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Carmín por Ciel Phantom

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Notas del capitulo:

este fic nacio de... quien sabe. la verad es que nunca conozco los verdaderos motivos por los cuales una historia nace. sin embargo lo que si les puedo decir que:

si de verdad quieren sentir este fic y llegar a su verdadera esencia lean mientras escuchan esta cansion. les aseguro que no se arrepentira.

http://www.youtube.com/watch?v=eT2mIh5dJOg&NR=1&feature=fvwp

Atte: Ciel Phantomhive

Carmín

 

 

 

Sintió su extremidad atravesarlo.  Con rapidez y rudeza.

 

 

 

Escucho el pequeño gemido escaparse de esa pequeña boca, lo vio apretar los ojos en un intento de aguantar el dolor. Sabía que el  dolor pronto pasaría. Que no duraría.

 

 

 

El divino rostro del chico se relajo, el sufrimiento menguaba. Haruka no se movió.

 

 

 

Él jovencito abrió los ojos deseoso de saber si no era un sueño. Esos iris color carmín, tan rojos como la sangre lo miraron, en ellos no existía rastro de miedo o descontento.

 

 

 

_ Haruka. _ Dijo con su suave y tierna voz.

 

 

 

Sus cabellos plateados se movían con el viento que entraba por la ventana entreabierta. Sus hombros  ligeramente desnudos temblaban. Su cuerpo frágil perdía fuerza, sostenido únicamente por  sus fuertes brazos.

 

 

 

Hermoso, etéreo, divino. Tantos calificativos que parecían tan poco comparados con aquella criatura tan agraciada y endeble.

 

 

 

_ Kantarou.

 

 

 

Sus palabras acariciaron los oídos del exorcista al tiempo que su mano morena hacia lo propio delineando cada rasgo del pálido rostro.

 

 

 

Los labios del joven dibujaron una débil sonrisa al escuchar su nombre convertido casi en jadeo.

 

 

 

_ Te amo.

 

 

 

Murmuro dejando separados sus labios cereza, como si fuera una afable y delicada invitación. El devorador de demonios no lo haría esperar, lo beso con deseo, pasión y lujuria. Quería sentirlo suyo, entregado por completo. Sin quererlo realmente se movió ligeramente. Un gesto de incomodidad se instalo en el rostro albino.

 

 

 

_ Ahggg…_Contuvo un grito que murió en la boca del demonio. _ Duele.

 

 

 

Así debía ser. La sangre escurriendo por sus piernas y manchado el blanco Yukata, lo dejaban claro.

 

 

 

Ese delicioso liquido carmín, símbolo de vida lo enloquecía. Sus ojos brillaban en la oscuridad de la habitación.

 

 

 

Afuera una luna tan roja como los ojos del peliblanco se alzaba en toda su gloria. Espiando a través del cristal y callando como muda confidente lo que observaba.

 

La aromática y embriagante esencia de la sangre lo llamaba. Su naturaleza le gritaba, le exigía saciarse con aquel mangar que se entregaba tan sumisamente a sus deseos.

 

 

 

Sus colmillos asomaron justo a tiempo para hincarse en esa tersa y blanca piel expuesta. Un nuevo gemido nació y murió de forma instantánea.  El menudo cuerpo se estremeció.

 

 

 

La fragancia a durazno que despedía su maestro lo extasiaba al límite. Ambrosia. Era ambrosia que lo hechizaba asiéndolo adicto a tan excelso sabor. El quejido de esa boquita era fruto inexorable de la existencia que se le escapaba, o que el entregaba gustoso.

 

 

 

_Sabíamos que este día llegaría.

 

 

 

Con un movimiento lento y casi desganado Kantarou dejo caer su cabeza en uno de sus hombros. El calor de su cuerpo ya era nulo.

 

 

 

Mirando hacia afuera, el viento mecía las copas de los arboles al son de una balada que solo el sabia tocar. El dócil murmullo proveniente de las hojas agitadas  producía una canción de cuna tan añeja que está casi por completo olvidada.

