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¿sirviente personal? por Tem-chan

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Notas del capitulo:

Fic que le dedico a una persona de otro foro, espero que les guste, xd

¿Sirviente personal?

Estaba en su habitación cambiándose de ropa como cada mañana, pero ese día había una pequeña diferencia a los otros días. Ese día debía verse presentable para ver a su tío, el cual había ido a verles y según le habían dicho le traía un regalo de parte de su primo. No podía imaginar que le querría regalar ese alocado castaño pero estaba feliz por ello. Quería mucho a su primo aunque le veía muy poco, al menos para su gusto. Según el protocolo le gustara o no el regalo tenía que hacer ver que sí, pero como era de su primo no lo haría solo por compromiso. Sonrió pensando en ese castaño que hacía tanto que no veía.

Al acabar de vestirse salió de la habitación y fue hacia el comedor donde estaban sus padres hablando con su tío político, era el marido de la hermana de su padre, por lo que sus apellidos eran distintos. Al ver que no estaba su primo se molestó, pensaba que al venir su tío a darle un regalo del castaño este vendría también para verlo pero no estaba allí. Se entristeció, pero enseguida recordó el protocolo y sonrió tiernamente hacía su tío.

Charlaron un poco mientras el peli-naranja se sentía un poco incómodo pues no sabía muy bien que era lo que tenía que decirle. Pero por suerte su tío estaba más interesado en hablar con sus padres así que él solo se sentó allí escuchando la conversación a medias. Pero de repente el hombre sacó una caja pequeña y la acercó a Furetsu el cual la miró sin entender que era.

—Esto es una piedra de Obsidiana —dijo mostrándole un collar del cual colgaba una piedra negra, no muy grande pero tampoco pequeño— sirve para ahuyentar a los malos espíritus y las fuerzas negativas. Es una piedra protectora.

—Gracias —respondió sonriendo aunque en verdad se preguntaba para que quería tal cosa.

Su tío se lo puso mientras él sonreía y tocaba la piedra, su felicidad era más por ser de su primo que por otro motivo. Lo veía detalladamente. Solo le parecía una piedra normal y corriente negra, pero esa muy brillante y fina, parecía cristal. La empezó a tocar con su dedo mientras pensaba en el castaño.

—Yuuichi —dijo de repente su tío haciendo que él levantara la cara extrañado— acércate.

Entonces se dio cuenta de que en la sala estaba un chico peli-azul que iba hacia ellos. Lo miró fijamente mientras se acercaba y vio unos hermosos ojos marrones que le observaban. Se sonrojó un poco al chocar su mirada con la suya y giró un poco la cabeza.

—Este chico se quedará en tu casa por un tiempo. Tengo que irme de viaje y no lo puedo llevar conmigo y en casa no me sirve para nada tenerlo, así que mientras yo esté fuera e quedará aquí —dijo mientras el peli-naranja solo se preguntaba porque se lo contaba a él— ya hablé con tus padres y está todo bien.

—Sí, hijo. Él cuidará de ti mientras no estemos tu madre y yo.

—¿Se van? —preguntó un poco confundido.

—Sí, acabamos de decir que iremos con tus tíos de viaje.

—¿Dónde?

—A casa de tu abuela. Ayer nos llegó una carta y estábamos pensando en irnos a visitarla mañana, pero ya que mi hermana irá hoy, iremos juntos en un mismo viaje. Y así podremos hablar.

—¿Tenma también irá?

—No. Él se quedará en casa con su sirviente y los criados.

—Por eso también me quedó aquí —dijo bajando la cabeza.

—En parte. Lo que pasa es que no sabemos cuándo regresaremos y no puedes atrasarte con las clases.

—Está bien —aceptó ya que no tenía más remedio.

—Bien, pues ya nos vamos —dijo la madre, la cual al parecer ya había pedido que le hicieran la maleta y todo.

Se fueron los tres adultos dejando a los menores allí solos. El peli-azul se aproximó un poco mientras el peli-naranja estaba allí pensando: ¿Por qué tengo que tener un criado personal? Des de que me separé de la dida* me he valido por mi mismo… No entiendo este cambio. Pero dejó de pensar al notar como ese chico le miraba. Levantó la cabeza y se dio cuenta de que estaba más cerca que antes.

