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Seme??? por Leia-chan

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Notas del fanfic:

Gomen-nee!!!! Pero si no has leido mi historia My really cliche first love story, realmente no entenderás todo lo que esta escrito...

pero el lemon es universal!!! y se disfruta de cualquier forma...

Miércoles, mitad de semana. La fiesta de Layra ya estaba quedando en el pasado y Mathew ya le había asegurado que la farsa había terminado. Tenía que haber otra forma de solucionar las cosas. Y Daniel estaba contento por eso, pero aún se sentía un tanto... traicionado. Sabía que todo fue una farsa, una actuación. Y Mathew no había dejado de decirle que lo amaba, una y otra vez, cada vez que lo veía y sin razón alguna. Eso ayudaba un poco, pero el recuerdo le sentaba mal. No entendía muy lo que necesitaba, pero cada vez que recordaba a Mathew decir que viva voz que amaba a Layra... le daba una envidia... "Quisiera que hiciera lo mismo por mí...", suspiró Daniel... Y abrió los ojos. Era eso. Necesitaba la libertad para decir lo mucho que Mathew significaba para él y, aún más, quería que Mathew sintiera tal libertad.

-      Pero él nunca haría eso... - dijo Daniel en voz alta. Estaba sentado en una mesa de la cafetería, sólo ya que Mathew terminaba de hablar con sus compañeros de equipo.

-      ¿Quién no haría qué? - le preguntó Nadia, apareciendo de repente para sentarse a su lado.

-      ¿Eh?

-      Dijiste que él nunca haría eso... ¿Quién es él? ¿Qué no haría? - clarificó Nadia, sonriendo con simpatía.

-      Él es Mathew y lo que no haría... lo que no haría... - no sabía si decirlo o no. No quería causarle más problemas a Mathew. No entendía cómo alguien podía tener problemas con sus padres ya que él, por su parte, tenía una relación muy buena con su padre... Así que quería ser comprensivo y guardarse todo lo innecesario. Si decía que quería que Mathew se declarara públicamente... no sólo sonaría ridículo, sino que molestaría a Mathew - No creo que se dejará... - "Piensa, Daniel, piensa..." - ¿someter? - "¿De dónde has sacado eso? ¿De una historia S&M?".

-      Vaya, Daniel... No te conocía ese lado... - exclamó Nadia sorprendida,  gratamente sorprendida...

-      ¿Qué lado? - preguntó Mathew, sentándose del otro lado de Daniel y aguantándose las ganas de robarle un beso.

-      Daniel quiere ser seme... - se adelantó a contestar Nadia, disfrutando del morbo de imaginar la situación.

-      ¿Seme? - preguntó Mathew, ajeno al mundo de los freaks y otakus...

-      No, yo no dije que... - Daniel no era ajeno a ese lenguaje... Es de los nuestros...

-      Seme es el que esta arriba... - explicó Nadia.

-      Pues, Daniel realmente disfrutarse montarse... - musitó Mathew, sin darse cuenta.

-      ¡Mathew! - regañó Daniel, al notar que Nadia sonreía con perversión imaginándose esa escena (y si estuviéramos en un anime, Nadia ya estaría muerta por pérdida de sangre).

-      ¿Qué? ¿Eh? ¡Sí! - Nadia volvió a tierra para aclarar sus términos - Seme es aquel que... ¿Cómo decirlo? El activo de la relación... - aclaró Nadia.

-      Ok, que Daniel no suele participar mucho es cierto... pero esa vez, en la habitación de su padre, con las esposas...

-      ¡Mathew, que el inocente aquí soy yo! - replicó Daniel, totalmente sonrojado. Nadia también estaba sonrojada, pero muy, muy contenta.

-      Es que me gusta molestarte... - rió Mathew, muy divertido.

-      Entonces, ya me entendiste... - concluyó Nadia.

-      No... - mintió Mathew y Nadia, comprendiendo su papel, formó un círculo con su dedo índice y pulgar y comenzó a explicar.

-      Este es el uke... - dijo Nadia señalando el agujero - Y este el seme... - y metió el dedo medio de la otra mano en el agujero, en una clara referencia sexual...

-      ¡Nadia! ¡Tú no eres así! - se quejó Daniel, más rojo que un tomate.

-      Querido, el mundo esta podrido... - se defendió Nadia. Mathew trataba de no reír tan abiertamente para no molestar más a Daniel. Pero, en una brisa de entendimiento, Mathew entendió lo que Daniel deseaba.

-      Oh... Tú quieres... a mí... - concluyó Mathew, con el rostro cambiado - Este... yo...

