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DUERME CONMIGO por AnneJieJie

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Notas del fanfic:

Lo prometido era deuda.... Tengo el grato placer de comparit con ustedes el cortito fic que narra la historia de amor de Yamada Keisuke y Mishima Kentaro.... Espero que les guste. Y no olviden dejar sus reviews.

Notas del capitulo:

Ya se conocían, pero se reencontraron 5 años después... Ah, coincidencias del destino....

 

1. LUCES, CAMARAS Y….

- ¡¡¿¿VEINTE MILLONES DE EUROS POR CINCO MINUTOS DE VIDEO??!! ¡¡ACASO CREEN QUE CAGO DINERO!!

Un hombre maduro, pequeño y calvo, acomodó sus lentes con algo de timidez, tratando de ocultar el temblor en sus piernas que anunciaba el temor que se apoderaba de su cuerpo. Tragó un poco de saliva y muy despacio entreabrió la boca.

- Pe,  pero señor…- Un hilito de voz quebradiza escapó de aquella boca.

- ¡¡¿DESDE CUANDO UN COMERCIAL CUESTA TANTO?!!

La voz de su interlocutor, en cambio, era fuerte y decidida, sus reclamos estaban llenos de furia, el tono amenazante. El silencio reinó entre los dos y después de nuevo, el hombre maduro trató de defenderse.

- Bueno… Usted dijo que… Dijo que deseaba a los mejores…

- ¡¡NI QUE FUERA DIRIGIDO POR SPIELBERG EN COLABORACION CON LUCAS!!... ¡¡¿QUÉ TIENE DE ESPECIAL?!! ¡¡¿¿A JOHNNY DEPP MOSTRANDO EL CULO??!!

El hombre tragó de nuevo saliva, comenzó a sudar y temblar, la furia en su interlocutor era más que evidente y sus propios argumentos muy débiles, suspiró y se preparó para lo peor.

Afuera, en el pasillo que conduce a la elegante oficina en la que se llevaba a cabo esa reunión, en un pequeño escritorio, un hombre de cabello rubio cuyos ojos se hallaban ocultos tras grandes lentes continuaba digitando. Los gritos de su jefe parecían no molestarle en absoluto, su rostro serio y reservado no se turbó mientras escuchaba los comentarios circundantes.

- No sé cómo puede hacerlo, Yuma parece tan tranquilo… ¿Cuánto tiempo crees que pueda soportarlo?...

- No mucho, eso es seguro…

- Apuesto a que durará menos de un mes. Ese es el promedio.

- Con la cara que tiene es seguro que ha cometido el error número tres: Enamorarse del presidente, solo por eso puede que se quede un poco más…

Hibiki Yuma estaba recién graduado en economía, con veintitrés años, llevaba apenas dos semanas en aquel puesto de trabajo, el cual había tomado porque representaba una importante oportunidad para su currículo, después de todo, no cualquiera puede llegar a ser el asistente del presidente del fabuloso imperio Yamada, hacía oídos sordos a las palabras de los demás, no le interesaban en absoluto, como tampoco hacer amigos en su trabajo, para todos los que le rodeaban era solo un antipático amargado.

El hombre abandonó la oficina del presidente con un suspiro entre sus labios, al parecer había logrado apaciguar los ánimos del volcán Yamada. Tomó su móvil e hizo una llamada mientras observaba a Yuma.

- Tuve que hacerlo, la cuenta Yamada es muy importante para nuestra agencia…

Yuma se levantó de su asiento y se dirigió a la máquina de café, había aprendido que luego de una acalorada discusión su jefe prefería una taza de café humeante, negro y sin azúcar.

- ¿Ya está listo el informe?- Preguntó a su asistente en cuanto le vio aparecer.

- Está en la fotocopiadora.

- ¿Ya confirmaste lo de la reunión del viernes?

- Yamada Ryota, Yamada Kazumi, el señor Yamada Ryusuke y la señorita Yamada Nanako han confirmado, el joven Yamada Daisuke y el señor Yamada Jacob no asistirán.

