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¿Qué debería hacer? por almagazette

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Notas del capitulo:

Bueno, éste es un fic que había escrito inspirada en una canción coreana con el nombre en inglés, seguro que algunas ya la habrán escuchado por lo que podrán entender el sentimiento de éste fic. Espero no hacerlas sufrir demasiado y que puedan disfrutar de ésta pareja.

Tenía algo de tiempo que lo había hecho hasta que me acordé de él, así que me decidí a publicarlo

No te vayas... no... ¡¡no podría vivir sin ti!! ¡No podré vivir sin ti! ¡No te vayas! -me mordí el labio, en realidad esas palabras no salieron de mi boca, habían gritado en mi mente, me habían hecho temblar por completo pero no pude dejarlas salir. Solo pude bajar la mirada escondiendo las lágrimas que comenzaron a brotar de mis ojos, ahogándome en mi propio llanto silencioso, cerrando los ojos por el dolor que se anudaba en mi garganta.

Así fue el último día que te vi, que me dijiste adiós y que no hubo respuesta de mi parte, ¿por qué te fuiste aún sin recibir el "adiós" definitivo? Lo dejaste al aire, trabado en mi garganta, a punto de convertirse en un "no te vayas" a punto de decirte que te amo, que no me dejes. ¿Fue por eso que no esperaste a que saliera? Fue por eso que no quisiste escuchar mis palabras cuando mudo solo moví los labios torpemente y te vi darte la vuelta con un semblante serio y tenso ¿Fue por eso?

¿Hace cuánto que no te veo? Una eternidad para mí... Ruki se burla con algo de lástima, mostrándome una pequeña sonrisa mientras me dice con cierto aire de paciencia "solo ha pasado un día" "solo ha pasado dos días..." tres..." "una semana" "dos semanas..." y su voz se apaga por conforme el tiempo va pasando. Se cansó de ser mi calendario... se cansó de querer mostrarme que el tiempo pasa cuando en realidad para mí se detuvo en el día de tu partida.
Y conforme los días pasan hay un rencor que crece pero sin mucha fuerza. Odiarte resulta casi imposible, olvidarte… ni siquiera me quedan fuerzas para intentarlo. Lo único que hago es preguntarme qué haré a partir de ahora, te necesito, lo confirmo todos los días ¡te necesito a mi lado! ¡¡Porque te amo!!

-¡Reita! -alcé la vista con cierto pesar, era Kai quien me observaba con el ceño fruncido en un estado de extrema preocupación que me hizo desviar la mirada. Me sentía avergonzado por preocupar a mis amigos así, pero tenían que entenderme que no podía controlarlo. -Parece que... -se calló así mismo y me obligué a verlo de reojo adivinando las palabras que no salieron "parece que no te has recuperado, parece que sigues extrañándolo". ¡Sí, Kai! Sigo extrañándolo, ¡¿qué pensabas que lo iba a olvidar de la noche a la mañana?! ¡¡Lo amo!! ¿Qué no lo entienden?. Suspiré, no podía decir esas palabras en voz alta por lo que solo bajé la mirada. Sería muy cruel de mi parte responderles así a ellos que solo se preocupan por mí, pero no podía evitar sentirme egoísta e incomprendido. Porque no eran ellos los que estaban sufriendo, no eran ellos los que estaban pasando el dolor que yo sentía.

-¿qué pasa Kai? -me atreví a preguntar luego de un silencio en donde solo recibía su mirada preocupada que comenzaba a avergonzarme más.

-Te traje comida... -le vi de reojo negando con cierto fastidio- sí Reita, ¡tienes que comer! -me dijo queriendo ser autoritarios pero no podía evitar medir sus palabras ante mi estado.

-No tengo hambre, Kai... déjala en el refrigerador y luego la caliento.

-Eso me dijiste la última vez y Ruki vino al día siguiente, la comida estaba intacta en el refrigerador ¿Crees que no nos damos cuenta? Haz bajado de peso, estas ojeroso y demacrado, tu piel está muy pálida y tus ojos siempre rojos...

