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Tus lágrimas invisibles serán limpiadas, mi Chaton... por christalchii268

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Notas del fanfic:

Hola bellos y bellas lectores (.w.)/

Si, ya se, me tarde con esta historia, pero si diera mis motivos nunca acabaría ._.

Para aquellos que no sepan, este fic es parte de una serie de “Chatones”. Si desean saber algo más acerca del término, y también acerca de Celes, el mundo donde se desarrolla todo, sugiero que lean mi primer Fic de esta serie http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=74059

Si no lo leen no hay mucho problema, pues tratare de que la historia sea independiente, mezclándose hasta cerca del final.

Espero les guste la adaptación de esta pareja y en general la historia :D

PD: Si esperan: Lemon inmediato, mucha acción y rápida historia, o no volverse adictos a esta historia (¿?), dense por vencidos :3  

Notas del capitulo:

Junjou Terrorist no me pertenece, si no ha... vamos, ustedes ya saben el nombre de la diosa -w-

Puede que algun termino aqui escrito tampoco sea de mi autoria, si es así... *huye* (?)

 

Disfruten de la lectura .w.

Tus lágrimas invisibles serán limpiadas, mi Chaton...

En las calles poco transitadas del sector 11 caía nieve.

El cielo violeta se mostraba inusualmente obscuro, y el frio en el exterior era extremo.

Un joven de mirada gris seguía la trayectoria de los círculos azules. Protegido por el vidrio de la ventana suspiro hacia ella, provocando un círculo opaco en el cristal.

Cuando sonó un reloj en la sala del lugar el chico dio un brinco en su sitio. Con la respiración levemente agitada volteo a sus espaldas mirando la hora.

-¡¡Maestro, se nos hará tarde!!

Solo unos momentos después un hombre apareció frente al chico. Era alto y vestía impecablemente un traje negro que le hacía ver muy elegante.

-Tranquilo, nos iremos en el auto, llegaremos a tiempo...

-No debemos llegar tarde... -menciono el joven abrazando fuerte al mayor- Hoy es un día importante y...

-¿...Decisivo? -a completo el hombre en un susurro.

-Si...

El hombre de ojos azul rey miro con ternura al chico que sujetaba a él. Con la delicadeza digna de un amante toco levemente las orejas que se alzaban encima de su cabeza, notando la sorpresa en su reacción.

-De verdad todo irá bien Shinobu, esta tarde el caso lo ganaremos, ¡de eso no tengas duda!

- ...Eso espero... porque no sé qué pasaría si... nos separan...

La sola idea asustaba al mayor, demostrándolo en el fuerte agarre a los hombros del pequeño.

-Miyagi... -suspiro en el pecho del hombre.

-No importa lo que suceda hoy, no dejare que te alejen de mí. Nadie. ¿Entiendes Shinobu?

-Sí, maestro... -el joven se paró de puntas y lo beso suavemente con sus labios rosados y atractivos.

-Mi pequeño Chaton...

 

Capítulo 1: “No me gusta la esclavitud...”

Miyagi You acomodo distraídamente los lentes virtuales, aquel invento tan conveniente del planeta Celes. La gente enfrente de él se estaba sentando, otros muchos mantenían conversaciones con sus compañeros de asiento, en su brazalete electrónico o en otro aparato tecnológico.

Él no estaba preocupado, después de todo no era su primera vez dando una importante conferencia que incluso se transmitiría y grabaría para otros mundos. No, lo que a él lo tenía inquieto no eran las personas, ni siquiera el inmenso domo en donde hablaría, si no el día en concreto.

Ese día, diez años atrás él había dejado su mundo de origen, *Imi-nashi.

Miyagi era de un mundo distante y deficiente. Imi-nashi, el lugar donde nació y del cual huyo, el que durante milenios se había encontrado en paz, se había desatado la guerra que dado los enfrentados eran increíblemente fuertes no tuvo final ni ganador, trayendo por consecuencia que su amado hogar cayera en la miseria.

Imi-nashi era un lugar tranquilo y feliz, pero Miyagi supo que eso desaparecería algún día, y la razón era simple y obvia. La competencia y la magia no se llevaban.

