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Inmortal. por alessa san

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Notas del fanfic:

Disclaimer: los personajes de Kuroko no Basket no me pertenece, son completamente de su autor Tadatoshi Fujimaki, editores, patrocinadores y resto de personal que trabaja y contribuye a la creación de esta historia, yo solo los tomo prestados un rato para cumplir caprichos (¿). Pero cabe destacar que la historia y la trama de este fanfic si me pertenecen.

Notas del capitulo:

Bueno, antes que nada decir que es no es mi primer fanfic que escribo, pero si el primero en ser público (osea, subido a una página).

Aclarare un par de cosas:

1. este fanfic esta narrado en primera persona. El personaje "principal" de esta historia es Furihata Kouki, el es uno de mis personajes secundarios favoritos de Kuroko no Basuke.

2. Disculpen los errores posibles de ortografía y redacción. Aunque recivo ayuda para evitar tanto error, cuando lo paso a computadora siempre se me va el dedo y una que otra palabra o coma de más o de menos.

3. Termino de decir todo lo que tenga que decir en la parte de abajo, suelo expresarme muuuuuy bien cuando escribo y termino escribendo hasta lo que no.

En fin, disfrutenlo.

Inmortal.

Humanos, simples y hermosos humanos. Aman lo que no tienen, desprecian lo que poseen.

Perfectos, imperfectos. Los veo, los observo. Siempre, desde que soy inmortal.

No recuerdo como paso, ni como sucedió.

Pero desde siempre están, los veo, los observo. Humanos. Simples y hermosos. Cada uno diferente, especial, distinto. Les recuerdo.

Hay humanos, rudos, como él.

El viento sopla, mueve sus cabellos. Él, parado detrás del timón de su barco pirata, firme, solido, inmutable.

Sonríe, está orgulloso de su tripulación. De todos y cada uno de ellos. Acaban de conseguir un botín muy bueno.

Me mira, tiemblo.

Voltea a otro lado y deja al mando a alguien más.

Se acerca, me levanto.

Toma mi cintura orgulloso... Se lo que quiere, no sería mi primera vez... Ni siquiera la recuerdo.

Me deja en su cama, una especie de hamaca, incomoda.

-Tu cabello es lindo... Castaño claro...-

"El tuyo es azul marino"

-... Tu piel blanquecina...-

"La tuya es morena"

-... Tus pequeñas pupilas café-

"Las tuyas son azules al igual que tu cabello."

Un beso, luego otro. Esa fue una de las tantas noches que me hizo suyo. Cada vez, un sentimiento de lujuria llenaba mi cuerpo.

¿Así se siente el deseo carnal?

El mundo crece, pero yo me mantengo igual... Soy inmortal.

Él también crece, madura, tuvo un hijo con uno o una de sus tantos amantes.

Corro con el pequeño en mis brazos siendo guiado por él. Se detiene, me esconde, besa mi frente y besa la de su pequeño.

Un pequeño, completamente distinto a él. Calmado, serio, cabello azul celeste y piel blanca. Hermoso.

Una pequeña abertura me deja ver asía afuera. Un disparo, luego otro y el cuerpo moreno cae. Abrazo al pequeño, tiemblo pero no lloro.

El tiempo pasa, rápido, sin detenerse.

El niño crece, hermoso, saludable. Sabe que no puedo morir o envejecer. Yo, como fiel sirviente, le sigo.

Hay humanos, tranquilos, como él.

Me las ingenio para lograr que se case con alguien de dinero, fue un error.

Me sonríe, le sonrió. Paso de nuevo el trapo húmedo por el nuevo golpe proporcionado por su marido, un tipo peli plata, desgraciado, que solo le toma cuando quiere, posesivo, maltratador.

El peli celeste se acerca a mí. Me abraza, llora un poco.

Despejo su frente de esos finos cabellos. Le beso en ella.

Ríe. Es hermoso cuando haces eso. Suspira. Acorta el espacio entre nosotros.

Me besa, le beso, nos besamos. Me mira, sonrojado.

Juntos, en la cama. Le tomo, le hago mío.

Nuestros cuerpos calientes, deseándose mutuamente. Jadeos, caricias. Sobo sus heridas besándolas constantemente.

