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Dormir es mejor por Aminora Thens

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Notas del capitulo:

Hola! Solo puedo decir una cosa... Surimi quiere ver el mundo arder jajaja lo amo.

Se miraba en el espejo que había en frente de él, tenía que admitir que el traje le quedaba bastante bien. Camisa de manga larga de seda lila, pantalones negros de la misma tela y una chaqueta del mismo tono que el pantalón, zapatos negros de punta cuadrada era unos de los trajes que Surimi había comprado en la tienda.

 

La tienda… porque sentía esa sensación al recordar lo sucedido en los probadores, vamos era una tienda para hombres, Kaiba y el eran hombres no tenía por qué sentirse avergonzado, tal vez si hubiera sido Yugi o Tristán no habría problema, pero con Kaiba era distinto… todo era diferente con él.

 

Noto rápidamente el sonrojo en sus mejillas al recordar lo sucedido momentos atrás en la limosina…

 

…Flas Back...

 

En su mente iban y venían muchas cosas cuando de pronto escucho la voz del conductor decir que llegarían pronto al restaurant, pero lo que escucho después lo dejo helado.

 

- Parece que falta poco para llegar, Joey será mejor que te cambies-.

 

Su corazón se aceleró al máximo, vestirse, cambiarse, ¡Desnudarse!, en… enfrente de.. de ¡Kaiba!, no eso nunca ¡Jamás!

 

-Vamos Joey estaremos pronto en el restaurant, ¿Qué esperas? - Surimi hablaba con gran inocencia aparentando no saber nada.

 

Trago saliva miro a su alrededor y ¡Ahí estaba! Su salvación, alcanzo a divisar unos hermosos baños públicos. Miro al cielo y agradeció a Dios por el regalo hecho.

 

-Surimi mira, en esa esquina se encuentran unos baños públicos puedo entrar ahí para cambiarme, - el peligris estuvo a punto de replicar, pero el rubio se le adelanto.

 

-Sería más cómodo para mí, soy un poco penoso-

 

Kaiba hizo una mueca de “Si claro”, y no lo decía por decir, muchas veces en la clase de gimnasia había visto al rubio quitarse la camisa enfrente de todos sin ningún pudor y ahora salía con que era “penoso”. Bueno era mejor así, y entrar a los baños no era mala idea él también tenía que entrar a deshacerse del problema que no lo dejaba respirar.

 

-El perro tiene razón- ambos voltearon a ver al Ceo que solo desvió su mirada, - También tengo que entrar- una escena muy humillante para su ego.

 

-Bueno al ver que ambos quieren entrar le diré a Rau que detenga el auto-.

 

Tomo el teléfono y dio las indicaciones necesarias a su fiel acompañante para que se detuviera en la esquina.

 

Surimi dio a Joey unas cuatro bolsas y le indico en cual se encontraba cada prenda, el solo asintió, lo único que quería era alejarse de Kaiba, el Ceo por su parte se limitó a decir un “en seguida regreso” y se dirigió al local.

 

Para suerte de ambos los cubículos eran privados, separados unos de los otros, así Joey se cambiaria sin preocupaciones y Seto tendría la privacidad que tanto necesitaba.

 

… Fin Flas Back …

 

La verdad era que se sentía como una persona diferente, la ropa sí que podía cambiar la apariencia y el ánimo, de ser un chico sencillo paso a ser uno muy elegante.

Su rostro tenía un brillo especial, el cabello revuelto le daba un toque coqueto, soltó una risita al pensar eso, definitivamente su mente estaba un poco afectada.

 

Tomo su ropa y la metió en las bolsas, así como también sus tenis deportivos.

Se dio un último vistazo y salió del baño, cuando estaba cerrando la puerta volteo y se encontró con unos ojos azules que no dejaban de mirarlo.

 

Sentía esa vergüenza de nuevo, pero esta vez no dejaría que lo guiaran sus emociones.

 

- ¿Que me vez? - soltó fingiendo molestia.

 

-Con esa ropa dejas de parecer el pordiosero que eres, pero como dicen, aunque la mona se vista de seda, mona se queda… bueno en este caso perro-

 

El rubio reacciono 3 segundos después.

 

- ¿¡Qué dijiste empresario de pacotilla!? - eso realmente le había dolido al rubio.

 

-Guarda silencio perro, no estamos en tu callejón- y con esas palabras dio media vuelta para salir del edificio.

 

Joey decidió ignorarlo, ya se las pagaría.

 

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Dentro del auto Kaiba meditaba sus palabras, había hablado sin pensar, es que ¡Maldita sea! Se había librado del problema entre sus piernas y ahora el rubio lo acosaba con ese aire de chico encantador.  

 

No había otra manera de recordar la cordura, solo insultándolo era como se sentía normal. Si es que esta noche era normal.

 

… Flas Back…

 

Entro con gran rapidez al local y agradeció que estos estuvieran separados, se dirigió a uno de los cubículos y cerró la puerta, miro la pared era lo bastante gruesa y aislaba los ruidos, más que perfecto. Maldecía a cierto rubio por tenerlo en tal situación.

