Eran alrededor de las 9:00 pm en el dulce reino, todos descansaban menos aquel rosáceo monarca quien se encontraba en una de las habitaciones de su castillo, se encontraba aun con ropa diaria, estaba recostado sofá un enorme sofá, leyendo uno de sus tantos libros de ciencia, matemáticas y literatura, era de sus libros preferidos ya que contenía de todo un poco, tenía una taza de chocolate caliente en su buro y una vela encendida para no gastar tanta energía y sobre todo para no molestar a nadie más.
-Por fin…algo de paz.
Su paz no duraría por mucho tiempo, una ráfaga de viento apago su vela haciendo que la habitación quedara en la oscuridad, una criatura paso rozando su libro haciendo que este se cerrara.
-¿Pero qué…?
-Hsssssssssssssss.-El rey salió de las sombras espantando a Gumball por completo, pero no contó con la reacción que este tendría.
-¡Ahhh!-Lo golpeo con su enorme libro de enciclopedia.
-¡Ahhh! ¡Imbécil! ¡Soy yo!
El dulce príncipe encendió de nuevo la vela para iluminar la habitación.- ¡Marshall Lee! ¿Por qué hiciste eso?
-Eso me gano por querer ser bueno contigo.-El vampiro comenzó sobando su mejilla víctima del ataque del saber.
-¿A qué te refieres? Nunca has sido bueno conmigo, me asustaste, eres un grosero.-Gumball tomaba sus libros dispuesto a irse a su recamara.
-Vine a invitarte a la fiesta…
-¿Qué fiesta?-El dulce príncipe lo miro muy extrañado. ¿Marshall Lee? ¿Invitando al dulce príncipe a una fiesta?-Si claro…
-Es en serio, organice una pequeña fiesta en mi casa, y Fionna y cake insistieron en que…debía invitarte así que…vamos, no me hagas quedar mal frente a todos.
-Marshall Lee, seamos sinceros…no te agrado, y nunca te agradare, así que me veré en la necesidad de…-El vampiro interrumpió tomando al dulce príncipe de su brazo y floto saliendo con él por la ventana de aquella habitación.
-Déjate de sermones Gumball, deja de ser una ratita de laboratorio y diviértete un momento.-El rey comenzaba a reír al observar el rostro de Gumball aterrado por la altura a la que el vampiro volaba.
-¡Idiota! ¿¡Que es lo que haces!?
El rey de la noche no dejaba de reír y cada vez flotaba más y más alto de vez en cuando soltaba al príncipe para tomarlo de nuevo, esta vez lo tomo de su pierna colocándolo de cabeza, Gumball gritaba pero ya estaban algo lejos del reino.-Por favor majestad, no me diga que le da miedo la altura.
-¡Imbécil suéltame!-Gumball se retorcía esperanzado para ser libre, Marshall soltó una risa.
-Si tanto insiste….-El rey de los vampiros lo soltó desde la altura en la que se encontraban haciendo que Gumball comenzara a caer, el pobre gritaba y esperaba por su enorme impacto.
-¡Ahhhhhhhhhhh!
Justo unos cuantos metros antes de caer Marshall lo sostuvo de nuevo, reía a carcajadas y Gumball se sostuvo fuerte de el.-¿Quiere bajar de nuevo majestad?
-No me sueltes, tarado…-Gumball aún seguía asustado.
-Eso creí.
Ambos monarcas llegaron hasta la morada de Marshall donde se estaba llevando a cabo la fiesta, la música se escuchaba y todos se divertían, en cuanto entraron Gumball se sentó y Fionna fue enseguida a saludarlo.
-Príncipe, decidió venir.
-Si…bueno, no tuve opción.-El príncipe sonrió un poco y todos comenzaron a poner la fiesta en ambiente, sobretodo Marshall quien estaba un poco con todos.
-¿A qué se refiere con que no tenía opción?
-Marshall Lee fue por mi tan…inapropiadamente.
-Oh ya veo, pero no se aflija-Fionna daba pequeños golpecitos en el hombro del dulce príncipe con su codo.-Relájate y disfruta la fiesta.
No tardo mucho tiempo hasta que varias chicas comenzaban a rodear a Gumball para que bailara con ellas, Marshall odiaba que este fuera el centro de atención, pero decidió no darle importancia alguna y disfrutar de su propia fiesta. La noche comenzaba a transcurrir y Gumball no podía descansar ni un minuto ya que las chicas lo robaban a cada instante. Cuando la fiesta finalizo solo quedaban las hermanas, Marshall y el príncipe. Cake estaba durmiendo y Fionna la cargaba.
-Bien entonces tu llevas a Gumball a su castillo…te veré después.
-Cuídense hasta luego…-Marshall se despidió de las heroínas y cerró la puerta de su morada, después miro al dulce príncipe.-Bien rosadito es hora de que…
Marshall observo que Gumball dormía en su sofá, el pobre estaba exhausto, no lo dejaron ni un minuto solo, su cabeza estaba sobre su mano utilizándola como almohada, Marshall suspiro y lo cargo de frente a él haciendo que este se recargara en su pecho sin ninguna mala intención.
-Debo llevarte al castillo, no importa que estés durmiendo…No quiero que vayan a desatar un caos tus súbditos y me echen la culpa de todo.
El dulce príncipe abrió los ojos despacio y se percató de la posición en la que estaba-¡Marshall!-Al despertar Gumball se sonrojo y bajo del pecho del rey quien se ruborizo solo un poco, pero nada notorio.
-Yo…debo llevarte a tu castillo.
-Oh…si…gracias…
El rey no dijo ni una palabra más, este se convirtió en un enorme murciélago para llevar al príncipe lo más pronto posible a su castillo antes de que amaneciera, el dulce príncipe al llegar ahí solo le indico en donde quedaba su habitación para que lo pudiera dejar ahí….Ambos pisaron tierra y solo quedaba esperar una pequeña conversación de agradecimiento y despedida…