Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Él es Teru por sasodei_konan

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Aquí Deii!

Si, neuvamente con KamiTeru <3

Dedicado a Neko

Wherever...

Au revoir.

 

Notas del capitulo:

Ehem... comentario al final xD

Enjoy it.

Tus mejillas blancas eran hermosas... Simplemente hermosas. Seas como seas, serás quien reine en mi corazón.

-Teru... –susurré en un suspiro acariciando su mejilla..

Déjenme comenzar todo, así no les enredaré...

Les hablaré de Teru.

Es mi compañero de clase.

Se los describiré físicamente: Su cabello es algo blanco, con unas mechas negras. Sus ojos son un hermoso celeste que hace que el cielo despejado sea horrible a su lado. Su piel es casi tan blanca como la nieve al caer. Es de estatura normal, un poco más bajo que yo. Delgado. Teru es realmente hermoso.

Ahora, lo haré psicológicamente: Es demasiado travieso, siempre está jugando con otro compañero llamado Hizaki. Él es muy alegre, y tiene mucha personalidad, pero sé que por dentro es muy tímido, siempre que alguien le da un cumplido de sonroja.

A demás de ser muy lindo, es realmente inteligente. Cada vez que el profesor Yuki pregunta algo, él levanta su hermosa mano y responde, siempre sus respuestas son correctas.

Podría decirse que junto a Hizaki, Ruki, Uruha, Kyo, Kaya y Mana son los más populares del salón. Él tiene muchos admiradoras y admiradores. Quizá yo pueda ir en ese rango.

Teru también es muy buena persona. Hace unas semanas atrás, estaba yendo camino a mi casa cuando divisé a Teru en un callejón. Me escondí para verle mejor. Estaba con una chica de prendas gastadas, le estaba dando al parecer leche y algo de pan. La chica estaba feliz y sonrojada, Teru tan sólo sonreía mientras le hablaba, no pude escuchar lo que le decía, pero entendí algo de pronto encontraría a alguien. Se despidieron con una sonrisa, y Teru se fue.

Conozco a Teru desde hace diez años, pero creo que él no me ha notado. Ahora tenemos diecisiete años, y nunca me he atrevido a hablarle. No es por timidez, yo no soy tímido, se socializar, pero con Teru es distinto, siento que no tengo el derecho de acercármele y hablarle. Si tuviera la oportunidad de al menos tomar su mano, la rechazaría, tendría miedo de quebrar esa fina pieza de porcelana que ni el más millonario de los hombres pondría llegar a comprar. Teru realmente me parece una joya, es una obra de Dios, es algo que ni la más hermosa Venus se le podría comparar.

Él simplemente, es único e incomparable.

Cada vez que estamos en clase y él debe pasar al frente, yo no puedo dejar de mirarlo. Quedo tonto por enésima vez ante su belleza. Su vos es tan hermosa que es una melodía para mí.

Yo soy compositor, bueno, no uno con trabajo, pero escribo melodías y letras, todas son para él. Me gustaría poder tocarle piano una de las tantas melodías que tengo para él, sobre todo una en especial que le hice llamada “Prince”, porque él es mi príncipe, o poder dedicarle otra llamada “The umbrella of glass”, para poder explicar un poco todo lo que siento por él, si tan sólo supiera.

En los recesos estoy con Masashi, Kaya y Reita. Podría decirse que son mis amigos, siempre estamos juntos, bueno, no siempre, pero con Masashi siempre estoy, dado a que como Kaya es del grupo de los populares, está más con ellos, y Reita va con Aoi y Miyavi. Pero bueno, después de todo, en los recesos sólo me dedico a seguir mirándole y a escribir nuevas melodías con Masashi.

Las horas de música son las que más me cuestan, pero aun así, me gustan. Ahí estoy en el grupo de piano o cantantes, mayormente con cantantes. Entre ellos estamos Gackt, Hyde, Ruki, Miku, Kyo, Kaya, Jack, Miyavi –aún que él se va con las guitarras a veces–, Sono, entre otros. Nuestro profesor se llama Klaha, él me da mucho misterio. Lo mejor de esta clase, es que Teru saca sus dotes musicales que tanto me gustan. Él es realmente bueno con la guitarra, tiene un guitarra negra eléctrica hermosa que cuida con su vida. Siempre hace grupo con Hizaki y Mana. Ellos tres juntos son realmente geniales, aunque debo admitir que Hizaki es un poco mejor que Teru en la guitarra, a pesar de ello, los tres se ayuden mucho entre sí. Pero a mí me gusta más porque ellos hacen que Teru sonría. Sí él sonríe, yo puedo sonreír.

Cuando vuelvo a mi casa me tiro en mi cama a pensar en él. Deseo con muchas ansias que llegue el momento de que tenga el coraje de hablarle, pero el sólo pensarlo me hace entristecer. Pero yo sé que llegará la ocasión, tendré la oportunidad, y podré llegar a acariciar su delicada mejilla.

Realmente sueño poder hacer ello…

 

 

Otro día de clases, otro día para poder verle.

Ahí estaba él, sentado junto a Hizaki riendo alegremente mientras tomaba jugo de manzana. Él se sienta en la fila de en medio, en el tercer puesto. Yo le veo desde atrás en la fila de la izquierda apegada a la pared desde el último asiento junto a Masashi.

¿Cómo podrá irradiar tanta felicidad y belleza? Me siento afortunado por conocerle, me hace sentir una esperanza de vivir cada día, pero a la vez me hace caer en un abismo del cual me mantengo sujetado de una débil rama a punto de quebrarse.

Él es mi felicidad como él es mi tristeza.

Ahora estoy escribiendo otra canción, es romántica también, la titularé como “Amorphous”.

-Nacer en una era de agitación, consumido por el remolino de la historia –susurré mirando por la ventana-. Quiero vivir tan intensamente como tú, no permitiré que nadie interfiera en estos sentimientos…

Suspiré escuchando la alegre risa de mi príncipe.

