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The blue prisioner por sleeping god

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen sino a la imaginación de Tite Kubo.

Una pesadilla, un cigarro, conducir en la noche y "Hotel California" dieron origen a esto.

 

Notas del capitulo:

Siete capítulos serán, algo cortos al parecer.

Sobre el titulo quisiera aclarar que inglés "blue" se utiliza tambien como triste, quize tomarlo como un juego de palabras.

Otra cosa, sé que puse que era de terror pero eso solo lo hice porque nació de una pesadilla, dudo que tenga la capacidad de espantar a alguien.

El fin, siguo.

Le gruñía el estómago pero por la costumbre siguió durmiendo, recostado en entre sus patas delanteras, seguro que esa sería otra noche solitaria en el hotel, otro día en su razón de existir, la de cuidar como perro guardián, no tendría sentido porque no había razón para cuidar de un lugar vacío, a lo sumo sus largas orejas debían estar atentas a su amo y el hombre que ahí vivía desde que llegó, y debía vigilar a este último de no acercase mucho a su dueño, aunque le agradaba, le daba galletas y lo acariciaba, además le daba algo que hacer, sin embargo pensaba que últimamente ese hombre no hacía más que dormir y lamentarse, ya ni siquiera se molestaba en visitar a los extraños y poco frecuentes inquilinos que llegaban, a pesar de que no le gustaba que hubiera más gente y por eso se encargaba de correrlos.

Bufó, escuchando a su amo prender otro cigarrillo, él estaba viejo pero su humano quizá le ganaría la partida del fin.

Enfrente, en mitad de la noche, estacionó un auto, se levantó a observar a un hombre más pequeño que los que llegaban, pero este no era como aquellos que le jalaban las orejas y la cola y le lanzaban la pelota sin que él tuviera ya las fuerzas para ir por ella.

-no muerde, pasa-dice su amo y se retira después de echarle una olida al sujeto con olor de fresa. Se recostó nuevamente.

-quiero una habitación.

-¿Cuántos días?

-una semana.

-firma aquí.

Se va el mini-hombre y abre un ojo para verlo entrar a la habitación a un lado del otro hombre que vive ahí eternamente. No imagina nada aunque siempre espera que salgan corriendo en cualquier momento.

Deja su maleta en el suelo y se lanza a la cama, odiándose por ser mandado por trabajo hasta ese pueblo perdido del mundo. Ni siquiera concedía que no tuvieran televisión. Se levantó al baño a lavarse la cara y escuchar su puerta azotarse. Se asomó seguro que la cerró tras sí pero no le dio importancia.

Ladeó la cabeza para verle bien y reírse, tratando de no triturar más carne de su mejilla derecha.

No hizo ruido, aun no. Estaba aburrido de que nadie llegara y por fin se despertó de su letanía, quizá le hablara, o lo tocara, o moviera sus cosas o… no sabía pero planeaba hacer algo divertido.

Se acercó silencioso más notó su cabellera anaranjada, su lindo rostro en el espejo, los castaños ojos… y se petrificó.

Que hermosura, se decía, que lindo era.

Acabó de lavarse la cara y fue al cuarto, se quitó la playera y los zapatos, y se hecho a dormir.

Lo rodeó con cuidado de sus pies. Se durmió muy rápido. Tenía buen cuerpo pero la cara no dejaba de decirle que era hermoso.

Le acarició el rostro haciéndole girar.

Se retiró de la habitación y caminó por el pasillo hasta ver el perro que le gruñó.

-ya sé, ya sé, está tu amo-respondió sin dar un paso más a la recepción y prefirió regresar a su hogar que era el cuadro a un lado de la habitación del visitante.

Tarareó hasta hartarse. Aun no amanecía y quería observar despierto a su inquilino. Ya que el sueño no venía a él salió al jardín, recortó una rosa roja y la fue a dejar en la mesa del muchacho.

Por la mañana se vistió con la misma ropa y antes de salir dio con la flor en su mesa.

Se sonrojo, no esperaba que el recepcionista al ser tan malhumorado fuera a hacer algo así. En el desayuno pidió un vaso para poner la flor y salió del hotel para trabajar.

El vaso, cerca de la orilla de la mesa de madera se tambaleó y cayó.

Un ruido en la habitación del visitante ausente le hizo levantarse de su asiento, brincar al perro viejo e ir a revisar. Encontró el vaso quebrado con una flor en el piso.

-estos jóvenes no saben que no pueden cortar las flores-se retiró por los instrumentos para limpiar.

Esperó a que se retirara para entrar y hallar su obsequio en el piso. Volvió a su cuarto y regresó  con una de sus botellas de vino vacía desde hacía tiempo, la rellenó con agua y colocó la planta en mitad de la mesa. Satisfecho se marchó a nuevamente.

Recogió los cristales y secó el agua, no pudo evitar un brinco al ver la rosa en una botella de vino.

-antes hacía más ruido-se dijo para irse.

 

Regresando  descubrió no solo la rosa en una botella de vino muy antiguo sino además otra llena y un par de copas cubiertas de polvo.

-se está poniendo muy atrevido. Luego voy a encontrar condones-revisó la etiqueta y admitió el buen gusto. Volvió a descalzarse y tomó un poco, pidió algo de cenar y lo acompañó hasta caer de sueño y alcohol.

Se lamentó quedarse dormido por lo que al ingresar ya estaba dormido el extranjero del hotel. Mas se sorprendió de hallar una copa usada y la otra vacía, ni siquiera se molestó en servirle. Pensó en levantarlo más opto por servirse y golpear la botella contra la mesa y fingir que no quiso despertar al muchacho.

Se preguntaba que ruido fue ese en la oscuridad de su habitación. En solo unos segundos volvió a caer dormido.

Bebió el vino y dejó la copa. Acarició al joven, quedándose a su lado hasta verle tiritando de frio, entonces se retiró a su propio lugar a razonar que darle al día siguiente.

Notas finales:

¿Adivinan qué pasa? Sé que no he dicho mucho pero pido paciencia.

Me compliqué escribiendo así que espero se entienda.

Gracias por leer.


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