—ehm… ¿Cómo dijeron que te llamas? —preguntó el pobre bastante sonrojado.

—Tsurugi Yuuichi —le dijo sonriendo.

—Bienvenido Tsurugi-san —respondió intentando corresponder a la sonrisa del mayor lo mejor que pudo.

—¿Tsurugi-san? —preguntó divertido mientras le miraba.

—Es que eres mayor que yo… —se excusó el menor.

—Está bien, puedes llamarme Yuuichi

El menor se sonrojó ante ese comentario pero asintió con la cabeza. Ese chico le ponía un poco nervioso, aunque era normal ya que no le conocía de nada. Pero de nuevo ese tema tan famoso acudió a su mente y la pronunció en voz alta.

—¿Por qué eres mi sirviente personal? —preguntó un poco confundido pero también molesto.

—Tus padres dijeron que no tenían ningún trabajo para mí y tu tío dijo que podía cuidarte de mientras. Por lo que aceptaron, al no encontrar ninguna excusa por la que negarse.

Lo miró un poco pensativo por lo que decía, conociendo a su familia era algo que factible así que no dijo nada. Solamente aceptó lo que dijo afirmando con la cabeza. Ese chico le empezaba a dar un poco de pena, parecía que nadie le quería. Lo miró pero no parecía triste por ello. Se sonrojó al pensar lo fuerte que debía ser para que no le importara aquello, él en su lugar estaría deprimido.

—“¿Por qué me sonrojé?” —se preguntó un poco enojado consigo mismo por lo tonto que estaba siendo— “Pero se ve tan apuesto…” —pensó sonrojándose más— Supongo que no será tan malo tener un sirviente personal —dijo intentando distraerse.

—Lo haré lo mejor que sepa —respondió con una gran sonrisa mientras le miraba fijamente, antes de hacerle una reverencia al menos— ¿Qué tengo que hacer?

—Supongo que ir siempre conmigo a todas partes, conocer mi horario de clases, comidas… cuidar que no me pase nada y cosas por el estilo —dijo un poco dubitativo ya que nunca había tenido ninguno— y creo que cumplir mis deseos.

—Entonces será un trabajo agradable.

—Puede que sea un poco pesado o aburrido.

—No lo creo —respondió mientras se le acercaba un poco más, poniendo nervioso al menor— será bueno estar todo el día con un chico tan lindo.

—Bu-bueno… —fue lo único que tartamudeó mientras se sonrojaba.

—¿Y qué quieres hacer ahora?

—N-no lo sé…

—Podríamos hablar para conocernos mejor —prepuso el mayor mientras le miraba— ¿Cómo te llamas? Aun no me lo ha dicho nadie.

—Eh… eh… Fu-Furetsu… —respondió dando solo su nombre de pila.

—Encantado Furetsu —le sonrió.

—Esto… podríamos ir al patio… —dijo mientras se giraba para no ver esa sonrisa que le ponía nervioso.

—Claro. ¿No tienes nada que hacer ahora?

—E-es domingo… te-tengo libre —respondió muy nervioso aun, pero empezando a caminar.

 

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Llevaban ya un rato hablando por el patio sobrecosas sin importancia pero que habían ido bien para que Furetsu se calmara un poco. Y quería ir a otro tema que le interesaba más. El cómo había llegado a parar a la casa de Tenma y la relación que tenía con él. Era obvio que en esa casa no le querían pero no entendía porque había estado allí.

—Esto… ¿Dónde conociste a mi tío? —preguntó mientras veía al frente.

—En uno de sus viajes su hijo, Tenma lo acompañó y nos hicimos amigos.

—¿Con Tenma? —preguntó un poco molesto pero viéndolo lógico teniendo en cuenta el carácter de su rimo.

—Sí, es un chico alegre y simpático, muy amistoso y un poco lindo —respondió mientras le veía.

