Real love
Por: Lawliet Hiwatari Takarai
Inicio: Jueves 13 de enero de 2011. A las 23:48 horas
Capítulo I
No cabía la alegría en sus jóvenes cuerpos. Nuevamente se habían convertido en los campeones mundiales de Beyblade, los cuatros eran invencibles, los cuatro eran los mejores en ese maravilloso deporte que cada día atraía a más personas alrededor del mundo, los cuatro eran los únicos e insuperables Bladebreakers. Al menos hasta ese día, la vida de los Bladebrakers había llegado a su final después de más de cuatro años como equipo, y la razón no era otra que los estudios y la vida normal. Si bien ser miembro de un equipo de élite dentro de un deporte exigente permitía gozar de muchos privilegios, era cierto que esa vida no iba a durar para siempre, así que por más que les doliera tenían que comenzar con sus planes para el futuro.
Asombrosamente todos lo sabían, y aceptaban. Incluso Tyson había entrado en razón de que lo mejor sería probar cosas nuevas y diferentes que lo convirtieran en mejor persona. Además de que la disolución del equipo no significaba que el lazo de amistad que entre ellos había nacido tendría que romperse, al contrario eso lo unía más. Todos habían estado de acuerdo en que después de los Bladebreakers seguirían siendo los mejores amigos y que cualquier cosa que hicieran, siempre contarían con el apoyo de los demás miembros del equipo, estarían siempre en contacto y que sin falta, anualmente se llevaría a cabo una reunión en casa de Tyson para poder verse. Inclusive Kai Hiwatari había entrado en aquél acuerdo grupal, sorprendiendo a unos y alegrando a otros.
Los cinco miembros del equipo, por que Kenny también estaba allí, caminaban por las instalaciones de la BBA, puesto que el señor Dickenson los había citado para oficialmente entregarles el premio y felicitarlos. Kenny iba por delante seguido de Max, Tyson y Rei y muy atrás venía el estoico joven Hiwatari que ya contaba con 17 años y estaba próximo a entrar a la universidad. Sus pensamientos vagaban por su mente sin llegar a uno concreto, pensaba en la escuela, la universidad, el beyblade, su abuelo… pero sobre todo en Rei. Le llevo cerca de un año, desde que se convirtió en líder de ese grupo de molestos e hiperactivos chiquillos, el darse cuenta de que había caído en las redes de Kon. Aún en contra de todo lo que le habían enseñado en la abadía y su abuelo se había enamorado. Pero sabía que no era ni sería nunca correspondido, por eso sus sentimientos los había enterrado muy en el fondo de su frío corazón, un lugar del cual nunca saldrían.
Gracias a esa dura e impenetrable máscara que se había creado para “refugiarse” de tontos sentimentalismos, nadie se había percatado de sus sentimientos, ni siquiera el intuitivo y perceptivo Max, que de alguna manera podía leer los pensamientos de sus compañeros o sentir cuando éstos estaban en problemas. Era verdad que el trato que tenía para con Rei era totalmente diferente del resto de sus compañeros, pero todos decían que se debía a que el temperamento tranquilo, paciente y relajado de Rei se complementaba con la actitud solitaria, fría y poco social de Kai. Y Kai no de molestaba en negarlo, después de todo esa era una excusa perfecta para dejar salir un poco sus verdaderos sentimientos hacía el chino.
El joven Hiwatari parecía perdido en sus pensamientos, pero prestaba atención a lo que sus compañeros hablaban, y más cuando escuchó cuando el pequeño Max de ahora 14 años le preguntaba curioso al chino que haría después de la separación.
- Obviamente pienso regresar a China, Max – contestó Rei
- ¿Por qué dices que es obvio? – preguntó el glotón de Tyson que llegaba un pan en la mano – Yo pensaba que te quedarías en Japón
- ¿A qué? –
- Pues a estudiar. Te puedes quedar en mi casa – ofreció el japonés
- Agradezco tu oferta pero… - Rei se detuvo pues no sabía si debía contarles a sus amigos
- ¿Qué pasa Rei? – preguntó el americano – Cuatro años juntos y no nos tienen confianza
- No es eso, solo que me da un poco de vergüenza –
- ¿Pues de que se trata viejo? –
- Mis deseos de regresar a china son personales –
- ¿Personales? – cuestionó Max rascándose la parte trasera de la cabeza
- Quiero regresar a China para poder estar con Mao y casarme en el futuro con ella – comentó Rei con un severo color rojo en sus mejillas
- ¡Viejo…! – comenzaba a decir Tyson, pero Kai ya no escuchaba nada. Esas habían sido las palabras más dolorosas, duras y crueles que Kai había escuchado en su vida, incluso peores que las de la abadía o las de su propio abuelo.
