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Summer Loving por HaePark

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Notas del fanfic:

http://www.youtube.com/watch?v=r-7xf-lQ7BY

Notas del capitulo:

¡Buenas tardes!

Este es mi primer One-shot y mi primer HunHan, un poco experimento, por así decirlo.

En principio no planeo continuarlo. Tal vez más adelante, si les gusta.

¡Y espero que les guste!<3

Lo conocí hacia el final de Julio, un día cualquiera en la playa con Chanyeol y Kai. Estábamos en el mar, cogiendo olas en nuestras tablas de surf.

Éramos perfectamente conscientes del furor que despertábamos entre el “club de los bikinis”, cuyas miembros habían intentado conseguir una cita con nosotros, una foto, nuestro número de móvil, o simplemente un “hola”.

Este club estaba formado en su totalidad por chicas de dieciséis para arriba, algunas incluso mayores que nosotros, que en esos momentos se encontraban tendidas sobre sus hamacas en la playa, señalándonos y comentando entre ellas, riendo con sus risitas tontas, algunas incluso sacando fotos disimuladamente con el móvil.

Pero lo que no sabíamos es que nuestro club de fans contaba con…un chico. Un niño, para ser más exactos.

-Eh, Sehun.-se me acercó Kai, divertido, en su tabla de surf.-Ése de ahí te ha tomado otra foto.

Oteé la playa, llena de sombrillas y de gente.

-¿Quién?

-Ése…el rubio que está con esos dos chicos bajo la sombrilla azul.

Entonces lo vi. ¡Era un niño! ¿Cuántos años tendría? Máximo le echaba quince.

Era bajito, muy delgado y tenía el pelo color rubio oscuro. Estaba echado sobre una toalla junto a dos chicos, uno rubio y despeinado, mayor que él seguro, y otro pelirrojo teñido, claramente asiático por sus ojos rasgados.

-¿Quién es?-le pregunté a mi amigo.-¿Sabes cómo se llama?

Kai negó con la cabeza.

-Negativo. No son de la zona; no los había visto nunca.

Suspiré; me limité a ignorarlos y volví a enfrentarme a las olas, aunque seguía mirando al grupo por el rabillo del ojo. No me gustaba nada que me tomasen fotos sin mi permiso; y menos gente a la que no conocía.

 

 

 

 

 

 

 

Estuve en la playa con mis amigos hasta las nueve y media de la noche, que fue cuando Chanyeol anunció que sus padres le esperaban para cenar.

Kai y yo fuimos a dejar las tablas de surf en un almacén que estaba situado en el pasillo marítimo. El dueño del mismo, un anciano japonés, amigo nuestro, nos dejaba guardarlas allí.

Volvimos a casa, hablando de cosas irrelevantes. No me acordé del niño hasta que tropecé con algo que estaba en el suelo. Por poco me vine abajo; Kai me sostuvo.

-¡Ey! ¿Qué es eso?

Se agachó y lo recogió. Era un móvil Samsung Galaxy.

-Se le habrá perdido a alguien.-dijo Kai limpiándolo con el pulgar.

-¿Preguntamos en algún hotel?-le propuse a mi amigo.

-¡Espera! Está encendido. Quizá ponga figure aquí el nombre de quien lo perdió.

Lo desbloqueó. De repente, sus ojos se agrandaron y se sonrió maliciosamente. Yo, delante suya, no  podía ver lo que estaba viendo él en la pantalla porque daba el reflejo del sol.

-¿Qué pasa? ¿Pone algún nombre?

-No hace falta.-sonrió él.- Mira.

Kai giró el móvil y me dejó ver la foto de escritorio.

Abrí los ojos como platos. ¿Qué mierda…?

Ahí estaba yo, con mi tabla de surf, preparándome para coger una ola particularmente grande. La foto había sido tomada esa misma tarde, porque llevaba el mismo bañador.

-¿Qué demonios es esto?-agarré el móvil.

-¿Te acuerdas del rubito? Estoy seguro de que el móvil es suyo.

-Esto…es de acosador.

Kai se echó a reír.

-Venga, es un niño. De igual forma, ahora se lo podrás decir. Tenemos que buscarle para devolvérselo. Mira a ver si hay una indicación sobre dónde se aloja, algo…

Rebusqué por el móvil, que por cierto, estaba lleno de fotos mías. No se había contentado con una, el niño. Casi todas las fotos de la Galería eran mías, de esta tarde, de ayer…ect. Aluciné; era preocupante.

Otras fotos eran de él con su familia, con sus amigos…

No había nada que relevase su paradero.

-Preguntemos en algunos hoteles.-propuso Kai. Después de todo, estábamos ociosos y no nos apetecía volver a casa.

Así que nos dimos un garbeo por los alojamientos de la zona enseñando una foto del chico y preguntando si se encontraba allí, pero no dimos con el del niño. De perdido, y ya eran casi las doce, decidimos volver a nuestras respectivas casas.