 

 

 

Sus blancos bracitos hicieron un esfuerzo tremendo al dejar el pecho del moreno y subir hasta su nuca. Lo abrazo con amor y devoción.

 

 

 

_ Te amo.

 

 

 

Y sus bellos irises color carmín lloraron mudas pruebas de amor.

 

 

 

Lo sintió remover esa parte de dentro de él. La sangre no espero para brotar de aquel lugar profanado a la fuerza.

 

 

 

_ Te amo.

 

 

 

Era su forma de decirle: “Todo estar bien. Y, “ te perdono”

 

 

 

Haruka regreso en sí. Su éxtasis se alejaba y con ella su fantasía. La cruda verdad se revelaba ante sus ojos.

 

 

 

En sus labios aun quedaban rastros de aquel liquido adictivo. Intento limpiarse rápidamente con el dorso de su mano derecha. Esta se encontraba un más manchada. Sus uñas negras y afiladas como garras aun mantenían en ellas algunos rastros de carne.

 

 

 

_ Te amo

 

 

 

Y esa voz lo atrajo. El jovencito aun se sostenía de su cuerpo.

 

 

 

Con cuidado lo alejo. Él solo sonrió. Lo observo más detenidamente. El estomago lo tenía perforado.

 

 

 

_¡¿Pero que he hecho?!

 

 

 

Su exclamación fue más de terror que de sorpresa.

 

 

 

_ Lo sabíamos. Que algún día me matarías.

 

 

 

El devorador abrazo a ese humano que se convirtió en su amo al darle nombre. Y que se trasformo en su persona amada al entregarle su vida y cariño.

 

 

 

_ Kantarou.

 

 

 

No había cavidad para las palabras. ¿Qué podía decir?

 

 

 

“Lo siento”

 

“No quise hacerlo”

 

 “No es esto lo que quería”

 

 

 

Ninguna de aquellas frases cambiaba lo que sucedía.

 

 

 

_ Te amo.

 

 

 

Y por fin lo supo. Ahora entendía porque los Yokai y los humanos no se mesclaban. Dolia.

 

 

 

_Te amo.

 

 

 

Su respiración se acortaba, casi no tenía ya tiempo. Y sin embargo aun lo escuchaba repetir aquella oración tan dolorosa y desesperante.

 

 

 

_ ¿Por qué?

 

 

 

Y el otro solo le sonrió.

 

 

 

_ Te amo.

 

 

 

Cerró los ojos. Esas preciosas amatistas. Que nunca más brillarían para él.

 

 

 

_ Yo también te…

 

 

 

Fue el fin de una noche, el fin de una vida. Pero, ¿sería el fin de un amor?

 

 

 

Haruka observaba su mano como si quisiera arrancársela. Con cuidado paso las yemas de sus dedos por la comisura de sus labios. Su boca aun mantenía el sabor del albino. De su sangre y de su saliva.

 

 

 

Se recostó al lado del cuerpo ahora laxo y sin vida. Sujetándolo con fuerza. Deseaba tanto seguirlo a donde quiera que este se hubiese marchado.

 

 

 

El destino de un demonio al morir es simplemente desaparecer. El de un humano es renacer.

 

 

 

_ Esperare por ti. Lo sabíamos.  Esto tenía que se así. Esperare a que en tu siguiente vida me encuentres, y que las cosas sean diferentes.

 

 

 

Beso por última vez a su amado, desplego sus alas negras y partió. No tenia rumbo ni propósito. 

 

 

 

Estaba aun más solo que antes. Sin embargo el solo recuerdo de su sonrisa lo animaba, la dulce remembranza de su color lo acompañaba. Y una esperanza insegura lo mantendría vivo.

 

 

 

Fin.

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

gracias por leer y muchas mas por sus comentarios. recuerden que los que escribimo en esta pagina no recibimos remuneracion. el unico pago que tenemos son sus opiniones que alimentan nuestros animos y deseos de escribir.

atte: Ciel Phantomhive


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