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Fighting with the dark por Luna Kaze no Kizu

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Notas del fanfic:

La historia comienza bastante dulce y se que se esta tornando algo oscura, quiza no cuadra para nada con lo que escribi al principio, a veces ni yo me entiendo.

A pesar de lo mucho que tarde actualizandola, esperenlo sin falta.

A todos los que lo leen de antemano muchas gracias, a los que me regalais un review y a los que leeis en silencio.

 

Notas del capitulo: Espero que disfruten de la lectura, este one shot lo escribi en respuesta a la peticion de una buena amiga... enzi espero que sea lo que querias leer y que lo disfrutes..
las frases que salen en cursiva son de una cancion de Mago de Oz llamada Maite Zai Tut
POV Hiei.
Llamaban a la puerta… me despertó el sonido insistente de la puerta siendo tocada con desesperación. Soñoliento y todo me levante tomando mi arma… nunca le sacaba las balas en caso de que la necesitara. Consecuencias de estar estudiando para ser policía.
Cuando llegue a la puerta y la abrí…
_ ¿Kurama?- dije sorprendido de verlo.
El chico estaba empapado, consecuencia de la insistente lluvia que caía contra las ventanas de cristal de la casa. Su cabello rojo pegado a su rostro de piel pálida completamente empapado, sus ojos verdes mas brillantes que nunca en medio de su rostro… no sabia porque con solamente ver a Kurama quedaba atrapado en el resplandor de sus brillantes ojos verdes.
Llevaba su traje de residente, y es que no esperaba su regreso sino hasta la mañana siguiente… sin decir nada, el entra en la casa y me abraza con fuerza… pero sentir sus lagrimas cálidas contra mi hombro era algo que no me esperaba…

