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UNDERWORLD por RHYO-DARCK

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Notas del fanfic:

Los personajes Pertenecen a Masashi kishimoto.

Las historias me pertenecen a mi.

Respeta nuestro trabajo.

NO al plagio. 

Notas del capitulo:

NAH!

Ya hacía un buen tiempo que no me aparecia por aqui, y en verdad que ya lo extrañaba. Y como lo prometido es deuda, vuelvo con un nuevo proyecto.

Primero que nada, debo advertir que, a comparacion de SHIPPUDEN LIFE, este fic puede que avance bastante lento, y con ello me refiero al tiempo de actualizacion, ya que me encuentro ocupado con la universidad y es un tanto dificil dedicarle mucho tiempo, aprovecharé lo mas que pueda estas vacaciones.
Sólo pido paciencia y comprension.

Nota: Aquí manejo la imagen de Yahiko, pero le llamo Nagato, porque es mas fácil de recordar. 

Sin mas que decir, espero que les guste.

!Disfruten el capitulo!

 

UNDERWORLD

Capítulo uno

Underworld

 

 

 

Itachi levantó la mirada hacia el cielo mientras se llevaba un cigarrillo a los labios. El viento lleno de humedad se paseó por entre las copas de los árboles creando un silbido hipnotizante que murió en los bajos de una guitarra de la canción que tocaba el estéreo. Escuchó las sonoras risotadas de sus amigos y dirigió sus ojos hacía la fogata que estaba a un par de metros de él. Nuevos graduados de la sofisticada universidad de Tokio, sonrió.

 

– ¡Itachi! ¿Se puede saber que haces allí sentado? ¡Vamos, que estamos celebrando! –Gritó Deidara, desde la parte trasera de la camioneta– ¡Vamos a comenzar a asar la carne! ¡Hum!

 

– Sólo un minuto, que estoy fumando –Avisó.

 

Escuchó el bufido inconforme de su amigo y simplemente sonrió de nuevo. Esa mañana había sido la celebración de su graduación, en el caso de Itachi, posgrado en leyes. Así que habían tomado sus casas de campaña, hieleras, estéreo y un cúmulo de cerveza y comida chatarra para acampar en un bosque lejos de la ciudad. Suspiró el aroma del tabaco por unos últimos instantes antes de apagarlo en el suelo y depositar la colilla en una bolsa de plástico, debían asegurarse de no dejar basura en el lugar.  Se puso de pie y se encaminó hacía el círculo alrededor de la fogata en donde veían como comenzaban a poner gruesos trozos de carne encima de la parrilla, se dejó caer en una de las sillas, suspirando.   

 

– ¡Oye, Nagato! ¡Deja de poner tu música extraña y coloca un CD decente, no a todos les gusta tu basura! ¡Hum!

 

Todos rieron al escuchar el reclamo de Deidara, mientras Nagato simplemente hacía una mueca. Habían asistido; Kisame, Nagato, Deidara y Konnan. Era el círculo de amigos que Uchiha Itachi no había dejado de frecuentar desde que se conocieron en la secundaria, así que se consideraban los mejores amigos. Cuando la carne comenzó a estar lista, fue el momento en el que se abrió la hielera abarrotada de cervezas. En medio de la cena Nagato sonrió al recordar una historia. Contemplando el bosque oscuro que se alzaba a su alrededor, una brisa movió las llamas.  

 

– Nunca pensé que vendría aquí de noche, ¿Recuerdan las historias que se contaban de este bosque? –Konnan asintió, mientras daba un sorbo a su bebida para después sonreírle a su amigo.

 

– ¿Sobre los fantasmas y el asesino? Sí, yo lo recuerdo. Mi madre solía contarme de ellos, que años atrás habían ocurrido un gran número de desapariciones en este lugar.

 

– ¡Yo también lo recuerdo, Hum! Había aparecido algo en las noticias también, se sospechaba de un asesino en serie pero nunca encontraron los cuerpos, así que dejaron el caso abierto. Como no consideraban la zona peligrosa lo dejaron pasar pero la gente dejó de venir, ¿Escucharon de eso también? Itachi, Kisame. –Preguntó, mientras volteó a ver a sus amigos. El pelinegro se encogió de hombros.

 

– Creo recordar algo.  La madre de un amigo de mi Ototo solía hablar mucho de eso, pero no son más que historias, aquí no ocurre nada… –Cerró los ojos para beber de la lata, Kisame sonrió con todas sus ganas.

 

– ¿Qué pasaría si esta noche apareciera algo mientras dormimos? Nadie se ha quedado a dormir en muchos años en este bosque. Podríamos atraer a aquello que causaba las desapariciones. –Murmuró. Tétrico.

 

– ¡No digas eso! –Chilló Konnan al tiempo que dejó caer un golpe en el hombro de su amigo. Todos soltaron una ligera risa– Kisame, si por tu culpa no puedo conciliar el sueño iré personalmente a tu tienda a no dejarte dormir tampoco. Tengo mucho de qué hablar sobre la operación de vejiga de la abuela.

 

– ¡Soy mudo! –Advirtió mientras levantaba ambas manos. Todos volvieron a reír.

 

Dejando de lado la historia que desde años atrás usaban algunas personas para asustar a los niños, Itachi tomó un trozo de carne con los palillos para llevárselo a la boca. Miró pensativamente las llamas danzantes de la hoguera y entrecerró los ojos al venir a su memoria el rostro de esa mujer: la madre del mejor amigo de Sasuke. Y no sólo su rostro sino también el de Minato, al igual que el de su madre y el de su padre. Porque ellos cuatro, juntos, habían muerto en un accidente aéreo hacía ya diez años.

 

Hicieron unos cuantos brindis y charlaron de sus viejas anécdotas y de sus nuevos proyectos. A pesar de ser de la misma edad, Uchiha Itachi tenía una vida demasiado avanzada. Sus amigos apenas se graduaban mientras que él ya mantenía un empleo. Siempre había sido alguien de progreso excesivo. Adelantó años en la universidad, graduándose de tan solo veinte años de edad.  Sus padres siempre se mostraban orgullosos cuando sus profesores usaban la palabra “Genio o superdotado” cuando se referían a él con elogios. Se aseguraron de extinguir la fogata antes de retirarse cada uno a sus respectivas casas de campaña muy entrada la madrugada.

 

 

 

 

 

Itachi… vamos a irnos de viaje, sólo serán unos días y volveremos. Sé que Sasuke tiene fiebre, aunque él lo niegue –Le acarició la cabeza con cariño mientras Itachi la veía atentamente– Cuídalo por mamá, ¿Está bien? Te prometo que volveremos pronto…

 

Itachi abrió los ojos de golpe, parpadeó un par de veces para adaptar sus ojos a la oscuridad. Suspiró, hacía años que no soñaba con su madre, justo ese recuerdo cuando se despidió de él con una sonrisa. Se sentó, flexionando las rodillas y cruzó los brazos encima de ellas, bajó la mirada.

 

– “Te prometo que… volveremos pronto” –Suspiró la misma frase que Uchiha Mikoto, su madre, le había dicho la noche de su partida. Cerró los ojos un momento mientras seguía meditando ese recuerdo y la primera promesa rota de sus padres.

 

Un estremecimiento repentino sacudió la tierra bajo él. Itachi abrió los ojos, sorprendido, mientras la convulsión lo obligaba a arrodillarse dentro de la tienda. Escuchó el grito de su amiga y entonces se abalanzó hacía el exterior, lo que vio le hizo agrandar los ojos de forma aterrada.

 

– ¡Itachi! –Deidara cayó al suelo tratando de sostenerse de la misma tierra que se levantaba como olas de agua, un extraño color rojizo en ella creaba una figura irregular en el lugar donde todos estaban. Itachi intentó correr hacía sus amigos, tropezándose constantemente por culpa del extraño terremoto que los atacaba.

 

Los árboles se balancearon de atrás hacia adelante con un chirrido peligroso, vio como Nagato abrazaba a una histérica Konnan, en un intento por tranquilizarla. Itachi cayó de estomago cerca de ellos, Deidara apenas lo tuvo a su alcance lo jaló por la tela de su camisa para acercarlo, los cuatro se refugiaron a un costado de la camioneta, pero sólo ellos. Fue en el momento en que Itachi, comenzó a asustarse verdaderamente.

 

– ¡¿Dónde está Kisame?! –Un árbol cayó por fin, partiéndose a la mitad. Konnan soltó un grito de sorpresa– ¡Deidara! ¡¿Dónde está Kisame?!

 

– ¡Huyó! ¡El estaba afuera cuando comenzó esto y…! –Miró hacia todas direcciones, como si buscara, desesperado, cualquier rastro de su amigo– ¡No lo sé, no lo sé! ¡Dijo algo de ir por ayuda! ¡No entendí! ¡Pero se fue en su motocicleta! –El rubio se silenció al sentir como el suelo de pronto se volvía de una textura espumosa, volvió sus ojos hacía él y ahogó una exclamación.

 

El polvillo de la tierra bajo ellos comenzaba a convertirse algo similar a la arena, una ola de tierra los levantó hacía el aire para después dejarlos caer contra el suelo. Itachi no podía ponerse de pie, no podía hacer nada más que, abrazar el suelo para que ninguna de las perturbaciones que se movían volviera a lanzarlo al aire, fue en el momento en que un crujido de metal llamó su atención.

 

– ¡Oh, por dios! ¡¿Qué está pasando?! –Gritó, al ver como la camioneta era sumergida con violencia hacía el interior de la tierra, y como las cosas que le rodeaban igual, comenzaban a desaparecer. Dándose cuenta de lo que venía a continuación, se puso de cuclillas y trató de arrastrarse fuera del perímetro, levantó la cabeza para intentar advertir a los demás que habían caído dolorosamente en diferentes direcciones– ¡Aléjense! ¡La tierra se está hundiendo!

 

Todos comenzaron a arrastrarse desesperadamente fuera del lugar, mientras los objetos se sacudían por la tierra y después desaparecían entre ella, las casas de campaña y sillas se sumergieron lentamente en la arena. Konnan lloriqueó al ver la escena y se puso de pie para intentar correr, uno de los grumos se alzó delante de ella, pero logró esquivarlo saltando por encima, cayendo después de costado y arrastrándose con los antebrazos. No advirtió una segunda ola que la levantó, arrojándola hacia el centro de la masa, comenzando a hundirse mientras se debatía contra ella, aleteando sus brazos con urgencia.

 

– ¡Auxilio! ¡Ayúdenme! ¡Nagato, ayúdame! ¡Por favor! –Konnan dejó ver en sus ojos unas lágrimas. Llena de pavor, simplemente comenzó a zarandearse, logrando ante su acción, que se hundiese con más velocidad. Nagato intentó por todos los medios alcanzarla, corriendo torpemente por encima de todas las protuberancias de la tierra, pero sin llegar a alcanzar velocidad. Mientras Konnan ya tenía sus piernas y cintura hundidas en la arena.

 

– ¡Konnan! –Nagato saltó hacía delante estirando sus brazos, llegando así de una vez por todas cerca de su amiga, tomándola de las manos a la vez que usaba todas sus fuerzas para poder sacarla a la superficie. Deidara e Itachi veían todo con los ojos agrandados, sosteniéndose como podían de las movedizas masas, casi enterrando las uñas en ellas.  

 

– ¡Sácame, Nagato! ¡Ayúdame! –Decía, mientras que con urgencia trataba de tomar fuertemente las manos de su amigo, arañándolo en la desesperación de verse indefensa. Nagato cerró un ojo ante el dolor de las heridas que la chica comenzaba a hacerle– ¡No me vayas a soltar, Nagato! ¡No me sueltes!

 

– ¡No te voy a soltar! ¡Sujétate fuerte, Konnan! –La chica asintió, mientras se aferraba con mayor fuerza. Nagato entonces comenzó a halarla, pero le era imposible moverla, era como si Konnan pesara una tonelada ó la tierra misma la succionara con más ahínco hacía adentro para tragarla, apretó los dientes, impotente– ¡Maldita sea! ¡No puedo!

 

Nagato se puso de rodillas a la vez que seguía tirando de las manos a Konnan, fue en ese momento en el que percibió como la tierra bajó él comenzaba a ablandarse, se alarmó, pero no tenía intención alguna de soltarla, intentó tomarla de los antebrazos y jalar más fuerte, pero simplemente no veía resultado, cerró los ojos al sentir atrapado su tobillo.

 

 – ¡Nagato, aléjate de ahí! –Itachi levantó la cabeza al escuchar el gritó de Deidara, fue cuando también vio la situación. Konnan estaba de pronto en un estado similar al Shock, con la mirada fija, perdida y vacía, aun así, Nagato seguía intentando sacarla de la tierra que, ya había devorado más arriba de su pecho, él ignoraba como su pierna estaba hundiéndose hasta la rodilla y como la otra cedía también. Itachi intentó ponerse de pie.

 

– ¡No! ¡Konnan! ¡No me sueltes! ¡Sujétate, Konnan! ¡Konnan! –Los ojos de Nagato se nublaron al ver como ella ya no estaba ahí, apretó las manos pero el cuerpo de Konnan seguía hundiéndose, descendiendo hasta los hombros, hasta el cuello, tragándose su cabeza, empezó a llorar con rabia, hasta que sus manos comenzaban a resbalarse de sus dedos, enterró las uñar en ellas pero, aun así, desaparecieron– ¡No! ¡Maldita sea! ¡Konnan, no!

 

– ¡Nagato! ¡No te quedes ahí! ¡Huye! ¡Aléjate de ese lugar! –Itachi, aunque quiso, no pudo caminar, la tierra lo tumbó boca abajo mientras se ondulaba como si tuviese vida propia, como si maquilara la intención de paralizarlo en ese mismo sitio, viendo impotente como su amigo se llevaba las manos a la cara y se dejaba hundir con mayor velocidad– ¡No, Nagato! ¡Nagato!

 

– ¡Esto no puede estar pasando! –Gritó Deidara, al presenciar como Nagato era devorado, comenzó a rodar de costado con la intención de alejarse, él no iba a dejarse morir como aquel idiota, iba a intentar escaparse de eso, vio como una ola de arena iba hacía él y abrió los ojos, asombrado, parecía tener vida propia, era como una criatura que los perseguía sin importar donde estuvieran. Gritó, lleno de terror cuando la ola lo alcanzó y le atrapó la mitad del cuerpo. Itachi, simplemente aguantó el llanto al ver debatir a su amigo lleno de desesperación, al oír sus gritos y como su lucha era completamente inútil, lo último que vio fue, la mano de Deidara, con sus dedos moviéndose como si buscaran lo último a que aferrarse, pegó al frente a la tierra al encontrarse de pronto solo, soltando un sollozo.

 

Voy a morir… esta cosa me matará también… voy a morir… por dios santo…

 

Escuchó el chirrido de las piedras y entonces levantó la cabeza, apoyándose en sus manos hasta quedar arrodillado, distinguiendo como, frente a él, se levantaba un muro de lodo y arena, entornó los ojos, viendo con cólera aquella maldita cosa, aquella maldita masa que se había llevado a sus amigos, abrió los brazos.