Todo termina, le visto, arreglándole cada prenda. Yo me visto dejando todo en su lugar.

-¿Por qué fue esta vez?-

-Solo le sonreí al panadero... no te preocupes, ya sabes cómo es Haizaki, exagera un poco las cosas-

-Él no exagera... Lo veo y observo. Goza el golpearte-

-No digas esas cosas. Es... mi esposo-

Niego con la cabeza molesto.

¿Así se siente el odio?

Una esclava de cabello rosa entra, avisando que la cena esta lista.

Ambos sabemos que esa fue la última golpiza que su esposo le dio.

Me levanto dejando solo al pequeño celeste.

Llego a la cocina, se sirve todo, yo atiendo al matrimonio llevando la comida.

Un silencio pesado, incomodo.

-Sabes que lo hago por tu bien...-

"¿Por su bien?"

-... Te amo Kuroko, y también sabes que no soporto verte con alguien más-

"¿Que sucede con todas esas prostitutas con las que tú te acuestas cada noche?"

De sus ropas saca una cajita, la abre, dentro una pulsera de diamantes.

El peli celeste sonríe por un segundo. Al igual que yo lo sabe, otro justificante para sus maltratos y humillaciones.

Sufre por dentro, en silencio.

Me acerco dejando una copa de vino dulce para el menor y otra con el mejor vino de la casa para el mayor.

El peli plata lo nota. Su copa burbujea, lo cual no es normal.

-Tu...- me señala, me acerco -bebe- el ordena, yo obedezco.

No pasa nada, no puedo morir.

Confiado bebe el resto de la copa.

El veneno, efectivo, hace su trabajo. Por su boca sale espuma, sus ojos se ponen blancos. Fallece, cae sobre su comida.

El peli celeste actúa. Llora, grita. El resto de los criados llegan desesperados, mas tarde llegan las personas de la "ley". Sospechan, obviamente de mí.

El celeste me mira, me sonríe. Escapo.

El tiempo pasa.

Años después regreso. Ha crecido.

Su firme piel, ahora está llena de arrugas y su cabello es completamente blanco. Para mi sigue siendo hermoso, incluso lo es más.

Aun me reconoce, me abraza. Me cuenta todo. Se volvió a casar con un hombre que realmente lo ama.

Nos presenta. Le miro, observo. Es alto, pero la edad es notoria. Sonrió. Estrecha mi mano con fuerza, de seguro era más fuerte en su juventud.

Soporto una risa, esas cejas no son comunes.

Platicamos muchas cosas. Estoy feliz de que haya hecho su vida.

Me quedo, él sigue envejeciendo junto a su esposo. Fallecen, ambos, por culpa de la vejez.

Es la primera vez que lloro en mucho tiempo… pero no recuerdo la primera.

¿Así se siente la tristeza?

El mundo crece, cambia, pero yo me mantengo igual... Soy inmortal.

Camino sin rumbo fijo, observando, analizando, viendo, mirando, cada forma, cada cultura, cada humano.

Hay humanos, divertidos, como él.

No sé donde estoy, pero ahora sirvo a otro amo.

Me sonríe, le sonrió. Él es divertido, jala mis mejillas y ríe.

-Furihata-cchi, te ves gracioso si hago esto-

-Duele~~-

Me suelta, me quejo, duele, pero es divertido, así que río.

Termino de vestirlo, él es hermoso. Tiene ojos y cabellos dorados como el sol, y una blanca y bella piel.

Se acerca, me roba un beso para después salir corriendo. Es un chico travieso.

Le observo de lejos, tiene muchos pretendientes; esas miradas me lo dicen, aunque, sería extraño que no los tuviera.

Ser rubio no lo hace tonto, como todos piensan. Es listo y mucho. Él ya tiene escogido a alguien desde hace mucho tiempo. Un chico, que, aunque le dice cosas "hirientes" y juega brusco con él, también corresponde sus sentimientos.

El tiempo vuela, escapa de las manos.

Ambos chicos se casan y viven felices juntos. Pero los celos y la envidia son mayores.

Hay humanos que odian porque sí y aman lo material.

