Siento pena,
pena porque te quise de veras
rabia porque te di
lo que nunca
imaginaste un día tener
todo el mundo a tus pies
Aquella era la última caja que traía de la mudanza, hace unas pocas horas se había mudado a Kioto, por tal motivo tenía que instalar todo el apartamento. No podía negar que le dolía dejar a Tokio, en aquella ciudad nació, creció, estudió, trabajó y… se enamoró de la persona equivocada.
Llevaba años soportando un amor no correspondido hasta que no pudo aguantarlo más, se había cansado de ser la sombra… de ser el segundo plato y por eso había partido de la ciudad, no quería volver a verse con aquel sujeto. Le dolía, no podía negarlo, porque fuera de que perdió su amor, perdió a su mejor amigo… si, amaba locamente a su mejor amigo Kougami Shinya.
Siento lastima
porque yo se que aun
tu me extrañas
lo noto en tu voz
las veces que llamas
porque yo se que sufres con el
aunque finjas ser fiel
Suspiró y retomó la hazaña de organizar sus cosas, aprovecharía que era fin de semana para tener todo listo, puesto que el lunes iniciaría a trabajar gracias al traslado que le habían dado. En esas estaba cuando su celular sonó, vio un número extraño en la pantalla y pensando que era un cliente se dignó a contestar.
- Habla Makishima Shougo, en que le puedo colaborar?
- Shougo… ¿ dónde estas?
- Para que me llamas Kougami, creo que las cosas quedaron muy claras entre tu y yo — molesto por haber contestado –
- Necesito verte… fui a tu casa y nadie me abría
- Ya no vivo ahí, así que ahórrate la ida
- ¿Te mudaste? ¿por qué? ¿a donde?
- Si, me mude, ¿ por qué? tu ya sabes la respuesta, no quiero verte más y ¿ a donde? … eso no te interesa, por favor, ya déjame en paz, no me busques, quiero olvidarte, quiero rehacer mi vida lejos de ti.
- Shougo… no te dejaré alejarte de mi lado… yo te amo
- Lo siento, de verdad quisiera creerte pero ya me cansé, llevo 8 años esperando a que te decidas, no sé como pude soportar tanto tiempo engañado por ti… — intentando mitigar las ganas de llorar-
- Te equivocas… Shougo, dime donde estas… hablemos
- ¡No!, esto se acabó, ahora serás padre Kougami, serás papá, por eso amárrate esos pantalones y da la cara por tu hijo, no me busques, no me llames, olvídame y haz tu familia, sigue tu vida que yo seguiré con la mía.
- Mi vida no vale nada si no estas tú…
- Debiste pensarlo antes Kougami… ya es tarde
- Te amo… por favor… — con voz afligida-
- No vuelvas a llamarme, adiós — cortando la llamada-
Llevo el celular a su pecho y fue inevitable que comenzara a llorar… ya era tarde para que los dos comenzaran una relación, su amado sería padre y estaba casado. Por más que quisiera a Shinya, no quería destruir un hogar tal cual le había pasado a él en su infancia.
Mientras lloraba, las imágenes mentales corrían una tras otra, primero como se enamoró del peli negro en la preparatoria, como se le declaró en la universidad, como decidieron dar el paso a pesar de que su amado tenía novia… cuando aceptaron verse al escondido para no levantar sospechas a la ya esposa de su Kougami y por último… cuando este le dijo que esperaba un hijo.
Todos le decían que se alejara del mayor, que no luchara por un amor perdido, que era una causa perdida… pero él no los escucho. Cada vez que lo hacían dudar, Shinya aclaraba sus dudas cuando lo besaba…lo tocaba y le hacía el amor. Cuando eso pasaba, volvía a creer en sus palabras y seguía sujeto a la ilusión de que alguna vez sería solo suyo.
Mira si yo te conozco bien
que me atrevería jurar
que no duras junto a el
un fin de semana mas
sin que extrañez en tu piel
todas mis caricias
Cada vez que pensaba el porqué Kougami no lo elegía por encima de su esposa, entendía menos. El lo conocía mucho más que esa mujer, el siempre estaba a su lado apoyándolo, fue su paño de lágrimas cuando su madre murió, era quien lo complacía carnalmente cuando su esposa no quería… él lo amaba sobre todas las cosas y siempre buscaba brindarle lo mejor sin esperar nada a cambio… verlo feliz era su dicha, pero no podía mentirse… dolía que fuera feliz pero no a su lado.
De pensarlo tanto, llegó a una conclusión, Kougami sentía vergüenza de que los vieran juntos por el hecho de ser solo hombres. Tanto su amor como él fueron criados en ambientes familiares distintos, su oji ónix venía de una familia muy tradicional y el al contrario, de una familia muy liberal… demasiado liberal para su gusto. Por eso creía que el mayor se había casado por aparentar ante la sociedad, pero cayó en su propia mentira y su hijo, desafortunadamente, era la prueba de ello.
