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En la oscuridad del Bosque por InfernalxAikyo

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Notas del capitulo:

Bueno aqui el cap 9... siento haber tardado tanto, espero que les guste :) dejen sus reviews! 

Gracias por su atención <3

La noche parecía acompañar mi humor, las densas nubes ya comenzaban a liberarse de su carga y la lluvia parecía caer suave, casi como un roció sobre mi rostro helado. Aún estaba en shock y me hallaba caminando entre los charcos de barro mientras bordeaba el sendero del bosque y sin darme cuenta me adentraba en él, caminaba sin rumbo fijo, intentando de enfriar mi cabeza y sacar todo el dolor que traía dentro de mí, cuando de pronto una voz conocida me despertó de mis pensamientos.

- ¿¡Qué demonios fue lo que pasó, Vlad!? , ¡Teníamos un trato!- La voz de Desmond resonaba en la oscuridad, se escuchaba furioso y cansado. Me oculté tras un arbusto lo suficientemente lejos como para no ser detectado pero lo suficientemente cerca como para poder escuchar en detalle.

- Yo…Yo…- Comenzó tartamudeando su acompañante ¡Vlad! La imagen de un hombre peliblanco llegó a mi cabeza de pronto, un pitido agudo seguido de una fuerte migraña que comenzaba a azotarme, empezaba a recordar, imágenes como flashazos invadían mi mente y la sacudían, confundiéndome.


- El chico…se escapó-
Se excusó el hombre mientras hacía un gesto con las manos intentando calmar a Desmond –Ya sabes cómo es Ethan…-  De pronto, un escalofrío me recorrió de pies a cabeza ¡Había recordado! Ethan, ese nombre, ese chico ¡El fue quién me atacó! Llevé mis dedos impulsivamente a mi cuello, me había mordido, estoy seguro.

- ¡No! ¡No tengo idea de cómo es Ethan!- Exclamó el cazador más fuerte, jamás le había escuchado hablar en un tono tan frenético – ¡Te lo advertí viejo!-  Y un fuerte golpe se escuchó sobre el tronco de un árbol, el puño de Desmond dejó un gran agujero y por un momento pensé que el roble caería, pero no cayó. Vi a Desmond alejarse un poco del rostro del hombre mientras sujetaba su estómago

 y comenzaba a toser con fuerza, hasta que de su boca escapó desenfrenadamente un pequeño chorro de sangre. Por un momento me preocupé y estuve a punto de salir a su encuentro para ayudarle, pero me detuve.

- ¿Qué fue lo que hiciste, Desmond?- El viejo lo tomaba por los hombros y le ayudaba a reincorporase -¿Qué hiciste con el chico? ¿Acaso salvaste al joven que Ethan mordió?- ¡No me había equivocado! ¡Ese maniático me había mordido! ¿Pero por qué después de eso acabe tan mal?

- No dejaría que se pudriera como nosotros, jamás- Musitó apenas mientras se apoyaba  contra el maltrecho árbol y comenzaba nuevamente a vomitar sangre. No entendí en absoluto lo que quiso decir con eso, pero lograba comprender que Desmond me había salvado de un terrible destino.

- Fue muy arriesgado de tu parte, Desmond…- Dijo el hombre de blancos cabellos como si le estuviese regañando –Sabes que la sangre de un impuro contaminará la de un purasangre…- Ambos comenzaban a hablar cosas que para mí carecían de sentido, empezaba a confundirme.

- Podrías morir, ¿Lo sabes?…-

- ¡Nada de esto habría pasado si tú le prestaras más atención a ese niñato!- Exclamó aún mientras de su boca esparcía sangre. Sus piernas parecieron tambalear y perdiendo el equilibrio cayó arrodillado al suelo.


- ¡Dios! ¡Desmond! - Vlad se arrodilló junto a él e intento sostenerlo - ¿¡Desde hace cuánto que no te alimentas!?-

- ¡A quién demonios le importa!- Gritó apartando la mano de su hombro.

- ¡Vas a morir si no lo haces! ¡Mírate, estás desnutrido y débil!-

- ¡Ese no es tu asunto!- ¿Desmond desnutrido? Yo lo veía en perfecto estado, no comprendía a qué se estaba refiriendo.

- Déjame solo, Vlad-

- Pe…Pero Desmond- Intentó decir el hombre.

- ¡Vete y controla a ese endemoniado que tienes de aprendiz!- Ordenó furioso – No quiero verle nunca más acercándose a este pueblo…- Y bajando el rostro dio paso para que nuevas arcadas comenzaran a invadirlo otra vez. El peliblanco dio una última mirada al desvalido Desmond que yacía en el suelo y se retiró. Me quedé observándole por un momento, jamás le había visto tan mal, jamás le había visto enfermo y esto me preocupaba de sobrmanera, seguía allí vomitando sangre mientras todo su cuerpo temblaba ¿Por qué demonios estaba así? ¿Qué  tenía que ver esto conmigo? ¿Acaso estaba sintiendo lo mismo que yo cuando enferme? ¡Debía ayudarle!

