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Hey, Yu por Marcianita

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Notas del capitulo:

Pareja: Lavi/Kanda.

Advertencias: Esta historia contendrá contenido homosexual, tanto sea de forma sentimental como sexual, si aborrece de esto por favor guárdese el disgusto y no lea.

Desclaimer: Todos los personajes mencionados son de Katsura Hoshino, ninguno me perteneces solo los tomé prestados para la historia.

Prólogo


La magia del primer amor consiste en nuestra ignorancia de que pueda tener fin.

Benjamin Disraeli


Por más que era pequeño Kanda tenía en cuenta varias cosas:

1.- Odiaba ese lugar.

2.- Todos le veían como un bicho raro.

3.- Un infeliz le estaba siguiendo a cada lugar al que iba.

Quiso hacerse al loco, claro, lo intentó por un tiempo – corto, muy corto – pero por más que quisiera hacerlo, no pudo pasar ese detalle por alto. No, porque esto ya estaba pasando por el tiempo aproximado de una hora, y estaba jodiendo su minúscula paciencia.

Enfurruñado se volteó para encarar a quien sea que sea, ese inepto que le seguía, y sacando la voz más frívola de sus pulmones dijo:

— ¿Podrías dejar de seguirme?

Detrás de la pared que estaba a la espalda del japonés salió, para su sorpresa, una pequeña niña, tenía el cabello castaño largo comprimido en una coleta ni alta, ni baja, y sus enormes ojos se fijaban en él temerosos, estos estaban al borde de las lágrimas. Le dio un poco de pena ver su expresión, pero la emoción se diluyó rápidamente al acordarse la razón de su molestia, tal vez la hubiera al menos insultado, pero como la chiquilla parecía hacer una perfecta simulación de un estatua, vio como lo más coherente el darle la espalda y marcharse.

Así lo hizo, caminó por donde ya tenía planeado, pero tras dar unos cuantos pasos pudo escuchar cómo le seguían por detrás. Exasperado volvió a voltearse.

— ¡Deja de acosarme maldita sea!

Y puede que sea por el tono de voz, por el seño fruncido del niño que lo hacía ver terriblemente odioso, o bien esa acusación que se sintió por demás insultante, pero la niña dejó de verle con ojos de borrego, más bien hizo una mueca con los labios, y prontamente respondió:

— Yo… yo no te estoy acosando.

— ¿Entonces qué carajo haces?

— Te sigo, porque me llamaste la atención, y quiero que seamos amigos.

Kanda, ya hastiado, rogó para que su paciencia no se acabase, e hiciera que por primera vez en su vida golpee a una mujer hasta que sus manitas duelan. No lo hizo, decidió hablar primero.

— No me jodas — a su "bella", y "hermosa" manera.

— Tú no me jodas a mí — aunque claro vino sin pronóstico la respuesta de la chiquilla.

Ambos niños se miraron encolerizados, Kanda que tenía un temperamento muy – tal vez demasiado – explosivo, quiso intimidar a la niña agarrándole de los tirantes de su vestido blanco, y en reacción aquella castaña lo empujó, haciendo que el de cabellos ébanos casi se caiga al suelo. Querían golpearse, comprobar por cuenta propia la resistencia de los dietes de leche del otro, pero antes de poder hacer lo que tenían planeado fueron interceptados por dos cuidadoras.

Eran mujeres grandes y robustas, a la vez que tenían una cara perdida entre los años con arrugas, tan similares entre sí, que era innegable el hecho de su parentesco.

— Sé que es difícil estar aquí, pero por favor no se peleen aquí harán cundir el pánico con los otros niños.

Kanda frunció el ceño, como si intentase intimidar a ambas señoras, pero no lo hizo. Y la impotencia de no poder rehuir de esto llego a hacer que vuelva a sentirse mal por su condición de huérfano.

— Que ella me deje de acosar — al final decidió por defenderse ante la reprimenda.

— Te he dicho que no hacía idiota, solo quiero ser tu amiga.

— ¡Yo no pienso juntarme con alguien como tú! — Gruñó el chiquillo mientras endurecía más sus finas facciones.

— Chicos, por favor calmar…

— ¿Por qué no? No me veo lo malo. — Bramó la niña mientras se acercaba al que estaba en su delante.

— Porque me caes mal así de simple — dio otro paso adelante.

— Eres un amargado — otro paso.

— Y a mí me jode tu presencia.

Estaban de nuevo en la posición inicial de hace un rato, pero antes de hacer lo que sea, calmaron toda la faena – de nuevo – esta vez agarrándoles de los hombros con una fuerza casi doloroso. Kanda no deseaba que le toquen, no quería sentirse denigrado bajo las manos de unos extraños, así que bruscamente alejo la mano de la cuidadora, y le vio con ojos furiosos, como una fiera lista para desollar a su presa. El "No me toque" fue solo un complemento.

