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Mi Amor, Mi Gran Locura por Kitta

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Notas del fanfic:

Los personajes de Harry Potter pertenecen a J.K. Rowling y las millones de concesiones(?) -no sé si se diga así xD- que tienen los respectivos derechos. 

 

La poesía es propiedad de Roberto Sanchez Ocampo, mejor conocido como Sandro. (Actualmente los derechos los debe tener su enviudada, pero ya qué. De alguno de esos es.)

 

Este es mi homenaje

Notas del capitulo:

Kitta: Bueno, y se cumple otro año desde el fallecimiento de Sandro. (Fue el 4 de enero, pero ya había dado por terminada esta serie, sin embargo mi fanatismo por Sandro pudo más)

 

Helio: Espero que les guste esta historia. Los dejamos para que lean :)

MI AMOR, MI GRAN LOCURA 

Las embestidas eran rápidas y certeras. Sus cuerpos cansados y sudados chocaban haciendo ruido. Las respiraciones entrecortadas daban muestras del tiempo que llevaban haciendo aquello. Pronto, uno de los dos gimió con fuerza y un líquido blanquecino salió de su hombría mientras las paredes de su interior apretaban la hombría del otro hombre que estaba dentro de él. Sin embargo, las embestidas no cesaron y los gemidos tampoco. El hombre más grande apretó con fuerza uno de los muslos del joven y finalmente se corrió en su interior derramando su semen dentro de él. Gimió con placer y en un último esfuerzo se acostó en la cama ubicando al joven sobre su pecho. Ambos respiraban agitadamente e intentaban recuperar el aire. El menor se durmió en instantes y mientras el mayor lo observaba por un tiempo, la noche empezaba a consumirlo todo. Pronto, el hombre más grande también se entregó a los brazos de Morfeo.


Mi amor, mi amor, mi amor, es imposible 
seguir viviendo así de esta manera. 
Te siento respirar junto a mi cuerpo 
y no te puedo amar cuanto quisiera. 

Harry despertó en la cama. Solo. Como siempre. Suspiró audiblemente y cerró por un instante los ojos de nuevo. Aquello lo estaba devastando. No podía seguir así. Definitivamente no podía seguir así. Aquello era demasiado para él. Creyó que el mayor necesitaba algo de tiempo, algo de espacio. Pero el tiempo había pasado y el espacio estaba más que dado y sin embargo nada. No había ningún cambio. No había ninguna promesa. No había nada. Solo noches de placer y deseo. Harry no quería eso. Harry quería más. Lo amaba, en verdad lo amaba. Y desde el principio supo que eso era su condena. Eso solo lo llevaría a su perdición. ¿Por qué la maldita profecía no había previsto aquello? ¿O es que si lo había hecho y él lo entendía mal? Porque si la profecía lo había previsto entonces eso solo significaba que él era quien iba a perder. Era tan obvio. Era tan obvio que él no lo amaba. Y sin embargo seguía con eso. ¿Por qué seguía con eso? ¿Por qué no aceptaba de una puta vez la verdad? Estaba tan clara en frente de sus ojos. ¿Por qué negarla? Fácil, porque Harry lo amaba.

 

Mi amor, mi amor, mi amor, la luz me asusta 
pues temo descubrir que te has marchado 
prefiero continuar en la penumbra, 
prefiero imaginar que te has quedado. 

