La noche caía oscura sobre la inmensa ciudad, las nubes cargadas seguían escondiendo las estrellas lejanas, las contemplo un momento mientras veía por la ventanilla de su auto, se dirigía hacia la última casa de su padre.
La marcha fúnebre se alzó para despedir aquel que fue un buen hombre, el cielo solo sollozaba ahora... él ya no lloraba, seguía latiendo en sus oídos esa promesa... esa palabra dada, acabaría con aquellos que mataron a su padre, había aceptado esa misión, no descansaría hasta que los descendientes de ese hombre terminaran en la calle, como alguna vez ellos lo estuvieron.
Se agachó con pesadez mientras tomaba un puñado de tierra mojada y lo arrojaba sobre el féretro que descendía... que se sumergía en la tierra, era la despedida y lo sabía... una mano en su hombro le dio un poco de consuelo, era su tío Kiyoshi, un hombre ya mayor, tan parecido a su padre y un poco a él mismo, que se había hecho cargo de ellos, desde niño, desde que cayeron en la ruina, que le había proporcionado educación, no la mejor, pero siempre estuvo ahí para ayudarlos, ese hombre también le había envenenado el corazón, tomando la venganza como ley.
- Vamos, debemos volver a casa... se avecina una tormenta mayor- dijo el hombre clavando sus ojos en el joven.
- Esta bien... - se incorporó para emprender la salida del cementerio- Tío tienes que ayudarme- mas que una suplica parecía una orden, ese tono frío en su voz lo delataba y ese hombre comprendió lo que significaban esas palabras.
*~*
Estaba sentado cambiando el control remoto sin ver nada en especial por el televisor, simplemente estaba perdiendo el tiempo, cuando llegó su Tío ¿Sonriendo? Volvió sorprendido y un tanto molesto.
- ¿Qué pasa?- reclamó mientras apagaba la televisión.
- Mira lo que tengo- un sobre elegantemente decorado se extendió ante su vista, era una invitación.
- Habrá una reunión esta noche, Kouyou asistirá seguramente, pensé que tu... - se detuvo… tal vez no era el momento, ese mismo día habían enterrado a su hermano, su sobrino debía estar destrozado y el solo podía apresurar las cosas - Mejor esperamos otra ocasión- tiró el sobre una pequeña mesa de centro hecha de madera que hacia juego con la sala del mismo color.
- No, asistiré... - dijo fríamente- No perderé esta oportunidad.
- Bien.- respondió Kiyoshi en tono triunfante.
*~*
Un bostezo tras otro, mientras una mano sostenía su cabeza con un gesto serio denotando su amplio fastidio, tenia los ojos fijos al frente, clavando su mirada en el interlocutor, un hombre anciano que exponía frente al grupo, ¿De qué? Realmente ni Dios sabia, estaba sentado en la silla principal de una larga mesa encabezando una aburrida reunión de accionistas.
Miro por la ventana el hermoso paisaje, las nubes oscuras se entretejían en un velo espeso, un manto que opacaba las brillantes estrellas de noches anteriores. Aflojó un poco su corbata, odiaba ese atuendo formal, si por él fuera iría a la oficina en jeans y polera, pero eso no estaba dentro de las opciones de un ejecutivo de su categoría.
A sus 29 años él era el socio mayoritario de una importante empresa de bienes raíces, la mas reconocida en todo Japón, la cual había pasado generación tras generación perteneciendo a su familia... Maverick Corp.
El expositor continuaba en el monologo tedioso en lo que se habían vuelto sus palabras, ¿Por qué no iban al grano y le ahorraban el aburrimiento? Esa reunión era para decidir la fusión de Maverick con varias corporaciones menores, a la cual varios se habían negado, hasta él había votado en contra, su padre hubiera hecho lo mismo, negarse ante tal acción, pero ahora lo consideraba bueno, su empresa crecería en un 200%, contaría con mayor capacidad, instalaciones y sobre todo solvencia económica, su parte social aumentaría de un 56% a una 78%, se vería realmente beneficiado… pero el poder acarrea responsabilidad y lo que menos deseaba en su vida era terminar sus días en la cima de un rascacielos asistiendo a más juntas aburridas.
