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EL MAL CAMINO por Galev

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Notas del capitulo:

Hola :3 debo advertir que en este capítulo hay malas palabras, agresión, sangre y una escena homoerotica. Pero igual espero que les guste ^^

Capítulo II: Que comience el negocio

Ese mismo día, Galen, luego de haber trabajado extenuantemente en la mesa plegadiza, había terminado. Al final había quedado algo que si bien no era bello, era aceptable y funcional para seguir con la idea de la venta de los dulces. Después se las había arreglado para que su tita no notara que metía esa fea mesa a la casa, lo había hecho mientras ella dormía, que era gran parte del día. Su hermano Aarón también estaba dormido, cuando metió la mesa debajo de su cama.  

Para ese momento Galen había comprado una buena cantidad de dulces y papas fritas al mayoreo, vasos, salsas y limón, en fin, todo lo necesario para su primer día, esas bolsas llenas de mercancía también las había escondido bajo su cama y estaba a punto de salir del cuarto, echándole una última mirada a su hermano para asegurarse que este no lo hubiese visto y fue entonces que se percató de algo extraño; Aarón llevaba una chaqueta roja de nylon que de no haber sido porque estaba acostado de lado jamás habría visto que tenía una bolsa interna, de esta bolsa alcanzaba a asomarse  un objeto  metálico oscuro, como el ónix, con una parte de cuero o caucho, parecía la empuñadura de una pistola, Galen no se atrevió a acercarse a comprobarlo, pero estaba casi seguro de que si lo era. Comenzó a preguntarse muy intranquilo por qué razón Aarón llevaría un arma en la bolsa de su chaqueta.

 

Nervioso, salió con mucha cautela de la habitación, cerrando la puerta tras de sí, desde aquel día en delante, estar con su hermano le inspiraba un serio temor, era cierto lo que decía su tita, Aarón estaba metido en muy malos pasos, no había que ser un genio para saberlo y lo peor es que su madre parecía no darse cuenta, o quizá simplemente no quería hacerlo. Galen quería no pensar en eso él tampoco, deseando nunca haber visto el arma, así que olvidándose un poco del tema, el resto del día, estuvo haciendo cuentas sobre el precio al que debería de dar sus dulces y papas preparadas.

 

Al día siguiente, sábado, después de desayunar, Aarón como siempre no había llegado en la noche a la casa, su madre ya se había ido, y su tita también había salido a comprar cosas para la comida. Galen sacó la mesa plegadiza de debajo de su cama y terminando de guardar las bolsas de su mercancía en un costal, escribió una nota para su tita que decía: “Fui al bosque a jugar fut con unos amigos, regreso para la comida, bye” esta nota la colocó sobre la mesa, sabía que mintió un poco, que importaba, sólo quería probar el negocio. Y llevándose consigo un cuchillo para cortar los limones y una de las tablas de picar de su casa, se puso en marcha a la plaza de armas.

 

El día estaba casi completamente despejado, con un cielo azul claro, apenas cubierto por algunas nubes esponjosas, como el algodón de azúcar. Parecía como si la suerte le sonriera, al encontrar un lugar sombreado bajo un árbol frente al quiosco de la plaza, donde había más gente, ahí armó su mesa, la cual quedó a la altura adecuada, y comenzó a poner sus dulces y vasos de papas. No había terminado de poner el puesto, cuando la gente ya comenzaba a comprarle, era como magia, pensó Galen. Casi para la hora de comer ya había vendido cerca de la mitad de su mercancía, recuperando su inversión. Algunas personas se acercaban a él y le preguntaban si vendía cigarros, pero él solamente movía su cabeza en negación, tendría que ir a comprar también, pensó, para venderlos de uno en uno. Al principio había batallado un poco con la feria ya que no se había preparado para eso, pero al cabo de un rato, un señor grande quiso que le cambiara una gran bolsa de monedas por un billete, tardaron buen rato en contarlas, pero valió la pena. 