- No me extraña… ¿Ahora cuál es la excusa?

- El señor Daisuke dijo que no dejará la clínica veterinaria sin un asistente de turno así que continúa buscando uno, en cuanto al señor Yamada dijo algo bastante extraño.

- ¿Extraño?- Levantó las cejas y fijo esa mirada ambarina en el rostro de su asistente.

- Así es, dijo algo como: “Es día de buscar al conejito”…

- Entiendo.- Dijo dejando la taza de café a un lado.- Así que nuevamente antepone sus asuntos personales a los intereses de la familia. Supongo que mi abuelo volverá a montar en cólera.

- Siento mucho que su tío prefiera pasar más tiempo con su mascota que con la familia.- El asistente tomó su libreta y se preparó a tomar nota de las instrucciones que diera su jefe.

- No es una mascota.- El castaño de mirada ámbar bufó.- Y ni si quiera se te ocurra mencionarlo delante del resto de la familia o mi tío Jacob… Creí haber explicado esto antes, el conejito es el nombre de cariño que mi tío tiene para con su ex esposo.

- Disculpe mi ignorancia respecto al tema señor.

- Que esto quede claro; mi tío es el famoso Dj Jay y su esposo es el famoso escritor…

- ¡Tae Eun-Chan!- Completó el asistente emocionado.- ¡No puedo creerlo, es tan lindo!...- Reparó en la mirada de su jefe y volvió a su seriedad habitual.- Lo siento señor, me he dejado llevar por la emoción.

- Mmmm… - Levantó las cejas con un gesto de molestia en su rostro y tras entornar la mirada bufó regresando a sus documentos.- Es todo… Si te necesito llamaré…

Yuma suspiró tras cerrar la puerta, bajó la cabeza y caminó de regreso hacia su escritorio.

-Contrólate Yuma, contrólate…- Se dijo para sí mismo.- Deja de ser tan impulsivo, ahora que va a pensar Yamada-San de semejante arrebato por un escritor… Ah, aunque no es cualquier escritor, pero brincar como colegiala en frente de Yamada-San no ha sido una buena idea…. ¡Soy un torpe!- Dejó caer su cabeza sobre el escritorio, los ojitos brillantes y las mejillas rojizas.

Miradas al otro lado del pasillo, en el escritorio de frente, donde dos hombres comentaban nuevamente entre ellos…

- Lo digo y lo repito…- Volvió a rumorar aquella voz al otro lado del pasillo.- Ya cometió el error número tres…

- Pobre, terminará como Seishirou, con las piernas abiertas y el corazón hecho pedazos…. Poner los ojos en Yamada-San es recibir una cachetada del destino.

- Hay que ser demasiado marica o tal vez demasiado pendejo para tratar de ponerle las manos encima a alguien como Yamada-San… Ese hombre no tiene corazón, la pasa saltando de cama en cama y cuando se cansa de alguien sencillamente lo echa a patadas, justo como ha sucedido con Seishirou…

- ¿Crees que Seishi regrese pronto?

- Tal vez, cuando se le pase la depresión, o mejor dicho, la enfermedad que lo tiene incapacitado… Las cosas se pondrían interesantes si encuentra en su asiento al nuevo… ¿No crees?

- De todas maneras Seishi sigue siendo el asistente principal, Yuma solo es el secretario de turno… Mmmmm… algo me dice que habrá pelea y de la buena.

- Pelea de gatas…

Hubo silencio, las miradas volvieron a asuntos de trabajo, Yamada Keisuke hizo su aparición alejándose de la oficina donde se encontraba, su asistente se puso en pie y le miró durante unos instantes con la libreta en la mano esperando instrucciones.

-¿Va a salir señor?- Preguntó de manera inocente, mordiéndose los labios mientras observaba las anchas espaldas del joven empresario.

