1. Iniciación
Cargando una mochila andrajosa en el hombro, el joven de apenas 19 años, se detuvo frente a su nuevo campus. Había decidido dejar sus antiguos estudios universitarios impuestos por su padre para estudiar algo que realmente le gustara… Ingeniería Mecánica. Para Eustass Kid no había otra cosa más interesante que las leyes de la física mezcladas con la tecnología, a diferencia de la aburrida carrera de medicina que su padre quería imponerle. El joven dio un largo suspiro y, con una extraña sonrisa, entró a lo que sería su nueva universidad. Para ese momento, las clases ya deberían ir casi a la mitad del semestre; tendría que apresurarse a ponerse al corriente o reprobaría y seguramente su padre dejaría de pagar sus estudios y le obligaría a seguir el camino que estaba destinado para todos los de su familia.
Los chicos con los que se topaba en su camino a la rectoría le miraban intrigados; quizá por su alborotado cabello rojo, su piel extremadamente pálida o por la expresión de asesino en serie que tenía en el rostro; sin mencionar que era mucho más alto que el promedio. En fin, era mejor ignorar las miradas curiosas, no le importaba mucho lo que pensaran de él; estaba acostumbrado a que lo viesen como un delincuente, y en cierta parte así era, pues siempre quería participar cuando se trataba de peleas.
Al encontrar la oficina del rector llamó a la puerta, y al recibir la aprobación, entró. El rector era un anciano de nombre Monkey D. Garp, según la placa sobre su escritorio; el hombre se limpiaba despreocupadamente las orejas con uno de sus dedos, tirando lo que sacaba al suelo con un soplido. Al ver al joven, sacudió las manos y las cruzó sobre el escritorio, y de la forma más seria que pudo, le invitó a tomar asiento.
- ¿es usted el joven Eustass Kid?- preguntó el hombre fingiendo interés, a lo que el pelirrojo respondió afirmativamente- lo estaba esperando- sacó una carpeta de su escritorio y comenzó a hojearla, sacando unos cuantos papeles de ella para entregárselas al chico- esos son sus horarios, profesores y materias asignadas junto con los salones a los que debe asistir y el reglamento escolar. También viene el número de su casilla y la combinación; puede cambiarla si gusta –le dijo mientras le entregaba una pequeña llave- le deseo mucho éxito en su nuevo camino, joven Eustass…
- ¿eso es todo?- preguntó dudoso; por alguna razón creyó que la inducción sería más larga
- no hay nada más que pueda decirle. Ahora apresúrese, no querrá llegar tarde a su primera clase- el hombre hizo un ademán con la mano, indicándole que saliera. Kid enarcó una ceja mientras se ponía de pie y salía de la oficina; quizá le trataba así por entrar a destiempo.
Alzó los hombros con resignación y miró su hoja para ver cuál era su primera clase…
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Dentro de su horario universitario no había nada parecido a un receso u hora del almuerzo, por lo que tenía que usar un espacio entre clases para poder relajarse y comer algo. Fue hasta las 11 de la mañana, después de su segunda clase, que encontró una brecha lo suficientemente grande para ir a la cafetería. Entró con las manos en los bolsillos mirando hacia todas partes… seguía llamando la atención y eso le molestaba.
Se acercó a los carteles en las paredes que enlistaban todo lo que había en la cafetería, y al ver algo que se le antojase, lo pidió, pagó y se dispuso a abandonar el lugar; prefería mantener contacto mínimo con esas personas. Pero como si los problemas se empeñasen en aparecer en su vida, chocó contra alguien mientras se dirigía a la salida; la comida del otro terminó en el suelo, y la suya adornando la ropa del de enfrente.
- fíjate por dónde vas pelirrojo de mierda- le gruñó el otro chico mientras se giraba a verle y se quitaba la chaqueta
- lo siento, creo que tu cabeza de césped me distrajo- quizá estaba en planes de ser un buen estudiante, pero nadie le hablaba así a Eustass Kid sin recibir una respuesta. Los estudiantes alrededor de ellos comenzaron a reír, haciendo sonrojar al joven peliverde por la rabia
- ¿estás buscando pelea?- el peliverde lo tomó por la chaqueta con fuerza y le miró amenazante- puedo patearte el culo cuando quieras
- eso me gustaría verlo- se burló Kid; nada en ese chico le intimidaba, podía con él, estaba seguro
- seguramente es nuevo- murmuró una chica a su lado- no sabe con quién se está metiendo
- ¿y qué si soy nuevo?- su voz asustó a la joven, quien no tardó en retroceder- no necesito saber quién es este tipo para darle lo que se merece
- oigan, chicos- se interpuso otro estudiante entre los dos- no pueden pelear en el campus o el rector Garp se enfadará
- eso es verdad- reflexionó el peliverde- tampoco me gusta aprovecharme de los novatos, eso es de cobardes.
- ¿entonces te arrepientes, cabeza de lechuga?
- soy Roronoa Zoro para ti, y no, no me retracto. Pero, en vez de molernos a golpes y buscarnos una buena bronca con el rector, prefiero que hagas un ritual de iniciación que hacen todos en el campus
- ¿de qué se trata?