 

Miró el reloj en su muñeca, marcaba cinco para las dos, sí que era tarde, debía irse a casa ya. Así que vendiendo el último vaso de papas del día, decidió cerrar el puesto, empacando las cosas que le habían sobrado. Tenía mucha prisa, ya que primero quería dejar la mesa escondida en la parte trasera de la vecindad, y debía meterla a la casa cuando su tita estuviera dormida, que seguro sería después de comer, mientras rezaba el rosario, pensaba entrar a la casa rápido para esconder el costal, todavía no se le ocurría como, pero ya vería la manera.

 

Pensaba todo esto mientras caminaba apresuradamente rumbo a la vecindad donde vivía, sujetando la mesa con un brazo y el costal de dulces en el otro. Sin prestar mucha atención en su camino, no tardó en chocar contra alguien del lado derecho ya que de ese lado llevaba la mesa y esta no lo dejaba ver muy bien. Pese a que no fue un impacto muy fuerte, sabía que había golpeado a la persona con la cual chocó con una de las orillas del mueble.  

 

-Lo siento, no me fije –Se disculpó Galen rápidamente apenado, antes de poder ver bien a esta persona.

Cuando lo hizo, lo primero que miró fue esa cicatriz en la ceja derecha, sin duda alguna, el mismo sujeto de la pandilla del día anterior. Estaba ahí de pie frente a él, mirándole con esa cara de pocos amigos, y llevando de nuevo esa chaqueta verde militar que le había visto en el callejón, parecía ser una persona agresiva, y su mirada tan penetrante lo hizo sentir nervioso, ¿acaso ese tipo estaba pensando en golpearlo? Sin embargo sólo pareció mascullar algo que sonó como “Cuidado” para sin más continuar por su rumbo como si nada.

 

Por alguna razón Galen sintió que detrás de ese “cuidado” había un significado oculto, como la pistola escondida de Aarón en la bolsa de adentro de su chaqueta, ambas cosas le provocaron miedo, sólo que una era lógica y la otra no. Así, con ese nuevo sentimiento, regresó a casa, haciendo antes lo que había pensado sobre esconder la mesa. Sabía que era inevitable pero su tita lo descubrió con el costal de los dulces, y cuando lo hizo tuvo que inventarle que tenía que hacer una dinámica en el salón, y que tenía que llevar dulces para todos al finalizar, en su salón había casi cuarenta personas, así que no era algo tan descabellado de tragar.

Su hermano Aarón no dejó de hurtarle sus dulces, y cuando le dijo que no agarrara más pues eran para su clase, este sólo le contestó: “Oblígame” con un tono bastante retador. Realmente no creía que Aarón,  aun estando en los peores pasos del mundo, fuera capaz de disparar contra su propia familia, pero eso no quitaba el hecho de que lo intimidaba. No paraba de pensar en la pistola… En si era buena idea callarse lo que sabía, quizá traía el arma con él justo en ese momento, ¿de verdad merecía su mamá saberlo? ¿Qué su hijo favorito se estaba convirtiendo en una mierda?..... No, ese era problema de Aarón y no suyo, su mamá no tenía por qué tener más decepción de la que ya tenía, más pendientes y más desgracias, no era justo, pero Aarón era un pendejo, y pese a que era mayor que él, desde que su padre les hizo la estafa que arruinó a la familia, parecía sólo un niño malcriado, en su propio mundo de egoísmo y rebeldía sin sentido.

Tristemente lo único que le distraía en ese momento, era pensar en su negocio que pareció tener una buena abertura, que llegando al baño contaría el dinero que había ganado, y que en la noche, cuando Aarón estuviera ausente, como siempre, rajaría el colchón de su cama, en algún lugar no visible, y metería sus ahorros. Pensaba que era engorroso cargar con la mesa, pero que cuando supiera alguna técnica mejor, la pondría en marcha.