- No, voy a perder el tiempo observando en qué invierten mi dinero mis estúpidos publicistas.- Respondió de manera irónica caminando hacia el elevador, luego volvió la mirada al joven que ruborizado bajaba la mirada.- Yuchi… Recoge mi traje de etiqueta para la recepción de esta noche… Si llama Mitchell le dices que me encuentro en una reunión, me tiene exprimida la paciencia con cada una de sus llamadas… Si llama Kelyan le dices que le espero en el restaurant de siempre. ¿Está claro Yuchi?

- Es Yuma, señor, Hibiki Yuma…

- Como sea, no tengo tiempo para pensar en nombres ahora...- Continuó su camino sin prestar atención en lo que su asistente acababa de decirle.

- En verdad… Haga lo que haga no puedo conseguir que recuerde mi nombre, mientras el suyo está inscrito en mi memoria con letras de oro sólido, señor Yamada Keisuke.

Yamada Keisuke… Su nombre es sinónimo de opulencia, uno de los jóvenes magnates miembro de una de las más respetables familias de Japón, ese hombre era dinamita pura, con esa melena castaña oscura y esos ojos ambarinos brillantes y feroces, siempre muy bien vestido con elegantes ropas según la ocasión, había sido elegido por la revista Homme, edición asiática, como el hombre mejor vestido del continente, y su popularidad como el soltero más codiciado de Japón iba en aumento.

Muchas chicas se habían disputado aquel jugoso premio, pero ninguna había tenido resultados exitosos, porque Yamada Keisuke, había descubierto a la edad de 15 años su preferencia sexual, era gay declarado, y aunque su familia lo llevaba a buen término, al abuelo Yamada le costó lo suyo aceptarlo, sin embargo eso no impidió que el viejo le nombrara presidente de todo su grupo empresarial a su retiro.

El joven de mirada de hielo y rostro serio hundió el pie en el acelerador de su Jaguar deportivo ligero de último modelo, el diseño aerodinámico capturó la envidia del resto de los conductores sobre la vía, el color gris perla, unido al confort, despertó la curiosidad de las damas que no apartaron la mirada del rostro varonil que se ocultaba tras los lentes de pasta de su conductor.

-¡Oh! ¡Señor Yamada!- El productor del comercial, un hombre tan delgado que parecía un gancho de ropa ambulante, se sorprendió al ver frente a él al joven empresario.- ¡Qué grata sorpresa!... ¡No lo esperaba!

- No me sorprende… Vine a echar un vistazo…

- ¿Vistazo?...- Dudo por unos instantes, luego abrió esos ojos de buitre de par en par y asintió con un movimiento de cabeza.- Sí, sí, el comercial… Todavía faltan unos pequeñísimos detalles…

- Eso están diciendo desde hace un mes… Quiero resultados y los quiero ahora… Takeda, de la agencia de publicidad, dijo que podía entenderme con ustedes… Mi tiempo es oro así que mueva el trasero y enséñeme ese comercial…

- Creo que no ha comprendido señor Yamada, no puedo enseñarle su comercial porque hacen falta unos cuantos detalles... Ya sabe, cosas de producción a los que se suman los ataques histéricos del director que a último momento ha cambiado el guión… Ya sabe como son los artistas y además…

- Me vale un cuerno.- Respondió secamente, mirando a ese hombre a la cara como si sus excusas no valieran nada.- Bien, iré a echar un vistazo…

Sus pasos decididos se dirigieron fuera de la oficina del productor hacia un amplio set de filmación, el aviso “prohibido el paso” no le impidió adentrarse en el lugar. El productor le siguió, rogaba detenerlo, no quería provocar de nuevo la furia del director si le interrumpía nuevamente.

-¡Por ahí no!... ¡Está en el lugar equivocado Yamada-San!... ¡Regrese!...

El set de filmación se encontraba completamente oscuro, salvo por dos enormes arcos de piedra, un escenario a lo Indiana Jones le da la bienvenida al observador tras las cámaras, los operarios de efectos especiales y un sinfín de personal que tras bambalinas se preparan para el momento decisivo.

Un chico delgado, pecoso sostiene la claqueta, su rostro tenso, su mirada fija en la persona que sentada en la silla de dirección espera el momento para dar la orden.