-De cualquier forma, ya lo veremos mañana en la playa.-me dijo Kai antes de darme una palmada en la espalda y subir la calle cuesta arriba a su casa.-¡Hasta mañana, Sehun!

Me volví a casa con el Samsung en la mano. Vivía un a un par de calles de Kai y Chanyeol, que eran vecinos entre ellos. Por nuestra zona, casi todo eran chalets pareados, y estaba muy cerca del paseo marítimo, a unos escasos diez minutos a pie de la playa.

Cuando llegué a casa, mis padres estaban viendo la televisión y mi hermana pequeña, Soo Jung, de nueve años, estaría durmiendo ya.

Saludé a mis padres, cené, me duché y me fui a mi dormitorio. Tenía unas extrañas ganas de cotillear el móvil de aquel chico. Sabía que estaba mal…pero el chico me había tomado fotos a escondidas…haciendo balance…¿No era tan incorrecto, verdad?

Pues ahí estaba, tumbado en mi cama, con los mechones de pelo teñido de varios colores húmedos y desparramados sobre mi rostro. Cotilleé sus fotos, su calendario, algunos de sus mensajes…Me sentí un poco vengado de su “acoso”. Un poco. Aún quería darle un último susto.

La idea fue producto de mi aburrimiento nocturno; y la tentación al tener el número del móvil de su padre en la agenda era demasiado grande.

Lo marqué y llamé.

Respondieron al segundo toque.

-¿Sí?

-Perdone, soy Sehun, ¿Alguno de sus hijos ha perdido el móvil esta tarde? Lo he encontrado, lo tengo. ¿Podría hablar con su propietario?

-¿Luhan? Sí…espera.

Espere unos momentos, tarareando una canción para mis adentros, hasta que oí su vocecita al otro lado del teléfono.

-¿Quién es?

-Al habla Sehun, he encontrado tu teléfono móvil. ¿Quieres venir a por él?

-¡Ah! ¡Gracias! ¿Dónde vives? Pasaré enseguida.

-¿Por qué no nos encontramos en la playa, dentro de diez minutos? Hay una cala a unos metros de donde hoy te pusiste con tus amigos en la playa. ¿Sabes donde es? ¿Quieres que nos veamos allí?

Tardó un poco en responder.

-Sí; De acuerdo…pero…¿Cómo sabes dónde me puse hoy?

Me sonreí. No se había dado cuenta de quién era yo, seguramente se llevaría una sorpresa.

-Es una secreto, Luhannie.-no me pude contener de llamarlo así; daba realce a la intriga del momento.-Ya lo verás.

Y colgué.

Me vestí de nuevo, cogí el móvil del chico, anuncié a mis padres que me iba y volvía en unos minutos, y me fui. Normalmente hubiesen puesto pegas a que saliese de madrugada, pero era verano.

Eché a andar hacia la cala donde me había citado con Luhan. Por un momento pensé en decirle a Kai o a Chanyeol que viniesen conmigo, pero luego decidí que prefería conocer a mi acosador a solas.

Cuando llegué a la cala, me senté sobre una roca y me dispuse a esperar. Ojalá no tardase mucho.

Me dediqué a mirar el reflejo lunar sobre el mar en calma, las pequeñas olas rompiendo contra la forma redondeada de la cala…

-¿Eres…Sehun?

Casi me caí de la roca del susto. Me giré a toda velocidad.

Allí estaba el chico. Llevaba unos pantalones por la rodilla a cuatros verdes y blancos y una camiseta color ciruela.

Me miró con los pómulos completamente rojos y una expresión entre avergonzada y sumisa. Su mirada era viva, dulce e infantil, pero cuando mis ojos fueron se posaron sobre los suyos, fue a parar a la arenilla blanca que cubría el suelo.

-¿Luhan? Te estaba esperando.

-¿Tienes…tienes mi móvil?

Lo saqué del bolsillo y se lo mostré.

-Aquí lo tengo. Pero antes de dártelo, creo que deberíamos borrar algunas fotos…¿No crees?

Se sonrojó al máximo y retiró la mirada.

Sentí algo de cariño por aquel niño tímido. Fijándose mejor, él mismo era muy apuesto, bajo su apariencia inocente escondía un atractivo alegre y tierno. Tan tierno que  incluso sentí ganas de abrazarle muy fuerte y enterrar mis dedos en su rubio cabello.

-¿Por qué lo hiciste?-le pregunté a media voz.

Respondió sin despegar la mirada de las palmeras que había a la derecha de la cala.

-Me…gustas.

La mandíbula inferior se me cayó, prácticamente literalmente. Esa respuesta me había dejado completamente desarmado, ¿Cómo respondes a algo así?

Espera, recapitulando…no había dicho de qué forma le gustaba. Probablemente ese “me gustas”, iba dirigido única y exclusivamente a mi físico.

-Yo…gracias. Igualmente no está bien que me tomes fotos a escondidas…

Me miró fugazmente.

