“LA PRIMERA VEZ, SIN SANGRE, SOLO AMOR.”
By Daisuke – san
Parte 1
Sanosuke yacía recostado en un árbol de cerezo. Después de la muerte de Kaoru, hace seis meses atrás, no había nadie que se encargara como es debido de la casa. Sano recordó la tragedia que ocasionó la muerte de esa mujer… pero… no había sido la tragedia la que la mató… fue él… (¿Cómo uno entiende eso?)
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La noche estaba tranquila, como es siempre en las alturas, Sanosuke había subido al techo para descansar porque allí era el único lugar donde su mente reposaba. Todo el tiempo, dentro del dojo Kamiya, había escándalo, siendo que Kaoru obligaba a todos a ayudarla en la limpieza. Empezaba a dormirse cuando alguien interrumpió, era Kenshin.
- Sano, Sano, ¿estas despierto?
- Ahora, sí… ¿pasa algo?
- No, nada, es solo que Kaoru está obligando a Yahiko que la ayude y, hacen mucho escándalo. Tu siempre me has contado lo tranquilo que está aquí, arriba y… ahora por fin, puedo también yo disfrutar de esa tranquilidad de la que tanto me hablaste, claro, si es que no te molesta.
- En absoluto, es más, lo disfruto, me da mucho placer estar contigo…
- ¡Sano! – Le dijo sonrojándose.
- ¡Ay!, Kenshin, sabes que solo bromeo.
- Sí, lo sé, es que lo dijiste con un tono tan… tan…
- ¿Deseador?
- Sí, creí que tu…
- Lo siento, no quiero que me malinterpretes… bueno, yo ya me voy a dormir.
- Tú… ¿duermes aquí?, ¿Sobre el techo? – Preguntó Kenshin con extrañeza.
- Claro, ¿en donde más? – Le respondió Sano como si fuese lo más normal.
- ¿Y no tienes miedo de caer?
- No, ¿tú sí?
- Pues… sí.
- Esta bien, por esta noche, si decides dormir aquí, me encargaré de que duermas seguro.
- ¿Eh? – Por la mente de Kenshin pasaron miles de cosas… ¿Y si se movía demasiado y cayese?, ¿O si Sano lo ataba al techo?, ¿O si lo sujetase por él?,
- Tranquilo, Kenshin – Le dijo mientras lo abrazaba por detrás – “Yo te protegeré”.
- Sano… Gracias…
Esa noche, Ken y Sano durmieron abrazados, pegados completamente uno de otro.
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Eran casi las tres de la mañana y Sano se despertó de golpe, temía que su Kenshin se le resbalara de las manos y al darse cuenta de que todavía estaba allí, se tranquilizó. Se quedó unos segundos contemplando como Himura dormía. Se veía tan lindo, tan hermoso, Sano sintió de pronto su corazón latir más rápidamente, se fijó luego en sus labios, sus bellos labios rojos, suaves, exigían ser besados. Quería hacerlo, iba a hacerlo, pero un extraño ruido cortó sus deseos. Un sonido que venía de abajo, probablemente Kaoru no podía dormir, debía bajar a ver que ocurría pero no quería separarse de Ken, no quería dejarlo.
- No importa, nada importa más que Kenshin … - Se dijo a sí mismo.
En todo caso, Kaoru sabía defenderse. Ella era la única persona que en ese momento se encontraba dentro del dojo, pues Yahiko, esa tarde, se dirigió a casa de un amigo. Volvió a acostarse cuando oyó un grito, se levanto otra vez y pudo ver a unos hombres llevándose a Kaoru, eran muchos más de los que él podría haber enfrentado, además el se dijo a sí mismo hace unos momentos que “no importa”, de seguro la soltarían poco tiempo después debido a su asqueroso carácter (Que actitud más cobarde la de Sano, ¿No creen?, Pero bueno, comprendámoslo, se trata de la pesada de Kaoru, se lo merece… ).