La junta terminó con la espera de su aprobación del proyecto propuesto minutos antes, pero su respuesta fue la de siempre, un rotundo no, por mas campañas y propuestas de dichas empresas, la respuesta siempre era la misma, aunque quedaba en el aire la misma duda, ¿estaba en lo correcto? Sabía que seguirían insistiendo, así que tendría tiempo para decidir.
Y con la misma rapidez que todos llegaron, la sala se vació, a diferencia de dos rostros que se mostraban confundidos por tal decisión, para bien o para mal, su voto era la última palabra. Unos ojos inquisidores se posaron en él varios segundos, antes de salir como el resto, ese tipo de cabellos grises y ojos fríos era Souta, su enemigo declarado, el cual no pararía hasta despojarlo de la presidencia.
Todos salieron pero él seguía ahí, sentado con un cruce de piernas bastante provocativo, tenia la gracia de la juventud recorriendo su ser a pesar ya de tener 27 años sobre su cuerpo… era un joven muy atractivo, con sus inconfundibles cabellos castaños claro y sus carnosos labios… que para más de alguno se les hacían realmente apetecible. Su única compañía lo observó un minuto más, cualquier mujer podría caer fulminado con una sola sonrisa de ese chico... cualquier hombre daría lo que fuera por poseerlo...
Junto a él, como siempre a su lado derecho, en toda reunión o cita de negocios, estaba su fiel asistente. Llevaba 2 años a su servicio, desde que su padre murió y Uruha, como le decían sus amigos, tuviera que asumir el mando de los múltiples negocios familiares... además podía contarlo entre sus más allegadas amistades.
- Uruha, tienes una cena esta noche en casa del Sr. Koguchi, es un evento social importante- enfatizó. El castaño tenía poca vida pública, odiaba las apariencias, por lo que era conveniente aprovechar las invitaciones de gente importante como lo era el dueño de Empresas Sic.
- ¿Hora?- cuestionó, dejando la ventana para posar su vista en su amigo pelirrubio. Takanori era su nombre, pero ambos siempre se llamaban por sus apodos, salvo en situaciones en la empresa donde realmente ameritaba formalidad.
- 8.30.
- Bien...
- Uruha... se puntual.- sonrió el chico en forma graciosa.
Ruki levantó la vista del pequeño cuaderno y la fijó en su jefe-amigo, lo conocía a la perfección, una amistad de varios años le daba la razón, así que solo basto un segundo más para escuchar una sonora carcajada entibiando el ambiente- ¡Lo sabia!- exclamó - La seriedad no va contigo tonto-
Una sonrisa picara apareció matizando al dulce castaño al tiempo que se levantaba de su asiento y aflojaba un poco mas su incomoda corbata.
- ¿Tengo que asistir?- preguntó tiernamente, como si con eso el mundo pudiera decirle que no y perdonarle esa salida.
- Vamos Shima... tienes que asistir, le conviene a la compañía mantener relaciones con otros ejecutivos- sentenció su amigo.
- Bueno bueno...- dijo con un gesto de resignación en el rostro... – Taka… hace tiempo que no disfruto de un día, vivo encerrado en las paredes de mi oficina, escuchando como va la bolsa de valores... números y más números- caminó por el lugar como un animal enjaulado, así se sentía, esa seria una buena descripción de su estado, ya no reía como antes… se sentía preso - Me gustaría escaparme de todo esto, no se que pensó mi padre al dejarme a cargo, yo no sirvo para los negocios, lo mío es la fotografía, los paisajes, la libertad, necesito sentirme libre y tengo claro aquí jamás lo seré.
