El supuso que era lo suficientemente tarde como para ya preocuparse, no es que fuera paranoico; no lo era, simplemente le ponía inquieto que a las 3 de la mañana su compañero de piso no estuviese ya en casa. Volvió a asomarse a la ventana que daba a un pequeño pasillo y escucho su voz, por fin, ya podría dormir tranquilo.
Como siempre hacia se acercó y enfoco su vista en la sombra que se reflejaba en el piso pero él, no venía solo y no estaba simplemente platicando. Parte del aire contenido en sus pulmones desapareció rápidamente. Ahí donde sus ojos estaban puestos, Niel, su compañero y amigo de la infancia estaba siendo devorado por otro tipo. No en el sentido terrorífico, que va, su mente muy en el fondo, hubiese preferido eso. Ambos se besaban como si no hubiese mañana, recorriendo los cuerpos ajenos con sus manos, suspirando y gimiendo en busca de aire. Algo en dentro de él se encendió, le molestaba que alguien más tocara a Niel. No, mentira, no le gustaba que hiciesen tal escandalo frente a su puerta, sí, era eso. Con las mejillas algo rojas, por lo que veía y en parte del coraje, salió del pequeño apartamento y se dirigió al encuentro de ambos desvergonzados.
-¡Oi! ¡Niel!
El aludido salió de su... delo que lo ocupaba y volteo hacia donde había escuchado su nombre. Vio a su mejor amigo observarle con el ceño fruncido, un gruñido de su acompañante le hizo volver la cara, estaba molesto por la interrupción. Sonrió por el puchero de L. Joe; nombre con el que se presentó. Volvió su vista nuevamente al intruso mientras se separaba lentamente de los brazos de pelirrojo. No le quería dejar ir, pero ya todo estaba aclarado con anterioridad, si iban a terminar en la cama no iba a ser en la suya y por consiguiente no esta noche. Sonrió nuevamente, culpa del alcohol en su sangre, y se dirigió a su amigo.
-Ya, ya... ¿ChangJo te puedes meter? Llegue enterito, no te preocupes ya te alcanzo.
-Si no fuese por mi intromisión, seguro y no lo estarías.
Aquello le saco una carcajada al "intruso" que le molesto de sobremanera, ¿por qué se sentía así? Decidió ignorar al otro y se acercó a Niel para así poder apartarlo y llevarlo adentro. Le jalo del brazo a lo que el afectado se quejó y "el intruso" se opuso tomándole del brazo opuesto.
-Si él no quiere irse no tienes por qué obligarlo.
Algo malo iba a pasar si esos dos se ponían a discutir en el pasillo a esas horas de la madrugada, así que a pesar de no sentirse muy cómodo con la mirada intensa de su amigo y la de L.Joe, intervino.
-Buenoooo... es lo suficientemente tarde para seguir jugando así que me voy a dormir ¿de acuerdo?
Esto último lo dijo mientras se soltaba de ambos agarres y le daba un beso de despedida al pelirrojo quien le sonrió y se encamino a la salida, al igual que él lo hacía a su apartamento, dejando al pelinegro en shock. Niel había besado al tipo "ese" como si nada, sin pudor y frente a él. Ya los había visto dándose esos besos hambrientos antes, pero este era más suave y ¿con amor?. Era diferente y eso le molestó aún más. Lo siguió y cuando iba a reclamarle por su actitud tan desvergonzada y preguntarle quien era ese tipo, lo encontró tumbado en su cama y durmiendo como si nada. Se sobo las sienes y suspiro derrotado, mañana ya le gritaría sus verdades al tonto y trataría de comprender por qué se sentía así con respecto a su mejor amigo.
*****
Despertó con dolor de cabeza, el alcohol en grandes cantidades no le convenía mucho y como cada vez que despertaba así, se prometió no volver a tomar. Nunca lo cumplía, pero al menos tenía una esperanza de que intentaría cumplirlo. Se levantó y fue directamente a lavarse la cara y asearse, tenía clases y debía llegar a tiempo o lo intentaría. Cuando estuvo listo salió al pequeño comedor e intento buscar algo para desayunar; leche y cereal, siempre era la mejor opción, rápido y sencillo. Cuando se disponía a comer, la puerta del departamento se abrió y revelo la presencia de su compañero. Su mejor amigo, aquel por él cual moría de amor y que nunca iba a ser correspondido. Suspiro en derrota y fingiendo una sonrisa eliminando todo pensamiento negativo, le saludó.