El tiempo que no estuviese Kaoru lo aprovecharía para decirle a Kenshin lo que sentía…
- Pero… ¿Qué estoy diciendo?, si yo no…, no, … yo lo amo…
Kenshin empezó a despertarse.
- Sano, ¿pasa algo?.
- No, nada, solo duérmete… – Sano tomó a Ken con una mano en su cintura y con la otra acarició su rostro, volvió a abrazarlo - No te preocupes más, yo estoy aquí, contigo…
- Gracias, eres un amor, Sano… - Dicho esto volvió a dormirse, dejando a Sano con la duda.
- ¿Un amor?
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A la mañana siguiente, Sano se despertó temprano, quería averiguar si Kaoru había vuelto, de lo contrario llamaría a uno de sus amigos para que le averiguase lo que pudiese. Al recorrer todo el dojo y no encontrar señal de Kaoru, prefirió ir a lo de su amigo, un periodista.
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- No te preocupes, Sano, haré todo lo posible.
- Te lo agradezco mucho, creo que iré a contarle a Kenshin lo que sucede, lo mejor es que él lo sepa
- Tienes razón, bueno, cualquier cosa te aviso.
- Está bien, adiós y gracias otra vez.
- Adiós, Sano
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Sano llegó al dojo y se encontró con que Kenshin todavía dormía, no quiso, pero debía despertarlo. Cuando estuvo despierto Sanosuke tomo aire.
- Kenshin, debo hablar contigo.
- Sí, dime.
- Esta mañana me levanté, y me pareció bastante extraño el hecho de no escuchar los gritos de Kaoru, tratando de conseguir despertarnos, así que fui a ver que pasaba y, yo, no la encontré por ninguna parte.
- No entiendo, ¿intentas decirme que Kaoru no está en casa?
- Intento decirte que probablemente se haya ido… o la hayan secuestrado, por que no están siquiera sus cosas personales.
- ¿Qué?, ¿ Es decir que nos dejó? – Preguntó Ken bajando triste la cabeza.
- Qué podemos hacer… ella quiso irse, aunque también esta la posibilidad de que la hayan secuestrado.
- No lo creo… ella no se dejaría… Es triste, ¿sabes?, Ella era muy buena amiga… – Pequeñas lágrimas salieron de los ojos de Kenshin - …Ni siquiera se despidió, yo… me siento tan solo
- No llores, Kenshin – Sano se acercó a él y lo abrazó – Yo todavía estoy aquí, y no importa lo que pase, yo no te dejaré.
- Gracias, Sano – Ken correspondió el abrazo – De verdad, muchas gracias.
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Esa noche, estaban cenando cuando llegó Yahiko.
- ¡Buenas noches!
- ¡Yahiko!, ¿Qué haces aquí? – Dijeron al unísono.
- Bueno, iremos de excursión con la familia de Yuki, así que se lo venía a avisar a Kaoru, ¿Dónde está? – Ken se atragantó y Sano empezó a pensar en una buena excusa.
- Ella… fue a la casa de Misao.
- ¿De Misao?, ¿Y que es lo que quería allí?
- ¿Esperas que nosotros lo sepamos? – Le preguntó Sano de mala forma mientras golpeaba la espalda de Kenshin intentando hacer que escupa el trozo de pez con el que se había atragantado.
- Bueno, creo que no, cuando vuelva se lo dicen ¿sí?
- De acuerdo… si es que vuelve.
- ¿Qué fue lo que dijiste?
- No, nada.
- Bien, adiós…
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Después de cenar, Ken y Sano se fueron a dormir. Ya en la cama…
- Sano…, Sano…
- Humm… - Le dijo Sano quien se encontraba de espaldas a él.
- ¿Qué pasaría si no vuelve?
- Ya deja de preocuparte por eso y duérmete
- Sí…
Sano sintió la respiración en su cuello de un Kenshin indeciso, indeciso en la cuestión de abrazarlo o no, quería hacerlo pero no pudo, simplemente no tuvo las agallas suficientes.
