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Amor Yaoi
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Tras una foto.... por neko_shimaii

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Notas del fanfic:

Bueno, esto ya lo diré cuando comience el capítulo, pero igualmente lo digo. xDD 

Para comenzar esta historia, he planteado todo tras el final de una novela yaoi llamada "Paint me". La novela y mi historia no tiene nada que ver, solo algunos personajes, que incluso les he cambiado el nombre. e.e 

Espero que eso no sea molestia xDD

Notas del capitulo:

Digo de ante mano, que no he quedado muy satisfecha con mi propio capítulo e.e Pero buano, no se puede hacer nada, no puedo ir al grano directamente desde el primer capítulo, no, no...hay crear más trama xDDDD

¡Ea! Que los disfruten xDDD

TRAS UNA FOTO.- 1

 

 

Bueno, este no es exactamente mi primer fic, pero si el primero original. Buano, más o menos original. No sé si alguien lo conoce –espero que si.- pero hay una novela yaoi llamada “Paint me”, pues… he cogido algo de ahí para comenzar esta historia. No se parece en nada, solo…podría decirse que he cogido unos personajes, les cambié el nombre, y cambié la historia. En fin, espero que les guste  xDDD

 

Fue un venazo repentino que me dio, y me gustaría compartirlo e3e ¡Que lo disfruten!

 

_*_*_*

 

 

 

Aquel día no era el mejor para Tokio, la temperatura era desesperadamente baja para estar simplemente en Octubre. El cielo no estaba gris, estaba casi negro, la luz del sol no se podía filtrar por ninguna parte del cielo, era algo imposible. Y encima, no solamente llovía, sino había tormenta. Desde por la mañana, no habían pasado ni cinco minutos en que no se oyesen truenos. Pero aun así, las calles no dejaban de estar abarrotadas. Desde el cielo, podía apreciarse cientos de paraguas moviéndose entre las calles, gente corriendo para cubrirse de la lluvia e incluso, en los parques, había algunos niños que salía a divertirse bajo la lluvia.

 

Sí, definitivamente ese día era exactamente igual a aquel. A Sora no le gustaba recordar, no le gustaba atormentarte con eso. Aunque lo que más le molestaba, es que después de casi un año, no pudiera olvidarse. ¿Tan difícil era olvidarse de alguien? Sí…tal vez sí lo era, pero tal vez no tanto cuando uno se enamora. Además, Sora es una persona testaruda, amable, sí, pero testaruda, y hasta en el ámbito del amor, lo seguía siendo. Él lo sabía, pero no le gustaba admitirlo. Para Sora, eso era un gran defecto.

 

-Sora....-escuchó la débil y resfriada voz de Rei.- Deja de mirar la lluvia, llegaremos tarde. He quedado de salir con Ryoga.

 

“Justo a la persona que menos quería ver”

 

Pensó Sora, pero como siempre, él no dijo nada. No es que estuviera molesto o cualquier otra cosa, no, simplemente, que en aquellos días tan lluviosos y deprimentes no le gustaba verle. Se sentía idiota al recordarlo todo.

 

Se levantó de su silla, agarró sus cosas y emprendió su camino junto a Rei.

 

-Odio estos días.-comentó de golpe Sora. Miraba con recelo hacia las ventanas, siempre decía que no le gusta la lluvia.

 

-Ni a mí, me molesta tener frío… lo sabes.

 

-Sí…lo sé.

 

Sora bajó por un segundo la mirada, pero no tardó en levantarla para sonreí, como siempre lo hacía. Era inútil y estúpido sentirse así por alguien que ya era más que obvio que no era nada correspondido. Sabía de sobre que a Rei no le gustaba el frío, lo odiaba,  se lo había dicho una vez, hacía ya años.

 

Tal vez era inútil aún tener una tonta y muy diminuta esperanza. Sabía que no valdría para nada. Rei estaba totalmente enamorado de Ryouga. Aún después de todo lo que ocurrió entre ellos dos, aún después de los graves errores (según Sora) que Ryouga cometió. Aún después de todo, volvieron a estar juntos, y justamente ese día, era su aniversario.

 

-¿Cuántos años son ya? –preguntó Sora casualmente cuando ya se encontraba entre el metro. Oyó meditar unos pocos segundos a Rei.

 

-Cuatro.-respondió este, y una pequeña y tonta sonrisa se formó en sus labios.

