Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El joven que se enamoró del sol por Hikari XD

[Reviews - 34]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hola!!! estoy feliz el el tercer fic que subo! y espero subirlo sin problemas XDD

Este fic está inspirado en las leyendas japonesas que estuve leyendo... ¡me encanta la mitología!! kyaaaa!! XDD

en fin! sin nada más que agregar, les dejo!

Notas del capitulo:

o.o no tengo nada que decir --U

sólo que espero que les guste!

Me salió un poco empalagoso!

pero es tan kawaii!!!

que disfruten el cap!

El joven que se enamoró del sol.

“La leyenda cuenta que una tarde, el Sol se paseaba campantemente por los amplios prados del bosque que rodeaba las montañas. No importaba que estuviese ahí, era el espíritu del Sol y por ello podía bajar de vez en cuando a la tierra en busca de paz y descanso a su eterna tarea de brindar calor y luz a la tierra donde mora el hombre.

 

Cada vez que bajaba a la tierra tenía que cambiar su vestimenta por algo más normal, como una hakama azul marino con el kimono gris y unas cómodas getas. Detuvo abruptamente su alegre caminar, cuando a lo lejos, descansando su trabajada espalda en un tronco de un gran árbol, yacía un joven de piel tan blanca como la nieve, de unos cabellos oscuros y rebeldes que la luz del sol le proveía de unos destellos azabaches.

 

Su rostro parecía haber sido tallado por los mismos dioses y su respirar pausado y lento daba señal del arduo trabajo que había hecho. No queriendo perturbar su sueño, se fue acercado cada vez más sin hacer el menor ruido, pero una insensata rama tuvo que cruzarse en su camino, rompiéndola y haciendo que aquel hermoso querubín despertara, desvelando sus hermosos ojos negros como el carbón.”

 

-¿Quién eres? –

-L-lo siento mucho, no quería importunar tu descanso-ttebayo –

-Pues no importa, ya lo hiciste – sonrió el extraño, haciendo que las tostadas mejillas del Sol se tiñeran de un leve carmín.

-Lo siento mucho, ahora mismo me retiro – estaba dándose la vuelta, cuando una blanca mano lo detuvo, haciendo que un agradable escalofrío cruzara por su espalda.

-No te molestes, he dormido demasiado y por culpa de ello he descuidado mi trabajo –

-Ya veo, ¿puedo acompañarte? –

-¿Tú? Pero si eres un completo extraño, ni siquiera me has dicho tu nombre –

-¿Mi nombre? – el Sol se encontraba en un apuro, si descubría su identidad no podría volver a pasar por esos lares, al menos hasta que pasaran unos 100 o 200 años, pensando y pensando recordó su antiguo nombre, cuando no era el Sol, sino simplemente un mortal – Me llamo Naruto, Uzumaki Naruto ¿y tú?

-Me llamo Sasuke, Uchiha Sasuke, es un placer – se dieron la mano en actitud fraternal, haciendo que el Sol le regalase una hermosa y brillante sonrisa al extraño que respondía por el nombre de Sasuke. Éste se sonrojó levemente al verlo…

Era la sonrisa más hermosa que había visto.

-¿Puedo acompañarte? Hace mucho tiempo que no camino por estos lares y quisiera ver que tanto ha cambiado –

-Claro, pero a cambio, puedes echarme una mano con mi trabajo –

-¡Por supuesto dattebayo! – sonrió una vez más “Naruto”

 

Desde ese momento, estuvieron frecuentándose cada vez más, Naruto iba todos los días a visitar a su nuevo amigo Sasuke a su hogar, le ayudaba en todo lo que podía y se divertía a lo grande haciéndolo. Era la primera vez que cortaba leña, iba de caza (aunque no le gustaba mucho), recogía frutos y muchas cosas divertidas (según él).

 

Inclusive se había quedado a dormir en aquella humilde cabaña y disfrutaba aprendiendo todos los rituales que los humanos debían hacer antes de comenzar el día, como encender el fuego para preparar el desayuno, limpiar el hogar, arreglar el lecho donde uno duerme, incluso aprendió a vestirse más cómoda y sencillamente gracias a la ropa que su amigo le prestaba. Sasuke parecía impresionado por la torpeza del rubio al no saber cosas tan simples, pero no le molestaba enseñarle a su torpe amigo.

