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Il cavallo e il lupo por nyappy_neko

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Notas del fanfic:

Hola!!! 

Soy nueva publicando en este anime pero es que no podía faltar KHR en los fics que tenía que escribir!!! X3 uno de mis animes favoritos.

Y pues tenía que comenzar con un DinoxHibari ♥w♥

Como dije antes este es mi primer fic de Katekyo y espero que les agrade.... y gracias por haberle dado una oportunidad!! XD 

 

Notas del capitulo:

Mmmmm qué puedo poner -w-? 

Este fic salió de una inspiración al ver un mini doujinshi de kuroko no Basket (KisexKuroko) fue realmente hermoso *w* (Si tienen curiosidad el nombre era algo así:el gato que vivió miles de vidas... o algo así ºwº) 

Y cómo decirlo.... fue un gran esfuerzo y alegría lograr que sea un one-shot!!!! siempre escribo algo pero sin querer resultan laaaargos X3

 

jejeje no l@s molesto más...

 

los personajes pertenecen a Akira Amano y solo imagino lcas historias con ellos X9

 

 

Había una vez, en un pueblo cerca al bosque, un lobo de un hermoso pelaje negro como la noche y de ojos color violáceo como el cielo al final del crepúsculo.

 

A pesar de ser un ejemplar de semejante belleza era temido por todos los habitantes. Era conocido como el horror de sus animales, todas las noches sin falta alguna iba al pueblo y cazaba a un animal: gallina, pato, oveja, vaca…. No importaba el tamaño siempre era un animal por noche.

 

Y lo más peculiar de este animal era que era el único lobo del bosque.

 

Un lupo solitario.

 

 

Una noche el lobo bajó a una granja, se coló en el rebaño de las ovejas y asaltó a una de ellas. La cogió de la pata y viva la empezó a arrastrar. La oveja temerosa por su inminente final gritó auxilio, y sus compañeras al oírla repitieron gritando mucho más fuerte. La pobre fue mordida aun más para que cerrara el hocico.

 

Todo continuó así hasta que el bullicio del rebaño fue apagado por el retumbante sonar de un galope.

 

Un gran y bello caballo blanco de melena y cola dorada como los rayos del sol llegó de un salto a detenerlo.

 

- ¡Alto! - relinchó -¡Suelta a esa oveja! -    

 

- ¿Por qué debería de hacerlo? - preguntó sin siquiera soltarla.

 

- Es mi familia. Por eso - contestó estando a la defensiva. Si tenía que atacar lo haría.

 

El lobo se burló ¿Un caballo llamando a una oveja familia? ¿Tendrá un problema de personalidad acaso? No era su problema. Lo ignoró y continuó sin embargo el caballo saltó hacia él y tomándolo por sorpresa lo tumbó contra el suelo.

 

La oveja ya suelta escapó cojeando.

 

- Bastardo, ¿Qué pretendes hacer? - se quejó intentando quitárselo de encima pero el peso del potro era demasiado.

 

- Proteger a mi familia - le respondió reteniéndolo de los brazos contra el césped - ¿Tú no harías lo mismo? -   

 

El lobo se quedó en silencio durante unos segundos.

 

«Proteger a mi familia»

 

Nunca se le cruzó ni cruzaría esas palabras en la cabeza.

 

- ¿Familia? Yo no necesito eso - diciendo esto desconcertó al caballo lo suficiente para de un empujón quitárselo de encima.

 

- ¿Es que acaso no tienes una familia? - su voz denotaba pena.

 

No dijo nada.

 

- Pero los lobos andan en manada… ¿Cómo es posible que estés solo? -

 

Su tono y expresión triste, esa mirada de lástima incomprendida lo detestaba.

 

- Odio los lugares con demasiadas presencias -

 

- Aun así… ¿No te sientes solo? -          

 

El pobre caballo no entendía cómo ese ser pudo vivir tanto tiempo sin ninguna compañía ¡¿Cómo alguien puede sobrevivir en tanta soledad?!