-Escena 1, toma 20…

-Luces, cámaras y… ¡Acción!- Grita el director desde su asiento.

Solo pueden distinguirse las sombras sensuales de un grupo de bailarinas vestidas con piel de tigresas y brazos y piernas pintados con insignias tribales; mientras cantan y danzan sensualmente al ritmo de una exótica melodía para dar paso, poco a poco, a un hombre delgado, cuyo cabello recogido con una media cola, hace su aparición saltando sobre el escenario, mientras abre su camisa negra exhibiendo su torso desnudo y bien marcado para luego acompañar a estas divas en la coreografía, mujeres acariciando sus piernas y brazos mientras sacude su cintura y exhibe su cadera con un movimiento frenético cual animal en celo.

El compás de la música pop-dance, el baile, coros musitando, y la voz del chico con ínfulas de adonis griego hace su aparición.

“Turn up the music Let´s get out on the floor I like to move it Come and give me some more   Watch me getting physical Out of control There’s people watching me I never miss a beat”  

Más bailarinas en escena, ahora acompañadas por chicos vestidos con colores metalizados, los dorados, bronces y platas se toman el lugar, pasos de baile rítmico y alocado, el chico cantando sin dejar de sacudir el esqueleto, mostrando su cuerpo ardiente, esta vez se ha quitado completamente la camisa y levanta sus manos mientras la canción continúa:  

“Still the night kill the lights Feel it under your skin Time is right keep it tight Cause its pulling you in   Pump it up you cant stop Cause it feels like an overdose”  

Y después más chicas sensuales moviendo las caderas mientras corean: “feels like an overdose   uh,uh,uh……”  

Y el “artista” continúa moviendo las caderas, agitando su pelvis de manera rítmica, unido a la rimbombante coreografía de los bailarines en escena, la canción sigue su curso: “Evacuate the dancefloor I’m infected by the sound   Stop this beat is killing me Hey little DJ let the music take me underground Evacuate the dancefloor I’m infected by the sound…”  

Las luces se vuelven cada vez más tenues, una lluvia artificial comienza a caer sobre los cientos de extras, bailarines y el cantante que ha detenido su canción mientras se escucha el “bum-bum” de los tambores, y de repente el relampaguear de los efectos especiales y el sonido de un trueno ensordecedor hacen su aparición.

-¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!  

Hubo silencio, el cantante de cuerpo sensual había comenzado a correr por todo el plató, saltó tras las cámaras y se ocultó tras el hombre de anchas espaldas que acompañaba al delgado productor.  

-¡Corten!   Gritó una voz desde la silla de dirección.  

-¡Fuck you, Yusei… Fuck you!- Se levantó de la silla y bufó con enojo, se llevó las manos a la cintura y miró al productor.- ¡Así no puedo, me va a dar un soponcio!- Sacó de su bolsillo un cigarrillo y lo llevó a sus labios, de inmediato uno de los asistentes de dirección corrió a él para encenderlo, mientras, el joven director, continuaba pronunciando palabrotas en inglés.- ¡Son of a bitch! ¡Suck my balls, Yusei!...  

-¡Demonios, Mishima-San, por favor cálmese!- intervino el productor olvidando completamente a su acompañante.

 

Keisuke mantuvo la mirada fija en el delgado cuerpo del sujeto, no mayor de veinticuatro años, que continuaba lanzando improperios contra todo lo que se le atravesara.  

- ¡¡¿Calmarme?!! ¡¡Es más fácil acomodar una jauría de macacos para una foto postal, que lograr que el descerebrado Yusei haga algo bien!!- Acomodó sus gafas cuyo color de lente violeta combinaban con su camisa y el resto de sus prendas de vestir color negro, fúnebre, pero discreto y cosmopolita.- ¡¿De dónde sacó la disquera a este pelmazo?!  

-¡¡No te pases Mishima!!- Refunfuñó el cantante quien parecía un poco más calmado.- ¡Te repito que padezco de astrapofobia! ¡No lo puedo controlar, ok!  