El resto de ese día, completó una tarea de biología I que tenía pendiente, buscando en un libro que había sacado de la biblioteca de su escuela nombrado: “BIOLOGÍA” de Claude A. Ville, desearía tener internet en su casa, pero bueno, así como su madre solía decir “No siempre se puede ganar” y cuando se percató de los ronquidos de su tita Adelita, supo que era el momento de ir a meter la mesa corrediza. Odiaba tener que hacer las cosas a escondidas, pero estaba seguro de que su mamá al principio repudiaría la idea; le diría que ni que tuviera mucha necesidad para ir a vender dulces a la calle, que más bien lo que debería de estar haciendo era ponerse a estudiar con más ganas, para algún día llegar a ser alguien en la vida, y no un pinche estafador, como su padre…

 

Aquella noche, después de cenar, buscó algo intensivamente entre sus cosas, revolviendo como un loco el contenido de los cajones de su buró. Por fin la encontró, una pequeña lata de gas pimienta; un obsequio que le dio su madre a medida de protección, cuando recién se mudaron ahí. Jamás la había utilizado, pero algo le decía que no tardaría mucho en hacerlo, así que colocándola acostada sobre el marco de la ventana adyacente a su cama, decidió acostarse a dormir. Al principio batalló para poder hacerlo, pero al cabo de un rato se durmió profundamente, sin embargo un fuerte ruido lo despertó; Aarón acababa de entrar a la habitación y había azotado la puerta. Lentamente el cuarto se fue impregnando de un olor a alcohol, cigarro y a algo muy característico, como a hierro, era un olor a… Sangre…

Galen fingió seguir dormido, sin mover ni un músculo mientras escuchaba a Aarón quitándose los zapatos aventándolos descuidadamente al piso, y el ruido de los resortes de su cama al recostarse sobre ella, al cabo de un rato, comenzó a escuchar su respiración profunda, y echándole un vistazo lo alcanzó a ver dormido.

 

Mirando a su hermano dormir en la cama contigua, comenzó a parpadear pesadamente, notó pese a su estado somnoliento que el reloj despertador en su buró marcaba la una veinte entre un parpadeo y la una cuarenta entre otro. De pronto, como a eso de las dos, sintió ganas de orinar, por lo que tuvo que levantarse de la cama. Tuvo cuidado de no despertar a su hermano, y salió de la recamara. Una vez terminado su asunto, decidió ir a la cocina por un poco de agua, ya que sentía la boca muy reseca. Al acercarse a esta, le pareció curioso que la luz estuviera encendida, y al entrar le sorprendió mucho ver que sentada en una de las sillas del desayunador, estuviera su madre.

Ella se encontraba de espaldas hacia él, llevaba puesto todavía su traje blanco de enfermera y estaba inmóvil, como si se hubiera quedado dormida en la silla. Estuvo a punto de tocar una de sus manos que colgaba de su cuerpo para despertarla, pero fue entonces que se percató de un hilillo rojo y brillante que resbalaba por la palma de su mano, siguiendo su rumbo por uno de los dedos, para caer en gotas discretas sobre el piso. En el pecho de Galen, por un momento se sintió como si un enorme globo acabara de reventar. Violentamente giró la silla, para toparse con una figura de piel pálida y muerta, que tenía una mueca de terror que deformaba su rostro sin vida. Un traje de enfermera empapado de sangre, que exhibía un agujero de bala en el pecho.

 

-No…. No…. Mamá…. No….. –Chilló Galen mirando la escena petrificado… Un asesino había entrado a la casa y –No… ¡Tita! –Gritó corriendo a la habitación donde ella dormía.

 

Por un momento, la casa se sentía helada, y una tensión espantosa podía respirarse ahí, su madre estaba muerta…. Muerta… ¡¡¡¡¡¡SU MADRE ESTABA MUERTA!!!!!! Y toda la casa olía a sangre…

 

Entró a la habitación de su tía, el aire se sentía viciado y estaba en completa oscuridad. Cuando prendió la luz, miró que su cama estaba vacía, y sobre ella un rosario rojo estaba casi al borde de esta. Caminó un poco más, dándose valor. Mirando a la pared, había un cuadro con la imagen de un cristo mirándole con sus ojos moribundos y su rostro ensangrentado por la corona de espinas. Se sentía aterrorizado, a medida que caminaba, el olor a sangre parecía intensificarse. Detrás de la cama, en el piso, alcanzó a distinguir  un charco rojo que se extendía por el suelo. Y más adelante encontró un cuerpo sin vida boca abajo. Una señora grande, de cabello largo y canoso, cuya cabeza estaba perforada por un disparo. Galen no pudo más y cayó al suelo intentando alejarse de esta imagen, jadeaba horrorizado, al tiempo que vomitaba de la impresión.