 

- Eso no es de tu incumbencia, herbívoro -  

  

Ya no tenía nada que hacer. La cena de esa noche se había estropeado. Decidió marcharse.

 

- ¡Espera! - lo detuvo agarrándole del brazo - Mi nombre… es Dino Cavallone… ¿Cuál es el tuyo? -    

 

Dudó en decírselo pero después de unos segundos cedió.

 

- Hibari Kyoya -     

 

Hibari el lobo entró al bosque perdiéndose entre los arbustos.

 

- ¡Kyoya, nos vemos mañana! -  

 

El lobo no pudo dormir después de ello ¿Por qué el caballo le pidió su nombre? Pero lo que más lo aquejaba era el ¿por qué se lo había dado? Esa noche perdió el sueño además del hambre.

 

La siguiente noche regresó a la granja. A penas apareció se sentó junto a las cercas del rebaño. En el mismo lugar de su encuentro. Las ovejas al verlo empezaron a gritar. Que molestos son esos herbívoros pensó a la vez que se recostaba apoyándose contra la madera.

 

- ¡¡¡KYOYA!!! -  

 

El lobo saltó estremecido.

 

Era el caballo desbocado.

 

- Herbívoro…. -            

 

- Llámame Dino - pidió pero solo recibió otro “Herbívoro” por respuesta - Volviste, me alegra mucho que lo hicieras - sonrió sinceramente moviendo sus puntiagudas orejas.

 

- Solo quiero saber por qué me dijiste tu nombre -       

 

El caballo solo rió más fuerte. El lobo no era nada honesto con él.

 

- Oí que eras el único lobo del bosque - se apoyó en la cerca para acercársele más - Y me da pena saber que estás solo… -         

 

- No necesito de la lástima de un herbívoro -                        

 

- ¡No! Me comprendiste mal. Lo  que quiero decirte es que quiero que formes parte de mi familia. No es bueno estar solo. Eso lo sé muy bien por eso deseo que te unas a mí, Kyoya. No quiero que te sientas triste -   

 

El lobo se sonrojó sorprendido de la amabilidad con la que era tratado. Le dio una feroz mirada regresó al bosque confundido.

 

Desde ese día sin razón alguna el lobo regresaba todas las noches a esa granja. Y como siempre el caballo lo esperaba. Al principio de sus encuentros era Dino quien iniciaba las conversaciones y Hibari solo se limitaba a escucharlo, después se iba sin más. Pero Con el transcurso de los días el lobo fue abriéndose más. Le respondía, hablaba y se marchaba cuando comenzaba el alba.   

 

Por toda la aldea se corrió la voz de que el lobo pasaba mucho tiempo sin atacar a nadie y encima siempre se le veía junto al caballo. ¿Finalmente el lobo solitario se había encariñado a alguien? No. Imposible. Los aldeanos guardaron gran recelo a la cercanía de ambos.

 

- Kyoya, Kyoya ¿Por qué no me llamas por mi nombre? Para ser honesto no me gusta que estés llamando herbívoro -              

 

Hibari le prestó atención. Era cierto, en todo el tiempo que pasaron juntos nunca lo llamó por su nombre. No era su culpa, en toda su vida jamás había llamado a alguien, simplemente eran animales que no le importaba sus presencias. No se molestaba en aprendérselos.

 

- Si no me llamas Dino empezaré a llamarte carnívoro… - amenazó entre bromas.

 

Entendió lo que quiso decir.   

 

- De acuerdo Dino - respondió para la sorpresa del otro. 

 

El caballo quedó boquiabierto. Por primera vez durante todo el año que pasaron juntos vio al lobo sonreír.

 

Le estaba sonriendo.

 

Esa pequeña e insignificante curva en sus labios significó mucho para él. Sin razonarlo, medio cuerpo saltó fuera de la cerca para abrazarlo.