Sonreí.

-Kamijo –escuché la vos de Masashi-. Realmente eres todo un masoquista.

-Por favor, Masashi, haz de herirme con tus palabras –murmuré volteando mi cabeza a verle mientras la afirmaba con la mano-, ¿por qué dices que soy masoquista?

-Kamijo, Teru, es Teru quien te hace suspirar y sonreír –sacó un lápiz-. Ya no puedo comprender si tus sonrisas son reales o no. Desde hace cuatro años que estás enamorado de él, mi pregunta radica al por qué no hablarle.

Sonreí ante el comentario dicho por mi amigo sin dejar de escribir.

Ah, Teru, pudieras comprender todo lo que me haces…

-Arrastrado por las rompedoras olas, a punto de hundirme en incesante amor –recité mientras escribía.

Masashi suspiró con frustración.

-Quiero hundir en el recuerdo este camino… -murmuró.

Escuché un saludo. Nuestro profesor venía entrando.

-Ah… En el mar donde duermes… -finalicé y cerré mi cuaderno de canciones.

 

-Kamijo –escuché me llamaba el profesor Klaha.

-Mande –me levanté de mi asiento.

-Haz mejorado bastante en tus tonos de vos, te felicito.

-Se lo agradezco enormemente, profesor.

Todo el salón tenía los ojos clavados en mí, yo no miré a nadie, sólo al profesor. Mucho menos a Teru.

-Según lo que sé, puedes cantar y tocar piano a la vez –se sentó en su silla-, además que escribes canciones y compones melodías.

Comenzaron los murmullos.

-No sé como sabe aquella información, profesor –le dije-. Pero es cierto.

-Estoy realmente impresionado –sonrió-. ¿Nos deleitarías con alguna de tus canciones?

-Sería un honor, profesor –contesté.

Tomé una la única canción que había hecho solo con piano. Me acerqué hasta el instrumento, todo el salón estaba a unos metros de mí, mirándome asombrados, como si nunca me hubieran visto. Bueno, creo que ahora vienen a notar mis dotes musicales.

Pero no, no me importaba, sólo me concentraría en la canción…

-Esta canción la he titulado “Episode” –murmuré.

Comencé con la melodía, todos estaban en silencio escuchándome, yo sólo quería ser uno con ese piano.

Al terminar la introducción, comencé.

-Me doy cuenta cuando parpadeo en la calma del hermoso bosque.

Teru, tú, que me estas mirando ahora, ¿podrías notar que esta y mis otras canciones, son para ti?

-Persiguiendo... una estrella fugaz...

Sí, una estrella fugaz. Tú, tú eres mi estrella fugaz…

-La armonización de cuando parpadeo en el mundo de la realidad y en el otro lado…

Mi querido príncipe, sé que ahora mi miras y escuchas, no sé cuáles serán tus pensamientos y críticas sobre mí, pero el sólo escuchar que puedas dirigir una palabra a mí, bastará para hacerme vivir mil años, bastará para hacer mi corazón palpitar, bastará para poder sonreír, bastará para poder vivir, bastará para poder descansar.

Sí, y este piano, que toco tan delicadamente, que deseo poder hacerles emocionar y llegar a las nubes de tranquilidad, me uno con él formando esta rapsodia, oh, ¿es una rapsodia? No, es mí sinfonía, para ti…

-Persiguiendo... una estrella fugaz... disolviéndome en esta fugacidad…

Sí, mi Teru, sé la estrella fugaz que me guíe en este bosque de sentimientos y sinfonías, sé quién ilumine mi ser.

-Persiguiendo... una estrella fugaz…

Seguí con las melodías dulces de aquel piano, y acabé.

Observé a mi “público”. Todos me miraban sorprendidos, algunas chicas lloraban.

Comenzaron los aplausos, exclamaciones, felicitaciones. Vaya, ¿quién lo creería? Les deleité con esa pequeña canción.

-Kamijo, ¡eres sorprendente! –exclamó el profesor yendo donde mí-. ¿Dónde sacas tanta inspiración tan hermosa y poética?

Sonreí cerrando mis ojos.

-La inspiración la trae los sentimientos, los sentimientos simplemente me los trae la vida –sonreí.

Escuché exclamar a unas chicas, al parecer les he gustado.

Sonó el timbre de salida.

-Vaya, hemos terminado –dijo el profesor-, espero que en otra ocasión puedas cantarnos algo, Kamijo.

-Para mí, sería todo un placer, profesor –sonreí, y salí del salón en busca de mis cosas.

Muchas compañeras de clase se me acercaron y felicitaron, diciéndome lo genial que era y cosas así, incluso se me acercó Gackt, pidiéndome que le expresara mis métodos de inspiración, yo acepté.

Llegué al salón de clases, no había nadie. Recogí mis cosas como si nada y salí.

Oh, pero al momento de salir pude sentirme en el cielo.

Era él, era Teru, era mi príncipe sonriendo  frente a mí, esa sonrisa, sólo para mí, dedicada para mí.

Simplemente lo miré sorprendido,  estaba solo que era lo que más me llamaba la atención.

-Me gustó mucho tu canción, Kamijo –exclamó acercándose.

-Muchas gracias –respondí manteniendo la compostura, actuando naturalmente.

-Me gustaría que pudiéramos tocar algo juntos, ya sabes, yo con la guitarra y tu cantando, estaría totalmente encantado –sonrió.

¿Era esto real? ¿No era otro sueño? ¿Mi príncipe quería tocar las canciones que le dedico conmigo?

-Claro, sería yo quien estaría encantado –le sonreí.

-¡En serio! –exclamó feliz-. ¡Muchas gracias! ¿En tu casa o en la mía?

Definitivamente, este es un gran día. Hablo por fin con el amor de mis sueños, me pide tocar guitarra con él, ¿y ahora me invita indirectamente a su casa?

-Preferiría en la mía, si no te molesta –dije.

