole el folleto sale de la habitación con las manos en los bolsillos dándole vueltas a las palabras de Shiryu.


- Ikki... – susurra Shiryu cuando se queda solo mirando la puerta por la que ha salido- ¿por qué tienes que ser tan ciego?


El fénix encamina sus pasos hacia la habitación de Shun, a la cual entra sin llamar para tirarse en la cama de este y abrazando la almohada mirarle con infinita tristeza.


- Hermano, ¿qué te ocurre? – pregunta Shun asustado al verle en semejante estado- Por tu aspecto parece que te ha pasado por encima un camión.


- Es Shiryu, se va a estudiar a Kyoto y yo no quiero que lo haga.


Shun se queda sin palabras durante unos minutos en los que procesa lo que acaba de decir su hermano mayor, reaccionado al cabo de los mismos sentándose a su lado en la cama.


- ¿Por qué no quieres que se vaya? – le dice con suavidad.


- Porque... porque... yo... – mira a Shun mordiéndose el labio inferior nerviosamente- ¿me prometes que no se lo dirás a nadie si te lo digo, hermano?


- Te lo prometo solemnemente.


- Bueno, pues allá va... amo a Shiryu. Me he dado cuenta de ello hace mucho tiempo, y no quiero perderle.


- ¿Perderle? Hermano, tú no puedes perderle por la sencilla razón de que no le tienes. Si no me equivoco nunca le has dicho que le amas, es más, me has hecho jurar que yo tampoco se lo diré así que dime ¿cómo vas a perder algo que nunca has tenido?


- Tienes razón, pero es lo que siento y no quiero dejar de verle todos los días, de escuchar su voz, de aspirar el suave aroma que deja a su paso...


- Me parece que eso solo puedes arreglarlo diciéndole lo que sientes por él.


- No puedo. Acaba de confesarme que esta enamorado de un hombre y que precisamente se va a otra ciudad para alejarse de él, ya que no le hace el más mínimo caso. El muy idiota, si supiera quien es ese tipo te juro que le arrancaría la piel con mis propias manos. Despreciar el amor de alguien tan hermoso y especial como Shiryu... con lo que yo daría por tenerlo...


- Hermano, ¿te ha dicho quien es ese misterioso hombre?


- No, solo que no le hace el más mínimo caso.


- Bueno, ¿entonces que te hace pensar que no eres tú?


- ¿Yo? ¿Cómo voy a ser yo, Shun?


- Veamos, Shiryu no sale de la mansión muy a menudo, por lo tanto podemos descartar a alguien de fuera. Seiya y yo estamos saliendo juntos, Yhoga e Isaack andan tonteando juntos, por lo tanto solo nos quedas tú.


- Eso es absurdo, podríais ser alguno de vosotros, al fin y al cabo tampoco le hacéis mucho caso en ese aspecto. Y por favor no me recuerdes que estas saliendo con ese pony loco. Shun ¿por qué no te enamorarías de alguien como Yhoga o incluso June?


- Es cierto, pero según tú él ha dicho que no le presta la más mínima atención, no que este saliendo con otra persona. Y de todos nosotros tú eres el que nunca le saluda ni se preocupa por como le van las cosas, mientras que él se desvive por ti en todo momento. Y en lo referente a Seiya es la persona que mi corazón ha elegido, así que no hay nada que hacer al respecto.


Ikki deja los ojos en blanco en un claro gesto de impotencia ante su último comentario y vuelve a centrarse en su principal problema.


- ¿Y cómo puedo decírselo? No puedo ir a buscarle y soltárselo como si nada.


. ¿Y por qué no? Solo tienes que volver junto a él y decírselo mirándole a los ojos.


- Shun, yo no puedo hacer eso. Soy incapaz de pensar coherentemente cuando me pierdo en sus hermosos ojos verdes. ¿Por qué diablos crees que estoy tan callado cuando él está presente?


- Bueno, siempre hemos pensado que lo haces porque eres huraño por naturaleza.


- ¡Eso no es cierto! – exclama levemente ofendido- ¡Y tú lo sabes!


- Hermano, lo único que yo se o mejor dicho, sabía hasta ahora, es que te desvives conmigo pero con los demás te cierras en banda, especialmente con el dragón.


- Pues no es así, si actúo de ese modo es porque me da miedo decir o hacer algo que no le guste. Además me quedo en blanco cuando se trata de hablar con él. Debo parecerte patético, soy capaz de enfrentarme yo solo a la ira de un dios pero no puedo hablar cinco palabras coherentes con el hombre que amo.