 

Es más, le agradaba.

 

Naruto, al estar mucho tiempo en el mundo terrenal, había descuidado sus obligaciones en el cielo y los dioses empezaban a cuestionarse el motivo por el cual el Sol haya dejado tan importante tarea de alumbrar la Tierra, incluso llegaron a pensar que algo malo le tuvo que haber pasado.

 

Entonces, sin que el Sol tuviera conocimiento de aquello, mandaron a la Luna a la Tierra bajo la apariencia de una hermosa joven de cabellos azulados y ojos perlados que irradiaban bondad e inocencia, haciendo que luciera mucho más hermosa. Apenas sintió el pasto en sus pies, estuvo intentando descifrar donde pudo haberse metido su rubio amigo. Si conocía bien al Sol debía estar cerca del prado donde pasa interminables horas vagando en busca de algún tesoro que ella desconocía, se preguntaba qué fue lo que entretuvo tanto al Sol para quedarse en la tierra.

 

Después de incontables horas caminando bajo el manto estrellado de la noche, se fijó en un hilo de humo que venía de lo profundo del bosque, pensó que podía tratarse de un incendio así que, alarmada, apresuró el paso para al menos poder salvar a las criaturas inocentes que vivían allí. Cuando llegó, vio una pequeña cabaña con una chimenea, lugar de donde salía el humo.

 

Ella suspiro de alivio y acercándose, curiosa, quiso averiguar de quién era tan acogedora vivienda. Sus ojos perlados se abrieron por la sorpresa al ver al mismísimo Sol durmiendo cómodamente en una cama con un extraño que no supo identificar quién era, eso explicaba el extraño resplandor que sólo los dioses y ella podían ver salir del rubio, el resplandor del Sol. Los dos se encontraban con unas ropas parecidas a pijamas, mientras se abrazaban sin darse cuenta.

 

-Así que, este es el tesoro que has estado buscando – sonrió la joven enternecida por la escena, pero su rostro cambió a una mueca de preocupación – no quiero arrebatarte tu felicidad, pero es por el bien del mundo, hoy te dejaré dormir, pero mañana debo hablar contigo.

 

La Luna, preocupada, tuvo que dormir a las puertas de la cabaña, porque no podía ir a su morada celestial, los dioses del cielo de seguro la atosigarían con un interrogatorio sobre el Sol y su irresponsabilidad con el cielo.

 

Prefirió entonces soportar pacientemente el frío de la noche, hasta que la mañana cubierta de nubes hiciera aparición. Como el sol estaba en la tierra, las nubes se habían encargado de cubrir el cielo hasta que el Astro rey hiciera su aparición. Ella rió, pensando que los sirvientes de su rubio amigo debían estar muy ajetreados al hacer que el Sol brillase aún sin presencia de éste. Pero…

 

…Sabía que era cuestión de tiempo.

 

-Idiota – susurró La Luna antes de caer en un profundo sueño.

 

A la mañana siguiente los rayos del sol la despertaron de su sueño, le dolía todo el cuerpo por ser la primera vez que dormía sobre la alfombra de la entrada de una casa. Al ver los rayos del Sol, pensó que su amigo ya había regresado al cielo. Corrió desesperadamente hacia la ventana, pero grande fue su decepción al encontrar a su rubio amigo en la cama, abrazando a ese tonto humano que empezaba a no caerle bien por llevar a su amigo por malos caminos.

 

Al parecer los sirvientes del rubio hacían todo lo posible para que el cielo no se oscureciera a la falta del Astro Rey y, por lo tanto, la tierra diera alimento para que los humanos y animales pudieran vivir. Suspiró derrotada, no podía esperar más, debía llevar a su amigo de regreso a como diera lugar. Golpeó la puerta unas cuantas veces, esperando que la atendieran, después de todo, siempre se caracterizó por tener mucha paciencia. Pasó algunos minutos, pero nadie respondió.

 

Al parecer, alguien estaba poniendo a prueba su paciencia…

 

-“Deben estar durmiendo. ¡No me daré por vencida!” – pensó la Luna golpeando la puerta, pero esta vez con el doble de fuerza, como si fuera a tirarla - ¡Oye! ¡¿Hay alguien así?! ¡Por favor respondan!

