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UNA ACCIDENTADA UNIÓN por nurikosan

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Notas del fanfic:

Este fanfic le tuve subido en esta página con el nombre de "Apariencias" pero debido a que he estado inactiva durante bastante tiempo, fue borrado en su momento al estar inconcluso.

Lamento haber tardado tanto en retomarlo, pero ahora ya esta aquí totalmente completo. Espero que os guste.

Es Sábado por la noche en el Santuario. Milo se dirige a la casa de Acuario. Quiere invitar a Camus a cenar.

 

- ¿Camus, estas en casa? –grita a la vez que entra directamente.

 

- ¡Milo! ¿Qué ocurre? –pegunta algo asustado, pues no es normal que aparezca a esas horas por su casa.

 

- Nada, amor. ¿Tenía que ocurrir algo? –sonríe acercándose a darle un suave beso- Es solo que he pensado, que como es Sábado y hemos tenido una semana muy dura, nos merecemos algo especial. Te invito a cenar. Vamos, no me mires con esa cara y vistete que se hace tarde.

 

Camus, se arregla rápidamente. Pensaba pasar la noche viendo una película en soledad, y ahora su querido Milo ha venido a invitarle a cenar nada menos. Esta radiante de felicidad.

 

- Vaya! Estas maravilloso. Deberías vestirte siempre así.

 

Le tiende el brazo y sale con él agarrado. Se dirigen a un mirador del Santuario. Lo ha preparado todo a conciencia. Champán frío, velas, flores en la mesa, una deliciosa cena fría y una dulce música de violín de fondo.

 

- ¿Te gusta? –pregunta Milo una vez que están sentados a la mesa disfrutando de la cena.

 

- Si –contesta sonrojado- Gracias, es maravilloso. Hasta la noche parece querer acompañarnos.

 

- Entonces –dice dándole una copa de frío champán- brindemos por nuestro amor.

 

La cena transcurre placidamente para ambos. Al terminar se tumban en el suelo, sobre una manta en la blanda hierba que el Escorpión ha llevado previamente.

 

Camus tiene la cabeza apoyada en el pecho de Milo, mientras este le acaricia dulcemente el cabello.

 

Al cabo de un rato, Milo le voltea poniéndose él encima y comienza a besarlo lentamente con verdadero deleite.

 

- Camus, eres maravilloso. No sabes cuanto te deseo.

 

Sus besos se hacen más audaces, comienza a desbrocharle la camisa. Sus manos recorren el cuerpo de su adorado Acuario. Han llegado al pantalón y empieza a desabrocharlo…

 

- No, Milo, por favor para. Sabes que no puede ser.

 

- ¿Por qué no, Camus? ¿Por qué siempre me rechazas? Sabes que te quiero. No puede haber amor sin sexo, Camus.

 

- Pero si sexo sin amor, ¿verdad?

 

- ¿Qué insinúas, Camus? Si te refieres a mis escarceos sexuales, por que eso es lo que son, tengo que buscar en otro sitio lo que tú siempre me niegas.

 

- Milo, no te lo niego por que quiera, es solo que no puedo. La educación que recibí de mi maestro es como una barrera, simplemente no puedo derribarla. Lo siento, pero…

 

- Esta bien, precioso. No se si me arrepentiré de esto, pero..Camus, ¿quieres casarte conmigo?

 

Camus abre unos enormes ojos llenos de incredulidad. Pero es cierto, allí esta Milo arrodillado con un hermoso anillo de compromiso para él.

 

- Milo, yo no se que decir –logra tartamudear.

 

- Di simplemente que si, precioso –coge el anillo y se lo pone en el dedo.

 

- Si, Milo acepto –contesta con lágrimas en los ojos.

 

- ¿Me dejarás besarte, ahora? –le acaricia la nuca

 

- Mi amor, claro que si. Pero solo un beso. Quiero resérvame para la noche de bodas.

 

- Imaginaba que me darías esa respuesta –le besa con todo su amor.

 

Al día siguiente a media mañana todo el Santuario conoce la noticia. Todos están encantados con ella. Llevaban demasiado tiempo esperando a que se produjera. Todos excepto un caballero: Saga de Géminis.

