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Vino blanco por ShinyOdaya

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Notas del fanfic:

Holaaa!!! Este oneshot lo encontre por casualidad y mire la fecha... ¡De suando descubri el Jogkey! xD solo tuve que corregir algunas faltas de expresion xD

Notas del capitulo:

Holaa espero que disfruten xD en mi opinion es demasiado cursi y como es uno de los primeros a lo mejor no esta bien redactado xD intenté arreglarlo, y esto fue lo que salió :D

 

https://www.facebook.com/DosVidasUnAdios

-Tengo que irme a trabajar- Le dije a Minho desde la puerta que diferenciaba el salón del comedor de la casa que ambos compartíamos, él se giró y levantó su mano a modo de despedida.

-Tráeme las sobras, no pienso cocinar- Sonrió, tampoco yo quería que cocinase, era un verdadero peligro.

-Lo que quieras…- Y se giró de nuevo a seguir con su videojuego.

Salí por la puerta de la casa y bajé las escaleras que daban a la calle, el sol aun estaba presente en el cielo, pero no tardaría en esconderse. La gente paseaba con sus bicis y algunos perros jugaban en la calle. Camine por la acera, el restaurante estaba muy cerca y no había porque coger el coche.

El asfalto emanaba un poco de calor, no era insoportable, sino agradable, veraniego, junto con la brisa que traía la proximidad del mar, no podía sacar mi sonrisa de mi cara, la gente reía levemente al pasar por mi lado, contagiando mi alegría de vivir.

Sabía que podría ser un día más de intenso ajetreo, de compañeros vagos llamados Onew y clientes que a lo mejor no eran del todo agradables, pero eso no me quitaba la ilusión de lo que quería hacer, hablar con la gente, cantar y tocar la guitarra.

Troté en el último tramo para llegar al restaurante, Onew ya me esperaba todo uniformado, con la camisa negra característica y el delantal rojo colgado de la cintura. Por un momento pensé que había llegado tarde, cuando Kyuhyun y Kahi preparaban algunas mesas, repartiéndolas por la terraza.

Me encantaba ese lugar, desde pequeño, te sentabas en una de esas mesas y podías tocar el mar con las manos, la arena se colaba entre las mesas y el olor salado del aire hacia de ese lugar un sitio muy visitado y frecuentado.

Camine rápidamente saludando a todo el personal y entre al vestuario, cambie mi camiseta de cuello abierto por la camisa del uniforme, me miré al espejo, el negro resaltaba mi piel morena y mis cabellos castaños que se iban haciendo rubios en las puntas, una locura de pensamiento que me paso hace unos meses, sonreí alborotándomelo y me colgué el delantal de la cintura.

Salí de los vestidores para dirigirme a la cocina, en eso me encontré con Onew.

-Jong me aburro- Hizo un lindo puchero con los labios, entrecerró sus ojos.

-Si acabas de llegar…

-No me lo recuerdes- Reprimí  una risa algo escandalosa y reemprendí mi camino hacia la cocina, una vez allí el cocinero jefe me enseño lo que teníamos de especial para esa noche.

-Gambas bañadas en vino blanco…- Me sonrió, el gorro blanco tapaba sus cejas.

Olfateé el aire como un perro y los ojos se me humedecieron, olía muy bien y el plato representaba con todo lujo de detalles nuestro restaurante a primera línea de playa. De seguro tendría mucho éxito por la noche.

Cuando se escondió el sol empezamos a movernos, los primeros clientes llegaron minutos después de habernos mentalizado de otra gran noche, otra igual. Sacudí mis manos en el delantal, Onew me empujó y supe que me tocaba empezar a mí. En seguida se ocuparon cuatro mesas, cada uno de nosotros servíamos a una.

Les presenté la carta a la pareja que había ido a cenar con su pequeña hija, me alejé en cuanto empezaron a ojear para no molestar ni presionar a tomar una decisión.

