Kill You:
Una mirada bastó para enamorarme de ti, con esa simple mirada me sentí perdidamente enamorado de ti; esa primera vez que te vi cuando estabas comprando un Cd en la tienda que trabajaba, te vi tan concentrado pensando en cuál de todos los que te llamaron la atención podrías llevarte, combatí con mis impulso si ir o no a ayudarte a elegir, pues, decidí ayudarte.
– ¿Necesitas ayuda? –Te pregunte, y tú me miraste con una sonrisa que me robó el aliento.
– Has sido un ángel caído del cielo. –Me dijiste y por tercera vez en el día me robaste el aliento – Necesito elegir un Cd para mi novia…
Por primera vez en mi vida tuve ganas de matar a alguien, y no sabes lo bien que se sintió.
Te ayude a pesar de la molestia que me causaba, elegí el mejor Cd para ti, no para ella, me prometiste que si le gustaba me llevarías un regalo, pues yo solamente sonreí, y tu nombre en ese momento no me lo sabía.
Espere durante una semana tu regalo, pero mucho más tu visita, cada día me levantaba con ganas de volver a verte, me vestía con la mejor ropa, hasta cambie el color de cabello por ti, y eso tú lo notaste cuando me volviste a ver. Te vi entrar con esa hermosa sonrisa tuya, vi tu recorrido hasta la caja de la tienda, le dijiste algo pero la cajera parecía no entenderte, entonces decidí ir donde ti.
– Hola. –Te salude y tú junto la cajera se voltearon hacía mi.
– Ya no es necesario, ya lo encontré. –Le dijiste a la cajera amablemente – Ta cambiaste el color de cabello.
– ¿Luzco mal? –Te pregunte y tú solamente sonreíste y negaste.
– En lo absoluto, me gusta cómo luce el rubio en ti. –Me alagaste y yo me sonroje un poco – Pero vengo a invitarte a que salgamos a tomar algo…
– Estoy trabajando… -Te respondí y tu expresión se colocó seria - ¿Para qué?
– En agradecimiento por la buena elección del Cd, a mi novia le fascinó.
Y esa fue la segunda vez que sentí ganas de matar, sentí ganas de matarla, matar a la persona que se entrometía entre nosotros, si bien no teníamos algo, yo estaba seguro que lo tendríamos.
Hablaste con mi jefa durante 46 minutos con 18 segundos, los calculé a la perfección. Te vi salir de la oficina de la zorra que tenía cómo jefa, tú le sonreíste y ella te acarició el cuello muy íntimamente, otra vez que sentí ganas de matar y fue por ti. Le hiciste una venia en forma de despedida y caminaste hacia mí.
– ¿Vamos? –Me ofreciste y yo te mire desconfiado – Te dio el día libre.
– ¿Cómo lo hiciste? –Te pregunte.
– Todo con una hermosa sonrisa y voy a ser tu compañero de trabajo por un día –Me respondiste y yo sonreí.
Ese día fue unos de los mejores que pase junto a ti, un día que sería imposible olvidarme porque fue realmente hermoso, pero a pesar que muy pocas veces nombraste a… ella…
Resultaste ser un hombre agradable con quien estar pero ni hablar de tu hermosura que mientras caminábamos varias zorras se voltearon a mirarte y yo sentía que enfurecía, pero siempre fui bueno fingiendo delante de la gente. Me fuiste a dejar a mi departamento no si antes intercambiar número de celular para mantenernos en contacto. Entré a mi casa con una amplia sonrisa en mi rostro y todo gracias a ti y tu hermosura.
Pasaron 3 días sin saber de ti y ni hablar de llamadas porque no habían, esperaba con ansias el día que tendría que trabajar donde yo trabajaba, y ese día que estaba más aburrido de todos los de la semana, entraste y mi día fue mucho mejor cuando yo tenía que enseñarte, pues tendrías que trabajar por una semana ya donde me sacaste y yo era el motivo por el cual se llenaba esa tienda, perdieron 3 días de trabajo, algo raro que tú ni yo entendimos, pero qué más si estaba junto a ti.
El primer día fue de práctica y de risas junto a ti, el segundo fue unos de los peores porque te llamó Soonkyu o Sunny como le llamaban sus cercanos y tú; su hermoso novio, te escuche decirle que la amabas y cosas cursis que no quise escuchar, pero el tercero fue el peor, te fue a visitar y tú la recibiste con un tierno beso en los labios y fue ahí donde me decidí que tendría que desaparecerla.