-Cállate Kai, sé que luzco horrible, me he visto en un espejo...

-Pero entonces ¿por qué no haces algo para no verte así?

-¿Volverá? ¿Crees que volverá? -le miré fijamente y ahora fue Kai quien desvió la mirada un tanto lastimado por mis preguntas, probablemente sintiéndose acorralado por no saber la respuesta- si no vuelve no tiene sentido de que yo luzca mejor...

-¿Estás loco Reita? No por él te arreglabas y te cuida...

-¿Sabes por qué me encantaba lucir cool ante todos? Porque él estaba ahí viéndome Kai, porque quería brillar para él, era lo único que pensaba, así se fijaría en mí, así me aceptaría... Y cuando me aceptó no iba a dejar de querer brillar ¿cierto? Lo tenía a mi lado y eso me hacía sentir el hombre más afortunado del universo, me había aceptado a mí y no a otro ni a otra, era yo quien tenía... -me callé manteniendo mi mirada fija en la nada, mi voz se quebró cuando dije la palabra en pasado y no pude terminar de decir "su amor" porque no quería aceptar que ahora ya no era así.

-Así solo te lastimas Reita... -murmuró para luego suspirar pesadamente- por favor, come, hazlo por nosotros ¿sí? -esa era su técnica ahora, como veían que nada funcionaba al decir que lo hiciera por mí, se anteponían y terminaba accediendo a la cara de cachorro de Ruki y las suplicas de Kai.

Sentado en la mesa, pasaba el bocado sin sentirle sabor alguno, con la mirada perdida en una pared, concentrado en la ausencia de aquella persona que no estaba, que se situaba siempre frente a mí como si buscara que en todo momento lo observara... mi sol... mi luna... mi todo...

-¿Qué te pasó Reita? -murmuró con la voz quebrada Kai y giré mi mirada acuosa a la suya que derramaba lágrimas, tapándose la boca con una mano temblorosa- Te... encantaba comer y ahora... -las cosas cambian, pensé en responder pero solo bajé la mirada. Él me dejó y la vida no tiene el mismo brillo que tuvo con él a mi lado, ¿es tan difícil de comprender?

-Era mi todo Kai... -murmuré dejando caer el tenedor como si el utensilio me pesara levantarlo, como si las palabras me robaran las fuerzas con solo salir- era mi todo y... -cerré los ojos, sentía un fuerte dolor pero quería terminar de decir la frase- lo perdí... ¿qué debería hacer? -Kai negó con suavidad ante mi pregunta, no tenía esa respuesta-

-Vivir, Reita... vivir -murmuró levantándose, su dolor era tan grande que lo veía huir así, con las lágrimas cayendo una tras de otra. Le dolía como le dolía a Ruki, la diferencia es que Kai lloraba con más facilidad al ver que mi estado no mejoraba. Seguro se desesperaban de no encontrar las palabras para hacerme despertar y levantarme. Todo era inútil... yo lo que quería era oír su voz nombrándome, ver su rostro con el ceño fruncido en un claro enojo, con las manos a los costados de su cintura en pose de madre a punto de regañar. ¿Qué haces Reita? ¡Desde ahora quiero que comas como es debido! Claro que sí cielo mío... lo haré con gusto porque estás aquí.

-Aki-chan... -murmuró Ruki al entrar a mi departamento en medio de la oscuridad con solo la luna iluminando parcialmente desde la ventana.

-No enciendas la luz -me adelanté a decirle sentado en el sofá y escuché silencio de su parte, un suspiro y la puerta se cerró para después escuchar sus pasos. Se sentó a mi lado, abrazó mi brazo con suavidad y pegó la mejilla en mi hombro. Qué daría por...

-Aki-chan... ya ha pasado tanto... -murmuró con temor de hablar, medía las palabras que salían de sus labios, como si buscara la que menos me doliera o la que mejor me hiciera reaccionar.