 

– ¡Vamos, ven por mi! ¡Ya te tragaste a todos! ¡Ven y trágame si puedes, hija de puta! –Gritó al montículo que parecía burlarse de él, acrecentándose y abriéndose como una cueva, como las fauces del mismo demonio que venía  a engullirlo, fue en ese momento, en el que la sombra de aquella cosa lo cubrió, cuando recordó el favor que su madre le había pedido el día de su muerte, aquel que se había tomado en serio desde entonces, ya no podría cuidar de su Ototo,  cerró los ojos mientras la ola caía encima suyo– Lo siento, Sasuke…

 

Todo se volvió oscuridad y silencio, mientras la masa caía sobre la demás tierra, llegando hasta las rocas y los árboles, acomodándose por sí sola como cualquier otro polvillo inofensivo del bosque, como si no hubiese pasado nada en el lugar, mientras las sirenas de las patrullas comenzaban a acercarse.

 

 

 

 

 

Tres meses después. 

 

 

 

– ¡¿Nada nuevo?! ¡¿Qué quiere decir con, “Nada nuevo”?! ¡Está hablando de mi hermano! –Sasuke arrojó su maleta de la preparatoria hacía el sofá, mientras se paseaba por la sala de un lado al otro, apretó el teléfono con fuerza. Habían pasado tres meses desde la desaparición de Itachi y sus amigos, y la policía no podía encontrar nada que le diera respuesta– ¡No me diga que me calme! ¡Mi hermano desapareció sin dejar rastro y la policía es una incompetente para encontrarlo! ¡Ya ni siquiera sé si debo guardar la esperanza de esperar que esté vivo! ¡Cada día que pasa me dicen que no han encontrado siquiera una pista de lo ocurrido! ¡¿Cómo se atreve a decir que intente calmarme?!

 

– Le aseguro, Joven Uchiha, que en cuanto tengamos nuevos resultados, será al primero que se le informe, pero aun no hemos encontrado nada –Sasuke se llevó una mano a los cabellos y los revolvió, siempre que llamaban era lo mismo, jamás tenían nada que decir y lo único que pedían era paciencia y tiempo, pero, habían pasado tres meses. Tres meses en los que ya no sabía qué hacer, y en donde cada vez dudaba más de la capacidad de la policía por darle algún día, una respuesta coherente– No es la primera vez que tenemos un caso de este tipo, hace más de dieciocho años que no teníamos esta clase de desapariciones, hemos intentado por todos los medios tratar de conectar con algo a ese bosque, pero sigue escapándose de nuestras manos, le pido tiempo.

 

– Ya han pasado tres meses, ¿Cuánto tiempo más necesitan? ¡Será mejor que me lo diga a la cara! ¡Que no le importa una mierda mi hermano y que no hacen en verdad nada por buscarlo! ¡Al menos de esa forma ya sabría que ni siquiera lo han estado intentando! –Colgó, de forma brusca el teléfono y caminó hasta el sillón de la sala, se dejó caer pesadamente al tiempo en que tomaba su cabeza entre sus manos, ese boque, ¡Ese endemoniado bosque!, era lo único que decían, que todo tenía que ver con ese bosque, que había ocurrido antes con anterioridad, a él le importaba un cuerno lo que le haya ocurrido a otros, estaba preocupado por Itachi.

 

Suspiró, frustrado, y se puso de pie nuevamente, no podía descansar ni estar sentado. Corrió escaleras arriba hacía su habitación, abrió la puerta y comenzó a recoger de su cama múltiples recortes de periódicos, mapas y notas que había estado recolectando acerca del caso de su hermano, investigando por su cuenta en cuanto había recibido la primera llamada de la policía diciendo que era un caso… difícil.

 

Los arrojó hacía un portafolios, se acercó a su armario para sacar su casa de campaña y su mochila. Metió en ella las primeras prendas que vio colgadas, tomó el portafolios y bajó las escaleras hacía la cocina, caminó hacía las alacenas para buscar paquetes de galletas y otras cosas enlatadas para llevarse, abrió el refrigerador para igual arrojar a su mochila unas cuantas botellas de agua. Después pasaría por un supermercado para surtirse con mejor comida de campamento, si la policía no podía investigar, lo haría él mismo, conociendo el origen del problema, vería ese maldito bosque con sus propios ojos. 

 

Apretujó el contenido para poder pelear con el cierre de la mochila, hasta que logró sellarla, se la echó al hombro al tiempo que se ponía el portafolio bajo el brazo y buscaba con la mirada las llaves de la entrada, encontrándolas en el buro del recibidor. Dio un último vistazo a la sala, topándose con el retrato de Itachi en el día de su graduación, un par de años antes, entrecerró los ojos y entonces abrió la puerta de golpe.

 

– ¡Ay! –Sasuke se quedó parado en la entrada en cuanto escuchó la exclamación frente a su puerta, frente a él, y con el dedo a punto de tocar el timbre de su casa, estaba su mejor amigo de la infancia, Uzumaki Naruto, con una expresión sorprendida, al ver de pronto la puerta abrirse, justo un segundo antes de que el avisara que estaba ahí. Inmediatamente, reparó en las cosas que su amigo tenía– Sasuke, apenas iba a verte para preguntarte algo, ¿Vas a salir–ttebayo?

 

– Voy a investigar el bosque en donde desapareció Itachi, tengo prisa, ven conmigo. –Dijo, mientras caminaba hacía el auto negro que estaba estacionado fuera de la casa. Naruto se descolocó ante la revelación y rápido fue tras él.

 

– ¡Espera! ¡¿Cómo que vas a ir a investigar?! ¡¿La policía ya te dijo algo nuevo–ttebayo?! –Sasuke abrió la cajuela para poner sus maletas, le arrebató la mochila que Naruto cargaba y la guardó también. Cuando cerró el portaequipaje, caminó hacia la puerta del conductor y la abrió para sentarse en el asiento. Naruto se colocó en la otra puerta esperando a que Sasuke le abriera, apenas lo hizo, él también se sentó y fue entonces en que el Uchiha encendió el auto para marcharse. Naruto lo miraba dudoso mientras, se abrochaba el cinturón de seguridad, la mirada de Sasuke en ese momento era todo, menos tranquila– Sasuke, ¿Qué fue lo que te dijeron ahora–ttebayo?

 

– Las mismas estupideces de siempre. Ya estoy cansado, Naruto. Lo único que deseo es saber qué pasó con mi hermano –Saliendo de las calles donde se encontraban las áreas residenciales, tomó la carretera principal para salir de la ciudad. El bosque estaba lejos, por eso se había llevado ropa, no se rendiría como los policías habían hecho, así que estaba dispuesto a pasar, incluso días si era necesario, porque tenía la intención de no regresar con las manos vacías– Me llamaron apenas regresé de la preparatoria, pensé que era algo bueno, pero me dijeron: “Lo siento, joven Uchiha, no tenemos nada nuevo con respecto a su hermano”, ¿Puedes creerlo?

 

– Sasuke, ¿Qué te hace creer que si vas tú, entonces resolverás todo–ttebayo? Por dios, ¡Son policías!, ellos saben cómo hacen su trabajo, ¿O acaso te piensas más inteligentes que ellos, Teme? –Dijo mientras fruncía el ceño. Entendía como Sasuke se sentía, él también estaba preocupado por Itachi, él prácticamente, los había criado después de la muerte de sus padres. Naruto no tenía más familiares pero, estaba al cuidado de un tutor, Sasuke e Itachi por otra parte, habían preferido mantenerse solos, sin ayuda de sus parientes que, al parecer no guardaban buenos lazos con ellos. Ambas familias eran socias de una empresa estilo Microsoft, ninguno tenía la edad en ese entonces para heredarla, incluso Itachi que, había preferido estudiar leyes, así que los demás socios cumplían con la obligación de darles sustento, pues sabían que uno de ellos, sino era que ambos, por derecho asumirían la presidencia de la compañía, a su debido tiempo.

 

Naruto suspiró al escuchar como Sasuke chasqueaba la lengua y se limitaba a ignorar sus reclamos. Se reclinó en el asiento mientras veía por la ventana para observar como pasaban los demás autos, viendo como la ciudad se iba alejando de ellos, entonces recordó algo, la voluptuosa mochila que Sasuke había arrojado a la cajuela.

 

– ¡Espera! ¡¿Cuánto tiempo vas a estar investigando–ttebayo?! –Sasuke volteó a verlo de reojo, y se encogió de hombros.

 

– Llevo ropa para algunos días, voy a pasar después a una tienda para comprar comida, no llevo mucha. – Naruto parpadeó, al tiempo que abría la boca y se incorporaba con sorpresa.

 

– ¡¿Estas bromeando?! ¡Pero si es jueves! ¡Mañana tenemos las pruebas para la universidad–ttebayo! ¡Iba a preguntarte sobre la guía de consultas! –Gritó, comenzando a forcejear con el cinturón de seguridad. Sasuke frunció el ceño ante el escándalo– ¡Bájame aquí! ¡Tomaré un autobús ó pediré que me lleven! ¡Quizás tú puedas darte el lujo de un año sabático! ¡Pero yo no tengo tus calificaciones, Teme!

 

– No hagas escándalo, Usuratonkachi,  tenemos prorroga de una semana, sirve que estudias mejor, la verdad es que, iba a ir sólo, pero ya que estabas ahí en mi puerta…–Se encogió de hombros nuevamente. Naruto soltó un lloriqueó, Sasuke podía darse el privilegio de hacer lo que le venga en gana pero, él era diferente, no era de lento aprendizaje pero, sí que tenía algunas dificultades, sobre todo con las cosas complicadas, como las matemáticas y las ciencias.

 

– Dices que estarás fuera unos días y yo estoy secuestrado, ¿Qué hay de la ropa–ttebayo? ¿Dónde voy a dormir? ¿Cómo nos bañaremos? –Volvió a hundirse en el asiento, después de todo, no había nada que él pudiera hacer, ya estaba en el auto de Sasuke y a muchos kilómetros lejos de la ciudad.

 

– Por la ropa no te preocupes, te prestaré, te quedará grande pero, al menos tendrás que ponerte. Si quieres duerme en el auto, sólo traje una tienda. –Hizo una mueca– De acuerdo, lo de la ducha, la verdad es que no lo pensé muy bien, pero bueno, nadie muere por saltarse el baño un día ó dos, ¿No crees?

 

– ¿Estas insinuando que permanezca sin bañarme durante varios días seguidos? Sasuke, hoy me tocó deportes y las duchas estaban cerradas–ttebayo, tenía pensado tomar un baño después de obtener la guía de consultas, ¡No soportaré saltarme varios días la ducha! –Abrió un poco su camisa para bajar la cabeza y olfatear dentro de ella, hizo una mueca– Ni siquiera puedo soportar no ducharme ahora mismo, ojala que no haya olvidado guardar mi desodorante en la mochila.

 

– Si no lo tienes, no te preocupes, te dije que pasaría a una tienda, ¿Cuánto dinero tienes? –Preguntó, desviando sólo un segundo la vista para ver la mueca pensativa de su mejor amigo.

 

– Suelto, no mucho. Pero en la cartera traigo la tarjeta–ttebayo –Sasuke asintió de acuerdo, y volvió la vista a la carretera. Permanecieron así algunos minutos, hasta que al rubio le dio por encender la radio del auto, movía los botones en busca de una estación, pero los postes de electricidad y la ausencia de civilización le ponían difícil la tarea, fue después que encontró algo de música, subió el volumen un poco y volvió a reclinarse en el asiento para ver por la ventana, al tiempo que tarareaba la canción.

 

Viendo los postes de luz pasar, llenándose el camino de montañas a lo lejos, se preguntaba si debía de dormir un momento, comenzó a cerrar los ojos pero, luego desistió, era mejor estar despierto, de esa manera no le causaría sueño a Sasuke, se acomodó de nueva cuenta para ver el paisaje con atención, aun cuando no había mucho por contemplar.

 

Luego de casi una hora y media de viaje, que pasaron escuchando canciones, platicando acerca del examen y sus respectivas selecciones a carreras, la diferencia de materias, los horarios, su decisión de quedarse ó rentar un departamento cerca de la universidad, decidir si eso sería mejor que ser parte de los dormitorios de las facultades, entrar ó no a una hermandad, llegaron a un punto en donde más adelante no se encontrarían más que con zonas de acampar, decidieron detenerse en la única tienda especializada que había cerca, antes de continuar con su ruta de, quizás, otra hora y media.

 

– Ramen. –Sasuke soltó la palabra con desprecio en cuanto vio, como varios empaques del producto caían dentro de la cesta de compras. Volteó a ver a Naruto– ¿Acaso quieres atraer a las bestias, Dobe? ¡Compra comida de campamento!

 

– ¡Esto es comida de campamento–ttebayo! ¡Se les llama deshidratadas, Teme! –Gritó, al tiempo en que lograba impedir que su mejor amigo sacara los empaques de la cesta– ¡Yo los voy a pagar! ¡Déjame comer lo que quiera!  

 

– ¡Ni siquiera llevas tetera para calentar agua! ¡¿Cómo te los vas a comer?! –Una tetera plateada cayó dentro de la canasta, Sasuke volteó a ver la sonrisa triunfante de Naruto, suspiró, cansino– Odio que te salgas con la tuya…

 

– Siente lo que yo–ttebayo –Sasuke hizo una mueca, y se giró para seguir con las improvisadas compras. Entre paquetes de comida sellados, instrumentos de campaña y algunos artefactos pequeños que ayudaban a cocinar, pasaron a la caja. Sasuke tomó un mapa de la zona, una vez estuvieran adentrados en el bosque, comenzaría a realizar mejor su plan a seguir.

 

Escogieron la ruta más permisible para el coche, trazando una línea punteada en el mapa. Subieron al auto y dieron marcha a la zona central, aquella que había visto a los jóvenes desaparecidos, el viaje se realizó en silencio a partir de ese momento, recordando nuevamente lo serio de la situación, eso que hacían no era una salida de campamento por diversión, estaban por buscar pistas, cualquier detalle que los llevara al misterio de la desaparición de Uchiha Itachi y sus amigos.

 

Naruto volteó a ver por la ventana una vez más, observando calmadamente como desaparecía el camino entre los árboles, suspiró, quizás Sasuke tenía razón, quizás hubiera algo que ellos pudieran encontrar, alguna cosa, algún indicio que Itachi hubiera podido dejar, algo que Itachi sabría que solo él ó Sasuke entenderían, algo.

 

La noche los tragó estando cerca de su destino. Sasuke apretó el volante en cuanto vio el camino, estacionó el auto y bajó lentamente. Naruto también se bajó, viendo todo el lugar con un aire triste, sentía como si estuviese viendo un cementerio, cuando lo único que había era un claro solitario, rodeado de cintillas amarillas, aquellas que los policías habían usado para restringir el área el día del incidente.

 

– Sólo uno se salvó… –Murmuró Sasuke, apretando los puños y tratando de contener ese sentimiento de ira que comenzaba a emerger– Eso fue lo que la policía me dijo ese día…

 

Naruto lo miró, algo nervioso, nunca le había gustado esa faceta de Sasuke, cuando sentía que las cosas se le salían de las manos, el Uchiha se desesperaba, se llenaba de una impotencia que se transformaba en cólera, y a veces su manera de canalizarla, no era algo positiva, caminó hasta su amigo y le puso una mano en el hombro.

 

– Vamos a ver–ttebayo –Le dijo, el azabache asintió.

