Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El santo mas bello por Chris Yagami

[Reviews - 23]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Dedicado a Mayte (Shun4Ever) porque ella me dio la idea (te dije que si se podia xD)

Ya se que no tengo vergüenza, pero les traigo un nuevo fic...

Notas del capitulo:

Espero que les guste.

El santo más hermoso.

Capítulo 1.- Seducción.

“‘El caballero mas hermoso y elegante del santuario’ así era definido por los demás santos, incluso por el mismo patriarca y no se refería a aquel impostor, sino al que fuera anteriormente el santo de Aries. Es cierto, es hermoso, pero eso no importa mucho, para mi es solo un santo más.”

Desde que fueran infantes en entrenamiento era sabido que no tenía una buena relación con nadie más en el santuario que Death Mask y Shura, mas con el primero pues no solo compartían una amistad, sino que también compartían un secreto terrible para el santuario: el asesinato de Shion, la conspiración de Géminis, pero era algo que no importaba si lo que pretendía Saga era hacer justicia.

Con los demás santos no podía evitar reñir por cualquier cosa. Era cierto que de niños pudo convivir con todos ellos, algunos llegaron a ser una compañía agradable un tiempo, las travesuras de todos eran recuerdos que le traían sonrisas espontaneas al rostro. A veces extrañaba esos momentos antes de que todos fueran enviados a sus campos de entrenamiento, fue en esos momentos cuando las amistades se perdieron. A pesar de que al regresar y ser nombrados santos de oro aun eran niños, las relaciones afectuosas se habían convertido en rivalidades. Fueron pocas las que perduraron: Milo y Camus, aunque reñían demasiado, aun así se les podía ver juntos conversando todo el tiempo;  Aldebarán y Mü que paseaban tranquilos o simplemente se recostaban para pasar el tiempo. Fuera de ellos, los lazos afectivos se rompieron. El principal afectado fue Aioria, el hermano del traidor.

Su amistad con Death Mask fue también una de las pocas que siguieron vivas hasta su madurez, pero fue justo eso lo que lo separó de sus antiguos compañeros de juegos. Creció, tanto el como Death Mask comenzaron a desarrollar personalidades que disgustaron a los otros. Aquel se mostraba cada vez más frio y cruel con los menores, mientras que él poco a poco comenzó a seguir el rol que todos le habían asignado sin preguntárselo. El caballero más hermoso.

La apariencia se volvió importante en determinado momento de su vida al grado de criticar a los demás. Constantemente sus ataques iban en contra del guardián de la segunda casa que muy al principio conseguía herirlo realmente, pero con el paso de los años eso cesó.

 Ahora en la madurez solo conseguía compañía de Death Mask con quien tuvo oportunidad de probar las mieles de la intimidad. Su belleza fue lo que llevo a ese cruel santo a colarse entre sus piernas, algo que para Afrodita fue distinto pues realmente pudo sentir un verdadero afecto por su mejor amigo. Cuando se lo dijo, aquella vez que se atrevió a revelar sus sentimientos todo cambió entre ellos, Death Mask le dijo que no podía ser así, solo había sido diversión, un mero juego que no iba a detener pues estaba orgulloso de haberse hecho con el santo mas hermoso.

Y no se detuvo, compartieron el lecho tantas veces que no podía contarlas. Incluso en el infierno estuvieron juntos, lucharon lado a lado contra Mü, padecieron bajo las manos de Radamanthys, juntos se revindicaron frente a Athenea y los demás santos. Expiaron sus pecados al sacrificar sus vidas ante el muro de los lamentos, y ahora que Hades había sido derrotado tenia una nueva oportunidad. Su diosa los había regresado a la vida, pero seguían fungiendo como sus santos. Y aun allí seguía al lado de aquel, seguía queriéndolo, pero el solo quería estar entre sus piernas. Pero aceptaba eso, para él estaba bien, mientras fuera hermoso estaría a su lado.

-El santo más hermoso- dijo al espejo de su baño acariciando sus mejillas- soy… el santo mas hermoso.