 

Saga esta furioso. No soporta la idea de que alguien como Milo se una para siempre a un ser tan frío y sin sentimientos como Camus. El quiere a Milo para si. Piensa que es el único capaz de hacerle feliz, de darle lo que necesita en la cama y fuera de ella. Así que comienza a tramar un plan para arruinar la boda. Tiene que ser algo que le llegue al corazón, algo que le haga odiar a Acuario…

 

Mientras Milo y Camus han fijado el día. Será el próximo Sábado en los jardines del Santuario. Se unirán ante la estatua de la diosa Atenea. Juraran su amor eterno. Y como maestro de ceremonias tendrán a Shaka.

 

El Miércoles Milo celebra su despedida de soltero. Ha invitado a todo el mundo. Camus se retira temprano. Esta cansado, pues es el que lleva prácticamente todo el peso de los preparativos de la ceremonia.

 

Esa noche, Saga acompaña a Milo al terminar la fiesta. Le lleva por un camino diferente.

 

- Milo, quiero que veas algo. Me produce un gran dolor tener que mostrarte esto, pero, prefiero ese dolor a dejarte cometer un gran error con esta boda.

 

- ¿De qué estás hablando, Saga?

 

Saga no responde, solo sigue andando con la cabeza gacha en señal de tristeza.

 

Al cabo de un trecho, llegan a una casa de dos plantas. En la ventana de la planta de arriba hay dos hombres haciendo el amor. Uno de ellos esta apoyado en el poyete de la ventana, su larga melena cayendo hacia la negra noche y dejando al descubierto el inconfundible tatuaje de su espalda: la diosa del cántaro vertiendo agua sobre el lago. El otro le esta tomando mientras repite sin cesar su nombre una y otra vez lleno de lujurioso deseo:

 

- Oh, Camus, eres maravilloso… que bien lo haces… oh, si, si… Camus, Camus…

 

Los ojos de Milo expresan todo el dolor y odio que siente. Desea subir y clavarles a los dos su aguijón, pero Saga le detiene.

 

- No amigo, con eso acabarían muy pronto de sufrir, y Camus debe pagar todo el daño que te ha hecho. ¿No estas de acuerdo?

 

- Si, tienes razón –su voz esta ronca por el dolor- me vengare, si, claro que me vengare Camus, no lo dudes.

 

Al día siguiente por la tarde Milo se acerca a casa de Camus. Este todavía esta con algo de dolor de cabeza por la fiesta de anoche.

 

- Milo, que alegría verte. ¿Cómo te encuentras después de lo de anoche? Yo tengo un terrible dolor de cabeza…

 

Sin darle tiempo a decir nada más, Milo le golpea con el dorso de su mano tirándolo contra la pared.

 

- Milo, ¿qué te ocurre? –pregunta con voz sorprendida a la vez que se lleva la mano a los labios para limpiarse un pequeño reguero de sangre.

 

El escorpión le coge del cabello y prácticamente a rastras lo lleva a la habitación lanzándolo encima de la cama.

 

Rápidamente se coloca sobre él y le sujeta las manos a la espalda mientras le desgarra la chaqueta del pijama y le arranca los pantalones junto con el boxer.

 

- Milo,¿Por qué haces esto? Dios, Milo, basta por favor, no lo hagas…

 

- ¿Qué no lo haga? ¿Por qué no quieres que lo haga? ¿Acaso temes que descubra que no eres tan virgen como quieres hacerme creer?

 

- ¿Qué quieres decir? Milo, te juro que nunca he estado con nadie, claro que soy virgen…

 

- Claro, por eso anoche te fuiste antes de la fiesta ¿verdad? Para preservar tu virginal pureza.

 

Ya le ha separado las piernas y se ha desabrochado sus pantalones. Esta poniendo a punto su miembro. Cuando lo tiene preparado, le penetra de un solo golpe.

 

- Dime, Camus, ¿quién era el sujeto que estaba contigo anoche? –le pregunta a la vez que comienza a moverse bruscamente en su interior- ¿A quién te estabas tirando anoche?

 

- No, Milo, por favor, así no, Milo basta… me haces daño… Milo…-logra articular entre sollozos producidos por el dolor que le esta causando al abrirse paso de esa manera en su interior.

 

No sabe a que se refiere. El nunca ha estado con nadie, y mucho menos la noche pasada.

 

- Dime Camus ¿te has acostado con todo el Santuario? ¿He sido yo el único que no ha pasado por tu cama? –sigue preguntando mientras empuja cada vez más furiosamente a la par que le coge de su cabellera y le obliga a echar dolorosamente la cabeza hacia atrás.