-Lo sé... -susurré manteniendo la mirada fija en la oscuridad, a penas viendo el reflejo de la luz de luna en el piso- una eternidad...

-Debes... -se aferró a mi brazo- no me gusta verte así -ocultó su rostro en mi hombro, pero en realidad fue un gesto innecesario, porque no podía verlo aunque estuviera a mi lado.

-Lo siento... -murmuré torpemente, era lo único que podía decir, no podía prometerle estar mejor, no podía decirle que lo intentaría cuando no tenía ganas de hacerlo, cuando no tenía ninguna motivación para olvidarme del amor de mi vida.

-¿Por qué no vemos la tele?

-Vela tú -me adelanté a decir y él se aferró más a mi brazo- me molesta el ruido de la tele.

-pero eso podría distraerte...

-No... eso solo me molesta más, no quiero ver nada, no quiero oír risas que no sea las de él... -me detuve, volvía a hablar de él y Ruki suspiró suavizando el agarre en mi abrazo.

-¿Sabes que estás siendo muy egoísta? Solo piensas en lo que estas sintiendo pero no piensas en los demás...

-Sé que a ustedes no les gusta verme así, pero entiende que no puedo reponerme... no puedo... me piden olvidarlo y no puedo, no soy el Reita que nada lo detenía, solo soy Akira... volví a ser el insignificante niño que no tenía amigos y que lloraba por el divorcio de sus padres... ¿ves que no soy nada sin él? Es mi pasado, mi presente y mi futuro...

-cállate Akira -giré mi rostro para no ver si quiera su silueta, sintiéndome herido no por el hecho de que me callara, sino porque usara ese tono conmigo, estaba molesto. -cállate de una buena vez, no quieras ser el poeta frustrado conmigo! -se levantó y caminó hacia el interruptor encendiendo la luz a pesar de mi petición. -Mañana vendré a verte pero no me voy contento -sentenció caminando hacia la puerta- que descanses -dijo antes de salir y la quietud melancólica volvió a mi alrededor.

Ue-chan! Ue-chan!! Despierta ya! Ue-chan!!

Abrí los ojos de par en par, me había quedado dormido en el sillón debido a mi cama no era confortable para mí, siempre me recordaría su ausencia. Pero aquel apodo... esa era la manera que me despertaba...

-Ue-chan! Ya despertaste? -mis ojos se abrieron con sorpresa, acaso me había vuelto loco y ahora escuchaba su voz con claridad como si se encontrara en la cocina, prepararon un rápido desayuno, esperando a que yo me levantara- Me puedes decir por qué dormiste en el sillón? -mis ojos se mantenían abiertos como platos, mi cuerpo a penas reaccionó y me levanté enseguida caminando hacia la cocina, sintiendo que las piernas me temblaban, que de pronto la debilidad de mi cuerpo se hacía presente, no sabía si era por no haber comido en estos días o debido a escuchar su voz. Me detuve en la puerta de la cocina y mi sorpresa fue mayor- ¿qué te pasa? -la voz se había distorsionado en mi mente, era mi madre quien se mantenía parada frente a la estufa.

-Mamá... -murmuré desilusionado, regresando a mi calma con aire depresivo, suspirando.

-¿Qué? ¿No te da gusto ver a tu madre? -murmuró con indignación fijando su mirada en mí, viéndome con una mezcla de espanto y sorpresa- Mírate nada más, pareces enfermo... ¡Un muerto viviente! -qué mejor manera de describirme ahora, pensé, un muerto viviente, así me sentía. Dejé escapar una pequeña risa irónica, pasando mi mano por mis ojos tallándolos con los dedos.

-¿Te dieron la llave de mi departamento?

-Me encontré en la mañana con Takanori-kun y me dejó pasar -murmuró aún molesta recorriéndome con la mirada- Hazme el favor de darte un baño, arreglarte decentemente y entonces probar mi desayuno...