—Sí… sí lo es —dijo mirando al suelo.

—Sí, gracias a eso conquistó el corazón de Kyosuke, mi hermano pequeño, aunque este no lo quiere admitir —sonrió mientras veía como el peli-naranja levantaba la cabeza de golpe.

—¿Te-Tenma ti-tiene no-novio? —preguntó un poco extrañado pero también triste.

—No del todo, pero hacen una linda pareja y sé que lo acabaran siendo.

—Oh… —fue lo único que salió de sus labios.

—Tenma conoció a Kyosuke en el viaje y se enamoraron aunque de momento no lo sepan, así que con una excusa consiguió que su padre le dejara tener a Kyosuke como sirviente personal. Pero a mí no me necesitaban y me trajeron aquí en cuanto tuvieron una ocasión.

—¿Cuántos años tiene?

—Catorce, al igual que Tenma.

—¿Entonces como lo va a cuidar?

—Es muy maduro no te preocupes por ello —respondió aunque empezaba a ponerse un poco celoso de ese par que tenían toda la atención del menor.

—¿Y tu cuántos años tienes?

—Dieciocho.

—Eres mayor de edad…

—Sí, lo soy.

—Tío dijo que te vendrá a buscar de nuevo, a la vuelta.

—Pero no creo que sea lo que quiere. Supongo que lo dijo por decir…

—¿Entonces te quedarás aquí para siempre?

—No lo sé. No soy yo quien decide eso.

—Si haces bien tu trabajo a lo mejor podrías quedarte —susurró mientras pensaba lo que debería de decirle a sus padres para que le dejaran quedar.

—Entonces, debo aprenderla rápidamente —dijo sonriéndole— “Algo bueno, no quiere que me vaya.” —pensó feliz mientras lo miraba— “Es muy lindo este chico.”

—S-sí…

 

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Pasaron los días y Yuuichi se había habituado bien a su nuevo trabajo, iba a todas partes con el pequeño, se sabía el horario a la perfección, lo cuidaba como si la vida le fuera en ello, porque en parte era así. En todos estos días de convivencia había notado como ese chico le atraía cada vez más. Le gustaba, y hasta podía decir que le quería. No podía imaginar que algo le pudiera pasar, él evitaría cualquier cosa. Por eso paseaba con él, comía con él, pasaba tiempo con él, aunque no dormía con él ni se bañaba con él. Parecía que todo iba bien y estaban felices.

—Furetsu, ya tienes el baño preparado —dijo un Yuuichi algo sudoroso por estar cerca del fuego que calentaba el agua.

—Gra-gracias.

—No es nada —dijo mientras se le acercaba un poco y acariciaba su cabeza.

El pequeño la agachó un poco mientras se sonrojaba y entraba en el baño para empezar a lavarse. Mientras disfrutaba del baño empezó a escuchar un pequeño ruido. Un chiu chiu que le hizo incorporarse un poco. Entonces vio como un pequeño ratoncito estaba corriendo por la habitación. En esos momentos no tenía nada con que defenderse por lo que le tiró un poco de agua, o sea, casi media bañera.

—¿Furetsu? —preguntó el mayor asustado mientras escuchaba ruido— ¿estás bien?

—S-sí —respondió el peli-naranja mientras el otro empezaba a ver cómo salía agua por debajo de la puerta.

—Voy a entrar —dijo abriendo la puerta sin esperar respuesta.

El pequeño que se había levantado se agachó dentro de la bañera mientras se sonrojaba. Yuuichi lo miró un poco antes de fijarse en el suelo. Estaba todo inundado como si hubieran tirado cubos de agua al suelo. Vio como el menor tiritaba por el frio lo que le dio a entender que no quedaba mucha agua dentro. Se acercó al menor pasando de las quejas de este y extendió una toalla delante de él mientras miraba hacia otro lado. Furetsu se levantó de la bañera y se envolvió con la toalla mientras miraba sonrojado a Yuuichi.

—Gra-gracias —tartamudeó nervioso.

—Perdón por entrar sin permiso.

—Está bien —dijo mirando al suelo— hice mucho ruido por un simple ratoncito.

