A LuHan le habían dicho que buscara un propósito en su vida. Algo que hiciera a su corazón latir desbocado.
Y no conocía muchas cosas así. El fútbol y la música, realmente nada más.
Puede que LuHan fuera un chico alegre, juguetón, amable y tuviese unos cuantos admiradores, pero jamás saciaría su vacío interior. No entendía el por qué de este, quizá porque buscara algo o alguien que estaba fuera de su alcance, porque al chico de mirada atenta le atraían de una u otra forma las cosas difíciles. Pero prefería no divagar demasiado en sus pensamientos.
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"Den la bienvenida a su nuevo compañero de intercambio" dijo el profesor de Literatura aquella mañana. LuHan recuerda a la perfección que era primavera.
"Hola, soy Kim MinSeok. Por favor cuiden de mí."
Con el chino más extraño y torpe que antes hubiese escuchado, el corazón del ciervo se derritió. Aun más cuando el chico de mejillas redondas se sentó a su lado, donde había un banco vacío y le ofreció una muy tímida sonrisa.
"Te pareces a un BaoZi. ¿Seguro que vienes de Corea y no de un restaurante?"
MinSeok pensó que los ángeles todavía no se extinguían, y que debía sentarse a estudiar chino con más severidad.
"Lo siento" volvió a usar su adorable chino "¿Podrías decirlo en inglés?".
El rubio sonrió ampliamente.
"No, pero podría hacerlo en coreano" sorprendió al otro "Me llamo LuHan. Y me gustan tus mejillas, ¿las puedo pellizcar?".
MinSeok lo miró con la confusión dibujada en su rostro.
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A LuHan le habían dicho que buscara un propósito en su vida. Algo que hiciera a su corazón latir desbocado.
Su MinSeok era lo que tanto andaba buscando.
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A LuHan le habían dicho que buscara un propósito en su vida. Algo que hiciera a su corazón latir desbocado.
Y no conocía muchas cosas así. El fútbol y la música, realmente nada más.
Puede que LuHan fuera un chico alegre, juguetón, amable y tuviese unos cuantos admiradores, pero jamás saciaría su vacío interior. No entendía el por qué de este, quizá porque buscara algo o alguien que estaba fuera de su alcance, porque al chico de mirada atenta le atraían de una u otra forma las cosas difíciles. Pero prefería no divagar demasiado en sus pensamientos.
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"Den la bienvenida a su nuevo compañero de intercambio" dijo el profesor de Literatura aquella mañana. LuHan recuerda a la perfección que era primavera.
"Hola, soy Kim MinSeok. Por favor cuiden de mí."
Con el chino más extraño y torpe que antes hubiese escuchado, el corazón del ciervo se derritió. Aun más cuando el chico de mejillas redondas se sentó a su lado, donde había un banco vacío y le ofreció una muy tímida sonrisa.
"Te pareces a un BaoZi. ¿Seguro que vienes de Corea y no de un restaurante?"
MinSeok pensó que los ángeles todavía no se extinguían, y que debía sentarse a estudiar chino con más severidad.
"Lo siento" volvió a usar su adorable chino "¿Podrías decirlo en inglés?".
El rubio sonrió ampliamente.
"No, pero podría hacerlo en coreano" sorprendió al otro "Me llamo LuHan. Y me gustan tus mejillas, ¿las puedo pellizcar?".
MinSeok lo miró con la confusión dibujada en su rostro.
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A LuHan le habían dicho que buscara un propósito en su vida. Algo que hiciera a su corazón latir desbocado.
Su MinSeok era lo que tanto andaba buscando.