 

Unos insistentes golpes hicieron que los párpados de Sasuke fueran abriéndose lentamente, descubriendo sus hermosos ojos negros. Se talló los ojos y se preguntó quién sería el desgraciado que estaría perturbando su sueño tan temprano, pero la voz supuso que se trataba de una mujer. Eso era extraño, no conocía a muchas mujeres y nadie lo venía a visitar en la comodidad de su hogar.

 

Hizo amago de levantarse, pero algo se lo impidió… unos bronceados brazos lo sujetaban sin mucha fuerza, pero estaban enroscados en su torso, como si no quisiera alejarse de él. Sonrió tenuemente y, con cuidado, se deshizo del abrazo y lo acomodó de tal forma que no se diera cuenta. Se dirigió hacia la puerta y su sorpresa fue encontró a una hermosa joven de piel blanca y cabellos azulados que brillaban con los rayos del sol, vestía una sencilla yukata blanca con detalles en plata y negro, delineando las flores que dibujaba allí.

 

-B-buenos días… Anno… - la Luna se puso nerviosa, ¿ahora qué diría? No podía decir “Hola, soy la Luna y estoy buscando al Sol, ¿podría decirle que estoy aquí?” Eso sonaría estúpido y la tildarían de loca, debía recordar que los humanos eran muy supersticiosos, por no decir “idiotas” – B-busco a un j-joven de cabello r-rubio y o-ojos azules, ¿s-se encuentra aquí?

-¿Hablas de Naruto? Si, aquí se encuentra – respondió monótonamente Sasuke. Al parecer era una conocida del rubio y por su nerviosismo, pensó, debía estar enamorada de Naruto.

Por alguna razón… aquello no le gustó.

-¿E-en serio? ¿P-podría verlo? E-es importante –

-Claro, pasa –

 

La Luna entró tímidamente a la cabaña, y se acomodó en el sofá de cuero que había allí. Mientras Sasuke se dedicaba a despertar al “bello durmiente” de su amigo, ella estuvo mirando con detalle el lugar. Le daba curiosidad saber en qué condiciones había estado viviendo su amigo como para abandonar su morada celestial y venir a la Tierra, despue´s de todo, ella se consideraba satisfecha con lo que poseía.

 

Analizándolo todo cuidadosamente, tuvo que admitir que se veía cómodo y agradable el lugar. Contaba con una pequeña chimenea, el tapete de un oso a los pies de ésta (cosa que no le gustó), una mesa con 4 sillas, una pequeña cocina y luego un pasillo que conducía a 3 puertas, supuso que al baño y los dormitorios.

 

Escuchó un fuerte ruido de algo cayendo al suelo, luego unos gritos diciendo “¡¿Qué te pasa teme?!” reconociendo la inconfundible voz de su amigo, luego un par de gritos más, y luego vio como el rubio era lanzado por el moreno, arrastrándose hasta los pies de ella. Ella lo miró atónita, ese rubio que solía guardar la compostura y morderse la lengua cuando alguien lo insultaba…

 

¡¿Ése era Naruto?!

 

-Eso duele, ¡¿qué te pasa teme?! – se quejó Naruto sobándose la cabeza, sin darse cuenta que estaba frente de la mismísima Luna.

-¿Teme? – hasta que escuchó la inconfundible y suave voz de ella que salió de su estado de furia contenida, para pararse rápidamente de pie y ponerse rígido como un militar.

-H-hola H-Hinata-chan – dijo Naruto rascándose la cabeza - ¿Qué tal todo?

-¿Qué tal todo? – la tranquilidad de la Luna se fue al carajo al ver el semblante tan despreocupado de su amigo rubio, ¡y encima de todo la llama por su nombre de humana! - ¡Te fugaste de casa, no le dijiste a nadie sobre tu paradero, los chicos deben estar quemándose las pestañas haciendo TU trabajo…! – Dijo enfatizando el “tú” y golpeando con el dedo índice el pecho del rubio - ¡…Y para colmo, me entero que te tomaste unas vacaciones con este extraño! ¡¿Cómo crees que esté todo?!