El día en que vio desarrollada la batalla “final” no dudo en utilizar toda su magia y huir. Por suerte fue ayudado por un mundo completamente diferente, Celes.

Le tomo mucho tiempo, pero gracias a su prodigiosa mente y magia se adoptó al lugar. Después de diez años se sorprendió al notar que ya era un “Japonés”, y que había abandonado a su suerte a Imi-nashi. Como significaba el nombre de su origen, él era un hombre sin sentido.

Miyagi You ahora era un “protegido” de aquel tecnológico y casi perfecto mundo, trabajaba como uno de los mejores profesores de Celes y era un ejemplo de un ciudadano ejemplar.

Lejos quedaron los días en donde él no pensaba en su futuro, el ahora solo luchaba por mantener una rutina tranquila a pesar del gran sentimiento de culpa que siempre le asaltaba, todo por no haberse mantenido al lado del mundo que lo vio crecer y le dio vida y personalidad.

-Deja de divagar. ¡Vamos a comenzar!- le reprendió una voz a susurros. Miyagi volteo encontrándose con la mirada juguetona de su amigo de infancia *Kazuhiko Inoue, de largo y bello cabello rubio platino y ojos azules.

-No estaba divagando... -mintió volviendo a ver al frente, donde los invitados ya estaban más tranquilos y a la espera de que diera inicio el evento.

-Claro, solo haz lo que sabes hacer, Miyagi-dono.

Miyagi resoplo un poco divertido mirando a su amigo bajar del escenario. Inoue y el habían sido muy cercanos, casi como si fueran hermanos, demostrándolo más al huir juntos de su mundo de nacimiento.

Su amigo, algunas costumbres arraigadas imposibles de olvidar y el collar que su madre le regalo era lo único que tenía ahora de Imi-nashi. Lo único que en realidad quería tener.

Respiro profundamente tratando de olvidar todo, mandándole un discreto gesto al hombre que se encargaría de la proyección y ser el maestro de ceremonia. Cuando su nombre fue dicho seguido de un fuerte aplauso de la concurrencia Miyagi una vez más se sintió en su territorio, en algo que sabía hacer y en el cual nunca fallaría... y por supuesto nunca abandonaría.

 

Miyagi termino de agradecer al último burócrata y se reunió con su amigo en su lujoso auto. Después de que cerrara la puerta y se abrochara el cinturón de seguridad se elevaron tomando la 5ta autopista.

-Felicidades Miyagi. Los tenías comiendo de tu mano- rio su amigo sin dejar de ver al frente por donde conducía.

-Por supuesto. No olvides que soy el mejor profesor de universidad en Celes- siguió el juego mirando también al frente.

-Presuntuoso... -susurro Inoue con una sonrisa. Normalmente ellos hubieran seguido con los juegos, pero Miyagi continuo en silencio, mirando por la puerta echa de vidrio delgado y resistente que estaba a su lado. Su mirada perdida dio clara señal de su estado de humor pensativo.

Inoue también guardo silencio, apretando sin darse cuenta el volante. El, al igual que su amigo, recordaba que día era y lo importante que había sido en el pasado para Miyagi.

Ellos no solo habían dejado su planeta en el completo caos, sino también a amigos, familiares, incluso las prometidas de ambos amigos. Toda una vida había quedado junto a la guerra.

-¿Si sabes que los aniversarios son estúpidos, Miyagi?- le llamo, notando el pequeño sobresalto del profesor.

-¿No lo extrañas? ¿No extrañas a Imi-nashi?- Miyagi pregunto casi desafiante, tomando aquella actitud que siempre demostraba en su mundo de origen.

-Claro que lo hago, pero extraño a Imi antes de la guerra... -Miyagi bufo y volvió a mirar por la ventana. -¿Te arrepientes de venir a Celes, You?- Esta vez fue intencional llamarlo por su nombre, trayendo satisfactoriamente su mirada.

-Por supuesto que no, solo...

-Te sientes culpable. -Termino por él. Miyagi no se molestó en contestar, solo saco un cigarrillo, para luego prenderlo y fumar. Divertido que el profesor no necesitara encendedor, dado que el poder mayor de Miyagi era manejar el fuego, haciendo que de la punta de su dedo índice brotara una pequeña llama.