-Pero…de algo ha servido hacerlas.-sonrió, aún con tierna expresión avergonzada.-Si no, no estarías hablando conmigo…

Creo que fui yo quien me sonrojé ahora. La situación se estaba poniendo complicada, así que preferí cortar por lo sano.

Me levanté de la roca, le tendí el Samsung y me despedí rápidamente.

-Bueno chaval, ahí tienes tu móvil. De cualquier forma, no vuelvas a tomarme fotos. Me molesta.

-D-de acuerdo…

Volteé para irme, cuando él me agarró del hombro para girarme de nuevo.

Lo hice, a punto de que mis labios se encontraran con los suyos.

Fue un beso rápido, fugaz. No sabría decir cuánto duró, puede que solo fuese un segundo, pero mi corazón lo alargó a toda la noche. Fue el primer beso que había recibido de…un hombre. Ni siquiera un hombre, un niño, mínimo tres años menor que yo.

Fue raro, pensé mientras estaba acostado en mi cama. Al besar a alguien de tu mismo sexo, sientes…que debe ser asqueroso, que no debe agradarte, porque está mal. Está prohibido.

Pero…lo prohibido sabe bien.

 

 

 

 

 

 

 

-¿Así que le devolviste el móvil a ese chico anoche?

-Sí, prefería no tener que hacerlo hoy.

Chanyeol, Kai y yo estábamos tumbados sobre nuestras hamacas frente al mar, tomando helado.

Luhan estaba a unos cuantos metros de nosotros, junto con los dos chicos de ayer.

Yo lo vigilaba, lo observaba sin poderlo evitar, aunque la explicación a mi comportamiento era obvia; controlaba que el flash de la cámara del chaval no me capturase de nuevo.

-¡Ey! ¿Me escuchas?-me llamó Chanyeol, dándome un pescozón.

-Sí, sí. ¿Qué decías?

Mi amigo puso los ojos en blanco.

-Que tenemos que ayudar a Rob a preparar la velada del hotel Estrella.

Yo también puse los ojos en blanco al oír aquello.

-¡Venga, será divertido!-exclamó Kai con el entusiasmo que le caracterizaba.-¡Igual nos dejan quedarnos a la fiesta!

-No será una fiesta.-respondió Chanyeol.-Será una velada, ya sabes, un juego para los niños del hotel.

-Igualmente, pongámonos en marcha ya.-dijo Kai.-Si no, no nos va a dar tiempo. ¡Vamos, Sehun!

-Voy.-aparté los ojos de Luhan y recogí mi hamaca.

El viejo Rob es el japonés que nos deja guardar las tablas de surf en su establecimiento. Somos amigos, y por eso nos pide favores a veces, como hoy.

Al parecer los niños del hotel Estrella iban a disfrutar de una gymkana con diferentes pruebas. Tuvimos que colocar barreños de agua, inflar globos de pintura, colocar trampas con cuerdas, incluso tuvimos que ayudar a confeccionar los disfraces, que llevarían algunos miembros del personal del hotel (Por un momento pensamos que los tendríamos que lucir nosotros; pero no, por suerte).

-¡Genial, chicos!-nos dijo Rob a las ocho de la tarde, cuando acabamos.- Vamos, os invito a un helado de la cocina del hotel.

Entramos al comedor y pedimos nuestros helados favoritos, Chanyeol de vainilla, Kai de chocolate, Rob de caramelo y yo de fresa.

Estuvimos hablando un rato sobre la gymkana de la noche. Nos propuso quedarnos, (¡A verla, no a participar!, gritó Chanyeol), y nosotros aceptamos. Total, no teníamos nada que hacer y no era mal plan.

-Voy un momento al baño.-les dije, al notar mi vejiga ligeramente cargada.- Enseguida vengo.

Salí de la sala y busqué el baño por el hotel.

Este hotel era un establecimiento enorme, lleno de salas y pisos, así que me costaría bastante dar con el sanitario.

-¡Eh! ¿Qué haces aquí?-preguntó una vocecita a mi espalda cuando iba hacia recepción para preguntar por el aseo.

Me giré. Joder, él no. Él no. Pero sí, el destino me vacila.

-Tú.-dije simplemente.

Sonrió ampliamente, al ver que me acordaba de él.

Miré su sonrisa e, instantáneamente, el sabor del beso de la noche pasada acudió a mis labios. Sabía…a Luhan, y a mi sabor preferido, a fresa.

-¿Cómo es que estás aquí?-repitió.

-Tuve que ayudar a montar una gymkana. ¿Y tú…estás alojado aquí con tus padres?

Él asintió varias veces.

-Sí, estamos de vacaciones.

Me froté la nariz, incómodo.

-¿Y tus amigos?

Enarcó una ceja.

-¿Chen y Xiumin, dices?-se echó a reír, su risa era bonita, cantarina.-Son mis hermanos mayores.

-¿Mayores? ¿Y…y tú cuántos años tienes?-me atreví a preguntar.

-Catorce.-respondió.-¿Y tú?

Agh, yo tenía razón. Era verdaderamente pequeño.