- Lo único que me pareces es que estas enamorado hasta la médula del dragón. – Guarda silencio unos minutos observando a su cabizbajo hermano mayor- Pero no te preocupes por nada, por una vez voy a hacer algo por ti. Seiya y yo nos ocuparemos de todo.


- ¿Qué no me preocupe estando ese burro con alas por medio? ¡Pero si es incapaz de hacer nada a derechas! Bueno, una cosa si que sabe: enfrentarse a los dioses y vencerlos, pero Shun, eso no me va a ayudar con el dragón.


- Vamos, no seas tan crítico con él. Seiya es un encanto de hombre y, al igual que tú, se desvive por mí.


- Eso espero, porque en el momento en que vea que es de otra manera, no dudare en cortarle las alas.


- ¿A quien vas a cortar las alas, pollo del infierno? – pregunta Seiya sentándose junto a Shun- ¿Qué estáis tramando los dos hermanos? Espero que no sea nada contra mí.


Antes de que Shun pueda responderle Seiya le da un largo beso que solo interrumpe cuando escucha el molesto carraspeo de Ikki.


- Mi hermano esta enamorado de Shiryu y no sabe como decírselo. Así que le he dicho que nosotros le ayudaremos en ello.


- ¿En serio? ¿De verdad estas enamorado del dragón? Vaya, vaya quien lo hubiera dicho, el gran Fénix sufriendo de amor, y nada menos que por... ¿cómo le llamas Ikki?... Ah si, la lagartija ciega.


- Shun, si no le haces callar ahora  mismo le arrancare la lengua con mis dedos.


- Vamos hermano, no te enfades. No puedes negar que le llamas así siempre que tienes ocasión.


- Es de forma cariñosa.


- Oh, claro claro – responde Seiya tratando de no soltar la carcajada ante el rostro desencajado de Ikki- De forma tan cariñosa que cada vez que se lo dices lo acompañas de un buen golpe en su cabeza.


Ikki se levanta furioso y se encamina hacia la puerta para salir de la habitación, aunque antes se gira hacia ellos desde el quicio de la misma.


- Me declarare a él y nos comprometeremos sin necesidad de vuestra ayuda, especialmente la tuya burro alado.


- Se fue – dice Shun mirando la puerta cerrada- Seiya, no debiste recordarle como le llamaba hasta hace bien poco. Mi hermano esta pasándolo muy mal, realmente esta enamorado de Shiryu.


- Pues que lo hubiera pensado antes de tratarle tan mal. El dragón hace bien yéndose a estudiar a otra ciudad, lejos de ese bruto sin sentimientos.


- Le prometí que le ayudaríamos, Seiya.


- Yo no quiero, Shiryu se merece alguien mejor que él.


- Puede que tengas razón, pero Shiryu le ama y tú no quieres que él sea desgraciado, ¿verdad que no amor?


- Ooh, esta bien. Sabes que no puedo negarte nada cuando me miras con esos ojos de cachorrito desamparado. A ver, ¿que has pensado que hagamos con esos dos?


- No se, ¿qué tal si los llevamos a una cita a ciegas?


- ¿Y como piensas organizarla? No podemos organizarla los dos por separado y al mismo tiempo, se darían cuenta en seguida.


- Tienes razón... tiene que ser otra cosa... algo que propicie que se queden solos en algún sitio...


- Podríamos encerrarlos en alguna habitación de la mansión, aunque me temo que con tu hermano tendríamos que usar la fuerza.


- Hmmmm... no tiene porque ser tan difícil.... encerrados en algún sitio solos... veamos... tiene que ser pequeño, oscuro, apartado, sin cobertura de móviles....


- ¿Y dónde vamos a encontrar un sitio así?


- Creo que ya lo tengo... Seiya, ¿recuerdas las cuevas donde íbamos a jugar de pequeños cuando nos escapábamos?


- Si, pero no podemos encerrarles en ellas, no tienen puertas.


- No, no tienen, pero  los únicos que conocemos sus laberintos somos nosotros dos, así que tú puedes llevar a Shiryu por una entrada, yo a mi hermano por otra y juntarlos en lo más profundo del laberinto, luego desaparecemos a toda prisa y que se apañen ellos solos. Tardarán algún tiempo en salir, pero al final darán con la salida y, si mi instinto no me falla, también con su amor.


- ¿Y si se pierden de verdad?


- Entonces iremos a buscarles y tendremos que aguantar la ira de mi hermano.


- No me atrae mucho esa idea, ¿sabes?


- Vamos Seiya, si fuiste capaz de manejarle cuando le dijiste que éramos pareja no tendrás ningún problema ahora.