-La semana pasada era claustrofobia, luego vino la agorafobia y después de hacer cambios en todo el puto guión, que leíste previamente, ¿Me vienes con esta babosada del miedo a los rayos?.... ¡Ya me harté! ¡Esta es la gota que ha rebozado la copa! ¡Me marcho!  

- E… E… ¡Espere Mishima-San!- Reaccionó el productor olvidándose completamente del empresario para seguir al enfurruñado director.- ¡Mishima-San!...- El hombre le tomó del brazo y le miró a los ojos.- Por favor, reconsidere la situación.

-¡Yusei es el artista más fofo que haya visto en toda mi vida; no baila, no actúa y por supuesto no canta!  

-Bueno, sucede que…  

-¡Ya no tengo por qué soportar más esto, mejores proyectos me han ofrecido!... ¡Solo por qué Yusei es la puta de turno de Ámsterdam no significa que yo tenga que soportarlo!- Soltó de pronto, su rostro rojo por la furia y el puño cerrado.- ¡Dile a Ámsterdam que cuando deje de jugar al amo del mundo con todo gusto trabajaré para él!  

Yamada Keisuke se quedó en silencio observando al mal humorado director, había algo en ese sujeto delgado, de estatura media y cabello largo y ondulado. Algo que le resultaba particularmente atrayente, desconcertado, se quedó observando a ese sujeto, en busca de ese algo en el timbre de su voz, en su manera de expresarse y de moverse, de repente un recuerdo fugaz llegó a su mente, el sinsabor de un abrazo fugaz y una partida;  frunció el seño y siguió al joven director cuya coleta de cabellos ondulados negros con ligeros tintes plata se movía con el viento de la tarde.

Andaba despacio, con las manos entre los bolsillos de su pantalón, el cigarrillo en sus labios, meditabundo, sin prisas, andando tras los bastidores y las escenografías, se detuvo y volvió la mirada al hombre que iba tras él.  

-¡Lo veo y no lo creo!- Levantó sus lentes y sonrió al empresario.- ¡Keisuke-San!......  

Yamada Keisuke también se detuvo, ahora que observaba el rostro del joven director sus suposiciones estaban completamente confirmadas, se trataba de Mishima Kentaro, un adolescente que conoció cinco años atrás, en la época en que hacía segundo año en la universidad y vivía con Yamada Jacob, todavía recordaba a ese chico con cierto cariño, aunque no le veía desde su partida a los Estados Unidos, ahora que lo tenía justo frente a él, por primera vez se quedó sin palabras y no supo que decirle, excepto por un lacónico sí, cuando el director le preguntó si le acompañaba a tomar un café.

- Así que ahora te dedicas a dirigir vídeos musicales… Kentaro sonrió de nuevo, no pudo evitar hacer una risilla cómplice mientras movía la cabeza en señal de negativa.

- Oh, no, luego de terminar mis estudios en Los Ángeles, trabajé en varios proyectos independientes, hice un par de programas para televisión en San Francisco y dirigí un par de documentales para la Nat- Geo, en eso estaba cuando Roger Pearls me pidió hacer el vídeo del famoso grupo japonés The Happy Monsters.

- ¿El vídeo de The Happy Monsters?... ¿No es ese donde salen los rockeros locos haciendo su música bajo una lluvia de sangre?- Keisuke fijó su mirada ambarina en las negras pupilas de Kentaro quien jugaba con la cuchara de endulzar el café, el chico volvió a sonreír y asintió.- ¡No lo creo!

- Eso dicen todos, nunca creen que ese vídeo fue dirigido por mí, deseaba hacer algo que combinara con la letra de su canción, a los de la banda les gustó la idea y ese fue el resultado, nunca creí que algo tan bizarro como una lluvia de sangre y una banda de rockeros tocando para muñecas de porcelana destrozadas fuera a convertirse en “vídeo del año” para los MTV Asia... ¿Y qué te trae por aquí?  