-Solo quiero olvidar todo, incorporarme como nada a Celes... -confeso el profesor exhalando humo gris.

Inoue bajo a la 1ra autopista mientras asentía a las palabras de su amigo.

-Créeme que yo también he deseado olvidar todo, pero ¿no crees que es estúpido? Ya estamos aquí, ya nada importa...

-Suenas como un maldito así -Sonrió Miyagi apagando el cigarrillo en el cenicero que tenía Inoue en el automóvil.

-Oh, ya. Yo todavía tratando de subirte el ánimo... -fingió ofensa el chico bajando a la calle en donde estaba el departamento de Miyagi. -Ya se. ¿Por qué no vamos a un bar? Hace poco un chico me recomendó uno bueno en el sector 6.

Miyagi vio su departamento enfrente de un bello parque mientras pensaba en la propuesta.

-Sí, ¿Por qué no? No tengo clases mañana, así que creo que puedo ir...

-No suenes tan emocionado, Miyagi- el profesor rio saliendo del carro. -Te vengo a buscar en la noche, ¡ponte bella amor!

-Imbécil... -mascullo Miyagi viendo la sonrisa divertida de su amigo antes de que se elevara por los aires en su carro color dorado.

 

Miyagi entro en su departamento, sin sorprenderse de lo vacío y silencioso que estaba. Dejo su maletín en el sillón junto con la capa negra. En Celes la mitad del año era de clima frio, así como había estado últimamente pronto empezaría a nevar, era por eso que los habitantes llevaban elegantes capas largas para protegerse de la temperatura.

-¿Alguna novedad?- le pregunto a su pizarrón electrónico, aquel aparato que controlaba varios aspectos, tanto del departamento como de la rutina diaria de Miyagi. Un muy útil artefacto, tanto como su brazalete electrónico.

-Tiene varios correos de los alumnos que terminaron sus proyectos, uno de la dirección de la Universidad Central y ha llegado su cuenta por pagar del mes. Así también llamaron tres personas, ninguna dejo mensaje.

Miyagi se sentó en el sillón enfrente de la enorme pantalla y suspiro. Había olvidado que aún le quedaban varios proyectos de alumnos por revisar.

-Bien, muéstrame quienes llamaron, el correo de la dirección y lo de la cuenta del mes.

Enfrente de él se mostró una pequeña lista de color morado con varios datos, a su lado perfectamente acomodados para que se mostraran los tres, se mostraron los demás documentos que había pedido extendidos por toda la pantalla.

-Bien, comunícame con Risako y mientras hablo paga la factura del mes.

-Necesito su clave personal, Miyagi-sama- el profesor con un movimiento acerco su brazalete electrónico al pizarrón y espero hasta que la voz programada volviera a hablar. -En breve le comunicare con Takatsuki-sama...

Mientras esperaba Miyagi se sacó la corbata y se acomodó mejor en el sillón.

Su prometida del mundo Imi-nashi había hablado y él no había contestado, el simple hecho de que la molesta mujer no dejara una amenaza de muerte por eso ya era asombroso. Ella era una buena chica, aunque muy habladora y superficial a veces. Él le debía mucho, tanto para soportar la futura reprimenda. Después de todo, Risako era su amiga de una extraña manera.

-Maldito You, ¡¡por fin apareces!!- Dijo la voz de una mujer mucho antes de que su bella imagen se mostrara en la mitad inferior de la pantalla de 48 pulgadas. La chica de cabello castaño obscuro y ojos gris obscuro siempre permanecía maquillada, sin ser excepción en esa ocasión. También siempre mantenía el mismo conjunto de ropa en piel negra que se le ceñía al cuerpo.    

-También me alegro de verte, Risako... -rio con sarcasmo Miyagi viendo por primera vez que la chica tenía rastros de lágrimas rojas en sus ojos- ¿Sucedió algo?

-No, nada- La mujer se enjuago las lágrimas en un pañuelo blanco. Al ver que Miyagi seguía sin creerle, añadió- Solo son problemas personales que no te importan. Para los tiempos que ocurren en Imi-nashi todo está bien aquí, todos a salvo- volvió a sonreír, esta vez convincentemente.