-¡De acuerdo! ¿Te parece mañana luego de clases? ¡Es que estoy impaciente!

-Claro, cuando tú desees –mi príncipe…

-¡Muchas gracias, Kamijo! ¡Eres muy amable!

Fui totalmente feliz.

Teru me abrazó de tal forma que pude sentir su suave cabello, su dulce aroma, su suave piel. Esto era lo mejor que me ocurría, mi querido príncipe estaba apegado a mí. Oh, pero mi cuerpo me jugó en contra cuando no podía moverme hasta que se separó de mí. Qué tristeza la mía al sentir que ya no podía sentir su dulce aroma en mi cuerpo, pero podía ver su tierna sonrisa en sus sonrosados y suaves labios. Una sonrisa también se dibujó en mi rostro cuando se despidió de mí, se dio vuelta hasta desaparecer de mi vista. Suspiré. ¡Oh, mi príncipe, sólo si supieras como sufro cuando te vas! Mi príncipe, mi deseo de devolverte ese abrazo fue mayor a mi deseo de llegar a ser cantante, mi querido y hermoso príncipe, si tan sólo supieras lo que me provocas, en especial el deseo de abrazarte y acariciarte el cabello mientras te canto al oído, ¿podría ser mi fantasía posible? ¿Llegaría el momento de que eso ocurriera?

Mi príncipe…

 

Llegando a mi casa, mi madre me tomó del brazo.

-Kamijo –me llamó.

-Madre, ¿qué sucede? –pregunté tranquilo.

-Mañana con tu padre estamos de aniversario –sonrió.

-Pues… ¿Felicidades? –murmuré desentendido.

-Hijo, saldremos por todo el día y llegaremos pasado mañana, ¿vienes con nosotros? –preguntó acariciándome el cabello.

-No, madre, prefiero que estén ustedes dos solos, además, prometí a un compañero que clase que tocaría con él –informé.

-¿Vendrá alguien que no es Masashi?

-Sí –susurré dándome vuelta para subir las escaleras-. Estaré en mi habitación, madre, agradecería que no me interrumpieras, estoy… cansado…

-Está bien... –murmuró ella.

Cerré la puerta de mi habitación al entrar y me tiré en mi cama. Suspiré, el sólo hecho de pensar que estaré a solas con Teru, dedicándole todas estas canciones me deja estúpido. Saqué una cajetilla de cigarros de mi velador y me dispuse a fumar pensando en mi príncipe.

-Te amo tanto –susurré dejando caer una lágrima.

Sí… Lo amo tanto que no puedo evitarlo, cuanto desearía que me amara de tal forma. Teru, mi pequeño y frágil príncipe, eres todo para mí, eres lo que necesito para vivir. Teru, me has hecho tan feliz e impotente con tu abrazo y tu sonrisa que podría volver bueno al más vil de los villanos que podrían pisar la Tierra. Teru, con tu dulce aroma que aún está entre mis ropas no lo puedo evitar, apago mi cigarro y quedo profundamente dormido…

 

 

Estaba algo nervioso, no pude concentrarme ni un poco en clases, cuando había llegado Teru había corrido a saludarme con un abrazo y un beso en la mejilla que me dejó muy estúpido. Él estaba muy feliz, diciendo que lo único que quería era que terminaran las clases para que pudiésemos estar juntos y tocar guitarra… Si tan sólo hubiera eliminado el “tocar guitarra” yo no hubiese resistido las ganas y lo hubiera besado con toda la pasión que llevo guardada dentro sólo para él. Sí, gracias a eso estuve todo el día distraído, tan sólo anotaba los apuntes, pero seguía distraído, Masashi decía que era un caso perdido, pero que ojalá pudiera “pasarla bien” con Teru, lo cual no pude evitar hacerlo como un mal pensamiento. Hice esfuerzos sobre humanos para no mirarlo tanto y fijarme más en los que hablaba el profesor. Bueno, por lo menos algo pudo resultar.

Al último receso salí como siempre con Masashi mientras ambos tomábamos un jugo, a pesar de las ansias que teníamos por tomarnos una cerveza y salir rápido del maldito liceo… Pero así son las cosas. Lo bueno era que hoy salíamos más temprano, así que podría decirse que era un dicto bueno para nosotros. Fuimos debajo del árbol de siempre, como acostumbrábamos. Esta vez no habíamos sacado ni uno de los dos algún cuaderno de notas para escribir algo, no era un día de inspiración… Hasta el momento.

-Así que en algunas horas más estarás sólo con Teru en tu casa –rió Masashi-. Sueños cumplidos.

-Algo así se podría decir, Masashi –murmuré esbozando una sonrisa-. Pero sólo será por música.

-Quién sabe… A veces las cosas pueden cambiar.

-Eso esperemos, querido Masashi.

Nuevamente lo vi, ahí estaba, sentado sobre una mesa junto con Hizaki, Uruha y Mana haciendo gestos como de guitarra, deberían estar hablando de eso. Aoi se les acercó y por decirlo así, les robó a Uruha, ellos sólo se reían coquetamente, sin darse cuenta. Me encantaba ver que a Teru le quedaban colgando las piernas, movía sus pies en vaivén, lo cual era tan tierno e infantil de su parte, además, con esa hermosa sonrisa hacían una pieza perfecta.

Sonreí volviendo mi mirada hasta el pasto, dónde había algunas flores azules. Una mariposa se posó sobre una de ellas, moviéndose suavemente, como si se fuera a quebrar, se veía totalmente tierna esa imagen, como esas que tan sólo se ven en las animaciones.

Escuché que Masashi decía mi nombre en un susurro, yo levanté mi mirada, pero en vez de encontrarme con la de Masashi me encontré con el precioso rostro de Teru corriendo hacia mí, para después tirarse sobre mí. Oh, felicidad y sorpresa, ¿de qué otra forma podría estar? Teniendo a Teru ya a mi lado me sentía en el paraíso. Podía sentir nuevamente su cabello, sus brazos alrededor de mi cuello, y su tierna sonrisa.

