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Rescatame por alexriden02

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Notas del capitulo:

Hola lectoras y lectores – jajaja sueno muy formal?

 

Vale, pasemos al capítulo de hoy, no esperaban que actualizara, bueno yo tampoco, como dije antes: soy alguien muy impredecible.

 Advertencias: Si no habeis leído al menos todos los capítulos de RESCATAME  lee con cuidado este capítulo ya que habrá partes que se unen a otros capítulos de fanfic donde  habrá escenas muy duras como: La eterna pelea de Junsu con su madre, un poco del porque de la muerte del padre de Yunho  y los motivos que llevaron a Yunho a elegir un camino diferente al de Junsu. Un hermano intenta ayudar la ley y él otro intenta obstruir la ley.

También se contara un poco de la historia entre Him Chang y Bang. ¡Ah! y al fin sabremos que están haciendo Yunho y Jaejoong en la bendita casa de la playa.

Este capítulo es más largo, así no me extrañan – si  el tiempo ayuda, actualizare al menos una vez por semana – 

 

 

 

Una picara sonrisa se dejo escapar de sus labios al ver como Jaejoong fruncía el ceño con  una molestia fingida. Sí, porque Jaejoong siempre fingía estar molesto cuando no lo estaba. Eso era algo que Yunho ya conocía en él y hasta empezaba a adorar.

 

– ¡No te daré de comer en la boca! – negó enérgico Jaejoong viendo como Yunho seguía con esa picara sonrisa en su rostro. Pero Jaejoong no daría un paso atrás. Desde hace horas Yunho estaba  intentando que él le diera de comer en la boca –  ¡Solo te quemaste la mano, no estás lisiado! – refunfuñó al ver que Yunho no parecía cambiar de parecer.

– Me queme la manos por tu culpa – dijo enseñando la marca en su mano derecha.

– ¡Fue tu culpa! – giró la cabeza hacia el tazón de arroz, con el palillo lo cogió y se lo llevo a la boca. No, él no estaba dispuesto a alimentaria a Yunho como una feliz pareja, porque no lo eran. Aún si habían pasado la noche juntos, y Jaejoong había cocinado para Yunho. Nada de lo que estaba sucediendo parecía real. Jaejoong sólo se preguntaba cuando vendría el golpe de la realidad, cuando despertaría y Yunho no estaría a su lado.

– Bien, entonces no comeré – se cruzo de brazos muy decidido a no comer  ninguno de los platillos que Jaejoong había preparado para él. Al principio Yunho se lanzaría sin demoras a devorar cada platillo, pero quería castigar a Jaejoong por obligarlo a cocinar y quemarse.

– ¡Es tu  problema, yo no soy el que va a morir de hambre! – puntualizó con una aterradora sonrisa en sus labios. Maldecía a Yunho, ya que en cada platillo había dedicado mucho esfuerzo, pero Yunho todo lo tomaba como un juego. Realmente Jaejoong maldecía que Yunho negara probar al menos uno de sus platillos. No, él no estaba dispuesto a ceder  ante el ruego de Yunho.

– No es problema para mí. Una vez estuve por más de 5 días sin comer ni beber nada – lo dijo  muy orgulloso de su resistencia al hambre.

– ¿Por qué? – preguntó levantando las pestañas para fijar sus ojos en Yunho. Quien era un idiota, no comer por mero capricho.

 

Yunho perdió la mirada en un plato de arroz frito con verduras, luego volvió la mirada a Jaejoong quien parecía ansioso por su respuesta.  La primera vez que Yunho se negó a comer fue cuando ella se había marchado, se iba a dejar morir, pero había soportado el hambre por exactamente 7 días. Después terminó internado en el hospital para recuperar las vitaminas y el peso.

 

– No lo recuerdo – divago mientras se levantaba  de la mesa dejando la servilleta a un costado y yéndose a la cocina.