 

Hibari quedó helado por el cálido abrazo. Se sentía pequeño e indefenso en ellas pero eran reconfortantes y acogedoras.

 

- ¡¡¿Q-Qué intentas hacer?!! - reaccionó rápido y de un golpe se lo quitó de encima - Si lo vuelves a hace te morderé hasta la muerte -

 

- Perdón Kyoya jejeje no pude evitarlo - se disculpó con una sonrisa - Pero no me gusta que estemos tan separados -        

 

- ¿Separados? Solo es una cerca -        

 

- Pero yo lo siento como si fuera un muro. Por favor Kyoya entra conmigo -     

 

- Las ovejas me verán, gritarán, despertarán a tu dueño y éste creará un caos por ver a un lobo cerca de sus animales. Detesto el ruido -        

 

- Las ovejas y mi dueño son mi familia. Si ven que confío en ti también lo harán contigo -      

 

El lobo suspiró rendido. No podía hacer otra cosa. Había sido convencido. Tomó la mano de Dino aceptando la invitación y entró.

 

Vaya sorpresa se llevó cuando el rebaño al verlo no dijeron nada. Lo trataron al igual que otro animal de esa granja. Ya no le temían tanto como antes.

 

El lobo y el caballo celebraron durante toda la noche despiertos, conversando y contemplando la preciosa luna llena que decoraba el cielo hasta el amanecer, la hora en que el lobo se marchaba.

 

Ya la amistad de esos dos animales tan distintos se hizo conocida en todo el pueblo. Que un caballo que era muy amistoso y sociable  y encima que era amado por todos se juntara con el lobo que odiaba convivir y encima que era repudiado y temido por todos era la noticia más rara, y más aun para los turistas que recién llegaban. Pero lo más curioso era que si los veías por las noches ambos animales actuaban como dos grandes amigos hablando de cualquier cosa. Un hecho bastante particular.

 

Así en uno de esos tantos días el lobo le prometió que ya no cazaría a los animales de allí. Solo para no entristecer al caballo. Nada más. Pero eso todas las tarde, faltando pocas horas para el anochecer, se iba a otro pueblo vecino a cazar a un animal. Después ya habiendo comido se iba a visitar al caballo.

 

Había pasado ya varios días, semanas, estaciones, casi llegando a los dos años desde que se conocieron.

 

Ya en invierno el lobo llegó un poco tarde a la granja. A penas llegó escuchó un relinchar que llamó su atención. Dio la vuelta a la granja y vio como un caballo blanco alzaba eufórico las dos patas delanteras al aire queriendo liberarse de la soga que su dueño le colocaba. El animal hacía un gran esfuerzo pero el hombre demostró mayor resistencia y lo amarró a un poste cercano. Su dueño acarició su hocico como si de una disculpa se tratase, susurró algo y se metió a su casa. El caballo no se rendía y seguía intentando liberarse. El Dino.

 

- Caballo, ¿Qué sucedió? -      

 

Dino a penas oírlo se alegró, pero su rostro también mostraba preocupación.

 

- ¡Kyoya! Me alegro verte. No hay tiempo para explicaciones ¡Usa tus colmillos y rompe esta soga! -            

 

Al lobo le molestó esa impertinencia. Nadie le ordenaba y menos lo haría un herbívoro. Desafiante ordenó una explicación. A Dino no le quedó de otra que dársela.

 

- Una de las ovejas escapó y se metió al bosque… - estaba preocupado - …y mi dueño no quiere ir a buscarlo pues escuchó que hay un oso en él… -   

 

¿Un oso? No era ningún rumor, era verdad pensó Hibari. Había olfateado la presencia de un oso nuevo desde hace una semana en el bosque. No pertenecía así que debió de haber venido de la montaña vecina y según de lo que había obligado a los otros animales decirle era un animal muy grande y peligroso. Y mucho más para una oveja.

 

No tardó y rompió la soga.

 

- Tú quédate - le ordenó a punto de irse.