 

Dejo que su cuerpo se relajara, se recargo un poco en una de las paredes, la temperatura comenzaba a subir, y al cerrar sus ojos venia esa imagen, la culpable de su actual estado de “alegría”, la tela comenzaba a apretar más el rose era exquisito, en su garganta se formaba un nudo y el sudor no tardo en aparecer.

 

Seguía rozando su miembro con la fina tela, era suave y recordaba el aspecto de la piel de Joey, delicada y limpia. Pero lo que lo enloquecía era esa mirada tan inocente y llena de brillo.

 

La desesperación se apodero de él no pudo más y desabrocho el pantalón, se tocó un momento y un choque eléctrico viajo por todo su cuerpo, se sentía enloquecer. Tomo su miembro y comenzó a acariciarlo, un vaivén suave, seguido de uno más rudo…

 

 Así continuo hasta que con un gruñido bastante grueso termino en su mano…

 

Espero un momento trataba de regular su respiración, subió el rostro y se topó con el espejo que se encontraba en frente de él, simplemente la imagen que veía era imposible…

 

¡Seto Kaiba masturbándose en un baño público!

 

Reacciono ante estas palabras, rápidamente se incorporó, acomodo sus ropas y su cabello, volvía a tener esa perfecta imagen que lo caracterizaba. Se lavo un poco el rostro, de su chaqueta saco un pequeño perfume que cargaba siempre, lo roció finamente.

 

Dispuesto a salir y terminar con esta situación ridícula, se topó con la misma persona que momentos atrás le había provocado un orgasmo.

 

 Llevaba un pantalón y chaqueta negra. Zapatos que hacían juego con el traje, al momento que el rubio alzo la mirada pudo notar la camisa lila que llevaba debajo, tenía que admitir que los gustos de Yukiro eran buenos. Y no lo decía solo por la ropa sino también por el portador de ella.

 

- ¿Que me vez? - la pregunta lo había sacado de ese trance que últimamente lo atrapaba.

 

Contesto por inercia…

 

-Con esa ropa dejas de parecer el pordiosero que eres, pero como dicen, aunque la mona se vista de seda, mona se queda… bueno en este caso perro-

 

Inercia, solamente inercia…

 

Extrañado por esa sensación dio la vuelta.

 

- ¿¡Qué dijiste empresario de pacotilla!?-

 

-Guarda silencio perro, no estamos en tu callejón- fue todo lo que pudo decir antes de salir del edificio.

 

… Fin Flas Back …

 

No podía parar los insultos, se le estaba volviendo imposible no perder la razón, en particular con los acontecimientos que estaban ocurriendo esa noche, ¿Qué se supone que haría? ¿Disculparse por tener un orgasmo?

 

Trataba de olvidarlo, no había nada ahí, solo era Wheeler y nada más.

 

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Después de tantas cosas por fin habían llegado al restaurant, Surimi se sentía orgulloso de sus dos acompañantes, y no era de esperarse por un lado estaba Seto Kaiba el gran Ceo, y por otro lado estaba Joey Wheeler el chico más guapo de toda la ciudad.

 

Y es que mira que se sorprendió por lo bien que lucía en ese atuendo, en todo el camino no dejo de elogiarlo diciéndole que se veía espectacular, que esa ropa había sido confeccionada para él, que tendría a todas las chicas del Restaurant a sus pies y cosas así, por su parte Joey ya no sabía dónde meter la cabeza, sentía la cara arder de vergüenza por tales palabras por parte del peligris.  

 

-Buena tardes señores- los recibió cortésmente el encargado.

 

-Su nombre por favor- se dirigió a Surimi.

 

-Surimi Yukiro, tenemos una reservación- dijo sonriendo

 

-Oh si claro, pasen por aquí- entraron a la parte más elegante del DALÍA, muchos de los que estaban ahí los miraban con curiosidad y susurraban cosas como…

 

-Ya viste quien es, Seto Kaiba-

 

-Mira el rubio que viene ahí, ¿Es muy guapo no crees?, Claro que si, además el chico de cabellos azulados también es muy guapo-

 

Comentarios como esos, halagos por parte de las damas y una que otra mirada de los caballeros recibieron a los tres chicos en la mesa.

 

El ambiente era muy elegante, era la primera vez que Joey se encontraba en un lugar como ese, no quería hacer alguna tontería que dejara en ridículo a Surimi, se sentía muy nervioso y no era solo por el lugar sino también por las palabras que cierto ojiazul le dirigió antes de entrar al lugar.

 

… Flas Back …

 

-Ya basta Surimi, deja de decir esas cosas- Joey trataba de parar tantos “cumplidos” por parte del ojimorado, se sentía extraño pues nunca había recibido tantas atenciones ni siquiera por parte de sus amigos.