 

-Cuatro ya, eh…- Sora también sonrió. Sí, tal vez le dolía, pero, ¿cómo no iba a alegrarse de la felicidad de quien es ahora su mejor amigo? Ryouga había cambiado, y ama sinceramente a Rei, y eso era lo verdaderamente importante. – Joder, como pasa el tiempo, eh Rei. Y pensar que hace cuatro años te oí discutir con la temible sensei de historia.- río junto a Rei, recordando aquel mismo día en que se habían conocido en clase.

 

-Tu flamante cabello tampoco es muy difícil de olvidar.-añadió Rei.

 

-Aún lo sigo llevando del mismo color, Rei, por si no te habías dado cuenta.-bromeó.

 

-Pues yo aún sigo sin comprender esas extrañas ansias de pintarse el cabello, y colocarse lentillas.

 

-Ya te lo he dicho muchas veces, no me gusta sentirme como todo el mundo, es raro.-sentenció con cierto orgullo. Desde que tenía quince años se vestía de aquella manera. No es que fuera un circo de feria, ni un vampiro. Cierto era que su forma de vestir a veces solía llamar la atención, con algunas cadenas encima, jeans normalmente rotos, etc. Aunque lo que verdaderamente siempre había llamado la atención era su azul cabello, teñido claro está. La gente siempre deducía por su forma de vestir, que escuchaba rock o metal. A Sora nunca le había gustado esa forma de juzgar tan deprisa, y de reojo, pero desgraciadamente siempre acertaban.

 

-No es por despertarte del sueño, pero sabes que si se habla de rareza, tú concordarías un poco más que el general de la gente.- la intención de Rei no era ofender ni mucho menos, Sora lo sabía, y también sabía que llevaba la razón.

 

La conversación no llegó a parar a mucho más. Siguieron hablando un poco más del mismo tema, y luego de un trabajo que tenía que entregar para la semana siguiente. Sora se quejó, diciendo que nunca tendría la misma habilidad que tenía Rei, y este le llamaba exagerado, y que podía llegar a ser igual.

 

“No compares a un prodigio con alguien común y sin talento alguno”

 

Pensaba Sora cada vez que Rei le decía cosas por el estilo. Sabía que lo decía con toda la buena intención del mundo, y a veces incluso se lo llegaba a creer, tantas veces escuchando lo mismo hace a veces su efecto, pero Sora bien sabía que las cosas no eran así. Siempre le había gustado el arte, lo amaba desde que era un niño, pero nunca ha sido su talento natural. Para ser sinceros, y sin ir por rodeos, se le daba como una mierda. Estos últimos tres años había pasado de curso de milagro, y con gran ayuda de Rei, y de eso también era consciente.

 

Sora insistió como casi siempre, el acompañar a Rei hasta su casa, y lo logró. Al abrir Rei la puerta de su casa, se encontraron justo en la entrada a Ryouga. Fue un momento incómodo. Ni Sora ni Ryouha se aguantaba. Intentaban disimular, tratarse cordialmente, pero los dos, y Rei, eran muy conscientes de que aquel odio de hace cuatro años, no había desaparecido del todo. Por ninguno de los dos lados.

 

Se despidió, y salió del lujoso edificio. Por fin, había despejado. Incluso había  la luz del sol conseguía filtrarse por entre las nubes. Sora estaba decidido en que iba a irse en metro, pero al ver el cielo despejado, y sin peligro de un nuevo chapuzón repentino, decantó por irse caminando. Su casa quedaba a unos veinte o media hora caminando, y a comparación del lujoso apartamento que tenía Ryouga, era un cuchitril sin importancia.

 

Aquel día, decidió tomárselo con calma. Mañana sería sábado, no había quedado ni con Rei, ni con nadie, aún le quedaba tiempo para terminar el trabajo y estudiar para el examen. Sí, podía tomárselo con un poco de calma. Caminaba lentamente por la calle, con las manos entre los bolsillos, escuchando música desde su celular con los audífonos. Increíblemente, el día se estaba aclarando de una forma impresionante, aunque había empezado a caer un poco de lluvia, no era nada importante, y no parecía molestar en nada a nadie.