 

Fueron hacía las cintas y, Sasuke tomó una entre sus manos, para después romperla, dejándola caer al suelo y cruzar el perímetro, revisando el lugar. Tan tranquilo, completamente solitario, caminó hacia el centro de aquel círculo marcado por las cintillas, miró al suelo. Sin sangre, sin huellas, sin una sola pista, como si allí no hubiese pasado nada.

 

– Aquí fue donde les dijo Kisame que se habían quedado…–Dijo, pasando los ojos una vez más por el suelo que parecía virgen– Una hora y media de camino de regreso, media hora avisando a las autoridades, una y media hora de camino para llegar aquí, no había nada…

 

Naruto volteó a ver al cielo nocturno mientras, escuchaba a Sasuke, el viento sopló, moviendo las copas de los arboles, ululando largamente por todo el bosque.

 

– Sasuke… es mejor que saquemos las cosas, ahora está demasiado oscuro para buscar nada, lo haremos mañana–ttebayo.

 

Sasuke dejó de revisar el suelo y levantó la mirada, se dio media vuelta, y Naruto dejó de ver el cielo para sonreírle, lo hacía con un mudo mensaje de ánimo, sabía lo que el pelinegro estaba sintiendo en ese momento.

 

Así que se dirigieron al auto para comenzar a sacar las compras, unas sillas y la parrilla, Sasuke comenzó a juntar varias ramas que había a los alrededores, tenían que hacer una fogata y preparar la cena. Naruto acomodaba las sillas cuando dio un vistazo a los alrededores y suspiró, cansino.

 

– ¿Qué? –Preguntó Sasuke, ante su cara de insatisfacción.

 

– No hay siquiera un lago cerca–ttebayo… –Dijo, cabizbajo– No sé si podre dormir con lo pegajoso que me siento…

 

– Deja de ser tan delicado. –Naruto le frunció el ceño– Mañana buscaremos algún sitio, te lo prometo.

 

– De acuerdo, no se puede hacer más de todas formas. –Dejó las sillas y se acercó al moreno para ayudar a preparar la fogata– ¿Qué es lo que buscaremos mañana, Sasuke? –Sasuke lo miró mientras rociaba aceite a las maderas y encenderlas– ¿Al menos sabes que es lo que hay que buscar–ttebayo?

 

– Lo que sea. –Desvió la mirada al ver, como su amigo se enojaba con esa respuesta, sus ojos brillando en cuanto se encendió la llama– Cualquier pista que me lleve a Itachi, cualquier cosa que hayan pasado por alto –Frunció el ceño al darse cuenta de las incoherencias que estaba diciendo, apretó el empaque de aceite– ¡Lo que sea con tal de no quedarme de brazos cruzados!

 

– Sasuke…

 

– ¡No me digas nada! –Lo volteó a ver nuevamente– Ya sé como suena, pero no sé que mas hacer, Naruto… sólo no quiero… –Entrecerró los ojos– solo no quiero quedarme en esa casa vacía y sentarme a un lado del teléfono para esperar que esos inútiles me den buenas noticias, no quiero seguir pasando día tras día, sin saber que fue lo que le ocurrió a mi hermano.

 

– Esta bien–ttebayo –Llevó su mano al brazo del pelinegro– Te entiendo… haremos lo que podamos, lo que sea, solo… –Vaciló un momento, fijó la vista en el suelo y después volvió a ver a Sasuke a los ojos, con un aire decidido– Tienes que aceptar que, si nosotros no podemos hacer algo… tu esperaras. Aunque no lo quieras, porque no es lo más inteligente quedarnos en este bosque, es peor estar perdidos aquí… que esperar noticias cerca del teléfono…

 

– Ya lo sé, simplemente que al menos quiero saber que intenté hacer algo –Naruto asintió, comprendiéndolo– Si encontramos algo, si ellos descubren que pasó con Itachi, si lo veo de nuevo, quiero decirle que lo mínimo que hice; Fue buscarlo.

 

Naruto se levantó y se dirigió al coche, abrió la cajuela para sacar el cilindro en donde se encontraba la casa de campaña, el viento ululó nuevamente, hizo un gesto y volteó a ver a Sasuke.

 

– Pensándolo bien, creo que dormiré contigo–ttebayo…

 

Sasuke lo volteó a ver a los ojos, levantando una ceja.

 

– Estas jugando, ¿Cierto? –Naruto negó con la cabeza– ¡La tienda de campaña es individual! ¡No vamos a caber, y no te quiero tan cerca mío mientras duermo!

 

– ¡Idiota! ¡Si no es porque te quiera abrazar durante la noche–ttebayo! –Sasuke lo fulminó con la mirada, pero él no desistió– ¿Acaso no escuchas el viento? Esta noche hará frio, no quiero congelarme en el auto.

 

– ¿Acaso no trajiste…? –No terminó la pregunta. Es cierto, había sido él quien había arrastrado a Naruto ahí sin su consentimiento, chasqueó la lengua, disgustado– De acuerdo… pero te conviene mantener tus manos alejadas, ¿Está bien?

 

– Bastardo, me hablas como si fuera alguna clase de depravado–ttebayo –Reclamó, apretando un puño– ¡Debería ser yo el que tenga cuidado! ¡A saber qué cosas soñarás que amaneces tan contento!

 

– ¡Cierra la boca, Dobe! –Gritó, furioso, a la vez que un difuso sonrojo cruzó sus mejillas. Aquello se debía a una ocasión en la que Naruto se quedó a dormir con él en su habitación, tenían trece años y había sido la noche en la que su amiguito decidió cobrar vida por primera vez, la mañana siguiente había sido una pesadilla, Naruto estaba tan impresionado, avergonzado y burlón, que decidió jamás hacerle olvidar esa vergüenza, ahora lo catalogaba como un pervertido reprimido.

 

Naruto vio como Sasuke, se despejaba el flequillo de la frente, suspirando. Volteó hacia la cochera del auto de nuevo, arrastrando la maleta de la ropa afuera, reparó en el portafolio que descansaba debajo de todas las demás cosas, lo tomó entre sus manos, observando cómo varias esquinas de las hojas de papel sobresalían por toda la orilla, dejó el cilindro de la tienda de campaña en el suelo y se dio vuelta, Sasuke lo miraba en ese momento.

 

– Sasuke, esto… –Sasuke asintió, antes de que su amigo terminara la pregunta.

 

– Cuando la policía me avisó del incidente, comencé a comprar todos los periódicos en los que apareciera el reportaje, para ver si algunos habían omitido información que otros no hayan puesto. –Se dejó caer en la silla que estaba a su lado– Comprobé que la policía le revela mas a los periodistas que a los parientes de las víctimas, fui a la hemeroteca, para averiguar de las antiguas desapariciones, ver si había alguna similitud ó alguna clase de patrón entre cada persona que mencionaran. No hay nada.

 

Naruto se encaminó hacia la silla vacía, tomando lugar en ella, mirando directamente al portafolio para después ponerlo en su regazo, lo observó unos segundos, esperando que Sasuke le prohibiera abrirlo, al no escuchar advertencia, llevó su dedos al seguro, abriéndolo. Observó cada fotografía, recorte, algunos artículos tenían ciertas líneas iluminadas con el marca textos, al igual que, algunas hojas impresas, claramente sacadas del computador de la hemeroteca, escuchó a Sasuke volver a suspirar, pero no lo volteó a ver, se dedicó a ver el contenido.

 

– Hice notas, perímetros, suposiciones, posibles explicaciones, todo lo que estaba a mi alcance –Se sumergió en el respaldo del asiento, viendo el cielo nocturno– No creo a simple vista haber logrado más que la policía, por eso mi última alternativa era venir aquí, tengo la esperanza de al menos, poder encontrar algo que me ayude a entender que paso, si esto fuera cosa de algún asesino, aunque, es algo que no creo posible, la verdad. 

 

– ¿Por qué no–ttebayo? –Sasuke volteó a verlo.

 

– Esta no es la primera vez que ocurre. –Unas ramas se estremecieron con la corriente de aire nocturno, creando un chirrido lúgubre. Un viento frío penetró el claro moviendo sus cabellos, Sasuke y Naruto se vieron a los ojos– ¿Alguna vez escuchaste de las historias de terror de este lugar?

 

… Y la bestia… entrecerró sus ojos…. eran los ojos mas malignos e incandescentes… eran los ojos… del demonio….

 

Naruto se estremeció ante el recuerdo de esa voz, la voz susurrante de su madre, la historia que le había contado alguna vez, ante la pregunta de Sasuke, asintió débilmente.

 

– Descubrí en la hemeroteca que esto no era algo de hace dieciocho, veinte ó treinta años atrás, esto es algo que ha venido ocurriendo desde hace décadas, no lo sé, quizás desde hace siglos.

 

– ¿Cómo es que puedes saber eso–ttebayo?

 

– Porque no solo me limité a los antiguos periódicos, en un principio sí, pero entonces encontré algo… diferente. –Tomó el portafolio del regazo de su amigo e hizo las hojas a un lado para alcanzar el bolsillo inferior, sacó unas cuantas hojas mas, se las entregó a Naruto– Esas son copias del libro de las calamidades, ¿Recuerdas ese registro histórico, el que nos enseñaron en la secundaria?, pues no solo habla de las guerras civiles ni de las penitencias capitales que solían impartir, hay algo mas, algo casi enigmático.

 

Naruto comenzó a hojear aquellas copias, ya marcadas con plumón ó subrayadas con lápiz.

 

– Ahí. –Señaló Sasuke, un artículo en específico– Mira lo que dice cerca del final.

 

Mayo 23, 1784.

Los soldados regresaron al fuerte a las….                                               

Inexplicables sonidos en…

Atribuyeron a una emboscada enemiga, cuando…

El quinto batallón, dirigido por….

Alrededor de ochenta y cuatro hombres…

Desaparecidos sin rastro de…

La zona oeste del bosque…

Nuevamente…

 

– “Nuevamente” –Susurró Naruto, leyendo los demás textos subrayados, diciendo cosas similares de hechos distintos que iban a lo largo de diferentes años.

 

– Exacto, siempre es en este bosque, no es posible que sea algún asesino serial, nadie podría sobrevivir desde 1784 ó más, yo creo… –Sasuke tragó saliva– Comienzo a creer, por estúpido que parezca, que hay algo en esta área del bosque, cuando la policía me lo mencionó por primera vez, no quise creerlo, pero después dudé.  

 

– Pero… no entiendo–ttebayo, ¿Cómo podría haber algo malo con el bosque?

 

– Tal vez como ocurre algo malo con el triangulo de las bermudas ó los puntos de las islas caribeñas, no lo sé, mira, yo ya no sé ni lo que digo. –Se revolvió el cabello– Lo único que hice fue considerar todas las posibilidades, no investigué más que eso, a mitad de ello me sentí un perfecto idiota, así que lo dejé.

 

Cerró de golpe el portafolio, haciéndolo a un lado, aun cuando seguía en el regazo de Naruto, sus ojos volvieron a perderse en algún punto lejano del bosque, apoyando la barbilla en la palma de su mano. Naruto lo vio un momento, después contempló el portafolio.

 

–…Extraño–ttebayo… –Murmuró sin mucha atención. Sasuke, simplemente asintió con la cabeza, después se puso de pie y le golpeó el hombro a su amigo suavemente, solo para animarlo a ponerse de pie de igual forma.

 

– Anda, hagamos la cena, Dobe. –Le sonrió de forma sincera, quería olvidar por un momento aquella sensación incomoda. Naruto le sonrió de forma deslumbrante, poniéndose de pie de un salto.  

 

– ¡Yo quiero Ramen–ttebayo! –Sasuke rodó los ojos.

 

Abrieron unas cuantas latas e hirvieron agua para Ramen. Platicando de otras trivialidades y guardando silencios ocasionales para poder disfrutar de su cena, una vez se vieron satisfechos, se sentaron unos momentos más en las sillas, recordando anécdotas, conversando un poco más acerca de sus planes futuros, los de a corto a plazo, salidas con sus amigos, conversaciones de la escuela, incidentes, rumores. No fue hasta que Naruto soltó el primer bostezo que, Sasuke decidió que era la hora apropiada para irse a dormir, levantaron las latas y envolturas de comida, colocándolas en una bolsa que guardaron dentro del maletero del auto, viendo de paso, el cilindro con la tienda de campaña, sin armar. 

 

– Te dije que armáramos la tienda antes, Usuratonkachi. –Rezongó el mayor al ver que, los parpados le pesaban pero aun no tenia sitio donde poder irse a dormir.

 

– No seas mentiroso, Teme –Contestó Naruto, con ferocidad a pesar de tener los parpados a medio cerrar, en su rostro había una clara somnolencia– Si estabas platicando como comadre, ni siquiera te acordaste, no empieces a echarme la culpa a mi–ttebayo.

 

– Tsk. –Volteó el rostro con molestia, hacia otro lado– Eso es porque tu siempre logras distraerme con tu palabrería sin sentido.

 

– ¡Maldito, lo dices como si te obligara a darme conversación–ttebayo! – o apuntó con un dedo mientras ayudaba a Sasuke a colocar las varillas metálicas en el suelo, junto con la lona.

 

– ¡Casi lo haces! ¡Estas con tu Sasuke esto, el profesor Iruka aquello, la promoción del Ramen del mercado, pasó aquello en el episodio de la serie, compre un videojuego, me encontré una moneda! ¡Hablas por los codos! –Lo fulminó con la mirada, al tiempo que se agachaba, para comenzar el armado.

 

– ¡¿Qué me dices de ti y tu guitarra nueva, el teléfono de la chica de la cafetería, los rechazos a las locas, tu visita a la tienda de libros y sabrá cuanta basura mas–ttebayo?! –También lo fulminó con los ojos entrecerrados, trabajando en pasar la lona sobre las varillas correspondientes, y ajustarlas de la manera curva y correcta.

 

– ¡Ah, ya basta! ¡Contigo no se puede razonar! –Se levantó para poder asegurar las partes superiores.

 

– ¡Si cómo no! ¡No me dices nada porque ya viste que tu también hablas–ttebayo! –Sasuke lo ignoró, y él le sacó la lengua.

 

Aquella escena ocurría a diario, casi a todas horas, habían crecido juntos, criándose como hermanos prácticamente, y desde el primer momento en que sus padres los pusieron en la misma cuna, había nacido no solo una compatibilidad extraña, sino también el inicio de la rivalidad, que Naruto inició a punta de un botellazo con el biberón, a los tres meses de nacido, aunque aquello haya sido accidental, y que Sasuke, con seis meses, contestó con un manotazo. Desde entonces se les veía jugar un minuto, pelear en el próximo y jugar nuevamente al siguiente, en el jardín de niños eran equipo de trabajo, peores enemigos en los concursos y mejores amigo después de ellos, hermanos, rivales, y su meta a vencer.

 

– Listo. –Apremió Sasuke, en cuanto vio el interior de la casa de campaña, arrojó dentro la manta que llevaba en la mochila, y se acomodó en una de las orillas del interior.

 

– Lo veo tan pequeño–ttebayo –Naruto frunció el ceño al ver que, con Sasuke dentro, la casa de campaña se veía aun más compacta, ahora dudaba meterse ahí, pensó que se quedaría atorado en el interior.

 

– Te dije que era solo para una persona. Métete, no quiero que dejes entrar a los mosquitos. –Naruto observó un momento más, planeando de qué forma se acomodaría para no dormir incomodo, entró cerrando la malla tras él y de paso, le dio una ligera patada a la pierna de Sasuke para que se hiciera a un lado, ganándose una mirada disgustada– Bastardo, aun cuando tu eres el intruso aquí.