-¡Kamijo! –Exclamó separándose de mí con una sonrisa-. ¡Quiero presentarte a mis amigos!

-Tonto, Teru, sí nos conoce, vamos en el mismo salón –rió Hizaki llegando detrás de él junto a Mana.

-Hizaki tiene razón –murmuró Mana, para luego girar a verme-. Tan sólo nos queríamos acercar para hablar, sobre todo para decir que eres muy bueno componiendo.

-Gracias –respondí sereno-. He de decir que son mejores las que hago con Masashi.

-¡En serio! –Exclamó Teru-. ¡De veras que Masashi toca el bajo!

-Exacto –le sonrió él.

-Se podría decir que hacemos un dúo –dije.

Seguimos hablando de música y cosas por él estilo hasta que tocó la campana y entramos al salón. Teru y Hizaki fueron a sentarse junto a nosotros, Mana fue junto a Gackt, había oído que tienen planeado hacer un tipo de banda junto con Kami y Ko-zi, ellos tienen un estilo como por decir… ¿Gótico? No lo sé, no soy muy bueno definiendo, pero por todas las cosas que han hecho deberán ser muy buenos.

Esa clase sí que no pude concentrarme, toda mi atención estaba en Teru, sobre todo para cuando nos hablaba, Masashi sólo reía por lo bajo por mi comportamiento, yo le di una pequeña patada por debajo de la mesa para que dejara de molestarme.

¡Por fin! ¡Sonó la bendita campana de salida! Pero claro, para no parecer un desesperado –aunque esa fuera la realidad– no hice gesto alguno y arreglé todas mis cosas tranquilamente como cualquier otro día.

-Aw… Kamijo, por favor, apresúrate, estoy muy inquieto –escuché decir a Teru.

Se veía tan lindo así, pero resalto ese tierno  y leve sonrojo que tenía en sus mejillas que me incitaba a perder el control. Pero bueno, tal y cómo el me pidió me apresuré un poco despidiéndome de Masashi, quien sólo me otorgó una sonrisa que me había dicho más de mil palabras.

-¡Bien! ¡Vamos! –exclamó abrazando su guitarra.

Comenzamos a caminar mientras hablábamos de cualquier tema con tal de poder conversar algo. Él mencionó que vivía cerca y que siempre me veía por aquí, no me habría esperado que notara mi presencia por estos lugares, al parecer, no todo es cómo uno cree, pero el sólo hecho de que me notara me hizo muy feliz.

Al llegar a mi casa le abrí la puerta y le dejé pasar primero, él veía todo con emoción, mencionando que mi casa era muy linda y cosas por el estilo. Le ofrecí algo para beber y él aceptó una cerveza, vaya, quién lo diría, esperaba a que dijera “jugo de naranja” o algo por el estilo, las apariencias engañan, pero eso me hace sentirme más atraído hacia él.

Fuimos hasta mi habitación, él decía que tenía un toque de elegancia y que le gustaba. Bueno, no negué eso, era la simple verdad.

Lo observé mientras afinaba su guitarra sentado sobre mi cama. Yo estaba sentado en una silla observando las pautas donde tenía muchas de mis canciones compuestas en tiempos libres en casa de mi tío, pues él tiene demasiados instrumentos, por ello toco la mayoría, sino, no habría podido componer todo.

-Oye, Kamijo –me llamó volviendo la vista hacia mí.

-¿Dime? –pregunté.

-¿Qué se siente ser popular? –preguntó emocionado.

¿Popular? ¿Yo?

-Perdón… No comprendo lo que dices.

-¡Eso! Con Masashi y Gackt ustedes son los más populares de casi todo el liceo –dijo.

-¡¿Qué?! –exclamé sorprendido, eso no me lo esperaba.

-¡¿Eh?! ¡¿No lo habías notado?! –me miró sin creérselo-. ¡Pero si en los pasillos se habla bastante de ustedes y cosas así! ¡Más ahora desde que tocaste esa canción en clase de música!

-No tenía idea de eso –me crucé de piernas viéndolo fijamente. Supongo que siempre estábamos tan ocupados en nuestros asuntos con Masashi que nunca lo notamos, ¿o Masashi ya lo había notado?

-Vaya, y yo que creía que te sentías acosado con todas las miradas que siempre estaban sobre ti… A algunos nos daba vergüenza acercarnos a ustedes –rió sonrojado.

-¿Te incluyes? –me interesé rápidamente.

-Bueno, sí –rió rascándose la cabeza.

Por todos los cielos, no podía tener una imagen más hermosa de mi querido Teru, ¿esto era la realidad? Es decir, yo había sido quien siempre había creído que Teru jamás notaría que existo o cosas por el estilo, pero, no era así… Teru había tenido vergüenza de hablarme. Me mordí el labio inferior para controlar mis impúlsos y no tirarme encima para besarlo como jamás me lo abría imaginado. Como sea, me tranquilicé, y le miré con una sutil sonrisa.

-¿Sabes, Teru...? –susurré, observando cómo él levantaba la vista hacia mí-. Yo creía que tú estabas en el grupo de "populares", por así decirlo...

-¡¿Yo?! –exclamó viéndome más que sorprendido-. Yo soy sólo sociable, Kamijo ­–y me regaló una de sus preciosas sonrisas.

-Pues... Eres muy lindo, tierno, sociable e inteligente, además tocas muy bien la guitarra... –le dije lo que siempre había querido decirle-. ¿Por qué no deberías ser popular?

Se sorprendió bastante y bajó la mirada... He ahí su tierno y hermoso sonrojo... Ah... Qué deleite...

-Mejor toquemos, ¿no crees? –rió-. Muéstreme sus canciones...

Sonreí.

-Claro, Teru...

Ordené las hojas, saqué las completas apartándolas y pasándocelas, mientras guardaba las otras.