- De acuerdo, de acuerdo, ¿cuándo lo ponemos en práctica?


- ¿Qué tal ahora mismo?


- ¿Ahora? ¿Y que excusa le doy a Shiryu para llevarle al fondo de una cueva? Bueno, puedo decirle que me ha llamado Miho diciendo que se han perdido unos cuantos niños. Tú e Ikki vais a buscar por el bosque y nosotros por la cueva.


- Jajajajaja, para que luego digan que no piensas – le coge el rostro entre sus manos y le besa dulce y apasionadamente- Vamos a ello, quizás podamos celebrar una boda doble.


- Vamos allá y que los dioses se apiaden de mi si esto sale mal.


Seiya salta de la cama y después de unos segundos baja corriendo las escaleras llamando a gritos a Shiryu, mientras Shun hace lo mismo con su hermano.


- Seiya, ¿qué pasa? ¿Por qué gritas de ese modo? ¿Qué te ocurre? – pregunta asustado Shiryu saliendo del salón a su encuentro.


- Es Miho, acaba de llamarme, dice que un grupo de niños se ha perdido. Los ha buscado por todas partes y no los encuentra, otros niños han dicho que iban a jugar en las cuevas y en el bosque. Tenemos que encontrarlos antes de que sea de noche.


- Dichosos muchachos...


Antes de que pueda continuar hablando Shun baja las escaleras corriendo seguido de Ikki que va poniéndose la cazadora.


- Seiya, mi hermano y yo iremos al bosque, vosotros id a las cuevas.


- Bueno, Shun ha decidido por nosotros. Vamos Seiya.


Los cuatro salen de la mansión corriendo a toda velocidad para separarse al llegar al linde del bosque. Los dos hermanos se internan en el mismo, mientras que el dragón y  pegaso continúan su carrera hasta llegar a una enorme gruta que se abre en la cara de la montaña.


- Espero que no hayan sido tan inconscientes de meterse aquí. Esto es un laberinto de pasadizos.


- No te preocupes Shiryu, yo los conozco como la palma de mi mano. Recuerda que siempre que podía venía aquí a jugar con Shun.


- Si, eso es cierto, pero que tú los conozcas no les va a servir de mucho a ellos si están perdidos en su interior.


Sin decir nada más ambos chicos se internan en la gruta. Seiya delante llamando a los chicos por sus nombres y Shiryu detrás alumbrando con una potente linterna que ha cogido antes de salir de casa.


- No contestan, quizás eso signifique que están en el bosque. Esperemos que esos dos tengan más suerte y los encuentren pronto. No quiero que la noche me sorprenda aquí, por muy bien que conozcas estos túneles.


- No sabía que te dieran miedo las cuevas, Shiryu.


- No me dan miedo, eso solo que no me gustan. Son oscuras, frías y sobre todo estrechas... tengo algo de claustrofobia.


- Que interesante.


- ¿Interesante? ¿Por qué dices eso? – pregunta intrigado el dragón.


- No, por nada. Solo me ha parecido curioso que me lo dijeras hoy cuando nos conocemos desde hace años, se supone que somos los mejores amigos del mundo que no tienen secretos entre ellos.


- Tú nunca me dijiste que amabas a Shun hasta que no estuvisteis saliendo juntos.


- Y tú nunca me has dicho que amas a Ikki y que te vas por su pasotismo hacia ti.


- ¿Cómo sabes eso? – pregunta el dragón deteniéndose de golpe con los ojos totalmente abiertos por la sorpresa.


- Todos lo sabemos Shiryu, no hace falta más que ver como le miras cuando estáis en la misma habitación, o como te apresuras a satisfacer sus más insólitos pedidos... pero si a veces pareces su criado.


- Eso es cosa mía. Además, como bien has dicho me marcho para cortar por lo sano.


Seiya sonríe al escuchar un leve ruido por delante y sin dudarlo se aparta hacía la pared de la cueva fingiendo que tiene que vaciar la vejiga.


- Sigue tú Shiryu, en unos minutos me reúno contigo.


- Siempre tan inoportuno... – echa a andar con la linterna por encima de su cabeza para que pueda ver el círculo de luz sin problemas cuando termine.


En cuanto el dragón desaparece al doblar un recodo Seiya retrocede a toda velocidad el camino andado hasta la salida sin equivocarse en ningún momento de pasillo, para sentarse a esperar a Shun.