Suspiro cansado para dirigirse a su habitación para pasar una noche más y como cada ocasión pasó la mayoría del tiempo mirando el techo de baldosas blancas sin lograr cerrar los ojos. Veía cada día en el espejo como esas noches en vela deterioraban su apariencia, su piel estaba seca, sus ojos rojizos y con grandes ojeras púrpuras debajo, demacrado. Eso tenía que acabar.

Una mañana en el recinto de Athenea los caballeros se reunieron por la llamada del patriarca. Todos estaban allí y era extraño cuando eso pasaba. La reunión, asuntos triviales que pudieron haberse guardado para si mismos.

Un poco fastidiados todos se retiraron cuando terminó la reunión. Solo había servido para que todos se volvieran a ver las caras. Era cierto que los dos traidores habían sido perdonados y seguían en el santuario, pero eso no quitaba esa sombra que cargaban todo el tiempo. A diferencia de Saga, ellos habían actuado a conciencia, así que era normal que los demás los vieran aun con desconfianza. No le importaba, mientras estuviera con Death Mask todo podía seguir su curso normal.

Esa tarde no fue la excepción, el caballero de cáncer llegó a la doceava casa y tuvieron de nuevo una sesión larga. A pesar de que Afrodita disfrutaba estar con él, escucharlo gemir y que besara cada rincón de su cuerpo comenzaba a sentirse vacío. Estaba enamorado de él, pero para aquel solo era un amigo con quien podía divertirse.

-Hoy estuviste genial, como siempre- si, tal vez, simplemente era igual, se dejaba hacer sumiso y atendía cada una de sus peticiones por más humillante que fuera, esa noche fue el turno de vestirlo con un corset y ligueros, como si se tratara de una cortesana. No era la primera vez que le pedía hacer eso y no recordaba cuando había sido que había accedido, tal vez cuando se retiró muy molesto un día al no aceptar de buenas a primera. No quería volver a sentirse así, lo necesitaba, necesitaba sentirse querido y por ello ahora decía que si a todo- ¿Lo has intentado con alguien más?- se encontraba recostado de lado en la cama, mirando las paredes de tabiques mientras que su amante estaba a su espalda recostado mientras fumaba, detestaba que lo hiciera.

-No- muchos caballeros habían pasado por su cuerpo, había sido un patético intento por darle celos, inocentemente pensó que al saberlo con muchos mas le diría que fuera solo suyo, pero al contrario fue incluso mas divertido para él, pues ahora se vanagloriaba al decir que solo él lo había enamorado.

-Bien, tal vez un día de estos esos santos se animen- susurró a su oído palmeando su trasero para después exhalar el humo del tabaco en su mejilla- debo irme.

Se levantó de pronto y se vistió con demasiada paciencia. Afrodita se giró para observarlo mientras lo hacía. Cuando estuvo listo Death Mask lo miró por el rabillo del ojo y sonrió con descaro para avanzar a la salida.

-Death Mask- llamó cuando se encontraba en el umbral, él solo se detuvo- ¿Soy hermoso?- hacia mucho que no se lo decía, necesitaba saberlo, pero no le contestaba- ¿Me quieres?

-No seas ridículo, Afrodita- dijo después de soltar esa carcajada que deshacía cada vez mas su corazón- por cierto, estas engordando.

Lo vio con los ojos como platos mientras se retiraba. En cuanto se encontró solo corrió al baño para mirarse al espejo pero solo conseguía mirarse la cara. Tenia que ver su cuerpo así que corrió al estanque en su jardín donde miró su reflejo. Aun vestía ese corset, era lo único que llevaba puesto ¿Se lo había pedido para ocultar esa gordura? Se reflejo estaba deformado, su mueca era monstruosa. Por eso no le dijo hermoso como muchas otras veces, si dejaba de ser bello él ya no acudiría a su lado. Necesitaba ser bello.

Tiene un bello rostro, su cabello esta bien peinado y parece siempre buscar seducir a cada santo con esa sonrisa coqueta, lo ha intentado con mis amigos también, algunos han caído. Será hermoso de apariencia, pero por dentro esta vacío, tal vez es lo que intenta ocultar con ese ataviado tan exótico.