-Sabes que aunque me haya marchado me interesa Imi...

-Lo sé, querido. Pero tranquilízate, por algo me diste esta cosa llamada computadora. Yo me comunicare contigo si algo importante sucede.

Miyagi suspiro y se fijó en el aviso encima de la pestaña de la video-llamada, que indicaba que la transferencia bancaria estaba completada.

-¿Entonces por qué querías hablar conmigo?- Pregunto Miyagi regresando la vista a la chica.

-¿El 24 del año rey obscuro te recuerda a algo?-

Miyagi que sabía más que nadie que Celes e Imi-nashi compartían el mismo calendario y horario, pero en diferente manera de referirse a ello, solo soltó un débil resoplido.

-¿Como lo olvidaría si todo últimamente me lo recuerda?...

-Pues, ¡feliz aniversario de libertad, maldito suertudo!

-¿Se supone debo ser feliz por ese comentario?- rio Miyagi, poniéndose de buenas por el entusiasmo típico de su prometida.

-Sí. Sé un buen chico y folla alguien de mi parte como celebración- se carcajeo la mujer histéricamente. Si, así era Risako Takatsuki, perteneciente a la realeza de Imi-nashi.

-Estás loca, si lo sabes, ¿no?- rio Miyagi viendo brotar de nuevo las lágrimas de Risako, aunque esta vez causado por la risa que aún no paraba.

-Pero aun así me amas, cariño- volvió a reírse histéricamente la chica. Miyagi dándose cuenta de lo ilógico de todo también se rio hasta que le dolió el estómago.

-Ya, enserio... -trato de hablar Miyagi después de recuperarse- ¿Cómo van los preparativos para que te reúnas conmigo aquí en Celes?- Risako paro también de reír y limpio una vez más sus ojos, aunque tardo más de la cuenta para ocultar su mirada del profesor.

-Sí, bueno... van bien en lo que cabe... aún falta mucho, pero aún no han descubierto nada, así que...

-Entiendo- Risako descubrió su triste y frustrado rostro y Miyagi se odio por romper la atmosfera de diversión que estuvieran teniendo. -Por cierto, Inoue y yo iremos en unas horas a un bar. Conociéndolo acabaremos en uno de mala fama donde terminemos asesinados.

-Típico de Monsieur Kazuhiko- sonrió la chica agradeciendo el cambio de conversación- Y conociéndote, sin el tú no saldrías a divertirte, ¿cierto?

Miyagi la miro de mala manera, para después reír levemente. El ya no era un adolecente, pero en los tiempos divertidos pasados él había cometido muchas locuras, deseando no cometerlas en Celes, que le había brindado paz y protección.

-Pues tienes razón, Risako- respondió con burla- Después de todo no quiero actuar como un idiota a mi edad, como tú sabrás de ciertas personas- Risako fue ahora la que lo miro mal y justo cuando iba a defenderse se escuchó una voz masculina del lado de la chica.

-Me tengo que ir. Nos vemos después, profesor viejo y amargado- Y con una risa divertida se desconectó.

-Imbécil... -murmuro Miyagi mirando la ahora vacía pantalla.

 

 

Miyagi entro por una puerta de roble hermosa y grande. Su amigo Inoue había dicho que se adelantara y el encontraría donde dejar su automóvil. Entrando por un obscuro pasillo donde se alcanzaba a oír música lenta y erótica, Miyagi se arrepintió de no haber seguido en el exterior o en su departamento corrigiendo proyectos de sus alumnos.

-Vaya... -susurro para sí el profesor al entrar por completo al extenso lugar iluminado tenuemente.

El lugar era bonito y elegante en lo que cabía, pero el ambiente era diferente a cualquier otro, en donde se podía sentir la seducción y el placer en el aire.

Las personas, dispersadas por todos lados, ni una sola estaban sin compañía. Ellos se sentaban en pequeños grupos de dos o tres personas, en donde sillones de tonalidades rojas en grupos de cuatro se agrupaban en determinadas salas acompañados de una pequeña mesita donde poner las bebidas.

