Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Aullando bajo la misma luna por sombra_larga

[Reviews - 150]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Gracias por leer

Notas del capitulo:

ES mi primer Fnafic, asi que una disculpa por todos los errores que pueda tener, intentare actualizar una vez por semana.

Gracias por leer.

En estado de edición, dios no puedo creer como han leido esta historia, en verdad tiene muchas faltas de ortografía y en la historia. Perdoon, muy pronto actualizaré la segunda temporada y mis demás historias.

  

Capítulo 1 “el compromiso”

Una trio de lobos corrían presurosos por los pasillos, o más bien túneles, que se iban alumbrado por varias antorchas que colgaban de las paredes rocosas. Llegaron a su destino, entraron en un salón gigante, con muchos decorados que lo hacían digno de cualquier puesto real.

Desentonando un poco un enorme hombre, del tamaño de un oso, se encontraba sentado afilando un pequeño trozo de madera con las largas garras. El hombre ni se inmuto por la escandalosa entrada.

-mi señor- dijo uno de los lobos- el enemigo ha logrado avanzar necesitamos nuevas órdenes-

- ¿Cuántos son? - pregunto tranquilamente

-alrededor de mil-

-no pueden ser tantos, hemos derribado a varias de sus tropas y el sol está por salir-dijo levantando la mirada, haciendo retroceder a los lobos.

-sobre eso señor- dijo con algo de duda en la voz- al parecer han conseguido una alianza con los humanos- el enorme hombre se paró del lugar, haciendo que los lobos retrocedieran nuevamente varios pasos.

-¿Cuántos hombres quedan?-

-alrededor de trescientos-

-bien, consigue a cien más-

-¿Mi señor, no es que dude de usted pero…-

-con esos bastaran yo iré con ustedes- ordeno comenzando a transformarse, destrozando la ropa en el proceso.

-pero mi señor, es muy peligroso, si algo le llegara a pasar…-

-no me importa, tu solo obedece- le ordeno la voz un poco más rasposa y grave que antes. Teniendo ante ellos a un gigantesco lobo negro con los ojos de un intenso rojo, que clamaban por sangre.

-¡sí señor!- dijeron al mismo tiempo los lobos intimidados, ya que junto al lobo negro ellos quedaban como simples cachorros de leche.

 

 

 

Unos días después…

Un pequeño de cabellos blancos corría presuroso por el bosque, las mejillas rojas y la respiración agitada. Detrás, varios lobeznos lo seguían con la lengua de fuera y los ojos brillantes de diversión.

-¡si siguen así de lentos nunca me atraparan!-les grito el niño, los lobeznos le ladraron como respuesta.

Para el niño se acabó el bosque, pero él siguió corriendo. Se adentro entre los lobos y hombres que realizaban las tareas del día, estos le ladraban o le gritaban, paso por el rio esquivando a las hembras con sus cachorros. Estaba a punto de llegar de nuevo al bosque, y ganar el juego, pero se tropezó con una piedra y cayó de boca al suelo llenándose de tierra en el proceso. Enseguida todos los lobeznos se abalanzaron encima llenándolo de lodo y lametazos.

-¡ya paren!-les grito entre risas, revolcándose aún más entre la tierra-¡me rindo!- los cachorros  pararon y tomaron la forma de cinco niños desnudos.

-te dije que no eras tan rápido- le presumió un niño de pelo rubio y ojos negros.

-pero eso no cuenta- le reclamo el de cabello blanco- ustedes tienen ya su forma de lobo- dijo inflando los cachetes.

-no es nuestra culpa que tu no puedas- le contesto otro niño.

-si es cierto no es nuestra culpa que seas raro-dijo otro.

-no se metan con el- les advirtió el niño rubio, interponiéndose en entre los niños y el otro.

-de nuevo lo defiendes James- le burló uno- no sirve de nada, mi madre me dijo que es un simple bastardo-

-que dijiste imbécil- le reto el cabello blanco. A pesar de ser varios centímetros más bajos que los demás y claramente más delicado-repítelo si tienes huevos- los niños se quedaron con la boca abierta por la sucia boca del niño.

-no sé porque nos sorprendemos- se recompuso un niño- no me extraña que tengas esa boca, cuando mi padre me dijo que tu madre era una puta-

Eso fue todo, tanto el peliblanco como el rubio se lanzaron contra los tres niños, estos se transformaron y empezaron a usar las garras y colmillos. Los aldeanos se empezaron a acercar para ver como la bola de garras y manos iba de un lado a otro.

