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Yuki no Namida por Dark_Yuki_Chan

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YUKI NO NAMIDA
("Lágrimas de Nieve" o "Las lágrimas de Yuki")


Con Todo mi Amor Para mi Onii-chan, Hisoka-san. Ai Shiteru…


Puedo recordarlo como si hubiera sucedido hace sólo unos pocos minutos. Si cierro los ojos, aún puedo ver su rostro, ése rostro perfecto como el de un dios, y esos cabellos de oro y esos ojos que parecían capaces de leer los pensamientos. Aún puedo verlo diciéndome:

“Shu-chan…” Recuerdo que yo no podía creer que esas palabras hubieran realmente salido de sus labios. Simplemente tenía que ser un sueño… o una pesadilla.

“Yuki…” Dije, en un descomunal esfuerzo por contener las lágrimas. “No hables, Yuki. No digas nada.” …l, cosa extraña, obedeció y no intentó decir una palabra más. Sólo me clavó sus ojos dorados con un gesto de dolor tan profundo que no pude saber si era debido a su estado o a algo más que escapaba a mi entendimiento. ¡Oh, todo era tan injusto!, pensé entonces. …l jamás había dicho nada que pudiera hacerme sospechar que algo así podría ocurrir. …l nunca me dijo lo débil que era su corazón. Yo no tenía forma de saber que hasta un susto podía matarlo.

“Shuuichi…”

“No hables.” Pedí, cogiendo su mano. La acaricié y cubrí de besos mientras apretaba los párpados para no llorar, haciendo uso de toda mi fuerza de voluntad para conseguirlo.

“Ai shiteru (“Te amo”), Shuuichi… No lo olvides nunca…” Dijo él, clavándome los ojos con una tristeza inmensa. Apreté su mano y le devolví la mirada, aún arrodillado junto a su lecho.

“Yo también, Yuki, más que a nada en el Mundo.” …l sonrió a lo que debió parecerle una exageración, y apretó débilmente mi mano con muy poca fuerza.

“Perdóname por todo, Shu-chan… por todo el dolor que te causé…”

“No digas eso.” Interrumpí.

“Perdóname, por favor, para poder sentirme tranquilo cuando…”

“Te perdono lo que quieras, demo …” Volví a interrumpirlo, mas no me dejó continuar.

“Y recuérdame… no te olvides de mí.”

“¡Ya no hagas eso, Yuki!” Le rogué. “No te despidas… como si fueras a marcharte, como si fueras a…” No pude continuar aguantando ése dolor. Estallé en llanto, con lágrimas amargas y desesperadas que empapaban mi cara. “¡Oh, Yuki, tú no vas a morir! Todo saldrá bien, ya lo verás, todo va a salir bien, y entonces estaremos juntos… juntos para siempre.” Sollocé.

“Shuuichi, yo ya no puedo.” Dijo cansado, cerrando los ojos. “Mi corazón ya no puede más. No podemos aguantar…” Quise contradecirlo, asegurarle que todo marcharía a las mil maravillas, pero ningún sonido salió de mis labios húmedos. No podía mentirle. No podía engañarlo ni engañarme a mí. Ambos sabíamos que en breve su corazón dejaría de latir…



* * *



Abrí los ojos y él aún estaba despierto. Sostenía apenas mi mano con sus dedos ahora débiles. Su pecho subía y bajaba de forma alarmantemente sutil. Su rostro normalmente indiferente mostraba entonces una tristeza desgarradora. En cuanto desperté, el dolor empañó mis ojos.

“Es… es mi culpa, Yuki…” Logré balbucear. …l me clavó otra vez sus ojos que se apagaban lentamente.

“No es así, Shuuichi…” Intentó.

“Oh, claro que sí.” Dije yo entre lágrimas. Todo era mi maldita culpa…



*****************************INICIO DEL FLASHBACK****************************

- ¡Shuuichi! ¡Na No Da! ¡Nee, Shuuichi! -. Oí a mi espalda. Detuve mi acelerada carrera para encontrarme con Sakuma Ryuichi. Su rostro, iluminado como siempre por una sonrisa radiante, estaba cubierto por manchas de pintura rosa.

- Konnichiwa, Sakuma-san ^-^ -. Saludé, echándole una mirada al taxi que se había detenido al verme correr y ahora volvía a ponerse en marcha.

- Ven, Shu-chan, mira lo que he hecho Na No Da.