La música le llego suave y erótica. La melodía parecía describir exactamente el arte del sexo y seducción. La tenue luz dorada de esferas de vidrio soplado dada la sensación de estar en un tranquilo y apasionante sueño, del que todos los presentes no deseaban despertar.

Todo ahí parecía estar hecho para complacer los más exquisitos deseos.

Caminando hacia la barra al fondo Miyagi ponía todo de si por no contagiarse de la intensa atmosfera, que invitaba a perderse en la lujuria de sus fantasías. Camino lentamente y cuando llego a la barra noto que se encontraba relajado y cómodo, dispuesto a dejarse llevar por cualquiera que lo pidiera. 

-Un whisky doble- la voz le salio ronca y seductora, recibida por un cantinero joven e inmune, que con una sonrisa divertida se dispuso a cumplir el pedido de Miyagi.

El profesor no quiso cuestionarse mucho su actitud, así que esperando su bebida se volteo para observar el bar.

Este era bello, notablemente caro y un lugar en donde la gente podía ser uno mismo. Todo hubiera sido perfecto salvo por el pequeño detalle de los Chaton con correas y ropa provocativa que se veían por todos lados. Si no estaban en los sillones seduciendo a hombres y mujeres, se encontraban danzando despacio y con movimientos provocadores en elevadas plataformas estratégicamente puestas en rincones de todo el amplio “bar”.

Todo Chaton presentaba una expresión impuesta que no resultaba natural, y otros tantos, los que se encontraban en las piernas de hombres fornidos, en sus rostros estaban la ausencia misma de sentimientos. Eran muñecos entrenados para ser completamente eróticos.

-Miyagi You. ¡Que sorpresa!

El profesor miro a su derecha, encontrándose a un hombre en traje y sonriendo con suficiencia, acompañado de hermosas y ausentes Chaton hembras con la vista baja.

-¿Qué haces en mi humilde bar? ¿Te están atendiendo bien?

Miyagi tardo unos momentos en encontrar sentido a las palabras de hombre, pues su mirada se desvió a las correas de las desgraciadas Chaton, que como si fuesen animales sacados de pasear, las correas estaban enlazadas a largas cuerdas que terminaban en las manos del dueño del lugar.

-Vine con alguien que me recomendó este lugar...

-¿Si? Bueno, ¿y a quien debo mis gracias?

-A mí- Miyagi miro a Inoue con su habitual capa negra y una expresión que el profesor podría jurar tener el mismo en su rostro. -Un alumno de la universidad me dijo que este lugar era bueno para pasarla bien, pero no pensé que fuera un vulgar *congal.

Era obvio que el hombre había entendido la palabra en otro idioma, y también era natural que se enojara, después de todo acababan de llamar a su negocio en pocas palabras un prostíbulo.

-Kazuhiko Inoue, ¿cierto?- pregunto en susurros el hombre con una pequeña sonrisa.

-¿Cómo sabes eso?

-Puedo comprobar que no sabes quién soy...

Inoue puso sus ojos en blanco y miro a Miyagi, quien desvió la mirada y tomo de su bebida recién traída.

-Mi nombre es Argyle Alexander, soy parte de la nobleza de un mundo destruido hace tiempo- repuso el hombre con normalidad, extrañado con obviedad a Inoue.

-Y como tal, el día que le conocí vino en busca de preferencia para su hijo, al cual hace unos años tuve de alumno- explico Miyagi bajando su vaso.

-Hay gente tan desubicada... -el tono de voz de su compatriota hizo sonreír a Miyagi. 

-No pensé que usted administrara un bar tan... -Miyagi dio una discreta mirada al lugar- peculiar... -termino, absteniéndose de decir lo que en verdad quería.

-No administro, es mío- aclaro el hombre apoyándose en la barra con orgullo.

-¿Por qué no me sorprende?- murmuro Inoue solo para Miyagi.

-Ya que están aquí, ¿Por qué no les proporciono la mejor atención de mis chicas?- pregunto aparentemente emocionado con su idea Argyle. Con un nada suave jale atrajo a las Chaton que mantenía en diversas correas, las cinco se apoyaron en sus talones después de dar una reverencia. -Solo elijan a la que más les guste, ellas son de mis mejores en renta.