Que estúpidos.

Ambos dormidos en la misma cama, el rubio se ve cada vez más hermoso. Se vientre crece, un infante viene en camino.

Yo les cuido, velando sus sueños cada noche.

Veo una sombra, me acerco. Un dolor punzante en mi vientre. Es extraño. Duele, pero no hay sangre. Caigo al suelo.

Yo no sé como morir.

Hace calor. Hay fuego por todas partes.

Me levanto, sacando el cuchillo de mi vientre.

Corro desesperadamente al cuarto de mi amo.

-¡Amo despierte por favor! ¡Se incendia todo!-

Los dos despiertan, corren, apenas alcanzamos a salvarnos.

El rubio llora. Comprendo. Desde pequeño ha vivido en esa casa, pero desde hace un par de años  las amenazas les llegaban y ahora se hicieron realidad.

-Ryouta, larguémonos de aquí. Vivamos en el campo... No quiero que nada malo le pase a nuestro hijo-

-Está bien Yukio-

Se sonríen, se besan, escapamos.

En el campo todo es diferente, más tranquilo, más fresco. Pero la vida sigue.

Llega su primogénito, al igual que la muerte.

El hermoso y bello rubio, el enérgico y divertido chico fallece, tiene una hemorragia después de dar a luz. Hice todo lo que pude para salvarle la vida, y aun así falleció.

¿Así se siente la frustración?

El joven padre carga a su hijo, sé que ese niño va a estar bien cuidado y que aprenderá todo lo que necesite. Él es un buen hombre.

Después de sepultar el cuerpo me alejo, el chico comprende y simplemente me sonríe para despedirme.

El mundo crece, cambia, se trasforma, pero yo me mantengo igual… soy inmortal.

Camino otra vez sin rumbo.

En mis recuerdos hay humanos, siempre humanos. Por todas partes, por todos lados.

Hay humanos, tímidos, como él.

Una pareja joven me adopta como ayudante de su pequeña casa.

Todos los días es lo mismo. Todos los días voy al mercado, compro los ingredientes para la comida. Y, todos los días le veo, sentado, viendo a un grupo de chicos como de su edad, él piensa que disimula leyendo un libro. Se ve tonto y tierno.

Lo observo, fuerza un poco la vista. Tal vez al igual que mi nuevo amo su vista sea un asco.

Reacciono, se me hace tarde, mi amo se enfada muy fácil, pero mi miedo no es igual como al que le tengo a la castaña de poco pecho que es su esposa y mi ama. Es linda, y es la única mujer que sé es capaz de cambiar los pensamientos de mi amo con solo una mirada.

Llego, ambos discuten.

-¡Que sea la última vez que me llamas “plana” frente a otros!-

-¡Yo nunca te llame así!-

-Hyuuga, eres un tonto, ¡claro que lo hiciste!-

-Riko, no sé porque lo tomaste a mal, pero para mí eres perfecta… no sé por qué quieres tanto pechos más grandes si en un futuro se caen, tu eres hermosa así-

Ella se ruboriza y lo abraza, disculpándose por su enojo reciente.

Se besan, como tortolos enamorados.

Rió algo sonoro logrando hacer que se separen y avergüencen.

Al día siguiente lo mismo.

Voy al mercado, y cuando regreso le veo, sentado, observando disimuladamente al grupo de chicos.

Me le acerco.

-¿Por qué no le hablas?-

-¿¡Eh!? ¿Quién eres tú?-

Sonrío –eso no tiene importancia ahora. Dime ¿Por qué no le hablas?-

Me mira para después mirar al grupo y a un chico de cabello negro, el más bajo de todos quien ríe sonoramente. Tiene buen pulmón.

-Sería tonto-

-Vale, pero te diré esto una vez… solo hay una oportunidad en esta vida-

Acaricio sus cabellos verdes mientras él trata de enfocarme con su mala vista. Sus ojos son hermosos, pestañas largas y pupilas del color de su cabello.

Me alejo. Se me hace tarde.

Pero antes de perderles de vista volteo.

El peli verde se acerca al grupo y todos le reciben de buena manera.

No sabe, pero ese pequeño pelinegro también le veía.