Eso fue hasta que una morena mano jalo del pelo blanco.

-¡qué carajo crees que haces!-todo movimiento se detuvo al ver de quien se trataba-¡largo, todos!-dijo mirando en dirección a los aldeanos. Todos corrieron despavoridos, cuando el peliblanco volteo en busca de los demás cachorros estos ya se habían esfumado.

-¡y bien…!-grito la mujer hacia el pequeño que valientemente le encaraba la mirada, la mujer furiosa le tiro una cachetada que lo mando al suelo-¿¡cuántas veces te he dicho que no salgas!?-esta vez un jalón de cabello.

-estaba muy aburrido-dijo en un susurro temeroso- en casa nadie juega conmigo- la mujer soltó el cabello y lo miro con el ceño fruncido-lo siento- se disculpó apretando los dientes y bajando ya la mirada.

La mujer iba a contestar, pero al ver como todos los de la aldea los miraban disimuladamente prefirió guardar silencio.

-camina- le dijo secamente, al mismo tiempo que jalaba del delgado brazo. Todos se quitaban del camino al ver la cara de la mujer, llegaron al inicio de un espeso bosque, donde dos enormes lobos los esperaban. Ninguno dijo nada, solo los atravesaron y estos los siguieron.

-y bien, porque saliste de la casa-

-yo quería jugar con alguien, ninguno de tus hijos quiere jugar conmigo- reclamó el pequeño en un susurro.

-no tienen porque, te lo he dicho, solo me encargo de ti porque mi macho me lo ordena- dijo cortante la mujer morena de cabellos negros y ojos cafés- no sé porque tu padre te dio cobijo, siendo tu madre una cualquiera- burlo la morena.

El peliblanco se mordió la lengua, al saber que respondiéndole solo ganaría una paliza más.

-¿Por qué no me dejan salir?- pregunto por lo bajo el niño.

-eso es algo que no te incumbe, lo sabrás a su debido tiempo- dijo lo último en un susurro malicioso.

 

En un gran salón de piedra, se encontraba un rubio hombre muy alto y con una cicatriz cruzando su masculina cara, esperando impacientemente noticias del avance de las tropas, ya que al parecer los muy malditos habían logrado hacer una alianza con los humanos.

Interrumpiendo sus pensamientos un lobo café llego corriendo.

-mi señor hemos recibido nuevas órdenes- dijo agitado el lobo.

-primero que nada- dijo asiéndole una seña para que acerque- dime como está la situación en el campo de batalla-

-logramos hacerlos retroceder, destruimos a todos los humanos, y los vampiros tuvieron que hacer retirada debido al sol-

-pero, como lograron vencerlos, eran muchos por lo que me informaron- dijo sorprendido, no es que no confiara en las ordenes de su señor pero aquello no era cualquier enemigo insignificante.

-nuestro señor se metió en la batalla-conto emocionado el lobo- debió de haberlo visto, fácilmente acabo el solo con la mitad del ejercito-

-¡pero como que se metió en la batalla!- dijo exaltado, si su líder moría todo sería un caos.

-lo sabemos mi señor- dijo el lobo – pero nos dio esa orden- dijo algo resignado.

-a veces siento que nuestro señor es un suicida- susurro más para sí mismo- como sea, cual es la orden-

-nuestro señor ha ordenado una junta de jefes- dijo tomando un aire serio- ha elegido su territorio como punto de reunión, llegaran en unos dos días cuando mucho-

-¿Alguna idea del tema de la reunión?- pregunto serio, para que su señor quisiera reunir a todos los jefes era algo serio.

-Aun no es confirmado, pero al parecer nuestro alfa quiere tener un heredero y para eso elegirá una hembra-

-¿¡Qué!?- exclamo exaltado el líder- ¿pero  no se acuerda que paso con la anteriores?-

-Mis órdenes son avisarle, los otros puntos se discutirán en la junta-

-Entiendo, puedes retirarte- el lobo café se dio la vuelta y salió corriendo. El rubio hombre dio un largo suspiro y se sentó en el acolchonado “trono”, que era un enorme cojín de las más finas de las sedas y relleno de las más suaves plumas. La habitación del alfa siempre se encontraba en medio y era un gran cuarto, donde había colchones y comida, además de las obvias comodidades que recibía el líder de una manada.