 

-Pero si es la verdad, no te habías dado cuenta de que eres muy guapo, quizás hasta encuentres a alguna dama que te invite a salir- eso puso la cara del rubio más roja que nunca, -Oh quizás algún “caballero que quiera invitarte una copa…-  eso sí que puso nervioso al rubio, no es por lo que dijo, sino porque sentía unos zafiros azules penetrarle hasta el alma, volteo un momento y ni siquiera lo disimulaba, Kaiba lo miraba con una mirada fiera.

 

Nunca había visto esa expresión en el Dragón de ojos azules.

 

-Ja ja ja, vamos Surimi no digas esas cosas, eso es imposible- río con nerviosismo.

 

-Nada es imposible, además yo no lo dudaría, si eres un chico muy guapo, puede que incluso quieran raptarte- dicho esto soltó una gran carcajada, disimuladamente veía la cara de Seto y mira que daba miedo, al parecer las cosas salían tal y como las había imaginado.

 

Unos momentos después el auto se detuvo, al parecer al fin habían llegado al tan mencionado lugar.

 

El primero en salir fue Surimi, Joey estaba a punto de salir cuando…

 

-Más vale que no causes problemas, o nos hagas pasar alguna vergüenza- fueron las crueles palabras que le Ceo le dirigió, si lo sabía, que era un chico simple acompañando a dos personalidades importantes estaba consciente de eso, pero no tenía que recordárselo cada 5 minutos.

 

-No te preocupes, no pienso hacer pasar alguna vergüenza a Surimi, que por cierto te recuerdo es la persona con la que vengo, tu eres una mala mancha en una noche tan linda como esta - dijo con una gran rabia el rubio.

 

-Te recuerdo que esta mala mancha puede hacerte pacotilla en cualquier momento si haces alguna tontería-.

 

Los ánimos se estaban calentando nuevamente, y antes de cometer un asesinato el rubio decidió salir de la limosina. Al mirar al frente pudo notar grandes ventanales y faros que alumbraban la calle, en lo más alto el nombre DALÍA y un lirio al lado, se sintió un poco fuera de lugar ya que el no pertenecía a ese tipo de lugares.

 

-Vamos Joey que esperas- Surimi lo saco de ese trance de asombro en el que se encontraba. Kaiba solo los seguía.

 

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- ¿Por qué tan nervioso? - pregunto Surimi.

 

-La verdad es que yo nunca he venido a este tipo de lugares y no sé cómo comportarme- decía en voz baja el rubio.

 

-Tranquilo Joey, solo actúa natural tal y como eres- sonrío el ojimorado.

 

-Si claro, un perrito en busca de alguien con quien jugar a la pelota- Kaiba seguía con las provocaciones, tenía que sacar al perro de quicio para que armara un escándalo y lo sacaran a patadas del restaurant, sería una excelente venganza por el problema que le ocasiono en los pantalones.

 

Joey sonrió, aunque por dentro quería matar a cierto Ceo que tenía enfrente, no caería en sus juegos, conocía perfectamente la estrategia de Kaiba y no se dejaría llevar, más por Surimi que por nada.

 

-Vamos Kaiba deja los juegos de niños y compórtate como la “gran” figura que aparentas ser- apostaban el uno contra el otro.

 

La cara de Kaiba se contraía por las palabras dichas por el rubio, mira que el perro se le estaba soltando de la correa, pero claro que no lo permitiría le enseñaría modales a ese canino altanero.

 

Surimi solo miraba y escuchaba, no le había gustado nada las palabras de su socio a el rubio, estaba a punto de contestar, pero pronto noto que Joey se sabía defender muy bien, lo que no entendía era ¿Porque estos dos se llevan así? ¿Que los había hecho rivales? ¿Cómo se conocían? ¿Cuál era el motivo de tanto odio?

 

Muchas de esas preguntas se formulaban en su cabeza y ahora que los tenía frente a frente seria la ocasión perfecta para saber la versión de ambos sin mentiras ni intentos de hacer quedar mal al otro.

 

Si nuevamente noche larga…

 

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No tenía ganas de nada estaba muy cansado, la gira apenas empezaba, pero mira que 15 horas de vuelo sí que lo habían fatigado, no se quejaba pues tenía que cumplir con su público y uno muy fiel sí que lo era el de Japón, “cantante por excelencia” así lo llamaban.

 

El éxito en América era rotundo y había decidido visitar más países donde tenía fans que siempre lo apoyaban, por eso fue que soporto tanto vuelo. Ser famoso tenía sus ventajas, pero también sus desventajas, una sonrisa preocupada paso por su rostro pues recordaba su llegada al aeropuerto de Japón, sabía que habría fans, pero nunca pensó que tantas, el lugar estaba a reventar y que se diga de los reporteros, agradecía la atención, pero a veces tanta lo asfixiaba.

 

Sentía la comodidad del sofá de la habitación presidencial del hotel en el que se hospedaba, miro el reloj las 7:30 de la noche, aún era temprano para ir a dormir, aunque tenía cansancio le sería imposible dormir además de que no había probado bocado por estar atendiendo a los medios y fans.