Fue extraño, aquello había sido como entrar en un mundo paralelo y encontrarse con una versión tan diferente del Mishima Kentaro que había conocido, cinco años habían transcurrido en sus vidas y, sin embargo, estaban allí sentados frente a frente, con una humeante taza de café frente a sus ojos y tantas cosas por decir, las palabras iban y venían, mientras conversaban el tiempo pareció volar.  

 

- ¡Esto es…! ¡No tiene vergüenza!...

Fueron las palabras del modelo y diseñador Mitchell Jones al salir de uno de los set de filmación y ver justo en la calle de frente, en el café francés, al empresario Yamada en compañía del director Mishima.

Jones, era el prototipo de hombre europeo, cabello rubio, ojos azules, piel blanca, estatura alta y complexión atlética. Acomodó su suéter Yves Saint Laurent sobre sus hombros y despeinó sus cabellos, a toda prisa cruzó la calle y se dirigió a la mesa donde se encontraba el apuesto empresario.

- ¡Yamada!- Le llamó con seriedad.- ¡Te he buscado por todas partes y nunca respondes mis llamadas!

- Bueno, he estado un poco ocupado.- Respondió cortante para luego beber otro sorbo de su taza de café.

Los dos se habían conocido en una de esas fiestas de caridad que Yamada-San suele criticar, para él, no son más que una reunión de snobs altruistas que piensan que con un ligero donativo van a cambiar el mundo, sin embargo, su tía Nanako era la organizadora de tan magno evento y la encargada de obligarlo a vestir de pingüino Gyvenchi de la cabeza a los pies. Jones, por su parte, había ido en compañía de otras personalidades de la farándula nipona, acababa de firmar un jugoso contrato y era el rostro de una marca de productos capilares para hombres, así que no pasó desapercibido. Un par de palabras, unas copas y los dos amanecieron compartiendo la cama en un lujoso hotel.

- No parece en absoluto que te encuentres ocupado, tu asistente me dijo que habías salido de la oficina a una importante reunión de negocios.- Respondió celoso mirando de reojo al joven director.

- Es un asunto de negocios… No tengo que explicarte todo lo que sucede en mi vida…

Para Keisuke las cosas habían sido claras desde el comienzo, solamente habían tenido sexo casual unas cuantas veces, no deseaba compromisos de ninguna naturaleza, pero Mitchell no lo interpretaba de esa misma manera, era dependiente emocional y toda relación sentimental, para él era seria, se apegó a Yamada por completo y no aceptaba que este ya no quisiera nada con él.

- Pensé que estarías con Kelyan y eso sí me enfurecería.- Dijo de pronto, colocando las manos en la cintura y mirándolo con ojos de cachorro regañado.- No me gusta que otros hombres anden rondando cerca de ti...- Miró de reojo al joven director, Mishima sonrió y bebió el café para disimular un poco la tentación de reír de aquella escena, Keisuke tratando de escapar de los brazos de Mitchell, finalmente el modelo se sentó en la misma mesa con ellos dos, sin ser invitado. Keisuke miró el reloj, era tarde, solo se percató de ello cuando Mitchell lo mencionó.

Aquel día tenía una cita con Kelyan, pero la animada conversación con Kentaro había provocado que la olvidara por completo, ahora que se encontraba Mitchell, ir al encuentro de su amante de turno no sería un asunto sencillo, sabía muy bien que Jones no le dejaría en paz hasta llevarlo a la cama y dejarlo allí rendido, pero Kelyan no esperaría tanto, se levantó discretamente, necesitaba llamarlo para informarle que se atrasaría un poco, pero una mano sujetó la suya.

- ¿Por qué tienes que hacer tus llamadas lejos de mí? ¿Qué es lo que no quieres que escuche?...- Reclamó Mitchell.- Somos pareja y no hay nada que debas ocultarme.

- Es un asunto privado de negocios, lo siento, no quiero molestarlos con estas cosas.- dijo pacientemente, aunque la sangre le hervía por dentro, Mitchell sujetando su mano y haciendo aquella pataleta de celos justo frente a Kentaro.