-¡¡ChangJo, buenos días!! Veo que te levantaste temprano, ¿Cómo dormiste?
-¿Que cómo dormí? ... Preguntas ¿que cómo dormí?... Si ni dormí maldición!!!
El pelinegro no había despertado con el pie derecho, es más ni siquiera había despertado, no era necesario porque en toda la noche no había pegado el ojo, todo por según él, culpa de Niel y su terco cerebro que no le permitió descansar hasta que comprendiera aquellos nuevos sentimientos que le abrumaban.
-"Estúpido cerebro insistente"... lo siento, buenos días... es solo que...
-Está bien... no te preocupes...
Le extrañaba que ChangJo le respondiera tan feo, pero le dolía aún más ya que eran raras las veces que le gritaba. Decidió ignorar la actitud enojada de su amigo, tampoco era nadie para interrogarle o atosigarle por lo que le pasaba, bastante tenía con dejarle vivir juntos a pesar de su orientación sexual. Porque algo que sabía perfectamente y por boca del pelinegro era que él prefería a las mujeres y eran amigos desde chicos pero cuando Niel le reveló que le gustaban los hombres, sintió como ChangJo había cambiado con él. Suspiro nuevamente y se terminó el tazón de cereal para levantarse e ir por sus cosas. Debía llegar a la escuela.
ChangJo se golpeó mentalmente y también físicamente cuando vio a Niel decaído por su actitud. Vaya que lo consideraba culpable de su estado, pero no era manera de tratar las cosas. No quería enojarse con él, no después de que su cerebro le diese la razón del porque últimamente se encontraba sobreprotector con el de cabellos lavanda. Era raro aceptarlo, a él nunca le gustaron los hombres, es más, no le gustan los hombres, pero Niel, a su punto de vista no era solo un hombre, era su mejor amigo. Con el que siempre compartió todo y con quien se metía en problemas, al único al que le podía mostrar sus lágrimas cuando estaba lo suficientemente triste, con quien compartía secretos. Pero eso terminó el día que Niel le confeso su homosexualidad, no era homofóbico, claro que no, pero el no saber que decirle a su amigo en esos momentos, el quedarse callado y buscando por algo que le sacara de aquel vergonzoso momento rompió con la confianza que se tenían. Y a pesar de vivir juntos; en parte más por motivos académicos que por otra cosa, esa confianza no se había vuelto a recuperar, no de aquella forma tan pura como en su infancia. Y ahora el verdadero problema era que, se había dado cuenta de que Niel le gustaba y mucho. El verdadero problema era decirle de sus sentimientos sin que este se sintiese burlado o engañado. Suspiró y se encamino a la recamara de su amigo, tenía que terminar con esto rápido o se arrepentiría.
*****
Antes de adentrarse en la habitación, le escuchó hablar, supuso que por teléfono a menos claro que Niel se hubiese vuelto loco y hablase con los osos de peluche que tenía en su buró. Se mantuvo esperando y sin quererlo también oyendo la conversación.
-Sí, claro me gustaría verte de nuevo.... ¿eh? ... no, él es... solo un amigo... si claro... ya, pero creo que se me olvidó lo de anoche... ¡estaba tomado! ... ¡oh! ¿En serio?....
Sin duda hablaba con aquel tipo, frunció el ceño, no le gustaría para nada que se volvieran a ver. Sin embargo antes de cometer una tontería se detuvo a analizar las cosas, para Niel no era nada más que un amigo, lo había escuchado. Entonces ¿él tendría alguna oportunidad? Empezó a arrepentirse de querer hablar de sus sentimientos, se paralizó en la puerta y no se movió hasta que el protagonista de sus pensamientos estuvo frente a él, intentando salir del cuarto.
Se sorprendió el ver a ChangJo frente a frente y con el rostro algo pálido, se preocupó.