 

De pronto una persona entro en la quietud de la habitación.

 

-Axel ¿Estás despierto?, pensé que estarías profundamente dormido después de esa avalancha de gente que se te vino en el aeropuerto- dijo con una sonrisa un chico de cabello negro y ojos cafés, al parecer el manager del cantante.

 

-Vamos Zac no te burles, sabes perfectamente que no podría descansar si no como algo y salgo a tomar aire- comento con fatiga el chico. 

 

-Bien ¿qué te parece si te mando a un lindo restaurant?, estuve investigando hay uno en especial en la ciudad que de seguro te encantara además de que está libre de camarógrafos y paparazzi, además como dices necesitas tomar aire- la idea le parecía buena, tenía mucho que no salía a un lugar a cenar, sin que al siguiente día se publicara en alguna revista de chismes.

 

-Está bien, tomare una ducha y me cambiare, necesito relajarme, ¿Zac tu no me acompañas? - pregunto al manager.

 

-Me gustaría, pero aún hay algunos detalles que arreglar sobre la gira, tratare de darte un par de días más para descansar, te ves un poco demacrado- dicho esto salió de la habitación dejando al chico solo.

 

Después de que saliera, Axel tomo su toalla y abrió el grifo de la tina, dejo que el agua caliente subiera por su cuerpo, adoraba bañarse pues lo relajaba y le daba energía para seguir, el vapor se dejaba ver en el cuarto, después de que se vio más tranquilo tomo los diferentes aromatizantes que se encontraban a un lado de la tina, los mezclo tanto como quiso la espuma no tardo en aparecer y como niño pequeño comenzó a jugar con ella.

 

Más relajado salió del cuarto de baño, de su maleta saco crema para el cuerpo, ropa íntima, un perfume ingles que le encantaba y gel.

 

10 minutos después estaba arreglando su cabello en el espejo de cuerpo completo de la habitación, se dio un vistazo, su cabello de ese negro tan profundo con mechas blancas, de ojos azules y su piel blanca cremosa, no quería parecer muy formal solo una camisa negra de manga larga con un chaleco gris encima, pantalones del mismo color que el chaleco, y zapatos negros formales, era todo lo que traía, aunque no era vanidoso admitía que el atuendo le quedaba bastante bien.

 

-Qué guapo, ¿A dónde vas? - la voz lo saco de sus pensamientos Zac había regresado.

 

- ¿De verdad crees que me veo bien?, a mí me parece sencillo- dijo con desinterés.

 

-Vamos no seas modesto, y como veo que ya estás listo ¿nos vamos?, la limosina te espera abajo-

 

-Si solo deja tomar mi celular y la llave de la habitación- tomo también unos lentes oscuros no quería ser reconocido no aun, salió después de su manager tomaron el ascensor al llegar abajo se dirigieron al recibidor, dando indicaciones de discreción y así Axel salió del hotel.

 

-El chofer te llevará y te traerá, si tienes ganas de ir a otro lugar solo avísame si-, -si mama, yo te llamo no te preocupes- dijo con burla el cantante.

 

-Ja que gracioso, por si no lo sabes eres mi responsabilidad y…-

 

-Si ya, ya, no me repitas el mismo discurso de siempre, ¿además aun no me has dicho a donde me vas a mandar? - pregunto curioso.

 

-Amm, veamos ¿cómo es que se llama?, así aquí esta, el restaurant DALÍA es el más famoso de toda la ciudad y como te dije es muy discreto, estarás tranquilo ahí-

 

-Gracias, espero que la próxima vez me puedas acompañar-, -yo también- dicho esto el manager cerró la puerta y miro la limosina irse, entro al hotel aún tenía muchos pendientes.

 

Por su parte Axel miraba por la ventanilla, la cuidad sí que le parecía hermosa esperaba que el restaurant también lo fuera, miro su reloj aún era temprano.

No tardó mucho en llegar, al bajar pudo ver un hermoso edificio con grandes faros que iluminaban la calle, el chofer le dio una tarjeta con su número y le dijo que lo llamara cuando quisiera regresar al hotel, este agradeció y entro al restaurant.

 

-Buenas noches- lo recibió el encargado.

 

-Buenas noches, tengo reservación- respondió.

 

-Su nombre por favor- le miro el hombre.

 

-Axel Blair- contesto en voz baja, el hombre entendió enseguida que Axel quería discreción y simplemente lo guio a una parte un poco apartada del restaurant.

 

-En seguida le atienden-, -Muchas gracias-

 

Después de varios minutos apareció el mesero con la carta, tenía hambre así que pidió la especialidad de la casa y un vino tinto para acompañar. 

 

El vino llego rápidamente el mesero le aviso que en unos minutos le llevaría el pedido, realmente Zac tenía razón el lugar era una maravilla, se sentía muy cómodo tomando una relajante copa de vino.