Los días seguían pasando y él no había vuelto a verlo. ¿Esa era la respuesta a su silenciosa pregunta? ¿Al fin lo había abandonado? Tres meses sin noticias de él. Ni siquiera en los periódicos. Estaba comenzando a volverse loco. Empezaba a pensar que tal vez algo le había sucedido. Que algo había salido mal. Tal vez una redada. Estaba exasperado, ya no aguantaba eso. ¿Cuándo fue que empezó a amarlo con tanto desespero? No recordaba el día que todo aquello había empezado ni el modo en que había sido. ¿Tal vez fue cuando a sus quince años poseyó su cuerpo y sintió su alma con fuerza en su interior? ¿O ya había tenido ese sentimiento cuando a sus doce años vio por primera vez la apariencia joven de ese hermoso ser? Hermoso y macabro ser, debía decir Harry. No. Ninguna. Él recordaba a la perfección cuando fue que todo empezó, a pesar que no quisiera recordarlo. A pesar que quisiera hundirlo en sus recuerdos como un mal sueño. Todo comenzó por ese funesto beso. Ese vil, cruel y funesto beso que le fue robado una tarde de abril en un callejón oscuro por un extraño con capucha negra. Un extraño, que no tardó mucho en enterarse, que era él.

 

Y las cosas se habían vuelto tan evidentes después de eso para Harry. Él recordaba como su interior se agitaba al tener cerca a Voldemort y se sentía ultrajado y utilizado por eso. Porque le costó solo un instante, después de su sexto año, darse cuenta de la verdad. Solo un pensamiento le bastó para atar cabos. Solo un sentimiento le alcanzó para destruir todo. Él era un horrocrux. Y estar cerca de su dueño hacía que todo dentro de él se removiera. ¿Voldemort sabría aquello o pensaría que también sentía atracción por Harry? Él intentó resistirse en un principio, pero cuanto más Voldemort se acercaba, más flaqueaba la voluntad de Harry y menos podía negarse a sentir aquello que era ajeno a él. La atracción por Voldemort. No era suya. Era del Horrocrux. Sin embargo con el tiempo lo olvidó y comenzó a enamorarse locamente por el Lord. Condenada y locamente por él.

 

Mi gran amor, no puedo más 
arráncame la vida, pero no me dejes más. 
Mi gran amor, no puedo más 
me muero entre tus brazos y me muero si no estás. 

 

¿Qué estaba haciendo? Él no comprendía como había llegado hasta ahí. Enamorarse del condenado niño dorado. ¡Por Salazar! ¿Qué clase de idiota arruinaría un plan tan perfecto como el que había trazado por un estúpido sentimiento de amor? ¡Amor! Puaj. Le daba hasta asco pensar en eso. ¡Amor! ¡Maldita sea! El amor lo había condenado otra vez. Pero esta vez de un modo distinto. Ahora no era el amor lo que se le era negado, sino al revés, ¡Era lo que le daban! Y nada más ni nada menos que el-niño-que-vivió era quien le estaba dando ese amor. No sabía que hacer. Por primera vez en su vida Voldemort estaba inseguro de que hacer. “Es solo un Horrocrux”, se repetía incansablemente desde hace tres meses para alejarse de su cabeza que estuviera enamorado de un niñato cuando él le llevaba casi cincuenta años de diferencia. ¡Mierda! ¡Podría ser su abuelo! Un apuesto y muy dotado abuelo, debía decir en su defensa. Después de todo era inmortal y tenía su cuerpo rejuvenecido a punto de ser un joven de veinticinco años. ¡Pero por Salazar! ¡Ese no era el plan! El plan era volverlo dependiente de él para que Harry no pudiera alejarse del Lord, encerrarlo en su mansión y tenerlo como un puto seguro de vida. El niño no era poderoso, él lo sabía, pero tenía un As bajo la manga: era un Horrocrux. Y si Voldemort podía aprovecharse de ese pequeño detalle entonces sería inmortal por siempre. Pero el tiro le estaba saliendo por la culata. ¡Malditas expresiones muggles! Tenía que capturarlo. De un modo u otro, tenía que hacer que Harry se volviera completamente dependiente de él, aunque eso le costase su amor. ¡Pero que demonios estaba diciendo! ¡Él no lo amaba! ¿Verdad?

 

Mi amor, mi amor, mi amor, no te detengas 
no dejes de besarme ni un instante 
si faltas de mis brazos un segundo 
es un segundo menos para amarte. 