Quiero ser tu piel en el invierno, para que el frio en ti no pueda entrar…


_ ¿Qué pasa?- pregunta Hiei sorprendido, porque Kurama no se pondría a llorar solamente por nada… era bastante fuerte después de todo lo que había tenido que pasar… lo que ambos habían tenido que pasar.
_ Se murió… justo en mis brazos… ¡murió sin que pudiera hacer nada Hiei!- decía Kurama, con la voz algo temblorosa por el llanto.
El pelinegro cierra la puerta para luego concentrarse en su novio…
_ Vamos a que te cambies, vas a pescar un resfriado si sigues con esa ropa empapada- dice a la vez que acaricia un poco su cabello rojo empapado.
Llegan a la habitación y Hiei se apodera de unas toallas, para luego empezar a desvestir al pelirrojo, ver su rostro siendo recorrido por las lagrimas no le agrada en lo mas mínimo. Lo que mas odiaba Hiei era ver llorar a Kurama… nada merecía que esos hermosos ojos verde esmeralda fueran nublados por las lágrimas.
Cuando el pelirrojo estuvo completamente seco Hiei le alargo una bata que Kurama solía usar cuando salía del baño… el pelirrojo paso los brazos por las mangas y ato la bata a su cintura para cubrir su desnudez.
_ Ahora… dime que paso- dice a la vez que lo abraza.
Kurama se toma unos segundos… seguramente para que su voz no suene temblorosa.
_ Cuando comencé a trabajar como resiente en la clínica… supe que tendría que acostumbrarme a tratar con la muerte… cuando cuidaba a los pacientes sabia que no tardaría mucho en que algunos de ellos murieran, en especial los que estaban en terapia intensiva… pero esta noche llego una emergencia… al parecer hubo un accidente en la inter estatal… era una pequeña niña Hiei, no pasaría de los 10 años… estaba tan pálida… cubierta de sangre… y sin importar cuanto trate, sin importar lo que intentara… se murió en mis brazos sin que pudiera hacer nada por ella…
Hiei escucho en silencio, no había persona más compasiva que Kurama… el pelirrojo era tan compasivo y amable con las demás personas que decidió dedicarse a estudiar medicina… Hiei lo apoyaba aunque sabia que Kurama sufriría, pero también confiaba en su fortaleza…
_ ¿Cuál era su nombre?- pregunto, a la vez que seguía jugando un poco con el cabello pelirrojo.
_ Rachel Collins- recito Kurama.
_ Sabia que recordarías su nombre…- dijo Hiei- Hiciste todo lo posible para salvarla Kurama, estoy seguro que ella lo sabe, y que lo aprecia. Pero ahora esta en un mejor lugar. Un lugar donde no sentirá más dolor. Odio verte llorar Kurama… no sabes cuanto lo odio. Por favor… no llores más.
Quiero ser la luz en tu camino, sol en la noche, agua dulce en el mar…
El pelirrojo asintió, y dejo que Hiei limpiara las lagrimas que aun caían en su rostro.
_ ¿Crees poder regresar a trabajar?- le pregunta a pesar de todo Hiei mientras lo abraza.
Kurama niega con la cabeza.
_ No soportaba estar allí… no después de eso- dijo Kurama.
_ Sabes que cualquiera sea tu decisión, te apoyare- declaro manteniéndole la mirada, perdiéndose en esos orbes color esmeralda.
_ Hiei- dice el pelirrojo, perdiéndose en la mirada de su novio…
No sabe como sus rostros se acercan para compartir un beso que poco a poco se va tornando mas ansioso y apasionado… fogoso. De estar sentado en la cama, Kurama paso a estar acostado con Hiei sobre el, el pelinegro no apoyaba ni un gramo de su peso en el cuerpo de Kurama, aunque sus cuerpos estaban lo suficientemente cercanos para casi tocarse. Kurama estaba completamente desnudo debajo de la bata… de besar con locura los labios del pelirrojo, Hiei paso a recorrer su cuello, con besos y lamidas, en ocasiones dando mordidas, Kurama lo rodeaba con sus brazos… sus manos se habían colado bajo la camiseta acariciando la piel de la espalda. Hiei hizo a un lado la fina tela de la bata… deleitándose de contemplar nuevamente esa piel suave y pálida. Mientras seguía recorriendo ese cuello de piel pálida, a esas alturas ya había dejado un par de marcas, sus dedos recorrían el torso de Kurama… entreteniéndose en sus pectorales, ese cuerpo bien formado y atlético que nunca se cansaría de poseer comenzaba a reaccionar a sus caricias. Los jadeos casi inaudibles que comenzaba a emitir Kurama a la vez que sus manos se afianzaban en su espalda… y comenzaban a subir su camiseta.
Hiei se separo lo suficiente de ese cuerpo cálido para poder quitarse la camiseta, ante la mirada cargada de deseo de Kurama. Volvió a besar sus labios a la vez que sentía las manos del pelirrojo acariciar su piel… como solamente el podía hacerlo, los jadeos morían ahogados en medio del beso… cuando se separaron Hiei paso a recorrer ese torso con sus labios… disfrutando del inconfundible aroma de esa piel suave, y es que Kurama siempre olía a rosas… el primer gemido se escapo cuando atrapo entre sus dientes uno de los pezones del pelirrojo. Apenas y presionándolo un poco, para luego lamerlo descaradamente. Mientras que el otro era acosado hábilmente por sus dedos… nunca se cansaría de degustar esa piel, recorriendo esa amplia extensión de piel pálida disfrutando de los gemidos cada vez mas altos y frecuentes del pelirrojo a medida que se iba a acercando a cierta parte de su anatomía… con una sonrisa decidió no concentrarse todavía en la mas que notoria erección, sus manos que hasta hacia ese momento habían estado afianzadas en las caderas, bajaron hasta posarse en los muslos de piel cremosa, abriendo las piernas del pelirrojo. Comenzó con la pierna izquierda, en un camino de besos y pequeñas mordidas desde la rodilla al muslo… muy cerca de la erección pero sin llegar a tocarla, lo hacia de manera lenta y provocadora, disfrutando con la excitación e impaciencia de Kurama… una de sus manos se apodero de la erección, acariciándola lentamente mientras daba una larga lamida en uno de los muslos.
