Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

En la oscuridad del Bosque por InfernalxAikyo

[Reviews - 61]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bueno aquí otro cap >< siento si tardo mucho pero me es imposible subir antes, cualquier error ortográfico por favor háganmelo saber. Espero que les guste n_n dejen sus reviews >__<

Gracias por leer <3

- Chico…Chico- Una voz penetrante, suave y tranquila entraba de pronto por mis oídos. Mi cabeza latía palpitante y un fuerte dolor comenzaba a azotarla –Sasha, despierta- Intenté abrir los ojos pero me costaba demasiado separar mis párpados, todo parecía dar vueltas y vueltas, me sentía sumamente mareado.

-¡Sasha!- Un balde de agua fría caía sobre mi rostro, avivándome. La voz de Desmond me sacaba de mi estado de inconsciencia ¿Desmond? ¡Desmond estaba herido!

- ¡Desmond! Desperté exaltado y de un salto me puse de pie -¿Qu…Qué?- Su hombro, su brazo ¡Sus heridas estaban completamente sanadas!

- ¿¡C…Cómo!?-Exclamé confundido mientras tomaba asombrado el brazo del cazador y lo examinaba minuciosamente, no había absolutamente nada allí, como si sus heridas hubiesen mejorado por arte de magia.

- Bueno…-Bufó apartando la mirada de mí – ¿Te dije que no te preocuparas, no? No eres el único que sabe de plantas medicinales-Dijo como si estuviese regañándome - ¿Ves? Solo has ido al bosque a meterte en problemas-

En ese momento lo recordé ¡El bosque! Yo había estado allí y junto a mí…junto a mí había estado Soul.

- Soul…- Murmuré de pronto

- ¿Soul? ¿De quién estás hablando?-

- ¡Soul estaba conmigo en el bosque!- Exclamé exaltado e intente ponerme de pie y levantarme de la cama, pero fui retenido por los brazos de Desmond.

- Si que ha sido fuerte tu golpe en la cabeza- Rió mientras volvía a apoyar mi cabeza en la vieja almohada de pluma – No había absolutamente nadie contigo en el bosque- Guardó uno segundos de silencio, pensando –Excepto un asustado venado que estaba a pocos metros de ti ¿A ese venado te refieres? ¿Lo has llamado Soul? – Se burló. Dirigí una mirada enojada, guardó silencio.

- No…- Comencé sin apartar mis ojos penetrantes de los suyos –Soul era mi mejor amigo, la primera víctima del lobo y la razón porque quiero acabar con él -

- Oh…Yo…lo siento- Dijo apartando sus ojos avergonzados –No creí que…-

-Está bien…- Interrumpí secamente, dejando el tema hasta allí.

Todo me daba vueltas y el recuerdo de Soul seguía fresco en mi memoria, aquel beso no fue mi imaginación ¿O si? Quizás no fue más que una alucinación  inventada por los deseos que tenía más guardados dentro de mí.

-Pero…- Dije como si estuviese pensando en voz alta.

- ¿Pero qué?- Me miró confundido.

- Yo…perseguí a alguien en el bosque- El me miró fijamente a los ojos, mientras en una mueca de burla intentaba contenerse para no echarse a reír, se contuvo y dándome una palmada en la espalda dijo:

- Creo que no lo sabías, pequeño…Pero la sobre exposición al aroma de las flores amarillas puede causar alucinaciones – Por un momento me congelé ¿Enserio todo lo que había vivido en el bosque era una alucinación mía, una visión? Definitivamente no podía creerlo. Negué con la cabeza un par de veces, quería aferrarme a la idea de que todo fue verdad


¿Y si Soul de verdad estaba vivo? ¿Y sí había logrado escapar de las manos de la bestia? Todo me parecía tan real, su tacto, su piel, el sabor dulce de sus labios cándidos sobre los míos.

- ¡Hey!- El cazador volvía a irrumpir en mis pensamientos.

- ¿Qué te sucede? Estás muy distraído-  Dijo mientras llevaba su mano a mi frente, para ver si tenía fiebre.

- Nada…- Mentí, sabía perfectamente que era lo que me pasaba, estaba confundido, realmente complicado, mi cabeza estaba siendo víctima de un tornado de ideas y recuerdos que acudían a mí y me dejaban en la más grande confusión.