Miyagi hizo entrar en ebullición el whisky en su vaso dado que no controlo su poder de fuego por la rabia. Aunque al parecer el gobierno y la población de Celes no se dieran cuenta, los Chaton tenían sentimientos, no tenían que ser tratados como animales, o prostitutas, en el caso de esas pobres creaturas.

-¿“En renta”?- pregunto atónito Inoue. Era claro que también contenía su rabia.

-¿Me dirán que son de los que defiende a estos?- rio Argyle mirando a ambos- ¡Vamos! No se arrepentirán del servicio... -tomo levemente a Inoue por un hombro, pero la retiro rápidamente cuando se empezó a cubrir de una pequeña escarcha, signo de que Inoue no se estaba esforzando en retener su poder de hielo.

-¿Por quién osa confundirnos, Monsieur?- le murmuro Inoue mirándolo. Argyle siendo inteligente dio unos pasos para atrás.

-E-entonces veo que son claros... -carraspeo un poco y se acercó a una Chaton de cabello largo rubio, acariciando con fingida ternura una de las orejas puntiagudas- Muchos empezaron así, pero yo logre que cambiaran de idea. Puede que yo no sea un criador y vendedor de Chaton, pero se entrenar bien a estos y mis clientes nunca salen decepcionados.

-Bien por ellos, -dijo con sarcasmo Inoue- tal vez debería ir y atender a interesados, porque nosotros no lo estamos.

Argyle parecía querer decir algo por la horrorosa mueca que puso, pero un hombre en capa roja llego a su lado, murmuro y señalo a un lado en particular envuelto en las sombras.

-Lo siento, mis estimados señores, pero paso a retirarme unos momentos... -las Chaton se levantaron con suavidad atrás de Argyle aun con la mirada al suelo- Siéntanse libres de pedir lo que deseen, tienen mi compromiso de que serán atendidos como es debido. -después de dar una mirada singular al barman se retiró, claramente enojado.

-Felicidades, Inoue. De todos, este bar es de tus mejores descubrimientos... -mascullo Miyagi cuando se encontraron solos. Inoue que no parecía de humor tomo el vaso de Miyagi y bebió del contenido que ya había enfriado por sus propios poderes que aún no controlaba.

-¿Qué demonios le sucede a ese tipo?- Inoue hizo una mueca por el licor del que por el calor había desaparecido el alcohol- Tratar así a esas pobres chicas...

-Sabes que no podemos hacer nada -recordó Miyagi, haciendo una seña al hombre cerca de ellos para que le trajeran otras dos bebidas de lo mismo.

-¡Ya lo sé!- gruño Inoue- Y eso es lo que me molesta más que nada. ¿Qué se supone está haciendo el gobierno? Lucirse ante los demás mundos, claro...

El barman dejo los vasos y se retiró por una pequeña puerta a un lado del estante lleno de botellas. Miyagi tomo su vaso y  bebió todo su contenido ignorando la quemadura en su garganta.

-Tan perfecto que se ve Celes... -se lamentó Inoue, solo deteniéndose para beber el también todo su whisky- ...completamente tecnológico, ¡incluso hay quienes lo llaman “utopía”! ¿Puedes creerlo?

-Ya deja de quejarte, por los Dioses... -Miyagi vio a su amigo con fastidio- Si tanto te molesta para la otra investiga el tema del bar.

Inoue ignoro a Miyagi y dejo de un fuerte golpe el vaso. El también profesor estaba molesto y avergonzado.

La atención de Miyagi se distrajo en la dulce cara de un Chaton particularmente pequeño. Este era obligado a sentarse a los pies de una mujer de cabellera rojiza, que de vez en cuando acariciaba el cabello del pequeño. Aunque el Chaton se veía ausente, en las profundidades de los ojos azules se vio una gran tristeza y desesperación.

-Miyagi, ¡por favor vámonos! -Miyagi miro a Inoue y lo encontró mirando en la misma dirección. -No soporto esto, vámonos. -Miyagi asintió mientras dejaba también su vaso. Inoue llamo al barman y con su brazalete pago sus bebidas.