 

-¿Por qué siempre me toca la gente estirada a mi?- Kahi se quejaba con los brazos cruzados, observé la mesa con dos parejas de personas mayores.

-Tal vez porque se te olvidó el pedido- Miré su carita sonrojada por la rabia.

-A mi no se me olvidó nada…

Agité mis manos en forma de defensa por si aquella chica pensaba atacarme, a su espalda Onew me llamó la atención, conversaba sobre la elección de una señorita y la guarnición que podría encajar a la perfección.

Sonreí, por lo menos hoy lo haría contento. Un gesto me basto para comprender que mi mesa ya sabía lo que iban a comer. Con mucho cuidado repartí entre mis brazos la bebida que me habían pedido y me encaminé con paso decidido al lado del señor que presidia la mesa. Después dividí los refrescos y demás en la mesa, recordando quien me había pedido tal cosa. 

-¿Saben ya lo que van a pedir?- Los tres asintieron y la pequeña niña abrió la carta de nuevo.

Saqué la libretita y el bolígrafo donde apuntábamos los pedidos y probé que el bolígrafo funcionaba, perfecto.

-Muy bien, díganme.

El señor señalo un par de platos para él y para su señora, garabateé los números que correspondían a esos platos.

-¿Qué es el plato especial?- La voz infantil de la niña me hizo gracia.

-Es un plato que nuestro cocinero prepara cada día de distinta manera- Expliqué gesticulando demasiado, la pequeña pareció comprender- Hoy son gambas al vino blanco.

Pude notar como al hombre de al lado se le iluminaban los ojos y pidió cambiar el pedido, yo encantado lo hice.

 

Pasaron varias horas de idas y venidas, los clientes se iban satisfechos y prometían volver de nuevo, la luna ya estaba saliendo y asustaba ver como el día pasaba tan rápido.

Ya con las diez mesas servidas y entretenidas comiendo, Onew y yo nos dejamos caer en las sillas de detrás de la barra.

-Como coja una mesa más, me muero, o me suicidaré- Palmeé su hombro, yo estaba incluso más cansado que él.

-No seas idiota- Acaricié su cabello oscuro y volví a levantarme, me estaban llamando.

Aunque no tenía nada que ver con él, Onew me siguió y ambos salimos fuera a la terraza, me sorprendió ver aun mesas libres.

Entonces vi algo que me llamo la atención, un chico castaño y delgado empujaba a otro chico, un poco más bajo, pero con un precioso rubio adornando ese rostro. Me quedé embobado mirando su expresión asustada y sus mejillas ligeramente sonrojadas, una chica de cabello oscuro apareció tras él y agitó su mano en mi dirección como llamando la atención.

-¿Te has fijado en lo mismo que yo? - Volteé un poco para mirar a Onew- Esta buena la morena ¿eh?

Pero, no era precisamente en ella en la que me había fijado, el rubio se escondía parcialmente detrás de ella y evitaba mi mirada haciendo volar sus ojos, fingiendo que curioseaba el lugar, Onew se movió rápido, pero pude ver sus intenciones y conseguí pararlo.

-¿No dijiste que morirías?- Rodó los ojos e intentó deshacerse de mi agarre, pero yo era mucho más fuerte y lo empuje suavemente a un lado.

Me acerqué al grupo de jóvenes que esperaban en la entrada, al ver cómo me acercaba el rubio iba tensándose, sonreí y la que parecía su amiga lo posiciono al frente de la patrulla, Juntó sus dedos y se dispuso a hablar, pero no conseguía escuchar nada de lo que decía, me pareció adorable como bajaba su mirada, como temblaba, el chico castaño le pegó un codazo que casi me dolió a mi también.

-¡MESA PARA CINCO!- Y se tapó la boca como un acto reflejo después de haber llamado la atención de todos los comensales.