Mientras tanto el líder sonreía, él ya tenía un gran candidato imposible de rechazar, era sabido que cada líder tenía que ofrecer a una mujer o doncel (aunque estos eran muy raros y valiosos para encontrar a uno soltero), claro además de querer complacer a su líder, el que diera el mejor postor ganaría favores de su señor.

El hombre se terminó por acostar y sonrió aún más, era imposible de rechaza algo así.

 

En medio de un campo lleno de humo y cuerpos ya sin vida, se podían observar lobos con hocicos llenos de sangre buscando a heridos o muertos.

De entre todos se destacaba a un enorme lobo negro que algo alejado de los demás esperaba sentado los informes.

-se perdieron muchos esta vez- dijo un lobo gris manchado- demasiados-

-siempre es lo mismo-le respondió el lobo negro-las disputas nunca acaban-

-se podrían acabar si…-le dijo con confianza el gris, antes de ser interrumpido por un gruñido-no te enojes, solo decía-

-pues deja de decir- le corto el pelinegro- pronto partiremos a la manada del norte- cambio el tema el lobo más grande.

-lose- le respondió el gris- de eso te quería hablar… ¡¿Cómo es eso de que estas buscando hembra?!- le grito exaltado.

-no estoy buscando hembra, sino alguien que me dé herederos- le respondió con tranquilidad.

-es igual- le replico el otro- ¿Qué no te acuerdas de lo que paso con las otras? -

-si- simplemente respondió el lobo.

-¿entonces?-replico el gris- porque este repentino deseo de paternidad-

-no es un deseo, es una necesidad-

-¿necesidad de que… de coger?-dijo incrédulo-porque si es así tienes a un montón de lobas que matarían por tu poll…

-deja de decir estupideces –le calló con un gruñido- solamente que… los días se me hacen más largos y cansados…-

-no hables tan deprimente, me contagias Lucian- le dijo tranquilamente- hablas como un viejo estreñido-

-eso es porque soy un viejo. Cada día se me hace más difícil seguir- dijo en un suspiro- solamente quiero dejar a mi manada segura-

-y para eso necesitas un heredero-

-así es, debo dejar un sucesor, para prevenir guerras entre nosotros mismos, la manada siempre tiene que estar unida-

-ya, te entiendo…

Antes de continuar un lobo llego corriendo.

-señor, ya hemos terminado de recoger a los heridos y caídos- informo el joven lobo.

-muy bien, empiecen a recoger todo no vamos a la manada del este-

-¡sí señor!-

 

Un pequeño peliblanco y una pelinegra caminaban hacia el centro de la aldea, donde se alzaba una casa se podía decir, una construcción cuadrada con ventanas, hecha de barro y con adornos hechos de espejuelos que se incrustaban alrededor de las ventanas. Adentro se encontraban dos enormes lobos haciendo guardia a un nada especial cuadrado en el suelo, que era inicio de unas escaleras.

-buenas tardes, mi señora- saludaron al mismo tiempo los lobos, haciendo caso omiso del pequeño que iba cabizbajo.

Esta no hizo caso al saludo, y empezó a adentrarse en las oscuras escaleras, seguida por peliblanco.

La escalera se adentraba en un túnel que, aunque grande era escalofriante, al estar solo alumbrado por sencillos candelabros colgados. Las escaleras eran un gran y tenebroso trayecto, pero al terminar se podía observar una maravilla.

Del túnel, se abría una enorme cueva subterránea, lleno de pasto verde y flores y uno que otro árbol, en medio de este se alzaba un pequeño y hermoso palacio.

Hecho de algo parecido al mármol, en tonos grisáceos y decorado con un sinfín de diseños que contaban historias de los antepasados. Flores delicadas se esparcían alrededor de todo y niños de diferentes edades jugaban en la natural alfombra verde.

-¡mami!- gritaban casi todos los cachorros, empezando una carrera hacia la mujer que les dedicaba una bella sonrisa.

-hola mis pequeños ¿me extrañaron? - decía dulcemente cargando al más pequeño, siendo este de dos añitos de edad y el más grande de dieciséis.

-si mucho- respondían.

El pequeño peliblanco se apartó de esa melosa escena y siguió su camino al palacio.

-adonde crees que vas Claude- le dijo ya seria la morena.