-¿Y esas otras que acabas de guardar? –preguntó apuntando las pautas que había guardado en mi velador.

-Estan incompletas...

Él me miró sonriendo algo nervioso.

-¿Sucede algo? –pregunté mirándole.

-Bueno... Pensé en que uno de estos días... tú y yo... –se sonrojó.

¿Él y yo? ¿Sonrojo? Dios, mi corazón se ha acelerado.

-Podríamos terminarlas... ¿Te parece? –me sonrió, y mi corazón volvió a ser normal... o al menos no tan acelerado.

-Claro que sí, me sería de gran ayuda tu talento, Teru... –le sonreí, y le tomé del mentón sin querer, pero remedié mi acción quitando mi mano de forma disimulada.

Él se sonrojó mucho más y rió nervioso observando hacia su guitarra... Qué hermoso...

-Ge-geniales canciones... –dijo-. ¿Tocamos?

-Claro, comencemos...

Conecté su amplificador y puse las pautas a su altura para que no le incomodara al tocar.

Y así fue toda la tarde, comenzamos tocando "The Umbrella of Glass", seguimos con "Philia", "Aristocrat's Symphony" y "Prince", suerte que yo tenía mi piano en mi habitación. Sí, es bastante espaciosa. Mientras tocabamos las canciones él parecía emocionado, claro que le costaban los solos, pues los había hecho muy rápidos, pero él a la tercera o cuarta vez ya los tenía dominados. Él era maravilloso, impresionante, hermoso... Era perfecto.

Lástima, la noche ya nos estaba separando, las horas habían pasado, y él... Ya tenía que irse.

Lo acompañé hasta su casa aunque él me insistiera que no era necesario. No, no permetiría que algo le pasara, así que hice oídos sordos a sus peticiones y le llevé a su casa, asegurándome que llegara sano y salvo a ésta. Llegamos hasta la puerta de su domicilio, él me miró con la típica cara y ese suspiro de "ya estamos aquí".

-Muchas gracias por acompañarme esta tarde –le sonreí desordenándole levemente el cabello.

-No, gracias a tí por permitirme tocar contigo, Kamijo... –sonrió sonrojado mientras miraba el suelo. Hermoso.

Sentí mi cuerpo fluír solo, pues de repente, mi mano derecha tomaba su delicado mentón, acercándole a mí, no podía ni quería alejarme de él, estabamos a escasos centímetros, y yo sentía que cada vez tenía menos control sobre mí. Sentía su descontrolada respiración, observaba sus ojos sorprendidos mirándome, sus manos algo tiritonas sobre mi pecho, ¿tan cerca estabamos? Ah, qué felicidad la mía, pero, debía pensar en él, quizá estubiera asustado por mi repentino acercamiento.

Suspiré, alejándome de él hasta quedar a una distancia razonable, llevando mis manos a mis bolsillos.

-Buenas noches, Teru, ya entra a tu casa –le sonreí de lado-. Nos vemos mañana en clases.

-Sí... –susurró él aún mirándome-. ¡Buenas noches! –exclamó, y entró rápidamente a su casa.

-Descanza, mi principe... –susurré, y me retiré hasta mi casa, pensando en el precioso día que se me había presentado...

 

 

-¿Y no lo besaste cuando lo fuiste a dejar a casa? –preguntó Masashi mientras tomaba de su jugo.

-No... No podía hacerlo, no me arriesgaría a que me odiara –sonreí leve alzando la mirada al cielo despejado.

-Vaya, bien hecho ­–rió leve-. Sigo sin creerme que somos... ah... "Populares".

-Tampoco yo, ahora que me fijo, es verdad que nos miran bastante, ¿has visto a las chicas? –reí.

-Sí, lo he notado y se ponen rojas al hablarnos o cosas así –compartió mi risa.

-Quien lo creería, ¿no?

-Exacto... Eh, Kamijo; mira –hizo un gesto con la mirada hasta en frente de nosotros.

Observé hasta donde me decía, pero antes de decir algo, ya veía a Teru dando un gran salto hasta botarnos a ambos al pasto, así que me fijé en abrazarlo para que no le sucediera nada al caer.

-¡Kamijo! –exclamó dándome un beso en la mejilla, lo que me dejó muy estúpido.

Escuché una leve risa de Masashi y Hizaki.

-Teru, ten cuidado con Kamijo, ha recivido todo el golpe –dijo Hizaki.

-¡Ah, lo siento! –exclamó Teru levantándose y extendiéndome una mano.

Reí leve y me levanté con su ayuda, limpiando mi uniforme mientras les escuchaba reir.

-No te preocupes –le revolví el cabello-. ¿Cómo están?

-Muy bien, gracias. ¿Y usted? –respondieron ambos.

-Muy bien, gracias –les sonreímos con Masashi.

Comenzamos a platicar de diferentes temas, todos rondando con la música, actualidad y/o cosas por él estilo...

Desde ese día, nada fue igual, ahora, en todos los recesos Hizaki y Teru se nos acercaban para hablar y cosas así, siempre, no había día en el que Teru no se acercara a mí felizmente, me abrazara y besara el rostro. Sí, podrán concluir que era el paraiso para mí, pero a la ve era un infierno el saber que, a pesar de todo el amor que le tengo, él me tratará solamente como a un amigo y un compañero musical. Pero, algo era algo, ¿no? El sólo hecho de que pudieramos hablar, compartir nuestras ideas me hacía feliz, poder estar con él, y hasta el haber savido que él me admiraba me dejó atónito... Él...

Realmente lo amo.

Como sabrán, los días y meses pasaron, siguieron su rumbo, con Teru nos acercábamos cada vez más, el uno al otro nos teníamos mas confianza, nos contándonos nuestras anécdotas y secretos, cosas por el estilo, ya saben, cosas de "amigos". Sentía que la amistad entre nosotros crecía cade vez más y más, pero, a la vez, mi amor por él crecía más y más...