-T-tranquila Hinata-chan, todo tiene una explicación –

-¡La única explicación que veo aquí es que te escapaste de tu trabajo y viniste a este lugar! –

-Es que… pasaron muchas cosas y… -

-Y-ya no importa, ahora mismo nos vamos – dijo “Hinata” decidida agarrándolo de la muñeca y arrastrándolo hacia la puerta.

-¡Pero yo no me quiero ir dattebayo! –

-¡Pero yo y todos sí queremos que vuelvas! –

-Anno, ¿puedo preguntar algo antes que le arranques el brazo al dobe de Naruto? –

-¡¿qué?! – a estas alturas, la Luna no estaba en sus cabales.

-¿qué eres de Naruto? – dijo Sasuke serio, por alguna razón que sabía a la perfección pero que no quería admitir, no le gustaba la confianza que existían entre ellos, ¿acaso la chica era alguna especie de prometida con el corazón roto al haber sido abandonada en el altar? Mientras tanto, al oír la pregunta, tanto como Naruto y Hinata se quedaron de piedra, ¿ahora que le dirían?

-¡Soy su prima! –

-“¿Qué? ¿Desde cuándo?” – pensaba Naruto con la boca abierta.

-¿P-prima? – dijo Sasuke aliviado. Se había sacado un peso de encima.

-Así es – dijo Hinata sentándose en el gran sillón con elegancia, recuperándose de su anterior estado de histeria – “Ya me parezco a la molesta Diosa de los cerezos” Naruto-kun, debes regresar, todos están preocupados porque dejaste tus tareas y desapareciste, incluso pensaron que habías sido secuestrado.

-Pero no quiero volver Hinata-chan, por primera vez he hecho cosas que jamás hice, he arreglado mi cama, fui a buscar y cortar leña, estuve nadando en el lago, ¡e incluso tengo un amigo dattebayo! – sonrió Naruto con las mejillas sonrojadas, haciendo que el corazón de Sasuke saltara de alegría.

-Naruto-kun… - lo sabía, ella sabía que iba a ser difícil hacerlo entrar en razón.

Pero también sabía que en el fondo, Naruto accedería a irse…

-Pero también sé que he descuidado mucho tiempo mi tarea, así que déjame disfrutar un día más al lado de mi gran amigo y luego, mañana por la mañana, me vienes a recoger para volver juntos ¿de acuerdo? – sonrió tristemente Naruto.

-Está bien, te dejaré disfrutar un poco más, pero mañana, apenas el sol salga, nos regresamos, ahora… - dijo Hinata dirigiéndose hacia la puerta, hasta que recordó un simple detalle y se detuvo con las mejillas rojas por la vergüenza – Etto, ¿qué hace uno aquí para entretenerse?

Tanto Sasuke como Naruto cayeron de espaldas por la ocurrencia de Hinata.

-Pues… ¡Ya sé! En el pueblo hay un hombre llamado Kiba, puedes ir con él, es un amante de los perros y tiene uno llamado Akamaru – dijo Naruto feliz de ayudar a su amiga.

-¿Y cómo lo encuentro? –

-Sólo debes ir hasta el pueblo y buscar una tienda con un cartel rojo, así lo encontraras –

-Bien, entonces me voy – se dirigió hacia la puerta de nuevo, pero antes se volteó y miró fijamente a Naruto – recuerda, mañana nos vamos.

-Sí, lo sé –

-Bien, nos vemos –

 

Cuando Hinata se fue, Naruto, que la había despedido con una sonrisa y con la mano en alto, lentamente había bajado hasta que reposara a un lado de su pierna. Luego cayó de rodillas al piso, derrotado, mientras un río de lágrimas bajaba por sus ojos azules aún abiertos, debido a la impresión que le había causado todo. Debía ser un maldito sueño, no quería separarse de Sasuke, pero su deber como el Sol era primero. Aun así…

 

Era cruel…

 

Pero unos fuertes brazos lo envolvieron en un cálido abrazo, al mismo tiempo que su rubia cabeza se apoyaba en el pecho grande y fuerte de Sasuke. El moreno tampoco quería que Naruto se fuera, pero no podía obligarlo a que se quedara, aunque no sabía la tarea de Naruto, sentía que era algo muy importante que sólo el rubio puede hacer. Naruto estuvo llorando por un buen rato, mojando la camisa blanca del pijama de Sasuke, mientras éste le acariciaba tiernamente los rubios cabellos en un intento por hacerlo sentir mejor.