- Bueno…- Dijo mientras se separaba de mi lado y se ponía su abrigo –Iré al bosque, aún tengo que cazar a esas horrible criaturas-

- ¡Yo te acompaño!- Grité. Sabía que si Soul realmente existía aún, le encontraría allí.

- ¡No!- Exclamó acercándose a mí.

- ¿Por qué?- Refuté.

- Es muy peligroso…Y no quiero que te pase nada- Se sentó nuevamente a mi lado –Esas bestias…son realmente peligrosas-  Tomó mi mano pero yo me solté inmediatamente.

- ¿Qué tienen de peligrosas? Tan solo son un montón de animales mutados- Reí.

- No son solo eso…- Dijo y guardó silencio. Yo le hice un gesto para que hablara.

- ¿Alguna vez has oído hablar de los hombres lobo? – Negué con la cabeza ¿De qué clase de aberración hablaba?

- Hombres malditos, herederos de una raza maldita, que están condenados a transformarse en esas bestias…- Dijo clavando sus pupilas miel en las mías.

- ¿Qu…Qué?- Estaba estupefacto, algo así no podía ser real.

- Han existido desde siempre…y desde siempre se les ha cazado. Créeme cuando te digo que son peligrosos, chico-  Si lo que decía Desmond era verdad, toda la fuerza rapidez e inteligencia sobrenatural de esos animales ahora tomaba sentido.

- Es por eso que no quiero que vayas…- Definitivamente era peligroso, pero no estaba dispuesto a dejar la idea de volver al bosque a buscar a Soul.

-  ¿Y qué pasa si los lobos vienen aquí? Estaré desprotegido- Dije con una mueca enternecida en mis ojos, me miró desconcertado.

- Tienes razón, Sasha- Vaciló unos segundos - ¡Está bien, vístete y vámonos!-


                                 
                                             *         *           *



En menos de cuarenta minutos ya nos habíamos adentrado en el oscuro bosque y estábamos caminando entre sus árboles de copas altas. Aún no terminaba de atardecer pero la luna creciente asomaba en un pequeño trozo de cielo. Desmond me había explicado que la fuerza de las bestias crece a medida que la luna cambia, es decir, son más débiles justo cuando ha empezado a aparecer, hoy era un buen día para acabarlos.

- Los reconocerás fácilmente – Decía mientras de un bolso comenzaba a sacar sacos de algo que no podía ver pero que olía muy mal –En esta etapa ellos aún mantienen su forma humana, pero los distinguirás por sus ojos amarillos brillantes y su rostro anémico…- Guardó unos segundos de silencio –Solo algunos pueden camuflar estos síntomas, pero dudo que estas bestias puedan lograrlo- Sonrió –Toma esto, Sasha-  Dijo mientras dejaba entre mis manos un canasto, con esos extraños sacos dentro de él, levante la manta y los saque de la bolsa.

- ¿¡Qu…Qué es esto!?- Exclamé asustado mientras caía sentado en el piso y llevaba las manos a mi boca, a punto de vomitar. Un brazo, unos dedos y otras partes del cuerpo que ahora estaban irreconocibles era lo que había dentro del canasto ¡Era carne humana! Fresca, el carmesí de la sangre aún no cuajaba  por completo y el olor a muerte podía olfatearse a kilómetros.

- Es una carnada, Sasha- Dijo mientras levantaba el canasto del piso y lo volvía a poner en mis manos –Tu eres una excelente carnada- Dijo acercando levemente su rostro a mi cuello, inhalando profundo y suspirando dijo:

- Tienes ese olor que vuelve loco a las bestias- Dijo con un sonrisa un poco maliciosa –Además de este canasto de carne y ese abrigo rojo tuyo tan llamativo- Dijo mientras tomaba la capucha y la ponía sobre mi cabeza – ¡Eres el cebo perfecto, Sasha!- Un escalofrío me hizo estremecer de pies a cabeza ¡Desde un principio! ¡No era más que una herramienta para Desmond! ¡Este idiota me estaba lanzando a la muerte! Intenté no mostrar mi molestia pero fue imposible, mis ojos se clavaron fijamente en los suyos, enfadados.