—¿Un ratón? —preguntó un poco confundido.

—Sí, lo vi mientras me bañaba, y no es muy cómodo bañarse con uno en la sala.

—Bien, ahora lo buscaré entonces —respondió mientras lo buscaba.

 

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Pasaron unos días más y llegaron dos cartas justo al mismo día. Era raro eso, pero le alegró ver los remitentes. Una era de sus padres y la otra era de Tenma, así que sonrió. Estaba contento de poder leer las cartas de sus familiares más queridos. Se fue hacia su habitación junto con Yuuichi, quien lo siguió y abrió las cartas que traía en sus manos. La de Tenma solo le contaba cosas sobre ese viaje del que le había hablado Yuuichi y de lo mucho que quería a Kyosuke hasta que llegó a un trozo que lo hizo sonrojar.

“… Y el otro día me dio un beso y me dijo que me amaba, estoy tan contento por ello. Yo también le amo mucho así que decidí que le diré a papá cuando llegué de casa la abuela.

Estoy impaciente por recibir la carta en la que me cuentes que estás en la misma situación que yo con Yuuichi. Enseguida que lo vi pensé en ti. Ánimos Furetsu, ¡¡llega el amor!!”

Al leer tal cosa hasta podía imaginar cómo gesticulaba feliz de la vida. Se sonrojó al pensar en eso, pero simplemente negó con la cabeza. Tenma siempre con sus locas ideas, pero se alegraba de que hubiera encontrado felicidad junto al hermano pequeño de Yuuichi, conociéndolo a él estaba seguro de que no iba a ser mala persona y podía dejar de pensar en eso. Con una sonrisa dejó la carta a un lado y empezó a leer la carta de sus padres.

“…Tardaremos un poco más del previsto en regresar, al parecer la abuela no está bien del todo y necesita ayuda de sus hijos. Así que no podemos regresar por el momento.

No descuides tus obligaciones solo porque nosotros estemos fuera…”

El resto de la carta solo era una explicación de lo que tenía que hacer y que no, como comportarse y cosas banales, aunque también había una pequeña explicación de cómo se encontraba la abuela. No le gustaba que sus padres estuvieran lejos de casa por tanto tiempo pero tampoco me importaba tanto porque esta vez no estaba solo, tenía a Yuuichi con él. Sonrió levemente al pensar eso aunque luego negó de nuevo con la cabeza.

—¿Pasa algo? —le preguntó un poco preocupado al ver que negaba tanto.

—Nada, solo que mis padres tardaran unos días más en llegar porque la abuela empeoró.

—Lo siento.

—Tranquilo, no es tu culpa. ¿Hoy que toca? —preguntó desconcertado por estar pensando en la carta.

—Tienes que ir a la sala de clases, en un cuarto de hora.

—Está bien —dijo mientras asentía recordando en que día estaba— entonces ahora iré hacia allí.

Guardó las cartas en el cajón de su escritorio y se levantó de la silla pero al empezar a andar tropezó con la pata de la mesa y cayó en los brazos del peli-azul. El cual le cogió y puso sus manos en la cintura del menor para evitar que se cayera. El peli-naranja al notarlo se sonrojó pero no se separó rápidamente. Se sentía bien entre esos brazos pero entonces reaccionó y se separó un poco viendo el suelo.

—Perdón —dijo un poco avergonzado por eso.

—No hay de qué —respondió sonriendo por la reacción del menor— eres adorable —susurró.

—Ehm… —dijo al escuchar eso último mientras hacía ver que no y salía de la habitación.

 

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Esa misma noche mientras cenaban empezaron a escuchar como llovía. Yuuichi se acercó a la ventana y vio que llovía a mares. Se preocupó un poco por esa lluvia pero solo volvió a sentarse en la mesa. Furetsu no se movió de su silla mientras seguía comiendo un poco más nervioso. No le gustaban mucho las tormentas. Cuando acabaron se escuchó un ruido un poco fuerte que hizo que diera un respingo por el susto. Solo era un trueno por lo que intentó calmarse. No le daban miedo las tormentas pero lo ponían un poco nervioso. Suspiró levemente mientras pensaba en la noche que le esperaba. Siempre se sentía algo inseguro durante las tormentas.-

—¿Estás bien? —preguntó Yuuichi mientras le miraba.