 

-L-lo siento Sasuke, he mojado tu camisa – sonrió tristemente Naruto una vez que se separaron.

-No tiene importancia, ¿sabes? Hoy es el festival en el Santuario, en honor al solsticio de verano, ¿quieres venir conmigo? – Al terminar Sasuke tenía las mejillas sonrojadas y miraba hacia otra dirección-

-¡Claro que quiero ir dattebayo! – sonrió Naruto y lanzándose de nuevo para no dejarlo escapar.

 

Luego de aquella conversación, hicieron todo lo que comúnmente hacían durante el día, ir a recoger leña, pescar en el arroyo (debido a eso Naruto se tropezó varias veces y mojó su kimono, haciendo reír a Sasuke y al final terminaron juntos jugando en el arroyo) y preparar la comida. Cuando estaba atardeciendo, los dos fueron a la cabaña para cambiarse y poder asistir al festival de esa noche, el solsticio de verano sería mañana y la gente se estaba preparando montando un festival.

 

-“Si supieran que el Sol estará entre los visitantes del festival” – suspiró Naruto colocándose la hakama naranja con bordados de llamaradas de fuego en la espalda – “¡Pero asistiré con Sasuke! ¡Estoy emocionado!” –

-¿estás listo dobe? – la voz de Sasuke sacó a Naruto de sus felices pensamientos.

-¡Hai! –

 

Se encaminaron juntos por el camino de piedra hacia el Santuario donde se llevaría a cabo el festival, a lo lejos podías ver a los niños y niñas con sus yukatas puestos jugando con los fuegos artificiales que se encontraban en los puestos, como también los hermosos adornos que había en el lugar, colgado de los techos de las casas. Naruto se emocionó cada vez que se acercaban al Santuario, era increíble que no hubiera bajado aunque sea una sola vez al templo por el gran festival dedicado en su honor.

 

-“A pesar de todo, parece un festival dedicado a Hinata-chan” – suspiró derrotado Naruto, aunque sin borrar la sonrisa de su rostro.

 

Al llegar, Naruto quedó maravillado, como un niño cuando recibe el mejor regalo en su cumpleaños, al ver los puestos donde se vendían bananas de chocolate, teriyaki, takoyaki, y muchas exquisiteces más. Había también unos puestos donde los niños jugaban a pescar el pez dorado, hacer figuritas y tantos juegos que Naruto se quedó pasmado.

 

Tirando de Sasuke, sin importarle la opinión de éste, se dirigió a uno de los puestos para poder jugar. Luego de estar más de una hora jugando, se detuvo con un pez dorado en una pequeña bolsita, mientras Sasuke lo dirigía hacia uno de los puestos para poder comer porque su estómago le exigía alimento.

 

-Mmm, esta sopa de fideos es deliciosa ¿qué es? – dijo Naruto degustando un tazón humeante en un puesto de fideos.

-¿Esta sopa? Es ramen, dobe –

-¡¿En serio?! ¡Pues el ramen es muy delicioso-dattebayo! ¡Otro más! – gritó Feliz Naruto dándole el tazón vacío al encargado que rápidamente lo llenó con ramen.

-A este paso me dejarás pobre, dobe –

-¡Lo siento! Pero es tan delicioso-dattebayo – sonrió Naruto rascándose la nuca – además, no creo degustar un alimento así en mucho tiempo – el escuchar el triste lamento de su amigo, Sasuke deseó poder retenerlo a su lado para borrar esa tristeza de sus ojos.

-Vamos, dobe, pronto empezaran los fuegos artificiales – diciendo esto, el pelinegro se levantó de su asiento, pagó por la comida y jaló a Naruto hacia el mejor lugar para apreciarlos.

-¿Fuegos artificiales? –

-¿Nunca los viste dobe? ¿De qué lugar raro vienes? – rió Sasuke.

-No querrás saberlo – sonrió Naruto.