- Bueno, en realidad Yuki… -. Traté de excusarme, pero no me dio tiempo.

- ¡Ven, No Da! -. Dijo sin hacerme caso, cogiendo mi mano y arrastrándome hacia una pared pintada. En una silla, sobre un cojín azul y apoyado en la muralla, estaba Kumagoro. Una reproducción bastante fantasiosa de él –Algo que pudo haber hecho un niño de cinco años– “adornaba” la pared, y los tarritos de pintura rodaban por el suelo.

- ¿Te gusta, Na No Da? -. Preguntó Sakuma-san con un extraño brillo en sus ojos.

- Hai, está muy kawaii ^-^ -. Sonreí.

- ¿De verdad?

- Ha…

- ¡Entonces te lo regalo Na No Da! ^o^ -. Exclamó interrumpiéndome. Tomó una brocha sumergida en pintura azul y escribió con su letra de jardín infantil “De Ryu-chan con mucho **Corazón con carita sonriente** para Shu-chan. Na No Da.” bajo una oreja del enorme Kumagoro.

- Eto… Domo arigatou (“Muchas gracias”), Sakuma-san *^-^*

- Y dime, ¿Adónde ibas tan apurado?

- ¡Oh, es cierto! -. Recordé entonces. - ¡Yuki me está esperando para cenar! Gomen, Sakuma-san, tengo que irme.

- Kumagoro y yo estamos muy aburridos, Na No Da. ¿Podemos acompañarte hasta tu casa?

- Etooo…

- Onegai (“Por favor”) No Da-. Suplicó con cara de cachorrito abandonado.

- Supongo que sí ^-^

- ¡¡Yaju!! ¡Na No Da! ^o^!



Cuando por fin llegamos al edificio, pretendía despedirme de Sakuma-san.

- O yasumi (“Buenas noches”), Sakuma-san. Domo ari… -. Me interrumpí al ver su expresión. La sonrisa eterna se había borrado de su cara, y ésta se hallaba inusualmente seria.

- Shuuichi.

- Ha… ¿hai?

- ¿Tú lo amas? -. Preguntó, mientras Kumagoro yacía en la acera totalmente olvidado. Tardé un segundo en comprender que se refería a Yuki, a MI Yuki.

- Pues es mi koibito…

- Demo, ¿De verdad lo amas? -. Inquirió como quien pregunta a Kami-sama si podrá estar en el cielo o lo condenará a los eternos fuegos del infierno.

- Hai, más que a la vida -. Admití, notando como la sangre me subía al rostro. No pude comprender –menos aún evitar– lo que sucedió a continuación. Todo fue demasiado rápido. De pronto Sakuma-san estaba sobre mí, sus labios apretados contra los míos y su lengua invadiendo mi boca. Sus manos, las mismas manos que estaba acostumbrado a ver sobre el cuerpecito de peluche de Kumagoro, tocaban mi cuerpo con desesperación. Una de ellas acariciaba mi torso por debajo de la polera, mientras la otra trataba de bajar mis pantalones, sin saber si atrapar mi trasero o mi entrepierna. Yo no entendía absolutamente nada. Sólo fui capaz de reaccionar cuando vi a mi amor de pie en la puerta del edificio. Sus ojos y su boca estaban muy abiertos por la impresión. …l estaba de piedra. Entonces, mientras luchaba por safarme de los brazos opresores de Sakuma Ryuichi, vi a mi koibito perder el equilibrio y afirmarse del marco de la puerta para no caer.

- ¡Yuki! -. Grité, soltándome por fin y corriendo hacia él. – Yuki, yo no… -. Pero él se desvaneció en mis brazos.

- Shuuichi… -. Intentó Sakuma-san.

- ¡¡Yuki!! -. Exclamé aterrado. …l, desmayado, no dio el menor indicio de haberme escuchado.

******************************FIN DEL FLASHBACK******************************



El recuerdo corrió por mi mente en un segundo. Cerré los ojos inconscientemente, y cuando volví a abrirlos, MI Yuki tenía los suyos apretados dolorosamente.

“¡Yuki!” Exclamé. …l levantó una mano para indicarme que no me acercara ni desesperara. Su respiración se volvió penosamente forzada. “Yuki… no me dejes, Yuki…” Rogué de forma casi inaudible.

“Shu-chan…” Jadeó. “Te encargo mucho a… a Nadeshiko” Dijo al fin.

