Shun se encontraba sentado en una de las bancas que daba para un hermoso lago, viendo el atardecer tan hermoso que se propinaba, el sol se ocultaba y el lo veía con detenimiento…
- ¡papi!, ¡papi! – gritaba su pequeña hija de tan solo 5 años mientras corría a los brazos del menor.
- ¿qué pasa Hana? – pregunto el menor cargando a su hija en brazos
- ¿puedo irme a jugar cerca de lago? – pregunto la pequeña con sus ojos brilladitos.
- no te alejes mucho ¿sí? – le advirtió sereno el menor
- si papi… - asintió la pequeña yéndose a jugar a los ojos de su padre
Shun retorno a su lugar…. mirando nuevamente el horizonte intentando recordar, con la ayuda de aquel bello paisaje…
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Fue una noche como tantas y la luna junto a las estrellas resplandecían todo su candor, siendo el único testigo del gran amor que se entregaban cada noche estos dos seres….
Que sin importar el prejuicio de la gente, se hicieron uno…
Que les importaba… ellos se amaban….
Besos profundos….
Caricias robadas….
Un susurro….
Y entregas verdaderas en cuerpo y alma….
- Te amo - eran las palabras del menor de ojos esmeralda regocijado en el pecho de su amor -
- Yo también shun – el mayor lo repetía acariciando sus cabellos con ternura.
Aquel amor parecía irrompible, pues a través de los actos sobraban las palabras…
Ya todo estaba trazado…
¿Pero?... acaso existe alguien más cruel que el mismo hades para romper aquel fuerte lazo que los unía.
El amor …
No… ellos se juraron seguir juntos hasta la muerte, y si tenían que luchar y rebelarse contra los dioses por defender su gran amor lo harian…
Noches enteras daban su curso, y dentro de aquella habitación se amaban como si fuese la última vez…
Miles de “te amo” resonaban mientras se besaban….
Los muros de aquel cuarto en aquella oscuridad…
Si tan solo hablaran…. Sabrían cuanto llegaron a amarse….
Una tarde como tantas…
Una noticia…
- Hyoga mi amor… tengo algo muy importante que decirte – hablo el menor con felicidad en sus ojos corriendo a los brazos de su amor que ahora yacía recostado en la cama.
Se acurruco en sus brazos buscando su calor….
- Hyoga …- hablo en un susurro
Más no obtuvo respuesta….
- Hyoga despierta… - pidió el menor besando levemente sus labios.
No respondió…
- Hyoga… - el menor comenzaba a alterarse…
Sus manos estaban más frías que el lugar de donde venia, sus ojos cerrados y sus labios aun tibios por el beso propinado, pero su cuerpo no respondía, su corazón no latía y su pulso era inexistente.
A pesar de los esfuerzos nunca despertó…
Y las lágrimas de aquellos ojos verdes no pudieron hacerle ver la luz del día nuevamente.
- Te amo… - hablo entre lagrimas el menor mientras lo besaba por última vez-
Después de todo si hubo alguien que lo separo…
El cruel destino…
El mismo hades…
Pero su amor nadie lo rompería…
El día de su entierro…
Y lagrimas por parte de todos los amigos que en algunos momentos lucharon con él en las batallas...
Le lloraban sin contenerse…
Shun estaba ido con los ojos fijos en el cajón que contenía los restos sin vida del que alguna vez fue el amor de su vida.
Ya no tenía más lágrimas, casi todas se habían desgastado… en cada noche que sufría por la muerte de el ser que mas había amado en la faz de la tierra.
Rebobinando los recuerdos, que ya no volvería a vivir
Aquellos labios, que ya no volvería a besar....
Aquel cuerpo, que una vez fue suyo y que ya no volvería a tocar....
Y sueños que ahora no tenían ningún sentido…
Una vida arrebatada…
Se había ido, dejando su fruto en sus entrañas…
Aquel fruto… que habían formado con tanto amor…
Tanta entrega y tanta pasión…
Lo más cruel…
Nunca lo supo…
El futuro planeado… se le cayó al abismo…
Un hijo…
- Nuestro hijo – hablo apenas el menor votando lágrimas de sus orbes
Lagrimas negras…
Y una cruel realidad…
Sintió unas manos en sus hombros….
- Nissan…- hablo el menor en susurro abrazándose al pecho de su hermano mayor intentando ya no llorar mas.
- Toma…- dijo el mayor rompiendo el abrazo y entregándole un sobre en manos.
- ¿Qué es esto? – pregunto extrañado el menor.
- Léelo…- fue lo único que dijo el mayor de los hermanos.
El sobre fue abierto y este decía…
Me hubiese gustado amarte más tiempo, planear nuestro futuro envejecer a tu lado y un millón de cosas, entre ellas, que fuiste lo mejor que me ha pasado.
Pero algo quiero pedirte…
Si estas llorando… ya no llores…
Eso solo me pondrá más triste…
Si te preguntas por mí…
Yo estoy feliz, porque pase mis últimos días a tu lado… ya no llores…
Sonríe… diviértete… y haz lo que hubieses querido hacer…
Es lo único que te pido…
Postdata: TE AMO…
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Saco de su abrigo, la carta que tenía ya con 5 años de antigüedad, la melancolía lo invadió...
- Si tan solo estuvieras aquí – hablo el menor con melancolía en un susurro mientras que con sus blancas manos acariciaba aquel papel con lentitud y suavidad.
Leyó la última parte…
“Postdata: te amo”
- Yo también te amo – respondió el menor esbozando una sonrisa de melancolía y tristeza en el rostro.
De pronto la lluvia comenzó a caer…
- ¡Hana!... vámonos ya, se hace tarde – llamo el menor a su pequeña hija.
- Si papi… dijo la niña comenzándose a mojar de a poquitos por la lluvia.
Salieron de aquel lago…
Dejando los recuerdos fluir…
Y repitiéndose a cada momento la última frase de la carta, que alguna vez le dijo al hombre y padre de su hija.
“Postdata: TE AMO”