Sus orejas y su nariz se juntaron en el enrojecimiento, sus ojos se abrieron húmedos, parecía un niño asustado, sus manos temblaban ligeramente. Sonreí, era hermoso, como un pequeño ángel perdido que había caído del cielo, no me di cuenta de que me había quedado mirando sus ojos felinos hasta que una de sus amigas me llamo la atención, pasé una de mis manos por mi nuca y di dos pasos hacia atrás con una sonrisa y me cercioré de que me seguían, camine hasta una mesa libre, la más cercana a la valla que marcaba el límite del restaurante, al otro lado se extendía la playa ya oscurecida y la luna a lo lejos.

Les acomodé a los cinco y me ausenté para buscar las cartas, giraba constantemente la cabeza para mirar al chico rubio, que hablaba animadamente con sus amigos y de vez en cuando miraba en mi dirección.

Choqué con Onew que me miraba pidiendo explicaciones. Yo simplemente le sonreí un gesto común en mi repertorio y seguí con mi camino, cogí justo cinco cartas y me dirigí de vuelta a la mesa del rubio.

Él ahora atizaba al chico castaño con su mano, con la nariz arrugada, una expresión que se asemejaba a la de un lindo gatito. En cuanto me acerqué se irguió de nuevo, yo sonreí, no sabía por qué se peleaban ni tampoco quería entrometerme. Pero el hecho de que el rubio aun no me hubiese sonreído a mi me producía algo de celos. Repartí las cartas entre los comensales dejando el último al rubio, que evito mi mirada.

-¿Para beber que les gustaría tomar?

-No nos trates de usted- El castaño intervino

-Es una formalidad

-Pues déjate de formalidades que no me siento cómoda- La chica de pelo corto al costado del rubio me llamó la atención.

-Yo soy Taemin- El chico castaño se apunto al pecho- Ella es Sulli- Señaló a la chica de cabellos cortos- Ella es Jessica- Señalo a la chica a su izquierda que no había abierto la boca aun- Krystal- Señalo a la chica morena de pelo casi rizado que le había llamado la atención a Onew- Y él es Key- El chico rubio asintió al oír su nombre.

-Key…. Es un nombre muy bonito- Las chicas y Taemin estallaron en risas mientras que Key enrojecía a más no poder.

Después de esa tormenta entró una calma aparente en la que aprovecharon para pedir las bebidas y algo de picar.

Volví para dar el pedido y coger las bebidas.

-¿Vas a dejar de babear?- Kyuhyun y Onew me miraban con una sonrisa de medio lado.

Negué con la cabeza y cogí el último bote.

-¿No le habéis visto? Es hermoso- Kyuhyun asintió, pero Onew soltó una pequeña risilla, volteé a ver la mesa de nuevo, y vi esa hermosa sonrisa, el corazón se olvido de latir una milésima de segundo, pero lo suficiente como para enrojecer hasta los dientes, solté la botella de naranja para agarrarme el pecho y suspirar.

Inspiré un par de veces más para relajar los latidos de mi corazón y mentalizarme en que debía cumplir mi trabajo, salí de nuevo y me dirigí a la mesa para descargar el peso que llevaba, Me di cuenta como Key cogía un bote de Coca-Cola y se la llevaba a los labios sin utilizar el vaso. Ojala fuese yo ese refresco. Sacudí mi cabeza ante ese pensamiento.

-Disculpe…- Me giré para ver el origen de esa voz femenina y pude ver cómo me hacían un gesto para que me acercara.

No sé lo que me dijo, ni pensaba enterarme en un corto espacio de tiempo, observaba a Key desde lejos, mientras esa señora me recitaba no se qué cosa sobre el vino. Los ojos de Key iban y venían de la entrada del restaurante, me pareció adorable su forma de observar su alrededor, con sus ojos brillantes. Nuestras miradas se cruzaron un segundo, solo un segundo, que bastó para quedarme estático en el sitio, quedarme sordo y solo poder ver su sonrisa, espera, me estaba sonriendo, inhale una bocanada de aire en lo que mi corazón quería salirse de mi pecho. ¿Cómo podía una persona humana tener esa sonrisa?