 

Subieron por la alta escalera de piedra que conducía al Santuario, debido a que el festival se desarrollaba en un nivel más bajo. Sus manos estaban entrelazadas mientras Sasuke conducía delicadamente a Naruto hacia la cima del Santuario, al llegar arriba, vieron que no había absolutamente nadie y que el Santuario tenía las luces apagadas. Sasuke se fijó en la hora e indicó a Naruto que viera el cielo, porque estaban a punto de comenzar los fuegos artificiales.

 

Cuando empezaron a explotar, Naruto quedó maravillado por todos los colores que iluminaban el cielo a pesar de ser de noche. Sasuke miraba la tierna expresión que hacía Naruto cada vez que explotaban los fuegos artificiales, inconscientemente se fue acercando lentamente a Naruto, hasta que apoyo su cabeza en el hombro del rubio mientras sus fornidos brazos lo abrazaban por la cintura…

 

…Cómo si no quisiera dejarlo ir.

 

-¿Sasuke? –

-Lo siento, déjame estar así unos momentos –

-…- Naruto no sabía que decir ante esto, tal vez Sasuke estaba igual que dolido que él por su partida, así que sólo pudo envolverlo en sus brazos, mientras los fuegos artificiales terminaban, dejando un leve resplandor. Quería sentir la calidez de Sasuke por última vez, acercándose lo más que podía y apretándolo contra de sí – Debemos ir a casa –

-Tienes razón –

 

Se separaron lentamente y, tomándose de las manos, se dirigieron a paso silencioso al hogar que, durante algún tiempo, fue el hogar de Naruto. Las estrellas del cielo brillaban más intensamente esa noche, al parecer Hinata también estaba triste por él, sonrió tristemente… Al menos no estaba solo, al menos tenía a alguien que comprendía su decisión de estar en la tierra… pero los altos mandos del cielo no tomaran en cuenta su opinión o la de su amiga.

 

-“Nunca lo hacen” – pensó, mientras entrelazaba su bronceada mano con la blanca de Sasuke, compartiendo calor mutuo.

 

Pero antes que se diera cuenta, sus labios fueron sellados por unos cálidos labios que transmitían una infinidad de sentimientos que Naruto interpretó a la perfección. Una mano llevo hacia la nuca del moreno, atrayéndolo más hacia sí para profundizar el contacto mientras la otra reposaba en el fornido pecho de Sasuke. El moreno tampoco se quedó atrás, aferró sus manos a la delgada cintura del moreno, rozando así sus cuerpos.

 

Sasuke delineó el labio inferior de Naruto, pidiendo permiso para entrar a esa cálida cavidad que deseaba probar desde hace tiempo. Naruto no se hizo de rogar y abrió ligeramente la boca, peleando para ver quién dominaba. La falta de aire se hizo presente y se separaron lentamente, mirándose a los ojos, mientras Naruto intentaba recobrar el aire Sasuke se dedicó a acariciarle la mejilla, grabando aquella visión, luego retomó la marcha de nuevo hacia su hogar, con una sonrisa cálida en aquel pálido rostro.

 

“Cuenta la leyenda que esa noche, un hermoso joven de rubios cabellos que brillaban como el sol y ojos tan azules como el cielo que irradiaban bondad e inocencia, se entregó en cuerpo y alma a aquel apuesto joven de cabellos y ojos negros como la noche, que era el desvelo de todas las mujeres del pueblo, que era la razón por la cual las mujeres pasaban todo un día en la casa de baños y arreglándose.

 

Aquella noche, sólo las estrellas fueron fieles testigos de tan puro amor que se profesaban aquellos seres, acariciándose y besándose a la luz del fuego de la chimenea, como si no hubiera un mañana. Cada uno dejó una marca en el cuerpo contrario, como diciendo que sólo el rubio pertenecía al moreno y sólo el moreno pertenecería al rubio.”

 

“Un pacto de amor eterno”

 

“A la mañana siguiente, el joven de cabellos rubios fue el primero en abrir los ojos y vio que era de mañana. Se asomó a la ventana y vio a su amiga sentada en la entrada, esperando pacientemente a que saliera para emprender rumbo al cielo. Sonrió tristemente mientras fijaba su mirada azul en el cuerpo tapado solamente con la sábana que aún seguía durmiendo a su lado, no quería despedirse, sería doloroso.