Secó sus lágrimas, ya no valía la pena llorar más, se repondría, trabajaría y buscaría quien si lo amara en verdad. El era un hombre apuesto, lo sabía, había rechazado muchos pretendientes por estar tras Shinya; pero eso iba a terminar, saldría, se divertiría y dejaría que su cuerpo se consumiera por la pasión momentánea… tal vez así poco a poco extinguiría aquel amor.
Yo que te conozco bien
me atrevería a jurar
que vas a regresar
que tocarás mi puerta
yo que te conozco a ti
me atrevería decir
que estas arrepentida
Un mes pasó desde que el mayor lo hubiera llamado, se sentía tranquilo, dolía pero era soportable. En su trabajo todos eran muy formales y que decir de su vecindario, la señora Matsuyama era una anciana de lo más simpática, la cual siempre le llevaba de las tartas que hacía.
Una que otra vez había salido a tomarse unas cervezas con uno de sus clientes, era un coreano de lo más simpático; no habían llegado a algo más puesto que el hombre quería algo serio y formar una familia… cosa a la cual, no se sentía muy preparado. El hombre había entendido y por eso iban lentamente, conociéndose mejor.
Un día, recibió la llamada de una mujer. La mujer le pidió ayuda para entablar una tutela laboral y se escuchaba realmente desesperada; su tono de voz lo ablandó un poco, por lo cual decidió atenderla en su casa y escucharla.
La esperaba en aquel momento cuando escuchó el timbre de su casa, abrió con cordialidad esperando ver el rostro de una preocupada dama, pero vio un cuerpo alto y masculino y… un rostro que conocía demasiado bien.
- No puede… ser… ¿ cómo es que?...
- ¿ Cómo es que sé donde vives?, ¿por quien me tomas Makishima?, no soy ningún imbécil
- ¡Si lo eres!, ¡te dije que no quería verte más!, ¡el que estés aquí demuestra lo imbécil que eres!— molesto- vete, lárgate ahora mismo.
- Tendrás que sacarme muerto, porque no me voy de aquí — cerrando la puerta tras el-
Aquel comentario lo enfureció y lo indignó, cerró fuertemente sus puños y agachó su cabeza intentando no mirarlo… sabía que estaba a poco de saltarle encima y darle la paliza del año… pero el era un hombre que siempre pensaba antes de actuar, por eso intentaba tranquilizarse.
Sin embargo, toda furia se disipó cuando sintió al mayor tomarle el mentón y besarlo con necesidad… Kougami jamás lo había besado de aquella forma, sentía el sentimiento de necesidad y anhelo en aquel beso.
Intentó liberarse, pero el peli negro lo apretó más contra su cuerpo, tomándole la cintura y profundizando más el beso.
Lo que sintió después fue ser levantado del suelo y recostando contra la pared. Jadeó al sentir como el oji ónix se restregaba con desespero contra su intimidad… no podía resistirse, estaba cayendo nuevamente ante la pasión y el amor que sentía por Shinya.
- Shin…ya, la cama… hagámoslo en la cama
Mira si yo se tanto de ti
que me atrevería decir
que en las noches al dormir
me imaginas junto a ti
devorando como el mar
toda tu malicia
Entre besos y caricias llegaron hasta la cama. Quedó debajo de aquel muscular cuerpo y le fue inevitable mirarlo y posar sus manos en su rostro. Lo palpó con idolatría, apreciando cada uno de sus rasgos masculinos y maduros.
Sintió como Kou le besaba las manos y luego la frente y boca, jamás había sido tan tierno a la hora de hacer el amor.
- ¿ Qué te ha pasado Shinya..? ¿ por qué actúas así?
- Porque te amo… porque solo a ti te necesito…
- ¿ Por qué después de ocho años? — con tono lastimero-
- Hagamos el amor… luego te responderé lo que quieras…
Sin más comenzaron a quitarse la ropa con desespero, llevaban casi dos meses sin tocarse ni apreciarse… ninguno de los dos sabía cuanto se habían extrañado.
El pelinegro palpó con necesidad cada poro del albino, primero su cuello, su clavícula, sus erectos pezones y finalmente al miembro lánguido de su amante.
Por su parte, el oji ámbar giró al mayor, posicionándolo debajo de su cuerpo, invirtió las posiciones quedando en un perfecto 69 y sonrió al ver que sus cuerpos encajaban armónicamente.