Sin pensarlo mucho salí del arbusto y me dirigí hasta él corriendo. Cuando me vio aparecer entre los frondosos árboles su rostro pareció desconcertarse, me miró sorprendido con la boca entreabierta mientras intentaba decir algo, que no alcanzo a pronunciar.

- No digas nada, no digas nada- Repetía mientras me arrodillaba junto a él e instintivamente apoyaba su cabeza contra mi pecho –Estás bien ahora…- El solo pensar que él estaba sintiendo lo mismo que yo, que estaba viviendo el mismo horror que yo viví hacía apiadarme de él.

- S…Sasha, tu no entien…-

- Shhh…- Interrumpí mientras comenzaba a acariciarle el pelo, estuve así, por un largo rato acariciando sus blondos cabellos que se enredaban fácilmente entre mis dedos, esto parecía tranquilizarlo y calmarle hasta que logré que cayera dormido entre mis brazos.

Dificultosamente lo tomé en mis brazos y lo cargué hasta la cabaña, caminé alrededor de una hora, el viento en contra y la fuerte tormenta que comenzaba a azotar todo el lugar hacían la tarea mucho más difícil, la luna llena resaltaba blanca y radiante en el cielo nublado y  era la única luz que me permitía seguir el sendero en la oscuridad. Desmond dormía mientras su respiración se hacía cada vez más agitada y su frente ardía en fiebre cada vez más, hice una pausa y me quité la caperuza y la puse sobre él para cobijarlo, quedando a torso desnudo. Seguí mi camino hasta que vi asomar las primeras luces de los candelabros de mi hogar.

Llegué y con una leve patada abrí la puerta.

- ¡Soul! – Grite para buscar a mi amigo - ¿Soul estás aquí? – No hubo respuesta alguna, la casa se hallaba completamente vacía y no tenía tiempo para buscar a Soul, me apresuré en recostar a Desmond sobre el colchón y en quitarle las ropas para poder secarlo y taparle con las mantas que estaban sobre la cama. Su pecho ardía y el sudor le cubría de pies a cabeza. No puedo negar que estuve a punto de entrar en desesperación por no saber qué hacer, tan solo atiné a poner sobre todo su cuerpo trapos húmedos para bajar la fiebre y quedarme a su lado a esperar que despertase. Deseaba que Soul estuviera allí para ayúdame, pero justo esta noche parecía haber desaparecido, las horas pasaban y no había rastro alguno de mi amigo y el cuerpo del cazador parecía hacerse cada vez más débil, su rostro empalideció mucho más de la cuenta y notorias ojeras comenzaban a rodear el contorno de sus ojos. Pensé que moriría allí.

- Desmond…- Comencé murmurando mientras palmeaba levemente sus mejillas - Desmond… ¡Por favor!-   Golpee un poco más fuerte y sus ojos parecieron reaccionar, comenzando a moverse lentamente -¡Despierta, Desmond! – Por fin sus ojos se abrieron, confundidos, cansados, el dulce miel que les caracterizaba se había oscurecido en un amarillo opaco y casi grisáceo, su mirada se perdía en la lejanía y el negro de las ojeras que la rodeaban mezclados con  la extrema palidez de su rostro e  la sensación de estar frente a un cadáver.

- ¡Oh, Desmond! - Exclamé alegre mientras lo estrechaba entre mis brazos, él apenas podía moverse, su cuerpo era víctima de múltiples escalofríos que se manifestaban en bruscos espasmos y su frente estaba ardiendo. No sabía qué hacer porque no tenía idea que era lo que le estaba pasando, solo atiné a poner más paños fríos sobre él y darle agua de beber. Él alzó la mirada triste hacia mí y me observó con dulzura.

- No mejoraré, Sasha- Musitó apenas mientras me miraba con tierna sonrisa.

- Claro que mejorarás, Desmond- Dije con la voz entrecortada mientras correspondía la sonrisa –Pero por favor, dime qué es lo que tienes…-

- Nada que tú puedas sanar…- Dijo tosiendo mientras pequeñas gotas de sangre comenzaban a escapar de su garganta. Sabía que Desmond me ocultaba algo, él sabía perfectamente como curar su enfermedad pero por alguna razón se rehusaba a decírmelo, solo había una persona que podía responder todas mis dudas.

- Iré al bosque por unas hierbas para bajar tu fiebre…- Mentí mientras luego de acariciar su cabello me ponía de pie. El pareció querer detenerme, pero apenas tenía las fuerzas para levantar su mano.

- No te preocupes- Sonreí –Volveré pronto…- Y rápidamente salí de la casa.

Corría entre la lluvia que ya había comenzado a bajar su intensidad y bajo la luna llena clara y radiante me adentré directamente en el bosque, debía encontrar alguna forma de encontrar a Vlad o a Ethan, sabía que ellos conocían la enfermedad de Desmond, eran los únicos que podían darme una respuesta.