Yo les veía. Siempre le veía, a ese par juntos, hablando, riendo.

Un día no los encontré en el mismo lugar. No sabía dónde estaban.

¿Así se siente la preocupación?

Corrí, preguntando a las personas si habían visto a un chico alto de cabello verde con una expresión seria. Afortunadamente me contestaban que sí, no era normal ver a alguien con ese color de cabello por ahí.

Pero yo había visto una gama de colores más sorprendente.

Los encuentro, solos. Noto el ambiente que los rodea.

-Ta-Ta-Takao… me gus-gustas-

-A mí también me gustas Shin-chan-

Sonríen. El pequeño se sube a una caja solo para poder alcanzar los labios contrarios.

Estoy feliz por ambos.

Me retiro, corriendo, se me hace tarde. Espero y mi ama no se enoje.

El tiempo pasa, cambia todo.

Todos crecen, envejecen, pero yo no.

Me voy de esa casa, de aquella familia, antes de que se enteren de mi “poder”.

Me despido de la pareja, me desean suerte.

Camino, tengo que despedirme también de esos chicos. Llego a su pequeña casa, me abre el peli verde. Sonrío, me sonríe.

Le digo que me voy, él entiende.

En sus brazos, una pequeña niña que descansa plácidamente. Rió en mí mente. Yo pensé que él sería el padre, pero su vientre, hinchado por su segundo hijo me dice que me equivoqué.

-Gracias-

-¿Eh?-

-Si no me hubieras alentado con tus palabras, jamás me hubiera acercado a él… ahora estoy esperando un segundo hijo y soy completamente feliz… por eso gracias-

Sonrío, estoy feliz. Toco la curvatura de su vientre y noto como su cabello verde ha crecido, ahora le cubre las orejas.

-Disfruta de la vida-

-Lo haré-

Me despido y alejo.

¿Así se siente la amistad?

El mundo crece, cambia, se transforma, envejece, pero yo me mantengo igual… soy inmortal.

Hay humanos, infantiles, como él.

Frente a mí, un peli lila enorme. Tengo que levantar toda mi cabeza para verlo. Es incomodo.

Él no es mi amo. Cuando le dije que lo fuera me pregunto qué en que siglo pensaba que vivía… yo conteste “no lo sé”.

Me abraza delicadamente y mete algo a mi boca. Es muy dulce para mi gusto, tanto que hago un gesto de desagrado. Él ríe y me besa sacando la pequeña bolita de mi boca con su lengua.

Es enorme, todo en él lo es.

Me jala. Ambos quedamos encima de la cama, el abrazo se profundiza.

Toca debajo de mí ropa. Me incomodo, lo rechazo. Él se enoja.

-Furi-chin… ¿Por qué no?-

-Yo… no lo sé… solo quiero estar contigo, así, sin hacer nada-

-mmm… pero es aburrido~-

-Lo siento-

Besa mi frente y se levanta alejándose.

“No te vayas. No me dejes. Por favor.”

Pero no hablo, la puerta se cierra azotándose con fuerza.

Los humanos pueden ser crueles de muchas maneras.

Un día le vi con otro. Un chico de cabello negro y con un lunar cerca de su ojo derecho. No quiero que estén juntos, tan cerca uno del otro, sonriendo y tonteando como si se gustaran.

¿Así se sienten los celos?

Es molesto y duele.

-¡Ah! Furi-chin… él es Muro-chin~-

-hola-

-Él es mi prometido-

-¿¡Eh!?-

-Atsushi, no digas eso… aunque es verdad-

-¿Se van a casar?-

-Sí… nuestros padres lo decidieron desde hace muuuuchooooo~-

-y-ya veo-

-Se me hace tarde, nos vemos-

-espera, yo te acompaño Muro-chin… nos vemos Furi-chin-

Duele. Es extraño. Siento como mi pecho se comprime y no puedo respirar.

Me alejo, sin decir nada. Desaparezco de sus vidas.

El mundo crece, cambia, se transforma, envejece y en ocasiones se embellece, pero yo me mantengo igual… soy inmortal.

Humanos, siempre ellos. Los hay de todo tipo.