- Lo se... aun recuerdo cuando estábamos en el colegio y nos tomabas fotos a Satoshi y a mi haciendo cualquier estupidez, siempre te encantó hacerlo- sonrió Ruki ante el recuerdo de tiempos pasados.- Pero creo que tu padre sabia lo que hacia y ten por seguro que esta orgulloso de ti.
- Lo dudo- bajó la vista melancólico- El me odiaba por mi condición... tu y Sato son lo único que tuve y lo único que tengo... - una tristeza opacó sus brillantes ojos, siempre era alegre pero al hablar de su encierro y del desprecio de su padre, no podía evitar sentirse triste.
- No somos lo único, tal vez por el momento, pronto llegara un buen chico que te quiera de verdad.- comentó el pequeño tiernamente, mientras removía el cabello de su amigo.
- Tienes razón... hay que pensar positivo... - la alegría volvió a su rostro en forma de una sonrisa radiante.
- Ese es el Kouyou que conozco. – Ruki se aferró al brazo de su amigo en señal de apoyo- Uruha tu mereces ser feliz, más que nadie en el mundo- le dejo un pequeño beso en la mejilla a su amigo aunque pareciera demasiado gay, pero para ellos era normal - Te propongo que pasemos por Sato y vallamos a comer... ¿Te parece?
- Perfecto.
*~*
El cielo se oscurecía conforme la noche caía sobre la ciudad... Ya no llovía, pero las densas nubes ocultaban la vivacidad de la luz.
En solo una hora lo conocería en persona, no podía evitarlo estaba ansioso... no mas fotos ni recortes de revistas, esa noche lo tendría frente a frente.
Se acomodó el nudo de su corbata con rapidez, mientras revisaba su aspecto frente al espejo, no podía negarlo lucia simplemente irresistible... se había vestido para la ocasión con un traje de tres piezas, no de marca, pero si muy elegante, tampoco iba a arrojar la casa por la ventana solo para conocer a Kouyou, aunque el rubio encajaba perfecto en cualquier ropa, tenia porte y presencia. Echó el último vistazo a su aspecto y sonrió complacido.
- Será una noche larga... aprovéchala- murmuró su tío al verlo dirigirse a la puerta. Estaba sentado en uno de los sillones con la luz de la habitación apagada, así que no podía distinguirse su gesto entre molesto y alegre ni el humo de su cigarrillo elevarse con lentitud.
- Lo haré- respondió secamente, tomó el abrigo del perchero y salió, no sin antes de inyectarse valor para lo que vendría.
*~*
No podía negar que la mansión del Sr. Koguchi era enorme, con hermosos jardines y un salón de fiestas decorado majestuosamente, nunca había estado ahí, así que estaba de más decir que estaba impresionado. Aunque a decir verdad no estaba ahí por gusto, después de argumentarle un rato a Ruki de lo insoportables que se le hacían ese tipo de reuniones sociales sin éxito alguno, se había rendido, así que sin mucho animo se había puesto un buen traje y peinado decentemente, ya que su look habitual era bastante juvenil.
Miró alrededor con la esperanza de encontrar alguna cara conocida, pero nada, aunque no sufrió mucho de soledad, ya que un par de bellas jóvenes lo interceptaron en su llegada, tomándolo de ambos brazos con la firme intención de tenerlo como compañía durante la elegante fiesta.
- Buenas noches Señorito Kouyou...- saludaron las chicas a la par.
- Buenas noches Señoritas...- respondió con nerviosismo, lo menos que deseaba, era ser el centro de atención.
Shima solo sonrió con pesadez dejándose guiar entre los invitados.
*~*
Arribó al lugar abrumado por el aire tan distinto que se respiraba, era aire cargado de riqueza y despreocupación, muy pronto sentiría lo que era ser uno de ellos, uno de esos tanto invitados forrados de dinero... a su alrededor solo había persona de gran renombre.
No pudo impedir pensar en esos días de su niñez... en su época de aristócrata.... si su padre jamás hubiese perdido todo por culpa del padre de Takashima, aun estaría vivo, y ese pensamiento era lo que le hacia odiar mas a los de su familia… si no fuera por eso… su vida hubiese sido tan diferente.