 

Con la mirada curiosa Jaejoong siguió a Yunho. No podía creer cuan necio podía ser aquel hombre. Negarse a comer como un niño caprichoso. Jaejoong frunció el ceño pero dejo escapar una leve sonrisa de sus labios, aquello actitud infantil en Yunho le molestaba, pero también le era divertido. Como si el alma de un niño estuviese encerrado en el cuerpo de un adulto.

 

Cuando Jaejoong ingresó a la cocina, Yunho estaba intentando poner el papel filtro en la cabecilla de la cafetera. Jaejoong se quedo observándolo en silencio mientras se apoyaba con los brazos cruzados contra la pared. Esperaba que al menos Yunho no fuera un inútil al preparar café, para su sorpresa Yunho había logrado poner en funcionamiento la máquina de café. El más alto extendió su mano para coger de las alacenas una caja de galletas, él no estaba dispuesto a pasar por hambre otra vez. Era extraño beber café y galletas de coco a la hora del almuerzo, pero su estomago estaba rugiendo por haberse  salteado la cena de la noche anterior cuando Jaejoong se emborracho, el desayuno porque aún seguía durmiendo junto a Jaejoong y ahora el almuerzo porque Jaejoong se negaba a darle de comer.  Él mismo reconocía que era absurdo su pedido, hasta bochornoso, pero cuanto más Jaejoong se negaba a hacerlo más insistía él para que Jaejoong aceptara. Yunho no estaba acostumbrado a la palabra “No” y Jaejoong la usaba frecuentemente, él debía educar a su pequeño zorro de ojos afilados para que dejara de huir y negarse.

 

 

– Piensas seguir viéndome con esa cara de “no puedo creerlo, el niño rico sabe usar una máquina para hacer café” – dijo Yunho bebiendo un sorbo de café mientras se engullía una galleta de coco.

– Me robaste las palabras de la boca – hizo un esfuerzo por no reírse del hombre de mirada dramática ante  su comentario.

– Me gustaría robar otras cosas de esa boca – sonrió con galantería. Su voz era agradable para los oídos de Jaejoong, tanto que parecía acariciarlo por dentro.

 

Las mejillas de Jaejoong se tornaron en un rojo suave, estaba sonrojado por las palabras de Yunho. Como un niño haciendo un puchero dio la espalda a Yunho y salió a toda prisa de la cocina sentándose con brusquedad en la silla que descansaba junto a la mesa del comedor. <<Cursilería barata>> gruño Jaejoong cogiendo un bocado de carne asada. Jaejoong no se había esforzado al cocinar aquellos platillos para que Yunho se fuera con su capricho a tomar café con galletas.  <<No. Jaejoong no puedes ceder>> se dijo a si  mismo dándose animos para no ir a la cocina y buscar a Yunho.

 

 

<<Idiota… Yunho eres un idiota>> maldijo en sus pensamientos mientras fruncía el ceño e engullía un poco de arroz. Trago el último bolo de alimento cuando Yunho apareció en el comedor con una actitud calmada, Jaejoong no se inmuto ante su presencia. Él continuo comiendo los platillos que tanto esfuerzo le habían tomado, Yunho seguía ahí parado, observándolo. Ignorarlo, Jaejoong no podía por más tiempo ignorar que sentía la penetrante mirada de Yunho atravesándole el alma. El silencio del comedor era abismal, solo se escuchaba como Jaejoong masticaba y tragaba cada bocado de comida. Pasivamente Yunho camino por el comedor para llegar a las escaleras. Jaejoong lo observó detenidamente, y como si la pasividad de Yunho lo golpease se levantó de la silla y con ambas manos golpeo la mesa. Los platillos tambalearon y Yunho volteo a verlo con los ojos abiertos de par en par.

 

Jaejoong cogió la muñeca derecha de Yunho con cuidado de no tocar la pequeña quemadura lo jalo como quien arrastra un niño  hasta llevarlo a la mesa, lo sentó en la silla de la cabecera de la mesa. La reacción de Jaejoong lo sobresalto por lo inesperado, impidiéndole reaccionar.

 

Jaejoong cogió un poco de fideos salteado con salsa de soja y sin que Yunho previese su siguiente movimiento le ordenó que abriese la boca, pero Yunho fue incapaz de sostenerle la mirada y bajó la vista al puñado de fideos.