-Pero mamá...

-¡Al baño! -suspiré, no había manera de desobedecer las órdenes de mi madre, por lo que con desgano me dirigí al baño para darme una ducha.

Luego del baño y vestido con lo primero que encontré, me dirigí a la mesa sentándome con pesadez. El aroma de la comida ya era fuerte, pero diferente a las otras veces, me dio hambre de solo sentirlo.

-Te preparé espaguetti con carne asada... era lo único que pude conseguir porque no tenías nada en el refrigerador -hablaba mi madre mientras me colocaba el plato frente a mí, sintiendo por fin las ganas de comer como hacía días que no sentía. -Takanori-kun... me contó que has estado deprimido -alcé la vista ante sus palabras un tanto asustado por lo que pudo Ruki haberle contado a mi madre. -me dijo que había sido una chica que te dejó -suspiré aliviado y di un probado a la carne- pero no fue una chica ¿cierto? -me atragante con el pedazo de carne, comenzando a toser luego de la sorpresa que me había dado sus palabras- ¡come despacio! ¿Cuántas veces te lo tengo que decir? ¡Pareces niño! -exclamaba molesta golpeando mi espalda hasta que pude respirar mejor. -Ash... no piensas decirme la verdad ¿cierto? -tomé el vaso pasando un poco del agua que me había servido, viéndole de reojo mientras ella esperaba mi respuesta.

-¿Qué quieres que te diga mamá? -hablé por fin tomando los fideos en el tenedor antes de llevarlo a mi boca y degustar su sabor.

-La verdad, hijo -murmuró de manera paciente mientras ella comenzaba a partir la carne de su plato. Suspiré por su respuesta, pasando el bocado mientras intentaba ver la manera de cómo comenzar -ya sé que no fue una chica, no pienses en mentirme Akira

-Es Kouyou, mamá -su mirada regresó a la mía sorprendida, ahora era ella quien me veía con los ojos abiertos, pero tenía que continuar- Kouyou y yo somos... éramos novios -murmuré corrigiéndome aquel cambio de verbo en pasado, vaya que me costaba.

-Pero ¿qué pasó? -no sabía si se había recuperado de la respuesta, parecía bastante atenta a mis palabras pero no se veía nerviosa por la reacción que le causó saber la verdad.

-Comenzamos a discutir mucho... por cualquier cosa... -murmuré bajando la mirada mientras enredaba los videos en el tenedor- Nos lastimábamos en varias ocasiones... -suspiré con pesadez- pero aún así yo no...

-¿Él decidió terminar?  -me interrumpió mi madre haciéndome alzar la mirada hacia ella, asintiendo con suavidad -Parece que... si se estaban haciendo mucho daño hijo -levantó la mano hacia mi mejilla acariciándola con ternura por un rato antes de descenderla- pero dime... ¿había un motivo para esas discusiones? ¿algo les molestaba?

-Nunca... pude entender por qué discutíamos. En una ocasión me molesté tanto que me salí toda la noche a dar la vuelta con la moto, no quería verlo.

-¿Esa vez por qué discutieron? -me quedé pensativo, aquellos recuerdos venían difusos, las escenas se oían gritos de ambos, el dolor en el pecho por cada respuesta y el pensamiento de solo devolverle el dolor. "¡Siempre es lo mismo contigo Akira, quieres hacer lo que se te da en gana y solo piensas en ti mismo!" "¿Ah sí? ¿Soy el único egocéntrico aquí? ¡Mira quien lo dice, no tienes idea de cuantas veces he dejado de hacer cosas porque tú quieres hacer otras!" "¿Me estas reclamando acaso? ¡Yo no te pedí que te sacrificarás por mí!"

-Tonterías mamá... no tiene otra explicación. Probablemente en un comienzo aparecían las discusiones por el estrés del trabajo, el estar encerrados mucho tiempo en el estudio, el no salir la melodía, las canciones... -suspiré- después no sé qué pasó...