- Escúchame, Sasha- Dijo acercando su rostro al mío y tomando una de mis manos, acariciándola suavemente –Sé que es arriesgado, pero es la única oportunidad que tenemos para dar con el secuestrador de tu amigo- Sus mieles se clavaron en mis pupilas, sonrió –Además no te preocupes, yo estaré cerca de ti para protegerte, tal como se lo prometí a tu madre- No podía evitarlo, de nuevo sus ojos sugerentes me convencían y me tranquilizaban, apartando todo el temor de mí, por un momento me perdí en ellos, su color me fascinaba y la calidez de su mirada me atraía sin que pudiera evitarlo, era como un encanto que Desmond traía dentro suyo el que hechizaba a toda la gente que le rodeaba. Aparté la mirada rápido, reaccionando, no podía dejarme seducir por esos ojos.

- Está bien…- Gruñí apartando mi mano de la suya y levantándome del piso. Sonrió astuto, él sabía perfectamente el efecto que ejercía sobre mí y aprovechaba esto a su antojo y capricho, obligándome a hacer cosas tan estúpidas como esta, como lanzarme a la manada de lobos.
   
En los próximos minutos yo estaba caminando con canasto en mano por el bosque, mis pasos iban sin rumbo, de un lado para otro tratando de captar la atención de los endemoniados lobos que sentía cada vez más cerca. Detuve mi caminar en un espacio abierto de árboles, la escasa luz lunar se filtraba levemente entre las nubes y llegaba hasta la hierba que estaba bajo mis pies. Un ruido hizo que me detuviese, algo parecido a un alarido, un aullido, un gruñido tal vez, un sonido extraño que no podía describir, no era humano ni tampoco de bestia, era más bien, la mezcla entre estas dos.

Supe entonces lo que avecinaba para mí, tiré el canasto al suelo y tomé ambas dagas y di media vuelta para clavarlas justo en el corazón de un hombre, uno de ojos amarillos reluciendo en su oscuro y famélico rostro que ahora me observaba con una mueca de dolor mientras intentaba hacer llegar sus manos hasta mí, aún intentando cazarme, mostrándome sus dientes filosos y siseando como un gato enojado. Clavé más profundo aún una de las dagas, para acabar rápidamente con él, vi como un pequeño riachuelo de sangre corrió por su boca y su mentón y sus ojos se tornaron completamente blancos, le había matado.

Pero eso tan solo fue el principio, cuando di media vuelta para volver a tomar el canasto, una docena de hombres feroces, algunos con garras escapando de sus dedos y los dientes ensalivados listos para ser clavados en mi carne, otros con apariencia más humana que bestial, pero no menos salvaje, todos de ojos amarillos que brillaban en la oscuridad nocturna. Miré hacia atrás ¿Dónde estaba Desmond?

Levanté la manta del canasto y lancé los trozos de carne hacia ellos, la miraron en el suelo y luego clavaron sus ojos en los míos.

- ¿Crees que comeremos eso?- Dijo uno con voz ronca en un gruñido más parecido al de un animal -¿Crees que vamos a comer eso, teniendo carne deliciosamente fresca frente a nuestras narices?- Tragué saliva, estos caníbales iban a devorarme por completo. Se acercó rápidamente a mí, en un movimiento que apenas pude seguir con mis ojos, acercando su rostro a mi cuello y lamiéndolo con su lengua fría y húmeda, produciendo un desagradable escalofrío que me fue imposible disimular.

- Eres delicioso, pequeño chico de rojo-  Dijo mientras subía su rostro por el mío y se acercaba a mí oído. Mi corazón se aceleró rápidamente y gotas de sudor comenzaron a recorrer mi frente y mis manos, estaba ya completamente rodeado de ellos, cualquier movimiento en falso y solo lograría que mi muerte fuese más dolorosa

– ¿Qué es lo que haces aquí, con ese canasto lleno de deliciosa carne paseándote por el oscuro bosque?- Susurró en mi oído de forma irónica -¿¡Es qué acaso quieres ser devorado!?-  Exclamó y sin aviso mordió mi oreja y me arrancó un pedazo, fue tan rápido que no pude si quiera moverme para evitarlo, un intenso dolor acudió a mí como una puntada intermitente, mientras sentía la sangre correr por el costado izquierdo de mi rostro sin parar, pero tampoco pude moverme.

En ese momento sentí el estruendo de una bala de plata, Desmond por fin había hecho su aparición, dándole un certero tiro en la cabeza al sujeto que me había mordido, este cayó al suelo muerto, aún con mi carne entre sus dientes.