 

Durante el camino, sin poder evitarlo, se sumió en sus pensamientos. En el pasado, en lo que pasó, en Rei, en él. Fue hace muchos años, eso lo tenía claro, y para Rei fue algo sin mucha importancia, algo bonito, pero no importante ni relevante en su vida, pero para él, para Sora era diferente. Le jodía profundamente saber y comprobar como aquello le había afectado. Su vida no había cambiado, ni su relación con Rei, pero algo si había cambiado. Su vida amorosa. Sora no iba a ser tan idiota, de que después de recibir un “NO” directo, comenzaría a esperar como un idiota, no, estaba más que seguro en que tenía que pasar página, y lo intentó, claro que lo intentó, con mucha gentes, bastante gente, pero nadie, NADIE, se lo sacaba de la cabeza. Era realmente deprimente, hacía daño a otras personas, sin razón ni justificación alguna.

 

Para Sora, su vida amorosa estaba más que acabada, estaba destinada al fracaso. ¿Quién sería capaz de superar a Rei? ¡Nadie! ¿Para qué engañarse? Él lo quiso muchísimo, demasiado y ahora eso dolía y afectaba a su vida, aunque Sora no dijera nada.

 

-¡LÁRGATE DE AQUÍ, MOCOSO DESAGRADECIDO!

 

Un estruendoso y seco ruido lo sacó de sus pensamientos, e instintivamente levantó la cabeza. Por un momento pensó que le estaba gritando a él, pero al fijarse en el suelo, vio a alguien tirando al suelo, y justo al frente, por lo que parecía unas puertas de un establecimiento, un hombre, tiraba y tiraba cosa encima de ese alguien.

 

-¡SOLO HAS SIDO UN ESTORBO TODO ESTE TIEMPO!

 

Sora pensó que lo más prudente sería seguir recto, como si no hubiera escuchado ni visto nada. Sí, eso hubiera sido lo mejor y más prudente, pero fue frenado, no solo por qué la persona del suelo se levantó de pronto y le frenó, sino que parte de su vena curiosa le ganó.

 

-¡Cállate viejo degenerado! ¡Como si yo necesitara de tu maldita ayuda!

 

Era un hombre, no… un muchacho, y bastante joven. Sora lo miró de arriba abajo, pero en lo que su mirada se clavó fue en el cabello. Lo tenía azul, como él. Era raro, extremadamente raro ver a alguien con el cabello azul.

 

-¡Puedo sobrevivir yo solito! –gritaba aquel muchacho, poniendo su mano en su pecho. Era igual de alto que Sora, o al menos eso parecía.

 

-¡NO LE LLEGARAS NI A LA SUELA DEL ZAPATO A TU HERMANO! ¡¿ME OISTE?! ¡EN LA VIDA!

 

Eso pareció afectarle bastante al muchacho. Enrojeció de la rabia, y apretaba los puños, como si estuviera poniendo todas sus fuerzas en controlarse para no soltar sobre aquel tipo.

 

-¡ERES TAN SOLO UN TROZO DE BASURA, QUE NO VALE PARA NADA! ¡ANDA, VE Y RUEGALE A TU HERMANITO POR AYUDA, QUE BIEN QUE LA NECESITAS!

 

-¡MIRE NO ME HAGA HABLAR, VIEJO CABRON! –el muchacho de cabello azul agarró las cosas que le había tirado ese viejo, y las metió en una maleta que llevaba. -¡NO LE NECESITO A USTED NI A NADIE PARA VENDER LO QUE ES MIO!

 

Justo al darse la vuelta, el muchacho chocó de golpe con Sora, cosa que lo sorprendió, y se disculpó en seguida, más el muchacho, no parecía muy tranquilo ni educado, y pasó de largo. Sora quedó algo impresionado por la escena, y ciertamente no estaba muy seguro en que pensar, pero prefirió dejar eso de lado, no se metería en problemas ajenos que no tenían nada que ver con él. Eran dos personas completamente desconocidas. Aunque, no podía dejar de sorprenderse por aquel detalle, por alguna razón, ese muchacho le recordaba a él mismo, y no solo por la apariencia.

 

Aquel repentino accidente no tardó mucho en alejarse de los pensamientos de Sora, pero para su desgracia, no tardaron en volver al tema anterior. ¿Ya había dicho lo mucho que le molestaba a Sora eso? Sí, ya bastantes veces. Pero, tan, tan, tan idiota se sentía, que si no se lo repetía mil veces al día, se sentiría aún más estúpido.

 

Por fin. Llegó a su edificio, su cutre, viejo, dañado y barato edificio. Sí, no podía ser tan lujoso como el de Ryouga (que claramente no lo era), pero era ahí estaba su casa, y a veces se sentía tan sumamente feliz de poder entrar a su casa. Maldijo a todo el mundo en su interior cuando vio que el ascensor no funcionaba, otra vez, y tuvo que subir los cinco pisos por las escaleras, y sentía como si tuviera que ir arrastrando sus pies. Se sentía extrañamente agotado.