- Kenshin… ¿Es tuya?
- ¿A qué te refieres?
- A esa respiración tan agitada que siento en mi cuello.
- Yo… pues… sí…
- Kenshin… - Sanosuke se volteó y besó la frente de Ken, en un gesto de amigo. Pero Kenshin tomó la cara de Sano y la acercó a sus labios.
- Lo siento… - Dicho esto Ken pegó sus labios a los de Sanosuke, besándolo profundamente. – De veras lo siento…
- No te preocupes… esto es algo que he deseado desde ya mucho tiempo…
- Sano… - Kenshin subió encima de él y empezó a besarlo aún con más intensidad… pero estaba cansado, sus ojos le dolían de tanto llorar, se recostó en el pecho de Sano y se durmió.
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Cuando Ken se hubo despertado, se encontró sobre el pecho de Sano, quien tenía los brazos unidos detrás de su espalda. Se acercó a besar los labios de Sano, quien a su contacto abrió los ojos
- Kenshin… ¿Dormiste bien?
- Sí, gracias ¿Y tu?
- Mejor imposi…
- ¡Sanosuke! – El periodista entró de golpe a la habitación y se encontró con Ken y Sano abrazados en la cama – Ne…ce…si…to… hablar contigo, pero ya veo que estas ocupado… ¿Por qué no vienes?… te espero afuera – Dicho esto el periodista salió prácticamente corriendo de la habitación
- Bien, creo que mejor voy junto a él.
- Espero que sean noticias buenas…
- Sí, yo también – Dicho esto, Sano besó a Kenshin, salió de la habitación y se dirigió al lugar donde lo esperaba el periodista
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- Sano, la encontré…
- ¿La has encontrado? ¿Y está bien?
- No, Sano, ella está… muerta. – Ante estas palabras las pupilas de Sano se dilataron. ¿Cómo era posible que hubiese muerto?. Se sentía profundamente culpable… no, no sólo lo sentía, él era el culpable, por su culpa, por su cobardía, por estar cegado ante el amor y no hacer lo que debía… no podía creerlo… Una persona, una amiga suya, pagó el precio de sus descuidos…
- No es posible… ¿Acaso puedo ir a verla?
- Es de eso de lo que te quería hablar, pero también a Kenshin
- Entonces ¿por qué no entras?
- Bueno, pues, yo no quiero invadir su privacidad…
- Humm…
- Lo siento, solo fue una broma
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- Pero el tema es que solo puedo llevar a uno…
- Ve tú, Sano
- Pero, Kenshin, ella era tu amiga más que mía
- Yo no la quiero recordar muerta, quiero recordarla feliz y con sonrisa en sus labios… Sano, por favor
- De acuerdo… - Sanosuke se sentó al lado de Ken, lo abrazó y lo besó suavemente – Volveré lo antes posible. Quiero que me esperes aquí ¿sí?
- Lo haré – Ken pegó más su cuerpo al de Sano y le susurró al oído – Te amo Sano…
Pero Sanosuke no pudo decirle nada, quería hacerlo, quería decirle que le correspondía pero no pudo articular ninguna palabra
- ¿Terminaron? – Sanosuke volteó a mirar al periodista - Lo siento, es que tengo hora de llegada.
- Bueno, ya me voy – Dijo Sanosuke levantándose de la cama y yendo hacia la puerta para voltearse luego y dirigirle la palabra a Ken – Nos vemos luego – Kenshin solo le sonrió y levantó la mano en señal de despedida.
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Bueno, la primera parte concluida. La verdad nuca pensé que terminaría por hacer este fic, pero ya ven.
Una noche me agarró la locura y me salió de repente. Además hacía unos días antes de eso que ya estaba media traumada con Samurai X. También es la culpa de Dani… [You are the GUILTY, Shinta]
Por ahora es todo… ¡Mata-ne!…
Amor Yaoi
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