Por su parte los dos hermanos han atravesado en línea recta el bosque para desembocar en escasos minutos ante otra gruta en otro lateral de la montaña. Sin dudarlo Shun se ha metido en su interior siendo seguido por Ikki, quien ha encendido su cosmos para alumbrar el pasadizo. Ambos hermanos van andando, mirando en cada recoveco y pasillo, siempre con Shun como guía, hasta que este escucha las voces de Seiya y Shiryu de forma muy débil pero inconfundible. Echa un vistazo para cerciorarse de que Ikki no ha oído nada, e inmediatamente pone en práctica el mismo truco que Seiya para dejarle avanzar solo. Cuando Ikki desaparece de su vista Shun echa a correr atravesando varios túneles para llegar a la salida donde Seiya le esta esperando sentado en el suelo con una gran sonrisa en su rostro.


- Ya esta hecho – dice este tumbándose y apoyando la cabeza en el regazo de su amado peliverde- Ahora a esperar a que se encuentren y ver que pasa.


Y efectivamente, Ikki y Shiryu se dan de bruces al doblar ambos un recodo del pasillo que están siguiendo.


- ¿Pero que haces aquí? – pregunta Shiryu con el ceño fruncido- ¿Acaso habéis encontrado a los niños?


- No, por eso nos metimos aquí. ¿Y vosotros habéis tenido mejor suerte?


- Nada. Por cierto ¿dónde esta Shun?


- Se quedo un poco más atrás aliviándose la vejiga. ¿Y Seiya?


- Lo mismo. – Shiryu se gira y enfoca con el foco el pasillo sin ver ninguna señal de Seiya- Me parece que esos dos nos han gastado una broma pesada. De Seiya no me sorprende, pero ¿Shun?


Ikki mira tras él y efectivamente constata que su hermano no esta, por lo que se vuelve suspirando y encogiéndose de hombros ante Shiryu.


- Imagino que sabrás salir, ¿no dragón? Porque mi querido hermanito me ha traído por un laberinto que soy incapaz de recordar.


- Pues va a ser que no, Seiya ha hecho lo mismo conmigo. Cuando le pille se va a enterar, sabe que no me gustan las cuevas.


Ikki asimila rápidamente esa información e intensifica más su cosmos para hacerlo más luminoso, acercándose a continuación a Shiryu protectoramente.


- No sabía que no te gustaran. Pero no tienes nada que temer, entre los dos encontraremos la salida. Solo tenemos que tratar de retroceder uno de los dos caminos.


- Si, supongo que tienes razón. ¿Cuál desandamos? ¿El tuyo o el mío?


- El tuyo por supuesto. Estoy seguro que tienes mejor memoria que yo.


- Yo no lo estaría. Bien vamos allá.


Shiryu comienza a desandar el camino con la linterna apagada, pues con el resplandor que produce Ikki es más que suficiente. Al cabo de un buen rato el dragón se detiene y con los hombros caídos se vuelve a su compañero de armas.


- Lo siento, soy incapaz de recordar por donde ir. Todos estos pasadizos me resultan iguales, no se por donde girar.


- No tiene importancia, ven vamos a sentarnos un rato. Descansemos y verás como después logras recordar el camino correcto.


Ambos se sientan en el frío suelo con la espalda apoyada en la pared de roca. Shiryu echa la cabeza hacía atrás suspirando y cerrando los ojos, mientras Ikki se limita a contemplarle embobado. Al cabo de un rato el dragón comienza a temblar por lo que Ikki se pega a él pasándole un brazo por la cintura para atraerle hacia si.


- Ikki, estate quieto. Suéltame. No soy un niño pequeño para que tengas que abrazarme protectoramente.


- Estas temblando de frío, solo pretendo calentarte con mi cosmos, vamos Shiryu déjame hacerlo.


El moreno no replica nada, simplemente se limita a encogerse contra el fuerte cuerpo del Fénix, apoyando la mejilla en su pecho, sobre su corazón, de modo que en pocos minutos tiene la respiración perfectamente sincronizada con el latido de este.


Ikki, por su parte, apoya con suavidad la mejilla en la cabeza del dragón. Cierra los ojos y disfruta de la suavidad del cabello de este aspirando su aroma profundamente.


- Siempre me he preguntado que champú usas para tener un aroma tan delicioso.


- Champú con extracto de jazmín y proteínas de seda. ¿Y tú, Ikki? ¿Qué loción usas para después del afeitado que todavía perdura su agradable aroma?


- Old Shaids, el frasco blanco. Y ahora que se que te gusta no dejare de usarla nunca.


- Lo mismo haré con el champú.


- Shiryu, quédate a estudiar en Tokio. No te vayas a otra ciudad.