- justo a las afueras de la ciudad hay una casa que fue abandonada hace mucho tiempo; es muy vieja y prácticamente se cae en pedazos, pero los que han entrado dicen haber encontrado algo aterrador en aquel sitio.
- ¿una casa embrujada?- pronunció antes de comenzar a reír- esos no son más que estúpidos cuentos para asustar a los crédulos y mantener a los niños alejados
- bien, si no tienes miedo, supongo que el reto no deberá ser difícil para ti- algunos comenzaron a murmurar, incluso se pusieron serios, ¿tanto les aterraba ese sitio?- debes pasar la noche dentro de esa casa. En el nivel superior, en la tercera habitación de la derecha, hay una pared donde, los que logran superar el desafío, escriben su nombre al amanecer antes de salir; como prueba de que estuviste ahí, deberás tomar una fotografía a la pared después de escribir tu nombre.
- bien, superaré su desafío de maricas y les traeré su puta foto- vaya que le encajonaban ese tipo de retos, él prefería una buena pelea a jugar al caza fantasmas.
- ten cuidado pelirrojo, sólo un puñado hemos soportado quedarnos hasta la mañana siguiente. Podría decirte lo que hay, pero eso le quitaría la emoción; aun así seré bueno contigo y te daré un consejo- dijo tomándole de los hombros- procura no orinarte en los pantalones- soltó una carcajada que fue secundada por otros más- yo mismo te llevaré a la casa y, si superas la prueba, quizá podamos tener un verdadero duelo entre hombres-dijo mientras le daba la espalda y se marchaba con un grupo de chicos
- de acuerdo- sin duda, lo más atractivo de aquella iniciación eran esas últimas palabras; el peliverde lucía fuerte, se divertiría mucho sacándole la mierda a golpe limpio.
Kid se acomodó el cabello con una mano y miró el reloj de la cafetería; apenas tenía cinco minutos para llegar a su siguiente clase; miró sus manos vacías y la comida en el suelo, pasando por encima de ella mientras salía de la cafetería, ya encontraría otro momento para comer.
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En cuanto cayó la tarde, Kid salió de su casa con rumbo a la dichosa casa embrujada; de no ser porque le habían prometido una pelea con ese chico y se moría de ganas de meterle sus palabras por el culo a base de golpes, ni siquiera se hubiera tomado la molestia de salir de su casa. No solía ser muy puntual, pero llegó frente a la casa a la hora indicada y la miró curioso… la fachada se estaba cayendo en pedazos con la más mínima brisa y las paredes se escuchaban crujir; sólo esperaba que aquel lugar no se le derrumbase encima cuando estuviera dentro.
Al ver que el otro no llegaba, decidió dar una vuelta alrededor de la construcción; algunas piedras sueltas estaban en el piso alrededor de la casa, muchos de los vidrios de las ventanas estaban rotas o tapadas con tablas de madera, sin mencionar que el moho comenzaba a subir por sus paredes; quizá lo único que encontraría ahí sería un vagabundo o algún grupo de chicos drogándose… bueno, al menos tendría con qué entretenerse hasta la mañana siguiente.
Se asomó por una de las ventanas que estaban rotas; no parecía haber nada interesante ahí, así que siguió andando por lo que parecía el jardín del lugar. La maleza le llegaba hasta los tobillos, por lo que apenas y podía ver por dónde iba; tampoco parecía haber nada extraordinario en aquel sitio, sólo una pequeña bodega al fondo y un árbol podrido junto a ésta. Ante una piedra que casi le hizo caer, bajó la mirada para ver por dónde iba, encontrando algo que finalmente atrajo su atención… a nivel del suelo, entre algunos arbustos, había una serie de barrotes enmarcando una especie de ventana que probablemente pertenecía al sótano.
Podía escuchar algunos sonidos provenientes de adentro, por lo que se puso de cuclillas junto a esa ventana y se asomó; estaba verdaderamente oscuro, ni siquiera alcanzaba a ver el piso de aquel lugar. Bueno, ya podría explorar la casa más tarde, así que se dio la vuelta y apoyó una mano en el piso para levantarse cuando algo se aferró fuertemente a su mano, haciéndole brincar del susto. Miró hacia atrás, encontrándose con una mano de morena piel que ostentaba un extraño símbolo en negro y la palabra “DEATH” tatuada en los nudillos. De entre las sombras apareció una mirada antes de que el dueño se dejase ver por completo… un joven de piel oscura le observaba con su ojerosa mirada sin ningún tipo de expresión en el rostro… el tiempo pareció detenerse cuando sus miradas se cruzaron…
- ¡así que aquí estabas!- dio un nuevo brinco cuando una voz le llamó desde su espalda. Al girarse hacia el otro lado se encontró con el chico de cabello verde- ¿ah? ¿qué sucede? Luces muy pálido, ¿será que te acobardaste? ¡Pero ni siquiera has entrado!- y mientras el otro se burlaba, volvió su vista hacia aquella ventana… pero el chico había desaparecido…
Continued…