 

El bosque en la noche era un lugar muy peligroso para un caballo solo, en especial si era él. Por aun con un oso dentro. Estaría muerto.

 

- No puedo. Kyoya, eres muy importante para mí, no puedo dejarte ir solo a un lugar tan peligroso -

 

Pensó lo mismo.

 

¿Peligroso? Pensó el lobo. No existe nada peligroso para él pero entendió y respetó su deseo de protegerlo. Finalmente se dejó acompañar.

 

Se adentraron al oscuro bosque, corrieron por los escasos caminos iluminados por la luna. Estaban apresurados. Ni la espesa nieve que cubría el suelo les eliminaban la determinación de encontrar a la oveja perdida. Tenían que hacerlo antes que lo hiciera el oso.       

 

Se detuvieron al oír un rugido. El oso apareció detrás de ellos. Una desagradable sorpresa para ambos. El animal atacó, sin embargo lograron esquivarlo, Hibari lo hizo con gran agilidad y Dino a la justas.

 

El caballo intentó hablarle pero el otro parecía no querer entrar en razón. El lobo le dijo que era inútil. Ahora sólo importaba acabarlo y sobrevivir.

 

El oso volvió a atacar pero esta vez el lobo fue el objetivo ya que era entre esos dos una potente amenaza. El caballo se dio cuenta de ello y se interpuso en medio del ataque recibiendo todo el daño.

 

Un desgarrón en el vientre.

 

El lobo pudo ver como lentamente su amigo volaba por el cielo hasta caer en la nieve, y las gotas de sangre flotar y salpicar en su mejilla.

 

Por primera vez en su vida sintió pánico.

 

Lleno de furia saltó sobre el cuerpo de Dino hacia el oso para morderle el cuello. El pelaje de la bestia era demasiado grueso aun así no se rindió. Solo hizo que mordiera más y más fuerte. El oso dio una dura batalla intentando quitarse al lobo de encima, se golpeaba contra el suelo, los árboles y hasta contra las rocas pero el lobo no cedía. Le mordía y rasguñó tanto como podía. Sus deseos de matarlo y sed de sangre eran inmensos. Quería vengar el daño que le hizo a su querido amigo.

 

El combate acabó saliendo el lobo victorioso. Pero con notables daños y heridas. Su hermoso y fino pelaje negro estaba manchado con la sangre del oso y la suya.

 

Corrió como pudo hacia el caballo. La espesa nieve y sus heridas en las patas le dificultaba el andar pero aun así continuó. Al llegar vio una triste imagen.

 

Dino tirado con un poco de nieve cubriéndole el cuerpo. Su herida no paraba de sangrar tiñendo la blancura de la nieve de un hermoso carmesí. Su rostro palidecía por al calta de calor y de vida. Ya no faltaba mucho.

 

- Caballo te pondrás bien. Tenemos que regresar al pueblo. Tu dueño te sanará - mintió a ambos.

 

- Kyoya… ya te dijo que me llamaras por mi nombre - habló con dificultad.

 

- Dino… - solo eso pudo contestarle arrodillándose a su costado y levantando y acariciando su cabeza.

 

- Es gracioso ¿No? Estoy a punto de morir pero a pesar de estar aquí en la helada nieve no siento frío -                

 

- Idiota ¡Este no es momento de estar bromeando! ¡¿Qué quieres decir con eso?! -

 

Estaba cayendo en la desesperación. Quería llevárselo mas por cada movimiento que hacía el caballo, hasta el hablar, provocaba que su herida sangrara ridículamente más.

 

- No siento frío por tú estás a mi lado - confesó.

 

- Tonto. No es momento de estar diciendo eso… - repitió confuso por lo que le había dicho.    