 

Momentos después llego la cena y comenzó a disfrutarla, tenía un apetito feroz y la comida era deliciosa.

 

Estaba muy tranquilo, pero de pronto comenzó a escuchar muchos susurros por parte de las personas que estaban a su alrededor, algo sobre un tal “Seto Kaiba”, ¿quién será?, se preguntó.

 

Levanto con disimulo la cara y miro lo más hermoso que jamás había visto en su vida, un chico de cabello rubio, ojos miel y piel tostada, llevaba un hermoso traje que solo hacia resaltar su belleza, se le notaba distraído y esa mirada que tenía era algo difícil de describir.

 

No dejaba de mirarlo era como un ángel caído del cielo, su ángel

 

Pero algo tapo la vista a su ángel, un hombre de cabellos castaños y traje negro, a su lado se encontraba otro de cabellos azulados, al parecer acompañaban a ese niño hermoso.

 

Los observo sentarse en la mesa, notaba el nerviosismo en el rubio, era gracioso pues le recordaba a él cuando empezaba a tratar gente de sociedad.

 

Pudo notar que el hombre de cabello castaño dijo algo y su ángel le sonrió, ¿Por qué le sonrió?, ¿Quién es ese que se atreve a sacarle una sonrisa?

 

De pronto se sintió ofendido, cuando pudo ver al mesero le llamo.

 

-Dígame señor-

 

- ¿Quiénes son? - señalando a los recién llegados, el mesero se sorprendió pues no había quien no los conocía, bueno solo a dos de ellos porque al chico de cabello azulado nunca lo había visto.

 

-El hombre de cabello café es Seto Kaiba, el empresario más importante de Japón y el segundo mejor duelista, su empresa maneja los duelos de monstruos y los juegos de realidad virtual- Axel se sorprendió ese chico sí que era importante parecía como si fuera solo un estudiante, vamos no es que lo viera como un niño solo se le hacía extraño el solo tenía 22 años su carrera estaba comenzando.

 

-El rubio a un lado es Joey Wheeler, conocido también por ser el tercer mejor duelista, su mejor carta es el Dragón negro de ojos rojos, aunque la verdad es un poco extraño- eso intrigo a Axel.

 

- ¿Por qué extraño? - , - Bueno la mejor carta de Kaiba también es un dragón, es solo que el de este es blanco de ojos azules…-

 

A Axel no le parecía extraño, había escuchado sobre los duelos de monstruos, pero nunca le parecieron interesantes, además, no le veía nada de raro ambos tenían cartas parecidas.

 

-Lo extraño es que, el Dragón Blanco y el Dragón Negro, en este caso Kaiba y Wheeler, se odian- bien eso si era extraño – Es por eso que me parece imposible estarlos viendo charlando tan tranquilamente en una misma mesa, si es conocido por todos que ambos no se llevan, mejor dicho, no se soportan-

 

Que sorpresa, pero eso era lo que menos le interesaba en este momento.

 

-Disculpe podría conseguir papel y algo para escribir, ah y por favor traiga el mejor vino de la casa- el mesero asintió y se dirigió a buscar el pedido que le fue hecho.

 

Minutos después llego lo que había pedido.

 

-Aquí está el papel y una pluma, también el vino que ordeno ¿Quiere que le sirva?  - pregunto el mesero.

 

-No gracias, una pregunta mas ¿Quién es el otro chico el de cabello azulado? -

 

-Bueno de él no sé nada, es la primera vez que lo veo por aquí- contesto.

 

Axel tomo la pluma y comenzó a escribir sobre ella, cuando termino se dirigió al mesero.

 

-Ok muchas gracias, un favor más podría llevar el vino al señor Wheeler, junto con esta nota- los ojos del pelinegro se iluminaron.

 

-Enseguida señor, con permiso- dicho esto se dirigió hacia la mesa de los dragones.

 

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Después de su primer round con Kaiba, recibieron las cartas por parte del mesero, Joey se sentía raro pues no sabía que pedir, la verdad nada de los platillos se le hacía conocido, así que opto por decirle a Surimi que pidiera por él.

 

-Que desean tomar- pregunto el mesero una vez hecho el pedido de la comida.

 

-Vino blanco está bien- esta vez fue Kaiba el que lo pidió.

 

-En un momento estará listo su pedido- se retiró el mesero.

 

Surimi estaba dispuesto a resolver sus dudas y cuando iba a comenzar con el interrogatorio alguien los interrumpió.

 

-Buenas noches, les he traído esto- miraron la etiqueta un vino tinto muy fino.

 

Kaiba se molestó odiaba el vino tinto, había pedido blanco.

 

-Nosotros no pedimos eso- hablo en tono seco.

 

-Oh lo siento es que este vino se lo envían al joven Wheeler- Joey se sorprendió mucho.

 

- ¿A mí?, pero debe de haber un error- respondió sorprendido, alguien más en la mesa estaba molesto ¿Quién le mandaría eso al rubio? ¿Y por qué?

