Ya casi pasaba de la medianoche y aún se encontraba en medio de una gran pila de documentos en su escritorio, con su cabellera tan negra como la noche cayéndole a los costados de la cara, entorpeciendo de vez en cuando su vista, dirigió su penetrante mirada de del mismo color o un tanto más oscura que su pelo al gran reloj de pared, notando lo tarde que era se dispuso a termina todo rápido, debía, por lo menos tener eso listo si quería irse de vacaciones sin ningún pendiente ni problema esperándolo. Hacia no menos de unas semanas que se había casado y aunque la idea de la luna de miel no le llamaba mucho la atención y le parecía muy anticuada, quería complacer a la que iba a empezar a ser su compañera de vida. Sasuke Uchiha que trabajaba como agente del servicio secreto de Konoha abandono su puesto habitual de agente de campo para ocuparse de la papelería y poder cumplir con la promesa que le había hecho a su nueva esposa, Sakura Haruno, que tendrían una luna de miel como dios manda, a pesar de los contratiempos y la tardanza pensaba hacerlo.
Su matrimonio con Sakura, más que por amor fue por conveniencia, no porque la chica poseyera alguna fortuna que pudiese beneficiarlo, ya de por si, su familia o por lo menos él poseía varias empresas multi-nacionales y su futuro ya estaba asegurado hasta las próximas diez generaciones, si no porque pensó que sus caracteres y estilo de vida concordarían muy bien, ella era una chica muy guapa, superficial pero no al extremo de la molestia, era inteligente, no por nada trabajaba en el hospital central de Konoha como medico cirujana, cosa que la mantendría ocupada y no lo molestaría a él constantemente por el hecho de que su trabajo absorbía la mayor parte de su tiempo, a su ver, era algo muy conveniente, lo pensó mucho antes de elegirla a ella como su compañera, ya que no solo el tenia muy altas expectativas a cerca de la persona con la que se casaría, también las tenía su apellido participe en personas que, de generación en generación, hicieron un papel importante en el mundo dándole un valor cada vez mayor, le exigía que quien fuese a adoptar ese apellido fuese digna de ello. Y como el único que quedaba de su familia era él su deber era mayor.
Ya con su trabajo acabado ordeno todo y salió de su oficina para dirigirse a su hogar pensando en el largo viaje que le estaba esperando, Sasuke había aceptado aguantar todo el rollo de la boda y la luna de miel siempre y cuando no fuese demasiado pomposo ni cursi, e irse de viaje muy lejos estaba fuera de consideración ya que su trabajo no se lo permitía, así que se decidieron por una excursión en unas ruinas antiguas <<La ciudad antigua de kurama>>, bajo la supervisión de monjes en las afueras de Konoha, según, era un lugar hermoso que tenía una historia mágica, mientras que los monjes cuidaban de la belleza natural que rodeaba las ruinas, ganando dinero para mantenerlas proporcionando alojamiento y guías turísticas a los viajeros y curiosos que deseaban experimentar un acercamiento con la naturaleza, Sakura, como vía de escape a la falta de romanticismo de su esposo le ofreció esa alternativa, aunque prefería mil veces quedarse en un hotel romántico a la orilla del mar, pero solo mencionar la palabra playa o mar o romántico hacían a su pareja retorcerse en disgusto hasta el punto de amenazarla con cancelar sus planes, así que se decidieron por una excursión si no romántica por lo menos con prometedores momentos, con esas expectativas Sakura retomo su inicial entusiasmo y sustituyo “romántico” por “mágico” y para suerte de Sasuke, lo dejo en paz para planear todo lo referente a su nueva versión de luna de miel.
Al llegar a su casa o mejor dicho mansión encontró a Sakura corriendo de un lado para otro escandalizada llevando cosas de aquí para allá, no le prestó mucha atención, lo que quería en ese momento era dormir, subió a su cuarto tirando su maletín quien sabe dónde y le dirigió una mirada iracunda a la cama que estaba ocupada con dos grandes maletas y atestada de ropa sin acomodar. Salió de ese lugar arrastrando los pies y abrió la primera puerta que encontró en el pasillo, se quito el saco y la correa, no se preocupo por quitarse otra prenda y se tiro en la cama cansado dispuesto a dormir como si no hubiese un mañana. No tardo mucho en dormirse después de haber cerrado los ojos, esa vez no lo acompañaron los sueños que normalmente hacían acto de presencia a mitad de su sopor y que le provocaban tal turbación impidiendo un real descanso, en su lugar un sitio rodeado de verde intenso apareció ante el rodeándolo, era solo él y el verde espacio que se convirtió en un bosque con una intensa vegetación, en medio del bosque se encontraban dos grandes orbes tan azules como el cielo, que daban la impresión de estar observándolo. Paso todo el rato devolviéndole la “mirada” a esos orbes, sabía que era ilógico, pero la sensación de estar siendo observado era tan real y lo más extraño de todo era que estaba consciente de que se trataba de una sueño y así se mantuvo hasta que escucho que le llamaban sacándolo de su fantasía.
