-Es doloroso saber que nunca serás correspondido por que aquella persona a la que tanto amas ha dejado de existir en este mundo; es doloroso pensar que no tienes a nadie con quien compartir aquel punzante y a la vez hermoso sentimiento que desea que lo dejes salir, es doloroso entender que hasta mi falsa identidad a encontrado lo que más ansío, que ni la magia ni nada podrá conseguir lo que más deseo… Clow…- Siempre era lo mismo aquella triste impaciencia que había sentido en su nuevo despertar y todo lo que había pasado desde entonces no podía dejarlo tranquilo. Observó la luna, lucía tan hermosa como siempre, sola, alejada de las demás estrellas.
-Estoy de vuelta- Estiró sus piernas y brazos. El viaje en avión lo había dejado entumecido. Hace bastante tiempo que no regresaba a Japón y se encontraba demasiado nervioso, volvería a ver a Yukito, Tomoyo, Kerberos, al fastidioso de Toya y a… Sakura.
-Sakura…- Susurró sin darse cuenta, hacía bastante tiempo que no la veía, 4 años habían pasado desde la última vez que se vieron. –Mmph, Tal vez ni me recuerde- Pensó burlándose de si mismo, eso sería imposible- Mejor dicho, tal vez no me reconozca, ha pasado mucho tiempo desde que ella rechazó completamente mis sentimientos para irse al lado de Tomoyo. Creo que es mejor así, pero aun duele.
Caminó por las calles niponas, como deseado el estar y no estar ahí: estaba arrepintiéndose de su decisión.
-Tsk, no se para que regresé, no tengo nada que hacer aquí, es mejor que regrese a Hong Kong- Abrió la puerta de su antiguo departamento, se encontraba igual a como lo había dejado, excepto por una presencia que seguramente se encontraba en el balcón. Tomó su espada, manteniendo la guardia, mientras abría la puerta que lo separaba de esa energía que tal vez se le hacía un tanto conocida. Lo miró observando la luna, su símbolo.
-Yue… - Susurró, cerrando la puerta tras de sí.
-Hace mucho tiempo que no nos vemos, Lee Shaoran.
-Sí…
-Estoy seguro que viniste a ver a Sakura.
-Así es, ¿cómo está ella?
-Bien, creo. También hace algo de tiempo que no la veo.
-Oh.
-¿Duele?
-Si.
-Yo siento lo mismo.
-Iré a tomar un baño, estoy cansado.
Salió de la habitación para dirigirse al cuarto de baño. ¿Por qué Yue estaba ahí? ¿Por qué no sabía nada de Sakura si se suponía que era su guardián? Y… ¿Por qué le había dicho que también a él le dolía?
Abrió el grifo de la regadera, empapando su cabello con el agua helada. Había olvidado prender el calentador. Tomó el jabón y lo restregó contra su cuerpo, enjuagando cada parte con sumo cuidado y sin darse cuenta. Cerró los ojos, sintiendo mejor el contacto con el agua fría, mientras las imágenes de los momentos en los que había estado cerca de ella se hacían presentes en su memoria. El líquido descendía desde su cabello mezclándose con las lágrimas que comenzaban a emerger de sus ojos sin poder controlarlo.
Tomó la toalla, enredándosela en la cintura. Observó su figura reflejada en el espejo del baño. Lucía mas alto y delgado que antes, sus manos se habían vuelo grandes y fuertes y su cabello un poco más largo.
-Debe ser que todo cambia con el tiempo… hasta los sentimientos.
-Tienes razón.
Giró hacia el lugar de donde provenía la suave voz. Observó como Yue se encontraba recargado en la puerta, mientras su mano que siempre yacía hacia su costado, se encontraba masajeando su sien con suma delicadeza.
-“Es doloroso saber que nunca serás correspondido por que aquella persona a la que tanto amas ha dejado de existir en este mundo”- Esas mismas palabras salieron de su boca como serpientes venenosas.
-¿De que hablas?
-Clow se fue y ni siquiera pude decirle lo que siento de la manera correcta.
-Estabas enamorado de él. Entonces tu… sientes lo mismo que yo.
-…
-Yo… no se por que regresé. No quiero ver otra vez a Sakura, ni a Tomoyo, ni a Yukito, mucho menos a Toya, o por lo menos no por el momento. Aun duele demasiado.
-Yo… no soy Yukito, así que no puedo sentir nada por Toya, más que gratitud. Siempre he guardado mis palabras, mis sentimientos para mí mismo. Me siento solo.