 

Su puerta, su adorada puerta. Sonrió. Podía estar sucia, medio rota y mal pintada, pero era su puerta. Metió las manos en sus bolsillos, y no estaban las llaves. No le dio importancia, tan solo comenzó a rebuscar entre su mochila, por el bolsillo pequeño, los dos laterales, el del medio, el grande…. No estaban. ¡Las llaves no estaban!

 

-¿Pero dónde cojones las habré deja….? –se calló de golpe, y en su cabeza, recreaba las primeras horas de estaba mañana, en que había llegado bien justo a la universidad, y tan agotado de correr estaba, que había dejado las llaves en cualquier sitio, Rei las recogió, y….se las guardó. ¡Las tenía Rei! –Me cago en todo…-murmuró, molestó e irritado.

 

No le quedaba de otra. Con toda la indignación y molestia del mundo, arrastró sus perezosos pies escaleras abajo, y nuevamente, hizo el mismo camino que había recorrido a pie, hasta la casa de Ryouga, donde vivía Rei. Solo en el momento que estaba frente a la puerta del portal, nunca pensó en que hubiera sido mejor idea ir en metro, para ahorrase eso de caminar, ¿no? ¡Sí, hubiera sido una excelente idea!

 

Prefirió dejar también de pensar en eso, no quería estresarse más de lo que mágicamente estaba. Rezaba en su interior para que Rei y Ryouga estuvieran en casa, y que cualquier cosa los hubiera retrasado para su salida romántica por sus cuatro años, y poder recuperar sus llaves.

 

Le preguntó al portero por Rei y Ryouga, y este le respondió que no recordaba haberlos visto salir. Eso fue un gran alivio, al menos eso significaba que había grandes probabilidades de recuperar sus adoradas llaves, y no terminar durmiendo en la calle.

 

Gracias a dios, el ascensor de aquel edificio sí que funcionaba. –Sería el colmo si no funcionara ahora…-murmuraba mientras presionaba el piso donde vivía la parejita. Y gracias a dios, el ascensor comenzó a ascender  con tranquilidad hasta el alto piso donde vivían. Salió, con cara de muy pocos amigos, y sin muchos ánimos fue hasta la puerta. Iba a golpear, pero unos repentinos gritos le hicieron frenar. Abrió los ojos, sorprendido, y por un segundo pensó que estaba ocurriendo lo mismo de hace cuatro años, y se asustó, se asustó mucho.

 

Tocó varias veces a la puerta, impaciente, y la puerta no tardó mucho en abrirse. Era Rei, con una clara cara de fastidio, enojo, nervios y algo de confusión. Sora sintió un gran alivio al verle abrir la puerta, aunque fuera con esa cara de enojo y molestia. Lo más curioso era, que los gritos seguían y seguían.

 

-Sora…-el tono de Rei fue de clara sorpresa.- ¿Qué haces acá…? –preguntó, saliendo y ajustando la puerta, más no cerrándola.

 

Sora abrió la boca, intentando decir algo, pero nada salió hasta unos segundos después. Su concentración estaba principalmente en los gritos del interior. Sabía por la voz, que uno de esos, era Ryouga, pero… ¿y la otra persona? Estaba claro que era un hombre, no muy mayor… ¿podría ser el representante de Ryouga y Rei? No, imposible, según Rei ese hombre estaba de viaje de negocios.  Pero entonces, ¿quién?

 

-¿Qué pasa? –terminó preguntando algo que no debía.

 

Oyó a Rei suspirar, y como su rostro volvía a molestarse más, como antes.

 

-Te pregunté, ¿qué haces acá? –insistió. Era obvio que quería evitar que Sora entrase.- Creí haberte dicho que hoy no podía salir, ¿por qué insis…?

 

-Mis llaves.-dijo en seguida, sin quitarlo ojo a la puerta.- mis llaves las tienes tú, ¿recuerdas? –esta vez miró a Rei.- sin ellas no puedo entrar a mi casa, y aunque me encantaría salir contigo, estoy agotado.

 

Agotado, ¿por qué? Esa es la gran pregunta, cuando había hecho lo mismo de todos los días. Tal vez, aquellos días tan lluviosos o lúgubres lo ponían así. Tal vez, ese recuerdo sí que conseguía afectarle más de lo que él quisiese.