 

 

– Abre la boca – el tono de su voz continuaba siendo suave, pero su actitud fue firme al hablar.

– ¿Uh? – abrió ligeramente la boca para un pequeño susurro – ¿Qué?

 

Jaejoong aprovechó esa pequeña abertura en la boca de Yunho e introdujo un bocado de fideos. Yunho apenas comprendió la situación, pestañeo un par de veces. Cuando finalmente sintió aquel delicioso sabor de los fideos en su paladar, el  rostro de Yunho  cambio de sorprendido a satisfecho. El sabor de aquellos fideos  era perfecto. Mastico rápido y trago de igual forma.

 

– ¡Esto esta delicioso! – cogió un tenedor y rodó el objeto de plata por la pasta. Cogió un gran puñado de pasta que rápidamente engullo en su boca.

 

Con las manos en la cintura Jaejoong frunció el ceño, Yunho era peor que un niño y eso lo confundía. Resopló y volvió a tomar lugar en la silla que ocupaba antes de levantarse e ir por Yunho. Observó atentamente al hombre devorar cada platillo que había preparado.

 

 

– Planeaste todo, ¿verdad?

– ¿eh? – dijo tragando el ultimo bollo de arroz. – No planee nada – dijo con un tono inocente  que Jaejoong no creyó.

– El congelador está repleto de cosas, especias, verduras, frutas, carne, pescado… - dijo a medida que presionaba su puño sobre la mesa – Todo lo tenias bien planeado. ¿Cuánto tiempo pensaste que no me daría cuenta? ¿Crees que soy tan estúpido? – escupió la pregunta.

 

Yunho trago saliva antes de responder.

 

– Bueno no creo que seas estúpido  – garraspó su garganta al notar la afilada mirada de Jaejoong. Cuan aterrador podía llegar a ser Jaejoong al enfadarse, tan hermoso como aterrador – La comida estaba en el congelador porque… porque invitraria a Changmin unos días de descanso en esta casa… así él  se distraía un poco después de lo sucedido en su show – afirmó con verdad.

– Mentiroso – frunció el ceño exhalando por la nariz. Suspiro pesadamente.

– ¿Celosos de no ser el único en quien pienso? – sonrió divertido viendo cómo reaccionaba Jaejoong ante sus palabras.

– Porque no lo llamas, aún estas a tiempo de que él venga – sepulto sin ironía en su comentario – Tráelo en uno de esos helicópteros y cuando él venga yo podre volver a mi casa.

 

La sonrisa de Yunho perdió vida cuando Jaejoong se levantó de la silla y se dirigió a las escaleras. Ni una mirada le había dedicado, Jaejoong simplemente desapareció por las escaleras. Yunho se dio un golpe mental por mencionar a Changmin. Celos o no, Yunho no podía olvidar  que Jaejoong admiraba y amaba a Changmin, era su ídolo.  Celos, Yunho no conocía ese sentimiento hasta el día que conoció a Jaejoong.  Rascó su nunca intentando tranquilizarse y buscar la forma de corregir su error con un molesto  Jaejoong. Una tarea que hasta le generaba escalofríos, pedir perdón no era algo a lo que Yunho estaba acostumbrado.

 

–   En momentos así necesito hablar con Changmin – esculco entre sus bolsillos esperando encontrar su teléfono móvil.

 

 

¨*¨*¨*¨*¨*¨*

 

 

 

Como si fuera un prófugo de la justicia apareció con un overol negro y unas gafas oscuras. Había logrado huir de la SM con ayuda de Taemin. La tarde cair y si no volvía antes del anochecer estaría en problemas, sin olvidar lo problemas que tendría Taemin cuando el manager supiese de su huida. Después de pasar la seguridad de la mansión, llego hasta la puerta y un hombre canoso lo recibió. Con una gran sonrisa Minho preguntó por Max Changmin.

 

- El joven Changmin no está  – respondió Sebastián viendo como la sonrisa se esfumaba lentamente del rostro de Minho.