Frotó la virilidad de Kougami contra su mejilla, mientras le daba pequeños besos. Después con su lengua mimó los testículos hinchados y poco a poco fue subiendo por el tallo hasta finalizar en el glande. Degustó el amargo sabor del presemen y sabiendo los gustos de su amante, comenzó a succionarlo con fuerza.
- Oh… por dios… no te detengas Shougo…
Siguió con las felaciones, sintiendo como su amado no le hacia un oral, sino que lamía y lubricaba su esfínter. Jadeó ante tal hecho, adoraba que el pelinegro estimulara aquella zona… puesto que sabía que estaba desesperado por introducirse, pero se tomaba la molestia de prepararlo para no lastimarlo.
- Mmm… entra… entra en mi Shinya….
Exclamó de pasión al sentir como el mayor le abría las caderas y poco a poco iba ingresando en su cuerpo. Se sentía completo cuando tenía aquella hombría inmersa en su interior. Le gustaba sentir como ese pedazo de cuerpo se movía dentro y como tocaba su punto clímax… solo su amante le había hecho llegar al paraíso al unir sus cuerpos.
Mordió sus labios cuando sintió las lentas embestidas de Kou, al principio dolió porque llevaba un mes sin tener encuentros sexuales, pero poco a poco el dolor se convirtió en placer… tortuoso y exquisito placer.
Sabía lo que quería su amante, quería que le pidiera más, por eso no había aumentado la velocidad de sus embestidas… sabía que eso le subía el ego a su amor, pero el como buen amante, disfrutaba llenarlo de honor.
- Mmm… ahhhh… Shinya… más… más fuerte…
- Oh dios…. Ahhh… porque eres… tan caliente….
Disfrutó cada estocada que le dio el mayor, sentía como la pelvis de su amado chocaba con fuerza contra su cadera… cada intromisión le llegaba más al fondo y también, aquel amor le entraba hasta el alma… no veía salida de aquel amor, no veía como escapar de él… estaba cayendo hasta el fondo por ese amor.
Gimió con fuerza y recostó su tez en la almohada, su saliva empapaba la cama pero es que el placer era demasiado para soportarlo. Su cuerpo también traspiraba como caudal sin freno… estaba a punto de terminar aquella excitante agonía.
- Shin… ahhh… me voy a …venir… ahhhhh¡¡¡
- Un poco…. Un poco más… mmm
No aguantó más y vertió su semen en las rojas sabanas, sin embargo, aún sentía como Kougami lo penetraba con ímpetu. Después sintió que era agarrado fuertemente por las caderas y recibió una última y fuerte estocada que trajo consigo, la sustancia blanquecina de su amado.
Respiró fuertemente, intentando recuperar el aire perdido… sintió al mayor salir de su cuerpo y también como este lo abrazaba por la espalda. Sin refutar, se acomodo en su pecho y le dio algunos besos… cuando anhelaba que ese cuerpo fuera solo suyo.
- Shougo…
- Mmm… — dijo algo cansado-
- Me divorcié de Akane
- ¿ Qué?... — mirándolo fijamente- pero…
- Cuando te mudaste, fui y te busqué en tu antiguo trabajo y me dijeron que te habías ido de la ciudad… pensé en dejar las cosas así pero después de tres días me desesperé y comprendí que no podía estar sin ti… has estado conmigo por más de ocho años y que me faltarás de un momento a otro fue bastante impactante para mi pero…
- Pero…
- Cuando… le pedí a alguien que te vigilara y me dijo que estabas saliendo con un sujeto, me di cuenta que te perdería para siempre
- ¿Me estabas vigilando? ¿ quién te crees para hacerlo? — molesto-
- Shh… déjame terminar
- ….
- Le pedí el divorcio a Akane y aunque esta no quería, la ley la obligó hacerlo… pensaba responder por mi hijo, pero a tu lado.
- ¿Pensabas? ¿ por qué ya no?
- Porque el hijo que espera Akane no es mío… no me hubiera dado cuenta sino es porque Sasayama me lo dijo… el es el padre, Akane me fue infiel con él y al momento de hacer la prueba la paternidad le salió a él.
- Eso quiere decir que…
- Si… soy tuyo, solo tuyo, nada me ata con ella
- ¿Y crees que yo te aceptaré así como así? ¿ tan fácil?
- No… se que, fui un tonto y así me toque esperar los ocho años que esperaste, lo haré si eso me certifica tenerte…
- Eres un imbécil… pero eres MI imbécil…
- No puede ser de otra forma — sonriendo mientras lo abrazaba más-
Te conozco bien...
estas arrepentida
Yo que conozco tu cuerpo y tu piel
me atrevería a jurar
que me extranas, mujer
te conozco bien
que tu volverás
que tu volverás a mi puerta
y para ese momento
siempre estará abierta
….