 

El rostro severo de Rei no cambió mucho, pero si algo. Miró de reojo el interior de la casa, y los gritos aún se oían. –Espera acá Sora...-dijo, y entró a la casa, dejando oír un gran y claro grito.

 

-¡VETE A LA MIERDA ¿QUIERES RIKU?!

 

Ese era Ryouga, de eso estaba seguro. Se había gritado más de una vez con él conocía a la perfección ese tono de molestia y nerviosismo. Ryouga perdía con gran facilidad los papeles.

 

-¡Por favor, dejen ya de discutir!

 

Ese había sido Rei, al parecer había interferido en la conversación, o mejor dicho, discusión que estaba teniendo su novio con la otra persona. Sora se estaba controlando para no entrar por esa puerta. Era una persona extremadamente curiosa, otro defecto, pero era así. Además, que no parecía ser una discusión cualquiera, parecía algo bastante grave, o al menos eso podría deducir de los gritos.

 

Decidido. No podía más, Rei lo mataría, le echaría una bronca de los mil demonios, pero tenía que entrar. Con cuidado, abrió la puerta, y entró lentamente, al parecer ninguno se había dado cuenta. Pudo divisar principalmente a Rei y Ryouga hablando algo bajo, entre ellos. Ryouga parecía realmente nervioso y molesto, se le notaba en su cara. Pero a la tercera persona ni se le veía.

 

-¡Pero di algo maldita sea Ryo! ¡DI ALGO JODER!

 

Esa era la tercera voz, la había escuchado en algún sitio. Entró lentamente al salón, arrimándose simplemente por la puerta, y lo vio. Era el muchacho de cabello azul, el de esta tarde. ¡Era él!

 

-¡Sora! –Escuchó el grito molesto de Rei, y le miró, algo asustado.- ¡Te dije que me esperaras fuera joder!

 

Noto como aquel muchacho de cabello azul le miraba, algo desconcertado, y molesto a la vez. Parecía analizarle, y al parecer, al igual que a Sora, le sorprendió ver a otra persona con el cabello azul.

 

Rei se acercó para echarle una bronca, pero Sora estaba más pendiente de lo que estaban diciendo Ryouga y Rei. Además, hubo algo que lo extraño. Aquel muchacho, le había llamado Ryo… eso demostraba que se conocían hace tiempo, y que tenía una relación cercana. Podría ser…

 

“¿Podría ser uno que fue amante de Ryouga?” 

 

Al percatarse de aquella posibilidad, su mirada volvió al frente, ignorando casi por completo a Rei.

 

-¡Tienes casi veinte-y-cinco años Riku! ¡¿Acaso no puedes arreglártelas tú solo joder?!

 

¡¿Veinte-y-cinco años tenía el muchacho?! Era increíble, era incluso mayor que Sora, aunque no lo aparentaba. A ver, que se notaba que no era un crio de quince o dieciocho, pero, ¡veinte-y-cinco!

 

-¡Siempre has sido un maldito mentiroso! ¡¿Por qué tendría que creerte ahora?!

 

Sora podía notar que Ryouga estaba mucho más alterado de lo común, la última vez que lo vio así fue hace cinco años. En sus ojos podía ver que había algo de todo esto que le afectaba profundamente, pero… ¿qué le podía afectar tanto a una persona como Ryouga? ¿Quién demonios era esa persona…ese tal Riku?

 

-¡ÉL LO VIO JODER, PREGUNTALE A ESE MOCOSO SI QUIERES!

 

Eso sí que lo cogió por sorpresa. Ese tal Riku le estaba señalando con el dedo, y lo veía molesto y ansioso, como si esperase algo de él. Incluso Rei dejó de gritarle, y viajo su mirada por ese muchacho Riku, y luego por él.

 

-¿Yo…? –ni si quiera sabía de lo que esos dos estaban “hablando”. ¿Qué tenía ver en todo esto?

 

-¿Le conoces? –esa fue la voz de Rei, a quien miró de inmediato, y negó con la cabeza.

 

-No, no, no…es la primera vez que lo veo en mi vida.

 

Ryouga dirigió una mirada molesta y reprobatoria a ese tal Riku. -¡Eres un mentiroso Riku! Joder, quieres decir por una vez en tu vida la verdad. –oyó gritar a Ryouga. Eso pareció afectar bastante a Riku, quien como anteriormente en la calle, se puso rojo de la rabia.