Rei solo confirmaba que jamás iba a corresponder ese amor que sentía, si alguna vez en su corazón se había hecho la más mínima ilusión, ahora bien podía matarla de golpe. La persona que amaba ya pensaba hasta en casarse con otra, y con lo joven que era, tan solo un año menor que él. El único consuelo que le quedaba, si es que a eso se le podía llamar consuelo, era el que nunca había cometido la estupidez de declararse, eso si que hubiera sido un error mayúsculo. Hubiera quedado en ridículo con su orgullo herido y el corazón roto, además de que hubiera perdido la amistad del joven de ojos ambarinos. ¡Ni pensarlo!, el amor que sentía con Rei se lo quedaría él, nunca se lo diría a nadie ni mucho menos a Rei y jamás, jamás volvería a enamorarse como lo había hecho de ese singular oriental.
ccccccc ccccccc ccccccc ccccccc KAIXREI ccccccc ccccccc ccccccc ccccccc
Ocho años después…
En la pequeña cocina que pertenecía al dojo Kinomiya, que ahora era manejado por el hermano mayor de Tyson, se encontraban un chino y un americano terminando la comida que habían escogido para esa reunión. Ambos en completo silencio, mientras que su amigo japonés había ido a la tienda cercana a comprar algunas bebidas y el pastel que por falta de tiempo Rei no había podido preparar, pues su vuelo se había atrasado demasiado y había llegado esa misma mañana a Japón.
- Es increíble como pasa el tiempo ¿Verdad? – habló Max mientras seguía picando las verduras para la ensalada
- Si – respondió Rei mientras meneaba la sopa
- Yo tengo 22 años y tú 24, nos ha ido bien en la vida y seguimos siendo amigos –
- Tyson y tú son pareja – dijo Rei riendo
- Pero aún así somos amigos – remarcó el menor también entre risas
- Me alegro mucho por ustedes chicos – fue lo único que se le ocurrió comentar al oriental
- ¿Aún lo extrañas? – preguntó Max después de un largo rato de silencio
- ¿Eh? – preguntó el neko confundido
- A Kai, ¿Qué si aún lo extrañas? –
- Me entristece que en estos ocho años de reuniones no se haya aparecido – respondió con sinceridad el mayor
- Te entiendo, era tu mejor amigo –
- Todos son mis amigos, Maxie –
- Lo sé Rei – comentó – pero te llevabas mejor con él, siempre estabas a su lado, compartían habitación y siempre te trataba mejor a ti. Incluso llegue a pensar que te gustaba.
- ¿Gustarme Kai? ¡Claro que no Max! – se apresuró a decir Rei – yo admiraba mucho a Kai me parecía un beyluchador excelente, poderoso, enérgico, único. Pero nada más.
- ¿Entonces no te gustaba? – volvió a preguntar Max
- No – le dijo Rei un poco molesto
- No te enojes Rei, no quería molestarte – se disculpó el rubio logrando que Rei solo sonriera y siguiera con su tarea de preparar la comida.
El silencio volvió a reinar en la cocina metiendo a cada uno de los jóvenes en sus propios pensamientos. El chino se preguntaba de dónde su pequeño amigo había sacado la idea de que le gustaba su líder de equipo, y es que con el paso del tiempo, Rei lo seguía viendo como el líder de los cinco, incluyendo al “jefe”. Si bien el lazo de amistad con Kai había sido mayor que con los demás, no era como para llegar a pensar que sentía algo más por el joven ruso. ¿O sí? ¡Claro que no! Además, ni Kai ni él eran gays, así que imposible que hubiera algo entre ellos. ¿O Kai si lo era? ¡Y si lo era ¿A él que le importaba? Kai seguía siendo su amigo, o al menos eso quería creer, pues desde la separación de los Bladebreakers, nadie había tenido comunicación con el soviético, y eso que lo habían intentado infinidad de veces, pero nunca podían dar con el paradero exacto de su compañero. Incluso habían llegado a pensar que había muerto, pero por las noticias se habían enterado que después de la muerte de su abuelo había tomado formalmente posesión de las industrias Hiwatari, BioVolt, Tech y algunas más que radicaban solo en territorio ruso. Kai se había vuelto una de las personas más importantes en el mercado internacional y eso debía tenerlo demasiado ocupado. Pero ¿Tanto como para no hablar con sus antiguos amigos? ¿O Kai ya no los consideraba como tal? Esas y muchas preguntas rondaban por la mente del joven Rei.