-¿Me está escuchando?- Mi mundo con Key se me rompió y giré algo alterado a ver a la señora.

-Disculpe, ¿Podría repetírmelo?- La señora me miró con cara de pocos amigos, esto a la larga se vería en mi sueldo.

Me había interrumpido para decirme que la comida estaba estupenda, podría decirme algo que no supiera, respiré hondo y me tranquilicé. Kahi me tomó el relevo y me mandó dentro del restaurante, dediqué una última mirada a Key que me sonrió cuando nuestras miradas se volvieron a encontrar.

Por la otra parte Onew se acercó a la mesa de Key y sus amigos y pude oír un escandaloso “¿Por qué?” por parte del chico que se había presentado como Taemin. Reí.

-Son casi las doce de la noche- Kyuhyun me palmeó el hombro- Demuestra lo que sabes hacer- Me tendió la guitarra, un articulo de coleccionista y le di las gracias.

Miré por la ventana a la terraza donde estaban todos nuestros clientes, conversaban en voz alta y algunos reían, pero solo Key parecía distraído, mientras sus amigos comían él solo miraba de un lado a otro, por un momento desee que me estuviera buscando, tenía ganas de gritarle que estaba allí, que pronto me oiría tocar la guitarra y escucharía mi voz. Quería transmitirle la misma felicidad que sentía yo al cantar.

Ese pronto llego antes de lo que planeaba, Salí nervioso fuera, con paso apresurado y me senté en el taburete que mis compañeros habían preparado para esta ocasión, la misma de todas las noches, pero sabía que esa seria especial, porque había alguien especial para escucharme.

Sonreí al tener claro que canción iba a tocar y ante la atenta mirada de todos los clientes empecé a rasgar las cuerdas.

Abrí los ojos anoche

Y te vi en la luz tenue

Caminando por la orilla de la bahía

Mirando las estrellas que no están ahí ya…

 

Separé mi vista de las cuerdas unos segundos para encontrarme con los ojos felinos de Key, húmedos y su sonrisa, se había agarrado fuertemente a la mesa.

Para mi cansancio

Hasta luego

Con tu oído en una caracola

Puedes oír las olas

En las cuevas debajo del agua.

 

Solo se podía oírme a mí, y la guitarra, la suave voz de las olas se oía lejana, como si estuvieran siguiendo el ritmo de la canción en secreto, justo como Key.

Como si estuvieras dentro de un cuarto de agua salada

 

Pause unos segundos para empezar con el estribillo.

 

El tiempo juntos nunca será suficiente

Cuando tú y yo estamos solos,

Nunca me he sentido tan en casa

¿Qué tomara para crear o quebrar esta pista de amor?

Solo el tiempo lo dirá

 

La última nota se fue perdiendo en la noche y entonces un aplauso, un gran y fuerte aplauso. Pero él no aplaudía, el simplemente me observaba con los ojos bien abiertos, como si no se quisiese perder nada de mí.

 

Suspiré, no quería que esa noche acabara, hoy había actuado más de lo normal, porque no me cansaba de verle sonreír, como cerraba los ojos al oírme y como seguía el ritmo moviendo su cabeza.

En contra de mis deseos las mesas empezaros a vaciarse pasada la medianoche, incluidas las de los más jóvenes, que terminaron de pagar y se levantaron.

Agitaron sus manos para despedirse de los camareros, de mis compañeros, pero yo me acerqué personalmente para despedirme, me puse cara a cara de Key y le tendí la mano, él la miró unos segundos, pero, después la tomo con delicadeza y la estrecho entre la suya, su piel estaba caliente, suave y nítida.

Me costó separarme de él, no sabía si lo volvería a ver, tal vez se pasaría de nuevo por el restaurante con sus amigos, ojala hubiera tenido más tiempo para hablar con él.