Anduve durante una media hora corriendo sin detenerme, me dirigía al mismo lugar dónde había encontrado a Desmond discutiendo con Vlad, por algún motivo creía que él podía seguir allí.

Llegué luego de un rato, todo el sector estaba cubierto por frondosas ramas y enredaderas que cubrían todo el lugar y dejaban todo completamente a oscuras, apenas un par de rayos lunares lograban colarse entre las gruesas hojas. Justo ahí se encontraba Vlad junto a Ethan, el peliblanco hizo un gesto para que me acercara, como si hubiesen estado esperando mi llegada. Caminé hasta ellos, primero pasé al lado de Ethan intentando bajar la mirada para que no clavase sus anaranjados ojos en los míos, pasé sin hablarle, una pequeña risa burlesca escapó de sus labios y un escalofrío me recorrió de pies a cabeza.

- Hola, Sasha…- Susurró con siniestra voz, otro escalofrío me invadió y el pareció darse cuenta. Sin quererlo levanté la mirada, desafiándolo, y me encontré con sus fatales ojos ya enterrados en los míos, sentí como si un hilo esparciera  sus ojos y se encadenara a mí. No respondí el saludo.

- Vlad…- Dije casi susurrando cuando llegue junto al peliblanco, el clavó sus pupilas rojas como la sangre en las mías e hizo un gesto para que hablara.

- Necesito tu ayuda…- Terminé. El peliblanco sonrió para sus adentros, respire hondo y continué:

- Es Desmond…Él está muy mal…-

- Él te salvo, Sasha- Interrumpió, yo asentí con la cabeza y seguí hablando: 

- El caso es…Que no sé qué es lo que tiene…-

- Él está muriendo por salvarte, ahora deberías retribuirle…- Volvió a interrumpir, quedé mudo por unos momentos ¿Cómo iba a retribuirle si no era de esta forma? ¡Estaba hablando con un extraño, poniendo mi vida en peligro bajo la luna llena solo para saber cómo ayudarle!

- No sé de qué hablas…- Dije confundido.

- Solo puedes retribuirle con tu vida…- Musitó apenas el pelinegro que estaba un poco más atrás, por un momento sentí mi cuerpo congelarse en otro incómodo escalofrío –Tu sangre….- Terminó Ethan mientras se acercaba lentamente a mí y posaba sus manos en mis hombros – Esa dulce sangre que corre por tus venas…- Susurró en mi oído.

- ¡Ethan!- Gritó enfadado Vlad mientras hacía un gesto para que se apartara de mí, el obedeció.

- ¿A qué te refieres con mi sangre…? – Pregunté dirigiendo una desafiante mirada al pelinegro, sus naranjas pupilas se expandieron sorprendidas:

- ¡¿Cómo?! ¿Acaso no lo sabes?- Negué con la cabeza

- Desmond es un vampiro…- Le miré desconcertado. El mito de los vampiros era muy popular entre la gente del bosque, seres nocturnos que se alimentan de sangre humana para poder vivir ¡Eso era demasiado estúpido!

- No…no puedo creer eso- Negué con la cabeza.

- ¿Ah, no?- Rió sarcásticamente Ethan - ¿Y qué me dices de esas marcas que te he dejado en el cuello?- Tragué saliva nerviosamente -¿No sentiste acaso la sensación de dos pequeñas agujas penetrando suavemente tu piel?- Me estremecí al ver sus afilados dientes resaltando en su sonrisa blanca. Recordé entonces cuando Ethan me atacó, recordé la horrible sensación de tener sus colmillos sobre mí desgarrando mi piel y llevándose el tan preciado líquido carmesí que se hallaba dentro de mi cuerpo.

- Tu debiste haber sido uno de nosotros…- Dijo clavando una siniestra mirada –Pero él te salvó… Y se condenó por ti-

Era demasiada información para mí, no podía entender cómo es que Desmond era una de esas criaturas relatadas en los cuentos de los padres para asustar a sus hijos ¿Acaso ellos no resistían la luz solar? Yo había caminado junto a Desmond bajo los abrasadores rayos del sol ¡Esto debía ser una broma!

- Los vampiros no pueden resistir el sol…-

- ¡Claro que no!- Exclamó riendo –Un vampiro mestizo no podría hacerlo- El pelinegro se acercó a mí y tomó mi rostro con sus uñas afiladas –Pero un pura sangre como Desmond puede resistirlo…-

Estaba confundido, primero hombres lobos ¿¡Ahora vampiros!? De alguna forma tenía que creer en el tan increíble relato que me contaba Ethan, lo que hace un tiempo para mí eran tan solo leyendas ridículas ahora se transformaba en realidades y en verdades y estas eran las únicas pistas para salvar a Desmond. Aparté las garras del pelinegro de mi rostro y clavé desafiante la mirada en sus ojos:

- Entonces dime… ¿Qué debo hacer?- 


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