Giró el rostro a todos lados con disimulo, esperando verlo entre la gente, con esa sonrisa confiada y tonta con la que siempre aparecía en las revistas, hasta que lo encontró sumergido en un círculo de señoritas platicando amenamente, le miró con desagrado y en un instante sintió que el susodicho también lo observaba, era el momento, se decía mentalmente mientras que con paso lento se dirigía a ese lugar, cualquier excusa seria buena para abordarlo, no le faltaría elocuencia al hablar para persuadirlo, con ello se daría todo lo demás - Todo lo demás – recalcó su voz interior, si los rumores de la homosexualidad del castaño eran ciertos, seria fácil el resto...
*~*
- ... y díganos... ¿Hay alguna joven especial en su vida?- preguntó una de sus acompañantes, con un risita nerviosa que contagiaba a las demás.
- Digamos que...- intentó responder pero no quería romperles el corazón a esas chicas.
- ¿Entonces la hay?- preguntó otra un tanto desilusionada.
- No he dicho eso... – murmuró divertido mientras se preguntaba ¿qué pensarían esas chicas si les dijera que él tenía otro tipo de preferencias? Pero es que ¿Acaso no habían leído al respecto en alguna revista? Su sexualidad era por muchos conocida, varios reporteros sin saber que más hacer no se habían acordado de la ética profesional al momento de tomarlo como encabezado o de hacerles preguntas impropias cuando se lo habían topado en algún evento.
- ¿No va a respondernos?- incitó una a la espera de la respuesta, mientras se le acercaba peligrosamente.
- No... no hay...- se alejó rápidamente.
Y se detuvo, había descubierto entre los invitados a un hombre que le miraba fijamente y no pudo evitar mirarlo también, era sumamente apuesto.
- Eso esta perfecto- señaló una mientras lo jalaba entre los invitados y cuando quiso ver hacia donde se encontraba el joven, ya no logró distinguirlo.
*~*
- ¡Hey!- exclamó una voz a su espalda, una voz demasiada conocida que le hizo girarse por inercia deteniendo su camino.
- Kai...- dijo únicamente mientras aceptaba esa mano que se extendía a manera de saludo, por un momento le había sorprendido, pero después de pensarlo un poco no le pareció extraño verle por ahí.
- ¿Qué haces aquí? Yo te hacia en Nueva York... No me digas que rechazaste la propuesta de PSC- exclamó nuevamente sorprendido, abriendo de par en par sus ojos azules a la espera de una respuesta.
- No, tengo varios asuntos que atender antes de irme- comentó seriamente, dando a entender que no quería hablar sobre el asunto.
- Oh Valla, solo lo pospusiste- suspiró aliviado - Me alegra verte, te había perdido el rastro desde hacia unos meses, para ser exacto desde que salimos de la universidad, ¿Verdad?
- Si...- respondió con desgano, mientras recorría el lugar esperando ver a su objetivo, pero para su mala suerte parecía que había desaparecido.
- ¿Una copa Señores?- ofreció uno de los meseros, y Kai ni tardo ni perezoso tomó dos, mientras cogía una para el y otra se la daba a su acompañante.
- Gracias- dijo al tiempo que la tomaba y con sutil elegancia bebía un poco, por una extraña razón sentía la boca seca.
- Si yo hubiera estado en tu lugar no hubiese retrasado mi viaje...- comentó el pelinegro mientras bebía un sorbo de su copa.
- Ah… si...- respondió poco interesado, mientras buscaba nuevamente, lo encontró con las mismas personas, se sorprendió sobremanera al percatarse de que esta vez era él observado.
- Si, cualquier cosa es mejor que estar representando a un grupo de ancianos que quieren quitarle el chupón a un niño...- Se asombró por tan estúpida metáfora, pero no le tomo mucha importancia, lo conocía hacia tiempo, y parecía no haber cambiado desde entonces.
