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Todo el mundo tenemos una horma para nuestro zapato por arichan

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Notas del capitulo:

Bueno espero que os guste y que os deje buen sabor de boca...

Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, trece, catorce, quince. ¿Serían suficientes para suicidarse? No lo sabía con exactitud, pero por lo menos lo llevarían directo al hospital en coma como mínimo. Solo esperaba que no le encontraran antes de tiempo.

 

La pregunta es como había llegado aquella situación, y quien era. Eran respuestas fáciles de conseguir.

 

Su nombre Kwon JiYong, cantante y líder de una de las mejores bandas de Korea, más conocido como G-Dragon. Su gran pesar, que sin saber como había pasado todo su mundo se había destruido. ¿Cómo? Simple, todo comenzó hace 2 semanas. Si en tan solo dos semanas su vida había cambiado radicalmente.

 

 

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  • JiYong, despierta. Vamos dormilón. - alguien intentaba sacarlo de sus dulces sueños, de aquel sueño en el que podía ser quien quisiera, y estar con la persona que más quería. Pero tenía que despertar tenía obligaciones, y deberes.

 

  • Ya voy... pero dejame en paz DaeSung – sin tener que repetírselo dos veces, Kang se marchó de su habitación, dejado a un, más dormido que despierto, JiYong en la cama.

 

Se levantó con pereza, no quería verle, no porque sabía que él no tenía sitio en su corazón y que nunca lo tendría. Aquello hacía que su corazón se desgarrase, pero tenía que poner buena cara, tenía que sonreír y ser el chico enérgico que todos querían que fuera. Porque eso era lo que era, un muñeco que solo hacía lo que los demás esperaban de él. Y hacía muy bien su papel porque nadie se daba cuenta de sus verdaderos sentimientos, nadie sabía por lo que estaba pasando. Nadie sabía que se arrepentía del día que decidió ser persona publica, en estar delante de las cámaras.

 

Sonreía con nostalgia cuando recordaba como comenzó jamás imagino que se arrepentiría de sus decisiones. Pero ahora lo hacía. Ahora solo quería desaparecer, estar solo con su dolor, que nadie estuviera a su lado.

 

Prefería estar solo físicamente y pasar aquel dolor que, estar rodeado de toda aquella gente y sentirse solo, pero aquello se lo había buscado el mismo al enamorarse de una persona como aquella.

 

Cuando estuvo aseado salió de la que por poco tiempo sería su habitación había tomado una decisión, y nadie le haría cambiar de opinión, además dudaba de que los demás le dijeran algo, porque solo lo hacía para satisfacerlos, porque era lo que ellos querían, que él un anormal, una persona que no es igual a ellos esté lejos.

 

Sin pensarlo dos veces al verlos a todos en la sala desayunando, se aclaró la garganta.

 

  • Me voy del piso. Esta noche ya no dormiré aquí. - el silencio inundó la sala, las cuatro personas restantes de aquella sala se le quedaron mirando como si le hubieran salido dos cabezas. - No hay vuelta atrás, es mejor así. Yo … me voy ya … nos vemos en el ensayo.- Sin dejar que le preguntaran nada salió como alma que lleva al diablo de aquel piso. De aquella vida que tantas cosas malas y buenas le ha dado. Sabía que cambiarse de piso era tan solo el primer paso. Tenía pensado dejarlo todo.

 

No le quedaba de otra. Estaba agotado, ya nada podría salir bueno de él, por eso sabía que antes de que le echaran él se iría. Sin mucho animó arrancó su coche y se dirigió a YG para comunicar a su Manager la decisión de abandonar el grupo. No los dejaría en la estacada pero tampoco seguiría con ellos. El concierto del sábado sería su último concierto. Donde todo el mundo se enteraría de que deja la música.

 

Todo sea por no sufrir más. Estaba harto, cansado, de verle entrar y salir de relaciones con chicas, sabiendo que él no tenía ninguna posibilidad de estar a su lado. Sabiendo que si alguien se enteraba de sus inclinaciones sexuales lo echarían de la peor manera. Por eso no lo soportaba más, había llegado a su límite. Haría lo que su madre siempre había querido sentar la cabeza con una buena chica. Se casaría y tendría hijos. El amor, bueno eso no estaba hecho para una persona como él, eso no era para él. Como siempre le habían dicho a esas personas solo les espera las desgracias. Había que ser una persona recta y bien educada, y casarse con una chica bonita e inteligente, todo un buen partido para ser feliz, el amor llegaría después.