 

-No señor no es un error me indicaron que lo entregara con esta nota, con permiso- el mesero estaba a punto de retirarse cuando Joey le detuvo.

 

- ¿Quién lo envía? - pregunto curioso, el mesero susurro muy cerca.

 

-El joven de cabellos negros con mechas blancas que está en el rincón cerca de uno de los ventanales- y con una reverencia se retiró.

 

- ¡Vamos Joey, mira la nota! ¡¿Que dice?!- Surimi estaba emocionado molestaría un poco a Kaiba.

 

- ¡Ah sí! claro, veamos-

 

 

Tu mirada angelical, signo de tu belleza

Me has dejado impactado…

Recibe este humilde obsequio

De un humilde admirador…

 

Axel Blair.

                                                                                     

 

En estos momentos era difícil descifrar la cara del rubio, tenía un leve sonrojo y una gran confusión.

 

¿Admirador?, él tenía ¡Un admirador!, le daba miedo mirar sabia donde estaba la persona que le había obsequiado el vino y esa extraña nota.

 

Tan distraído estaba que no noto cuando fue que Surimi le había arrebatado el papel y comenzó a leerlo en voz alta.

 

- Tu mirada angelical, signo de tu belleza, me has dejado impactado… Recibe este humilde obsequio de un humilde admirador… Axel Blair -

 

-Que lindas palabras no crees Set…- miro la cara de Kaiba y podía notar varias venitas saltar de su cabeza, la situación le estaba afectando.

 

Finalmente Joey miro, ahí estaba, un chico de cabello negro y mirada azul lo miraba tiernamente mientras le sonreía, algo que provoco un nuevo sonrojo en sus mejillas.

 

-No te emociones tanto Wheeler, solo le llamo la atención que un can pulgoso estuviera dentro de un restaurant- se notaba su molestia, Kaiba solo podía hablar en tono áspero.

 

-Oh vamos Seto, no digas eso, se nota que ese chico está bastante interesado, se nota por la forma en que lo mira- Surimi jugaba con las emociones de Kaiba.

 

El dragón ojiblanco giro hacia el chico y sus miradas chocaron, azul contra azul, una enorme tensión se sintió en el hambiente.

 

Joey no sabía qué hacer, nunca había estado en una situación igual, tomo la botella levantándose de la mesa se dirigió hacia el chico que no dejaba de verlo.

 

-Disculpa-

 

-Axel, Axel Blair, mucho gusto- le dedicaba una hermosa sonrisa.

 

-Mucho gusto mi nombre es Joey Wheeler, te agradezco el detalle, pero, temo que no puedo aceptarlo ya que no sé quién eres- dijo el rubio un poco apenado.

 

-Oh no te preocupes eso se puede arreglar, toma asiento y…- pero no pudo terminar la frase ya que unas fuertes manos tomaron del brazo al rubio.

 

-No seas mal agradecido Wheeler, Yukiro espera en la mesa, la comida está servida es una grosería dejarnos esperando, recuerda quienes son tus acompañantes-

 

Kaiba no soportaba la escenita tan ridícula que presenciaba, lo que más le causaba nauseas era la estúpida sonrisita del idiota ese, sin pensarlo se levantó de la silla y fue detrás del rubio para que regresara a la mesa con su amo.

 

-Disculpa estamos hablando, ¿no te parece que estas siendo un poco grosero? - Axel se había molestado que tipo tan engerido ¿Que se creía?

 

-No tengo porque contestar- dicho eso jalo disimuladamente al rubio. Nuevamente juntos el oji miel hablo.

 

-Fuiste muy grosero, solo le devolví el vino, no tenías…-

 

- ¡Guarda silencio!, no ves la escenita que armaste solo mira a tu alrededor- el rubio no lo noto, pero todos estaban murmurando y viendo hacia él.

 

-Nunca obedeces- dijo con molestia el ojiazul.

 

En realidad, le importaban un comino las habladurías, lo que realmente le enfurecía era el hecho que un desconocido se acercara a una de sus propiedades, el perro Wheeler solo tenía un dueño.

 

-Vamos Seto no te enojes, es normal que alguien tan guapo como Joey atraiga “depredadores”- con gran picardía Surimi comenzaba a entender la rutina de ambos encontrando la forma de hacer sonrojar a uno mientras que el otro estallaba de coraje.

 

-No digas tonterías, empecemos con la cena-

 

Después de eso los tres comenzaron con los platillos, Surimi hacía comentarios picaros sobre Joey y Axel, Kaiba solo miraba mientras tomaba más vino.

 

El ambiente por fin se había vuelto más ameno el rubio se sentía más cómodo, entre tanta charla Kaiba y Joey se enteraron que Surimi era soltero, vivía solo pues un fatídico accidente se había llevado a toda su familia mientras el estudiaba en un internado fuera de la ciudad, echo por el que estaba llevando el mando de su empresa.