Hasta que un día...

-¡Kamijo! –exclamó mi querido principe mientras llegaba hasta mi lado. Nos ibamos hacia casa.

-Oh, creí que nunca saldrías del baño –giré a verle.

Quedé un tanto estúpido, se había delineado los ojos color negro, sus pestañas relucían, lo que hacía que el calipso de sus ojos destellara contento. Su cabello estaba un poco levantando de forma más rebelde, pero su ternura nunca.

-W-wow... –susurré viéndole anonadado-. T-te ves... –tragué saliva para poder sacar bien las palabras de mi boca-. Realmente hermoso...

Él rió y se sonrojó jugando con su bolso mientras seguíamos caminando.

-Gracias Kamijo, sólo dejé que Hizaki hiciera de las suyas –Hizaki realmente era un Dios.

-Pues ha hecho que te veas todo un galán, matarás a todas las chicas –reí leve, pues sabía que a quien mataba era a mí.

Él se limitó a reír.

-Kamijo, quería preguntarte si es que querrías venir a mi casa –me sonrió.

-Claro, yo feliz –le sonreí igualmente. No sería la primera vez que fuera, ya he ido en reiteradas ocaciones.

Como sea. Fuimos hasta su casa, subimos a su habitación tomando unas cervezas. Llegamos, nos sentamos. Él parecía nervioso.

-¿Sucede algo, Teru? –le dije mirándole.

Él alzó la mirada. Estaba rojo, nervioso, sus ojos brillaban, sin duda, una de las imagenes más tiernas que había precenciado de mi vida, pero, ¿por qué parecía tan nervioso?

-Teru, me estás preocupando... –le tomé de los hombros.

Teru bajó la vista, pero luego me volvió a ver. Seguía igual de rojo, pero seguro de sí mismo. Se acercó más a mí, y como jamás me lo habría esperado, juntó sus labios con los míos.

De principio, no lo pude asimiliar. Esto era imposible, ¿era un sueño el que me jugabas, Dios? ¿Por qué lo hacías?

No, esta era la vida real, en verdad Teru estaba apegado a mí, me estaba besando, aferrándose con fuerza de mi ropa. Jamás en mi vida dejaría escapar esta oportunidad. Tengo tan solo diecisiete años, puedo dejar las explicaciones para después, ahora solo me concentré en tomar con una mano su mejilla, mientras con la otra tomaba su cintura, acercándolo más a mí.

Sentía sus labios, tal y como me lo había imaginado. Eran suaves y tenían sabor dulce, lo que no me extrañaba, púes Teru siempre tenía un dulce en su boca. Sus movimientos eran muy tiernos e inexpertos, pero yo los seguía fueran como fueran; deliciosos. No lo evité, mis instintos fluían, este beso lo estaba esperando desde el momento en que sentí que mis días se iluminaban con sólo verle. Le recosté en su cama, prosiguiendo el beso, llegando a introducir mi lengua de forma muy invasora en su boca. Él me la recibió con gusto, y comenzamos a jugar entre nosotros con nuestras lenguas. Sí, tambien tenía ese sabor dulce. No lo quería soltar de mis brazos, me sentía feliz, al fin lo tenía entre mis brazos, solo para mí... 

-Mi príncipe... –susurré apenas separamos nuestros labios, pero lo hice sin querer.

-¿Ah? –me preguntó viendome sin comprender.

-Nada, nada... –reí leve, viéndolo fijo-. ¿Y eso?

Él se puso mucho más rojo.

-Perdón... –susurró con la vos quebrada-. ¡Lo siento Kamijo! Pe-pero... –miró a mis ojos. Los suyos estaban llorosos-. S-sin querer, me he... e-enamorado de ti...

Quedé en shock.

No sabía qué decir.

¿Mis oídos escucharon bien? ¿El amor de mi existencia, por quien suspiro y despierto todas las mañanas decía estar enamorado de mí?

Oh, holy god...

Lo abracé estrechándolo contra mí, con amor, con alegría, con melacolía, con lágrimas deslizándose por mis mejillas.

-Teru... No sabes lo feliz que soy cuando te he escuchado decir tales palabras tan hermosas... –le susurré tomando su mejilla, acariciándola, besando sus suabes labios. Él me veía sorprendido-. No puedo creer que no hayas notado lo enamorado que estoy de ti –suspiré riendo levemente-. No puedo creer que esto sea realidad... Es decir... Te me hacías tan imposible...

-Ka-Kamijo... –susurró mirándome sorprendido y sonriente-. ¿En verdad? ¡Pe-pero si tú a mí siempre me haz gusto! –rió-. ¡Por eso siempre buscaba forma de acercarme a tí! –se sonrojó.

-Creo que ambos estabamos en iguales formas –le acaricié la mejilla, y volví a besarle.

Él sonrió entre el beso, y me lo respondió de forma muy animada, aun que podía sentir uno que otro suspiro de melancolía en él... ¿Por qué? Bueno, luego sería el tiempo de preguntarselo.

-Kamijo... –susurró sobre mis labios-. Y-yo... Yo te amo...

Puse una mano sobre su pecho, en realidad, me estaba volviendo loco... Sobre todo el sentir su corazón palpitar tan rápido.

-Yo también te amo... –susurré tomandole la mejilla de forma cariñosa.

Él parecía impaciente, demasiado.

-Ka-kamijo... –susurró acercándose más hacia mí. Rojo.

-¿Sí? –le susurré a su oído jugando con su cabello.

-Ha... Hazme... l-la prueba... d-de amor... –sus mejillas se sonrojaron rápidamente.

Lo miré sorprendido y me separé un poco para observarlo mejor.

-Teru... ¿Estás seguro de lo que dices? –le acaricié el rostro, preferiría que estubiera seguro aunque por dentro me muriera de hacerle de todo.

-S-sí... Quiero... Sentir como m-me amas... d-de esa forma... –se sonrojó mucho más y se apegó a mí.

