Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Zatión y Zalión. por KeikoHikari

[Reviews - 41]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aquí tenéis el capítulo 2, a difrutarlo ^^

 

Intenté encontrar una salida, adentrándome en diferentes caminos, pero parecía estar andando en círculos. Era frustrante, no encontraba la salida por ningún lado, todos los caminos me parecían los mismos, Zatión no aparecía y yo me empezaba a poner nervioso. Ya no sabía que hacer así que decidí llamar a Zatión, grité su nombre una y otra vez mas no apareció. Decidí sentarme en el suelo, ya que la espera iba a ser larga, admiré el paisaje y empecé a recordar los momentos de la noche anterior, y un escalofrío recorrió mi cuerpo. En ese momento reconocí la voz de Zatión ‘no tengas miedo, voy a por ti’ me decía y por un momento me alegré de oírle. Tenía que aprender a hablar con él por telepatía, aun que para mí fuera imposible, me dedicaba a pensar en la respuesta, cerrando los ojos y concentrándome y él, me leía la memoria, así era nuestra conversación.

No sabía por qué pero sentía la necesidad de verle, que estuviera junto a mí. Y a los poco minutos apareció, allí delante, me sentía más tranquilo.

-         Gracias por venir... – agradecí. – Me podrías haber dicho la salida, ¿no?

-         No, si no, no e s gracioso verte tan perdido y desorientado – respondió burlándose.

-         No tiene gracia... Vamos, dime el camino, no quiero perder más tiempo contigo... – No quería llegar a casa, quería seguir hablando con él.

-         ¿No quieres quedarte conmigo? – preguntó agachando las orejas, queriendo aparentar pena.

-         Quiero irme a casa, darme un baño y olvidarme de todo esto. Es como un sueño, y aun lo sigo creyendo, un lobo mágico, quién me lo iba a decir a mí...

-         ¿No te gusto? Quieras o no, no te vas a olvidar de mí, porque soy algo extraño que te ha impactado. Después de todo esto, llegarás a tu casa y lo primero que harás será repasar todo lo que has hecho y nuestras conversaciones – advirtió.

-         No eres mi centro de atención, tengo otras cosas en las que pensar. Muéstrame el camino. – repuse desconcertado.

-         Está bien, ven, súbete a mi lomo, yo te llevaré a casa. – Y sin decir ni media, me subí a su espalda, me agarré con las dos manos a su pelaje, que para mi asombro era increíblemente suave, también me gustaba mucho su olor, no olía al típico perro, era un olor dulce. Corría como el viento, así que en cuestión de segundos me llevó a casa, de un salto saltó al balcón de mi habitación y allí me bajé de él.

-         Gracias por traerme a mi casa, pero, ¿cómo sabías dónde vivía? – pregunté curioso.

-         Has ido pensando el camino y me he guiado por tus pensamientos. – respondió. – Bueno es hora de que me vaya, no quiero que me vea nadie, adiós. – Antes de irse lo agarré por detrás del pelo.

-         Espera – y lo abracé por el cuello, él descansó su cabeza en mi hombro, podría decirse que aceptó aquel abrazo. – Gracias otra vez, me has sido de gran ayuda, hasta mañana.

-         Dices hasta mañana como si fuéramos a vernos más... – y se marchó dando saltos por los tejados, no me dejó preguntarle el significado de aquella frase.

 

¿Quería decir que no lo iba a ver más? ¿No quería que fuera a verlo? ¿Por qué? No entendía nada.

Como él dijo, desde que llegué a casa hasta que me dormí estuve pensando en él, en cómo aquel pelaje se había quedado en mi tacto, o su amabilidad, ya tenía ganas de volver a verle.

 

Al día siguiente, tuve que ir al instituto, era lunes y volvía a empezar mi rutina, una larga semana de exámenes, trabajos, deberes... A la entrada del instituto estuve esperando a Seine, mi mejor amigo, que siempre llegaba 5 minutos antes de que tocara la sirena para empezar la primera clase. Esperándolo, pasó por delante de mí un chico que iba acompañado por cuatro chicos más, iban riéndose, él llevaba la camisa medio desabotonada, la corbata casi deshecha y llevaba la cartera colgada de un hombro solo, con las manos metidas en los bolsillos. Con forme se iba acercando me di cuenta de que era Zatión, me alegré mucho de verle, ya sabía que sus palabras no podían ser verdaderas, lo había vuelto a ver, ya estaba seguro. Iba a saludarle, pero me daba vergüenza hacerlo delante de sus amigos. Así que me dediqué a observarlo sin quitarle el ojo de encima, entonces él giró la cabeza y se quedó mirándome fijamente, yo sonreí y le saludé con la mano, pero no dije nada, él pasó de mí, o al menos me dio esa sensación. ¿Por qué pasaba de mí? ¿Se había tomado mal mi abrazo?