Lo mejor fue que al final te quedaste trabajando en la tienda porque según tú, era fácil y no cansador y agregaste que también era porque estaba yo; pero lo único malo era que Sunny como yo también le decía te iba a visitar los lunes y jueves, y eso fue algo que me ayudó a conseguir que desapareciera.
El día jueves llamé al trabajo diciendo que estaba enfermo y tú me contestaste, te preocupaste por mí y eso me dio más motivos para desaparecer a Soonkyu. Lo de la enfermedad fue mentira porque a las 17:23 minutos estaba frente a la tienda con una capucha negra para que no reconociera, la vi entrar a la tienda y 21 minutos más tarde la vi salir, y cómo siempre se fue caminando a su casa porque según ella caminar le hacía bien. La seguí por todo el recorrido y ella no se dio ni cuenta porque cuando estaba abriendo la puerta de su casa, yo con un pañuelo lleno de cloroformo la dejé inconsciente.
Cuando despertó estaba amarrada de pies y manos a una silla y cinta en la boca, y yo frente a ella con varios tipos de cuchillos tras de mí para matarla, y ni te imaginas cómo disfruté matarla, en mejores palabras la descuarticé, primero los dedos de las manos, después sus hermosas manos, seguido por los brazos y las piernas y en ese momento ya estaba muerta, pero yo seguí, le enterré más de 70 veces un cuchillo en el pecho y cuando termine saque su corazón guardándolo en una bolsa. Tomé mi bolso guardé el corazón y todo lo que llevé junto con mi cámara que fue la única testigo de todo lo que la hice sufrir. Antes de salir de la casa rocié bencina por todos lados de la casa y cuando ya me encontraba fuera le prendí fuego cómo ya lo tenía planeado.
Llegué a mi casa, me desnudé quedando solamente con bóxer, limpie todo lo que utilicé y me metí a bañar más tarde revelaría las fotos. Cuando ya estuve listo, con el pijama puesto me llamaste y yo supe porque.
– ¿Hola? –Pregunte inocentemente, y te escuche sollozar.
– Yixing… -Pudiste articular – Te necesito…
– ¿Qué sucede? ¿Por qué estás así? –Te pregunte.
– Soonkyu… Está muerta…
Fui donde tú me dijiste que estabas y te consolé, estuve contigo durante una semana cuidándote. Cuando iba a mi casa siempre pasaba por la habitación que tenía todo la evidencia del asesinato de Soonkyu y sonreía con satisfacción.
5 meses tuvieron que pasar para que al fin te recuperaras de esa depresión y un mes más para que tú me pidieras que fuéramos novios, ese día fue el mejor de mi vida porque todo lo que hice para que fuéramos felices tuvo su fruto y un hermoso fruto; nuestro amor.
– Yixing te amo. Gracias por todo.
La primera vez que me dijiste eso fue cuando cumplimos 2 meses de novios. Estar a tu lado siempre lo disfrute y arrepentirme de haber matado a Soonkyu nunca lo hice porque si no la hubiera matado no habría podido estar juntos amándonos.
Un día estábamos en mi casa, sentados-acostados, yo sobre ti y tú acariciándome mi cabello, siempre que tú ibas a mi casa me encargaba de cerrar con seguro la habitación que antes era de mis padres antes de que los mataran frente a mis ojos, pero que ya no era de mis padre sino donde tenía fotos tuyas que te tome cuando estabas desprevenido en el trabajo hasta las que cuando te seguía hasta tu hogar, y también las de la muerte de Soonkyu y en una caja trasparente el corazón de ella, para que no entraras, tú siempre me decías que algunas vez te gustaría conocer esa habitación pero yo te decía que ni yo entraba.
Llegaste sin avisar a mi casa y que a mí se me olvido cerrar la puerta con seguro. Lo dejé pasar y me fui a sentar contigo al sofá mientras veíamos una película y regaloneábamos. Te levantaste diciendo que querías ir al baño, pero cuando encontré que te estabas demorando recordé que dejé la habitación sin seguro, me levante de golpe y caminé por el pasillo y vi la puerta abierta, caminé y te vi viendo todo asustado.
– Yixing… ¿Qué es esto? –Me preguntaste asustado.
– Oh oh, creo que tendré que matarte…