 

Joey se estremeció al escuchar algo tan trágico, aun después de eso seguía siendo una persona tan amable y sencilla, siempre hacemos suposiciones de las personas sin conocer la verdad de lo que hay detrás si, el sentimiento de soledad era algo que ambos entendían, aunque Kaiba tenía a Mokuba y el a Serenity siempre hay un asiento vacío en la mesa o el sofá.

 

-Y tu Joey cuéntame de tu vida- pregunto el ojimorado.

 

-Mis padres se divorciaron cuando yo era pequeño, mi hermana es mi adoración así que cuando mi madre se llevó a Serenity fue bastante duro, papa no pudo con el divorcio tomaba casi a diario murió un tiempo después, aprendí a valerme por mí mismo y comencé a trabajar aunque te confieso que no deje la escuela porque mi hermana me lo pidió, es un poco ahogante el trabajar y estudiar-

 

- ¿Por qué no regresaste con tu madre? - pregunto Surimi.

 

-Mama y yo no tenemos una buena relación, tome la elección de seguir adelante- termino con una despreocupada sonrisa.

 

-Pocos son valientes no cualquiera hace lo que tú, muchos se hubieran rendido incluso antes de comenzar, eres una persona muy especial-

 

El ambiente era muy cálido, conocer sus historias reflexionar sobre las decisiones tomadas y las no tomadas les hacían ver que la vida es algo más extraña de lo que uno puede pensar.

 

-Y bien ¿Seto? - giro su mirada hacia el ojiazul, que estaba tomando un poco de vino de su copa de cristal.

 

-Al igual que tus padres, los míos también murieron en un accidente. Al no tener familiares fui enviado junto con mi pequeño hermano a un orfanato, nos sentíamos muy solos, pero nos teníamos el uno al otro, el día más importante desde que habíamos llegado a ese lugar fue cuando un hombre robusto y adinerado apareció para tomar algunas fotos y hacer algunas donaciones, al parecer esperaba ganar más respeto al hacer eso, no lo dude, le pedí que me adoptara junto con mi hermano. Al principio parecido no tomarme en serio pero al final lo logre, los años bajo su cargo fueron los más difíciles de mi vida ya que yo estaría al frente de sus empresas al ser el heredero mayor, tomaba clases particulares todo el tiempo, no era tan difícil lo más complicado era soportar el trato tan amargo de ese hombre tan seco y egoísta, sin embargo un día solo desapareció, al no saber nada tome las riendas y saque todas las armas que la compañía construía, me interesaban los juegos de monstruos así que decidí hacer todo desde los cimientos comenzando un nuevo modo de juego con realidad virtual - tomo aire era la primera vez que lo decía tan abiertamente.

 

-Brindo por ustedes, por el negocio, por haberte conocido Joey – Surimi alzo la copa por ambos.

 

El rubio estaba muy feliz, la velada había mejorado mucho, había conocido muchas cosas de ambos que ni se imaginaba, de pronto sintió unas manos posarse en sus hombros.

 

-Me tengo que ir, pero nos volveremos a ver… mi ángel- el chico del vino, le había entregado una hoja pequeña.

 

Joey la abrió y era un número de celular con un “llámame”.

 

Y al voltear Axel había desaparecido.

 

- ¿Y esta vez que fue lo que te dio? - pregunto Surimi emocionado.

 

-Amm un número de celular, quiere que le llame-

 

-Sí que lo flechaste- decía picaron el ojimorado.

 

Joey miro a Kaiba, este solo tomaba de su copa sin decir nada, no es que no quisiera decir algo, es solo que no arruinaría el momento tan agradable, tomaría cartas sobre este asunto después.

 

La velada paso tranquila, sin darse cuenta en un momento el reloj marcaba las 12:00 era realmente tarde, Joey no se preocupaba tanto ya que ese día era viernes al siguiente día no habría clases y su trabajo era hasta la tarde.

 

-Joey te puedo pedir un favor- pregunto Surimi.

 

-Claro, lo que sea-

 

-Me gustaría que mañana nos acompañaras en la junta de la firma del contrato- estaba sorprendido, ¿Para qué era necesaria su presencia en Kaiba Corp.?

 

-Bueno no se ¿Para que tendría yo que estar?- Kaiba también tenía una mirada de sorpresa ¿Qué pretendía?

 

-Anda di que si- suplicaba Surimi.

 

El rubio dudaba, pero no podía decir que no, Surimi había hecho muchas cosas por él en este día, sería un desagradecido si lo desairaba de esa manera.

 

-Bueno por mi está bien, pero no sé si Kaiba acepte- Surimi miro a Seto.

 

-No hay problema, recuerda que mi empresa también será tuya, tú puedes invitar a quien te plazca- el ojimelado estaba sorprendido de verdad había aceptado, ¿Quién era ese Kaiba, donde está el verdadero? Tal vez tanto vino comenzaba a afectarle la razón.

 

 

 

-Bien está decidido- se levantó de la silla signo de que era hora de irse a casa.