-a mi cuarto-contesto secamente.

-ni creas que no le voy a avisar a tu padre-

-¡haz lo que quieras!- le grito, sacándole la lengua; para luego arrancar a correr.

 

El infante entro en el pequeño castillo, e ignorando a todos siguió corriendo hasta llegar a su habitación, que era un pequeño cuarto lleno de cojines tirados por todo el suelo, un espejo colgado de una pared y uno que otro juguete.

El niño se hecho de espaldas a uno de los tantos cojines, su cara le ardía por la fuerte cachetada, se puso ahora bocabajo intentando acallar los sollozos que querían escapar de su boca, junto con esas saladas gotas de tristeza y rabia.

Rabia por no saber, no saber el porqué, del rechazo de los adultos, rabia por el trato de la hembra de la manada, rabia por saber que no podía hacer nada contra ella. Por último, tristeza por la soledad que sentía, solo tenía a su amigo y a su padre, a nadie más.

Rendido, el pequeño dejo salir el llanto y los sollozos que habían ganado la batalla. Acabando en un llanto casi aullido desgarrador.

 

Mientras tanto la hembra de la manada hacia entrada a los aposentos reales.

-¡Divan!- ese molesto grito fue lo que despertó al alfa que se encontraba tomando una rica siesta-¡despierta!- volvió a gritar, tirándole todo lo que encontraba a su paso.

-yo también te extrañe cariño- gruño Diván – ¿Qué paso ahora?-pregunto en un tono resignado. El alfa dio un largo bostezo enseñando los largos y blancos colmillos, antes de empezar a estirarse, estiro las patas, dejando salir las largas y gruesas garras.  La lobuna forma del alfa era de un arenoso amarillo, con algunos mechones blancos, al igual que los otros alfas su forma era considerablemente más grande que los demás lobos; aunque claro ninguna como el alfa principal.

-¡estoy harta de tu hijo!- le contesto histérica-¡no me obedece ni respeta, volvió a salir!

-es normal, se aburre aquí dentro- le respondió tranquilamente- no hace daño a nadie- el lobo avanzo hacia la molesta hembra, mientras tomaba forma de un atractivo y viril hombre rubio, con una cicatriz y unos increíbles ojos dorados.

El desnudo hombre llego hasta su hembra y la tomo de las caderas restregándole su dura erección.

-Divan hablo enserio- dijo en un gemido la mujer- ya estoy harta de esto, entiendo que sea tu hijo pero…- la mujer no pudo seguir hablando al ser callada por los labios del hombre- ¡Divan!-

El macho al darse cuenta del tono se aleja de la hembra, y resignado se acuesta, aun desnudo, en los cojines.

-ven aquí- dijo palmeando a su lado-¿Por qué te molesta tanto?-

-no se tal vez porque es mestizo, si hubiera sido de otra hembra…-

-pero no es así, y sigue teniendo mi sangre- dijo con el ceño fruncido, entendía a su esposa, teniendo que cuidar al cachorro de otra, pero aun así seguía siendo suyo. Los lobos sentían un instinto de protección asía sus cachorros- de todos modos, eso no importa tanto-

-eh ¿Por qué? - dijo en verdad confundida.

-porque nuestro señor está buscando hembra de nuevo- dijo con una deslumbrante sonrisa.

-y se supone que vas a dar a ese mocoso, solo es eso un mocoso- dijo molesta la otra, aunque algo feliz ya que si conseguía que aceptaran a ese niño… por fin se podría deshacer de él.

-no es un mocoso es mi cachorro y, además, sobre su edad se puede llegar a un acuerdo- jalo a su hembra hacia su pecho desnudo-Si lo acepta como su esposo tendríamos favor de nuestro señor, al ser familia de uno de sus esposos-

-¿Por qué crees que va a elegirlo a él de entre todos?-

-porque es hermoso como su padre- dijo con orgullo- y además su sangre… su sangre lo hace especial.

En ese momento un lobo entro corriendo, sin importarle mucho la situación. Ya que los lobos no eran tan púdicos como las demás razas.

-¡señor!- se anunció el lobo, sin importar la desnudes y que estuviera con la hembra de la manada.

-¿sí?-

-nuestro señor está entrando en nuestro territorio, llegará en cualquier momento.

   

 

 

Notas finales:

Espero que les alla gustado


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).