- ¿Cuándo volverá? – preguntó torciendo el gesto con alguna esperanza.

- Esta en un viaje de negocios – aclaró Sebastián notando la sorpresa del más joven

- No… no puede ser, no tiene ninguna gira en su agenda. Su… su show terminó.

- Esta misma mañana partió rumbo a Nueva York – aclaró Sebastián con total naturalidad – Estará de viaje  por una semana, por negocios.

- ¿No dejo un numero para localizarlo o algo? – preguntó esperanzado de aunque sea escuchar la voz de Changmin.

- No. Simplemente se fue – respondió Sebastián viendo la palidez de Minho – Lamento no poder ayudarlo, ¿necesita otra cosa?

 

Minho negó con la cabeza. No entendía como Changmin se había marchado sin despedirse de él. Años sin verlo, meses sin oírlo y ahora el cantante se marchado de su lado. Tal vez era mejor, tal vez si Changmin se marchaba a ese viaje de negocios lograse olvidar a Junsu. Si ese era el objetivo, soportaría no verlo durante un tiempo. Pero odiaba eso, odiaba no verlo.

 

Cuando Minho abandonó la mansión, Sebastián se dirigió a la puerta que conectaba a la entrada de la puerta, desde la cual el tipo alto tenía una sigilosa vista de la puerta de entrada.

 

- No cree que fue muy dura esa mentira – dijo Sebastián con un tono neutral, no recriminaba nada, pero daba su punto de vista.

- No lo sé, pero me pidieron que me aleje y si él cree que estoy de viaje no seguirá insistiendo en verme. Al menos así me olvidara.

- Si me permite… - pidió Sebastián viendo como Changmin sufría en silencio – Olvidar no es la palabra adecuada – dijo Sebastián dirigiéndose fuera de la vista de Changmin – Mentirle al corazón, esa es la frase adecuada.

 

Max Changmin  suspiro pesado, como si el aire fuera una carga de la que liberarse. Sentía que debía dejar de usar a Minho como un pañuelo. No debía seguir sollozando su dolor porque Junsu estaba con Yoochun. Al contrario debía ser feliz si Junsu era feliz. Pero odiaba no ver a Minho, eso era aún más doloroso. En momentos así necesitaba a Yunho.

 

- ¿Dónde estás? – marcó por enésima vez al celular  de Yunho, pero sólo la contestadora respondía – ¡Más te vale no estarme evitando! – gruño mirando su reloj. Pasadas de las 8 pm – ¡Por más que te escondas en el fin del mundo voy a localizarte!

 

“Por favor deje su mensaje después del tono”

 

- ¡Y te dices ser mi amigo! ¡Tú y Heechul desaparecen cuando más los necesito!  – colgó sin dejar ningún mensaje de voz – Mejor hablo con los caballos, al menos ellos me escucharan.

- Buena elección joven Changmin – dijo Sebastián con cierto sarcasmo mientras entregaba una taza de café a Changmin – Pero no se acerque a Voldemin, ha estado bastante irritado desde que el señorito Yunho no lo saca a pasear.

- No lo culparía – cogió la taza de café – Comprarte y tenerte de adorno en los establos. Esa no es vida, y más cuando tu amo te llama Voldemin – dijo Changmin recordando al caballo que Yunho personalmente fue a buscar a Australia con tanto entusiasmo, pagado una fortuna por el semental pura sangre y ahora lo tenía en los establos como mero adorno – Que triste realidad – dijo compadeciéndose del animal.

 

 

¨*¨*¨*¨*¨*¨*

 

 

– ¡Porque es la realidad! – exclamó  sin querer retroceder  sus palabras.

– ¡No quiero volver a tener esta conversación! – exigió Junsu viendo a su madre levantarse de la silla frente a su escritorio.

– ¡¿Por qué eres tan necio?! ¡Me indigna que no puedas ser como tu hermano! – escupió Mi-Rah viendo como Junsu contenía sus ganas de lanzarla fuera de su oficina. Mi-Rah sabía que Junsu la despreciaba,  desde el mismo día en que ella actuó como una madre y alejo a aquel joven de la vida de Junsu.

