La situación se estaba poniendo difícil. En verdad difícil. Ya era la sexta ocasión que lo hacían. ¿Alguien podía haber apostado que durarían tanto? Probablemente no. Eso se había convertido en un maratón.
Y es que, como en ocasiones anteriores, todo surgió de una simple visita. Tan rápido como un chasquido de dedos, y después de un par de tragos. Desde luego el alcohol siempre los acompañaba fielmente en sus reuniones, aún si en ocasiones provocaba cosas de las cuales no se acordaban el día de mañana.
Hyde estaba justo debajo d aquella imponente figura masculina, con el olor de su perfume a escasos centímetros, el leve roce de sus piernas con las propias, y su respiración levemente agitada, aún no entendía cómo había logrado convencerlo de intentarlo de nuevo. Ambos eran muy impulsivos, y tal vez mañana su espalda no estaría en buenas condiciones. Una ligera gota de sudor resbalaba por su cuello, mientras se mordía los labios. Era notable el cansancio en su rostro. El otro hombre que estaba con él lo había notado, al igual que notaba que sus piernas no aguantarían por mucho, era solo cuestión de tiempo para que le rogara que se detuviera, y él iba a disfrutar mucho ese momento, su lado maquiavélico había saltado a la vista, pero siempre que lo hacían llegaban a ese punto crucial, a veces involucraba pensar un poco más las cosas, a veces solo hacerlo tan rápido como era posible. Por su parte su posición no era tan cómoda, sin embargo no iba a ser él quien desistiera, y menos tratándose de flexibilidad y resistencia. Nadie era mejor en el mundo que él para ambas cosas. Lo veía, con esos grandes ojos almendrados y el cabello rubio (en esa ocasión), tan lindo, pensó para sí, con ese pequeño cuerpo que muchos dieran por frágil, pero que en verdad era más fuerte de lo que él una vez llegó a pensar, y ahora lo estaba demostrando.
-¡Gac-chan! ¡Apúrate! – le pidió el pequeño vocalista, con tono desesperado. “Está tardando mucho” fue lo que cruzó su mente, antes de hacer una mueca de fastidio.
-Espera, ¡qué impaciente! – rió Gackt, quien no dejaba de verlo. Si bien su cuerpo estaba un tanto agotado por las últimas presentaciones de su obra (Nemuri), ahora estaba dispuesto a ir por todo.
-¡Ya no puedo! – se quejó de nueva cuenta Hyde, estaba haciendo un esfuerzo sobre humano para soportar tanta espera.
-Tendrás que aguantar, yo te pregunté si podías y me dijiste que sí – “¿Es acaso un regaño? O ¿Insinúa que soy un pobre debilucho?”, Hyde sin dudas estaba molesto, ¿cuál era la gran ciencia? Gackt solo debía hacer un movimiento.
-¿Y? – sus manos estaban muy separadas entre sí, sus piernas de igual forma y Gackt sobre de él…la escena le podría haber parecido muy interesante a muchos, pero él… - De cualquier forma, ¿cómo terminamos en esta posición?
-Ni idea – Gackt reía considerablemente, Hyde se veía muy gracioso con esas mejillas sonrosadas.
-No es cómodo, ¿Sabías? –
-Tranquilo, solo déjame hacer lo mío, ¿de acuerdo? –
El pequeño vocal asintió.
Los siguientes minutos transcurrieron sin mucha novedad, hasta que en efecto, sucedió que fue Hyde quien quedó arriba de Gackt. Era su turno, y sus piernas obviamente eran más cortas que las de Gackt, por lo que estirarse hasta lo máximo no iba a ser suficiente, pero nada iba a impedir que lo intentara, además no quería perder, ni que Gackt celebrara su victoria en sus narices. Ya había sucedido con el póker, en el billar, incluso con los bolos, juego que detestaba con el alma, y aún así había ganado. Tendría que ser el vencedor, por lo menos en esta partida de twister.
-Mano izquierda verde – Hyde cambió su postura, lo que le permitió alejar su cuerpo solo un poco del de Gackt.
-Mi turno, pie derecho azul – el círculo estaba alejado. No iba a ser fácil llegar hasta él, además Hyde se lo impedía, una sola equivocación y se iría de bruces al suelo… lo cual no sucedió.
“Cuando se le mete en la cabeza ganar, no hay quien lo detenga”, pensó Hyde, tal vez era una virtud, tal vez un defecto. Lo que fuera, solo lo hacía más especial.
En un segundo, enredó su pierna derecha con la de Gackt, lo que provocó que perdiera el balance y mandarlos a los dos al piso y además hacerlo caer encima del pianista.
-¡Auch! – fue lo único que pronunció Hyde, antes de tallarse la espalda baja.
-¡Eso debería decir yo! ¡Fuiste tú quien cayó sobre mí! –
Aún así, Hyde no se levantó de donde se encontraba, que no era otro lugar que el abdomen de Gackt. Estaba recostado sobre él, sintiéndose muy bien, tan cómodo, tan cálido. Podía ser su sofá favorito. Entrecerró los ojos un segundo, y al siguiente ya tenía el rostro de Gackt a escasos milímetros de sus labios, lo que le provocó un terrible sonrojo, y que por inercia cerrara los ojos pensando que lo iba a besar.
-Perdiste – fue lo único que pudo escuchar
Abrió los ojos y Gackt soltaba una carcajada, eso era muy malo de su parte. Hizo una mueca de desagrado antes de darle una respuesta.
-La próxima vez invítame a jugar algo menos peligroso – mientras se levantaba al fin y le enseñaba la lengua. “A veces es tan infantil y de todas formas adorable”, pensó Gackt.
-¿Ajedrez? – preguntó de inmediato, al tiempo que se incorporaba.
-No estaría mal – le dijo, mientras se acomodaba la camiseta.
FIN