_ Ahhhhh… Hiei- gimió el pelirrojo cerrando los ojos.
Hiei sonrió de medio lado, siguió masturbando al pelirrojo mientras repartía pequeñas mordidas por la cadera… disfrutaba de la expresión sonrojada del pelirrojo, lo veía morder sus labios suavemente, en un gesto que lo hacia encenderse aun mas rápido.
Las veces que estaban juntos siempre tenían un pequeño juego, Kurama siempre resistía para no dejar salir los gemidos, y Hiei siempre buscaba hacerlo gemir con fuerza…
Dio una larga y lenta lamida a esa erección. Y Kurama a duras penas pudo contener un gemido… por lo que Hiei siguió con lo que hacia… lamiendo esa erección como lo haría un niño con un helado… disfrutando de los estremecimientos que le provocaba al pelirrojo, en su empeño de no gemir tan alto, canalizaba la excitación dejando que su cuerpo se estremeciera… y cada uno de esos estremecimientos, se canso de lamer y paso a bombear aquella erección, a esas alturas ya había ganado, Kurama gemía ya sin morder sus labios, sus piernas completamente abiertas, los gemidos fueron aumentando en intensidad y frecuencia…
Supo exactamente en el momento en que Kurama se venia, por lo que presiono la base de la erección…
_ Ummm.- un pequeño gemido de descontento se escucho.
Hiei rio un poco… para luego besar esos labios.
_ Aun no… pero pronto, date la vuelta, mi ángel.
Kurama obedeció… quizás a Hiei le apotecia jugar un poco esa noche, y el nunca se oponía porque los resultados siempre eran buenos.
Sintió como Hiei le apartaba el cabello para dar un beso justo en su nuca… iniciando un camino de besos que termino donde la espalda ya no lo es… con una pequeña mordida… para luego bajar aun mas… se sintió aun mas incitado cuando vio como la espalda de Kurama era recorrida por un escalofrió… posando sus manos en los glúteos, subiendo hasta las nalgas para separarlas.
_ Ahhhh… Hiei… - gimió con fuerza, al sentir esa lengua recorrerlo descaradamente… en una sucesión de lamidas que poco a poco se concentraban en un único punto, sus brazos y piernas temblaban y apenas conseguía mantener el equilibrio… sintió esa lengua adentrarse en su cuerpo, escasamente para el deseo que le había desatado, su mente completamente nublada y su cuerpo solamente concentrado a sentir el placer.
Pero sentía también el pantalón del pijama de Hiei rozar contra su piel… se incorporo y Hiei se detuvo algo sorprendido, no tuvo tiempo de prever lo que haría el pelirrojo, Kurama se lanzo por esos labios para besarlos con voracidad… para luego murmurar al oído del pelinegro.
_ Tienes demasiada ropa, Hiei.
Ahora era el turno de Hiei de estar a merced de Kurama. La mayoría de las veces era el quien llevaba las cosas, pero también le gustaba que Kurama fuera dominante… la repentina mordida en su cuello le gusto, ojala dejara marca, sintió las manos de Kurama recorrerle el torso con caricias que solamente el podría brindarle, lo tocaba con delicadeza, como descubriendo su cuerpo, pero era como si sus manos estuviesen cargadas de un fuego que aumentaba su deseo. Alimentando su hoguera interna… Kurama le bajo los pantalones y la ropa interior de una sola vez. Lanzando la ropa bien lejos de la cama… ambos mirándose a los ojos. Kurama termino de bajar, para apoderarse de la palpitante erección con sus labios.
_ Ahhhhhhh… Kurama… ahhh- Hiei apenas y podía respirar por la voracidad con la que el pelirrojo atacaba su erección… veía su resplandeciente cabello rojo agitarse al ritmo que el chico subía y bajaba sobre su erección, una de sus manos se perdió en ese cabello suave… hacia lo posible por no jalarlo, pero le era difícil, en especial cuando Kurama hacia algo especialmente excitante con su lengua…
_ Ahhhh… detente… voy… voy a…- apenas y podía articular palabra… sintió una presión en la base de su erección que le hizo emitir un quejido de descontento. Y escucho la musical risa de Kurama…
_ Lo que es igual no es trampa- dijo el pelirrojo con una sonrisa burlona, antes de besarlo en los labios.- Además-añade estando a escasos centímetros de los labios del pelinegro- Quiero que me la metas hasta el fondo.
Hiei a duras penas puede disimular su sorpresa, pocas veces Kurama le dedica ese tipo de frases. Pero no se va a hacer de rogar… haciendo que el pelirrojo se tendiera en la cama… se acaricio un poco con la intensión de humedecer sus dedos, pero…
_ No necesito eso… hazlo Hiei… lo necesito- dijo Kurama.
Hiei suspiro… pero lo hizo, entro de una sola vez.
Kurama se mordió los labios… para no dejar escapar un solo quejido de dolor… el dolor de ser invadido bruscamente por Hiei… el pelinegro se mantuvo inmóvil… limpio un par de lagrimas que se le escaparon.
Kurama se incorporo un poco, y le dio un beso en los labios al pelinegro.
_ Ya puedes moverte Hiei.- dijo muy cerca de sus labios, sus frentes tocándose.
Y el pelinegro no se hizo esperar… lo tomo de las caderas y empezó un vaivén lento, disfrutando la sensación de ser absorbido por esas cálidas paredes y poder ver el rostro de Kurama… sonrojado, sus labios entreabiertos y jadeantes de aire…
_ Ahhhhhh… Hiei… ahmm… mas duro…- cada uno de los gemidos de Kurama eran música para los oídos de Hiei… que acelero el ritmo.
_ Ahm… eres tan estrecho… Kurama- Hiei mordió ese hombro de piel pálida.