“¿Qué quieres decir, Yuki?” Pregunté confundido. ¿Qué diablos tenía que ver ella con todo esto? Por un segundo la odié por ocupar la mente de mi koibito en un momento como aquél, para luego reprenderme por tener sentimientos tan innobles.

“Shuuichi, cuida a Nadeshiko-san… kudasai. Cuídense mutuamente. Y sean feli…”

“¡Yuki!” Exclamé Enojado. “¡Deja de hacer eso! Tú no eres así, tú no te rindes, no dejas que te superen, tú…”

“Shuuichi, yo voy a morir.” Dijo resueltamente, dejándome mudo. “Y no tengo miedo de la muerte.” Agregó. “Me duele saber que ya no podré estar contigo, pero cuando muera ya no podré tener recuerdos ni sufrir… Por eso mi único temor es que te vaya a suceder algo malo, que vayas a hundirte por mi culpa.”

“Yuki…”

“Por eso, prométeme que tú y Nadeshiko-san se cuidarán el uno al otro… promételo, Shu-chan.” Pidió con firmeza.

“Demo, Yuki…”

“¡Promételo!” Exigió, y por un instante sus ojos volvieron a ser los mismos de antes.

“Hai, Yuki. Te lo prometo.” Acepté, sin saber lo que esas simples palabras harían de mi futuro. …l, todo lo contrario a lo que yo esperaba, suspiró visiblemente aliviado y se dejó caer sobre la almohada.

“¡Yuki!” Exclamé, al ver como su hermoso rostro se ponía blanco en un segundo. Sus ojos, esos ojos que no se cerraban jamás mientras yo estuviera despierto, esos que cada mañana iluminaban mi alma para un nuevo día de vida, sus ojos que eran míos se llenaron de lágrimas brillantes, y ya no se cerraron más… “¡¡¡YUUUUUUUUUUUUUUUUUKIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!!”



* * *



Ni siquiera la lluvia amarga que azotaba la tierra era suficiente lamento para tal tragedia. Ya no lloraba, y no porque sintiera un poco menos de dolor, sino porque mis lágrimas y mis sollozos no eran dignos del momento. Yuki. Mi Yuki. Tu adiós. Nadeshiko, mi promesa, mi cadena, mi karma. Nadeshiko, mi obligado amor, llorando sin saber por qué. Ella no conoció a mi Yuki. Ella no sabía qué estaba encerrado en ese cajón, quien era esa persona a la que decía amar. Ella no sabía que con él había muerto mi corazón.

Cuando el funeral hubo concluido, Nadeshiko, nuestra amiga, la querida amiga que mi amor y yo adorábamos, se acercó a mí con el rostro húmedo y los ojos enrojecidos. Se abrazó a mí, llorando a mares, cubriéndome con su larga cabellera castaña. Mi cuerpo, como mi corazón, se encontraba demasiado débil para cumplir correctamente la promesa que ahora era lo único que me mantenía vivo. Cayó al piso, cayeron ambos, sin fuerzas. Nadeshiko no me soltó. Los dos nos quedamos abrazados en el piso, bajo la lluvia inclemente… hasta hoy. Seguimos abrazados, adoloridos, como muertos, sin podernos levantar…



…Y sin embargo la vida sigue, sin apiadarse de nadie, y nos lleva con ella. Una lágrima y cierras los ojos. El recuerdo de un amor que en mí jamás murió. Un matrimonio para hacerlo feliz, una cruz que soy incapaz de cargar. La soledad compartida y la muerte en vida. Pero la vida sigue. Abres los ojos, y ahí esta el chico. Ese pequeño que es mucho más. …se, más fruto del dolor que de otra cosa, vivo recordatorio de mi promesa. Ese pequeño de ojos dorados.

- ¡To-san (“Papá”)! ¡To-san, la nieve, la nieve! ¡Mira la nieve, to-san!

- Yuki… (Yuki = Nieve).

- ¡To-san, to-san, vamos a ir, ¿ne?! Prometiste que iríamos a la nieve, no lo has olvidado, ¿Ne?

- Claro que no lo olvidé, hijo -. Respondo con una sonrisa.

- ¡¡Que bien!! ¿Iremos con Ka-san (“Mamá”)?

- No. Nadeshiko ha preferido quedarse. Seremos sólo tu y yo, Eiri.

- ¡De acuerdo! -. Exclama mi pequeño, riendo y saltando feliz. **Sólo tu y yo y la nieve. Sólo tu y yo y Yuki…**

FIN

By: Dark Yuki-Chan

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