-Veo que estamos en la misma situación- Shaoran se acercó a él, acorralándolo contra la puerta- Pero, odio más el sentimiento de autocompadecerme. Si Sakura ha decidido estar con la persona que más la quiere y que había estado más tiempo con ella, es por que desea ser feliz, por que se dio cuenta que en verdad ama a Tomoyo más que a mí y eso no va cambiar- Aquellas palabras por poco lo derrumban. Se recargó en el pecho del albino, doblegado por el dolor y la rabia que sentía. Sintió un par de brazos depositarse sobre sus hombros en un contacto dudoso. Yue lo abrazaba, recargando su cabeza sobre la clavícula del menor. Se quedó estático por unos instantes, meditado lo que sucedía. Tal vez y, solo tal vez pudiera tener la oportunidad que quitarse aquel sufrimiento con la ayuda del guardián de la luna.
Yue deshizo el abrazo y se quedó mirándolo con curiosidad. Shaoran volvió a colocar sus brazos sobre la puerta, impidiéndole el escape, aunque su cara seguía baja.
-Yue… quisieras… hacer el amor conmigo- Preguntó al momento de levantar la mirada de golpe. Sus mejillas se encontraban sonrojadas ligeramente así como las suyas. El de ojos lilas sonrió tiernamente mientras miraba la expresión en aquella cara. Se acercó, rozando sus labios con los propios, separándose casi al instante.
-No soy Sakura y… tú no eres Clow, pero… no quiero seguir sufriendo por alguien que ya no está conmigo.
Shaoran acercó lentamente su cara, esta vez con un poco de timidez, besándolo en la comisura de los labios, deslizándose hasta terminar por completo por encima de ellos. Yue abrió un poco la boca para que aquella lengua entrara, sin restricciones en ella, por su parte, Shaoran se sumergía en un mar de sensaciones impidiéndole pensar nada más.
Subió sus delgados brazos, envolviendo su cuello aun cubierto por la ropa. Siguieron besándose hasta que su aliento comenzó a volverse frenético al igual que el latido de sus corazones. Deslizó una de sus manos desprendiéndole de la pesada ropa que solía utilizar. Quitó la cinta que detenía la caída de la gabardina y la camisa, dejando al descubierto su pecho tan blanco como la nieve. Besó su cuello con pudor, dejando pequeñas manchas rojizas, mientras la saliva escurría sobre la piel nevada.
Cayeron ambos sobre el frío piso, al igual que la toalla que cubría la intimidad del de cabellos color chocolate. Besándose tanto como sus lenguas se los permitían, mientras las tibias manos hacían contacto con la piel sensible de ambos.
Yue se desprendió de lo que le quedaba de ropa, quedando en las mismas condiciones que el otro. Sintió como su miembro era tomado e introducido en la pequeña boca y succionado completamente como si fuera una paleta.
-Nnnh, Shaoran…- Susurró al sentir un pequeño mordisco, que no llegó a lastimarlo, mientras los delgados dedos del menor comenzaban a hundirse en su entrada uno a uno completamente húmedos.
-Está bien así, ponlo dentro…
-Si
Tomó su propio miembro y lo introdujo despacio, cerrando los ojos.
-Shaoran, mírame- Sintió el suave aliento contra su cara, abrió sus orbes cafés y comprobó que Yue lo disfrutaba. Jamás había visto el rostro del albino con una expresión como esa, una mezcla de placer y ternura, con aquel tinte de erotismo que lo bañaba desde los largos cabellos plateados hasta la punta de los pies. Aquel incentivo le ayudó a entrar completamente dentro de aquel punto inmaculado. Comenzó a moverse buscando aquella parte donde estuvieran aún más conectados, en un vaivén suave pero efectivo. Buscaron sus labios con desespero y cuando los encontraron sólo se unieron para quedarse estáticos mientras el orgasmo venía con toda su fuerza. El menor cayó exhausto sobre el otro cuerpo. Ambos trataron de acompasar sus respiraciones que aún se mantenían entrecortadas por el agotamiento.
-¿Crees que esto a sido lo correcto?
- Recuerda que tu me lo pediste ¿Es que acaso te arrepientes?
-No. Pero ahora estoy confundido.
-Yo también.
Se miraron a los ojos, perdiéndose en la mirada de ambos.
-Mantengámoslo en secreto, por ahora.
-Sí. ¿Puedo… abrazarte?
-Hazlo. Ahora eres mi amante.
-Si.
-“El amor puede ser el sentimiento más hermoso, pero también puede ser el más doloroso de todos.”
-“Sin embargo, en alguna parte, siempre habrá alguien que comparta nuestro mismo dolor y es ahí donde nos completaremos”. Te amaré como nadie, lo juro.
-Yo también lo juro, Shaoran.