 

-Una cosa más, Joey tengo que pedirte que te quedes hoy en mi casa, no tienes inconvenientes ¿verdad? -

 

-Pero y eso ¿por qué? - esto se ponía raro, primero lo de la junta y ahora quería que se quedara en su casa.

 

-Bueno es que quiero decirte algo importante, que, por supuesto tú también sabrás Seto, pero eso será hasta el día de mañana- ambos dragones estaban confundidos, pero se estaban acostumbrando a las sorpresas de Surimi.

 

El rubio acepto, no tenía nada que perder, además hacía mucho que no pasaba la noche a lado de un amigo.

 

Una vez pagada la cuenta, por parte de Surimi alegando que él los había invitado, los tres se dirigieron a la limosina donde Rau los esperaba.

 

-Señor buenas noches- decía con mucha cortesía mientras abría la puerta para que entraran.

 

-Buenas noches Rau, por favor a la casa de Kaiba- él guarura solo asintió.

 

Una vez adentro la plática comenzó de nuevo, una muy picara sobre un chico de cabellos negros y mechas blancas.

 

Las risas por parte de Surimi no se hicieron esperar, pues sacaba muchos sonrojos por parte de Joey, pronto llegaron a la mansión de Kaiba, este bajo y solo pudo decir un “hasta mañana”, sin esperar respuesta entro por la reja que estaba en la entrada.

 

-Buenas noches señor Kaiba- decía Ronald que lo recibía en la puerta.

 

-Buenas noches ¿Y Mokuba? - Pregunto a su fiel sirviente.

 

-Durmiendo en su habitación-

 

-Bien muchas gracias retírate, es muy tarde- fue todo lo que dijo antes de empezar a subir las escaleras.

 

Una vez adentro de su habitación, se dirigió a su cama comenzó a quitarse la ropa, tomando solo un pantalón de ceda rojo para dormir.

 

Miro el buro que estaba a un lado suyo, abrió el cajón, dentro se encontraba un pequeño ipod que Mokuba le había regalado en su cumpleaños pasado, lo tomo, se adentró en la cama y una vez encendido el aparato busco en la biblioteca de música una canción muy especial.

 

 

 

            Yo no quería quererte y no lo pude evitar…

Creí poder defenderme ¡pero a mi corazón no lo puedes atar!…

 

 

Y yo no sé mi amor que hago buscándote, si te gano pierdo libertad…

Y yo no sé mi amor que hago besándote… si yo no me quiero enamorar…

 

 

Le sorprendió mucho el que el perro compartiera su gusto por esa canción, cuando la escucho por primera vez le gusto demasiado y hasta ahora se había convertido en su favorita.

 

Mientas la escuchaba meditaba todo lo que había pasado en ese día, demasiado, más de lo que podía esperar. El sueño poco a poco lo venció y así quedó dormido solo con una frase en su mente…

 

Si yo no me quiero enamorar…

 

 

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Axel nunca se imaginó algo así, cuando salió para el restaurant.

 

-Joey Wheeler- susurraba, se encontraba en la habitación del hotel con una gran sonrisa, nunca había experimentado algo así, confiaba en que al menos el rubio le mandara un mensaje.

 

El chico era de caracter sencillo y no sería fácil enamorarlo, pero lo intentaría, solo había un obstáculo…

 

Seto Kaiba…

 

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-Kaiba es un grosero mira que bajarse así nada más- Joey estaba molesto pues al menos esperaba darle las buenas noches, pero como siempre el gato roñoso hacía lo que se le venía en gana.

 

-Vamos Joey no te pongas así, mañana tendrás todo el tiempo de regañarlo- soltó Surimi con una risita.

 

Pronto llegaron a la casa de susodicho, Joey se quedó sorprendido pues era tan grande  como la mansión de Kaiba, estaba alumbrada por focos de suelo y los jardines eran hermosos.

 

-Joey ¿te vas a quedar mirando o vas a entrar? -, -lo siento- se disculpó torpemente.

 

-No te preocupes, vamos anda hay que entrar comienzo a tener frio-

 

Ya dentro de la mansión, Joey se quedó más que sorprendido, los tapices, los cuadros, la elegancia, todo era infinitamente hermoso y de buen gusto.

 

-Vamos ven, Rau dile por favor a Nina que prepare una habitación de la casa, me avisas cuando esté lista- dicho esto arrastro al rubio a su habitación.

 

Una vez a dentro Joey se relajó y se sentó en la enorme cama del centro.

Pero aún tenía una duda, ¿qué era lo que Surimi quería contarle?

 

-Surimi, ¿Qué es lo que ibas a decirme? -

 

El ojimorado se puso serio, no podía esperar más así que simplemente lo dijo.

 

-Joey, te convertirás en socio de Kaiba Corp.-

 

- ¿¡Qué!? -

 

 

 

 

Notas finales:

Si definitivamente Surimi quiere ver el mundo arder. Besos

 

 


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