 

-¡Estoy diciendo la verdad! ¡Lo vi hace nada maldita sea, en la calle!

 

Miró a Sora, y en esa mirada pareciera como si le rogara por ayuda, por apoyo. Pero Sora estaba confundido, muy confundido. Vale, tal vez se precipitó en hablar, pero le preguntaron tan de pronto, que se puso nervioso, y dijo lo primero que se le vino a la cabeza. Por qué a ver, conocer…no le conoce, solo…lo vio.

 

-¡Él vio como ese viejo me echó a la calle! ¡Responde mocoso! ¡Más te vale decir la verdad niño!

 

Ahí Sora sí que se sintió amenazado. Sintió como si sus pies retrocedieran un paso, y miró nervioso a Rei y luego a Ryouga. Todos parecían esperar por una respuesta.

 

-Bu…bueno. S-sí…le vi, hace un rato, en la calle….discutía con un tipo, pero, no tengo ni idea de por qué, solo…pasaba por ahí. –se sentía muy nervioso al hablar, no sabía si lo que hacía estaba bien o mal.

 

Hubo un silencio, un largo silencio. Solo se oyó a Rei suspirar resignado, mientras que los dos mayores se estaban fulminando cada uno con las miradas. Sora estaba confundido, perdido, no tenía ni idea de lo que estaba pasando, pero temía por su seguridad si abría la boca. Sabía lo impulsivo que era Ryouga y lo severo que era Rei, y por lo que  veía, ese muchacho, o bueno…hombre, tampoco parecía tener muy buenas pulgas.

 

-Está bien.-fue Ryouga quien rompió ese incómodo y pesado silencio. ¿Está bien? ¿Está bien qué? Sora observó la sorprendida expresión de Rei, y ahora estaba más confundido que antes. –No tienes ni el menor derecho en pedir Riku, pero lo haré…te ayudaré.

 

Hubo otro largo silencio. Riku no dijo nada, tan solo dirigió una mirada de reproche a Sora. Este sintió un escalofrío, pero no pudo evitar fijarse en otra cosa que le llamó mucho más la atención. Negro. Los ojos de ese tal Riku eran completamente negro, un negro intenso, oscuro… igual. Exactamente igual que los suyos.

 

Sintió una extraña sensación al ver esos ojos, aunque esa mirada era de reproche y molestia, no podía evitar tener toda su atención bajo esos ojos.

 

-¿Te…quedarás? –fue otra vez la voz de Ryouga quien los sacó de ese silencio. Riku volvió la cara, como si estuviera ofendido.

 

-¿En tu casa…? –Parecía molestarse cada vez más.- ¡Ja! ¡Ni muerto!

 

Y así, ese muchacho…o mejor dicho, ese hombre, salió despavorido de la casa, dando un portazo. El ambiente pareció calmarse de golpe, cuando esa puerta se cerró. Nunca, en su vida, pensó que podría sentirse tan a gusto en un mismo cuarto con Ryouga. Rei fue directo hacia él, quien se había sentado en el sofá, con las manos en su cara.

 

-Rei…-Sora no estaba muy seguro si hablar o no, pero, debía de preguntar.- No sé si sea buena idea, pero… ¿quién es él, y qué demonios ha pasado?

 

No sabía si tenía el derecho de saber ese tipo de información. Pero, todo lo que Ryouga le cuenta a Rei, Rei se las cuenta a Sora. Son mejores amigos, y durante esos casi cuatro años, su confianza había aumentado muy considerablemente. Tarde o temprano, se enteraría de lo ocurrido.

 

_*_*_*_

 

 Bueno, bueno e.e….quien se haya leído la novela de Paint me, supongo que ya verá el cierto parecido, más sobre algunos personajes como Rei, Ryouga y Sora xDDD Riku si es producto completo de mi imaginación, y les aseguro que la historia también e.e

 

En fin, aviso de una vez, que los capítulos no serán muy largos xDDD O eso espero, supongo que mucho serán así e.e ¡Espero que les haya gustado de verdad!

 

¡Ea, un saludo, y que sueñen con Yaoiiii! >//////<

 

Ah, y sobre el título…no estoy muy convencida, pero por ahora, se llamará así xDD

Notas finales:

Ea, como ya dije más atrás en el fic, quien se haya leído la novela de Paint me, notará cierto parecido, ¿no? xDDD

En fin, un saludo, y ojala que hayan disfrutado el primer cap de este fic e3e

¡Chaoooos! >3<


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