Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Inevitable por faire

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Es un fan fic de los personajes del juego Corazón de melón o Amour sucre, amo ese juego y más la pareja que harían Castiel y Nathaniel!

Notas del capitulo:

Este es el primer capítulo, es algo corto porque recién es una introducción a la historia!

El timbre sonó, pero él pareció no escucharlo. En realidad, cuando se trataba de comenzar las horas de descanso, él nunca escuchaba el timbre. Nathaniel siempre tenía demasiado trabajo para hacer como para ir al recreo con los demás alumnos, y esta vez no era la excepción.

Escribía a toda velocidad sobre unas hojas mientras en su mente repasaba la lección que dentro de dos horas tomaría Farrés, el profesor de historia. En esa materia le iba excelente, así como en todas las demás, ya que Nathaniel era el mejor alumno de todo el instituto Sweet Amoris. Y no era por ser  un chupamedias de la directora como decían algunos, sino porque se esforzaba mucho, a veces demasiado. El año que viene entraría a la Universidad a estudiar abogacía y no era chiste esto de tener que comenzar a asumir responsabilidades, aunque a veces era demasiado.

Tocaron la puerta de la sala de delegados unas tres veces, hasta que él, a la última y revoleando los ojos, se paró a abrir.

— ¿Quién…? —exclamó molesto cuando vio delante de él a la señora, ya mayor, que lo miraba con una sonrisa—Ah, directora. Perdón, estaba…

—Buenos días, querido—la señora lo saludo con cariño.

—Buenos días.

—No quería interrumpirte en tus tareas, sé que estás muy ocupado. Pero es que ha sucedido algo…

— ¿Qué sucedió? ¿Algo con mi hermana? Otra vez… deje, que yo lo soluciono.

—No, no es eso. Ha vuelto un alumno a la escuela, y necesito tu ayuda con la búsqueda de su ficha, la reinscripción y algunas otras cosas…

— ¿Ha… vuelto? —Nathaniel miró pensativo a la señora que le seguía sonriendo. Él la respetaba mucho, pero a veces le irritaba esa sonrisa de autocomplacencia.

—Si… sé que ustedes no se llevaban muy bien, pero lo he visto de nuevo. ¿Y sabes qué? Creo que este año lo he visto algo cambiado, algo distinto. Sigue igual, con ese aspecto rebelde… ¡Peor está mucho más cortés! Yo creo que ahora se comenzarán a llevar bien.

Nathaniel tragó saliva varias veces. ¿Sería que… ese, volvería? Con el único que se había llevado mal en todos esos años de escuela era con aquel… aquel delincuente juvenil. Aquel que siempre se escapaba y se metía en líos, y que cuando él iba a contarle a la directora de sus travesuras, terminaban siempre a las piñas. Es que eran el agua y el aceite. Él, prolijo y puntual; ordenado y estudioso. Ese otro… rebelde, vago y rockero. No, no podían llevarse bien, y su odio siempre había sido inevitable.

Y ahora, que era su mejor año, este regresaba… trató de alejar eso de su mente y evitar pensar en que este ahora podía volver así como así.

— ¡Pasa, muchacho! —la directora interrumpió sus desordenados pensamientos para hacer pasar al joven que se reincorporaba. Y si, efectivamente, era él. Tambaleó en su sitio cuando lo vio pasar. Era… Castiel.

Ya no llevaba el pelo oscuro, sino que su cabello lucía un rojo fuego, obviamente se había teñido, y aquel tapado de cuero había sido remplazado por una campera oscura y una remera rota y desprolija con un dibujo de una calavera. ¿Dónde lo veía mejor la directora? Era el mismo desastroso de siempre, o peor.  

Ni bien entró y vio a aquel rubio con quien tantas peleas había protagonizado, una sonrisa se dibujó en su rostro y se acercó amablemente a saludarlo.

—Así que nos volvemos a ver…—Nathaniel sintió una ironía leve en esas palabras, pero aun así, le devolvió el saludo.

—Así… es—respondió bajando la mirada.

—Bueno, yo los dejo para que arreglen los asuntos de la ficha. Buenas tardes, chicos—la señora se paró y salió por la puerta, dejando a ambos jóvenes en soledad.

—No se te ve muy feliz de volverme a ver.

—Vamos, Castiel. ¿Tu acaso estás feliz? No sé porque has regresado…

—He regresado porque la otra escuela era horrible. Y la ciudad… eran todos… todos como tú.

—Ah, tenía razón la directora en que estabas más cortés—ironizó.

—No lo digo con maldad. Pero eran todos niños bien, mimados… acá, por lo menos solo estás tú. Además la ciudad no me gustó, y decidí regresar. Yo por suerte no tengo que pedir permiso a mis padres…

— ¿Ya? No empieces a pelear desde el comienzo. Te buscaré la ficha y te reinscribiré—Nathaniel dio la vuelta hacia el cajón donde se encontraba registrado alfabéticamente cada ex alumno en una ficha.

—No, no te enfades. Esta vez no quiero pelear contigo. Esta vez, yo quiero entablar una buena relación…—Nathaniel dio la vuelta, algo desconfiado y lo contempló sin decir nada—Vamos, que yo si he cambiado. He recapacitado… bueno, en fin. No soy bueno con las palabras, pero,  ¿Quieres ser mi amigo? —Castiel extendió su brazo hacia Nathaniel que quedó parado con la ficha en sus manos. No sabía qué hacer. Su aspecto, su sonrisa, su mirada decían que nada en él había cambiado… pero tal vez estaba prejuzgando, y él odiaba eso. Así que, acercándose unos pasos, le dio la mano y también sonrió. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).