Salieron del recinto y se encaminaros hacia la playa, desapareciendo en la oscuridad de la noche. Se giró una última vez para despedirse de nuevo.

 

La luna hipnotizaba, era demasiado grande y el reflejo que pintaba en el mar era más que hermoso. Solo hacia menos de una hora que Key había desaparecido y ya me envolvían las ganas de volverlo a ver. Me había cambiado la ropa, mi camiseta abierta ya estaba puesta sobre mis hombros. Recordé esos ojos felinos y me entraron ganas de llorar cuando rememoré como me miraban, ese brillo que hacía latir a mi corazón.

-Hola… siento interrumpir- Volteé de golpe al reconocer esa voz que había oído pocas veces pero que me había enamorado con tan solo escucharla la primera vez- No podía irme sin decirte…- Se acercó más a mi casi pegándose a mi pecho- Que amo como cantas…

Me miró a los ojos, se le veía decidido, aunque sus mejillas rosas y sus piernas temblorosas le delataban.

-Muchas gracias- Sonreí y él apartó la mirada avergonzado, miró a la luna y juntó su hombro con el mío, le miré de reojo.

-¿Crees en el amor a primera vista?- Su voz sonaba tímida

-Ahora si- Se tensó, pasé una mano por su espalda y puse notar su piel de gallina erizándose debido a mi contacto.

Volvió a sonreír. Me acerqué a él, olía de una forma dulce, que recordaba al campo, muy lejos de aquí. Él también se giró, ambos nos quedamos a una distancia muy corta, su aliento rozaba mis labios y nuestras narices se acariciaban, ese simple contacto envió un chispazo a mi corazón que me obligó a eliminar esa pequeña distancia.

Pero, cuando puse mi mano en su nuca, él a subía la suya por mi pecho mientras se mordía los labios, llegó a acariciar mi pelo y empujó suavemente mi cabeza, para que me encontrara con sus labios.

No fue un beso brusco, sino algo suave, nuestros labios se unieron en uno solo compartiendo el sabor que yacía en nuestras bocas, respirando el aliento del otro, diciéndonos todo lo que no podíamos decirnos en palabras.

Acaricié su nuca, su piel extremadamente caliente, con la mano sobrante le pegué más a mí, para después envolverle, con miedo a que se escapara, él me acarició la mejilla y me invito a explorar su boca, nuestros jadeos se hicieron presentes e incluso uno que otro gemido de su parte y algunos gruñidos de la mía. Abracé su estrecha cintura haciendo que nuestras caderas se rozaran. El sonrió en mi boca y con un movimiento rápido  puso sus manos en mi pecho y nos separó, no me quedó más remedio que deshacer el abrazo.

-¿Qué tomara para crear o quebrar esta pista de amor? Solo el tiempo lo dirá- Dijo cantando la parte de la canción que había interpretado.

 

Sus ojos me miraban húmedos, sus labios levemente rojos y su pecho subiendo y bajando violentamente.

Se separó completamente de mí y me sentí vacio, solo.

-Solo la próxima vez que nos veamos…- Se dio la vuelta

-No te vayas…- Giró la cabeza.

- La próxima vez que nos encontremos me quedaré para siempre contigo, Kim Jonghyun- Me sorprendió la totalidad de sus palabras.

No me esperaba que girara bruscamente sobre sí mismo y volviera a juntar nuestros labios.

-Búscame- Dijo suplicante cuando nos separamos- Nunca dejes de buscarme

Y salió corriendo, hice ademan de seguirle pero le perdí de vista de nuevo, solté una carcajada, y me quedé allí, rozando mis labios con los dedos. No iba a dejar de buscarle, quería volver a sentir esa piel, esas manos, quería sentir el olor dulce de su pelo y que volviera a dejarme ese sabor a vino blanco en la boca.

Notas finales:

Creo que tengo un grave problema con el JongKey y el mar xD 

Espero que les haya gustado, comenten que les pareció, o si debo dejar de hacer burradas xD

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