-¿Te encuentras bien ChangJo?
No hubo respuesta, el menor le seguía viendo de esa forma tan intensa, la misma que tiene cuando se concentra. Recordó entonces lo que L.Joe le comentó. Los había atrapado besándose y tal vez por eso estaba molesto en la mañana, aunque no tendría porque a menos que estuviese... no, eso no podía ser cierto, su amigo era heterosexual estaba seguro de ello y aunque lo negara también creía que el pelinegro era al menos un poco homofóbico. Bajó la cabeza para no ver más esa mirada que, además de asustarle un poco, le hacía sonrojar, ChangJo sin duda era un hombre muy apuesto.
-Bueno, me tengo que ir... y tú te tienes que preparar también para la escuela.
Se iba a ir y probablemente la próxima vez que lo viera no tendría el valor para hacerlo, le tomo del brazo, arrinconándolo en la pared próxima y lo hizo, de golpe y agresivamente pero lo había hecho. Le besó. Sintió a Niel removerse intentando liberarse del beso y eso selo demostró. Niel no podría verlo de manera diferente. Lo soltó esperando algún reclamo o golpe de parte de este y si pensaba estúpidamente que no iba a llegar, se equivocó. Pudo percibir el dolor en la quijada después de caer al suelo, observando a su amigo con el rostro rojo; de coraje supuso, y la mirada fija en él. Lo había arruinado, lo había perdido.
No se contuvo al golpearle, ¿se estaba burlando de él? Acaso ¿quería humillarlo por lo que vio anoche? No, su amigo no era así y tampoco creía que fuese una broma, ChangJo no era de esos, no besaba a cualquiera porque sí, pero ¿por qué le había besado?
-¿Por qué lo has hecho?
Se encontró pronunciando y temía la respuesta pero era mejor que terminase de matar sus ilusiones ya, porque si no, no sería capaz de volverlo a ver a los ojos, de vivir juntos, con aquel beso rondando su mente. Beso que, a pesar de ser corto y haber sido interrumpido por el mismo, le había sabido a gloria, porque se lo había dado el hombre que le gustaba, al que amaba. Lagrimas corrieron por sus mejillas.
Lagrimas que no soportó ver. Se levantó y le abrazó importándole un cacahuate si le apartaba o si le golpeaba de nuevo, intentaría nuevamente abrazarlo hasta que se lo permitiera, porque no le gustaba verle llorar. No hubo segundo intento, Niel se aferró a sus brazos y por fin lo soltó.
-Me gustas Ahn Daniel... me gustas y ...
No pudo escuchar más, no quiso hacerlo porque temía que fuese un sueño o que ChangJo se retractara a los pocos segundos, sello su boca con sus labios, esperando así que todo fuese parte de la realidad, de su realidad, aquella con la que tanto había soñado. Sintió al pelinegro corresponderle y adentrarse en su boca, aquella que había entre abierto cuando suspiraba por el momento. Se sabía con las mejillas rojas y calientes, llevó sus manos al cuello del menor y disfruto de las caricias que ChangJo repartía por su cintura y pecho. El cielo sin duda.
JongHyun nunca creyó poder enamorarse de un hombre, pero Daniel no era solo un hombre, era alguien especial. Su alguien especial, aquel al que quería a su lado y que solo le mirara a él. Aquello no era nuevo, siempre tuvo celos de las otras amistades del mayor pero lo dejaba pasar porque no entendía bien y no quería entender. Creció y se dio cuenta de lo importante que era el peli lavanda para él. No fue hasta la noche anterior que su corazón revelo lo que en serio sentía. No fue hasta esta mañana que su cuerpo demostró lo que sentía el corazón. No fue hasta esos momentos que pudo decir lo que sentía y se alivió por ser correspondido. No quiso preguntar desde cuando Niel le quería; porque era obvio que una persona no te corresponde tan efusivamente cuando se le declaran si no hay amor previo, pero estaba feliz por eso. Preguntaría después porque ahora solo quería disfrutar de las caricias y besos que le otorgaban y que le hacían estremecer. Quería disfrutar de Niel, su Niel.