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Regalo Inesperado por amorosa

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Notas del fanfic:

todos los personajes pertenecen a Masami Kurumada.

Notas del capitulo:

Hola!!

Sé que el cumpleaños de Ikki fue el jueves 15 pero no pude subir este fic por falta de tiempo...

sin más espero les guste.

P.D. Primera vez que utilizo esta pareja.

 

Este día había sido terrible… Todo su buen humor decayó, esas ganas de reír, de jugar, de hacer travesuras como cualquier niño de diez años se esfumaron cual viento veraniego. ¡En qué mala hora su cumpleaños fue a caer jueves… maldita sea la persona que designó su horario escolar!... Justamente hoy le tocaban los cursos más odiosos y feos de todo el colegio: Historia, Geografía, Religión, Computación y Arte…

 

Sus ojos lucían tristes, su rostro desencajado irradiaba un gran pesar, una gran nostalgia. La cálida y sincera sonrisa que siempre impregnaba su hermoso rostro había desaparecido por completo. Sus mejillas mostraban rastros de lágrimas amargas… Todos los profesores se encargaron de acabar con sus ilusiones de cumplir un año más de vida… -malditos, los odio a todos-pensó.

 

El día ya acababa. El timbre de salida sonó estruendoso como de costumbre. Desanimado se disponía a salir cuando se encontró con el único profesor con el que se sentía a gusto, con el que nunca tuvo un mal rato…podría decirse que aparte de ser su maestro de educación física, era su amigo, su confidente, al que le pedía consejos, le contaba sus cosas, sus gustos y sus sentimientos. Sus miradas se encontraron fijamente por un momento, sin embargo, Ikki ladeó la cabeza, esquivando la mirada; no deseaba que su ticher fuese testigo de la inmensa agonía, pena y tristeza que albergaba su pequeño e inocente corazoncito. Intentó salir corriendo más fue detenido por una fuerte pero a la vez suave mano que sujetaba su brazo delicadamente.

 

-Ikki…que pasa?? Porqué estas así??-le preguntaron.

 

-Profesor yo…-sintió un nudo en su garganta que le impidió a hablar.

 

-Puedes llamarme Aioria… pero ahora cuéntame…que te pasó??? Porqué llorabas??

 

-Yo… no estaba llorando, solo…-fue silenciado por un dedo sobre sus dulces labios.

 

-Alto!!. No me digas que no estabas llorando porque te conozco y sé que tu mirada no miente; además, hay rastros de dolor líquido en tus pestañas y tu rostro-dice el mayor mientras toma entre sus manos la quijada del niño, obligándolo a mirarlo directamente y  poder observar con mayor detenimiento esos bellos ojos que ahora irradiaban una infinita tristeza.

 

-Aioria… yo… no puedo más!!-confesó al fin. Necesitaba desahogarse con alguien y quien mejor que su profesor y confidente favorito para esa tarea.

 

-Ven, vámonos de aquí a un lugar más privado para que me cuentes qué diablos te pasó!!-exclamó mientras lo tomaba de la mano gentilmente.

 

Caminaron unas cuantas cuadras después de salir del colegio. No hizo falta tomar carro pues la casa de Aioria de Leo quedaba muy cerca. En cuanto llegaron, tiraron sus cosas, tomaron asiento en el pequeño sofá que se encontraba en medio de la sala y comenzaron la práctica más sincera de sus vidas.

 

-Para empezar… hoy es mi cumpleaños, se suponía que debía ser el día más feliz del año para mí, sin embargo, los profesores, en especial uno, se encargaron de ponerme triste y hasta de hacerme llorar…-esa confesión fue cargada de sentimientos. Las lágrimas que ya no pudo contener resbalaron libremente por sus morenas mejillas.

 

-Tranquilo mi niño-susurró consolándolo. Se le estrujaba el corazón de verlo así, por lo que en un arrebato abrazó al pequeño, logrando que la cabecita del niño quedase apoyada en su fuerte y trabajado pecho.

 

El japonés estaba sorprendido por lo que sentía en esos momentos. Ese ese gesto le agradaba, a pesar de todo se sentía realmente bien y confortante. Una extraña calidez embriagaba su corazón, lo consolaba; poco a poco se iba tranquilizando y  las lágrimas se secaban lentamente…

 

-Profesor, es usted un gran amigo-argumentó cuando por fin dejó de llorar, al mismo tiempo que se separaba de aquellos protectores brazos.

 

-Ikki, aunque sé que esto es algo prohibido y que soy mayor que tú por unos años pero… te quiero y deseo estar contigo…-aseguró el mayor mirándolo intensamente.

 

-A qué se refiere??-preguntó inocentemente, intentando esconder precioso color carmín que adornaba sus morenas mejillas.

 

-Quiero ser tu novio en secreto, sin que nadie se entere-habló seguro de sí mismo, como lo haría cualquier profesor con una gran “experiencia” en estas cosas.

 

-Yo… lo quiero mucho y…-sonrojándose aún más-… deseo estar con usted…-aseguró tímidamente.

 

Sin decir ni una palabra el castaño se acercó, rodeó con sus brazos aquel frágil cuerpo y lo abrazó de nueva cuenta; sin embargo, este no era igual que el anterior, era realmente diferente, con una calidez indescriptible, como la de un novio hacia su pareja. Luego de un rato se separarón.

 

-Entonces, ¿Quieres ser mi novio?

 

-Sí…

 

El mayor no necesitó de más. Rápidamente lo cargó haciendo que las piernas del japonés se enredaran en su cintura, mientras él buscaba sus labios, uniéndolos en un dulce, amoroso y tierno contacto…

Esa noche estuvo llena de intensas vibraciones a causa del amor, pasión y deseo… Sin siquiera saberlo, mutuamente se había entregado un Regalo Inesperado…

 

Fin


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