– ¡Yo no soy Yunho! – se levantó con brusquedad. Pelear con su madre no era algo que quería, no después horas antes recibir  una invitación de Yoochun para cenar – Es inútil madre, no quiero seguir el destino de la familia y ser un hombre poderoso. El poder y el dinero no me interesan.

– Con ese poder y ese dinero has llegado a este puesto – siseo cual cobra con su veneno.

– Te equivocas, madre – dijo con más suavidad en el tono de sus voz, intentando calmarse, después de todo la mujer con veneno en sus palabras, esa mujer frente a él… era su madre. – Yo he llegado hasta donde estoy gracias a mis esfuerzos.  No por el dinero y posición de nuestra familia.

– Tu padre estaría muy triste al ver que estas renunciando al patrimonio familiar. Negándote a tomar lugar como heredero de la familia Han-Jung.

– No niego nada – dice Junsu visiblemente angustiado – Mi padre fue un gran hombre, hasta el último momento de su vida intento cambiar el mundo y estoy orgulloso de llevar su apellido – Mi-Rah parece desconcertada, Junsu lo sabe y por eso guarda silencio.

 

 Mi-Rah respira por la boca, su mirada pierde su brillo. Su amado esposo, su único amor, aún su recuerdo dolía y su ausencia era asfixiante. Su garganta casi se obstruyo con las lágrimas, pero ella se contuvo, ya había llorado aquella muerte y no quería seguir derramando lágrimas.

 

– Tu padre es el hombre que más ame en mi vida. Un hombre honorable – dice ella tratando de sonreír. Su amado esposo era digno de ser un caballero.

– Yo deseo ser como él, quiero ayudar a cambiar el mundo. A hacer un mundo mejor – añadió Junsu viendo como la melancolía invadía los ojos de su madre al recordar a su padre.

– Pero tu padre no solo era dueño del emporio empresarial de la familia, fue alcalde de la ciudad y el primer ministro de Corea – su mirada se dirigió a Junsu, nuevamente intentaba razonar con su hijo y que éste tomase el lugar que le correspondía  –  En cambio tu eres un simple teniente.

– Sí, soy un simple teniente que admira a su padre – dice él con ojos tranquilos como estanques negros. Fingiendo una calma que su madre había roto, pero no le daría el gusto a ella de descubrirlo. – Appa no era un mounstro y no me convertiré en uno porque tú lo quieras. Yunho ha caído en tus planes, pero yo no – escupió con firmeza ganándose un fuerte cosquilleo en su mejilla derecha. Las manos de su madre eran tan suaves como dolorosas.

 

Mi-Rah siente un ligero escalofrió al darse cuenta de lo que había hecho. Presionó sus pálidas manos cuando Junsu volteo el rostro hacia ella. Junsu  sostenía la mejilla como si  esta se le fuese a caer.

 

– Junsu… yo – intentó explicarse mientras se acercaba a Junsu. Ella no podía creer la forma en la que Junsu la había sacado de quicio. – Hijo… yo… no quise. Lo siento – la disculpa  en su voz es tan genuina que Junsu siente ganas de llorar.

– Pero lo hiciste – empuja la mano de su madre que ahora quería acariciarlo. Años suplicando, rogando una caricia de su madre. Aquel cachetada en su mejilla  no era la caricia que él esperaba, le escuece  donde el golpe impacto. Junsu se limita a ver con dolor  a su madre antes de dirigirse a la puerta a zancadas.

 

Mi-Rah intenta volver a disculparse, pero Junsu había abandonado la oficina. Ella se toma las manos y luego las pasa por su rostro, había abofeteado a su hijo. Su pequeño Junsu, ahora ella sabía que su relación jamás se compondría. Su mirada ahora era blanda y tibia, pero Junsu ya no estaba para verla. Aquella mujer que parecía dura y brillante como un diamante era frágil como un cristal. Ser desafiada por uno de sus hijos no era algo que tolerase, ella le había prometido a su esposo  cuidar aquello que era preciado y estaba fallando. Mounstro, en eso se había convertido ella para su pequeño hijo. No. Ella no se deprimiría, siempre se levantaría aunque fuera odiada por su hijo. Ella  tenía una meta por cumplir, dinero y poder, eso no le interesaba, pero ayudaría a cumplir su meta principal. Vengar la muerte de su esposo.