Molestos, dominantes, fríos, psicópatas, descarados, malditos, desquiciados… bellos, hermosos, cautivadores, sensuales.

Hay humanos, exóticos, como él.

Jadea debajo de mí, su piel suda, él gime, me mira y besa posesivamente.

Es hermoso.

Desde que lo vi, me cautivo. Ese rostro, reflejando seriedad e inocencia.

Me excita, realmente lo hace.

Araña mis hombros, mi espalda. Muerde mi cuello, me marca… soy de su propiedad.

Retiro el suave cabello mojado que cubre su frente. Es rojo, suave, sedoso, me encanta. Pero me gustan más esos ojos de color diferente. Uno rojo, como su cabello y otro dorado, brillante.

Muerde su labio inferior sensualmente cuando me siente en su parte baja.

Él es muy lujurioso.

Le acomodo en mi regazo, sentándolo, sin dejar de moverme, retirándole la fina prenda que se resiste a seguir cubriendo inútilmente su cuerpo.

Es mío, le poseo, me complace y yo a él.

Ambos, en la cama, descansando después de ese encuentro. Acaricia mi cabello mientras descansa en mi pecho y reparte pequeños besos.

Él es muy poderoso. Dueño de todo un clan, pero… obviamente hay un clan rival queriendo quitarle todo.

Se sienta en mi vientre, la luna enmarca su bello cuerpo.

Él es perfecto.

Me sonrojo, se ríe y me besa. El palpitar de mi corazón va muy rápido.

¿Así se siente el amor?

Aun sigo sin creerlo, él es mi nuevo amo. Cuando le conocí era un pequeño niño caprichoso, me hiso su esclavo personal cuando cumplió los dieciséis, y cuando falleció su padre y heredo todo; una noche, me convirtió en su amante secreto.

El clan rival sospecha. Inicia rumores, aunque la mayoría falsos, solo uno es cierto.

“Un esclavo es su amante.”

Humanos… siempre tan estúpidos.

Los días prosiguen, al igual que los meses.

El hermoso pelirrojo llega y me besa en la mejilla. Volteo a verle, sonríe… me cautiva más.

-¿Sucede algo malo Akashi-sama?-

-Te amo-

Me sorprendo. Es la primera vez que alguien me dice eso.

Se sonroja y descubre su vientre. Le veo, hinchado, redondo, perfecto. Soy un idiota… ¿Cómo es que no me percate de eso?

Me arrodillo y abrazo pegando mi mejilla a la curvatura. Lloro.

¿Así se siente la felicidad?

Beso una, dos, muchas veces el hermoso bulto. Acaricio suave, esperando que nuestro hijo sienta nuestro amor.

Me levanto y lo beso apasionadamente, como él lo hace.

Reímos.

La cena puede esperar.

En la cama, le tomo con cuidado de no hacerle daño, ni a él, ni al pequeño. Beso y acaricio todo lo necesario, encargándome de hacerle sentirse amado.

Terminamos juntos y dormimos abrazados uno del otro.

Pero los humanos no entienden… nunca lo hacen.

Alguien entra y nos separa por la fuerza. Grito y me golpean para callarme.

-¡Vaya! No pensé que el rumor fuera verdad-

-Hanamiya… suéltame-

-Akashi, no te enojes… no le haría bien a tu hijo- ríe, sarcástico.

-¡Akashi-sama!-

Grito de nuevo, pero obtengo el mismo resultado. Un golpe, pero esta vez me tumba al suelo.

Ese tipo, se acerca peligroso a mi pelirrojo.

Un cuchillo, le clava un cuchillo a Akashi, a nuestro hijo. La sangre cae escurriendo por su cuerpo.

No puedo hacer nada.

¿Así se siente ser impotente?

“No me gusta.”

Lo golpean en el rostro, dejándole una marca cerca de la comisura del labio… fugazmente recuerdo algo parecido, pero lo olvido de inmediato.

“Ya no quiero.”

Le patean en el vientre abriendo más la herida.

“No puedo hacer nada.”

Dos tipos le toman después de que cae al suelo. Me levantan, obligándome a ver como lo violan tras recibir la orden de aquel tipo desquiciado.

“No más, ¡por favor!”