- No puedo, no quiero sufrir más, no puedo seguir viéndote cada día sabiendo que nunca seré para ti más que un simple amigo.


- Eso no es cierto, eres mucho más que eso.


- Vaya, eso es nuevo – levanta el rostro para mirarle sin apartarse ni un centímetro de su cuerpo-. Dime Ikki, ¿qué soy para ti?


Ikki le abraza con más fuerza, le mira a los ojos y con infinita suavidad le aparta un mechón de negro cabello del rostro.


- Eres el hombre que amo, la persona que más me importa en el mundo, y la única que es capaz de dejarme sin palabras y sin fuerza con solo mirarme.


Shiryu levanta un brazo y le acaricia la mejilla con dulzura, delinea con la yema de sus dedos el perfil de Ikki, recorre con ellos la pequeña cicatriz de su ceño, perfila el puente de su nariz y la forma de sus labios.


- Ikki, si es una broma me va a doler mucho cuando salgamos de aquí.


- No es una broma Shiryu. Te amo desde hace mucho tiempo, pero nunca he podido decírtelo por la sencilla razón de que pierdo todos mis sentidos cuando estoy ante ti.


- Ahora no los has perdido.


- Sí los he perdido, pero el saber que puedo perderte para siempre si no te declaro mi amor puede más que la enorme indefensión que siento.


Shiryu guarda silencio durante unos minutos en los que no aparta la mirada de su rostro, tratando de averiguar por su expresión y por su mirada si le esta tomando el pelo o, por el contrario, es totalmente sincero.


- ¿Y que ha pasado con la lagartija ciega? – le dice apartándose de su lado con suavidad- ¿Cuánto tiempo volverás a llamarme por ese despectivo nombre? ¿Cuánto tardarás en golpearme de nuevo en la cabeza? ¿O en marcharte? Dime Ikki, ¿cuánto tiempo aguantarás en la mansión o en la ciudad viviendo junto a mí?


Se levanta con un suspiro y se aleja unos pasos para darle la espalda con los brazos cruzados sobre el pecho. La mirada perdida en la oscuridad del pasillo que tiene ante si, las lágrimas deslizándose lenta y silenciosamente por sus mejillas.


- ¿Por qué ahora, Ikki? ¿Por qué has tenido que ser traído a mi lado con engaños para decirme que me amas? Por mucho que te azores ante mí, por muy nervioso que te pongas por mi presencia, podías haberme dado un mínimo indicio de lo que sentías hacía mí. Pero nunca lo has hecho, al contrario, no has dejado de aprovechar cualquier oportunidad para meterte conmigo. Quiero creerte, deseo creerte pero tengo miedo de que esto sea uno más de tus caprichos.


Ikki se levanta y se acerca a él para abrazarle por la cintura y apoyar la barbilla en uno de sus hombros suavemente. Acerca los labios a su oído y le susurra sus siguientes palabras con el corazón latiéndole a mil.


- Te amo Shiryu, siempre serás mi amada lagartija ciega, una lagartija a la que deseo hacer feliz el resto de su vida, una lagartija a la que quiero cuidar y a la cual llevare siempre en mis viajes o te juro que no me moveré de aquí.


Le besa en el cuello y con suma lentitud le gira hasta que tiene su rostro frente al suyo. Lame sus labios con suavidad para restañar sus lágrimas con los suyos con mucha dulzura. Sus manos acarician su cintura unos segundos para deslizarse a continuación por su espalda en delicados círculos.


- No quiero perderte Shiryu, aunque eso signifique matricularme en esa universidad para estudiar historia junto a ti.  Te amo, te amo con todo mi ser, y estoy dispuesto a hacer cualquier cosa que me pidas para demostrártelo. Pídeme el sol y la luna y en cuestión de segundos los tendrás a tus pies.


- No quiero el sol ni la luna, solo quiero tu amor. Quiero que me abraces, que me beses, que me cubras de caricias, que me digas que me amas, que soy lo más importante para ti. No me importa que me des algún que otro coscorrón o que me llames lagartija ciega si lo haces con cariño... como acabas de hacer ahora mismo. Solo quiero vivir junto a ti con la seguridad de que nunca me dejaras atrás.


- Todo eso ya lo tienes mi amor, lo tienes desde hace mucho tiempo. He sido un imbécil por no haber sabido hacértelo ver antes... mi amado dragón no me abandones... moriré sin ti a mi lado.


- Ikki... – susurra su nombre cogiendo su rostro entre sus manos con suavidad- te amo. Espero no tener que arrepentirme de esto en el futuro, pero te amo con locura y ahora que se que soy correspondido no me apartare de tu lado nunca, o al menos hasta que tú me digas que ya no me quieres junto a ti.