Sakura se había pasado toda la mañana ajetreada, arreglando las maletas, organizando itinerarios, contactando la posada, el transporte y demás menudencias que se le pudiesen pasar por la cabeza que presentaran algún inconveniente en su muy anhelada luna de miel que debía ser dentro de lo que se permitía; perfecta, y cuando Sasuke llegó estallo su histeria puesto le había encargado arreglar sus cosas y preparar lo que se iba a llevar, prefirió dejarle eso a él ya que no quería discutir por algo que ella podría haber olvidado meter para el viaje que él pudiese necesitar. Pero este no le hizo ni caso y la ignoró completamente y subió a la habitación. Molesta y soltando improperios por toda la casa, termino lo que tenía que hacer y se condujo a donde se encontraba el pelinegro, al no encontrarlo en su habitación los busco por las habitaciones restantes topándose con el abriendo la primera puerta, estaba dormido. Se encontraba acostado descuidadamente en la cama sin haberse despojado de sus ropas, su disgusto desapareció al ver la cara de tranquilidad y placidez que tenía su amado y desposeído de aquel ceño fruncido que le caracterizaba, suavizando su expresión. Una sonrisa cariñosa le atravesó el semblante y una mirada de ternura se posó en el azabache, busco unas mantas y lo cubrió para protegerlo del frio, salió de la habitación con un mejor humor y la calma se apodero de ella, sus pensamientos tomaron cursos más agradables y considerados y cuando se disponía a seguir con sus quehaceres, llamaron a la puerta.
Extrañada, pues no esperaba a nadie y dudó que Sasuke también lo hiciera se dispuso a abrirla, era el correo, había una carta para ella, más extrañada aun ya que si era por felicitaciones de boda porque en el destinatario decía “Para la nueva Sra. Uchiha” de algún amigo o amiga todos los que conocía ya lo habían hecho o en persona o por correo electrónico, aunque extrañada, animada por el hermoso sobre, abrió la carta y la leyó.
Pesadas lagrimas se deslizaban por las mejillas de Sakura, todo lo que consideraba plena felicidad conyugal se disipo al instante, sus piernas temblaban por el… ¿terror? ¿Disgusto? ¿Angustia?, se desplomó de lleno en el piso y se dedico a llorar violentamente tratando de controlar sus sollozos. Después de un rato de premeditar lo que en la carta decía, tomo la decisión que creyó más prudente y en sus pensamientos las argucias ganaron terreno, trazando nuevas aspiraciones mucho más elevadas se limpio la lagrimas y la que antes había sido una mueca de ternura se convirtió sonrisa llena de perfidia, guardo la carta y continuo como si nada hubiese pasado. Aun con todo el ajetreo, en su mente seguía maquinando lo que tenía que hacer y repasando lo que decía en la carta, los segundos se transformaron en minutos y estos se fueron en horas y sin darse cuenta el siguiente día ya había llegado y con el arribaba la promesa de una “Luna de Miel como dios manda”… según Sakura, subió a despertar a Sasuke que aun seguía dormido a pesar de dormir un día y una noche entera, le llamo por su nombre para tratar de despertarlo pero no obtuvo nada, seguía tan inerte que solo su respiración acompasada daba la certeza de que estaba vivo. Frustrada comenzó a empujarlo levemente pero el resultado era el mismo, sopeso el tener que piquetearlo con la escoba pero supo que el moreno se molestaría, siguió empujándolo hasta que un ligero murmullo se escucho. Pensando en un futuro adultero, se imagino a sí misma teniendo que empujar de la cama a su esposo para despertarlo o a su cadáver, claro si antes no lo molía a golpes por la frustración cosa que sabía; era imposible.
-mmmmhhm?- un gruñido fue lo más claro que pudo sacar del azabache y con renovados esfuerzos por que se despertara, cuando al fin el pelinegro despertó se dirigió a darse una ducha fría sin decir palabra alguna, Sakura, atónita lo siguió con la mirada tras una risilla con un murmullo le dijo “Zombi”.