 

Así pasó la semana, los ensayos le dejaban demasiado cansado como para darle vueltas al asunto de que se retiraría de la música. Ninguno de sus compañeros le dijo nada. Ninguno preguntó nada. A nadie le importaba. Todo era normal, como si nada hubiera cambiado. El manager no puso demasiadas objeciones por marcharse, y eso le puso aun en peor estado. Ya lo había confirmado ni siquiera como cantante le necesitaban.

 

Sin darse apenas cuenta se encontró encima del escenario despidiéndose de todo aquel publico. Lo dijo una vez, se retiraba, ya lo había dicho, y fue como si un peso se le quitara de encima. Ahora todo estaría mejor. Un silencio sepulcral se instaló en el auditorio donde actuaban, nadie se esperaba esa declaración. Todo el mundo sabía que haría una declaración, pero no de aquel calibre. Sus compañeros le miraron extrañados, aquello debería de ser una broma. Pero no hablaba demasiado en serio.

 

Tras el concierto tuvo que pasar a través de una horda de reporteros que querían saber el porque de su decisión. Pero él se mantuvo callado, ya no le importaba nada la prensa, ya no diría nada. Todo él mundo podía olvidarse de él. Como pudo llegó a su coche y se marchó a toda velocidad, no le dió tiempo ni tregua a nadie para que le hicieran preguntas, ni a los reporteros ni a sus compañeros. No podría mirarle a la cara. Era demasiado para él. Todos los días rechazando aquel sentimiento. Tantas noches de llanto, para acabar así. Pero nadie sabría nada.

 

El fin de semana pasó. Su teléfono no sonó ni una sola vez, ni su madre le había llamado. Pero, ¿por qué? Al igual que su teléfono la tele estaba igual. Ni siquiera la había enchufado. Sin muchas ganas tomó el control remoto, y ahí lo vio, el porque nadie le había llamado, el porque todo el mundo lo evitaba.

 

El rotulo del programa decía que él JiYong había salido del armario y que por eso le había obligado a irse de YG. Nadie sabía eso. Nadie sabía que a el le atraían los hombres, no se lo dijo nunca a nadie, y nunca lo dijo en voz alta. Pero ahora le quedaba todo claro, ahora todo encajaba. Pero eso nadie quería acercársele, por eso nadie quería saber nada de él. Apagó el TV.

 

  • No puedo más. ¿Por qué me hacen esto? - comenzó a llorar, sus lágrimas comenzaron a resbalarse involuntarias por sus mejillas, ya nada le quedaba. Solo le quedaba eso llorar. No tenía derecho a nada. Hasta había perdido a su familia. - ¿Qué hago ahora?¿Tan malo he sido?

 

Se quedó durmiendo de tanto llorar, y le despertó el sonido del timbre. Pareciera que llevara mucho tiempo tocando porque no despegaba el dedo del aparato. Sin ganas se levanto para ver quien era. Pero no era de la calle, si no del portal. Aquello le parecía extraño, ¿cómo podía ser que hayan llegado hasta ahí y que no hubieran llamado a seguridad su vecinos?

 

Sin mucho interés miró a través de la mirilla y vio a su madre. Aquello no podía estar pasándole a él. Aquello no era verdad, no se había levantado todavía del sofá, todavía se encontraba durmiendo.

Peor no era así, aquella mujer estaba en su puerta con una expresión de total ira.

 

Abrió la puerta, y la mujer entró como un torbellino. A ella no le importaba si su hijo se encontrara bien, ella deseaba hace años que hubiera dejado la maldita música, que era la única culpable de sus males, de que su niño no fuera un chico normal, de que le gustaran los hombres. Todo por culpa de la música y del estúpido ese de Choi Sung Hyun. Él muy maldito se las pagaría, ningún hijo suyo sale doblado, jamás.

 

  • Ya me estás explicando que es eso que están diciendo en la tele. - le miró de arriba a bajo, y no le gustó lo que vio. Se notaba que había llorado, que estaba dejado. Y que se encontraba ante la sombra de lo que una vez fue el gran GD. - Eso tiene que ser mentira. - pero el silencio reinaba en aquella habitación.

 

JiYong no tenía ganas de escuchar a su madre. Sabía que aunque se lo negara no le lo creería, por ello optó por callar y alzar los hombros.

 

  • No tienes vergüenza. ¿Qué crees que pasará de ahora en adelante? - Yong la miró y se dejó caer en el sofá.

  • Madre, no se quien le ha dicho a la prensa eso. Pero da lo mismo que a mi me gusten los hombre o no. Lo que haré es casarme y darte nietos, por ello he dejado la música.

 

Hubo un silencio largo e incomodo en aquella estancia. Ninguno decía nada.

 

  • Mas te vale que sea verdad. Y que me presentes a la afortunada dentro de poco. - sin decir nada más se marcho del piso de su hijo pequeño. Se marchó sin siquiera despedirse.