Y Kentaro parecía divertido, escasamente parpadeaba y entreabría los labios haciendo una muequita de sorpresa cada vez que Mitchell intervenía con sus celos histéricos, aquello ya le estaba sacando de control.

El móvil de Keisuke comenzó a sonar con una melodía bastante particular, el castaño miró la pantalla y bufó, precisamente se trataba de Kelyan.

- Anda, responde, apuesto a que se trata de ese baboso.- Mitchell miró con seriedad a Keisuke.- ¿No vas a responder?

- Bien, creo que es un poco tarde y debo regresar al plató.- Dijo de pronto Kentaro levantándose de su asiento.- Fue grato volver a verlo Yamada-San.

- Mishima… ¿Y tu respuesta?- Preguntó el empresario al jovencito.

- No lo sé.- dijo vacilante.- Primero debo terminar el estúpido vídeo para Ámsterdam, después ya veremos... Deja que lo piense un poco.- acomodó sus lentes violeta y sonrió de oreja a oreja.- Pasaré a verte a la oficina después…

Keisuke y su acompañante siguieron al joven director hasta que este entró de nuevo a su mundo, el productor le había saltado encima, le dio un par de palmaditas en la espalda para animarlo y el atractivo Yusei estaba de nuevo listo para comenzar de nuevo con la grabación.

- Parece un chico listo, es demasiado joven para ser director…

- Le ha costado lo suyo.- Dijo con algo de orgullo, todavía lo recordaba como el niño cabeza hueca y rebelde que no deseaba hacer nada, ahora estaba convertido en todo un hombre y además estaba cultivando muchos éxitos.- Kenta-Kun no es de los que se rinde fácilmente…

- Por la manera en que hablas de él siento que estás un poco nostálgico. ¿Lo querías mucho?...

- ¿Eh?

- No tienes que responderme, por la cara que traes es más que obvio que entre los dos hubo algo muy especial… Algo especial, ciertamente hubo algo especial, cosas que se encontraban sepultadas bajo cinco años de separación escaparon en formas de recuerdo en la mente de Keisuke.

- ¿Sabes una cosa?- Le miró a los ojos y luego de besar su frente se apartó de él.- Debo marcharme, hay algo que tengo que hacer…

Se dirigió a toda prisa a su coche y aceleró, debía darse prisa si quería encontrarse con Kelyan, y, aunque su cuerpo estaba cada vez más lejos de los estudios de filmación, su cabeza no dejaba atrás la imagen de Kentaro, volver a verlo, encontrarlo de aquella manera tan casual había sido una provocación del destino. Ya no era el mocoso de diecisiete años y él ya no era el universitario de veintiún, las cosas habían cambiado para ambos, detuvo el coche frente al restaurante de siempre, entró y buscó con la mirada una mesa en la que un hombre esperaba sentado mientras observaba la carta.

- ¿Ordenaste ya por los dos?- Dijo a modo de saludo sorprendiéndolo.

- Pensé que no vendrías.- Respondió él con seriedad.

Kelyan Spencer era americano, su profesión era la fotografía, trabajaba para importantes revistas y  publicaciones destacadas, lo suyo era el paisajismo, era un sujeto con una sonrisa encantadora y unos ojitos con forma almendrada de color verde oscuro, el cabello en cambio era negro y caía sobre sus hombros de manera juvenil, vestía con una chamarra de cuero y unos vaqueros ajustados, su cuerpo era atractivo, al igual que su rostro angelical, quizá lo que atraía a Keisuke era precisamente su físico deportista y esa madurez que contrastaba con los infantilismos de Mitchell, se tomaron de la mano mientras compartían la cena.