—Sí-sí —respondió yéndose a la habitación a buscar un pañuelo azul que tenía guardado en la mesita del lado de la cama.

El peli-azul lo siguió y se fijo en lo nervioso que se veía el menor, nervios que se incrementaban cuando tronaba. Sonrió un poco al pensar lo lindo que se veía de ese modo. El peli-naranja era el ser más tierno que había conocido en su vida. Verlo así hacía que tuviera ganas de abrazarle para darle conforte pero no era parte de su trabajo y no podía hacerlo. Entró en la habitación del menor y lo vio abrazando un pañuelo de color oscuro, lo que le hacía verse más tierno a sus ojos.

—¿Seguro que estás bien? —le preguntó de nuevo.

—Se-seguro. Solo que no me gustan las tormentas —contestó un poco nervioso.

—Entonces me quedo contigo y te hago compañía hasta que pase —dijo mientras se sentaba a su lado en la cama muy cerca de él— ¿te molesta?

—N-no… pero… no quiero molestar…

—Soy tu niñera ¿no? No me puede molestar cuidarte —respondió mirándolo con una sonrisa— aparte así estaré más tiempo contigo.

—E-está bien —se sonrojó al escuchar eso por parte del mayor.

No entendía que le pasaba pero ese peli-azul le ponía muy nervioso y le hacía sonrojarse por la más mínima cosa. Eso lo tenía desconcertado, no sabía que sentía por el mayor pero entendía que algo si sentía. Algo que nunca había sentido y que no entendía para nada. Al sentir otro trueno se juntó un poco más hacia el mayor y este sin poder resistir más sus impulsos protectores hacia el peli-naranja lo abrazó pegándolo más a su pecho.

—Yu… Yuuichi… —susurró contra su pecho sin separarse.

—Tranquilo, solo relájate y no pienses en la tormenta.

—E-está bien —respondió mientras se dejaba abrazar.

Estuvieron un rato más así hasta que la tormenta pasó. Furetsu se separó un poco del peli-azul y lo miró sonrojado, aunque solo lo hizo un momento antes de apartar la mirada. Yuuichi lo cogió por el mentón para mirarlo a la cara, le gustaba ese sonrojo, y le sonrió.

—Eres hermoso —le dijo mientras el otro se sonrojaba más— Furetsu, me gustas. Des de el primer día que llegué aquí sentí algo al verte y des de entonces la cosa ha ido a más.

—¿Eh? —respondió confundido mientras desviaba su mirada.

—Yo… te quiero. Al irte conociendo me he ido enamorando de ti.

—Pe-pero… nos acabamos de co-conocer… no llega a tres se-setmanas…

—Es tiempo suficiente para amarte, Furetsu —respondió mientras lo miraba y se acercaba para besarlo.

El peli-naranja notó como esos labios se posaban sobre los suyos y aunque se sorprendió acabó cerrando los ojos para corresponder a ese beso que se sentía tan suave y tierno. Al cabo de poco se separaron y el menor solo se quedó sin saber qué hacer. Tenía que reconocer que el beso le había gustado.

—¿Te gustó?

—S-sí —confesó el menor sonrojándose más aun y bajando la cabeza.

—¿Y yo? —preguntó serio.

—Ta-también…

—Yo también te amo, Furetsu —dijo mientras le besaba de nuevo.

FIN

Notas finales:

Hasta aquí llega este fic espero que les haya gustado y que comenten.

Aquí viene una pequeña aclaración de una palabra.

*dida, no sé cómo se traduce así que lo explico: es la mujer que amamantaba a un niño de familia rica y lo cuidaba hasta que dejaba de ser un niño. Muchas veces era más madre del niño por los cuidados que la propia madre biológica.

Y bueno, no tengo nada más que decir así que solo me despido.

Hasta pronto


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