 

– Esa será tu mitad y esta la mía–ttebayo… –Dijo moviendo la mano a lo largo de la tienda, simulando crear una barrera invisible– Así es probable que no te patee mientras duermo.

 

– Me preocupa más que me abraces mientras duermes. –Sonrió de medio lado, burlón– Luego así de apestoso, definitivamente no te quiero cerca.

 

– ¿De quién es la culpa que esté apestoso–ttebayo? –Gruñó, con las mejillas sonrosadas, era vergonzoso estar en esas condiciones, aun cuando fuera Sasuke quien estuviera a su lado– Yo soy el secuestrado aquí, no se te olvide, ahora duérmete ó te abrazo.

 

– Ya, ya. –Bostezó, en medio de una sonrisa– Buenas noches, Naruto.

 

– Buenas… –Bostezó– Noches, Sasuke…

 

 

 

 

 

Escuchó el sonido de las ramas partirse, el viento rápido que le lastimaba las heridas de los brazos, silbó tras sus oídos. El latido rápido de su corazón le advirtió que, estaba a punto de desmayarse, incluso sus jadeos incontrolables no eran lo suficientemente fuertes como para dejar de escuchar aquellos bramidos de bestia que estaban cerca, muy cerca, pisándole los talones, el pánico le inundó el cuerpo en cuanto sintió las pisadas estremecer el mismo suelo donde corría. Su espalda, cubierta de arañazos, sentía el aire caliente de sus hálitos, ni sus piernas fuertes, ni su velocidad, ni siquiera su instinto, era de ayuda en esos momento, menos en medio de aquella oscuridad que le cegaba absolutamente todo. Cuando una roca se atravesó en su camino, haciéndole perder el equilibrio, supo que iba a morir.  

 

Naruto abrió los ojos en medio de un estremecimiento, jadeó. Contempló el techo de la casa de campaña, y suspiró aliviado. Aquel sueño, ni siquiera podía denominarlo tal, no había visto nada en lo absoluto, solo sentía el dolor, el terror y escuchaba los sonidos escalofriantes que aun le llenaban la cabeza. Se sentó con cuidado y se dio cuenta de que, estaba entrelazando sus piernas con las de Sasuke, sonrió al ver la cara del moreno, parecía tan tranquilo, sin remordimiento apartó sus piernas de una patada. Pero Sasuke no se despertó, simplemente gruñó en incomodidad, se meneó en su sitio y soltó un suspiro que le permitió seguir soñando.

 

– Bastardo. –Susurró Naruto, sonriendo ante la escena.

 

Se incorporó ligeramente, gateando en dirección al cierre de la casa de campaña, deslizó el zipper hacia un lado, dejándolo a la mitad, tomó sus tenis que se había dejado en la orilla y se los puso, entonces salió de la tienda. Cerró los ojos ante el repentino golpe que el viento le dio en el rostro, hacía frío, sus ojos vagaron por el bosque, la luz de la media luna iluminaba de forma magnífica, así que no tuvo miedo de avanzar unos pasos. Naruto llevó sus manos a sus antebrazos cuando, una nueva ráfaga le acarició el cuerpo, provocando que tiritara.

 

– Muy bien, solo iré a orinar y me dormiré de nuevo–ttebayo… –Asintió ante su propio plan mental, así que se encaminó hacía el primer árbol que vio cerca de su posición, se desabrochó el cinturón, el botón y bajó la bragueta de su pantalón, suspirando.

 

Su espalda de pronto se encorvó hacia adelante, atacado por un intenso escalofrío. Sin saber porque, se dio media vuelta, agitado, aquello no había sido el viento. Exhaló aire de su boca, no consiente de qué lo había contenido, con sorpresa, presenció el vaho que salía. Aquello era extraño, la temperatura no era tan baja como para eso. Se dijo a si mismo que, quizás solo era cosa de la madrugada. Hasta que su vista se posó en una extraña marca en el suelo, el corazón saltó en su pecho, y algún impulso desconocido le hizo avanzar hacia allí, se inclinó.

 

– ¿Sangre? –Murmuró, dudoso– No. No es sangre–ttebayo.

 

Llevó su dedo índice a la tierra y la tocó, la suave sensación le confirmó que solo era arena, una extraña arena roja que antes no había visto cuando recién llegaron, frunció el ceño, incorporándose.

 

– Mejor me voy a dormir. –Se convenció, para darse vuelta. Llegándole un arrulló a la mente. 

 

… Los suelos se volvían de sangre, y ante tal oscuridad, solo podías… orar por salir con vida…

 

Agrandó los ojos, un miedo desconocido explotó dentro de su cuerpo, erizándolo en su sitio, su espalda se enderezó a tal punto que, su cuerpo entero tembló por la rigidez. Vio entonces, nuevamente, el vaho de su boca salir a bocanadas. El sonido de la tierra removiéndose, casi le provocó hiperventilar, lentamente, se dio la vuelta, apenas moviéndose con facilidad, el cuerpo lo tenía engarrotado, todo él se movía por un instinto que superaba su raciocinio.

 

– Oh, no. –Tartamudeó, al contemplar lo que estaba tras su espalda, la marca roja se convertía en un circulo cada vez más grande– ¿Qué es esto?

 

Retrocedió, tropezándose con sus propios pies y cayó sentado al suelo, no pudo evitar que la mancha llegara hasta la posición de su cuerpo y lo pasara para cubrir el claro entero, fue entonces cuando la primera ola de arena, se levantó.

 

 

 

 

 

– ¡SASUKE! –Sasuke abrió los ojos de golpe, desorientado. Llevó una mano hacia a un lado, Naruto no estaba con él– ¡Sasuke! ¡Despiértate, bastardo!

 

Le tomó un momento que la cabeza se le despejara de todo sueño, pero entonces se levantó y se abalanzó hacia el zíper de la tienda de campaña, había palpado el terror en la voz de su amigo. Su corazón se vio de pronto golpeado por la adrenalina, al presentir que, quizás, Naruto había dado con algo en ese bosque.

 

– ¡¿Pero qué demonios?! –Sasuke agrandó los ojos, apenas salió de la casa de campaña. Frente a él, un mar de arena roja se movía en oleadas salvajes por todo el claro, él se encontraba fuera del perímetro por solo un par de centímetros, donde esa cosa no podía llegar.

 

– ¡Sasuke, no te quedes parado ahí, maldito! ¡Ayúdame! –Entonces, Sasuke reaccionó de su impresión, y buscó a su amigo con la mirada. Naruto estaba en el centro de todo, sosteniéndose como podía del techo del auto que, se mecía de un lado al otro, como un indefenso bote en medio de una gran tormenta. Las olas de arena golpeaban el vehículo con violencia, como si, desesperadamente, quisieran atrapar a Naruto. Las llantas del auto comenzaron a hundirse– ¡Demonios! ¡Esto es arena movediza–ttebayo! ¡Mejor no te acerques, Teme! 

 

– ¡Espérame ahí, Naruto! ¡Veré como te alcanzo! –Gritó, para correr alrededor de aquel círculo rojizo y acercarse hacía donde estaba su amigo. Buscó las sillas ó cualquier cosa que le sirviera como un puente hacia su auto, pero ya no había nada a su alrededor. Desesperado, buscó la rama de un árbol que lo acercara, pero era inútil, Naruto estaba en el centro del claro– ¡Maldición! ¡Dame un segundo, no te muevas!

 

– ¡¿A dónde rayos me podría ir, imbécil?! –Chilló, acostándose por completo en el techo del auto cuando una ola de arena golpeó el costado del vehículo. 

 

– ¡Cállate y déjame pensar en algo! –Gritó, histérico. Se llevó las manos a la cabeza, viendo todo a su alrededor, por más que buscaba, no encontraba la forma de acercarse, vio como las olas comenzaban a crecer y el auto a ceder ante ellas– Carajo, no sé qué hacer… –Murmuró.

 

Naruto levantó la cabeza al escuchar el sonido de la tierra, un montículo se levantaba por encima del coche, abrió los labios, pero no profirió ningún grito, sabía que no sería de ayuda en lo absoluto. Sasuke ante aquello, dejó escapar aire en asombro y miedo, vio como Naruto se agazapaba. La ola cayó, tragándose el coche, pero no al rubio, que había saltado apenas un poco antes, cayendo entre la arena.

 

– ¡Corre, Naruto! ¡Sal de ahí! –Gritó Sasuke.

 

Naruto se levantó del suelo para escapar, pero apenas dio tres zancadas, cayó al suelo, volteó su rostro ante la sensación de que sus pies pesaban una tonelada. La arena rojiza trepaba desde sus tobillos, succionándolo hacia adentro.

 

– Mierda –Masculló, enterró los codos en la arena, y se arrastró hacia adelante. El codo izquierdo con apoyo de la rodilla derecha, el antebrazo derecho, impulsado con la pierna izquierda, tal y como su maestro de gimnasia les había enseñado, huir a pecho tierra. Sasuke se acuclilló en su lugar, viendo como Naruto comenzaba a avanzar, sonrió de medio lado, su amigo ahora tenía posibilidades de salir del sitio, hasta que vio, como la arena comenzaba a subir por sus piernas.

 

– ¡Date prisa, Naruto! ¡Te está alcanzando! –Naruto soltó un gruñido de esfuerzo, apretó los dientes, se impulsó con todas sus fuerzas hacia adelante, pero su cuerpo no cedió. Enterró ambos codos una vez más, estirando la espalda, esperando ver en su esfuerzo, algún resultado de avance, nada.

 

Sasuke observó, como los intentos de su amigo eran inútiles. La arena se movía en el centro del claro, reuniéndose en un circulo que se volvía más pequeño en el interior, un torbellino. Naruto gritó, sus antebrazos se raspaban, entonces cedieron, la arena que lo atrapaba de sus piernas lo arrastró al círculo más grande. Sasuke entendió en ese momento: La arenisca se lo iba a tragar.

 

– ¡Maldición! –Farfulló. Corriendo hacia el interior de la arena que, en cuanto él entró, pareció volverse loca. El torbellino se incrementó y las olas volvieron a levantarse, solo en el perímetro que Sasuke amenazaba con atravesar– ¡Naruto!

 

Naruto alzó la cabeza, mientras sus dedos se aferraron a la arena, haciendo lo posible por retrasar lo que, sabía era inevitable. Vio a Sasuke correr hacia él, esquivando a duras penas los muros de arena que intentaban golpearlo. Sasuke saltó dentro de una abertura y se lanzó al suelo, alcanzando las manos de su amigo.

 

– ¡No seas idiota, Sasuke! ¡Te atrapará también, vete! –Gritó. Pero aun así sus manos se sostuvieron, desesperadamente, a las de Sasuke.

 

– ¡Calla, no seas mal agradecido, Dobe! –Gruñó. Halando las manos de Naruto, viendo como su cuerpo lograba escapar, apenas un poco– ¡Si nos traga, que nos trague a los dos! ¡No quiero perder el tiempo buscándote!

 

Naruto colocó una rodilla en el suelo, logrando levantarse un poco– ¿O sea que dejaras de buscar a tu hermano por mi? ¡Qué imbécil eres! –Sonrió.

 

– Sabes bien que sí. –Hizo una mueca, halando otra vez. Naruto arrodilló su otra pierna– Itachi es importante pero, a comparación tuya, sé que él puede cuidarse solo. –Sonrió, con esfuerzo– Tú eres un Usuratonkachi.

 

– ¡Ya no quiero tu ayuda, bastardo, déjame aquí! –Bromeó, temblándole la voz. Aunque se esforzó por sonreír, los ojos se le humedecieron. Sasuke lo vio a los ojos, comprendiendo, la verdad tras la broma. 

 

– No te dejaré. –Frunció las cejas, halando– Así que deja de hacerte el idiota y ayúdame a sacarte. –Sintió el peso de Naruto aumentar– Demonios, no te dejaré.

 

Naruto sintió la arena subir hasta sus rodillas, no dijo nada. Sasuke seguía esforzándose, percibiendo los movimientos del suelo alrededor suyo, no quería levantarse, sabía que, si lo hacía, perdería el equilibrio, el menor movimiento, lo alejaría de Naruto. El cuerpo de Naruto no avanzó mas, los ojos de su amigo estaban pendientes de los suyos, no los miró.

 

– Déjame, Sasuke. –Musitó. Sasuke gruñó, mirando el suelo– Sabes que no puedes–ttebayo… –Sasuke dejó de halar– Sal de aquí, esta cosa no parece quererte.

 

– No me digas que hacer. –Susurró. Levantó la mirada, furioso– ¡No me digas que hacer! ¡¿Oíste?! –Naruto lo vio, serio. Sasuke se puso de pie, tambaleándose por las olas. Sosteniendo todavía sus manos, tirando– ¡Apuesto a que Itachi hubiera dicho la misma estupidez que tú! ¡Si hubiera venido con él! ¡Si esto hubiera ocurrido, hubiera dicho exactamente eso! ¡Así que no lo haré! ¡A la mierda todo! –Volteó a ver el centro del torbellino– ¡Si vamos a morir, que sea de una vez por todas!

 

– Tan idiota. –Naruto sonrió. Dejó de pelear y se vio avanzando al centro de todo. Sasuke se quedó quieto en su sitio, viéndolo, sintiendo como sus dedos se escurrían de su agarre.

 

El Uchiha apretó las manos en puños, viendo como Naruto se acercaba más al ojo de ese fenómeno de arenisca. La arena lo ignoró, no lo atacó, tal y como su amigo había dicho, “Esta cosa no parece quererte a ti”. Sasuke esperó. Naruto juntó sus cejas, sabiendo lo que su amigo haría, pero era su decisión que, aunque no lo admitiera, de alguna forma, lo hacía feliz. Su cuerpo sintió la tirantez de la succión, estaba en el centro, toda su figura fue abrazada por la arena. Antes de que su cabeza fuera cubierta por completo, vio las piernas de Sasuke correr hacia él.

 

Naruto observó la oscuridad, el aire no llegaba, sus pulmones se contrajeron, aun sentía la arena moverse, su cuerpo no se quedó quieto, era trasladado a otro sitio más profundo. Alarmado, se preguntó qué tan profundo era aquel lugar, sintió curiosidad por saber, cuánto tiempo le tomaría morir, si dolería. Unos dedos rozaron su brazo, buscando, lo rozaron de nuevo, tanteando la superficie, verificando si era lo que creían, una vez se aseguraron, la mano se encadenó a él. Naruto sonrió.     

 

Su cuerpo se removió a más velocidad, la sensación de caída lo inundó, entonces la luz volvió. Naruto abrió los ojos, sorprendido, como si las horas hubieran pasado en esos segundos, ahora era de día. De pronto todo lo que vio fue: el cielo, y Sasuke.

 

 Ambos gritaron al caer con velocidad, desconocían la altura, el golpe del viento los aturdió. Sasuke aferró ambas manos en su amigo, todo sucedió demasiado pronto, unos segundos antes estaba envuelto en arena, y en el siguiente habían salido de la nada en medio de un lugar lleno de vacío, sus ojos viajaron de un lado al otro, tratando de enfocar algo en especifico. Manchas borrosas era todo lo que lograba distinguir.