-Parece que no es tan grave -la miré sorprendido por su respuesta, incluso incrédulo- no es algo imperdonable... como una infidelidad -me miró con los ojos entrecerrados analizando la próxima respuesta de mi parte-

-¡Claro que no, madre! Pude haber hecho muchas cosas como beber a sus espaldas o molestarme porque él bebía a espaldas de las mías, pero jamás busqué a otro que no fuera a él -me sonrojé en una especie de indignación y avergonzado por la confesión que le hacía a mi madre. Ahora era ella quien suspiraba pensativa, supongo que estaba asimilando todas mis palabras.

-¿Y qué estas esperando? -me dijo con el ceño fruncido antes de tomar un pedazo de carne y llevarla a sus labios

-¿Esperando? -me mantenía sin entender sus palabras, ahora mi gesto era de sorpresa.

-¡Sí! -me miró incrédula por mi sorpresa- ¿que no piensas ir a buscarle?

-¿Bus...carle? -ahora era yo el incrédulo- pero me dijo que era el final, que se iba y que... ¡ni siquiera sé donde esta!

-Akira -me miró de manera fija, volviendo a entrecerrar los ojos- de verdad que te dejó idiota Kouyou -murmuró molesta y yo me sorprendí más por sus palabras sintiéndome herido- ¿Dónde piensas que podría estar ahora? ¿Eh?

-En... -me detuve un poco, su mirada me daba la respuesta- Mamá, ¡¿lo viste?! -exclamé casi gritando

-Claro que lo vi, está en casa de sus padres... cuando me lo encontré me dijo que se estaba dando un descanso, por eso vine a verte porque sabía que estarías sin trabajo, pero me encuentro con ésta noticia... Ahora que lo pienso, parecía que me estaba mintiendo con respecto a lo del descanso…

-¡Mamá! ¡Vayamos a casa! –la interrumpí y me levanté abrazándola en gratitud por su información y el venir a levantarme el ánimo.
-No te aseguro nada Ue-chan... pero debes hablar con él ya que el tiempo pasó -me correspondió el abrazo, dándome unas palmadas en mi espalda con suavidad.

Terminamos la comida y yo no podía esperar más, mi madre tenía ganas de dar vuelta por Tokyo pero entendía mi desesperación, me vio con ojos comprensivos y me dijo que después iba a tener que ir por ella para traerla de nuevo y poder visitar los lugares que ya no pudo ir. Obvio que lo haría, incluso la llené de besos de camino a la terminal. Su visita no solo me había llenado de alegría, sino que incluso me daba esperanza. Me vi en el espejo del baño de la terminal antes de salir y aunque lo demacrado y las ojeras seguían en mí, los ojos rojos se esfumaron para regresar el brillo que se había apagado el día de su partida.

Dejé a mi madre en su casa, saludé a mi abuela dándole un abrazo y aunque mi hermana llegaría después a verme, decidí salir enseguida hacia casa de Kouyou. En el camino meditaba lo que le diría, necesitaba hablarle de algo concreto porque probablemente lo encuentre molesto de verme. Pero no estaba seguro de qué palabras podrían ser las adecuadas, no sabía qué debía decirle, era todo tan confuso ¿por dónde empezar? ¿El por qué estoy aquí? ¿Decirle que mi madre me confirmó que se encontraba en casa de sus padres?

A unos pasos de llegar a su casa alcé la mirada y me paré en seco, era su auto y se encontraba saliendo justo en ése momento. Pude verle con su cabello castaño y alaciado, su semblante de seriedad, los ojos cubiertos en unos lentes rayband que le encantan, unos pantalones de mezclilla ajustados y una camiseta violeta, bastante casual, como acostumbra a vestirse. Luego de salir cerró la puerta del auto y caminó hacia la cajuela de éste pero por algún motivo alzó la mirada y se detuvo en seco, me estaba observando ¡demonios! Me acomodé los lentes oscuros en mis ojos, caminando hacia él mientras no se movía, como si esperara a que fuera yo una ilusión y desapareciera en unos segundos más.