-Diecisiete.-suspiré.

Abrió mucho los ojos.

-¿Enserio? ¡Sí que eres mayor! Te ves más joven.

No pude evitar sonreír.

-Supongo que es un cumplido.

Asintió. Comenzó a removerse, incómodo y con los ojos fijos en el suelo.

-¿Quieres…salir conmigo…esta noche?-preguntó. El adorable sonrojo de la noche anterior había vuelto a subirse a sus mejillas.

-Eh…

<<No>>, es lo que le hubiese respondido a cualquier integrante del “club de los bikinis”, tranquilamente y sin dudar. Pero…no podía decirle eso a Luhan. Me daba reparo…era tan pequeño y tierno…

Suspiré.

-Bueno.

Alzó la vista, los ojos brillantes.

-¡¿Enserio?! ¿Nos vemos a las diez en la playa, dónde ayer?

Me encogí de hombros, dando a entender que me daba igual.

-Gracias hyung.-se inclinó hacia mí, pensé que me besaría, como la noche anterior, y algún mecanismo raro en mi cuerpo se activó, ocasionando que no me moviese.

Mis labios esperaron con tensión el beso del pequeño, que se produjo en la mejilla. Sentí arder allí donde sus suaves labios se posaron.

Se fue, subió corriendo por la escalera.

 Yo tardé un rato en asimilar que estaba en mitad del vestíbulo del hotel Estrella, y que al parecer, estaba buscando el baño.

 

 

 

 

 

 

 

 

Llegué puntual a la “cita” con Luhan, aquella noche. Había dejado a mis dos amigos y a Rob, sin decirles donde iba, por supuesto (se reirían de mí), en el hotel.

Como llegué cinco minutos antes de las diez, no esperaba encontrarle ya, pero allí estaba.

-¡Hola, hyung!-saludó el pequeño.

No pude evitar sonreír ante su infantil entusiasmo.

-¿Saben tus padres dónde has ido?

Negó con la cabeza.

-No. Mis padres no saben que me gustan los hombres.

Podría decirse que la revelación me fulminó, como en los dibujos anime que tanto le gustan a Kai. Me quedé alucinando unos momentos.

-¿Cómo? ¿Eres gay?-le pregunté, sin poderme contener.

Él asintió, avergonzado.

-Pero…eso es…antinatural.-balbuceé.

-La homosexualidad no puede ser antinatural porque existe.-respondió él, mirándome seguro.

Para mis adentros tuve que darle la razón.

Me senté sobre la roca de la noche anterior y el gateó hasta sentarse frente a mí.

-De todas formas, aún eres pequeño para saberlo.-le dije.

-¿Y tú?

-¿Yo? ¡No! Yo no soy homosexual, para nada.

Se sonrió.

-¿Seguro?

Lo próximo que noté fueron sus manos hundiéndose en mi cabello y sus labios presionando contra los míos. Luhan cerró los ojos, en un gesto que se me antojó tan tierno, que cuando me quise dar cuenta lo había abrazado por la cintura con fuerza contra mí y le devolvía el beso casi salvajemente.

Sabía bien…sí, joder, sabía genial.

Con ganas de probar más, mi lengua lamió sus labios, pidiendo permiso para entrar. Luhan lo concedió, y nuestras lenguas empezaron a jugar.

Por más descarado que fuese el niño, la verdad es que no tenía mucha experiencia besando. Sus movimientos, algo torpes, a mí se me antojaron tiernos y adorables. Me hubiese gustado creer que era el primero en probar sus labios…

Fue él quien se apartó, con las mejillas encendidas.

-Hyung…¿Qué…?

Negué con la cabeza. Yo tampoco sabía que acababa de pasar. Una parte de mí prefería no saberlo, no necesitaba atormentarse con ese incómodo pensamiento, la otra me gritaba la verdad: que me estaba enamorando de ese niño.

-Es una locura.-me susurré.

-¿El qué?-preguntó él a media voz también.

Me obligué a mirarle, a mirarle y a decirme a mí mismo que no me había enamorado de un niño de catorce años, al que conocía de hacía un día, y que para colmo era de mi mismo sexo.

Lo hice, lo miré.

Me di cuenta que mentirme era una tontería.

 

 

 

 

 

 

 

Fue así como empecé una loca relación con Luhan. A partir de aquel día en la playa, estábamos juntos siempre.  Chanyeol y Kai al principio no sabían nada de lo nuestro; finalmente se lo tuve que confesar.

Cuando se lo dije me miraron alucinados, luego alegaron que mientras yo estuviese bien lo demás salía sobrando. Entonces recuerdo que no pude contenerme y los abracé muy fuerte y de forma poco masculina.

Cuando estaba con Luhan todo era diferente; el sol brillaba más, el tacto de la arena era más suave, el ruido de las olas al romper contra nuestra cala más agradable y musical. Yo también había cambiado; ahora era más cariñoso, más hablador y también más infantil, alegre, y feliz.