 

“Hace mucho que no venías”, le dijo Harry en medio de un gemido mientras era penetrado por ese hombre tan imponente. Se le había aparecido de la nada y casi le había dado un infarto pero sus besos habían sido tan desesperados que Harry no quiso recriminarle nada. Después de meses de no tenerlo, no tenía ganas de arruinar ese momento. Tal vez, él solo había estado ocupado. Ojalá fuera eso. Aunque ojalá, estuviera ocupado por lo que Harry quería que estuviera ocupado: desintegrar la Orden Oscura. Tal vez eran muchos ojalá juntos y eso hacía que nada fuese cierto. Eso era lo más seguro. Harry ya no quería ilusionarse más. Sin embargo, cuando una estocada certera le hizo gemir con fuerza y agarrarse de los hombros del Lord para soportar su orgasmo no pudo evitar lanzar entre susurros un ahogado: Te amo.

 

“Te amo”, las palabras retumbaban en su mente como dagas en su corazón. ¿Amar? Él no podía amar. Nadie lo había amado jamás pero… Harry le había dicho que lo amaba. ¿Por qué? Él era un sanguinario asesino que había matado sin piedad a sus padres. Como podía alguien enamorarse de un ser así. Eso demostraba lo ingenuo que era el estúpido de Potter. Aunque… lo amaba. Era el primero que lo amaba. De verdad. No como la loca de Bellatrix Lestrange. ¿Y si fuera verdad? ¿Y si arriesgaba todo por Harry? ¡No! ¿Qué clase de persona arriesgaría una vida de sacrificios y penurias solo por dos estúpidas palabras? ¡¿Quién haría eso?! Tal vez él… Porque tal vez, no eran solo dos estúpidas palabras. Tal vez era algo mucho mayor. Meses. Meses de eso. Meses de amor. ¿En verdad lo amaba? ¿Qué iba a hacer? Ahora estaba más confundido que antes y no quería eso. Llegó a su climax en medio de un sonoro gemido y dejó de moverse. Debido a la inclinación del chico, su pene salió de su interior y se quedó mirando su rostro. Harry le sonreía. ¿Por qué? ¿Es que acaso se podía llegar a ser tan ingenuo? Voldemort no pudo seguir viéndole. Volteó su rostro y sin decir ninguna palabra, se vistió con un hechizo y se marchó de ese lugar para no volver por un largo tiempo.

 

Mi amor, mi amor, mi amor, mi gran locura 
no puedo respirar cuando me besas 
y luego si me faltan tus caricias 
me ahogan el dolor y la tristeza.

 

Harry lloraba desconsoladamente. Otra vez se había ido. Otra vez pasaban los meses. Otra vez no tenía noticias de él. Estaba cansado de todo eso. Decidió que su corazón no podía aguantar más. Era demasiado. No le importaba si había sido utilizado, si ese había sido el plan de Voldemort desde el principio o si sólo necesitaba más tiempo. Él ya no podía más y no aguantaría más. Había decidido decir basta. Tenía toda su ropa guardada en un baúl y a la esperanza la había escondido bien en el fondo. No quería que lo volviera a lastimar. No más. Había olvidado cuantas veces había intentado ponerle fin a esos sentimientos pero no había podido. Y cuando después de meses y meses de intentarlo se había dado cuenta que aquello era imposible, lloró. Lloró como nunca pidiéndole perdón a sus padres, a Sirius, a Dumbledore, a sus amigos, a todo el mundo mágico. Él sabía que no tenía la culpa de que le impusieran una responsabilidad que no había elegido, pero aún así, sentía que los estaba traicionando a todos por amar a ese ruin ser. Lloró para disculparse por su amor impuro y después de meses de traicionarlos, lloró por ese amor no correspondido. Llorar y llorar. Era todo lo que podía hacer Harry. Porque era débil. Era solo un niño. Y ahora ya no tendría nunca más el amor de ese ser.

 

Mi gran amor, no puedo más,

arráncame la vida, pero no me dejes más.

Mi gran amor, no puedo más,

me muero entre tus brazos y me muero si no estás.