- Oye Rei – llamó el americano sacándolo de sus cavilaciones
- Dime –
- ¿Y sabes por qué Kenny iba a llegar más tarde? – preguntó – Él nunca se retrasa en nuestras reuniones
- Siempre hay una primera vez para todo – expresó Rei
- Si, pero ¿Te dijo la razón? –
- Creo que tenía que ir a ver algo con lo de su beca para seguir su carrera en el extranjero – dijo Rei sin tomarle mucha importancia al asunto
- Ese jefe siempre tan estudioso –
- Algunas personas nunca cambian –
- ¡Ya llegué! – se escuchó que gritó alguien desde la sala
- Tyson – exclamó Max – comenzaba a pensar que habías ido hasta la embotelladora por el refresco
- Me entretuve por que cerca del parque había unos chicos jugando Beyblade y recordaba viejos tiempos – rió el japonés - ¿Y Kenny aún no llega? –
- No – respondió Rei que apagaba la sopa y se lavaba las manos
- Que raro, dijo que llegaría tarde pero ¿No creen que ya fue mucho? –
- Para mi que ya quieres comer y como sabes que no lo harás hasta que llegue el jefe ya te apuras por él –
- ¡Max! – gritó Tyson - ¿Cómo puedes pensar eso de mí?
- Yo estoy de acuerdo con Maxie – comentó Rei riendo
- Creí que éramos amigos –
- Lo somos – dijeron los otros dos al mismo tiempo
- Veo que comenzaron la fiesta sin mí, chicos – habló un pequeño joven de 20 años con su inseparable laptop en las manos
- ¡Que bueno que llegas Kenny! – gritó Tyson lanzándose a los sus brazos
- Supongo que ya querías comer, glotón – dijo Kenny divertido – pero temo que tendrás que esperar
- ¿Por qué? – preguntó Tyson asustado – Ya estás aquí no hay nada que impide que disfrute de la deliciosa comida que prepararon Max y Rei
- Es que no vengo solo… -
- ¡Kenny, quedamos que esta era la reunión de los Bladebreakers, nadie más puede venir –
- Lo sé y… -
- Déjalo Tyson, hay comida suficiente para todos – dijo Max tratando de calmar a su novio
- ¡Sabes perfectamente que no lo digo por eso! –
- Por que mejor no van afuera y ven de quien se trata – dijo Kenny tranquilamente
Max y Tyson iban por delante seguidos por Rei, pues en cuanto su amigo les dijo que salieran al patio no pudieron aguantar la curiosidad de saber quién era la persona que acompañaba a Kenny.
- ¡Pero si es Kai! – gritó Max corriendo a saludar a su compañero que estaba recargado en una de las paredes del dojo
- ¡Kai! – exclamó también Tyson con alegría
- …Kai… - fue lo que dijo Rei con el poco aliento que le quedaba al ver a aquella persona a unos pocos metros de él.
Sus amigos ya habían llegado hasta el ruso, que los saludaba con su característica pose fría y mirada penetrante. Sin embargo había algo diferente en él, de sus labios una pequeña sonrisa se asomaba un poco tímida al ver a aquellos jóvenes que habían sido sus amigos en el pasado.
Rei seguía asombrado, mirando embelesado aquél joven que decían era Kai, pero vaya que había cambiado, se veía terriblemente seductor, y se sorprendía a si mismo por pensar aquello. Alto, delgado pero con un cuerpo perfectamente marcado, sus facciones ya no eran las de un niño sino las de un hombre joven y viril. Su cabello y sus ojos eran los mismos, se alegraba de eso. Y vestía tan elegantemente que a kilómetros se notaba su procedencia extranjera.
- ¿No vas a ir a saludar a Kai? – preguntó Kenny que seguía parado a un lado de Rei
- Yo… - Rei no dijo nada más y comenzó a caminar hacia donde los tres chicos estaban. Max y Tyson se hicieron a un lado en cuanto vieron al oriental acercarse y Kai levantó su rojiza mirada para encontrarse con la ambarina
- Kai – llamó Rei acercándose a su compañero mientras lo tomaba su rostro entre sus manos – Realmente eres tú – continuó para después pasar sus brazos por el cuello del ruso y abrazarlo como si su vida dependiera de ello. Cosa que sorprendió a todos los presentes, incluso a Kai pero correspondió el abrazo a su amigo.
- Hola… Rei – le dijo Kai al oído sintiendo como el chino se estremecía entre sus brazos.
Continuará… Terminado el 14 de enero de 2011. A las 01:48 horas.