 

 

¨*¨*¨*¨*¨*¨

 

 

Se volvió sobre sus pasos para alcanzar la bolsa de papas. Aunque él estaba frente a la bolsa de papas no podía alcanzarla.

 

- ¡Ya te he dicho que no sé donde esta! – repitió DaeHyun intentando que Bang le devolviese su bolsa de papas fritas. Tenía  hambre, pero Bang le ponía más difícil las cosas.

- Eres su mejor amigo ¿Cómo no puedes saberlo? – escupió Bang alejando aún más la bolsa de papas del alcance de DaeHyun.

- ¡Tú también eres su mejor amigo! – exclamó con recelo mientras se lanzaba para coger la bolsa de papas. Éxito, Bang había bajado la guardia y ahora DaeHyun tenía en sus manos la bolsa de papas.

 

Con un rechinido la puerta de la habitación se abrió. Un joven alto de mirada que carecía de comprensión, una mirada que atemorizaba a DaeHyun ingreso con los brazos cruzados. DaeHyun se levanto rápidamente ya que su majestuosa maniobra para recuperar la bolsa de papas lo obligo a caer sobre el pecho de Bang.

 

-  De-Déjame explicarte – dice mientras enseña la bolsa de papas fritas.

- ¿Este idiota te lastimo? – YoungJae señalo a DaeHyun con desprecio mientras éste lo miraba  indignado, casi poniendo los ojos en blanco. Ignorando las caras del moreno, YoungJae ayudó a Bang a ponerse de pie.

- No, pero no entiendo cómo puedes vivir con él – escupió Bang mientras DaeHyun hacia un puchero al ser ignorado por YoungJae.

- Créeme también me lo pregunto todos los días – respondió y luego sintió un doloroso puntapié departe de DaeHuyn –  ¡Auch! ¡Qué inmaduro eres!

- ¡Cállate! ¡Salgan los dos de mi habitación! – exigió a medida que empujaba a YoungJae y a Bang fuera de la habitación. Una vez que ambos hombres tocaron el otro lado de la habitación, DaeHyun les cerró la puerta en las narices.

 

Una vez afuera Bang observó la tranquilidad de YoungJae, era evidente que esas peleas eran normales entre parejas. YongJae hasta parecía reírse mientras agita la mano así Bang lo sigue hasta el sillón de la sala.

 

- No hablaras con él – dice Bang algo preocupado mientras sigue a YoungJae.

- No,   siempre actúa  como un niño. Ahora debe estar recostado en su cama comiendo su bolsa de papas, pensando un castigo para mí.

- ¿Eso no te preocupa?

- No, siempre me castiga en este sillón – tomo lugar en lo que por algunos días seria su lugar de descanso en las noches. Bang tomo lugar junto a él y reclino la cabeza para atrás. – ¿Him Chan sigue sin hablarte?

- ¿Tú recuerdas como nos conocimos? – masajeo su cuello, por noches  había dormido en el sillón de su departamento esperando que Him Chan atravesara la puerta de entrada.

- Asistimos a la misma escuela, es ahí donde nos conocimos – respondió YoungJae imaginando hacia donde iría la conversación – Pero tú y Him Chang se conocían desde niños. Nunca me contaste como se conocieron – aclaro el más joven esperando una respuesta a su curiosidad.

- Conocí a Him Chan en el orfanato cuando él tenía 8 años, supe que su madre lo abandono al nacer. Él difícilmente hablaba, las monjas estaba constantemente castigándolo porque intentaba escapar del lugar.

- Se conocieron en la sala de castigos – sonrió YoungJae mientras reconfortaba con pequeñas palmadas a Bang.