- ¿Entonces no te irás a Kioto a estudiar?


- No, no me iré. Me matricularé en la universidad de aquí, si es que conseguimos salir de esta horrible cueva algún día.


Ikki sonríe al escuchar sus palabras y como reacción a las mismas le atrae hacía si para besarle hasta quedarse sin aire.


- ¡Ikki! – exclama el dragón totalmente enrojecido- ¡Ten más cuidado!


- ¿Por qué debo tener más cuidado? ¿Acaso no te ha gustado?


- Si que me ha gustado, pero es que yo no... no....


- ¿Tú no qué, Shiryu? ¿Estás intentándome decir que eres virgen?


- Si, así es. Nunca he estado con nadie, y nunca he besado de este modo... tendrás que enseñarme... – pega su cuerpo al del fénix mientras traza círculos en su pecho con el índice- pero despacio... sin prisas... tenemos todo el tiempo del mundo... aquí nadie nos molestará...


- Será un placer impartirte tu primera lección...


Sin decir nada más Ikki vuelve a fundir sus labios con los del dragón mientras sus dedos comienzan a desabrocharle la camisa lentamente. Solo se separa cuando llega al último botón para echar ambas partes hacia atrás y deslizar las mangas por sus brazos.


- Tu cuerpo es precioso – le susurra acariciándole el pecho- cada vez que te librabas de la armadura me quedaba contemplándote sin respiración. Y cada vez que te lastimaban me sentía morir por dentro.


- Ahora es todo tuyo... te pertenece por entero... del mismo modo que el tuyo es mío... siempre he admirado tus fuertes brazos, me moría por perderme entre ellos, por apoyar la mejilla en tu pecho...


Shiryu coge el bajo de la camiseta de Ikki con dedos temblorosos y tira del mismo hacia arriba para quitársela por la cabeza y lanzarla sobre su camisa. Con el rostro totalmente enrojecido hasta la raíz del cabello comienza a cubrir de tímidos besos el fuerte pecho tanto tiempo anhelado por él.


- No lo haces mal para ser tu primera vez... sigue así mi amor...


Ikki le abraza y hunde sus dedos entre las sedosas hebras negras del cabello del dragón suspirando con cada delicado beso que recibe de este. Después de unos minutos desliza las manos por la fina cintura de este y le desabrocha el pantalón para deslizarlo por sus piernas junto con la ropa interior al tiempo que se arrodilla ante el moreno.


- ¿Te gusta lo que ves? – pregunta nervioso Shiryu ante el silencio y la quietud del peliazul-  Te he defraudado, ¿verdad? Seguro que pensabas que estaba mejor dotado o algo así...


- Sshhhh... – le dice alzando una mano y poniendo el dedo índice sobre sus labios-, estas muy bien dotado, y muy bien formado... vaya que si... así que no vuelvas a decir semejante tontería. Solo estaba familiarizándome con tu aroma...


Sin decir nada más Ikki comienza a lamer la creciente erección de Shiryu, le sujeta por la cintura con un brazo mientras con la mano libre acaricia sus firmes nalgas y sus muslos. De pronto siente como estos comienzan a temblar, por lo que incorporándose y sin apartar la mirada de su amado se desprende del resto de ropa que le queda y juntándola con la de él la acomoda de forma que improvisa un lecho para su moreno. Le coge en brazos y le tumba delicadamente sobre las prendas para separarle las piernas y acomodando la cabeza entre ellas coger su pene por la base y engullirlo de una sola vez, lo que provoca un gemido por parte del dragón.


Shiryu arquea la espalda y separa las piernas todo lo que puede buscando darle toda la libertad de movimientos posible. Apoya las manos temblorosas sobre la cabeza del peliazul, hundiendo los dedos en su corto cabello, revolviéndoselo y presionando cada vez más, indicando de ese modo que esta próximo al orgasmo.


Ikki responde a sus indicaciones aumentando el ritmo de sus succiones y el movimiento de su lengua sobre el delicioso glande del moreno, hasta que al cabo de unos minutos siente como su boca es llenada con una deliciosa explosión de semen. Ávidamente traga todo, hasta la última gota para incorporarse y besar a un enrojecido dragón.


- Ya sabía yo que sabrías delicioso... ahora lame mis dedos... anégalos con tu saliva...


El mayor introduce los dedos índice y corazón en la boca de Shiryu que comienza a lamer ambos sin apartar la mirada de los ojos de su amado pájaro. Cierra una mano alrededor de la muñeca del fénix para chupar con más comodidad hasta que su saliva resbala por toda la mano de Ikki hasta alcanzar la suya propia.