Desperezado completamente, Sasuke se dirigió a la cocina en busca de algo que le llenara el estomago, el sueño que había tenido aun lo perseguía, aun tenía en su mente el recuerdo de esos dos extraños orbes que lo hipnotizaban.
- ¿Sasuke?-
- ¿Uhmm?-
- Llevo rato llamándote, aun sigues dormido…
- Ah sí, lo siento. ¿Qué querías?-
- Ve a arreglar lo que vas a llevar, dentro de unas horas pasaran por nosotros-
La peli rosa se alejo tarareando, sin escuchar la respuesta de su esposo, que tampoco se molesto por la acción pues para el ese ambiente tan dístate era perfecto, no le gustaba que se inmiscuyeran en sus asuntos por lo que había estado reticente al matrimonio pero al ver sus temores amainados se alegro por su elección.
A las pocas horas de haber terminado de arreglar sus cosas, llegaron por ellos el transporte que se dirigía a las ruinas, el trayecto entre Konoha y ellas era más o menos largo pero no lo suficiente para acercarse a la nación contigua. Mientras más se acercaban más densa era la vegetación, los arboles se juntaban y estiraban cada vez más y cada vez más… semejándose al bosque de su sueño. Sasuke no despegaba la vista de la ventana del auto, tenía la sensación de que en cualquier momento se encontraría con aquellos trozos de cielo que tanto lo perturbaban, El viaje no duro más que unas pocas horas y al llegar un enorme templo se abría paso entre lo arboles, era un edificio solemne, el negro y el gris dominaban en sus muros y paredes que se alzaban en unos quince pisos de altura y en la entrada en vez de los dioses zorro que se acostumbraba a poner frente al tori, habían a cada lado dos zorros con nueve colas hechos de piedra rojiza, en la entrada un monje con larga cabellera como las púas de un erizo blanco los recibió, respondía al nombre de Jiraya que era el encargado de la recepción. Les enseño las instalaciones y los alrededores, el comedor y las salas de recreación que constaban de enormes lagos de pesca, onceen y clases de arquería que eran impartidas por ellos, después de eso los llevo de regreso al interior del templo donde les mostrarían sus habitaciones, cerca del lobby estaban lo que parecían dos hermanas si no gemelas, mellizas. Las dos con cabellos dorados con mechones tapando uno de sus ojos azules, el color intrigo al azabache que resto más atención a esta característica pero se decepciono al corroborar que ninguno de las dos gamas del azul que se veían en sus ojos era parecido a la que vio en sus sueños, antes de poder superar su decepción Jiraya llamo a una de las hermana.
- Deidara. – la que suponía era la mayor dejo de charlar con la otra y se dirigió a donde estaban los tres reunidos.
- Dígame.
- Ellos son los Uchiha, ellos tienen la reservación de la habitación nueve- dicho esto dejo a cargo al rubio, que a simple vista podía pasar fácilmente por una mujer y una muy hermosa, Sasuke que no apartaba su vista de él cuando Jiraya le dijo su apellido a Deidara en su cara pudo reconoces distintas emociones primero sorpresa, luego reconocimiento, después tristeza, un poco de ternura y por ultimo ¿Familiaridad? , pero antes de poder seguir cavilando a sus ancha el chico se volteo les dijo alegremente que lo siguieran y se perdió en la vuelta del pasillo.
Ya en la intimidad de su cuarto Sakura se dedico a desempacar y planificándolo que harían en la expedición, después de eso fueron a las termas y por último a la sala común donde cenaron con las demás personas que se estaban hospedando ahí también, muchos como ellos eran parejas en busca de nuevas experiencias o simplemente personas solitarias atraídas por la historia del lugar, entre ellos una pareja Shikamaru Nara y su esposa Temari que al igual que Sasuke y Sakura estaban ahí por la excursión que ofrecían, también estaba un entusiasta chico de cejas muy gruesas y corte en forma de tazón llamado rock lee y otro chico más acompañado por su perro que estaba por la misma razón, posteriormente de haber cenado y charlado con sus nuevos conocidos y próximos compañeros se devolvieron a la habitación pues el viaje no había sido largo pero si agotador. Sakura estaba en la cama leyendo una revista mientras esperaba a Sasuke que salía del baño, este fue hasta la cama y se quedo viendo a la peli rosa, llego gateando hasta ella y poniéndose encima mostrándole su intención con una sonrisa de lado y sus ojos explorándola lascivamente, ella se quito sus lentes y lo miro expectante y antes de que él pudiera moverse o siquiera decir algo ella acaricio una de sus mejillas y dijo:
- Estoy cansada Sasuke … -
- . . .