Esos días fueron malos, su alacena estaba prácticamente vacía pues ya no quería probar alimentos, estaba perdiendo su atractivo y no lo podía permitir, no podía dejar que Death Mask se le fuera de las manos.

-Tu cara ya no es suave- le dijo esa vez  ¿Qué tanto tenia que hacer para ser mas bello? Se veía en el espejo, su cara era perfecta, su nariz era proporcional, sus labios carnosos siempre resaltado por ese tierno color rosa, sus largas pestañas rizadas y sus brillantes ojos azul claro, su cabello azul turquesa siempre estaba bien peinado ¿Qué mas tenia que hacer?

De nuevo dejó salir su frustración que corrió por el drenaje. Estaba frustrado, por mas que lo intentaba no entendía que era lo que tenia que hacer para que aquel le dijera algo hermoso al oído, que lo halagara y le hiciera saber que podía ganarse su corazón. Tenia que ganar la batalla a su frio corazón. ¿Qué había mal en él? Era bello, era deseado por muchos. ¿Por qué Death Mask no podía ver que era perfecto para él?

-Santo dorado de Piscis- llamó una grave voz desde la entrada.

Se puso de pie de inmediato, no se encontraba presentable. Vestía con botas de cuero negro y tacones, llevaba un collar que servía de correa y aun tenia esposadas las manos. Si lo veía así… ¿Qué iba a pasar si lo veían así? Ya no podía caer mas bajo ante la mirada de sus camaradas.

-Santo dorado de Piscis- repitió la voz que reconoció como la de Aldebarán- ¿Te encuentras en el templo?- era uno de los pocos que no había estado con él, si lograba seducirlo eso seria algo bueno para su ego, eso quería decir que era tan hermoso como siempre y que Death Mask solo exageraba.

-Pasa, Santo dorado de Tauro- dio el permiso saliendo al pasillo principal para quedar descubierto a su visión. No pudo evitar sonreír complacido cuando el recién llegado se sonrojó y desvió el rostro- ¿Sucede algo?

-Solo voy de paso, el patriarca ha solicitado mi presencia- Afrodita frunció el ceño ¿Estaba ciego?

Aldebarán continuó con su avance entre las columnas. Piscis estaba indignado, ni siquiera había mostrado interés ¿Quien se creía ese mastodonte? Corrió tras de él para sacarle ventaja y detenerlo colocando sus manos esposadas en su pecho para que lo mirara mejor pero Tauro solo miraba confundido y tal vez irritado.

-¿No vas a hacer nada?- indagó mirándolo fijamente a los ojos.

-No se a que te refieres.

-¡Mírame! ¡Estoy semidesnudo y a tu disposición! ¿Harás algo al respecto?- Aldebarán lo tomó de los hombros y con el ceño fruncido lo apartó de su camino- ¿Qué es lo que pasa por tu cabeza?- gritó furioso, pero ni siquiera lo miró. Lentamente cruzó el doceavo templo dejándolo perplejo.

Era una osadía, ¿Cómo se atrevía ese gigante de rostro tan horrible a rechazarlo? No iba a permitir que lo ignorara de esa manera, él era el santo más bello, no iba a ser rechazado por él ni por nadie más.

Desde ese día se volvió en su obsesión, el caballero de Tauro iba a estar en su cama tarde o temprano. Su apariencia no era algo que tenia a favor como para dignarse a rechazar a tan bello espécimen, o eso era lo que Afrodita pensaba. Entonces bajaba hasta la segunda casa casi todos los días, muchas veces la encontraba vacía pues Tauro pasaba mucho tiempo en Aries y eso lo ponía aun mas furioso, elegir a Mü por sobre él era estúpido, era cierto que aquel también era lindo, pero no había comparación.

Lo había intentado muchas veces con aquello que Death Mask le enseñara y cuando lograba encontrarlo en su templo era rechazado por completo. Eso no podía seguir así.