-      ¡No! - se apresuró a aclarar Daniel - Yo no...

Y mientras sacaba fuerza para desenredar el malentendido, el timbre lo interrumpió. Las cosas se quedarían así hasta después.

...

Y ese después se tardó lo suyo en llegar... Ya estaban en casa de Mathew, luego de la escuela, viendo una vieja película de terror (la primera de Premonición). Daniel estaba muy emocionado, a pesar de haberse visto la película unas dos o tres veces. Le encantaban esas formas tan intrincadas de morir... aunque no lo diría. Mathew aún pensaba en la conversación del almuerzo y recordaba esa vez en la habitación de Will, con las esposas... En ese momento, lo hubiera hecho, pero después de pensarlo... Pero si Daniel en verdad quería hacerlo... Pero él nunca había hecho algo así... Y Daniel tampoco antes de él...

-        Es justo... - murmuró en voz alta.

-        ¿Mh? - preguntó Daniel.

-        Que es justo que lo hagas... - respondió Mat.

-        ¿Hacer qué? - Daniel se dio vuelta y lo miró.

Mathew desvió la mirada de un lado a otro, buscando la palabra adecuada. - To... Tomarme... - dijo al fin, con el rostro sonrojado. Daniel se sonrojó también al entender a qué se refería. Había olvidado esa conversación.

-        No, Mathew... No es necesario que...

-        ¿No quieres hacerlo? - se apresuró a preguntar Mathew.

-        ¿Qué si quiero hacerlo? - no lo había pensado, pero ahora que lo hacía... - Bueno, yo...

-        Entonces, hagámoslo... - resolvió Mathew, asustado por su resolución - Quiero... Quiero hacerlo - completó, sin creérselo del todo.

Y Daniel estaba demasiado confundido como para argumentar algo más.

...

Al comienzo fue incómodo. Que a Daniel le gustaba dominar a veces, era cierto, pero las cosas se daban de forma distinta y Mathew siempre comenzaba. Daniel se sentía con la obligación de dar el primer paso, pero no sabía como... Estaban en la habitación de Mathew, sentados uno al lado del otro sobre la cama, con las manos quietas al costado de sus respectivos cuerpos. Daniel suspiró y se mordió el labio. Estaba nervioso. Es cierto que al principio no lo deseaba, pero ahora que se daba la oportunidad, ahora que lo habían sacada a flote... como que le gustaría probar, pero... ¿Cómo comenzar? "Al diablo, sólo bésalo...", se dijo Daniel y del dicho al hecho, esta vez hubo tan poco trecho. Tan sólo pensarlo y Daniel se inclinó un poco para besar la comisura de los labios de Mathew. Mathew se sorprendió, pero gratamente. Mathew se volteó y sonrió con dulzura, alzó la mano y acarició laxamente la mejilla de Daniel. Por un segundo, olvidó que esa noche Daniel tomaría las riendas y se lanzó a besarle el cuello y comenzó a levantarle la remera. Daniel se dejaba acariciar, inmerso en el placer y el calor. Las manos de Mathew subieron hasta su pecho bajo la remera y jugaron con sus pezones. El momento en que Daniel despertó fue cuando se vio desnudo de la cintura para arriba. Recordó lo que deseaba hacer y empujó suavemente a Mathew con las manos en su pecho, hasta recostarlo sobre la cama. Luego, se sentó a horcajadas sobre él y se inclinó para besarlo, mientras sus manos se encargaban de desabotonar con torpeza los botones de la camisa de Mathew. Cuando al fin se deshizo de la prenda, apreció el bien formado torso de su amante y esa curvatura del cuello al hombro...

Mathew sonrió pícaro al ver esa expresión de hambre en el rostro de Daniel. Que muchos lo deseaban, era cierto, pero nadie se veía tan tierno con malos pensamientos en la cabeza como Daniel. El menor volvió a inclinarse, pero no fue por sus labios, sino por su cuello, donde Mathew sintió suaves mordidas, seguidas de besos y lamidas que le arrancaron deliciosos gemidos. Mathew le acariciaba la fina espalda, sintiendo la tersa piel ardiendo bajo sus dedos. Daniel siguió descendió, dibujando un camino húmedo que recorría todo el torso de Mathew. Con las manos trataba de memorizar cada centímetro de su piel, mientras seguía bajando. Mathew sentía cosquillas en el abdomen, donde Daniel se tomó su tiempo para jugar con su ombligo con el solo propósito de molestarlo. Metía y sacaba la lengua en el hoyo, arrancando más risas ahogadas del mayor. Cuando al fin se cansó del juego, le dio un mordisco travieso a la zona y siguió bajando, desabotonando el pantalón que traía y bajando el cierre con parsimonia.