Le dejan caer cuando terminan. Él llora mientras abraza su vientre.

Me mira. Suplicando.

Aquel loco se me acerca mientras ríe por la humillación contraria. Me besa descaradamente. Vuelve a reír.

El dolor punzante en mi cuello… es extraño… hay sangre.

Ellos se alejan, dejándonos morir lentamente, pero antes comienzan un incendio… los odio.

Saco el cuchillo de mi cuello, el sangrado no para ¿Por qué?

Llego a Akashi, lo levanto y cargo saliendo a tiempo, justamente antes de que el fuego llegue.

Camino por el pequeño bosque que está detrás de la casa y llego a un pequeño lago.

No lo soporto, me siento débil.

Caigo con él en brazos, procurando no lastimarlo más.

Me siento cansado, pesado y mis parpados se cierran.

Akashi no se mueve, esta frío y no respira.

Beso su frente y lo abrazo con fuerza.

Cierro los ojos lentamente, cansado.

¿Así se siente la hipotermia?

Es muy fría.

¿Así se siente morir?

Pensé que sería más hermoso.

Pero al menos hay algo que me alegra… al fin dejare de vagar por el mundo… ya soy un mortal.

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Epilogo.

La luz al final me ciega.

Abro los ojos y le veo en mi regazo, mirándome con sus hermosos ojos dispares. Pero es pequeño, muy pequeño.

-Papi… tengo hambre-

“¿¡Papi!?... acaso…”

-Kouki, Yoshi… vamos tarde-

-¡Mami!-

Sonrío como tonto, me levanto con el pequeño en mis brazos, me acerco y beso apasionadamente a mi bello pelirrojo.

-¿Sucede algo?-

Niego, le tomo de la mano para caminar.

Veo a mí alrededor. Caminamos por un prado de flores… bellas, de colores pastel.

A lo lejos varias cabezas multicolores se distinguen.

-¡Furi! ¡Llegas tarde!-

-Me alegro que hayas llegado Furihata-kun-

-¡¡Furihata-cchi!! ¡¡Llegaste!!-

-ya era hora Furihata-

-Furi-chiiiiiiiiiiin…. Holaaaaaaa~-

Me sonríen cada uno de ellos.

Un rudo azul marino.
Un tranquilo azul celeste.
Un divertido amarillo.
Un tímido verde.
Un infantil lila.
Y a mi lado, un exótico rojo.

Les sonrío, estoy feliz de verlos otra vez.

¿Así se siente… morir en paz?

Notas finales:

Bueno, gracias, muchas gracias por leer.

Como había mencionado, para mi es la primera vez que subo algo de mi autoria a una página en internet. Bueno, si eh subido, pero no en un lugar donde se que hay más gente *muere de pena* y como es "mi primera vez" solo no sean duros conmigo~

Quiero agradecer a los que me ayudaron con lla creación de este fanfic:

Monse... alias "Aikawa-san de bajo presupuesto". Realmente te agradesco que me ayudes y apoyes en esto... eres como una pequeña chinche que golpea cuando se emociona o no tengo algo a tiempo xD!

Shiga san: SHIGA SAAAAAAAAN!!!!! eres una gran autora, a ti te agradesco taaaaaantoooooo!!! ya que gracias a ti e vuelto a escribir, eres una inspiración y gracias por alentarme... y como lo prometí, un fanfic bipolar mio... solo que este no saca sonrisas ._.

Chibi (lau-chan) te quiero... y no es que te haya avandonado (?) pero simple y sencillamente no me llego la idea de terminar el otro "gran fic" y las ideas se me secaron asi que lo desheche :B pero te quiero xD!!!

y por ultimo... a todos ustedes por leer y dejar un review (?) jejeje

También quiero destacar que este fic esta mayormente dedicado a "monse" ya que bueno... a ella le gusta ver a Kise con Kasamatsu (en lo personal prefiero el AoKise, pero para esta historia necesitaba separarlos y juntaros con alguien más). La idea de un Midorima embarazado también fue su culpa xD!!! ella dijo "es que él es más lindo que Takao" o algo así... y de ahí vino la idea :D

Gracias!

YEI!!!


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