 

Como pudo comenzó a arrastrarse fuera del cuarto mientras una maraña de pensamientos y sentimientos zumbaban en su cerebro como un enjambre enfurecido de abejas.

Entre la maraña, había una voz que repetía constantemente lo mismo, y que empezaba a tomar fuerza por sobre las demás:

“Aarón lo hizo, Aarón lo hizo, Aarón lo hizo, Aarón lo hizo, Aarón lo hizo, Aarón lo hizo, Aarón lo hizo, Aarón lo hizo, ¡Aarón lo hizo!, ¡¡Aarón lo hizo!!, ¡¡¡Aarón lo hizo!!!, ¡¡¡¡Aarón lo hizo!!!!, ¡¡¡¡¡¡AARÓN LO HIZO!!!!!!!”

 

-….A-Aarón lo hizo-Murmuró repentinamente, pasmado.

 

-Sí, yo lo hice –Confirmó una cínica voz detrás suyo.

 

Todavía estaba en el piso pero se levantó espantado, para mirarlo de frente.

Ahí estaba Aarón, con esa chaqueta de nylon rojo, limpiando la pistola con su propia camiseta, viéndolo deleitado, como con una sonrisa.

 

-¡¡¡MALDITO DESGRACIADO!!! –Gritó Galen con una mezcla de sentimientos asfixiante.

-Maldíceme una vez más puto de mierda, así te quería ver –Exclamó su hermano, lanzándose como un rayo, hacia él, acorralándolo contra la pared.

 

Galen, intentó liberarse con pánico, pero Aarón le arrebató un beso en los labios bastante violento y comenzó a desgarrarle la ropa.

Al percatarse de lo que estaba pasando, el muchacho más chico comenzó a lanzarle golpes.

 

-¡Escúchame imbécil!-Le gritó Aarón, apuntándole en la cabeza con la pistola –Vuelves a golpearme y te exploto la mierda que tienes en la cabeza, ¿entiendes?

 

El chico solo asintió aterrorizado. Su hermano, ahora lo sujetó fuertemente de la nuca, para ponerlo boca abajo en el piso. Todavía sentía el frío metal en el occipital. Comenzó a llorar, muy fuerte al sentir que Áaron le quitaba  los pantalones, y que frotaba su miembro duro contra sus glúteos. Iba a violarlo, estaba seguro que iba a hacerlo… Galen lloraba como un bebé, gritando sumamente alto.

 

Pero de pronto, un dolor muy fuerte en la sien lo despertó, cuando abrió sus ojos se percató de que estaba en su habitación y todavía era de noche, una luna llena se colaba a través de las cortinas de la ventana. No supo en qué momento se quedó dormido y empezó a soñar eso.

Cuando volteó a la cama contigua a la suya, notó con sobresalto que su hermano Aarón lo estaba mirando furioso, debajo de sus ojos había dos bolsas moradas, y su mejilla tenía un golpe bastante feo. Estaba ligeramente incorporado en su cama, con un zapato sujeto en una mano.

 

-Ya te vas a callar, ¿o te pego otra vez? –Le dijo furibundo –Estoy muerto, ¿entiendes? Sólo quiero que me dejes dormir y no puedo hacerlo si estás gritando y llorando, maricón de mierda.

 

En ese momento, Galen sintió que su cara se cubrió con un notorio sonrojo, mientras algunos sollozos todavía escapaban de su garganta, así como de sus ojos algunas lágrimas. El sueño fue tan horrible, que todavía sentía que lloraba, pero a la vez, estaba sumamente feliz de que sólo se tratara de eso, una horrenda pesadilla.

 

-Lo siento –Fue lo que atinó a decirle, mientras el otro, volvía a acomodarse para dormir.

 

-A ver si mañana me dices que fue lo que “yo hice” –Masculló Aarón con fastidio, ya comenzando a quedarse dormido.

 

Mientras Galen, quien temblaba un poco al recordar el sueño, simplemente pensó: “Claro que no lo haré…”

 

Notas finales:

Pues sí, era un sueño jeje, pero igual su miedo quizá no estaba tan mal fundamentado. Prometo que la historia se irá poniendo mucho más interesante segun avancen los capítulos ^3^

Plis comenten !!! TT_TT jeje


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