Solo había una sombra en mi paradisíaca felicidad; no podía evitar contar día a día el tiempo que faltaba para que acabasen las vacaciones y no volviese a ver a Luhan como mínimo en un año. Él no era de Corea, era chino.

Estuvimos juntos todo agosto. Por las mañanas nos levantábamos pronto para vernos, a veces íbamos a nuestra cala, nos sentábamos sobre la roca donde empezó nuestra relación y veíamos el amanecer entre risas y mimos. Luego pasábamos el resto de la mañana juntos, en la playa, en la ciudad, en el paseo marítimo…a decir verdad, no me importaba mucho donde ir mientras estuviese con mi pequeño.

Comíamos juntos, varias veces lo invité a mi casa a mediodía, a que conociese a mi hermana y a mis padres. Evidentemente, a mi familia lo presenté como “mi nuevo amigo”. Chanyeol y Kai se habían tomado a bien lo de que me hubiese enamorado de un hombre; pero no quería arriesgarme con mi familia.

Pasábamos la tarde y la noche juntos, donde fuese. De noche solíamos pasear por la playa.  De madrugada no había nadie en la misma, así que podíamos dar rienda suelta a nuestro amor paseando de la mano, abrazándonos, besándonos, jugando en el agua…

Un día se lo presenté a Chanyeol y a Kai. Pensé que lo intimidarían con sus bromas y risas; pero mi Luhan les respondía a los chistes y les seguía las bromas tranquilamente, sin ningún rastro de encontrarse cohibido. Recordaba lo tímido que era cuando lo conocí  y no podía evocar esos momentos sin abrazarlo muy fuerte contra mí.

Al igual que estaba plenamente enamorado de él; era consciente de que él también estaba puramente enamorado de mí. Cada vez que nos besábamos o nos mirábamos, era capaz de notarlo. Entre nosotros existía una increíble y gruesa conexión.

Por eso tenía miedo de que acabase el verano, tenía miedo de perder a la única persona de la que me había enamorado. Estando con otra gente me había creído enamorado, pero al conocer a Luhan mi concepto del amor había cambiado totalmente. Era una especie…de fuego que calentaba sin quemar, si él estaba conmigo.

-No tiene por qué terminarse lo nuestro.-me dijo Luhan en uno de nuestros paseos nocturnos.-No me importa mantener una relación a distancia contigo.

Se me iluminó el corazón cuando lo dijo.

-¿De verdad no te importaría verme más que dos meses al año en persona?-Paré en seco y le tomé de la mano para colocarlo frente a mí. La diferencia de altura se hizo evidente, yo le sacaba una cabeza y media. Y me encantaba que fuese tan pequeñito y achuchable.

-¡Claro que no!-me miró a los ojos fijamente.-Por estar contigo, no me importaría verte solo un día al año. Y si son dos meses lo que tenemos…podemos darnos por afortunados.

No me pude resistir a estrecharle contra mí. Me incliné para unir mis labios con los suyos en un apasionado beso, al que me correspondió torpemente por la sorpresa.

-Eres genial Luhannie.-le respondí, radiante.-Gracias por darme tanta seguridad.

 

 

 

 

 

 

 

Aunque algo más tranquilo por saber que la distancia no nos separaría, pasé lo que quedaba de Agosto deseando poder detener el tiempo cuando mi pequeño y yo estábamos juntos.

Pero los minutos, crueles, siguieron pasando. Con ellos las horas, con ellas los días, con ellos las semanas…

Cuando nos quisimos dar cuenta, era la última noche de Agosto. Y la última noche para la familia de Luhan en Corea.

El hotel Estrella iba a dar una enorme fiesta de despedida al verano en la playa. Habían preparado una hoguera, el viejo Rob iba a tocar la guitarra y cantar, e iban a hacer una barbacoa y juegos para los pequeños.

Chanyeol, Kai y yo por supuesto íbamos a ir. Aquella era mi última noche con Luhan.

Esa noche quería  decirle cuanto lo amaba, por largo e imposible que fuese, porque era la última vez que podría hacerlo mirando a sus preciosos ojos rasgados. El año que viene estaba muy lejos…joder, ¿Cómo iba a enfrentarme a la realidad de un año sin él?

-¿Quieres que vayamos a nuestra cala?-preguntó mi pequeño, cuando llevábamos un rato en la fiesta sin divertirnos del todo.

Asentí. Nos levantamos, dejamos a mis amigos y a sus hermanos en la fiesta y fuimos de la mano hacia nuestra cala.

Nos sentamos, como solíamos hacer, sobre la roca. Coloqué a Luhan sobre mis piernas y lo enlacé por la cintura con fuerza. ¡Qué poco pesaba!

-¿Estás triste?-preguntó Luhan.

-Claro.-susurré contra la orejita de mi pequeño.-No quiero perderte, eres demasiado para mí.

No era propio de mí hacer ese tipo de confesiones, pero no me arrepentí ni me avergoncé de haberla hecho.