- Dos chicos problemas – sonrió divertido al recordar el pasado – Él no hablaba e intentaba huir… y yo estaba constantemente en peleas callejeras, pero poco a poco fuimos haciéndonos amigos. Hasta que un día me hablo, su voz era tan diferente a su rostro.  Él parecía frio por fuera, pero era un chico muy amable.

- ¿Forjaron una buena amistad? – preguntó viendo como los ojos de Bang se iluminaba al hablar de Him Chan.

- Cuando cumplió 10 años una mujer que dijo ser su tía  vino por él. Ella se había casado con otro hombre y quería  iniciar una familia. Dos años separados de él y sentí que moriría, él había sido mi único amigo. Quería huir y correr a buscarlo, pero no sabía a dónde aquella mujer lo había llevado.

- ¿Fue en ese tiempo cuando nuestro padre te adopto? – preguntó JungUp mientras tomaba lugar junto a Bang en el sillón. Bang le regalo una forzada sonrisa a su pequeño hermano.

- Recuerdo que tenía 15 años y tu  Padre me eligió a pesar de ser mayor. Me dijo que quería que cuidara de su hijo pequeño, porque su esposa no podía ser madre otra vez.

- El día que vi a Hyung tuve miedo – sonrió JongUp recordando aquel día – Yo  imaginaba ser el hermano mayor y no el hermano menor, hasta imagine tener una linda hermanita pequeña.

 

El inocente comentario de JongUp logro sacar a Bang de su melancolía. Bang apreciaba  haber sido adoptado por la familia Moon. Sus verdaderos padres habían muerto en un accidente cuando el apenas era un niño de 5 años. Lo único que tenia de su verdadera familia era su nombre, Bang Yong Guk. Si bien había aceptado llevar el apellido Moon, aún le gustaba ser conocido como Bang Yong Guk.

 

- Si tanto quieres ver a Him Chan vamos a verlo – dijo JongUp despreocupadamente.

 

Volteo rápidamente mientras sostenía los hombros de su pequeño hermano.

 

- ¡¿Sabes dónde está?!

- Si, él me llama de vez en cuando para preguntarme por ti.

- ¡Vamos! – cogió la mano de JongUp para ir a ver a Him Chan.

- JungUp-shi – llamó YongJae al más joven que le devolvió la mirada – No vuelas a salir a beber con DaeHyun, él es un mal ejemplo.

- ¿Cuándo fueron a beber? ¿Ese irresponsable te llevo a un bar? – preguntó Bang en modo “hermano mayor”  preocupado por su inocente hermanito.

 

JongUp trago saliva, ese día no fue una buena salida con DaeHyun. Sobre todo porque YoungJae casi lo estrangulo cuando accidentalmente DaeHyun le había dado un beso. JongUp sabía que acusarlo con Bang era la venganza de aquel hombre de mirada divertida por ese beso accidental con su amado DaeHyun.

 

- En mi defensa diré que no bebí nada.

 

Bang suspiro cansado. Su mente debatía entre ir a asesinar a DaeHyun o buscar primero a Him Chan.

 

- Hablaremos de eso después – arrastró a JongUp hasta la puerta de salida. Antes de marcharse volteo la mirada hacia la habitación de DaeHyun – Ten por seguro que te asesinare y tu novio estará de acuerdo conmigo.

- Por ahora lo prefiero con vida – rió YoungJae con astucia imaginando a DaeHyun temblando detrás de la puerta por la amenaza de muerte de Bang.

- ¿Seguro? – preguntó Bang con incredulidad.

- Si – una enorme sonrisa se dibujo en los labios de YoungJae – No imagino mi vida sin su molesta presencia estorbando mi vida. Ya me he acostumbrado a él.

- Si tú lo dices – devolvió la gentileza Yong Guk mientras abandonaba el lugar.

 

¨*¨*¨*¨¨*¨*

 

El flash se disparaba uno tras otro.  El fotógrafo le pedía que cambiara la expresión a una más seria cuando la modelo se le pusiera en frente. Él acato el pedido, esperando terminar lo antes posible para volver al departamento y preparar la cena.