 

- Siempre… - comenzó a hablar como si estuviera hablando consigo mismo - …Siempre me sentía solo. A pesar de estar rodeado de muchas personas que decían amarme y quererme sabía que eran mentiras… - Hibari oía sorprendido sin saber lo que quería decir - Desde que era joven era un potrillo muy bello. A causa de eso mi dueño sufría constantes asaltos, todas porque envidiaban que me tuviera, pero no se atrevían a hacerme daño así que buscaban otras formas de hacerle sufrir. Los otros caballos me odiaban así que escaparon, hasta mis padres se fueron con ellos…. -           

 

«Soledad»

 

Retumbó esa palabra en la mente de Hibari. Sentía muy bien sufrimiento. Aun así sonaba muy triste.

 

- Todos decían amarme pero en realidad deseaban poseerme. Nada más. Pero luego, cuando apareciste tú ya no volvía a sentir ese horrible sentimiento…. ya no esta solo…. - su voz volvió a animarse. En verdad con solo pensar en él su felicidad regresaba.

 

- Dino yo… -   

 

- Déjame decirlo por una vez…. - con la poca fuerza que tenía alzó el brazo alcanzando el rostro de Hibari y acarició tiernamente su mejilla - … Kyoya, te amo - sonrió.

 

Unas pequeñas gotas cayeron en su cara.

 

Eran las lágrimas del lobo.

 

- Caballo… Dino… y-yo también… Ti amo - dijo triste en un bien marcado italiano, su lengua materna. Triste de que ésta sería la última vez en que se lo diría.

 

Dino sonrió más.

 

- Lamento haber tenido que esperar mucho para poder decírtelo Kyoya. En verdad lo siento… pero me alegra que al fin lo hallamos dicho… - ya cansado cerró los ojos lentamente. El poco calor que tenía se agotó.

 

Dino Cavallone, el caballo más hermoso y amado dejó de existir.

 

Hibari abrazó más fuerte el cuerpo frío de su amado y por primera vez lloró. Lloró con todas sus ganas.

 

Cargó el cuerpo del caballo sobre sus hombros. No llegó lejos, pesaba demasiado. La nevada se volvía cada vez más violenta haciendo casi nula la visión. Exhausto se arrastró hacia la copa de un árbol, se acurrucó con el cuerpo del caballo y se durmió.

 

 

A la mañana siguiente, cuando el cielo estaba despejado y la tormenta ya cesada el granjero salió de su casa. Alarmado por saber que su amado caballo había desaparecido salió como loco en su búsqueda. Fue acompañado por otros cinco sujetos que también enamorados de tan elegante animal se adentraron al bosque. Tardaron horas hasta que uno de ellos llamó a los demás.

 

Los seis se reunieron, debajo de un árbol reconocieron el casco del caballo blanco. Desesperados y con la esperanza de rescatarlo vivo con las manos desnudas quitaron yoda la nieve que había. Cuando lograron desenterrar todo, los seis hombres quedaron pasmados.

 

Junto al caballo estaba el cuerpo de un lobo negro. Sus cuerpos fríos estaban tan pálidos como la porcelana y con innumerables heridas limpiadas por la nieve.

 

Estaban muertos pero ambos tenían una sonrisa en sus rostros como si de un profundo sueño fueran prisioneros.

 

El caballo nunca volvió a sentirse solo y el lobo dejó de ser solitario.

 

 

Ambos fueron felices en vida y también después de la muerte ya que…

 

 

Nessuno può vivere da solo. La solitudine è uguale a morte. E vivendo in solitudine è uguale ad essere morto.

 

 

Nadie puede vivir solo. La soledad es igual a la muerte.  Y vivir en la soledad es igual a estar muerto.

Notas finales:

Antes de publicarlo le mostré este fic a unas amigas y me dijeron que lo cintieron como una fábula XD jajajaja qué opinan ustedes?

Aaaaaa... y sorry si no puse como advertencia de muerte de un personaje si lo colocaba sería como un spoiler (o eso creo yo) 

Si mi italiano está mal es culpa de google traductor XD

Grazie molto per la lettura. 


No se olviden de dejar review!!! >w</

 


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