 

Si la arena no nos mató… la caída lo hará…

 

Sasuke sintió el apretón en sus manos, los ojos de su amigo estaban cerrados. Naruto se aferró a Sasuke en cuanto lo sintió abrazarlo por la cabeza, el típico gesto que hacía desde su infancia, aquel que le consoló en interminables ocasiones, el detalle que entendió a la perfección: Enfrentarían esa muerte, juntos. Aguardaron ambos el golpe de la oscuridad, en vez de eso, Naruto sintió el frescor en el aire. Abrió los ojos en uno de los giros que sus cuerpos daban a voluntad del vértigo, todo su panorama era un azul ondulante, agua. Naruto no pudo avisar a Sasuke que contuviera la respiración, en cuanto abrió la boca, cayeron dentro.

 

Sasuke agitó las manos, intentando salir de ahí, el golpe y la sorpresa le habían hecho perder oxigeno, apenas asimilando que estaba dentro del agua, abrió la boca y las burbujas del poco aire que le quedaban nadaron hacia arriba. Trató de tranquilizarse y dejar que su propio cuerpo encontrara la superficie, sabía que el peso, en vez de sumergirlo, lo haría salir a prisa, el agua dejó de turbarse a su alrededor, y pudo presenciar la pantalla de luz que le indicaba el camino, nadó hacia ella.

 

Sacó la cabeza con violencia y aspiró aire, desesperado. Boqueó un par de veces mientras su respiración trataba de normalizarse, giró la cabeza hacía todas direcciones, asustado. Estaba solo.

 

– ¡Naruto! –Volteó sus ojos al agua, no había movimientos, ni rastro del rubio– ¡¿Naruto, donde demonios estas?! –Gritó, cada vez mas aterrado.

 

Obligó a su cuerpo a mantenerse a flote, mientras jadeaba, en una mezcla de cansancio y pánico. Solo veía agua, y una orilla muy distante, seguido de bosques que lo rodeaban, nada más. Cuando pensó que el silencio estaba por volverlo loco, escuchó el agua chapotear detrás de él. Una segunda respiración alterada y ronca, hicieron que le regresara el calor al cuerpo, se giró, viendo a Naruto manotear, desconcertado. Sasuke intentó nadar hacia él.

 

– ¡Naruto! –Su amigo giró bruscamente su cabeza a su dirección– Estoy bien, vamos, ven aquí. –Naruto, al parecer había entrado en el mismo sobresalto que él al sentirse solo, pensando lo peor. El menor nadó torpemente hacia Sasuke, agitado.

 

– Nos caímos… nos caímos… la arena, me tragó y tu… nos caímos, Sasuke, nos caímos aquí. –Balbuceó, en shock. Miraba hacia todas direcciones, con los ojos abiertos de par en par– Nos… nos… caímos… ¿Cómo? ¡¿Por qué?!... ¡Sasuke!

 

– Tranquilo, Naruto… –Le chistó largamente, tratando de calmarlo, mientras ambos comenzaban a tiritar por la temperatura del agua– Lo sé, escúchame… Naruto. –El rubio seguía viendo a todas partes, atemorizado– ¡Naruto, escúchame! –Gritó, también alarmado, consiguiendo aun así, que su amigo lo viera a los ojos, que eran un reflejo del miedo que él también tenía– Escúchame… hay que nadar hasta esa orilla de allá, ¿Entiendes?... nadaremos, saldremos de aquí, nos quitaremos las ropas, nos secaremos y… entonces, pensaremos en que fue lo que ocurrió… y donde estamos, ¿Está bien?

 

Naruto respiró, tiritando, entonces asintió. Sasuke asintió de igual forma, tomando aire, relajando su cuerpo. Ambos comenzaron entonces a nadar hacia la orilla, las manos les temblaban, sintiendo las piernas con apenas fuerzas,  pero aun así, avanzaron. Cuando llegaron a la orilla, ambos saltaron fuera del agua, sentándose en el suelo, se recargaron en un tronco, tratando de recuperar el aliento.

 

– Yo… no entiendo–ttebayo. –Naruto frotó sus antebrazos, castañeando los dientes. Analizando la situación, ahora que se encontraba más lucido– ¿Cómo pasó? –Miró hacía el cielo donde, aparentemente, habían sido arrojados de la nada– Tu y yo estábamos en el claro, ¿Cómo fue que…? –Tragó saliva– ¿Cómo fue posible que ocurriera esto? –Miró a Sasuke.

 

– No lo sé. –Tiritó, apretando la mandíbula. Volteó a ver el cielo, frunciendo el ceño– No tengo la menor idea, no encuentro una explicación a esto. –Enseguida agrandó los ojos, viendo a Naruto. Sorprendido y dudoso– Naruto, ¿Y si esto mismo le ocurrió a Itachi? –Su amigo abrió la boca, pasmado por el comentario– ¿Y si esto que pasó también lo vivieron él y sus amigos? ¡Por eso la policía no encontraba nada! ¡Esa arena! ¡La arena debió de haber aparecido esa noche! –Se levantó de un salto, comenzando a caminar, mientras examinaba el bosque– Quizás esté por aquí ó por alguna parte, pero estoy seguro de que debe estar cerca… él sabría que iría en su busca, quizás haya dejado algo… que me diga a donde fue.

 

– Sasuke, espera. –Se levantó, tambaleándose– No podemos ir y buscarlo, así, como si nada. –Lo tomó del brazo, haciéndolo parar. Naruto lo miró, molesto– Ni siquiera sabemos dónde estamos, maldita sea.

 

– ¿Qué me aconsejas, entonces? –Siseó. Se quitó la mano de Naruto de encima, encarándolo– ¿Qué nos quedemos aquí? ¿A esperar que? ¿Sabes tú dónde estamos? ¡No lo haces! –Lo fulminó con la mirada– Lo único que sé, es que algo, completamente absurdo acaba de pasarnos, algo que quizás también le ocurrió a mi hermano, y conociéndolo, sé que debe de estar en algún lugar, él no se quedaría aquí. ¡El no es estúpido!

 

Caminó nuevamente, revisando si cerca de ellos había alguna sendera. Naruto lo siguió, dándole un poco de razón, quizás, Uchiha Itachi se encontrara en los alrededores. Levantó la cabeza, dejó que sus ojos viajaran por todo el perímetro visible. No había sonidos, no veía postes de electricidad, los suelos no aguardaban mas huellas que las suyas, el lugar parecía, desprovisto de personas. Y eso era extraño.

 

Naruto continuó revisando, fijando su vista al cielo. Era de un color azul inmaculado, diferente al perenne cielo que conocía, se encontraba despejado, las pocas nubes que flotaban eran blancas y espesas. No había rastro de algo que le afectara, ni siquiera aquella neblina grisácea, tan imperceptible que cubría el primer nivel del cielo, en resumen: No había contaminación. Como si el humano no estuviese jamás presente.

 

– ¿Dónde estamos–ttebayo? –Murmuró. A esas alturas, en donde en su cabeza no había más que preguntas sin respuesta, trató de recapitular, como habían llegado ahí. Sin embargo, sus intentos de análisis, no eran lo suficientemente eficientes para darle algún indicio.

 

– Hey, Dobe. Creo que encontré algo. –Naruto espabiló de sus pensamientos, corrió a un lado de Sasuke. El pelinegro lo volteó a ver– Creo que es una senda, ¿Ves como el camino es más suave ahí? –Indicó con su mano, trazando una línea de división entre un suelo y otro– Es leve, pero perceptible, alguien ya ha caminado varias veces por aquí. 

 

– ¿Entonces, tenemos que seguir este camino? –Sasuke asintió.

 

– Es lo mejor que podemos hacer por ahora, andando.

 

– ¿Cómo sabes que esta es la dirección correcta–ttebayo? –Preguntó– ¿Y si en lugar de acercarnos, nos estamos alejando?

 

– No podemos saberlo hasta llegar al final –Sacudió el cuello de su camisa, salpicando agua– De todas formas, si alguien pasó por aquí, quiere decir que tenía un destino ¿O no?, sea cual sea, seguramente llegaremos a algún sitio.

 

Naruto se encogió de hombros, caminando a su lado. Paseaba la vista por lo largo del supuesto sendero, frunció el ceño.

 

– ¿Qué pasó con tu auto–ttebayo? –Sasuke volteó a verlo, recordando ese detalle– Había más cosas en el campamento, ¿Dónde fue qué quedaron?

 

– Mi auto cayó antes que nosotros. –Torció el gesto– Debe estar en el fondo del lago, aunque, la verdad, poco me importa ahora.

 

– Cuando le cuente esto a los demás, dudo que me crean–ttebayo… –Sacudió su cabeza con fuerza, quitándose las gotas de agua que, aun traía encima– En cuanto vaya a la policía con esto, me encaminaran al manicomio más cercano.

 

– Vende la historia a esos tabloides de mercado, mejor. –Sasuke sonrió de medio lado, sornado– Seguro sacas más provecho ahí.

 

– Me colocaran en la primera plana junto con la mujer que dice ser la reencarnación de Elvis. –Rió, acompañado de su amigo. Naruto le dio un ligero puñetazo en el brazo– Tú confórmate con estar cerca de la sección de: Animales increíbles.

 

– Usuratonkachi. –Sonrió, devolviendo el golpe.

 

Desvanecieron la sonrisa, caminando por la larga y apenas perceptible senda que era su única guía. Naruto suspiró, desviando la mirada hacia otra dirección, escudriñando nuevamente, de los bosques al cielo. Una brisa movió los arboles y llegó hasta su cabello rubio, tiritó cuando sus ropas húmedas se enfriaron con el viento. Vio de rojo a Sasuke, observando su perfil, comprobando sus ojos fijos en lo que había más allá de la vereda que cruzaban, concentrado. Suspiró, pensando que quizás debía de concentrarse también.

 

No importaba el tiempo que pasara, el camino parecía el mismo, no había fin de los bosques, no había rastro de que sus pasos los dirigieran hacia algún lugar. Naruto se había dado cuenta de ello después de las primeras tres horas de caminata.

 

– ¿De verdad crees que es por aquí, Teme? –Cuestionó. Sasuke dejó escapar un suspiro, lleno de frustración.

 

– No. –Farfulló– Pero ya llegamos hasta aquí, sería estúpido pensar en regresar, lo más sensato es continuar caminando hasta llegar a algún sitio –Naruto frunció el ceño.

 

– ¡¿Cuál sitio?! ¡Estamos en medio de la nada, Sasuke!

 

– ¡Cállate! ¿Crees que no me he dado cuenta? ¿Acaso tienes tú una mejor idea?

 

Naruto giró su vista bruscamente hacia otro punto, molesto. Se negaba a aceptar que Sasuke tenía razón, no había nada mejor que hacer, su situación no les dejaba más alternativas que continuar. Vio una piedrecilla en el camino, la pateó con saña. Chasqueó la lengua, con insistencia.

 

– Cállate, Usuratonkachi. –Dijo Sasuke, viéndolo de reojo–  No hagas que me fastidie mas.

 

– Si quieres, tampoco respiro, bastardo. –Graznó en sarcástico reclamo, entrecerrando los ojos. Sasuke dio un bufido y continúo caminando. Naruto volvió a chasquear la lengua.

 

Viendo a los alrededores nuevamente, el silencio comenzaba a molestar a Naruto, hasta que un tenue chasquido llamó su atención. Giró su cabeza hacia atrás, atento. Frunció el ceño al no ver nada, avanzando nuevamente, escudriñando el boscaje de refilón. El silencio se intensificó y decidió restarle importancia, miró hacia el frente, pero en ese momento abrió los ojos tanto como pudo. El mismo escalofrío que le había atacado en el claro le subió por la columna, arqueándole la espalda de miedo puro, sus labios temblaron.

 

–…Sasuke… –Murmuró, apenas.

 

Sasuke se detuvo para ver a su amigo. El cielo tras ellos retumbó de pronto como si una tempestad se diera anuncio, se quedó viendo a un punto lejano, como una fila de nubes rojas comenzaron a crecer rápidamente. Sasuke frunció el ceño.

 

– ¿Pero qué es eso? –Se cuestionó.

 

Una alarma resonó por todo el bosque, ambos chicos levantaron al cabeza, impresionados. Volteando a todas direcciones, buscando el origen del sonido. Sasuke escuchó un gimoteó provenir detrás suyo, giró su cabeza nuevamente, desconcertado. Naruto le daba la espalda, viendo directamente como las nubes avanzaban rápidamente hacia ellos. Seguían su curso, mostrando como todo lo que quedaba tras ellas parecía ser devorado en pura oscuridad. Pasando de ellos y continuando con su camino, dejándoles la sensación de estar en la boca del lobo.

 

Naruto retrocedió en su lugar, su corazón latía fuerte contra su pecho, llevó sus ojos a todas direcciones, lo único que le llegaba a los oídos eran sus boqueadas, comenzando a hiperventilar. Se sintió atrapado en el color rojos oscuro, rodeado de él.

 

Fuego en el cielo… fuego en la tierra… fuego a donde quiera que mires… podías llegarlo a sentir… el peligro… la muerte…

 

Ensanchó los ojos ante el recuerdo de esa voz, las manos le hormigueaban y el impulso de correr le llenó la cabeza, pero no se movió. Su vista estaba fija al frente, a un punto entre los árboles y la vereda, donde sabía, algo se ocultaba.

 

Podías escuchar sus pasos venir… su aliento excitarse… la caricia en su mirada pensando en matarte… atrapado en el infierno… ¡Corre! 

 

– Sasuke… corre. –Murmuró, casi tácitamente. Retrocediendo despacio. Pero Sasuke no lo escuchó en lo absoluto, estaba atento en el sonido de la alarma, que de pronto cesó–…Corre…

 

Un murmullo sacudió los arbustos. Y entonces Naruto lo vio, dos ojos brillantes en la penumbra, entrecerrándose, acechando. El estomago le dio un vuelco, y dio unos pasos más. Los ojos se afilaron, levantándose hasta llegar a la altura de las ramas de los árboles. Era enorme, Naruto lo sabía, el murmulló se hizo un ronroneó amenazador. Sasuke al escuchar ese extraño sonido volteó, por fin, viéndolo.

 

Sasuke abrió la boca, pero después la cerró, incrédulo ante lo que miraba. Aquel gorgoreó de amenaza se hizo más profundo. Sasuke sintió bajo sus pies la vibración de las pisadas, avanzando fuera de los arbustos, dejándose ver, apenas, entre todo el carmesí.

 

– Por dios… esto es una mentira. –Sasuke horrorizó su mirada. Retrocediendo instintivamente ante la enorme figura que se presentaba, por más que analizara en su cabeza, simplemente no sabía que era aquella bestia. De contorsiones extrañas, cuatro metros de altura y colmillos abundantes, con el pelaje hecho girones como si hubiese sido desgarrado, articulaciones extraídas, pero vivo. Un monstruo.  

 

El silencio le hizo a sus oídos escuchar un zumbido. Ni siquiera su corazón llegaba a golpetear tan fuerte, no pudo contemplarlo más, una mano tiró la suya, volteándolo bruscamente, haciéndolo correr.

 

– ¡Corre, Sasuke! –El rugido tras ellos creó un eco, y Sasuke fue consciente de lo que pasaba. Se soltó de la mano de Naruto y comenzó a correr con más empeño, quiso voltear atrás, pero el miedo que ahora sentía le impidió aquello, sabía que si lo hacía, si giraba y veía a esa enorme bestia tras ellos tan cerca, se paralizaría.