 

Cuando el último reflector se apago Him Chan estaba listo para marcharse al departamento, pero un llamado a su celular cambio sus planes.

- Teniente Park – respondió mientras miraba su reflejo en el espejo. Una enorme sonrisa se dibujaba en sus labios al oír la voz de Yoochun.

- Tan formal mi querido guardaespaldas sin empleo – Him Chan no pudo evitar sonreír a carcajadas  al escuchar “mi querido” – ¿de qué te ríes?

- Se equivoca Teniente, ahora tengo un empleo – continuo hablando formalmente.

- Oh, olvide que ahora eres modelo – dijo en tono de broma.

- Claro, soy muy guapo ¿No lo cree Teniente? – esperó con ansias la respuesta de Yoochun. su reflejo en el espejo hasta parecía saltar de alegría imaginando un “si” como respuesta.

- Mh… creo que yo soy más guapo – respondió divertido por el comentario del menor.

- Tal vez… – divago mientras el rostro en el reflejo del espejo parecía deprimirse ante la respuesta de Yoochun  – ¿A qué debo  la llamada del flamante héroe de Seúl? ¿Planeas huir de nuevo, pero esta vez decidiste despedirte?

- Muy gracioso – dijo con pesadez intentando contener su temperamento con el más joven – Llame para informarte que hoy tengo una cena muy importante. Así que no me esperes despierto.

- Entonces… – pensó mientras pasaba su mano por el reflejo del espejo. Su rostro en verdad era hermosos y hasta parecía brillar – ¿Puedo esperarte dormido? – preguntó con una picara sonrisa en sus labios.

- ¿Eh? ¿Dormido?

- Ha, Ha… Me gusta la idea de esperarte dormido y no despierto – se bufo al escuchar el tono de confusión en la voz del mayor – Vale, no tardes.

- Cepíllate los dientes y no te quedes hasta tarde viendo televisión – devolvió la broma del menor – ¡Ah! Casi lo olvido, nada de fiestas locas en mi ausencia.

- Vamos, solo iba a invitar unas 100 personas – rio divertido.

- Kim Him Chan, espero que sólo sea una broma… porque si veo a una sola persona saliendo de mi departamento lanzare tu trasero a la calle – advirtió en un tono tan serio que el reflejo en el espejo de Him Chang palideció,

- Prometo ser un buen niño y conservar mi trasero en tu departamento – respondió mientras el asistente de vestuario lo llamaba – Debo colgar, disfruta tu cena de negocios.

- Espera… no he dicho que sea una cena…- Him Chan no le había dado tiempo de explicarse.

 

Him Chan colgó rápidamente y abandonó la sala de vestuarios disculpándose por la tardanza ante la asistente.

 

Con la mente en la cena, Him Chan  no se había dado cuenta que JongUp lo estaba llamando desde el otro lado de la calle. El más joven agitaba la mano mientras gritaba su nombre. Him Chan sonrió brevemente antes de ver que al lado de JongUp estaba Yong Guk. Una parte de Him Chan quería huir,  pero otra parte él estaba decidido a enfrentar a Bang.

 

 

 

Notas finales:

 

No tenía la intención de actualizar, pero al leer vuestros comentarios y la insistencia de mi hermana he hecho un gran esfuerzo por actualizar. Mil gracias por vuestros ánimos tanto en la página de amor yaoi como en  facebook https://www.facebook.com/Alexriden.fanfic.Rescatame

Días agotadores, tardes muy aburridas y bueno noches de insomnio. La razón, tengo un extraño sueño que no me deja dormir, pero cuando despierto no logro recordarlo. Es extraño, espero volver a dormir bien.

Bueno guapas, me despido. No olviden pasar por la pagina en facebook que mi hermana seguramente os informara sobre mi paradero.

 

 

“A mi lectora anónima Hanna, deseo que pronto vuelva. Deseo una pronta recuperación. Aún estoy esperando, y la esperanza no la he perdido.”


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