 

Lentamente bajo de la cama, teniendo cuidado de no despertar al moreno, un rayo de luz lo envolvió por unos pocos momentos, haciendo aparecer su característico vestuario de un hakama naranja con dibujos del Sol bordados en hilo de oro y el kimono era de un blanco inmaculado. El Sol, miró por última vez a su amado, se acercó a él y depositó un casto beso en sus labios antes de desaparecer de aquel lugar, a encontrar con su amiga La Luna y dirigirse juntos a su morada celestial”

 

“Cuentan que ese día, una fría lluvia cubrió todo el día aquel pueblo y duró 3 días. Como si el Sol se escondiera tras las nubes para ocultar su gran tristeza…”

 

++++++++++++++++1 Año después

 

-Qué calor… -  suspiró un moreno de ojos negros como la noche mientras clavaba el hacha en el suelo, intentando recuperar un poco de aliento al mismo tiempo que se limpiaba las gotas de sudor que recorrían su rostro con el dorso de su mano. Era un bello día, el sol brillaba como nunca antes, dando indicios que el verano pronto comenzaría.

Un verano sin él…

-¡No, no, no! ¡No pienses en él! Debes sentirte feliz que está donde debe estar, sólo eso –

 

Cuando estaba a punto de agarrar el hacha para retomar su labor, escuchó a lo lejos un extraño sonido parecido al llanto de un niño recién nacido. Pensó que podría tratarse de una mujer con su niño que pasaba casualmente por el prado, pero al pasar unas dos horas, el llanto se intensificaba cada vez más, como si no diera indicios de cesar.

 

Alarmado, se dirigió rápidamente hacia el origen de aquel lastimero llanto, cuando entre unos arbustos pudo divisar una pequeña canasta de mimbre a los pies de un árbol de cerezos. El joven se acercó lentamente hacia la pequeña canasta, y destapándola, encontró a un hermoso bebé de piel tersa y bronceada, de cabellos negros como la noche con toques azabaches y rebeldes como los suyos.

 

Cuando el niño abrió los ojos, el joven descubrió unos hermosos ojos que brillaban como zafiros debido a las lágrimas, mirándolo de arriba y abajo, luego de unos minutos, el bebé sonrió. Notó, además, que tenía una pequeña nota de rezaba con pulcra letra…

 

 “Para Uchiha Sasuke”

-“¿Para mí?” – pensó. Agarró la tarjeta y abrió su contenido, al leerlo sus orbes negras se abrieron desmesuradamente – E-esto es…

 

La ortografía era un poco torpe, pero aún así, pudo reconocer a la perfección quién era el remitente de la misma. Con rapidez dirigió sus orbes hacia las letras doradas, estás decían:

 

“¡Hola Teme! Tanto tiempo ¿no?

Te escribo estas líneas para decirte “lo siento”, nunca quise irme de tu lado, pero circunstancias especiales hicieron que volviera a mi hogar y esa la decisión la tomé pensando en ti. Discúlpame, y quiero darte las gracias por los maravillosos momentos que pasé a tu lado. Este bebé, es… mi hijo, mejor dicho, NUESTRO hijo. Así es Sasuke, soy un doncel. Te envíe a nuestro hijo para que lo criaras, porque no quiero que corra el mismo destino que yo. Espérame siempre, porque te prometo por este hermoso cielo que volveré a tu lado para criar juntos a nuestro hijo. No le puse nombre, porque quería que tú se lo pusieras, pensé que tal vez querías tener ese privilegio. Te diré las palabras que nunca pude decirte en persona…

Te amo, teme.

Tuyo siempre,

Naruto”

 

Un par de rebeldes lágrimas recorrían las blancas mejillas del moreno, mientras apretaba fuertemente la carta, arrugándola completamente. No sabía si era la rabia que sentía al leer la nota de Naruto diciéndole tan jovialmente “lo siento” y que, encima de todo, tuviera un hijo, o tal vez, era un gran sentimiento de felicidad que sentía en estos momentos al saber que Naruto lo amaba y aún seguía amándolo, y este bebé era la prueba de ese amor.