 

- No, Milo –contesta con lágrimas en sus tristes ojos- te juro que nunca he estado con nadie. Tú eres el primero, por favor…

 

- No te creo. Anoche vi con mis propios ojos como un tipo te hacia el amor en una casa del pueblo. Afortunadamente tu tatuaje es inconfundible.

 

Esta a punto de explotar pero aún consigue retenerse un poco más.

 

- Quizás sea que prefieras a los rudos hombres del pueblo. ¿Es eso Camus? ¿Prefieres a esos patanes del pueblo a alguien como yo?

 

- No… no se de … que hablas… Milo, basta… así no… debía ser… -solloza.

 

- No, claro que así no debía ser. Creía que eras diferente, pero en el fondo eres peor que nosotros. Al menos no nos escondemos como haces tú.

 

Por fin explota en su interior. Al terminar se deja caer sobre él con todo su peso y pegando los labios a su oído le dice:

 

- Olvídate de la boda. Se acabo, no quiero saber nada de alguien tan falso como tú. Ni siquiera vuelvas a dirigirme la palabra cuando nos crucemos por el Santuario. Me das asco.

 

Camus no puede creer lo que escucha. ¡Por todos los dioses! El no ha hecho nada. No sabe a que ha venido todo esto. Con el corazón destrozado escucha el enorme portazo que da al marcharse. Intenta levantarse para asearse, pero el dolor se lo impide. Siente como la sangre y el semen de Milo se deslizan calientes entre sus piernas. Da rienda suelta a su dolor a través de las lágrimas hasta caer dormido.

 

Al cabo de un par de horas siente como muy suavemente acarician su mejilla. Al abrir los ojos se encuentra con el rostro de Shaka. Ha ido para ultimar los detalles de la ceremonia y le ha encontrado en semejante estado.

 

- Camus, ¿Quién te ha hecho esto? –le pregunta al tiempo que le ayuda a levantarse lentamente.

 

- Fue Milo –contesta entre sollozos- No se por que lo ha hecho.  Shaka, dice que anoche me vio entregándome a otro hombre en el pueblo, pero te juro que yo no era. Vine aquí directamente de la fiesta y me acosté, de hecho acababa de levantarme cuando apareció hecho una furia.

 

- Esta bien, Camus. Ahora date una ducha mientras te preparo algo de comer. ¿Podrás hacerlo solo o quieres que te ayude?

 

- No, puedo hacerlo solo. Estoy algo dolorido pero puedo apañarme solo. Gracias.

 

Lentamente se dirige a la ducha y se mete bajo el chorro de agua caliente. Lo agradece. En cierta manera, siente como el agua lava su cuerpo, como purifica su alma. Después se envuelve en su albornoz y sala al comedor.

 

Shaka le ha preparado una suculenta comida. Se sienta a la mesa y se queda mirando con expresión triste los alimentos tan bien preparados y presentados.

 

- Lo siento, agradezco tu esfuerzo, pero no tengo hambre.

 

- Camus, tienes que comer algo. –Shaka se acerca y le pone el tenedor y el cuchillo entre los dedos- Vamos, come y una vez que lo hayas hecho, averiguaremos entre los dos lo que ha pasado.

 

Acuario come en silencio. De vez en cuando una pequeña lágrima rueda por su mejilla. Al terminar se deja caer pesadamente en el sofá y mira a Shaka pidiéndole ayuda con los ojos.

 

- Quiero que me digas las palabras de Milo. ¿Puedes recordarlas Camus?

 

- Si, claro que puedo. Dijo que anoche me vio en una casa del pueblo entregándome a otro hombre. Pero, Shaka, te juro que yo no era. No se que le ha llevado a pensar que era yo, pero eso es imposible. Pase toda la noche aquí. Estaba agotado y me dormí enseguida. De hecho no he despertado hasta media tarde.

 

- Lo que esta claro es que algo tuvo que ver para pensar que eras tú.  –le palmea cariñosamente las manos- y eso es lo que tenemos que averiguar.

 

- ¿Cómo lo haremos?

 

- Camus, ¿te apetece dar un paseo por el pueblo? Quizás podamos averiguar algo.

 

- De acuerdo, en seguida me visto.