- ¿Suficiente? – pregunta en un susurro.


- Suficiente... y ahora mi amor relájate... esto te dolerá un poco...


Shiryu asiente en silencio con un leve movimiento de cabeza y separando las piernas se ofrece por entero a su Ikki. Este por su lado baja la mano hasta su entrepierna y con suma delicadeza desliza el dedo índice en el interior del ano del dragón para empezar a moverlo circularmente muy lentamente.


- Duele... – gime Shiryu cerrando los ojos y aferrándose al cuello de su amado- pero sigue...


- Relájate, no opongas resistencia... – le besa los labios y las mejillas amorosamente- lo estas haciendo muy bien...


En pocos minutos introduce el segundo dedo arrancando un nuevo gemido de dolor de su dragón, pero lejos de detenerse continúa con los lentos movimientos circulares. Cuando considera que esta preparado saca los dedos y se coloca entre su piernas.


- Agarrate a mí... voy a entrar en ti... será doloroso... pero te prometo que pronto pasara...


- Confío en ti, se que no me lastimarás más de lo necesario...


Ikki guía su palpitante sexo hasta la dilatada y ansiada entrada de Shiryu y una vez posicionado comienza a hundirse poco a poco en ella. Se detiene unos segundos con cada centímetro que entierra en él hasta que por fin llega al final.


Shiryu, por su lado, se ha aferrado con fuerza a la espalda de Ikki, tanto que le ha clavado las uñas profundamente a causa del dolor que siente con cada movimiento. Las lágrimas se deslizan con libertad propia por sus mejillas siendo incapaz de detenerlas. Sus piernas totalmente separadas y temblorosas, los pies con los talones dolorosamente clavados en la tierra que cubre el suelo de la cueva y la respiración muy agitada.


- Ya esta... ya esta... – le dice bebiendo sus lagrimas delicadamente y cubriendo de besos su hermoso rostro- tranquilo amor... tranquilo... ahora voy a empezar a moverme... si en algún momento quieres que pare dímelo y lo haré...


Después de un dulce beso Ikki comienza a moverse en el interior del dragón con sumo cuidado. Apenas lanza un débil gemido de dolor cuando nota como le araña la espalda con las uñas pero no le dice nada, simplemente le cubre de besos el rostro.


Shiryu por su parte siente como si el dolor le fuera a partir en dos, por lo que no puede evitar lanzar un doloroso grito que resuena en la bóveda de piedra con un fuerte eco. Hunde el rostro en el cuello del fénix, respirando entre cortadamente y desgarrándole profundamente la espalda con sus uñas de forma automática. Muy lentamente el dolor comienza a desaparecer, por lo que afloja el agarre de sus brazos y manos para empezar a relajarse y disfrutar cada vez más de sus embestidas.


Ikki sonríe al darse cuenta del cambio producido en la actitud del moreno, y aumenta levemente la fuerza y velocidad de sus acometidas. En unos minutos la respiración de ambos está perfectamente acompasada, al igual que el movimiento de sus cuerpos.


- ¿Mejor? – pregunta el fénix sin dejar de moverse


- Mucho mejor... me encanta... no te detengas ahora... quiero sentir tu calor... quiero llenarme de ti...


- A tus ordenes... mi amor...


Ikki aumenta aún más la velocidad de sus caderas, mientras Shiryu rodea la cintura de este con las piernas, como si quisiera evitar que se escapara. Sus gemidos han pasado de expresar dolor a un delirante placer, sus labios recorren el rostro y el cuello del fénix sin cesar, buscando el continúo contacto con los suyos y con su piel. Sus manos se deslizan sedientas de caricias desde la nuca hasta las fuertes nalgas del peliazul, deteniéndose sobre las mismas para apretarlas con fuerza y deseo.


El fénix desliza una mano por el cuerpo del dragón hasta alcanzar su pene para masturbarle a la misma velocidad de sus embestidas. Shiryu en respuesta lanza un grito de placer y aumenta el movimiento de sus caderas buscando ser penetrado más profundamente aún si cabe.


- Vamos dragón... estoy a punto... vayámonos los dos juntos... al mismo tiempo... avísame cuando estés listo...


Los gritos y gemidos de ambos son incontrolables, los pasadizos resuenan con el eco de los mismos, el sudor cubre sus cuerpos, los labios de los dos se funden en interminables besos que prolongan por sus cuerpos.


- Ya... – gime Shiryu ahogadamente- no puedo más... Ikki... Ikki... vamos... ya...