Le sonreí suavemente, e hice esa tarde, una de las mejores que jamás pude haber tenido... Todo tan tierno, suabe, romántico, perfecto... Con mi hermoso Teru, repitiendome su amor por mí. Oh, ¡madre de los sentimientos! ¡Me haz premiedo de una forma que no me la merezco! Pero te doy las gracias, ahora, haré todo lo posible por hacer de Teru, la persona más feliz de todo el mundo. Le trataré como del principe que se trata, siempre le sacaré una sonrisa...

...

-Pues si tú eres feliz, yo soy feliz... –le susurré, abrazándolo.

Él estaba notablemente agotado, rojo, mirandome feliz, dandome pequeños besos, los que yo les respondía.

-Quédate esta noche conmigo... –me susurró.

-Quizá deba ir a buscar algunas prendas y avisar a casa, ¿no crees? –le sonreí.

-Tienes razón –rió coqueto-. Pero déjame acompañarte... No quiero perder ni un minuto de los que estoy contigo... –se sonrojó.

Le sonreí, lo levanté en mis brazos, y nos dirigimos al baño a darnos una ducha, así luego iríamos a mi casa, y mañana pasaría el día entero junto a él...

 

 

-¡Hizaki! –exclamó Teru feliz corriendo hacia él, abrazándolo con fuerza-. ¿Vienes con Masashi? ¡Genial!

Saludé a Masashi mirandolo fijamente, él rió, y señaló con la mirada a Hizaki, que se contaba cosas con Teru. Pude entender plenamente que etre Masashi y Hizaki pasaba algo, tan solo reí, ambos reíamos.

-¿De qué se ríen tanto nee? –llegó Teru sonriente, abrazándose a mí.

-Nada, nada –le sonreí besándole la cabeza, acción que me hacía agacharme un poco por nuestra diferencia de altura.

Él rió, tomó mi mano, y exclamó feliz.

-¡Vamos al parque de diversiones!

Estubimos todos de acuerdo, y le seguímos. Teru parecía muy emocionado por ir, se le notaba la impaciencia que tenía por ya llegar, a pesar de todo, a veces veía el cielo con cierta inexpresión o nostalgia, pero luego volvía a ser feliz, así que prefería que estubiera feliz.

Todo fue risas, sustos y más risas, esa tarde había sido realmente divertida, subimos a muchos juegos, Teru y Hizaki eran quienes más gritaban, yo reía por ello, pues no era muy fácil hacerme gritar por un juego, a excepción de la mansión del terror, que me preocupaba de acercar bien a Teru hacia mí, él miraba todo con susto y desconfianza. Cuando menos lo esperabamos, nos asustaban, nosotrros salíamos disparados. Terminamos riéndonos de todo eso.

Como toda "novela romántica", terminamos el día yendo a la famosa rueda de la fortuna. Obviamente, Hizaki y Masashi se subieron en un carro aparte del de nosotros, por lo cual, podíamos tener una perfecta privacidad. El juego giraba, Teru observaba todo con un hermoso y tierno entuciasmo.

De repente, él estaba en silencio, observando hacia fuera, su cuerpo tiritaba un poco. Me preocupé, y lo abracé, atrayéndolo hacia mí.

-¿Teru? ¿Qué sucede? –observé su rostro, algunas lágrimas se deslizaban por sus sonrosadas mejillas-. ¿Por qué... lloras?

Él giró a verme, estaba sonriendo, pero aún así lloraba. Me abrazó fuerte.

-Estoy tan feliz... –susurró, limpiando sus lágrimas, volviendo a mirarme-. Es el mejor día de toda mi vida...

Le sonreí, y le besé suavemente, acariciando su mejilla con delicadeza, disfrutando cómo él me correspondía aferrándose de mis ropas para que me acercara más a él, lo que yo, claramente hice, deslizando una de mis manos hasta su cintura, para así tenerle bien cerca de mí, disfrutando ahora completamente de él, dando suaves suspiros abrazándole con amor. Él me abrazó del cuello.

El juego se detubo en la cima.

-Teru... –le susurré, separándome de él.

-¿Sí? ­–me miró con inocencia.

-Sabes cuanto te amo... –le acaricié la mejilla-. Ahora, que sé que tu también me amas... Quiciera que tú fueras solamente mío...

Él me miró sin comprender.

-Pero si... –se sonrojó-. Y-yo ayer f-fui completamente... tuyo... –su sonrojo aumentó.

Reí sutilmente, tomando su mano derecha con suavidad, observando a sus ojos, trasmitiéndole todo el amor que siempre había guardado para él.

-Me refiero, Teru, que quiero que seas mi novio –le sonreí.

Teru se puso mucho más rojo, pero su sonrisa fue hermosa, feliz, contento. Me abrazó feliz, dandome reiterados besos en todo el rostro.

-¡Sí, claro que sí! –exclamó contento.

Tomé su rostro, lo acerqué a mí. Él sonreía, mirándome con amor, mi mirada era la misma. Se abrazó de mi cuello, suspiró. Le acerqué a mis labios con lentitud, cerrando lentamente mis ojos, lo que él también hacía, abriendo levemente sus labios, para así yo poder besarle, lentamente, a lo que él me correspondió, moviendo nuestros labios a un ritmo parejo. Hice a mayor grado el beso, introduciendo despacio mi lengua, pero al parecer, Teru comprendió rápidamente el mensaje, pues atreabrió un poco más su boca, correspondiéndome al acto, rápidamente, abrazándome más. Jugué de forma suave con su lengua, a lo que él correspondía igualmente. Era uno de los mejores besos que habíamos tenido.

El juego volvió a seguir su curso.

Me separé suavemente de él. Teru seguía con sus ojos cerrados, comenzando a abrirlos lentamente, sonrojado, mirándome sonriénte. Me abrazó.

-Kamijo... –susurró.

-Tell me, my prince... –acaricié su cabello.