Al mayor, la espera lo estaba matando. Si fuera por él, se sacaría el pantalón de un tirón y se abriría de piernas, aunque le daba pena tan sólo imaginarlo. Casi lanzó un suspiró de alivio cuando Daniel tironeó un poco de sus ropas para que levantara las caderas y así despojarlo de toda prenda. Y cuando Daniel tomó ese pedazo de carne caliente e hinchada entre sus manos, Mathew ya no reprimió su gemido. Por el placer que la boca y las manos del menor le proporcionaban, era difícil creer que el chico no había estado con nadie más que él. "Soy un excelente maestro...", se felicitó Mathew, tomando como un premio las atenciones de Daniel. Ni siquiera notó cuando Daniel se ensalivó el dedo, o tal vez sea tan sólo su propio precum usado como lubricante. Lo que sea, el dedo húmedo comenzó a masajear la zona del perineo y el ano, y Mathew, a pesar de sentirse algo incómodo, no podía negar que le gustaba. Extraño y agradable. ¿Así se sentía Daniel siempre? No lo estaba haciendo nada mal entonces... "¿O será que Daniel me está enseñando lo que hago mal?", fue un pensamiento fugaz que se fue volando por la repentina punzada que sintió cuando el dedo se abrió paso en su interior. Fue tan repentino que no pudo ahogar su grito.

-      Lo siento... - musitó Daniel, besando su entrepierna y la piel del interior del muslo - Pero dolerá no importa como lo haga... - explicó, sin sacar el dedo de su interior.

-      Te equivocas... - bufó Mat - No es tan malo... ¡Ah! - Daniel se las arregló para colar un segundo dedo que sí causó algo de dolor - ¡Hey!

-      La primera vez debe doler... - sonrió Daniel con malicia - Y debe hacerte ver estrellas... - agregó, metiendo el par de dedos un poco más profundo, buscando aquel punto que haría que Mathew...

-      ¡Oh, por Dios! - ... gritara de puro placer. Y con una sonrisa en el rostro, Daniel se metió el miembro de Mat entre los labios mientras sus dedos se encargaban de ensanchar su entrada, acariciando de vez en cuando la próstata. Tampoco quería que se corriera ya. Mantenerlo al borde de la locura parecía una buena idea...

Continuaron así durante algunos minutos, con Mathew siempre a un paso de acabar en la boca de Daniel, y el chico haciendo de todo para  evitarlo. - Eres perverso cuando te lo propones... - regañó Mathew, entre jadeos. Daniel sólo rió divertido y sacó sus dedos.

-      De acuerdo... Date vuelta... - ordenó Daniel, sonriendo.

-      No, lo haremos de frente... - ok, que a veces sometía a Daniel era cierto, pero eran muchas las veces que él cedía a sus caprichos, así que no cedería en eso.

-      Mathew... - Daniel dejó de sonreír y todos sus rasgos se suavizaron - Por favor... - pidió con voz suave y suplicante, parpadeando con ternura.

Y Mathew cedió... Apenas el mayor se dio vuelta, apoyándose sobre sus rodillas y codos, Daniel volvió a sonreír con picardía mientras separaba las nalgas del otro con ambas manos.  Se deshizo de sus pantalones en un rápido movimiento y...Fue en ese momento cuando Daniel se dio cuenta del drástico cambio en su tímida personalidad. Se alejó algo asustado de sí mismo. Mathew se sorprendió de la falta de contacto y miró hacía atrás, sin abandonar su posición. Justo cuando había decidido hacerlo de esa forma más seguido..

-      ¿Daniel? - preguntó Mathew - No seas descortés...

-      Lo... lo siento, yo... - Daniel tartamudeaba, inseguro de continuar.

-      Por favor, te prohíbo dejarme así... - Mathew se puso firme - Hazlo de una vez...

-      S... sí... - asintió Daniel y se incorporó para posicionarse.

Y justo cuando tuvo la cabeza del miembro dentro, Mathew se arrepintió de no haber aprovechado su oportunidad para escapar. Dolía. En verdad, dolía. Y pensar que Daniel sentía eso cada vez que... Pero lo veía sintiendo tanto placer... "¿Qué he hecho?", una mezcla extraña de dolor y culpa le arrancaba lágrimas de remordimiento... Y una vez más, Daniel volvió a hacerle gritar de placer y dolor cuando se metió por completo de un solo empujón. Daniel sentía mucho placer, más del que podía aguantar. La presión, la situación, todo, todo era demasiado para él. Pero reunió todo su autocontrol y retrocedió hasta casi salirse, para volver a entrar con fuerza y esa vez, golpeando la próstata.