Ser la puerta que nunca deje pasar al largo silencio y a la soledad, ser distintos cuerpos con un mismo fin. Ser cariño mío, ser yo en ti.

En la habitación solamente se escuchaba el sonido de dos cuerpos chocando uno contra otro, los gemidos que iban cada vez más altos… Hiei embestía ese cuerpo con fuerza y deseo, sintiendo como esa calidez lo rodeaba cada vez con más fuerza… el pelirrojo grito su liberación a la vez que su espalda se arqueaba… Hiei dio un par de embestidas mas, sintiendo como ese cuerpo lo apretaba hasta lo imposible…
_ Ahhhh… te amo, Kurama- jadeo a la vez que se derramaba en ese cálido interior…
Kurama había quedado tendido en la cama, su cabello rojo extendido sobre las almohadas. Sus ojos cerrados… salió con cuidado del interior del pelirrojo para dar un suave beso en sus labios…
_ Te amo, Hiei…
Después de decir esas palabras, el chico se quedo dormido…


A la mañana siguiente…
Un pelinegro se había levantado al escuchar el sonido de un despertador, sonaba insistentemente con un tono que detestaba porque lo aceleraba… era el maldito despertador de Kurama…
_ Kurama… apaga el despertador- mascullo dándose la vuelta.
_ Uhmmm… - unos segundos mas y el chico apago el estridente aparato- Lo lamento Hiei… es que tengo que irme al trabajo.
_ Que bueno que seguirás… se cuanto te gusta y cuanto te esforzaste- dijo el pelinegro, ya un poco mas despierto.
_ Te hare algo de café, en menos de media hora también tu tendrás que irte a trabajar.- declaro el pelirrojo.
_ Demonios- el pelinegro se cubrió la cabeza con la almohada, y escucho a Kurama reír desde la cocina…
Notas finales: Que les parecio? Quieren que continue esta historia? se aceptan sugerencias y si se me ocurre algo para seguirla hare lo que este a mi alcance...
matta ne

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