 

Los dos caballeros pasean por el pueblo con los ojos bien abiertos, captando hasta el más mínimo detalle. Cuando están a punto de volver al Santuario pasan por delante de un local de tatuajes.

 

- Camus ¿te dijo si te había visto de espaldas o de frente?

 

Se queda unos momentos pensativo, recordando las palabras exactas del Escorpión.

 

- Debió ser de espaldas. Dijo que mi tatuaje era inconfundible.

 

- Perfecto. Afortunadamente solo hay este local de tatuajes en el pueblo. Ven entremos y veremos lo que pasa.

 

Entran en el local. El dueño esta haciendo un tatuaje a un cliente. Al verlos acercarse les ruega que esperen unos minutos que enseguida terminaran.

 

Shaka y Camus recorren el local, mirando el catalogo de dibujos que tiene para tatuar, los distintitos tipos de piercings que hace…

 

- Bien, díganme en que puedo ayudarles.

 

- Solo queremos saber si ha hecho algún tatuaje como el que mi amigo lleva en su espalda y en caso de ser así, nos gustaría que nos dijera donde podemos encontrar a la persona que se lo hizo.

 

Camus se vuelve de espalda y levantándose la camisa le muestra el tatuaje.

 

El tatuador mira con ojo experto la espalda de Acuario.

 

- Es una obra de arte. Tiene el acabado más fino que he visto nunca. Es perfecto. Si, hace poco hice uno igual, no tan perfecto claro. Tarde todo un día en hacerlo.

 

- ¿Y? ¿Puede decirnos a quien se lo hizo y donde podemos encontrarle?

 

- Lo siento pero eso es un secreto profesional. ¿Además para que quieren ver a esa persona?

 

Shaka introduce la mano en el bolsillo interno de su chaqueta y saca un enorme fajo de billetes.

 

- Quizás esto le recuerde la memoria. No queremos hacerle daño. Solo algunas preguntas, eso es todo.

 

El hombre mira alternativamente el dinero y a Shaka mientras se muerte dubitativamente el labio inferior. Al cabo de unos minutos de silencio, alarga la mano y coge el fajo. Escribe en un papel un nombre y una dirección y se lo tiende a Shaka.

 

- No digan que he sido yo. La reputación de mi negocio caería por los suelos.

 

- No se preocupe por ello. Gracias por dedicarnos su tiempo.

 

- Bueno, Camus, no ha sido tan difícil. Ahora solo tenemos que dirigirnos a esta dirección y ver que nos encontramos.

 

Después de caminar durante una media hora, llegan a la misma casa de dos plantas que vio Milo. Un hombre esta en la parte trasera cortando leña. Se acercan a él y Shaka le lanza la pregunta directamente, sin andarse por las ramas:

 

- Hola, ¿puede contestarme si recientemente se ha hecho un tatuaje cómo este en su espalda? –le muestra la espalda de Camus.

 

- Y, ¿para que quieren saberlo? Si lo he hecho o no es asunto mío.

 

- Cierto, señor mío. Pero ese simple hecho de hacerse un tatuaje puede afectar a terceras personas de forma indirecta. Y no queremos que eso ocurra, ¿verdad? –le dice fijando sus hermosos ojos azules en los de él.

 

El hombre se siente atrapado en esos ojos. Quiere apartar la mirada pero le es imposible. Siente como le traspasan hasta lo más profundo de su cerebro. Sin poder evitarlo contesta mansamente a todas las preguntas que le hacen.

 

De vuelta al Santuario ninguno de los dos dice una sola palabra. Camus, trata de entender por que Saga les ha hecho semejante jugada, Shaka, por su parte, esta realmente furioso con el Caballero de Géminis, ¿quién diablos se ha creído que es para hacer algo así?

 

Camus se dirige directamente a la casa de Milo, pero es detenido por Shaka.

 

- ¿A dónde crees que vas?

 

- Voy a explicarle todo a Milo.

 

- ¿Y crees que te escuchara? Ni siquiera dejara que te acerques a su casa. Sabes como es cuando esta enfadado. No atiende a razones.

 

- Pero, Shaka, tiene que saber la verdad. Quiero que vuelva a mi lado, yo no quiero perderle por esto…

 

- Y no lo perderás, Camus.  Pero debe escuchar la verdad de los labios del propio Saga, no de los tuyos –calla unos minutos observando la reacción de su amigo- Dame cinco minutos para llevar a Milo a la casa de Saga. Tú vete para allá y entretenle hasta nuestra llegada. Cuando estemos allí, lánzale la pregunta a Saga sin previo aviso.