-o-

El lugar olía a humedad, y podía escuchar claramente una gotera, pero no sabía en dónde se encontraba ya que el cuarto estaba demasiado oscuro. No vio más solución que sentarse con la espalda recta contra la pared, sin evitar que sus facciones se arruguen ante la furia creciente. Y se sentía aun más irritado de que la causa de todo estuviera en la misma habitación.

Los habían castigado. Después de empezar con los sermones – demasiados molestos – les llevaron a rastras a un cuarto designado para "Los niños malos," cabe decir que Kanda supo desde que entró que este sería un lugar al que iría seguido, y no le gustaba ni un pelo.

Aquel cuarto era pequeño, y por ende podía escuchar cualquier ruido que había dentro, como esa gota que caía persistente, o bien la respiración acompasada de esa chica. Pero no pasó más de tiempo de relativa paz, ya que la escuchó hablar, de nuevo.

— ¿Me dirás al menos que te llamas?

El niño pequeño de ojos rasgados y de hermoso color azul, hizo una mueca son sus labios, mientras se preguntaba la fórmula secreta para callarla. Y cuando volvió a insistir con la misma cuestión se dio cuenta que lo más posible es que esta no existiera.

— No quiero hacerlo.

— Eres un amargado, no te pido nada difícil — reprochó haciendo un mohín con los labios que Kanda no llegó a ver.

Y el ridículo silencio interrumpido por ambas respiraciones fue puesto otra vez en marcha, lo raro fue que el mismo niño japonés fue quien lo irrumpió.

— Tsk, Kanda Yu

— Yu, un gusto conocerte, quiero que seamos amigos — declaró mientras le extendía la mano, una mano que Kanda se negó a tomar, seguía reacio a ser amigo de tal persona.

Pero ella pareció ignorar el acto de desprecio, tenía una sonrisa dibujada en el rostro, Kanda lo intuía a pesar de que no podía verla entre la oscuridad reinante. Y eso creo una emoción extraña que no sabía identificar. Pensó que era desprecio, o algo por el estilo.

— Ahora te diré mi nombre.

— No quiero saberlo.

— Pero yo quiero decirlo.

— No.

— Sí.

— ¡No!

— ¡Sí!

La puerta se entreabrió y otra mujer les vio con ojos acusadores, como si fueran parias.

— ¿Están peleando?

Y ambos de forma maquinal negaron con la cabeza, y dijeron al mismo tiempo que "no," simulando una calma que no estaba presente. La actuación pareció convencer a la mujer, quien cambio de gesto, y abrió por completo la puerta de la tétrica habitación. Dándoles por fin la deseada libertad.

Fue así de simple, ni bien dicha mujer se perdió de su rango de visión aquella que parecía tan persistente en ser su amiga sacó de su garganta una carcajada, y su risa parecía un canto, el viento que te acaricia la cara y parece dar paz, un himno de alegría; así que fue inevitable que Kanda sonriera, y después, viniera la risa.

— Mi nombre es…

— No quiero escucharlo.

— Amargado. — La sonrisa que seguía impresa en el rostro de la infante pareció desvanecerse de un momento a otro. Algo le dijo a Kanda que ella se veía mucho mejor cuando los hoyuelos se formaban en sus mejillas, y estas mismas se coloreaban de pura alegría.

Ese día, sin que siquiera uno de los dos se diese cuenta algo había nacido.

— Bueno, dímelo.

Notas finales:

En primera instancia creo que merezco celebrar un poco el inicio de esta historia, porque es la primera historia que escribo fuera del fandom de Naruto, así que siento que mi racha de solo inspirarme en un anime/manga por fin se desvaneció, así que tiro confeti y hago una fiesta, jajaja.

En fin, en lo que respecta a la historia, si bien en este episodio no hay ni un poco de interacción entre Lavi y Kanda, hay que entender que este es un prólogo y mi explicación de lo que será la problemática, una que se verá conforme se realice la trama.

Me debatí mucho acerca de quién usar como el "primer amor" de Kanda, era o bien Alma, o aquella que fue su amada, pero bien yo creo ambos entes son en cierto sentido lo mismo. Alma era Alma porque era ella al fin y al cabo, por eso su relación con Kanda se proyectó también así de linda porque él siempre fue esa persona especial para Kanda. Su historia siendo franca me parece jodidamente romántica. Pero… esta pareja no es la protagonista – tal vez algún día lo haga – y lo que es la verdadera historia empieza dese el próximo episodio.

Esta será una historia larga – hasta por donde yo la veo – así que necesito su apoyo, así que si a alguien le interesa la continuación por favor comenten. Quiero revivir esta sector del fandom que está casi muerto en lo que respecta a historias en español – no los culpo, eso va a cuenta de Hoshino – pero como soy yo, quiero ayudar a revivirlo. En fin, muchas gracias por leer, hasta otra.


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