Con esas dudas pasé la mañana, mareando en mi cabeza, a la hora del descanso, es decir, en el patio, subí al ático, allí me esperaba Seine para estudiar, el único lugar donde podíamos estudiar sin ruidos, ya que la biblioteca estaba cerrada porque la estaban remodelando. Al salir no veía a Seine por ningún lado, no habría terminado a tiempo, o se estaría comprando el almuerzo, no tardaría en llegar. Estuve mirando, apoyado en el pequeño muro que impedía que cayeras desde arriba, a mis amigos jugando al fútbol con una pequeña pelota hecha de papel. Cuando me di la vuelta comprobé que había alguien acostado encima de la mini-casa que le habían construido encima al aparato de la ventilación para que cuando lloviera no se estropeara. Me subí al muro para ver quien era, y comprobé que era él otra vez, Zatión, por lo que vi, le gustaba estar en sitios altos. Tenía que llamar su atención de algún modo, y no se me pasó otra cosa que tirarle piedrecitas que había en el suelo, pero tenía muy mala puntería, así que no le pude dar. Y comenzó a hablar, y ahora sí podía estar seguro pero que seguro que era él.

-         Si quieres llamar mi atención deja de tirarme piedras. – dijo sin mirarme.

-         Vaya, habló el chico que pasa de mí... Anoche me dejaste con la duda si nos volveríamos a ver, y veo que nos hemos vuelto a ver y eso me hace muy feliz. – exclamé entusiasmado. – Pero no me dijiste que ibas a este instituto...

-         ¿Qué estás diciendo? No te he visto en mi vida, chaval... – replicó.

-         Que mentiroso eres Zatión. El otro día me salvaste de aquellos hombres que me perseguían, me dejaste dormir en tu casa, o mejor dicho mini-casa, y después – expliqué detalladamente.

-         Oye, oye, ¿por qué  me llamas Zatión? – dijo enfadado.

-         M-Me dijiste que te llamabas así, yo solamente... L-Lo siento si te ha sentado mal, a lo mejor entendí mal tu nombre...

-         Me tengo que ir, no me gusta hablar con desconocidos. Adiós, rarito. La próxima vez asegúrate de que no estuvieras soñando. – y se fue. Yo estaba destrozado, ¿rarito, desconocido? ¿Eso era lo que soy para ti? ¿Un simple desconocido rarito?

 

El resto de las clases no estuve atento, distraído mirando al profesor, pero sin saber ni entender ninguna de las palabras que soltaba. Ya no me preocupaba nada los estudios, mi cabeza la había ocupado la duda de saber si me querría volver a ver. En tan solo un día logré sentir una admiración por aquel bicho asemejado a un lobo.

Por la tarde, ya anocheciendo decidí acercarme al bosque a buscarlo e intentar hablar las cosas tranquilamente. Pero por mucho que busqué e intenté encontrarlo no lo vi ni quiso aparecer ni menos hablarme.

Busqué tanto que al final llegué a un lago pequeño, allí me eché agua a la cara, y después de descansar un poco tumbado, me erguí y me restregué los ojos, un borrón blanco se movía delante de mí, pero no veía bien lo que era. Hasta que volví a echarme un poco de agua a la cara y pude ver mejor, parecía Zatión pero era blanco. Un blanco brillante y limpio, puro y nuevo. Me impactó que estuviera tan limpio y reluciera tanto, era bastante bonito, eso te lo puedo asegurar. Me percaté de que también llevaba la misma marca que tenía Zatión y ahora me surgía la duda de que si era él. Estaba bebiendo agua, y yo me quedé embobado admirándolo. También tenía los ojos azules, se veía fuerte y enérgico, quería tocarlo como hice con Zatión, pero lo veía tan lejos... Podría asustarse, o salir corriendo y yo no quería espantarlo, prefería admirarlo de cerca. Y después de no hacer nada se tumbó, y cuando parecía estar durmiendo me acerqué para verlo más cerca... Era aun más bonito de cerca, y era muy parecido a Zatión, iba a llamarlo pero prefería acariciarlo y sabía que si era él, me dejaría.

Pero antes de hacerlo se despertó, yo me llevé un susto, y caí de espaldas al suelo, él se me acercó gruñendo, parecía disgustado, pero cuando empecé a temblar dejó de gruñir y torció la cabeza, me olfateó y se fue. Antes de que se fuera, le agarré de una pata trasera para impedir que se fuera, él se dio la vuelta, se acercó a mi cara y puso su frente contra la mía, su nariz húmeda tocó la mía y yo le dí un beso en el hocico, después de aquello se fue andando y yo no pude hacer otra cosa que contemplar como se marchaba.

Notas finales:

Ya sabéis, a DEJAR REVIEW ^^

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).