-Prométeme... Que a pesar de todo lo que pase... Me amarás –susurró.

Yo le observé, sonriéndole suavemente. Iba a decir algo, pero él posó un dedo sobre mis labios.

-Y que también... Pase lo que pase... Seguirás con esa sonrisa que me enamora... Feliz... –observó a mis ojos.

Tomé su mano, acariciando su mejilla.

-Te lo prometo, Terukichi... –le susurré, y lo abracé.

-Gracias...

 

 

Ahora, ahora podía comprender el por qué de todas esas palabras...

Volvemos al principio...

Acaricio suavemente su mejilla, ese color blanco tan precioso, siempre fuiste igual de pálido, suave, tierno... Perfecto.

-Eres perfecto... –le susurré, sonriéndole.

Él no me miraba, parecía dormido, tan tranquilo, tan precioso.

Seguí sonriéndole, como él quería.

-Teru, Teru, ¡Teru! –exclamaba Hizaki, llorando terriblemente, abrazando a Masashi, que permanecía serio.

Suspiré al verles, y volví a ver a mi principe dormido.

-Deberías ser como la bella durmiente... –susurré-. Con sólo un beso... –le dí un suave beso en sus fríos labios-. Despertar... Para que seamos felices por toda la vida...

Sus familiares y amigos me miraban extraño, yo les ignoraba. Su madre estaba a mi lado, me abrazaba, ella ya sabía desde hace más tiempo los sentimientos de Teru hacia mí, comprendiéndolos. Ella lloraba.

-Gracias por hacer feliz a mi hijo su último día... –sollozaba sonriendo, volviendo con su esposo.

No respondí, sólo le sonreí suavemente, volviendo a ver su rostro hermoso, armonioso, tranquilo.

-Ah... Teru... –susurré, acariciando sus cabellos-. Agradezco que antes de todo, me hayas hecho saber tus sentimientos, me hiciste tan feliz... –me agaché hasta la altura de donde estaba él-. Pudimos amarnos al menos, un poco, pero fue emocionante, fue perfecto, por fín pude demostrarte cuanto te amo... –mi vos se iba quebrando-. A pesar de todo, como tú dijiste... Seguiré con mi promesa... Pero... Me pediste mucho Teru... –seguí sonriendo, una lágrima deslizó por mi mejilla-. ¿Cómo deseabas que siguiera sonriendo feliz cuando ya no podría tomarte la mano? –ya no lo aguanté, y el llanto en mí, explotó-. ¡¿Por qué?! –lo abracé-. Yo sé, que sigues aquí, conmigo, con todos nosotros, sé que aunque ya no respires, estas conmigo... Yo... –toqué mi pecho-. Siento tu amor aquí todabía, está mezclado con el mío... –lloré mucho más, ya era imposible no aguantarlo-. ¡¡¡Te amo, Terukichi!!!

Masashi con Hizaki fueron hasta mí, abrazándome, alejándome de Teru.

-¡No, suéltenme! ¡Quiero estar más con mi príncipe! –exclamé intentando safarme de sus agarres, pero no tenía fuerza.

-Kamijo, debemos ir al entierro... –susurró Masashi.

Observé como tapaban completamente a mi amor, a mi príncipe, se lo llevaban lejos de mí.

-¡Yo quiero ir con él! ­–exclamé, rogando.

Me permitieron ir junto a él, hasta ese tétrico lugar, ese parque donde descanzarías.

Pero el sonidos de la tierra caer sobre su ataud me mataba, no quería seguir escuchado eso, mis gritos no terminaban, lo necesitaba ahora junto a mí, necesitaba un abrazo de él... ¿Pero cómo?

-¡Hijo mío! –su madre gritaba de forma terrible, peor que la mía, era espantoso...

Las horas pasaban, ya estabas ahí, con todas esas rosas, esas flores preciosa cubrían el lugar donde ahora yacías. La gente comenzaba a desaparecer, pedí a Hizaki y Masashi que me dejaran ahí.

Los último que quedamos fueron su madre y yo.

-Kamijo... –susurró, abrazandome-. ¿Tú no sospechaste nada?

-No... Nunca llegué a imaginar que tubiera un cancer...

-¿Sabes? Yo lo sabía, pero no estaba segura de cuando fuera su último día ­–sonrió melancólica-. Cuando fuimos al médico, él quizo estar solo con el doctor. Cuando le pregunté qué le había dicho, dijo que tenía sus meses contados, pero... Me lo dijo sonriendo.

-¿Sonriéndo? ­–la miré, confundido.

-El día anterior había ido a tu casa a tocar guitarra, él decía que estaba feliz porque al fín se había atrevido a hablarte –me acarició el cabello.

-Vaya... –susurré, comprendiendo-. Sabe algo... Yo ese día no pude dejar de sonreír... Hace mucho tiempo estaba enamorado de él... Pero jamás me esperé que él también de mí.

Ella rió leve.

-No sabes cuanto suspiraba cuando me hablaba de tí...

-Usted no sabe cuanto suspiraba con solo pensar en él...

Quedamos en silencio, observando las rosas.

-¿Qué harás ahora? –me dijo.

Yo sonreí, sintiendo como el viento ahora chocaba contra mi rostro.

-Intentar cumplir nuestra promesa –suspiré-. Aunque sea difícil...

Sentí su mirada sobre mí, mas yo seguí mirando el cielo.

-Te seguiré amando, a pesar de todo, sonreiré, con esa sonrisa que te enamoraba...

Sí que será difícil... Terrible... Pero te lo prometí, mi amor...

 

Esa noche no fuí conciente de nada.

Esa noche lloré mucho, pero sonreí.

Esa noche tomé una decisión.

Esa noche sonreí por última vez.

Esa noche volví a tomar tu mano.

Esa noche nos volvimos a amar.

Para siempre.

Notas finales:

Bueno... Nada más que decir.

Espero que les haya gustado.

Au revoir


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).