-No me vas a perder.-dijo, girándose para quedar de frente a mí.-Además, ahora todavía estamos juntos.

Me forcé a sonreírle y lo estreché con más fuerza.

-Te amo, Luhannie.

-Aigo, hyung, me aplastas.-rió el pequeño.

El sonido de su risa consiguió arrancarme una sonrisa sincera y sentí a mi corazón sonreír junto conmigo.

Comencé a hacerle cosquillas sobre el abdomen y por el costado de sus caderas. Se retorcía entre mis brazos, riendo como loco. Con cuidado, lo recosté sobre la piedra y continué torturándolo sin piedad de esa forma.

Luhan agitaba sus bracitos y jadeaba entre risas mi nombre. Era tan hermoso…era lo más hermoso del mundo.

-Luhan…-susurré, guiado por un instinto superior a mi razón, acercando mis labios a su oreja. Dejé de hacerle cosquillas.- Quiero hacerte el amor. ¿Me dejarás?

Se quedó quieto durante un momento, de costado, con los ojos muy abiertos. Volvió a posicionarse debajo de mí y entrelazó sus manos por detrás de mi nuca.

-¡Sí, hyung!

Mis labios buscaron los suyos. La pequeña parte racional de mí se preguntó si estaba bien hacer “eso” con un chico de catorce años. La otra parte de mí, la apasionada y enamorada decía que adelante, quería unirme en cuerpo y alma a mi niño.

-¿Estás preparado para eso?-le pregunté, rozando mis labios con los suyos a cada pregunta.-No te sientas presionado.

Él soltó una pequeña risotada.

-Ahora no me dejes con las ganas. ¡Claro que lo estoy!

Mi parte apasionada y enamorada ganó.

Le besé por debajo de la barbilla, bajé hasta su cuello, donde le di pequeños mordiscos. Luhan enterró los dedos en mi pelo y lo revolvió. Suspiró mi nombre y se agitó cuando lamí el hoyito que queda por encima de la clavícula.  Su piel era tan suave, tan blanca y cálida…

Me atreví a colar mis manos por debajo de su camiseta holgada y blanca y él me dio permiso mordisqueándome el labio inferior, y aún despeinándome el pelo.

Le acaricié el estómago, los músculos poco delineados y mi mano continuó subiendo de forma ascendiente. Con delicadeza le quité la camiseta y la dejé a un lado. Quería disfrutar de Luhan en todo su esplendor.

Lo besé de nuevo, con más fuerza y demandantemente esta vez. Pasé ambos pulgares por el centro de sus pezones. El pequeño gimió contra mi boca.

-Agh…¡Más, hyung!

Le pellizqué los pequeños pezones y comencé a jugar con ellos, retorciéndolos y dándoles pequeños tirones. Luhan comenzó a retorcerse debajo de mí y a encoger los dedos de los pies, aún gimiendo la palabra “hyung”.

Cuando los sentí completamente duros, los besé y mordí, sin hacerle daño a mi pequeño, por supuesto.

Tuve que apartarme de su fresco y liso torso para atender a mi miembro, que ya me exigía atención dentro de mis pantalones.

Los abrí y lo saqué. Lo acaricié con cuidado, por mitigar un poco el dolor. Los ojos de Luhan se desorbitaron al verlo. Quizá se sintiese asustado por su tamaño.

-No hay que hacerlo si no quieres.-le recordé.-Tu mandas, pequeño.

De nuevo sus ojos se achicaron en una sonrisa cariñosa.

-¡Aigo! ¿Otra vez? Sehun, quiero que me hagas el amor…hasta el final. ¿Entendido?

Asentí, alucinado por sus palabras. Me lancé a devorar esa boquita, mientras le desabroché los pantalones y se los quité, deslizándolos lentamente por sus tersas y blancas piernas.  Me separé luego, y le miré, admirándome con su bella figura.

Al ver sus muslos, no pude reprimirme de lanzarme a ellos y morder su interior, llenarlos de marcas, besarlos…Luhan volvió a gemir mi nombre y me agarró del pelo.

-¡Ay! ¡Hyung!-gritó. Paré súbitamente de mordisquear el interior de sus lisas piernas.

-Me duele.-susurró con los ojos anegados en lágrimas. Se señaló la entrepierna.

Su erguido miembro levantaba parte de los calzoncillos como si de una carpa se tratase. ¿Sería la primera vez que le pasaba?

Me apresuré a tomar los calzoncillos de mi niño y se los quité rápidamente, ansioso por aliviar su erección.

La tomé entre mis manos, la acaricié de arriba abajo, pasando mis dedos por el glande. Luego comencé a masturbarlo. Jamás se lo había hecho a otro tío, por supuesto, pero sí me lo había hecho a mi mismo varias veces, así que sabía más o menos cómo llevar las cosas.

-Agh…¡Hyung!- Luhan mantenía sus puñitos cerrados a ambos lados de su cuerpo.-¡Más rápido!