 

Así pasaron los días, nadie quería saber de él. Una vez intentó llamar a uno de sus conocidos para saber quien había extendido el rumor. Y su respuesta fue devastadora.

 

  • No me vuelvas a llamar. No quiero saber nada de fenómenos como tú. Eso solo dañaría mi imagen.

 

No volvió a llamar a nadie. Para sabía que todos le dirían lo mismo. Todo el mundo le había dado la espalda. No entendía como, ni porque pero todo el mundo lo había abandonado. En estos momentos echaba de menos los ojos de Seung Hyun, o como todas le llamaban T.O.P., tenía el encantó, la voz, la presencia. Era perfecto.

 

¿Por qué tenía que recordarlo ahora? Porque era todo lo que le quedaba, los recuerdos. Pero eran dolorosos, era doloroso estar en tu mundo de fantasías y despertar y ver que nada es real. Despertarte cada mañana sin nada más que hacer que recordar el poco tiempo que has pasado junto a él. Recordar como te hubiera gustado que pasaran las cosas, imaginar que el traspasa la puerta de la casa y se lanza a tus brazos. Era doloroso recordar que nada de eso pasaría que nada de eso sería verdad.

 

Una semana justo después del concierto, el sábado por la tarde, volvió a encender la tele. Solo para entretenerse un poco y no volver a meterse en su mundo. Pero gran error, en la primera cadena que se vislumbró en la pantalla, aparecía su imagen junto con la de varios chicos. Decía que se había acostado con todo ellos, y que mantenía un noviazgo con... apagó la tele. Aquello era demasiado para su poca autoestima.

 

Para él era demasiado, no soportaba más. Se encaminó a la cocina. Cuanto hacía que no probaba bocado, no le importaba, no tenía hambre. Tan solo ingería líquidos porque su cuerpo se lo pedía. Pero con lo que tenía pensado no volvería a pedirle agua. Cogió todo los medicamentos que hubieran en la casa. Y un cuchillo.

 

Lo dejó todo dentro del cuarto de baño y abrió el grifo de la bañera, la dejó correr para llenarla. Se encaminó a su cuarto y cogió toallas. No es que fuera a salir del agua, pero por si desbordaba algo por el suelo. Se desnudo lentamente, sabía que nadie iría a detenerle. Nadie había acudido a su casa durante esa semana dudaría bastante que alguien fuera ese día.

 

Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, trece, catorce, quince. ¿Serían suficientes para suicidarse? No lo sabía con exactitud, pero por lo menos lo llevarían directo al hospital en coma como mínimo. Y como pensaba cortarse las venas dudaba que saliera de esa. Pero era mejor así. No podría salir a la calle, nadie estaría de su parte, nadie quería estar a su lado. Solo lamentaba no hacer feliz a su madre dándole el nieto que tanto quería. Pero era lo que tenía que hacer.

 

Por un momento se quedo mirando el agua, y como caía del grifo llenando la gran bañera. Cuando esta le llego por el pecho apagó el grifo. Primero se trago las pastillas una a una. No tenía prisa. Se sumergió en el agua cuando acabó tenía miedo, y quien no lo tendría. Pero él solo veía esa salida, no había ninguna otra. Esa era la única.

 

Tras notar como las pastillas comenzaban hacerle efecto, cogió el cuchillo, le temblaba la mano y se sentía nervioso y pesado, tenía que hacerlo rápido antes de que las pastillas lee impidieran hacer algo más. Hizo dos tajos en cada brazo, uno en la muñeca y otro más arriba. Dejó el cuchillo como pudo de donde lo había dejado, y introdujo ambos brazos bajo el agua y se recostó en la bañera. Se sentía desfallecer, era una sensación extraña, era como si estuviera pero a la vez no estuviera dentro de su cuerpo. Una sonrisa afloro de sus labios.

 

Ya todo estaba acabando, ya no haría daño a nadie. Todos podían vivir en paz.

 

  • Kwon ¿Dónde estás?- no podía ser cierto, aquella voz era … pero ya era demasiado tarde, ya todo había acabado, miro el agua, estaba teñida con su sangre. Ya no podía mantener los ojos abiertos. Por ello se dejó marchar, ya nada le salvaría.

 

Pero lo que no vio era como alguien entraba en el baño y se encontraba con la peor estampa que una persona pudiera encontrarse, a la persona que más amas en tal estado …

 

¿continuará?  

Notas finales:

Bueno se consienten tomatazos o lo que querais tirarme... jejeje, espero que sigais leyendo, dependiendo de los reviews y su contenido seguire escribiendo o no... 

 

Gracias a todos por leer.


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