- Estoy trabajando para Norwell Association- continuó hablando- en el proyecto de función con Maverick...
A la sola mención de ese nombre centró toda su atención en Kai, lo cual lo inspiró para seguir conversando sobre el asunto, así que le pasó un brazo sobre los hombros como incitándolo a hablar, guiándolo a su vez hacia un lugar menos concurrido para hablar con mayor privacidad.
*~*
Por mas que intentaba zafarse de ese grupo de jóvenes no podía, y solo podía estirar el cuello para buscar a ese apuesto chico de hace unos momento.
- Ahí esta- dijo en voz alta cuando volvió a encontrarlo a unos metros de distancia.
- ¿Quién?- preguntó la pelirroja mirando hacia la misma dirección.
- Nadie- dijo desanimado, lo había perdido nuevamente.
- Oh, ahí esta mi hermano- comentó la misma chica que parecía querer absorberlo mas que las demás.
*~*
Esperó a que Kai tomara la segunda copa antes de que empezara a hablar nuevamente. Éste bajó un poco la voz y continuó.
- Con dicha fusión se lograra lo que Norwell no ha logrado en años, solidificarse en el mercado de bienes raíces, además que con Maverick dentro no tendrían competencia digna, lo cual generará ganancias para ambas empresas, sin duda alguna seria muy conveniente para ambas partes, ya que dejarían abajo a muchos.
- ¿Y cual es el problema?- preguntó interesado.
- Kouyou…- murmuró tomando de lleno el contenido de su copa y robándole otra a un mesero cercano.
- ¿Kouyou?
- Si, es el único que se opone al proyecto Indie, le ha dado tantas vueltas al asunto y ha rechazado tantas proposiciones que creo que nunca cederá...
¿Ah si que el niñito rico no estaba manejando bien sus intereses? Tendría que entrar en acción cuanto antes para no perder una oportunidad así, además esa información al igual que Kai le sería de mucha utilidad en un futuro.
- Mira... hablando del Rey de Roma...- comentó ampliando la sonrisa que siempre le acompañaba.
Dirigió la mirada hacia las personas que recién se acercaban a ellos, y grande fue su sorpresa, pues una de ellas era ni más ni menos que la persona que había querido rastrear toda la noche. Si que era un gran coincidencia.
- Kouyou, que agradable verte...- le saludó Kai al tiempo que le apretaba la mano con bastante fuerza.
- Lo mismo digo hermano, fue una delicia topármelo- murmuró la joven la cual estaba, por decirlo menos, colgada del brazo del castaño. Quien al parecer era hermana de Kai, además que su sonrisa y el rasgo de sus ojos lo confirmaban... el acompañante de Kai la miro por un momento percatándose de lo hermosa que era.
- Buenas noches...- saludó cortésmente Uruha mientras se frotaba la mano estrujada, sin apartar sus ojos del otro, le había descubierto entre las personas y se le había esfumado con tal rapidez que le tenía confundido y esto sumado a que le había pillado observándolo también.
El rubio dejó de observar a la joven y destinó su mirada al castaño, quien a su vez le miraba penetrantemente. Por una extraña razón Shima no podía despegar los ojos de ese enigmático hombre. Kai notó las miradas de interrogación que se lanzaban ambos hombres así que intervino.
- Perdón, no te he presentado a mi acompañante, es un ex compañero de escuela, uno de los mejores promedios de leyes, que por cie-
- Mi nombre es Suzuki Akira- se adelantó, dirigiéndose solamente a lo que era tu mayor atención, sabia que Kai leería todo su currículum antes de decir su nombre.
- Kouyou…Takashima Kouyou- se presentó sin dejar de mirarlo, realmente le impresionaba ese chico… cuando tomó su mano un estremecimiento le recorrió de pies a cabeza, cosa que no pasó desapercibida para Akira. Quien al instante pensó que las cosas le seria fáciles de lo planeado.
Continuara…