Una noche espero en su casa, iba meterse en su cama costara lo que le costara. Se vistió con la mejor de su ropa, tal vez no era de esos a los que les gustaba los juegos eróticos como a Death Mask, tal vez era reservado, entonces simplemente vistió con unos pantalones azules un poco ajustados, una playera blanca con un chaleco marrón. Recogió su cabello en una coleta de caballo para acentuar su rostro. Al verse en el espejo se sorprendió, hacia mucho que no vestía tan casual, y debía admitir que le gustaba su apariencia.

Cuando Tauro llegó a su templo lo encontró sentado en uno de sus sofás, al parecer se había quedado dormido esperando. Se detuvo a mirarlo mejor, como hacia mucho no lo hacia. Se extrañó al verlo mas pálido de lo común, con el rostro demacrado y muy delgado. Suspirando un poco fastidiado lo levanto en brazos con delicadeza para subir las escaleras y dejarlo en su cama.

-Al fin llegas- sonrió de lado Afrodita aferrándose a su cuello cuando despertó en sus brazos, pero Aldebarán no contestó, siguió con su camino tranquilo. Esa indiferencia ya le estaba colmando la paciencia.

Cuando llegaron a la última casa, Aldebarán caminó por los pasillos hasta llegar a su habitación donde lo deposito en la cama, pero Afrodita seguía aferrado a su cuello y no parecía que lo soltaría.

-¡Quédate!- susurró a su oído para luego lamer su oreja, pero aquel tomó sus manos para quitárselas de encima y colocarlas a sus costados.

-Descansa- cortó alejándose de él.

-¿Qué es lo que pasa contigo?- volvió a alterarse levantándose de la cama- Alguien como tú no debería dudar el estar conmigo.

-¿Lo dices por mi aspecto?- Afrodita se quedó callado desafiándolo con la mirada pero ya no dijo nada mas, continuó con su camino. De nuevo no iba a aceptar que eso acabara así, era inaudito, debería sentirse agradecido que se lo propusiera.

-¿Por qué no quieres acostarte conmigo?- pregunto saliendo de la habitación, Aldebarán ya estaba un poco alejado pero alcanzó a escucharlo.

-¿Qué ganaría con eso?

-Soy el santo más bello.

-Si, es cierto, eres hermoso- confirmo dándole la espalda de nuevo- pero te estás marchitando, Piscis.

Eso lo dejó congelado en su lugar ¿Qué significaba eso?

Esa mañana Death Mask estuvo junto a él, muy temprano llegó a su templo y entro directamente a la habitación pues el aun se encontraba recostado, pero no había conseguido dormir, las palabras de Aldebarán rondaban su cabeza y espantaban al sueño.

-Buenos días- saludó Cáncer subiendo en la cama como un depredador para comenzar a besar su cuello.

-Death Mask, no estoy de humor- Cáncer soltó una nueva carcajada sin dejar de desvestirlo.

-Tu siempre estas de humor, pequeña zorra- ofendió continuando con su toqueteo y como siempre Afrodita se dejó hacer, fue un simple muñeco de trapo en sus manos en las que se corrió varias veces, así como aquel lo hizo dentro de él.

Ya no fue a la casa de Tauro con esa intención, pero seguía bajando para mirarlo desde los riscos. Casi todos los días los pasaba en Aries jugando con Kiki, corriendo con él o conversando con Mü tranquilamente mientras este se daba a la tarea de reparar algunas armaduras. Sintió la nostalgia de la niñez otra vez, recordando como antes también conversaba con Death Mask sobre cosas sin importancia, jugaban con los demás aspirantes, reían y pasaban su tiempo libre sin tantos embrollos en la cabeza y el corazón. Ahora nada era igual, era cierto que con la madurez llegaban nuevas cosas, pero eso no quería decir que  tendría que alejar la convivencia, los momentos agradables. Cuando se hizo mayor las cosas cambiaron mucho con él, llegó el punto en el que Death Mask ya no era su amigo, era tan solo su amante. Envidió a Aldebarán y a Camus, ellos tenían un amante que también era su mejor amigo y tenían amigos que no eran amantes. Afrodita solo tenia la belleza y esta, como bien dijo Tauro, se estaba marchitando.

Notas finales:

La buena noticia es que ya está terminado :D pero el segundo capitulo lo subiré el miércoles.

Saludos.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).