Obedecí, aumenté la velocidad y fuerza de las fricciones, ocasionando que el pequeño gimiese y se quejase más y más.

Noté unas gotas de pre-semen deslizarse entre mis dedos y, cómo quería terminar junto con Luhan, dejé de tocar su erección.

Me terminé de quitar los pantalones. Miré a Luhan y me pregunté, de nuevo si estaría preparado para aquello. Luego recordé que me había pedido que lo hiciésemos…hasta el final.

-Date la vuelta y colócate en cuatro.-le dije. Obedeció instantáneamente y se colocó a cuatro patas sobre la lisa superficie de la roca.

Me coloqué detrás suya y le di tres dedos para que los lamiera. Los ensalivó con cuidado y cariño, uno por uno. Mi erección palpitaba, reclamándome a gritos atención.

Comencé a tocarme, muy muy suavemente, mientras que aparté las nalgas de mi niño con cuidado, hasta encontrar el conocido círculo de músculos. Era tan pequeño…

Lo tenté con el dedo índice, metiendo la puntita de la falange, una, otra vez, hasta que este se dilató un poco más, absorbiendo mi dedo hasta la mitad. Continué jugando con él hasta que todo el dedo entró sin problemas en su interior.

-Mgh…Hyung…es tan raro…lo siento dentro, entero…duele…-las rodillas le flaqueaban, me apresuré a sacar el dedo.

Besé el hombro de mi pequeño. Dejé de acariciar mi erección para volver a masturbar la suya, distrayéndolo del dolor al meter mi falange de nuevo.

Cuando el índice pudo entrar sin problemas, probé a meter junto con ella el dedo corazón. Fue un poco más fácil, porque su entrada se contraía y expandía por el placer de las masturbaciones.

Cuando ya pudieron entrar tres dedos sin problema, consideré que estaba preparado para tomar mi erección entera sin problema.

Me escupí en la mano y me froté la erección para lubricarla un poco. Entonces le separé las piernas, le besé de nuevo el hombro y le dije que aunque al principio le doliese un poco, prometía ser cuidadoso y al final le agradaría. Aquella era la primera vez de mi niño y quería que la disfrutase tanto como yo.

Acaricié su entrada con mi erección antes de entrar en ella con cuidado. Jadeó cuando mi miembro se abrió paso entre sus estrecheces.

-Agh, sigue…sigue…-me instó, cuando paré por temor a haberle hecho daño.

Obedecí y metí del todo mi erección en su recto con delicadeza. Joder, estaba tan estrecho…sentía su caliente recto abrazar mi erección, a su ano masturbarla al contraerse…estar en el interior de mi niño era estar en el paraíso, la sensación era inexplicable.

Exploré su interior, en busca de su punto erógeno. Cuando lo encontré, lo presioné con el glande. Luhan gimió con fuerza mi nombre.

-¡Agh…Sehun!

Retrocedí para empezar con las embestidas. A cada una de ellas, me hundía en su próstata, haciéndole gemir con la fuerza. Su voz estaba distorsionada por el placer, y sonaba jodidamente excitante.

 No tardé en unirme a sus gemidos. El interior de mi niño me volvía loco, me estaba quitando lo poco que me restaba de cordura.

Me sostuve por las caderas de Luhan, “cabalgando” sobre él. Mi mano se deslizó rápido a su miembro y comenzó de nuevo a masturbarlo.

-Agh…hyung…muévete más rápido, por favor…

Aumenté considerablemente el ritmo de las embestidas. Mi mínima cordura se escapó de mis manos, me ahogaba en ese mar intenso lleno de deliciosas sensaciones llamado Luhan.

Gemía su nombre como loco, como si fuese un salvavidas…algo que lo atase conmigo para siempre, para no perderlo nunca…lo necesitaba, era más que que solo lo quisiera…lo necesitaba. Él era mío y yo era suyo, no había más.

-Lu..hannie…-jadeé.

-Voy a terminar, Sehun…agh…¡¡Sehun!!

Gritando mi nombre se dejó ir en mis manos. Con motivo de su orgasmo, su entrada se contrajo, haciéndome eyacular en su interior y alcanzando el orgasmo prácticamente a la vez que él.

Fue intenso, intensísimo, enloquecedor, potente…la cabeza aún me daba vueltas por el placer cuando salí de Luhan y me tumbé a su lado sobre la roca.

Mi niño se recostó a mi lado, aún con la respiración entrecortada.

-Vaya hyung ¡Ha sido increíble!

 Reí y lo abracé muy fuerte contra mí, como si de esa forma pudiésemos estar juntos por siempre.

 

 

 

 

 

¿Cuánto dura un siempre?

Eso fue lo que me pregunté cuando, al despertar sobre la roca vi el amanecer afianzándose sobre nosotros. Era de día. ¿Cuántas horas me quedaban al lado de Luhan? Sus padres se iban por la mañana, así que, ¿Cuántas serían? ¿Dos, tres?