-Hola Kouyou –murmuré metiendo mis manos en los bolsillos en un gesto nervioso, mientras que él se cruzó de brazos luego de haber quedado a unos dos pasos frente a él.

-¿Viniste a ver a tu madre? –me preguntó enseguida, no hubo un saludo, seguro que se sentía incómodo de que me encontrara aquí.

-Vine a verte a ti –dije contestando la pregunta y un silencio denunció la sorpresa que le había causado mis palabras. No podía ver sus ojos pero adivinaba el gesto que podría tener.

-¿A mí? –estuvo a punto de decir algo más, pero lo dejé con los labios entreabiertos-

-Quiero hablar contigo, ¿podemos?

-Si me pides volver a la banda, le dije a Kai que debería entender mi razones y que por el momento mi decisión no cambiaba… no entiendo por qué te hicieron venir –desvió el rostro hacia un costado, con una sonrisa de incredulidad.

-No vine a eso –volvió su rostro al mío- no sabía que hablabas con Kai… él no me dijo nada. Pero no viene a pedirte que volvieras a la banda, Kouyou… vine a pedirte que vuelvas conmigo. –llevó una mano a sus lentes y los quitó de su rostro dejándome mostrar su sorpresa ante mis palabras, parecía pasmado ¿no se lo esperaba?

-¿Estás jugando conmigo Akira? –me preguntó aún incrédulo, ¿por qué pensaba que todo era un juego?

-No Kouyou –suspiré, tenía que quitarme los lentes aunque no quería que me viera en esas condiciones, pero para demostrarle mi sinceridad tenía que verlo a los ojos. Alcé mi mano para descubrir mi vista- Vuelve conmigo… por favor –ante las últimas palabras se sorprendió más, aunque era probable que también mi rostro provocara ese efecto.

-Akira… -murmuró recorriéndome con la mirada- pero… no tiene caso… discutimos y…

-Te amo –le interrumpí y de nuevo sus ojos se abrieron viéndome fijamente- te amo Kouyou, como nunca amé a nadie, ni pienso amar a otro… te amo a ti y te quiero conmigo, te necesito tanto –caminé un paso acercándome, él parecía aún pasmado por mis palabras- vuelve conmigo –dije terminando de dar el otro paso para tomar sus mejillas con ambas manos y besarlo, cerrando enseguida los ojos y sintiendo un vértigo al tocar la textura de sus labios, aferrándome un poco a sus mejillas como si ése gesto evitara que me cayera. Sus labios se mantenían entreabiertos por la sorpresa, incluso después se tensaron y fue cuando me separé de él observando aún sus ojos castaños observándome con sorpresa- por favor –le supliqué con la mirada y moví mis pulgares en sus mejillas provocando que sus ojos se entrecerraran. Suspiró bajando la mirada, por lo que yo continué con las caricias al notar que no se apartaba de mi tacto. El silencio se prolongó por unos minutos más, y aunque estaba ansioso de recibir su respuesta, estaba disfrutando el palpar sus mejillas, sentir su aroma tan cerca, algo que había extrañado tanto, incluso el sonido de su respiración me encantaba.

-Yo… -murmuró sin alzar la mirada, cubriendo un poco su rostro con los cabellos que caían de los costados- también te amo… -y ante aquellas palabras detuve las caricias sorprendido, soltando sus mejillas para enseguida pasar los brazos a su alrededor y estrechar su cuerpo contra el mío. Unos segundos después de mi gesto, él alzó los brazos y los colocó alrededor de mi cuello, por lo que nuestros cuerpos pudieron juntarse más.

-Te extrañé tanto –murmuré con voz ronca y un nudo en la garganta, quería llorar de felicidad pero tampoco quería alarmarlo pues no le gustaba verme llorar.