Ambos se dispusieron a cruzar la estancia ignorando los impuros actos envueltos en el perfecto ambiente sexual, pero una puerta cuidadosamente disimulada a unos metros de la salida se abrió, parándolos en seco.

De la puerta que conducía a un apenas iluminado pasillo salía Argyle junto con el mismo hombre con capa roja de antes, pero también estaba acompañado por un Chaton de máximo 16 años, cabello rubio obscuro y apagados ojos grises que se tambaleaba un poco al caminar detrás de los hombres con la mirada baja.

-¿Miyagi? Vámonos, amigo- le hablo Inoue, sacándolo del trance al ver al chico.

-Claro, perdón... -Pero siguió caminando lentamente, sin convicción de acercarse a los hombres que caminaban a su dirección. Argyle los vio y cambio su destino, de unos sillones a la izquierda, a su encuentro.

-¿Se van?- les pregunto al detenerse cerca. El Chaton se volvió a tambalear, pero esta vez mas peligrosamente al detenerse. Su pecho subía y bajaba y estaba completamente débil.

-Este lugar no es para nosotros... -comenzó Inoue. Argyle le iba a interrumpir, pero ninguno de los dos pudo seguir, interrumpidos por la pérdida de equilibrio del Chaton, dejándose caer al frente rápidamente.

-¡¡Cuidado!!- Miyagi grito y se aproximó al chico, deteniendo su caída. Solo basto tenerlo unos momentos entre sus brazos para notar el descenso en su temperatura, que era parecida a la de Inoue, pero él era maestro en el poder del hielo. -¡Este chico esta helado!

-¿Helado?- preguntaron a la vez Inoue y Argyle.

-Oye, pequeño... -trato de despertar Miyagi, haciendo que el Chaton le mirara. Unos grises y ausentes ojos se entre abrieron, su respiración era cada vez más lenta. -Demonios... Inoue dame tu capa.

-¿Eh? ¿Para qué quieres...? ¡Ah, sí, perdón!- Inoue se desabrocho la capa y se la sobre puso al Chaton que volvió a perder la conciencia. Miyagi abrazando al chico irradio calor, poniendo todo de sí en calentarlo antes de que la situación empeorara.

-¿Qué estás haciendo, Shinobu?- gruño Argyle al pequeño Chaton- Ponte en pie enseguida.

-¿Eres idiota?- le pregunto entre dientes Inoue. -Este chico puede tener Hipotermia y no se parara solo porque lo órdenes.

Miyagi ignoro la conversación, concentrado en la magia curativa que le habían enseñado desde pequeño, manteniendo el peso extremadamente ligero del Chaton sobre sus brazos y pecho. Después de unos angustiantes momentos el ritmo cardiaco del pequeño volvió a ser normal, al igual que su temperatura y respiración.

-Ya está mejorando... -suspiro a Inoue que estaba cerca de él.

-¿Cómo es que no se dieron cuenta de su estado antes?- Inoue pregunto enfurecido a los otros dos hombres que miraban atónicos como Miyagi abrazaba más al Chaton.

-Shinobu tiene el deber de decirnos...

-Su salud estaba tan débil que no podría haber dicho dos cosas con sentido... -mascullo Miyagi enfurecido -¡Pudo haber muerto después de caer al piso!

Inoue negó con la cabeza y se reincorporo, guiando a Miyagi con el chico aun entre brazos a un sillón cercano. Miyagi se sentó, haciendo que el Chaton se sentara en su regazo. Aunque ya no era tan necesario, el seguía aferrándose al débil chico que luchaba por recobrar la conciencia.

Argyle empezó a discutir con su empleado de capa roja a susurros. Palabras sueltas como “entrenamiento” y “aislamiento” llegaron claro a los oídos de Miyagi, que no necesitaba ser genio para entender el significado.

-Tranquilízate Miyagi... -le susurro Inoue sentándose en un sillón al lado del suyo- Yo también estoy molesto, pero en tu caso puedes hacerle mucho daño al pequeño si pierdes los estribos.