-      ¡Demonios! - aquel punto hacía que Mathew viera galaxias enteras, llenas de estrellas... - Soy un jodido masoquista... - musitó cuando se dio cuenta de que le gustaba esa mezcla extraña de extremo placer y dolor.

Daniel comenzaba a coger ritmo (jojo, coger... grrr...). Comenzaba a entender. Mathew gruñía y gemía de forma muy... animal, por falta de una palabra mejor. Con las manos recorrió la espalda del mayor, en toda su extensión. Adentro y afuera... y la curva que hacía la espalda de Mathew se acentuaba cada vez que entraba. Adentro y afuera... y las paredes se estrechaban a su alrededor. Adentro y afuera... la presión, la presión...

-      Es demasiado... - murmuró Daniel y terminó corriéndose en un agudo gemido en el interior de Mathew.

Y Mathew gruñó molesto. Muy molesto. Con lo mucho que lo disfrutaba y él... y él... - Daniel, acuéstate...

Y Daniel, ligeramente avergonzando por su, ammm..., precipitado final, no opuso ninguna resistencia. Se acostó boca arriba, con las piernas ligeramente abiertas y el rostro rojo de la vergüenza. "Ok, moverse duele, pero más me duele el pequeño Matty", pensó Mathew mientras se metía entre las piernas del menor. Pero no lo penetró. Se apoyó con las manos a cada lado de la cabeza de Daniel y lo miró directamente a sus ojitos (bueno, ojotes, pero eso no suena bien) detrás de los lentes. - Lo siento... - susurró Daniel, desviando la mirada. Mathew sentía el líquido caliente en su interior, escurriéndose por sus piernas. "Ok, eso da un poco de asco", pensó para sí.

-      ¿Lo disfrutaste? - preguntó Mathew, sin disculparlo aún. Daniel asintió tímidamente con la cabeza - Entonces, no lo sientas... - y se inclinó para besarlo - Haz algo al respecto... - tomó una de las manos del chico y la guió hacia su no tan pequeño ni tan dormido  amigo. En otras palabras, lo hizo sentir lo caliente y grande que estaba su pene por culpa suya - ¿Y bien?

Daniel, que ya no creía poder sonrojarse más, alcanzó un nuevo nivel de sonrojo, el Nirvana del sonrojo, a un puto paso de colapsar de tanta sangre corriendo por el rostro. Por suerte, se controló. Había aprendido a mantenerse consciente, ya que consciente uno se divierte mucho, mucho más... - Bueno, yo... - comenzó a tartamudear Daniel. Y una vocecita en el fondo de su cabeza, le dijo que no había lugar para las palabras, así que abrió más las piernas y levantó las caderas - Me haré responsable... - terminó, con la voz ahogada por la pena.

Y sólo con eso, Mathew entendió el mensaje...

...

-      Bueno, si no entendiera, sería un completo idiota, ¿no? - comentó Nadia.

-      En mi defensa, Mathew acostumbra ser un idiota... - rebatió Mick, con la mano sobre el mouse, guardando el archivo mientras pensaba como continuar su pequeña historia. Luego del éxito de su primera historia (a pesar de la pequeña crítica de su querida novia, Nadia concluyó que era una obra maestra y lo llenó de atenciones...), había decidido continuar con ese pequeño hobbie. Era una forma menos... destructiva de expresar su creatividad, aunque no tan divertida como hacer bromas y molestar a Mathew. Hacía algún tiempo que no acosaba a Daniel. Tal vez, con Nadia debieran organizar alguna reunión...

-      ¿Sabes, amor? ¿No crees que fantasear sobre tu mejor amigo y su novio en la cama es algo raro?

-      Mmm... Digamos que paso demasiado tiempo contigo... - respondió Mick.

-      ¿El fangirlismo es altamente contagioso? - preguntó Nadia.

-      Ya sabes, querida... El yaoi dominará el mundo... - y Mick dejó la computadora para explicarle a Nadia lo maravilloso que sería si el yaoi y el yuri se aliaran para tomar el mundo por asalto y así habría chicas preciosas besándose por doquier... Y Nadia lo observaba con estrellitas en los ojos, maravillada por la genialidad de su novio... y por su propia habilidad de pervertir, digo, convertir a cualquiera...

Notas finales:

y alli esta!! Ojala que Suki-chan lo lea...


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