Ikki arquea la espalda y echando la cabeza hacía atrás explota en el interior del dragón con toda su fuerza, gritando su nombre mientras siente como este baña su mano y abdomen al irse prácticamente al mismo tiempo que él. Después de un último espasmo de placer se deja caer sobre él agotado para apoyar la mejilla en su pecho y abrazarle amorosamente.


- Te quiero – susurra besándole la piel- te amo con locura, mi pequeña lagartija.


- Yo también te amo – responde el dragón acomodándose bajo su cuerpo con un suspiro mezcla de placer y agotamiento.


Permanecen quietos durante un largo rato, tras el cual Ikki sale cuidadosamente de su interior y buscando en los bolsillos de su pantalón saca un paquete de pañuelos de papel con los que limpia primero a su dragón y luego se limpia él mismo.


- Creo que deberíamos vestirnos e intentar salir de aquí una vez más.


- Si, aunque me temo que tendrás ayudarme... estoy bastante dolorido.


Ikki le da un beso en la frente como única respuesta y cogiendo su ropa le ayuda a vestirse. Cuando termina se viste él mismo y antes de que Shiryu acabe de ponerse en pie le coge en brazos y echa a andar por el pasillo que se abre ante ellos con su cosmos encendido.


- Gracias, creo que me va a gustar mucho ser tu pareja... eres muy atento y delicado conmigo...


- Te mereces todo lo mejor y pienso compensarte con creces por todo el tiempo que hemos perdido por mi culpa.


Shiryu acaricia suavemente la mejilla de Ikki para apoyar la mejilla en su pecho y dejarse llevar con los ojos cerrados.


Al cabo de una hora en la que no deja de dar vueltas el fénix consigue encontrar el camino correcto para salir del laberinto de grutas. Una vez fuera comprueba que esta amaneciendo y con delicadeza acomoda al dragón entre sus brazos de forma que el sol no le de directamente en los ojos, para a continuación acercarse a su hermano y a Seiya que se han quedado dormidos estrechamente abrazados en el suelo. Después de contemplarlos unos segundos con una sonrisa, los despierta moviéndoles bruscamente con el pie.


- ¡Arriba! – les grita- ¡Malditos estúpidos! ¿Es que queríais dejarnos encerrados de por vida en esa maldita cueva?


Seiya es el primero en levantarse de un salto y en ponerse delante de Shun con intención de protegerle de la fingida ira del fénix. Shun por su parte se sienta en el suelo y después de frotarse los ojos sonríe al ver la imagen de su arisco hermano cargando delicadamente con el dragón.


- Parece que nuestra idea ha dado resultado, Seiya. ¿Ves como te dije que no tenías que preocuparte por nada?


- Pues yo no le veo muy contento, me esta mirando como si quisiera estrangularme.


- ¡Y eso es lo que haría si no tuviera las manos ocupadas, pony del infierno!


- No grites tanto amor – murmura Shiryu acurrucándose más contra su cuerpo- Gracias a ellos estamos juntos... llévame a casa... quiero dormir en una cama de verdad abrazado a ti.


- Ya podéis agradecerle a Shiryu que os deje vivos, porque de lo contrario os daría una buena somanta a ambos por semejante broma pesada.


Dirige una última mirada furibunda a ambos chicos seguida de un rápido guiño para encaminar sus pasos hacia la casa, siempre pendiente de que su preciosa carga vaya perfectamente cómoda.


- Por un momento creí que iba a arrancarnos la cabeza... tu hermano es un animal, no se como Shiryu ha podido enamorarse de él.


- Los misterios del corazón Seiya. El tampoco entiende como puedo amar a alguien tan atolondrado como tú, pero la verdad es que es así. Dicen que los opuestos se atraen, y quizás sea cierto. ¿Quién sabe? El caso es que los cuatro por fin estamos felices con las parejas que hemos escogido. Y hablando de estar feliz, ¿qué tal si volvemos a casa y me das uno de tus ricos masajes? Tengo la espalda molida de dormir en el suelo.


- Será un auténtico placer... además me muero por probar un aceite nuevo que he comprado y que me han asegurado que es afrodisíaco, aunque sinceramente, ni tú ni yo necesitamos ese tipo de ayudas cuando estamos a solas...


Seiya rompe a reír feliz ante la divertida expresión que muestra el rostro de Shun, y pasando un brazo por la cintura de este se pega a su cuerpo para seguir los pasos de su cuñado hasta la casa que comparten con una sola idea en la cabeza: encerrarse en su habitación y masajearse mutuamente.


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