 

Las vibraciones de la tierra le advirtieron que no estaba equivocado, el pánico le gritó que ante cualquier descuido, quedaría atrapado entre las fauces del monstruo. El cielo y los árboles rojos pasaban con rapidez, la sensación de vivir una pesadilla y la incredulidad querían hacer a su cuerpo detenerse. Entonces escuchaba ese rugido aproximarse y la adrenalina le hacía tomar mayor velocidad. Si paraba, moría.

 

Naruto volteó a su costado, viendo a otra sombra entre los arboles correr. Jadeó.

 

– ¡Oh, no puede ser! –Volteó a ver a Sasuke, corriendo a su lado, con los ojos abiertos, perplejo. Sintió las pisadas tras él, después el retumbo de otra carrera a su lado venir. A su mente llegó la razón de lo que pasaría, volvió a ver a Sasuke y se arrojó contra él, tirándolo al suelo.

 

 Estoy muerto. –Pensó Sasuke, cuando su cuerpo se desequilibró por el empujón que le dio Naruto. Sus manos por instinto se aferraron a él y, antes de sentir a su espalda chocar con la tierra, vio a una segunda bestia saltar de los árboles y chocar con la primera.

 

La segunda bestia era distinta, pero igual de enorme, igual de peligrosa. Las observó, atónito, caer al suelo entre volteretas. Haciendo a la superficie bajo ellas estremecerse, levantándose de un salto, erizando la columna y, comenzar a pelear. Salvaje y sanguinariamente, derramando sangre a mordiscos en solo ese corto parpadear de ojos.

 

– ¡Vamos, Imbécil! ¡No te quedes idiotizado–ttebayo! –Naruto le jaló los brazos con brusquedad, levantándolo del suelo.

 

Aprovechando la distracción para pasar desapercibidos, reanudaron su carrera por sobrevivir, el tiempo que lograran tomar como ventaja, era valioso. Ambos jadeaban ruidosamente mientras corrían, viendo el frente aun cubierto de árboles, la desvanecida vereda que antes era su guía, había sido perdida desde el momento en que comenzaron a huir.

 

Naruto giró su cabeza, tratando de comprobar si aun alguno de los animales, si no es que ambos, seguían tras ellos. Sasuke le tomó del codo, obligándolo a hacer zancadas más grandes y que no perdiera velocidad. 

 

– ¡No te distraigas, Dobe! –Gritó– ¡Sigue corriendo! ¡No importa que venga, no pares!

 

El sonido de impacto, se detuvo. Pero no se detuvieron, Sasuke no estaba dispuesto a separarse de Naruto, menos en ese lugar donde rondaban aquellos demonios, a su mente llegó una ligera lucidez, y una interrogante. ¿Itachi habría sobrevivido a eso?

 

Mas preguntas golpeaban su cabeza ya confundida. Miraba a su alrededor, preguntándose el modo de escapar, de ocultarse, de sobrevivir, de salir de aquel infierno en vida, irreal y monstruoso. La imagen de su hermano siendo descuartizado por una de esas bestias le creó una punzada aguda en el pecho. Comenzó a disminuir la velocidad, de solo imaginar que Itachi y sus amigos habían vivido la misma situación; Que de la nada se encontraran atrapados en esa pesadilla, que esos animales les cazaran, alcanzaran y desmembraran hasta la muerte.

 

Naruto lo volteó a ver, también deteniéndose, el rostro de su amigo en ese momento parecía pálido, sus ojos mostraban señales de shock. En ese justo instante, comprendió el posible motivo de ello, se mordió los labios, pero no podía contenerse, tenía que preguntar.

 

– ¿Crees…? –Sasuke lo vio automáticamente a los ojos, suplicando con la mirada, que no hiciera la pregunta– ¿Crees que Itachi… haya…?

 

– No. –Hizo una mueca, dolorida– El es inteligente, debe estar por aquí… yo sé que mi hermano… –Se atragantó, pero apretó los dientes, obligándose a continuar– Yo sé que mi hermano está vivo.

 

Naruto asintió, entendiendo la verdad tras esas palabras. Sabía que Sasuke ya había pensado en la muerte de Itachi, simplemente, en su dolor ó terquedad, se negaba a admitirla como una posibilidad. Una posibilidad bastante tangible, unas horas y estuvieron a punto de morir, Uchiha Itachi llevaba desaparecido tres meses. La situación actual era bastante obvia.

 

– Lo mejor es que sigamos caminando. –Naruto volteó a ver a su amigo, que ya había reanudado la marcha– No sabemos cuándo aparecerá otra de esas cosas, vamos, Dobe. No te quedes ahí.

 

– ¡Espérame! –Apresuró el paso hasta tomarlo del brazo– Este cielo es tan oscuro que apenas puedo ver bien, no te alejes, Teme.

 

Sasuke no habló durante unos momentos más, ambos se mantuvieron alerta, intentando incluso no hacer ningún ruido, aun cuando caminaban. Lejos de la senda, lo único que les quedaba era descubrir un camino por ellos mismos, caminando entre la espesa maleza y las hierbas crecidas por todas partes.

 

– Espera. –Susurró Naruto, en cuanto vio como el frente parecía guardar un matiz más claro. La salida del cobijo de los arboles, quizás un claro, u otra senda.

 

– ¿Qué ocurre? –Sasuke vio como Naruto le ponía una mano en el pecho, haciéndolo retroceder, arrugó la frente con duda y preocupación–… Naruto…

 

El rubio escudriñó el frente, ladeando la cabeza mientras afilaba los ojos, como si pudiera, instintivamente, presentir que los aguardaba ahora. Sasuke casi podía jurar que escuchó un ronroneo surgir de su amigo ante esa acción.

 

–… Algo… –Murmuró. Naruto se agazapó en el suelo. Sasuke se agachó a su lado, viendo la nuca de su amigo que, actuaba extraño– Hay algo en frente, Sasuke…

 

– ¿Cómo… puedes saberlo? –Interrogó, sin querer saber la respuesta realmente. En ese mismo momento estaba preocupado, no solo por el posible peligro que su amigo había anunciado, sino por su extraña manera de comportarse, como si  fuera… Meneó la cabeza, sacándose las ideas de la mente, locas ideas.

 

Un nuevo ronroneo se escuchó. Sasuke sintió sus manos temblar cuando vio como Naruto erizaba la espalda. Se quedaron quietos en su sitio, ambos con los ojos y labios abiertos, con la desenfocada vista, perdida al frente. Mientras el ronroneo volvía a hacerse presente, a sus espaldas.

 

Correr. La mente de Sasuke le ordenaba correr, ponerse de pie de un salto y huir, pero ninguna orden era obedecida. Era demasiado tarde y lo sabía, mientras sentía el tibio aliento que le rozaba la nuca acercarse, su mente le hizo aceptar la obvia posibilidad, que aquellas dos bestias que antes les habían perseguido, no eran las únicas, aquel infierno estaba infestado de bestias, monstruos como el que ahora estaba tras ellos.

 

Naruto se mordió los labios, sintiéndose culpable. Era Sasuke quien estaba tras él, era Sasuke quien sería el primer atacado, y él lo había enviado ahí, pensando en protegerlo. Sabía que, aun cuando imitaban a un par de estatuas, presos del horror, escuchaba aquellos roncos suspiros excitarse. Regocijándose al tener a su merced a sus presas. Comida fácil.

 

Sasuke sabía que ante el más mínimo sonido ó movimiento, aquello se abalanzaría contra su cuerpo. Pensó en ese instante, que si de alguna manera, eso distrajera a la bestia lo suficiente, Naruto podría escapar. Se impresionó de tener aquellas ideas en la cabeza. Sasuke se consideraba un humano egoísta, indiferente ante cualquiera, a excepción de su hermano mayor, que era su única familia. Pero ahora estaba ahí, pensando en sacrificarse, en levantarse estúpidamente para que el monstruo lo devorara y que, mientras roía sus huesos, Naruto corriera. Sonrió, irónico.

 

Aspiró silenciosamente un par de bocanadas para darse valor, a punto de hacer aquello que lo condenaría a una muerte, agonizante y lenta. Cerró los ojos cuando las pisadas quedaron justo a unos centímetros de él y el ardor de la sangre caliente de aquel animal le acariciaba el espinazo. Los abrió con resolución, fue en ese instante que vio a Naruto dar un brinco, girándose para ver al monstruo y llamar su atención.

 

El animal de menos de metro y medio, gruñó, enfocando su atención en el rubio. Sus huesos deformes crujieron cuando se agazapó.

 

– ¡Ven, maldito! –Gritó Naruto, antes de retroceder y correr lejos. El animal saltó a un sorprendido Sasuke, ignorándolo, y fue tras su presa.

 

–… Ese imbécil… –Tartamudeó, sorprendido. Viendo a la nada frente a él, mientras su cabeza analizaba lo que había ocurrido. Su cuerpo se movió sólo apenas dos segundos después, imponiéndole correr tras aquella bestia que iba por su mejor amigo.

 

Llevó sus manos al frente, apartando las ramas que arañaron su camisa, y tropezandose salió fuera de la oscuridad de los arbustos que antes los habían falsamente protegido. Corrió hacia donde el temblor de la tierra anunciaba la precipitada carrera que se llevaba a cabo.

 

Viendo la espalda erizada de la bestia a un par de metros, y a Naruto correr con toda su alma. Bufó con esfuerzo cuando intentó aumentar la rapidez, alcanzando su velocidad, llegando a la altura de las patas traseras del animal que, comparó con una mezcla deforme. Con cola lampiña y larga como la de una rata, la piel parecía ser casi desgarrada por los filosos huesos que se marcaban en sus caderas, orejas puntiagudas y largas como las de los conejos, pero demacradas por mordiscos y pelaje cubierto de roña, hocico alargado, como el de los zorros, pero con una fisonomía lobuna, como el de los perros callejeros. 

 

Asquerosa creación del demonio – Pensó, enrabiado. Decidido a rebasar a tan infernal fiera que, en cuanto lo percibió por su vista periférica, dobló su cuello de forma imposible, tirándo un mordisco. Sasuke siguió corriendo, mientras esquivaba las fauces alargadas. Sonrió, casi con prepotencia, cuando pasó por su lado, adelantándolo. Llegando por fin, con su mejor amigo que, en cuanto lo vio, lo fulminó con la mirada.

 

– ¡Malnacido bastardo! ¡¿Qué no ves que me estoy sacrificando–ttebayo?! –Le reclamó, sin dejar de correr. Ahora huyendo los dos de la alimaña. 

 

– ¡De ningún maldito modo dejaré que un idiota como tú me salve la vida! ¡Ese es mi trabajo! –Gritó, al tiempo en que se enviaban mutuamente un gesto de ira.

 

– ¡Arrogante idiota! ¡Desperdicio mis esfuerzos contigo! –Ladró, pero aun así, deseaba detenerse para reír con histeria. ¡Eran imposibles!

 

Ridícula forma de morir. Pero ambos sabían que mientras fuera juntos, no importaba.

 

Más aun cuando, los tendones de sus piernas se calentaban dolorosamente, al borde de la extenuación. Sasuke volteó a ver a Naruto, observando rápidamente como su ceja temblaba. Estaba por rendirse, ó al menos su cuerpo, porque ese Dobe jamás haría tal cosa por voluntad propia. Sasuke soportó hacer un gesto cuando, algo detrás de su rodilla le provocó una sensación ardorosa de estiramiento. Algún tendón, algún ligamento, quizás algo peor, un calambre que lo inmovilizaría.

 

Pero aquello no era lo peor, la peor parte aparecía frente a sus ojos, las copas de los arboles comenzaban a escasear, y en su lugar la vereda era inundada por grandes rocas, sabía lo que significaba, esperaba que, en ese mundo extraño, se equivocara, pero no fue así.

 

– Maldición… –Murmuró, frustrado. No se había equivocado, delante de ellos, a solo algunas yardas, una muralla de roca se levantaba, alguna especie de cordillera ó barranco que les arruinaría el escape.

 

Naruto también la vio, pero no se desanimó, siguió corriendo, seguido de su amigo. No estaba dispuesto a dejarse devorar así nada mas, menos con Sasuke a su lado y luchando por la vida de ambos. Su mente maquiló rápidamente un descabellado plan, sus ojos se movieron de un lado al otro con rapidez, intentando encontrar algo que les ayudara, porque se defendería. Juraba por el nombre de sus difuntos padres que no moriría sin pelear, quizás el monstruo ganará, pero al menos tendría que sufrir una batalla antes de dar siquiera un mordisco en alguno de ellos.

 

– ¡¿Qué estás planeando, Dobe?! –Gritó Sasuke. Ya reconocía esa expresión en los ojos de su amigo, ese fruncir de labios que hacia al meditar algo rápidamente. Lo hacía al tiempo buscaba una solución a su problema, aun cuando, pareciera no haber esperanzas. Si había algo que, Uzumaki Naruto podía sacar bajo la manga, eran milagros. Milagros estúpidos y la mayoría de las veces, con consecuencias peores a los del problema. Pero en esta ocasión, Sasuke estaba dispuesto a probar cualquier cosa que le sugirieran, aun cuando dijera; “Hay que darnos vuelta y morder al maldito”, lo haría.

 

Naruto sonrió, victorioso. A solo unos metros de la pared de roca, bendijo su buena suerte al encontrar lo que buscaba; Una rama. Una gruesa rama de árbol que le ayudaría a defenderse. Se encorvó lo suficiente, para no caer mientras corría, estiró el brazo, haciendo que sus dedos adoptaran la forma de un gancho, atrapándola. Adelantó su mano, tocando la imponente muralla de roca, dándose vuelta, listo para enfrentar al monstruo.

 

Sasuke había visto el proceso, sonriendo sin querer. Naruto era sin lugar a dudas una persona imprudente, aferrándose al más mínimo impulso. Sasuke se colocó al lado de su amigo, estirando el brazo, creando una barrera que le impidiera avanzar hacia la bestia que venía unos pasos atrás.

 

Ambos se giraron al mismo tiempo. Sasuke levantando los brazos, preparado a ser el que llamara la atención esta vez, y Naruto, colocando la punta de la rama por enfrente de sus cuerpos, dispuesto a enterrarla en el pecho de aquella infernal cosa. La adrenalina, los latidos rápidos del corazón, les concedió el detalle de ver al demonio saltar hacia ellos.

 

Vieron el tensar de sus músculos, como las uñas largas de sus garras se erizaban en la tierra, hundiéndose. Los dedos engurruñarse, lo suficientemente fuertes para catapultarlo por los aires, la gracia del salto que, a pesar de venir de una animal tan repulsivo como ese, le concedieron en ese único momento, una pose alargada, estilizada y fiera. Las fauces hambrientas, abriéndose anticipadamente ante lo que sería el primer ataque, los ojos rojos abrirse, dejando ver a penas una línea delgada del espacio que se hacía entre las dilatadas pupilas y las telarañosas venas.

 

Levantaron la mirada, impresionados ante la altura del salto. Sasuke apretó los dientes, frustrado, asustado e iracundo al mismo tiempo, sabía que, ni el más desesperado intento por defenderse, les sería de ayuda una vez que, el demonio cayera sobre ellos. Naruto simplemente alzó la rama con torpeza, rogando porque, la débil suerte que hasta ahora los acompañaba, siguiera con ellos un poco más e hiciera que, el animalejo por si solo se diera fin contra el puntiagudo extremo.