- Eso es para que entiendan, bestias inútiles ¡Que Sasha no se toca!- Exclamó enfadado y comenzó disparar a diestra y siniestra sin precaución alguna, yo me lancé al suelo y puse las manos sobre mi cabeza, no podía hacer nada más, intentar ayudar a Desmond en ese momento solo sería un eminente suicidio.

El cazador se manejaba a la perfección con las armas de fuego, apretando sus gatillos con una rapidez, coordinación y puntería que eran realmente impresionantes. Evitaba los ataques de los hambrientos lobos que se lanzaban sobre él con la agilidad de un felino, parecía volar en el aire cada vez que evadía una embestida de las bestias. Jamás le había visto luchar de esta forma, tan limpiamente, tan vertiginoso y certero. En menos de dos minutos ya había acabado con más de la mitad de ellos, quedando apenas unos pocos que se escondieron en la oscuridad, huyendo.

Levanté la cabeza del suelo, el panorama era algo realmente sanguinario, nueve de los doce lobos que me habían atacado estaban ahora tendidos en el suelo, completamente inertes, algunos con más de un disparo en su corazón, otros con la cabeza cercenada, un charco de sangre corría bajo  sus cuerpos ¿Todo esto lo había hecho Desmond? ¿En qué momento se volvió tan bueno contra estas bestias?

-¡Sasha!- Exclamó mientras corría hasta a mí, tomando mi rostro ensangrentado entre sus manos aún más llenas de sangre -¿Te sientes bien, Sasha?- Preguntó mientras miraba sus manos ahora manchadas con mi sangre frente a sus ojos, el líquido que desprendía de mí era mucho más claro que el rojizo casi negro de las bestias. Llevó sus dedos a su boca y los lamió delicadamente con su lengua.

- ¿Qué…Qué estás haciendo?- Pregunté balbuceando, un poco avergonzado, no me gustaba que la gente anduviese por allí probando mi carne y menos mi sangre.

- Yo…- Comenzó ruborizado, apartando los dedos de sus labios–Es solo…- Parecía realmente nervioso – ¡Tenía que limpiar de alguna forma toda esta mugre que tengo en las manos!- Terminó un poco enfadado.


- ¡Dios santo, Sasha! Mira esa herida- Dijo reaccionando mientras cortaba un pedazo de su chaqueta y comenzaba a envolver la oreja, o lo que quedaba de ella, cuidadosamente  tratando de no rozar mucho con ella, ya que el tacto con cualquier cosa dolería de sobremanera.

- Lo siento tanto…- Comenzó con ojos entristecidos –Nunca debí darte el puesto de carnada- Se sentía realmente apenado con la situación – Todo esto es mi culp…-

- Tranquilízate, Desmond-  Interrumpí mientras acariciaba su rostro suavemente y lo atraía hasta el mío. Sus mejillas se tornaron completamente rojas –No es para tanto, tan solo es un pedazo de oreja- Sonreí. El entonces rodeó mi cuello con una de sus manos y me atrajo aún más hacia él, casi logrando que nuestros labios volviesen a toparse.

- ¡Cuidado!- Exclamé espantado. Desmond dio media vuelta y se encontró cara a cara con una de las bestias a punto de atravesarle el cuello con sus filosas garras. Estaba atrapado.

- Escúchame bien, cazador – Dijo entre malévolas risas que escapaban descontroladas de su boca – Voy a rebanarte en pedaz…-  Pero no alcanzó a terminar la frase, la hoja de un cuchillo clavado en su espalda, logrando atravesar el corazón del animal lucía su filosa punta justo frente a los ojos de Desmond. Se escuchó el último suspiro de la bestia, junto al característico sonido del cuchillo aportándose de los músculos y la carne, dejando caer el cuerpo sin vida al suelo. Miré atentamente esta imagen, alguien había salvado a Desmond y a mí de ser seccionados por las garras de ese lobo.

Cuando cayó desplomado el cuerpo, algo impresionante se cruzó ante mis ojos. Miré hacia todos lados, sorprendido,  no había rastro de yerbas amarillas en los alrededores ¡Esto no era mi imaginación! Allí estaba, con su cabellera oscurecida esparciéndose por sus hombros y cayendo sobre su cintura, con sus ojos verdes penetrando en el azul de los míos ¡Nadie podía decirme esta vez que estaba alucinando! El joven que nos había salvado era Soul Mond. No era una ilusión, era él, de carne y hueso alzándose frente nosotros.  


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).