- Quizás mañana, ahora solo quiero dormir a demás mañana empieza toda la diversión ¿no?- le dirigió una débil sonrisa mientras él se quitaba de encima y luego apago la luz.
El azabache no entendía nada, a estas alturas ¿Sakura le salió con eso? Era tan patético como la escusa del dolor de cabeza, no era la primera vez de Sakura no tenía por qué estar reticente ellos ya habían tenido su encuentro incluso antes de la boda, con los brazos cruzados detrás de su cabeza cavilaba mientras se quedaba dormido, pensaba en su pequeño amigo que … no era tan pequeño. Gran parte de su autoestima se debía a ello tenía un compañero de buenas proporciones y el que ella lo rechazara así, era molesto. Sin ganas de pensar más se sumergió en la inconsciencia. Otra vez, estaba otra vez en aquel lugar, los mismos arboles y aquellos hermosos orbes que tanto lo perseguían pero esta vez estaban dentro de las cuencas de los ojos de un enorme zorro rojizo de nueve colas al igual que había visto frente al templo, el gran zorro de cola parecía tomar vida y mover de un lado a otro de forma paralela sus nueve grandes colas mientras se echaba en el claro del bosque y como en el sueño anterior los orbes… los ojos del zorro se quedaban observándolo. Esta vez en el sueño no se quedo estático viendo aquellos orbes tan azules como el cielo puesto estos estaban clavados en él, a donde quiera que él se dirigiera ellos estaban ahí. Camino por todo el bosque hasta llegar a lo que parecía el final donde descansaban enormes escombros de lo que alguna vez supuso era un templo los colores dorado, rojo, amarillo y naranja predominaban dispersos entre todo el tumulto de maderas, cerámica y piedras, volteo a ver al zorro que sabia estaba detrás de él, la vista que obtuvo fue aterradora, mientras el zorro sonreía con aquella mueca zorruna un enorme cuervo arrancaba aquellos pedazos de cielo que tenia por ojos y los destruía con aquel maldito pico lleno de sangre, al terminar el cuervo salió volando para detenerse frente al azabache que lo miraba compungido abrió su enorme pico y emitió un graznido horrible y sumió a Sasuke en una inmensurable oscuridad.
Despertó exaltado y bañado en sudor, su corazón estaba acelerado y el miedo le carcomía solo recordar a aquellos orbes siendo destruidos… turbaba hasta a la fibra más minúscula de su cuerpo. Acompasando su respiración volteo a donde se encontraba Sakura, examino la habitación en la que se encontraba y luego trato de dormir nuevamente.
En la mañana ya levantado y aseado Sasuke se reunió con Sakura en la sala común donde tomarían el desayuno y luego irían a por las osas que necesitarían para la excursión. Con morrales al hombro, botellas de agua, cantimploras, un perro correteando de aquí para allá, un chico haciendo el saludo al sol y en el caso del pelinegro acomodando su placa y pistola en el bolsillo interno de la chaqueta solo “por si a caso” se encontraba el grupo esperando al guía. Saliendo del templo se veía a un pequeño rubio de cabello despeinado cargando un gran morral casi tan grande como él mismo y este iba acompañado por el chico anterior que si mal no recordaba Sasuke, se llamaba Deidara.
- Buenos días señores, espero que hayan podido descansar anoche por que esta será una expedición larga- les dijo el rubio mayor a todos los presentes cuando había llegado hasta ellos, se dio vuelta y con una significativa mirada le indico al menor que se presentara.
- Buenos días a todos- saludo con una gran sonrisa aunque cargada de nerviosismo- a partir de hoy yo estaré a cargo de guiarlos, mi nombre es Naruto y es un placer conocerlos- hizo una pequeña reverencia y se quedo expectante a la reacción de los demás.
Todos le devolvieron el saludo amablemente pues el pequeño rubio trasmitía una sensación de alegría y energía que nadie pasaba por alto, claro, todos menos Sasuke que estaba en shock, no podía creerlo, ahí frente a él estaba aquel rubio con tres marquitas a cada lado de sus mejillas emulando los bigotes de un pequeño zorro y… también estaban aquellos hermosos orbes que lo perseguían hasta en sueños.