Mi gran amor,

me muero entre tus brazos y me muero si no estás.

 

 

Los meses pasaron y luego de haber huido del mundo mágico para dejarlos a todos solos y sin ninguna esperanza Harry al fin se encontraba en paz consigo mismo. O al menos esa era la mentira que se decía todos los días para no tener que recordar a Voldemort y pensar qué estaría sucediendo en el mundo mágico luego de la desaparición total del niño-que-vivió-y-huyó. Era muy gracioso imaginarse que quizá algunos lo estarían llamando así. ¿O tal vez pensaran que Voldemort lo había secuestrado o matado? Sí, era más seguro que pensaran aquello. ¿Quién imaginaría que el pobre, huérfano y débil niño dorado había huido para dejarlos a todos a merced del ruin, malévolo y tenebroso Lord Oscuro? Definitivamente nadie. Aunque si alguien se pusiera a pensar un poco ¿Qué clase de idiota no notaría que lo primero que hiciese Voldemort después de matarlo sería publicar esa maravillosa noticia por todos lados? Ok. Era muy difícil pensar que podía haber pasado con su miserable vida. Y eso… definitivamente le agradaba. En pocos años se darían por vencidos y ni siquiera preguntarían que habría sido de la vida de la única persona que pudo haber detenido la tiranía de un dictador pero que por simple capricho no lo había hecho.

 

Qué lo dejaran en paz. Harry ya había tenido bastante. Él les había dado la espalda, sí. Pero no por cobardía, no por debilidad, lo había hecho por amor. Porque se había malditamente enamorado de un ser sin corazón y esa había sido su perdición. Se había enamorado de su fragilidad, esa fragilidad que solo él conocía al saber lo que había sufrido en ese orfanato del mismo modo que él había sufrido con sus tíos. Se había enamorado de aquella imponencia que había logrado por sus propios medios al superar su dolor, tal vez no su odio.  Se había enamorado de esos ojos, de esos labios, de esas manos. Se había enamorado del endemoniado Thomas Riddle. Y él, Harry Potter, ya no estaba dispuesto a hacer nada para evitarlo.

 

-Veo que te gustan las plazas.- Le dijo un hombre desde su espalda logrando que se le erizara todo el bello de sus brazos y el de detrás de su nuca. ¿Estaba dormido acaso?- A mí nunca me agradaron. Los niños siempre se veían felices, pero yo no podía serlo.- ¿En verdad era él? Harry no quería voltear para no romper el hermoso sentimiento. Quería decirle que si se quedase a su lado, Harry haría que le gustasen las plazas tanto como a él.- Huiste. Creí que de mí; luego me di cuenta que era del resto.

 

-Te equivocas. Huí de algo que no puedo controlar.

 

-Es cierto. No puedes controlarlo. Pero… ¿Sabes? A pesar de que tardé, al fin me decidí.

 

-¿Me satisfacerá tu decisión?

 

-No tienes idea de cuanto.- Y luego de voltear el rostro de Harry, Voldemort lo tomó entre sus manos y selló ese pacto con un beso desesperado.

 

 

 

Fin

Notas finales:

Tal vez sea un poco cursi pero la verdad es que no quería que tuviera el final trágico de: "La vida sigue Igual". Así que espero que les haya gustado la parte tan OOC de Voldemort al final del fic. jejej. Recuerden que los otros fan fics de esta serie son:

 

La vida sigue igual- Harry Potter (VoldemortxHarry)

Porque yo te amo- Yu Yu Hakusho (KuramaxHiei)

Me amas y me dejas- Yu Yu Hakusho (HieixKurama)

Noche de Amantes/Querida- Inuyasha (SesshoumaruxInuyasha)

Penumbras- Death Note (LightxL)

Ave de Paso- Naruto (NarutoxSasuke)

Así- Naruto (ItachixSasuke)

 

 

Espero que si alguna serie es de su interés se pasen a leerlos :) Nos estamos leyendo n.n


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