Keisuke le conoció en el bar de Jacob, el fotógrafo estaba tomando varias fotografías del lugar para una importante revista de turismo, la disco más fascinante de Tokio era obviamente propiedad de uno de los Dj más famosos del planeta, Kelyan estaba divertidísimo con tío Jay, tan sensual y encantador que lo tenía completamente cautivado, y su tío no hubiera desperdiciado la oportunidad de devorar enterito al fotógrafo si no fuera por un pequeño detalle: Ante sus ojos solo existía Tae Eun-Chan, su esposo, y aunque los dos se hubieren separado, un par de semanas atrás, se negaba a estar con otra persona. Así que Jacob se escudó en sus asuntos personales dejando a su sobrinito a cargo del resto.

- Enséñale a nuestro invitado el bar y acompáñalo para que fotografíe el lugar, Johnson vendrá al rato.- Y así se marchó dejándolos completamente a solas, al parecer Jay no tenía cabeza para otra cosa que no fuera la tristeza que le producía su divorcio.

Y Keisuke se encargó de enseñarle algo más que el bar, desde entonces los dos se veían muy a menudo y terminaban sus encuentros de manera apasionada en la cama del empresario o en la del fotógrafo, y, aunque llevaban en esa situación más de dos meses, todavía no se animaban a formalizar su relación.

- Yamada… ¿Te encuentras bien?- Dijo recostándose contra su pecho desnudo.- Hoy siento que no eres el mismo, es como si estuvieras ausente, en otro sitio…

- Ha de ser tu imaginación.- Respondió lentamente, jugando con los cabellos negros del fotógrafo, pero manteniendo la mirada en el techo de la habitación de su amante.- ¿Conoces a Ámsterdam?

- ¿Te refieres al dueño y presidente de la disquera “Soul to soul”?- Levantó su cabeza para buscar la mirada ausente de Keisuke, luego frunció el seño y lo pensó dos veces antes de responder:- Es un idiota prepotente que se cree amo del universo… ¿Por qué lo preguntas?

- Curiosidad.- Respondió vagamente.- Hoy estuve en los estudios de filmación y vi a su nueva estrellita…

- ¿A Yusei?... ¡Pobre niñato, es tan estúpido, pero eso es lo que hace feliz a sujetos como Ámsterdam!- Kelyan se levantó de la cama lentamente, su desnudez atrayente fue disimulada por la bata con la que se fue cubriendo.- ¡Chico tonto! ¡Escuché recientemente que Ámsterdam le ha pedido al genial Mishima Kentaro que dirija su vídeo!

- Así es, pude verlo.- También Keisuke se levantó de la cama, el momento sexual había terminado hacía rato y la hora de asearse para regresar a su casa llegó poco a poco.

- Yusei es un joven atractivo, y Mishima, un director bastante enojón. - ¿Enojón?... ¡Cielos!... Cualquiera que haya trabajado con ese genio sabe muy bien que enojón es una palabra muy pequeña para describir su mal carácter.- Kelyan caminó hacia el baño, su voz aguda podía escucharse desde ese lugar.- Tal vez eso es lo que tiene a Ámsterdam embobado…

- ¿Embobado?- Keisuke abrió los ojos como un par de lunas llenas y siguió a su amante hasta el baño, deseaba enterarse de todos los detalles.

- Así es, parece que Ámsterdam ha decidido saltar de la cama de Yusei a la de Mishima, por eso lo convenció para que filmara el dichoso videito del cover de la canción “Evacuate the dancefloor”… Ámsterdam no pierde el tiempo y ha pagado todos los caprichos del director que ya ha cambiado el guión por quinta vez, la entrega oficial del vídeo parece retrasarse y eso poco les importa, Ámsterdam está encaprichado con Mishima y no se detendrá hasta poseerlo, eso todos lo saben, él se parece a tí…

- ¿A mí? ¡No me ofendas!- se cruzó de brazos y miró la sonrisa coqueta de su amante.

- Sí, cuando algo les gusta no paran hasta salirse con la suya.- Caminó hacia él y le besó en los labios.- ¿Sabes?... Creo que harías una linda pareja con Ámsterdam, son tal para cual, ambos son iguales de… putos.  

 

Notas finales:

Si no supera 8 rr no habra actualización esta misma semana  :P

Saluditos y NOS LEEMOS!!!


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