Mi mente fue atravesada por el fugaz pensamiento de que me había equivocado al acostarme con él. De esa forma me había creado una adicción a él tan fuerte que no estaba seguro de ir a poder sobrevivir todo un año sin tocarle, besarle…

Desperté a Luhan. Al menos quería aprovechar nuestro último amanecer juntos.

 

 

 

 

 

-Te veré el año que viene.-me prometió Luhan.

Estábamos en el aeropuerto, Chanyeol, Kai y yo habíamos acompañado a su familia para despedirme de Luhan.

Yo tenía las lágrimas purgando por salir de mis ojos, pero no quería derramarlas delante de mi pequeño. Quería que se quedase con mi sonrisa.

-Te amo.-susurré a su oído cuando lo abracé.

-Y yo, hyung.-correspondió él, besándome la mejilla.-Jamás lo olvides.

Tomé su mano y la acaricié. Había tantas cosas que quería hacerle, decirle…

-Tenemos que irnos, Luhan.-avisó su padre.-Os veremos el año que viene.-nos dijo a nosotros.

Asentimos. Yo con un nudo en la garganta.

Su familia se alejó en dirección al avión.

-Vamos, Luhan.-llamó Xiumin, su hermano.

Luhan me miró a los ojos, sonrió y se alejó para irse con su hermano.

Sus dedos se escaparon de entre los míos. Sentí un enorme vacío al perder ese pequeño contacto físico.

Le seguí con la mirada hasta que lo perdí de vista.

 

 

 

 

 

 

 

Habían pasado varios meses, ya era Noviembre.

Hiciese lo que hiciese, no me podía olvidar de él. Antes hablábamos todos los días, por webcam o por teléfono. Ahora, estábamos perdiendo contacto con las clases y la cercanía de los finales.

No podía soportarlo sentirlo tan lejos, no podía soportar imaginármelo con otra persona…lo necesitaba conmigo, ahora, y aún quedaba más de medio año para poder volver a estrecharle entre mis brazos…

-¿Otra vez pensando en el rubio?-preguntó Chanyeol, sentándose a mi lado en clase.

-¿Cómo lo sabes?-alcé la cabeza para mirarle.

-Siempre que piensas en él se te enrojecen los ojos y pones una mirada característica de desasosiego.-comentó él, observándome con preocupación.- Sehun…¿Por qué no sales con otra gente? No te está haciendo bien seguir enamorado de ese niño.

-No quiero salir con otra persona.-respondí.

-¿No quieres olvidarle?

-¡No!

La sola idea me producía escalofríos. Amaba lo que Luhan producía en mí, a pesar de que fuera insoportablemente doloroso. El amor hacia Luhan era la razón de mi existencia, sonará exagerado, pero era así.

Chanyeol suspiró.

-De cualquier forma, alegra esa cara.

 

 

 

 

Kai y Chanyeol me obligaron a bajar con ellos al partido de fútbol contra la clase de  8B. Según dijeron, el deporte curaba todas las penas.

Mi posición en el equipo era de defensa, así que me coloqué cerca de Kyungsoo, el portero. No me apetecía  nada jugar.

Empezó el juego. Intenté olvidarme de todo, concentrarme en atrapar la pelota. Fue difícil enfrascarme, y encima, cuando lo conseguí…

Un flash de las gradas me dejó casi ciego. Intenté visualizar el origen del fogonazo, pero no vi a nadie entre la masa de gente que contemplaba el partido.

-¡Eh, Sehun! ¡Ese niño de ahí te está haciendo fotos!-me grito Kyungsoo.

-¿Quién?-pregunté, oteando a toda la gente de las gradas.

-Ese de ahí, el que está sentado entre el rubio teñido y el pelirrojo… Ha llegado nuevo hoy, transferido por el trabajo de sus padres. Está en la clase 5B, junto con mi hermano.

Entonces lo vi…

¿Ese no era…?

 

 

 

 

 

 

 

 

-Oh Sehun, encantado.-me acerqué a su mesa a la hora del almuerzo. Sentía el corazón pegándome brincos en el pecho, no podía ser real, definitivamente no podía serlo. Quizá todo era un sueño, y en cuanto sus ojos se posaran en los míos, despertaría en la cruda realidad de encontrarme completamente solo.

Pero sus ojos se alzaron hacia los míos y se desorbitaron.

-¡Sehun!

Era él, efectivamente. Mi precioso Luhan, igual de guapo y tierno que siempre. ¿O quizá más?

Le abracé con fuerza contra mí, ignorando la mirada del resto de los estudiantes.

Ya nada nos separaría.

Notas finales:

¡Espero que les haya gustado! 

Sé que el lemon estuvo un poco flojo, es el primer lemon que subo...no sean muy crueles. -hace aegyeo (?)-

Pues ya saben, disfruten las vacaciones, pórtense bien, déjenme reviews, no se toquen...y si lo hacen, no lo hagan pensando en Chanyeol, que es mío. (??) -risa cruel(?)- Okno.

Enserio, déjenme reviews si les gustó. <3

¡Los amo!


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