Miyagi respiro profundo varias veces seguidas. Inoue tenía razón, el no haría víctima de algo más al Chaton.

-Bien... bien- susurro Argyle volviendo con Inoue y Miyagi- ¿Está bien Shinobu?- Miyagi iba a contestar, pero el movimiento del Chaton lo distrajo. Las orejas puntiagudas rubias con puntas tenuemente de blanco bajaron cuando Shinobu abrió los ojos lentamente, viendo fijamente a Miyagi en silencio por un gran rato.

-Hey, ¿cómo estás?- pregunto en susurros Miyagi. Shinobu bajo la mirada, volvió a mirar a Miyagi y vio a su alrededor, al parecer confundido, aunque sus ojos y rostro no mostraban sentimiento alguno.

-De pie, Shinobu- ordeno claro Argyle. El Chaton con movimientos torpes trato de cumplir, deshaciéndose del abrazo de Miyagi.

-Oye, maldito, ¿no vez que está débil? ¿Por qué le ordenas que se levante ahora?- intervino Inoue mientras Shinobu luchaba inútilmente para liberarse de Miyagi.

-Tranquilo, permanece aquí, es lo mejor... -trato de detenerlo Miyagi, pero Shinobu seguía tratando de levantarse. -¡Haz algo, si sigue así puede empeorar!- le grito a Argyle, que furioso miro al profesor.

-Descansa hasta que estés mejor, Shinobu- dijo entre dientes, al momento el Chaton se derrumbó con la respiración un poco agitada- ¿Pensé que no te gustaban los Chaton?

-No me gusta la esclavitud... -contesto Miyagi, volviendo a cubrir a Shinobu con la capa de Inoue.

El silencio se extendió mientras Miyagi seguía produciendo calor para el Chaton, entre tanto este se acomodó en la comodidad del pecho del profesor.

Miyagi estaba impresionado de lo bien que se sentía cuidar del pequeño, de lo mucho que deseaba salvarlo, de la impotencia por el vacío en los ojos de bello gris. Él debía devolverle los sentimientos al Chaton, traer de regreso su conciencia acerca de si mismo, hacerle sonreír de verdad y no por que lo haya ordenado alguien.

-Bien, no me puedo permitir retrasarme más. Shinobu levántate y ven a mi lado- Argyle estiro una mano, y estando consiente que ya no tenía excusa para protestar, Miyagi dejo ir de su abrazo al Chaton.

-Gracias por su ayuda... -susurro Shinobu, fingiendo que peleaba un poco por levantarse. Miyagi se quedó quieto por un momento viéndolo sostenerse solo de pie.

El chico había hecho algo por su decisión, el aún no estaba perdido de todo sentimiento. Había esperanza alentada por el pequeño y casi inexistente ruego de salvación en los ojos fríos.

-¡Espera! -pidió Miyagi cuando Shinobu había levantado un brazo para tomar la mano de su dueño. Como este no tenía que obedecerlo, y Miyagi ya estaba decidido, hizo un escudo de débiles llamas con apenas calor, separando a Argyle del Chaton y Miyagi, que estaban protegidos en la pequeña media burbuja.

-¿Miyagi?- Oyó la voz asombrada de su amigo, pero el profesor lo ignoro.

-Le tomare la palabra, Monsieur Argyle. Quiero tener la custodia completa de este Chaton, Shinobu. -anuncio a los atónitos presentes. Las miradas de Shinobu y Miyagi se cruzaron brevemente, y esta vez Miyagi estuvo seguro de distinguir esperanza en las lagunas de los ojos ajenos.

 

 

Notas finales:

*Imi-nashi: Corríjanme si me equivoco, significa “sin sentido” :D  

*Kazuhiko Inoue: Seiyu de Miyagi en la serie de anime ._. (Si, ya lo sé, soy pésima para darles nombres a mis personajes U__u)  

*Congal: Palabra en español que se puede interpretar como burdel, prostíbulo o incluso los famosos "Table dances" ._.   

 

 

¿Y bien, y bien? .w.   Espero y les gusten y esten al pendiente de esta y las otras historias. Cuidense mucho (^^)/  

Un comentario no hace daño. Nos leemos~  

C.C.


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