 

Guardó la nota en su kimono y, estirando los brazos, tomó con delicadeza al bebé mientras éste caía dormido en los brazos de Sasuke, acomodándose a su gusto. Éste, en cambio, sonrió cálidamente y, con lágrimas aun recorriendo su rostro, besó delicadamente la frente de su hijo.

 

-Eres hermoso, al igual que tu padre – sonrió Sasuke cargándolo en un brazo mientras en la otra llevaba el hacha y la canasta de mimbre - … Bienvenido al mundo, Sora

 

Y así… Padre e hijo se alejaron lentamente, hacia lo que sería, el nuevo hogar que compartirían Sasuke y su hijo.

 

*********************Mientras tanto…*******************

 

-Misión cumplida, ya podemos irnos Konohamaru-kun – dijo una mujer saliendo detrás de un árbol, lo bastante cerca como para no ser descubierta. Llevaba una capucha negra que ocultaba su rostro al igual que toda ella en sí, sólo podían verse unos ojos color perla mirar detenidamente la escena que acabó de presenciar.

-¡Qué bien! Pensé que ese bastardo no tomaría al bebé, ¡si eso pasaba lo molería a golpes hasta que acepte su responsabilidad! –

-¡Konohamaru! No grites tanto, que aún nos pueden oír –

-Lo siento Tsuki-sama – se disculpó Konohamaru rascándose la nuca, hasta que cayó de cuenta lo que dijo - ¡q-quiero decir Hinata-sama! ¡Lo siento mucho, he cometido un error! ¡Nadie debe saber su identidad! – dijo haciendo reverencia una y otra vez, demostrando lo apenado que estaba.

-N-no te preocupes Konohamaru-kun – le restó importancia Hinata, sonriendo nerviosamente por la efusividad del sirviente de Naruto.

 

Después de los primeros meses, Naruto decidió que lo mejor era que Sasuke criara a su hijo como un humano normal. No quería que los viejos del consejo se enteraran que había dado a luz un hijo con un humano, les daría un infarto y, además, no quería que su hijo tuviera el mismo destino que él. La vida en la Tierra era más agradable, que pasar su vida encerrado en estas paredes que consideraba “su hogar”.

 

-“En eso tuvo razón” – pensó Hinata.

-Hinata-sama ¿ya podemos regresar al Cielo? –

-Tienes razón, ya nos hemos tardado bastante – sonrió Hinata. Cuando se dispuso a caminar, la voz del pequeño interrumpió sus pasos.

-¿Iremos a ver a ese humano que te hizo sonrojar el otro día Hinata-sama? –

-¡N-No me hace sonrojar! E-es sólo que… ¡H-Hacía mucho calor ese día! ¡Sí, eso! – dijo nerviosamente Hinata moviendo sus manos frente a ella.

-Si no mal recuedo, su nombre es Kiba ¿no? –

-… - Hinata estaba tan nerviosa que no sabía que contestar, sólo atinó a bajar la cabeza para intentar ocultar el sonrojo, cosa que evidentemente no pudo.

-También recuerdo que es un amante de los animales, ¡ese perro Akamaru es gigante! –

-Konohamaru-kun…-

-Ademas, parece que Hinata-sama conquistó el corazón de ese humano, y viceversa-

-¡E-eso no es cierto! Él es sólo un amigo -

-¿En serio? ¿Entonces por qué aceptaste su invitación de pasear por el lago? –

-E-eso fue… por amabilidad – murmuró Hinata juntando sus dedos como lo hacía cada vez que estaba nerviosa.

-Amabilidad, si claro – dijo con sarcasmo el menor, mientras caminaba delante de Hinata inspeccionando el camino, al mismo tiempo que una sonrisa burlona se formaba en su rostro al haber descubierto el secreto de Hinata.

-¡E-Espera Konohamaru-kun! –

 

Entre discusiones, sonrojos y demás, ambos se alejaron de aquel bosque, que fue testigo del más puro amor.

Notas finales:

y... hasta aquí va el cap!

Particularme me gustó mucho, pero me gustaría la opinión de los lectores :D

Deja review! TT^TT.... o si no Barney irá por ti, wuajajajaja!!! ò.ó


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).