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Almas asesinas. por Angel_Chan

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Notas del fanfic:

Serie: Saint Seiya.

Pareja: Shun.

Clasificación: Romance-Drama-Angs.

Advertencia: Lemon-Muerte de un personaje.

Notas: Fic reescrito más de cinco veces… creo que ya me quedo como quería.

Fecha: 14/01/2007.

Beta Reader: Pleasy Stay.

Disclaimer: Todo lo referente a Saint Seiya pertenece a Masami Kurumada y a la Toei.

   

   

Notas del capitulo:

 

   

Almas asesinas.

 

Prólogo.

 

Sentía las lagrimas derramarse suavemente por sus mejillas, y esa era una sensación extraña para él. Lloraba sí, como hacía años no era capaz de hacerlo, o no recordaba haberlo hecho.

Solo dejaba que fluyeran en total silencio, necesitaba descargarse, liberarse por fin de aquel gigantesco peso… de aquello que oprimía su pecho, y que lo obligaba a consumirse en el más profundo de los rencores.

Hacía ya mucho tiempo que en su corazón no habitaba otro sentimiento que no fuera el odio.

Y ahora, después de tantos años, sentía las lagrimas fluir de tristeza, haciéndolo sentir solo en un mundo inmenso y atestado de tanta gente. Pero aun quería hacer físico su descargo, que se oyera en la noche oscura, su grito de bronca y dolor… por mas que no hiciera más que llorar en silencio.

Cerró los ojos, sin preocuparse en secar las lágrimas que le impedían ver bien; dibujo una semi sonrisa en sus labios antes de estirar su brazo por completo y acariciar, suave y dócilmente, el delicado gatillo de su pistola. De la misma manera en que la había sostenido innumerables veces antes, y de igual forma en que también la había gatillado… en las practicas.

Descargo, casi por completo, una a una las balas del cargador, contra la silenciosa noche de Tokio. Los fuertes estampidos llenaron de caos la relativa tranquilidad de la ciudad; de seguro armaría un gran revuelo… con la gente corriendo aterrada de un lado al otro.

Cerró la puerta de vidrio detrás suyo, una vez vuelto al interior del departamento, esparcidas por al suelo del balcón las balas que no había llegado a utilizar. Ya la sonrisa bailaba en sus labios de manera descarada, su alivio físico provoco histeria entre las personas que había oído la ‘balacera’, los cuales alertados y aterrados, no tardarían en dar aviso a las fuerzas policiales.

Había hecho que todo apuntara hacia aquel apartamento, se había puesto por motus propio en el ojo de la tormenta; pero no le importaba, es mas… hasta le parecía interesante. Quizás no tardarían mucho en descubrir desde donde habían sido efectuados los disparos, y en poco tiempo estarían allí, frente a su puerta.

De todos modos, solo necesitaba de un minuto decisivo, para matar… o morir.

Camino tranquilo por el pasillo que conectaba la sala con la terraza; oyó ruidos en el cuarto y sonrió. Sabía que aún le quedaban dos balas en el cartucho, y una ya estaba alojada en el cargador.

Observo los bolsos en el suelo, en el exacto lugar donde habían quedado desde esa misma tarde, cuando decididos a tomarse unas ‘vacaciones’, se perdieron en la tranquilidad del lugar. Pero todo aquello era una gran mentira, ante de atravesar esa puerta, él ya tenía una idea de cómo podían acabar las cosas, y tal vez era mejor que sucedieran de esa forma.

Ya había estaba decidido a probar el placer en toda su completa intensidad, antes de caer en el dolor de la perdida y la soledad. Porque ya estaba acostumbrado, a que todo en su vida fuera así de drástico, así de efímero… aunque en realidad deseara que alguna vez eso cambiara, mientras sus lágrimas seguían cayendo.

Volvía a derramar lágrimas en silencio, dejando que sus ojos viajaran por el cuarto; la televisión había quedado  encendida, pero nada se oía de ella. La idea de dispararle se le hizo fuerte, total no necesitaba más que una bala, pero no… no valía la pena.

Empujo con el pie, las piernas esparcidas por el suelo, aquella que había llevado puestas escasas horas detrás, y que ahora cubrían el pasillo que lo llevaba a la habitación. Algo se retorció en su interior al recordar la pasión y la desesperación con la cual se había despojado de aquellas prendas, todo para entregarse…

¡Porque lo amaba! Cayó en la trampa que el amor había tejido para él… y aun confundido por la pasión y el delirio del sexo recién descubierto… no estaba dispuesto a que su pulso temblara.

No había duda en su mirada, a pesar de las lágrimas esa era su decisión… ¡Además de una promesa que iba a cumplir!

Asió su arma aun más con más firmeza, deteniéndose frente a la puerta del cuarto.

—¿Tenshi-kun… que haces?

La voz, apenas audible, del otro lado de la madera laqueada lo hizo sonreír, e irónicamente volver a derramar mas lagrimas, que esta vez sí se apresuro a limpiar.

Tomo el control de todas sus emociones, pensando en lo mucho que le hubiese gustado que todo fuera distinto a lo que estaba pasando. Elevo el arma, conteniendo la respiración, alejando cualquier pensamiento de su mente.

Empujo la puerta con la mano libre.

—¿Tenshi-kun?

El primer paso lo dejo dentro de una habitación casi en penumbras.

Casi tuvo ganas de reír, al encontrarse frente aquel hombre, que también lo apuntaba sin pisca de temor en los ojos.

Claro, a él tampoco le fallaba el pulso, era un hombre que no dudaba a la hora de disparar; un asesino, eso era lo que era él… pero en los azules orbes había cierta incertidumbre.

—No es gracioso ‘Tenshi’, baja el arma… —La voz ronca trato de sonar serena. —¿Shun, que es lo que estás haciendo?

Él también había oído los estampido, aquellos disparados al aire, producto de su alma atormentada… por ello se había adelantado a cualquier movimiento, tomando su propia arma. Pero no podía entenderlo.

Shun lo observo con cuidado, con detenido ojo crítico, sin dejar de apuntarlo… sin mostrar debilidad alguna.

¡No, no se había vuelto loco! Él ya lo estaba… hacia años; y ese día, pondría fin a su locura.

Un paso más y ambos quedaron a escasos centímetros, ambos brazos estirados, sin dudar, sin respirar siquiera. Mientras la mente de Shun no pudo más, y comenzó a liberar los recuerdos que se agolpaban en su cabeza en ese mismo momento.

 

Continuará.

   
Notas finales:

 

   

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