 

Lo siguiente que ocurrió, fue demasiado rápido. La bestia cayó frente a ellos, estrellando su cabeza contra el suelo, en picada, removiendo tierra mientras que, el resto del cuerpo, caía un segundo más tarde. A su alrededor hubo una ligera neblina de polvillo, producto del peso del cuerpo al caer en la superficie.

 

El silencio de cinco segundos, les pareció durar horas, mientras que sus cuerpos seguían en la misma posición, confundidos por completo de lo que recién había ocurrido. Naruto fue quien interrumpió el mutismo cuando dejó caer la rama al suelo. Giró su cabeza, contemplando el inerte cuerpo del animal que, tenía las cuatro patas caídas hacia sus costados y, el hocico enterrado entre los surcos de tierra y piedrecillas. Abrió los ojos, en shock. Al ver que, encima de la cabeza del demonio sobresalían tres cerdas de flechas, incrustadas una cuarta parte hasta el cráneo y, dos más a lo largo del espinazo y el costado. 

 

Sasuke se volteó al escuchar tartamudear a Naruto algo ininteligible. Recorriendo con la vista lo mismo que él había hecho, impactándose con aquellas armas. Un crujido a su flanco les causo un respingo, inmediatamente su reacción fue retroceder, Sasuke poniendo nuevamente un brazo frente a Naruto, interponiéndose entre aquello que se avecinara y él.

 

– ¿Y ahora que–ttebayo? –Siseó Naruto. Sintiendo como sus piernas comenzaban a temblar. Aquello parecía una pesadilla continua, cada vez que salían de un lío, se les acercaba algo peor. Vio de reojo, como Sasuke levantaba el mentón, conteniendo su miedo, listo para seguir dando pelea, a una bestia más.

 

– Tranquilos… todo está bien ahora… –Se escuchó una voz. Aquello hizo que los dos adolescentes abrieran los ojos otra vez. No estaban solos.

 

De los helechos frente a ellos, los arbustos se sacudieron una última vez, para después darle paso a un grupo de hombres jóvenes, seis. Vestidos con pantalones de mezclilla desgastados, sucios y apenas rotos, al igual que sus camisas que, parecían estar hechas de alguna clase de tela tosca e incómoda. En sus hombros, todos cargaban lo que ameritaban era lo que les había salvado la vida. Portaban, sin excepción, arcos fabricados manualmente y una porta flechas repleta. El mayor de entre ellos, levantó las manos, en un gesto vacilante, mientras les dirigía una mirada analista. Como si corroborara que, entre tanto infierno, ellos no se hubiesen vuelto locos y los atacaran.

 

– ¿Sólo son ustedes? –Tanto Sasuke como Naruto, lo miraron, perplejos. Como si no entendieran lo que les decía, el hombre continuó con su paso, indeciso– ¿Acaso cayó alguien más? ¿Tenían amigos con ustedes? ¿Se separaron?

 

–… No… –Contestó Sasuke. Su voz sonó ahogada, agotada. Permitiéndose, por fin, bajar los brazos y, relajar su cuerpo de aquella pose agresiva– Sólo somos nosotros, nadie más… sólo nosotros dos… sólo nosotros… –Apretó los labios, callándose. Sorprendido de súbito al escucharse en ese estado de Shock, similar al de Naruto cuando seguían en el agua. Volteó a ver a su amigo, éste tenía los ojos cerrados y ambas manos en el pecho, respirando una y otra vez, recuperándose del enorme susto que habían tenido hasta ahora.

 

– ¿Cuándo cayeron? ¿Dónde? –Siguió preguntando el hombre, aun sin acercarse a ellos por completo.

 

– Hace unas horas… –Sasuke frunció el ceño, confundido. Empezando a sentir desconfianza por ellos, aun cuando eran los primeros humanos que veían desde que aparecieron de manera imposible en ese que, estaba seguro, era alguna clase de infierno–  No lo sé… caímos en un lago ó algo así… hemos estado caminando desde hace tiempo pero, de pronto… esas nubes… y las bestias… todo fue… muy rápido…

 

Los jóvenes se vieron entre ellos, dirigiéndose miradas fugaces, pero significativas. El hombre les asintió y, volvió a dirigirse a Sasuke.

 

– Vengan con nosotros, tranquilos ahora estarán a salvo... –Dijo, dándose media vuelta, al igual que los demás, ladeó el rostro, preguntando– ¿Cómo se llaman?

 

– Yo soy Naruto… Uzumaki Naruto… –Contestó enseguida, empujando a Sasuke por el brazo, para comenzar a seguirlos. El hombre asintió, para ver a Sasuke, esperando su respuesta.

 

–… Sasuke… Uchiha Sasuke… –Todos se detuvieron de pronto, dándose media vuelta, sus ojos parecían sorprendidos.

 

– ¿Uchiha? –Cuestionó uno de los más jóvenes. Sasuke frunció el ceño, asintiendo. Todos volvieron a lanzarse miradas– Sera mejor que nos demos prisa… aunque quizás ya no haya tanto peligro –Miró al cielo– El manto parece que se irá pronto…

 

– ¡Esperen! ¿Alguien sabe que es lo que está ocurriendo–ttebayo? –Los hombres siguieron caminando, con ellos a sus espaldas, adentrándose al bosque. Las nubes hicieron el mismo sonido de retumbe y todos miraron de inmediato al cielo. El color rojizo y oscuro que los cubría, fue retrocediendo rápidamente, tal y como había llegado. Naruto exclamó con sorpresa, apuntó hacia las nubes de sangre que se absorbían en un punto lejano del panorama– ¡¿Qué demonios fue eso?! ¡¿Qué maldito lugar es este?!

 

– Dejaremos que el jefe se los explique… ahora todo está bien… –Dijo el mismo hombre, con tono conciliador. Naruto estaba por reclamar de nuevo, queriendo exigir respuestas de forma inmediata. Se vio interrumpido al sentir el apretón a su brazo por parte de Sasuke, cuando lo volteó a ver, su amigo le hizo un gesto de negación con la cabeza. Hizo un puchero, entendiendo; Preguntaría después.

 

Sasuke entrecerró los ojos, vigilando. Viendo las espaldas de los hombres que les habían salvado la vida, rememorando sus reacciones.

 

Entrando en la maleza, rodearon la enorme muralla de roca, sin perderles de vista. Naruto veía ahora más vestigios de humanos, veía las huellas de pisadas continuas, como el polvillo de la vereda oculta que recorrían ahora, era más suave y lacio, mucho más que aquella invisible senda por la que Sasuke los había hecho caminar. El viaje se hizo en silencio, cada individuo meditando sus propios pensamientos. Sasuke se sentía, extrañamente desconfiado, aunque tampoco era que pudiera evitarlo, desde pequeño había sido reacio a confiar rápidamente en las personas, levantó la cabeza, tratando de escudriñar mas allá de la copa de los arboles.

 

Apenas veía huecos entre las hojas, orificios del follaje que dejaban pasar cálidos cilindros de luz. Suspiró, aliviado. Tranquilo de volver a ver con claridad, de que el cielo fuera azul como cuando recién habían llegado, de que en esos minutos de caminata ya no se asomara ningún extraño chasquido entre las ramas, ronroneos en el aire, o vibraciones en la tierra que les advirtieran de un nuevo peligro. Se podía sentir verdaderamente a salvo, no como cuando recién habían “Caído”, como el otro hombre les había mencionado, ahí no habían estado a salvo, solo ignorantes.

 

A Naruto le llamó la atención cuando los arboles dejaron de ser tan mullidos, como la muralla de roca que antes habían visto, no desapareciera. Él no recordaba haber visto ninguna clase de cordillera, aunque, después de todo lo que habían pasado, tampoco era como si les hubiese dado oportunidad de ver por segunda vez los alrededores. Sin embargo, aquella roca de tanto en tanto, parecía menos escabrosa. Ahora podía apreciar los lisos de la textura, como si hubiese sido pulida, frunció el entrecejo, desconcertado. 

 

–… Llegamos… –Anunció el hombre. Sasuke y Naruto levantaron la mirada, poniéndole atención. Los hombres se acomodaron a cada lado de la vereda, sosteniendo unos arbustos que bloqueaban el camino– Esta es… La fortaleza…

 

El sol destelló en cuanto apartaron los matorrales, como una pared de luz súbita que les cegó los ojos un momento. Pero cuando sus ojos pudieron adaptarse, el blancor del exterior se moderaba, mostrando entonces, las enormes paredes de roca que hacían de muralla.

 

– ¿Fortaleza? –Murmuró Sasuke. Viendo como los hombres seguían avanzando, dio unos pasos al frente, saliendo también de entre las ramas y hojas. Levantó la cabeza, impresionado, de la monumental estructura que se levantaba.

 

Naruto no se quedó atrás y corrió hacia allí, al lado de su amigo. Viendo las murallas que se levantaban por encima de los arboles en una redondez irregular, dejando en medio de ellas una abertura perfecta y lisa. Sin pliegues ni escaleras, sin decoraciones ó color, simplemente un fuerte imponente que parecía firme ante cualquier cosa, indestructible.

 

– Andando… –Habló el joven, caminando hacia las paredes de piedra–… El jefe los vera ahora mismo…

 

Naruto bajó la vista de los relieves superiores del fuerte, volteó a ver a Sasuke que, también bajaba su impresionada vista de las altas barreras, siguieron el camino del grupo de hombres que, los aguardaron en la entrada, dándole paso primero a lo que parecía su líder, después a Sasuke y Naruto, y ellos al final, cuidando los flancos y las espaldas.

 

– ¡Oh! –Exclamó Naruto, impresionado. Lo menos que se esperaba detrás de las puertas era una vista como esa, detrás de la muralla de la fortaleza, todo se volvía una especie de aldea de la edad media. Había personas que labraban tierra, cortando maleza, recogiendo legumbres, todas pararon de hacer sus labores, en cuanto su llegada llamó su atención–… Tantas personas–ttebayo... –Murmuró.

 

– Somos un total de doscientas trece personas, ciento noventa hombres y veintitrés mujeres… –Habló el hombre que lideraba el avance. Sasuke giró su cabeza hacia él.

 

– ¿Veintitrés? –Preguntó Sasuke, de pronto viendo mas allá de los pequeños campos de cultivo, inspeccionando el montículo rocoso que había al final, poco pulido y asemejando las formas de una especie de castillo deteriorado, o quizás, una montaña convertida en refugio, con varios niveles por encima del suelo. Volvió su vista al hombre–… Eso es…

 

– Escaso… lo sabemos… –Miró a las pocas mujeres que había en la aéreas de agricultura, mayormente, sosteniendo cantimploras de cuero con agua, pero no trabajando– Por eso las valoramos tanto… no dejamos que salgan de la fortaleza, ni tampoco que desempeñen tareas pesadas mas allá de cocinar, los hombres labramos tierra, cultivamos, tejemos, limpiamos y cazamos… ellas solo se encargan de cocinar y cuidar heridas…

 

– Toda esta gente… –Murmuró Naruto, bajando la voz y mirando de soslayo los alrededores– ¿También… ya saben… cayó?

 

La marcha se detuvo de forma súbita, las cabezas de las demás personas que se encontraban trabajando se levantaron, todos habían escuchado esa frase, la atmósfera pareció llenarse de una repentina y pesada tensión, la fortaleza se había llenado de un incomodo silencio. Sasuke se acercó a su amigo, quedando lado a lado, sintió como Naruto disimuladamente lo tomaba de la tela de la camisa, nervioso de que haya cometido alguna falta.

 

– El jefe vendrá pronto… –Habló el hombre, mostrando un tono osco–… Esperen aquí… –Dijo antes de retirarse, moviendo su mano de manera que varios de sus compañeros lo acompañaron, pero también algunos se colocaron al lado de Sasuke y Naruto, como si se aseguraran de que no escaparían del sitio.

 

– Sasuke… este sitio… –Murmuró apenas. Sasuke frunció el ceño, asintiendo levemente.

 

– A mí tampoco me da mucha confianza, Naruto… pero ellos nos salvaron la vida y… –Vio hacia los lados, asegurándose que los otros no escucharan– No sabemos si hay más lugar que este… y no sé tú… pero yo no estoy dispuesto a salir corriendo hacia el bosque de nuevo, Dobe…

 

Naruto se estremeció, recordando lo cerca que estuvieron de morir, aquel extraño cielo rojo y las bestias que acechaban entre las tinieblas del bosque, tomó la mano de Sasuke, apretándola, recibiendo también un ligero apretón por parte de su amigo que, comprendía su reacción, pues Naruto percibió, como el brazo de Sasuke también se estremecía. Aquello le hizo sentir menos vulnerable ó cobarde, Sasuke también había tenido miedo, además, estaba el caso más triste de todos. La probabilidad increíblemente alta que, Itachi y sus amigos, no hayan sobrevivido a aquello.

 

–… Por ahora… –Pronunció Sasuke, sacándolo de sus pensamientos– Lo mejor será que nos tranquilicemos, dejemos que ellos traigan a su líder y nos explique qué es lo que está pasando, solo hasta que termine y, si aun tenemos dudas… podremos hacer preguntas, ¿De acuerdo? –Volteó a ver a Naruto de reojo, con una mirada de advertencia–… No te adelantes a nada, Usuratonkachi…. No te exasperes…

 

– Lo entiendo–ttebayo –Miró hacia a un lado, sacando ligeramente los labios en una especie de rabieta– Me comportaré…

 

Sasuke suspiró, esperando que verdaderamente su amigo se comportara. Paseó la vista por su alrededor, tratando de darse algunas respuestas, o familiarizarse con el lugar en donde se encontraban. Varios hombres seguían observándolos de manera disimulada, algunas mujeres que estaban fuera, conversaban entre ellas, ninguna persona se mostraba hostil a su presencia, al contrario solo parecían estar ansioso, o uriosos.

 

El interior del fuerte, al menos la parte frontal del mismo estaba dividido en campos de cultivo, mas adelante había algunas cabañas improvisadas que parecían no albergar gente, sino tener la función de alguna especie de sitio de almacenamiento para las herramientas, los instrumentos que utilizaban eran de aspecto manual, al igual que las ropas que usaban, no estaban en malas condiciones ni tenían un aspecto andrajoso, simplemente se veía que pensaban de manera práctica, algunos usaban pantalones de mezclilla ya gastados, otros de tela, solo unos cuantos llevaban atuendos que de verdad lucían toscos, debido a la tela tejida.

 

Después de aquel espacio, había un campo que no alcanzaba a distinguir, pero al final se levantaba la montaña tallada en castillo, a Sasuke le recordaba a las ruinas que había visto en los libros de estudio, el mismo aspecto decadente, descuidado pero, al mismo tiempo firme, reacio y capaz de sobrevivir un milenio mas. A los alrededores, seguía habiendo bosque, nada más que hojas verdes, como un mar infinito que, ahora que ya habían pasado por la experiencia, en lugar de encontrarlo como una especie de refugio natural y tranquilo, no era más que una trampa de camuflaje para los monstruos. Apretó la quijada, ¿Cómo saldrían de aquel sitio?, aquello no parecía una fortaleza ahora, no le parecía un lugar que lo mantuviera a salvo, en ese pequeño momento de pánico, Sasuke se sintió atrapado en una pequeña caja en medio de todo aquel averno.