-Estas más delgado –murmuró separándose un poco para ver mi rostro- y demacrado… ¿no estuviste comiendo? –bajé la mirada avergonzado aunque ese era una clara respuesta a su pregunta. –¡Baka! –exclamó molesto llevando una mano a mi mejilla- mira lo delgado que estas –suspiré pero cerré los ojos, quería disfrutar de la calidez de su mano en mi mejilla, aquella sensación que solo él podía provocarme con solo un gesto. –Eres el baka más grande que conozco… -abrí los ojos y aunque su tono era de regaño, se veía bastante preocupado por mí.

-Te extrañé tanto… -murmuré repitiendo mis palabras y así darle la respuesta del por qué me encontraba así.

-Pero no era para dejar de comer, baka –murmuró con el ceño fruncido- me iré contigo para asegurarme de que vuelvas a comer, no puedes estar así de delgado –mi sonrisa se amplió por sus palabras, dejando un beso más en sus labios volviendo a tomarle desapercibido.

-Te amo –murmuré feliz por haber podido convencerlo de venir conmigo, por lo que no pude evitar dejar varios besos en sus labios en un gesto efusivo.

-Yo… a… ti –respondía en medio de aquellos besos, para luego detenerme haciendo una presión en mi mejilla- pero antes de eso, también tenemos que hablar Akira… no quiero que esto se vuelva a repetir

-Tampoco yo… no quiero volver a perderte –pegué mi frente con la suya y él suspiro relajado- hablaremos todo lo que sea necesario, no solo hoy, seguro que surgirán más cosas conforme pase los días… quiero saber en qué te dañé, para poder reparar mis errores… Discúlpame Kouyou, he sido un gran idiota. No quiero volver a lastimarte y si cometo errores quiero repararlos antes de que te haga más daño… ¿Antes hablábamos más cierto?

-Fue como si el volvernos novios provocara una barrera entre nosotros, dejé de ser tu confidente Akira, las conversaciones casuales aumentaron, hablábamos del clima y de futbol pero no hablábamos de la vida y nuestros sentimientos…

-No me di cuenta en qué momento cambió… pero estoy seguro que puede repararse –hice un roce en su nariz con la mía y río un poco por mi gesto, lo cual agradecí porque extrañaba ver su sonrisa.

-Pero no podemos regresar ahora… -murmuró alzando la mirada hacia mí

-Estará bien quedarnos un poco, daremos paseos para recordar nuestros días viviendo aquí, serán unas vacaciones –le sonreí y me devolvió la sonrisa, le había gustado mucho la idea, sus ojos brillaban con intensidad. –podríamos ir a un hotel y quedarnos…
-No creo que mi mamá quiera que esté hospedado en un hotel estando mi casa –murmuró desanimado, seguramente mi madre diría lo mismo pero la diferencia es que ella sabía mis intensiones del por qué estar en un hotel. –Lo mejor será que cada quien este en su casa… -alzó de nuevo la mirada observándome con una pequeña sonrisa- cuando volvamos a Tokyo… volveremos a vivir juntos –ahora mi sonrisa se amplió, separándome de su frente para darle otro beso en los labios.

-Me parece bien –murmuré luego de separarme un poco, haciendo pequeños roces aún en sus labios- cuando volvemos a Tokyo no pienso soltarte –se sonrojó ante mis palabras observándome sorprendido pero una sonrisa apareció en sus labios.

-No me sueltes de nuevo, Akira –murmuró y yo complacido volví a besar sus labios.

Notas finales:

Y bien ¿qué les pareció? Espero que para las lectoras que se han mantenido atentas a mis publicaciones y que me pidieron más escritos de la pareja les haya gustado

Seguro las hice llorar porque incluso yo he llorado escribiéndolo pero ojalá que el final haya sanado lo anterior n.n

Quiero publicar más historias de ellos así que esten pendientes! Les agradezco a los que me han dejado reviews en Play y les aseguro que habrá un OVA n.n/


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