 

- De acuerdo. Así lo haré.

 

Al poco, Shaka se dirige con un todavía furioso Milo a casa de Saga. Mientras Camus esta hablando con él, haciendo tiempo. Cuando recibe el aviso mental de shaka de que ya se encuentran en la casa lanza la pregunta a bocajarro:

 

- Saga, ¿por qué hiciste que un hombre del pueblo se tatuara la espalda como yo?

 

- ¿De dónde has sacado semejante idea, Acuario? –responde poniéndose en guardia.

 

- El mismo me lo dijo. También me confeso que le pagaste una buena cantidad de dinero por dejarse usar junto a una ventana de la planta alta de su casa. ¿Por qué, Saga? ¿Por qué llevaste a Milo a ver semejante pantomima?

 

- ¿Por qué me preguntas? Yo te diré por que. Por que no quiero que se case con alguien como tú. Alguien tan frío y falto de sentimiento como tú. El necesita a una persona ardiente, llena de deseo por la vida y por el placer. Esa persona soy yo, querido y no tú. Haré cualquier cosa que este en mi mano para impedir semejante boda. Así que ya lo sabes. Si no quieres sufrir más aparte de él.

 

De repente Milo sale de las sombras. Ha ocultado con la ayuda de Shaka su cosmos para pasar desapercibido. Sus ojos están llenos de furia y su aguijón preparado para insertarse en el cuerpo de Saga.

 

Con un rápido moviendo, Saga logra evitar que la estocada l alcance en el pecho, pero aún así no logra evitar que se la clave en el brazo.

 

- ¿Cómo te has atrevido a hacernos algo así? Maldito bastardo, voy a matarte por esto.

 

- Milo calmate, por favor. Lo he hecho por nosotros. Con él no serías feliz, solo yo puedo darte todo lo que necesitas. Con él te aburrirás a los dos meses, si no antes…

 

- Eso es algo que solo yo debo juzgar –grita mientras lanza otro ataque, esta vez le alcanza en el costado derecho.

 

Shaka se interpone y detiene su brazo.

 

- Ya basta, Milo. Deja que sea Shion quien le juzgue y le imponga el castigo que merece.

 

- No, no basta. Por su culpa hice daño a Camus y va a pagar por ello.

 

- Claro que pagará por ello, pero no así. Deja que lo lleve ante el Patriarca. El le castigará en su justa medida –Shaka se acerca más a Milo y le susurra- deberías ocuparte de Camus. Le hiciste mucho daño, y debes ver el modo de arreglarlo.

 

Lentamente baja su brazo y fija la mirada en su precioso caballero del frío.

 

- Lo siento –es lo único que atina a decir.

 

Camus se acerca lentamente a él y le acaricia suavemente la mejilla para a continuación darle un profundo beso.

 

- Te quiero Milo. No pasa nada, siempre que estés a mi lado.

 

- Bueno muchachos, la boda se celebrará tal y como estaba previsto mañana en el jardín –les guiña un ojo a ambos mientras se dirige a la salida con Saga fuertemente amarrado- Y recuerda Milo, las cosas no son siempre lo que parecen. A veces tenemos que mirar más allá de lo que nuestros ojos ven.

 

Una vez se han quedado solos, Milo se acerca a Camus y le coge el rostro entre sus manos.

 

- Lo siento mucho, mi amor. Siento todas las cosas que te dije. Y sobre todo el haberte causado tanto dolor con mi actitud. Si quieres rechazarme, estas en todo tu derecho, yo aceptare lo que quieras hacer.

 

Retira las manos de su rostro y las pone alrededor de su cintura, acercándose mucho más a él.

 

- Milo, quiero que me hagas el amor.

 

- ¿Estas seguro precioso? ¿No estas enfadado por lo que te hice? Fue algo monstruoso, yo…

 

No le deja pronuncias una palabra más. Le cierra los labios con los suyos.

 

- Quiero sentirte con todo tu cariño. Será la única forma de que me hagas olvidar lo de antes.

 

Milo sonríe picadamente y abrazándole por la cintura le conduce hasta su casa.

 

- Te prometo que lo olvidaras por completo. Será la experiencia más dulce y maravillosa que hayas tenido nunca.


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