 

– ¡Oigan, ustedes! –Gritaron a la distancia, uno de los hombres que los habían rescatado, movía la mano, alentándolos a que se acercaran– ¡El jefe los recibirá ahora!

 

– Vamos, Sasuke… –Naruto le soltó la mano y comenzó a andar hacia el joven, Sasuke junto a él. En cuanto llegaron a su lado, volvió a escoltarlos a algún sitio.

 

– Lamento que hasta ahora hallamos actuado de forma tan ruda, pero… hoy no fue un buen día… –Dijo, Rascándose la nuca– ¡Por cierto! ¡Me llamó Inuzuka! ¡Inuzuka Kiba!

 

Sasuke y Naruto asintieron, ya se habían presentado, encontraban innecesario mencionarles sus nombres de nuevo. Kiba parecía de su edad, su aspecto entonaba a la perfección con aquel sitio. Sus ojos rasgados, su cabello rebelde, incluso el inusual largo de sus dientes incisivos, le daban un aura fiera, salvaje. Pero su comportamiento en ese momento era simplemente, amistoso. Kiba se llevó las manos tras la nuca.

 

– Hoy va a hacer un buen día, aunque el manto apareció temprano y nos interrumpió en medio de la caza, no parece haber signos de que saldrá de nuevo el día de hoy… si es así, volveremos a salir… –Musitaba alegremente, pero de forma distraída, como si fuera una charla cualquiera. Mientras Sasuke y Naruto, simplemente escuchaban, sin entender realmente bien a qué se refería– ¡En fin! –Enunció, recordando su labor en ese momento–… Aquí… pasen…

 

Se hizo a un lado, mostrándoles un cubículo de piedra. Sasuke entonces se dio cuenta, de que a las orillas de las murallas, se encontraban sitios como ese, cubículos con pasillos cerrados que se dirigían hacia el castillo empedrado. Naruto agradeció al chico con una sonrisa y un gesto de cabeza, adelantándose al interior del mismo.

 

Le costó adaptarse a la poca luz al principio, viendo que el pequeño cuarto estaba vacío, a su izquierda el pasillo seguía, iluminado por antorchas ocasionales, siendo estas ahora, su única guía, decidió caminar por el pasaje, decidido a ver al supuesto jefe de una vez por todas y, escuchar respuestas.

 

El sonido de sus pisadas sonaban como el eco que crea una gota de agua caer en medio de la nada, un sonido electrizante y calmo. Naruto incluso podía oler la humedad que la misma roca despedía, delicado como la tierra mojada que anuncia la lluvia, y frió como solo el frescor de una piedra puede mantener el relente. Colocó su mano en la muralla, acariciando los relieves fibrosos de las paredes, de vez en cuando se encontraba con algún filo ligero, pero también con una inusitada suavidad, los lisos planos que a veces el tiempo pulía. Suspiró, aquello le era tan reconfortante, sumergido en una oscuridad tenue, saboreando olores con la lengua y las manos, el aire incluso parecía fluir más ligeramente en sus pulmones. Como si ese sitio fuese nada más que un refugio perfecto, perfecto, para él.

 

–… Naruto… –Llamó Sasuke. Levantando una ceja, su amigo parecía de pronto haberse quedado suspendido en sus pensamientos etéreos, viendo a la nada frente a él y, paseando su mano por toda la longitud de la pared, como si examinara algo– Ya casi llegamos, Dobe… céntrate…

 

Naruto volteó a verlo a él, y después a su espalda, viendo el largo recorrido que habían hecho. El en su estado semiconsciente apenas y lo había notado, se había sentido un tanto abrumado por todo aquello. Frunció el ceño, confundido de su reciente actitud, ¿Desde cuándo a él le importaban esa clase de cosas?, la respuesta era sencilla; Nunca. ¿Por qué ahora?

 

El rubio asintió, siguiendo esta vez a su amigo. Sasuke entrecerró los ojos, viendo como más adelante, por fin había una luz aparte del de las antorchas que se encontraban en el pasillo. Conforme avanzaban escucharon alguna clase de murmullos que, se hacían cada vez más claros.

 

Una ligera corriente de aire entro por aquella hendidura, el soplo les pareció más fresco, menos mohoso y más limpio. Si los cálculos de Sasuke eran correctos, a esas alturas ya deberían de encontrarse cerca de las ruinas del castillo, sino es que dentro del mismo. Los murmullos ya eran palabras audibles, conversaciones de varias voces masculinas opinando sin parar.

 

– Son los primeros después de todo este tiempo… –Farfulló una voz.

 

Tanto Sasuke como Naruto, se detuvieron en su lugar, viéndose fugazmente de reojo, pensando en lo mismo. Aquella conversación los involucraban, y ellos escucharían un poco antes de darse a conocer, deseaban tantear el terreno que estaban pisando.

 

– Querrás decir; Son los primeros que hemos encontrado vivos después de todo este tiempo –Corrigió otra– No sabemos cuántos mas hayan caído antes o después que ellos… el manto interfiere demasiado…

 

– Es curioso decirlo, y no quiero adelantarme a nada pero… –Murmuró otra, manteniendo un tono dubitativo, inseguro– Ellos dijeron que el manto apreció poco después de que cayeran… igual que con usted jefe… ¿Podría ser el manto alguna señal, algún anuncio?

 

Hubo un silencio, después un bisbiseo, sin embargo la voz aun no era clara para ellos del todo.

 

– Hemos hecho todo lo que nos pediste, pero sigue sin haber más avance… –Habló otra voz, su tono mostraba cansancio y cierto atisbo de impaciencia– No importa lo que hagamos… no podemos conseguir respuestas de todo, lo único que tenemos es la alarma… tu mismo lo has intentado ¿No es así?.... ¡No hay secuencia!

 

Otro silencio, el mismo bisbiseo. Ambos amigos entendieron que se trataba de la persona que actuaba como su jefe.

 

– Aun es demasiado pronto para darnos por vencido –Masculló otra, su voz era más hosca.

 

– ¡Maldita sea! ¡Mira cuanto tiempo ha pasado ya, Deidara! –Sasuke abrió los ojos con sorpresa, aquel nombre lo conocía, aquella voz que gritaba, también le era familiar– ¡Rindete de una vez! ¡Hay que ser realistas y dejar estas tonterías! ¡No hay forma de predecirlo!  

 

– ¡Yo no pienso darme por vencido, Hum! ¡Púdrete en tu estúpida terquedad, pero yo no voy a dejarme vencer patéticamente, Nagato! ¡Fue justamente por eso que Konnan fue…!

 

– ¡Cierra la maldita boca, Deidara! ¡No te atrevas si quiera a mencionarla! –El mismo bisbiseo, esta vez más insistente se escuchó por debajo de los gritos, Sasuke ya estaba con un pie delante de su cuerpo, al estar enteramente seguro de que aquellas voces, pertenecían a los amigos de su hermano– ¡Oh, Cállate! ¡Deja ya de querer actuar tan analítico! ¡No necesito más de tus sermones, Itachi!

 

¿Itachi?

 

El cuerpo de Sasuke se tensó, sus ojos se abrieron el doble de su tamaño en una mueca de desconcierto y asombro. Las piernas le temblaron solo unos segundos, antes de que se diera cuenta, su cuerpo se dirigía como un poseso hasta el final del pasillo. Entró aquella gran sala de piedra y luminosa, paseando sus ojos incrédulos por todos los rostros que estaban en el lugar, jadeando, conmocionado por lo que había oído.

 

Vio al hombre que los había encontrado, a algunos rostros que no conocía, a Nagato, amigo de su hermano que, mantenía una mueca se asombro, y al rubio Deidara. Dejó de lado su apariencia un tanto descuidada, sus ropas desgastadas, solo para concentrarse en otros ojos negros que lo veían con una mezcla de alegría  e incredulidad.   

 

– ¿Sasuke? ¿Eres tú, Sasuke? –El sonido de esa voz tan fraternal, hizo que algo cálido se derramara en el pecho de Sasuke, que un alivio desmedido se abriera paso, al igual que la humedad contenida de sus ojos, era su hermano, era Itachi, estaba ahí, estaba bien y estaba vivo. Otro par de ruidosos pasos siguieron a Sasuke tan solo unos segundos después de su salida, llegando a lado de su mejor amigo– ¿Naruto?

 

– Itachi… –Murmuró Naruto. Agrandando su vista, recorriendo el rostro con la mirada, verificando si no estaba sufriendo alguna clase de alucinación, pero entonces, el grito siguiente, le confirmó que no era así.

 

– ¡ITACHI! –Sasuke corrió hacia su hermano. Itachi se levantó de súbito del asiento que ocupaba tras una especie de mesa robusta y dio dos pasos lejos de ella, viendo como su Ototo abría los brazos hacia él, tal y como lo hacía cuando era pequeño, pero en esta ocasión, el cuerpo de su hermano menor, casi tan alto como el suyo, le hizo trastabillar al chocar contra su pecho en un desesperado abrazo– ¡Itachi! ¡Maldito seas! ¡Estúpido, Idiota! ¡Estás vivo, maldición! ¡Estás vivo, malnacido!

 

–… Sasuke… –Murmuró Itachi con sentimiento, enterrando el rostro en los cabellos de Sasuke, apretando el abrazo que le daba, como hacía mucho tiempo no se abrazaban, desde que Sasuke había cumplido los diez años que no se trataban de esa manera, sobó la espalda temblorosa del menor, mientras este tenía enterrado el rostro en su cuello, ambos habían creído que no volverían a verse de nuevo– Mi estúpido hermano pequeño… – Musitó tiernamente, levantó la vista, para ver a Naruto que, estaba aguantando el llanto y casi le escurría alguna clase de fluido extraño por la nariz. Le sonrió, levantando uno de sus brazos, incitando a que el rubio también lo abrazara, después de todo, era como su segundo hermano menor– Ven, Naruto… 

 

Naruto no dudó en correr hacia él también, concluyendo el trabajo que Sasuke casi había conseguido, que era tumbarlo al suelo de espaldas. Itachi dejó escapar una sofocada carcajada por aquella acción, tenía a dos hombres de dieciocho años en sus brazos, dos jóvenes adultos que sollozaban, pero sin llorar, de alegría, tal como si fueran pequeños infantes. Incluso él mismo sentía ganas de llorar de felicidad, entonces recordó algo, algo que no debía causarle ninguna gracia ni felicidad. Colocó una mano en el hombro de cada uno y los alejó de si, causando que su repentina emoción frenara, viéndolos con pánico.

 

– ¡¿Qué es lo que hacen ustedes aquí?! –Casi gritó. Viendo como la confusión llenaba la mueca y los ojos de Sasuke y Naruto, intentó despegarlos de su cuerpo, consiguiendo que ellos retrocedieran y lo dejaran sentarse a medias en el suelo. La expresión de terror de Itachi no cedió ni por un momento– ¡¿Por qué?! ¡¿Cómo es que llegaron aquí?! ¡¿Cómo demonios, ustedes…?!

 

– ¡¿De qué hablas, idiota?! –Reclamó Sasuke, frunciendo el ceño– ¡Te desapareciste de la nada! ¡Tú y tus amigos se esfumaron sin dejar rastro alguno! ¡Incluso pensaron que habían secuestrados, asesinados o alguna otra insensatez! –Tomó el cuello de la camisa de Itachi, zarandeándolo ligeramente. Furioso– ¡La policía los ha buscado por tres meses! ¡He estado tres malditos meses recibiendo llamadas que no me respondían nada, tres malditos meses pensando en que debería de estar resignándome a lo peor! ¡Así que no me vengas con preguntas estúpidas! ¡Mierda, Itachi! ¡Todo este tiempo pensé que estabas muerto!

 

– Sasuke, tranquilo… –Naruto trató de intervenir, colocando una mano en el hombro de Sasuke para tranquilizarlo. Y su amigo cedió, tratando de recomponer su arrítmica respiración que la impresión y el disgusto le dieron en tan corto tiempo.

 

– ¿Tres meses? –Cuestionó, en un susurro. Llamando la atención de ambos jóvenes, el rostro de Itachi ya no reflejaba alarma, ahora todo lo que se veían en él era incertidumbre– ¿Han pasado… sólo tres meses?

 

Itachi volteó a ver a Deidara y a Nagato, así como a los demás presentes, todos guardaban una expresión similar. Itachi se levantó de nuevo, haciendo que Sasuke lo soltar de la camisa, ambos amigos vieron como, se ponía una mano sobre la frente, como si estuviese al borde de la extenuación y, caminaba a paso lento y desfallecido hasta la gran consola, para poder apoyarse con una mano, dejando escapar un pesado suspiro, temblándole la voz, incluso para eso. Sasuke se puso de pie de inmediato.

 

– ¿Qué? ¿Qué es lo que sucede? –Demandó saber, comenzando a preocuparse por la actitud de su hermano.

 

– Itachi… ¿Qué es este sitio–ttebayo? –Sasuke le envió una mirada reprobatoria, pero Naruto lo ignoró, estaba feliz de que Itachi estuviera vivo y a salvo, pero eso no dejaba de lado la situación en la que se encontraban ahora, además, estaba seguro que, la actitud que adoptaba ahora, se debía precisamente a algo relacionado a ese lugar– ¿Qué ha sucedido?

 

Itachi se dio la media vuelta, recargando ahora las caderas en la orilla de la mesa. En sus ojos mostraba un aura atormentada, vio fijamente a los dos menores.

 

– Sasuke… Naruto… –Su tono de voz era afligido, como el de aquel que trae una mala noticia–…He estado en este sitio tres años… al menos aquí, ese es el tiempo que ha transcurrido… –Ambos se sobresaltaron al escuchar aquello. Sasuke de inmediato corroboró, aun incrédulo, que el rostro de su hermano se encontraba cambiado, ligeramente pero aun así, reflejando esos tres años  de sufrir– Este sitio…. No sabemos lo que es… solo que no es nuestro mundo… todos los días… el manto carmesí cubre los cielos… todos los días… hay muertes a causa de esos endemoniados monstruos… y no hay nada que podamos hacer…

 

– ¿Qué… quieres decir? –Preguntó Naruto, temblándole la voz. Sasuke en ese momento estaba tratando de sobrellevar la información.

 

–… Lo hemos intentado todo… hemos explorado lo que nos es posible… pero hay demasiado peligro allá afuera… y es cuestión de la fortuna que hayamos podido regresar vivos… –Continuo en el mismo tono insufrible. Sasuke tragó en seco, temiendo preguntar, pero debía saberlo.

 

–… Itachi… tu…. ¿Acaso estas tratando de decir…? –Los ojos de Itachi se afilaron, guardando en la mirada un profundo dolor y desesperación, asintió, aunque no se le haya preguntado nada y abrió la boca, dictando sentencia.

 

– Si, Sasuke…. No hay forma de escapar de aquí…. –Ambos jóvenes palidecieron–… Estamos… atrapados en el infierno…

 

 

 

 

 

Continuará… 

Notas finales:

!Wow! Espero que les haya gustado, me tardá demasiado en terminar el primer capitulo pero espero que tantas trabas no vuelvan a suceder.
Espero en verdad que pasen a leer el siguiente capitulo, aquí estaré, dando lo mejor de mi.

!Gracias por pasarse!

 

 

!Dejen reviews!

 

RHYO DARCK.


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