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Conejitos de polvo por lolitasherry

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Notas del capitulo:

los personajes de Saint Seiya pertenecen a sus creadores.

Capítulo 4

 

 

 

 

--quedaron de acuerdo en reunirse en la próxima luna llena, puesto que las misiones aunque eran algo aburridas no debían dejarse de realizar y parecía que Atenea les había escuchado y les empezaba a cargar el trabajo aunque este no fuera idóneo para sus capacidades.

 

 

  --Dos días después de que se les perdieran los objetos Shura fue victima de las bromas de las pequeñas bolas de polvo, se encaminaba algo presuroso rumbo al templo del patriarca para rendir su informe, cuando vio resplandecer algo en el piso del pasillo que cruzaba el templo de cáncer, allí en el suelo se encontraba su precioso reloj de bolsillo y dentro la foto de su adorado tormento, quiso agacharse a recogerlo, pero no logro tomarlo, este estaba fuera del alcance de su mano en menos de un parpadeo, volvió a intentarlo por lo menos unas cinco veces mas sin resultado positivo ¿Cómo era posible que se estuvieran burlando así de el? Decidió dejarlo por la paz e intentarlo en otra ocasión, se imaginaba y con justa razón que si alguien lo pillaba en esa situación seria el hazme reír sino de todo el santuario, si de los demás dorados, al retirarse de la casa de cáncer pudo escuchar nítidamente pequeñas risas detrás suyo, pero al darse la vuelta….¡nada! simple y sencillamente no había nadada, si al menos se hubiese fijado un poco mas para notar el fino polvo que cubría el piso.

 

 

 

 

--Días después Milo fue victima también de tan perversas bolas de polvo decía algo ofendido, pues si para sus compañeros fue un misterio el objeto que Milo perdió, para los condenados conejos no era así, mientras cruzaba la casa de cáncer y para molestarle suaves voces recitaban unos versos, unos que  Milo conocía de sobra ya que el mismo en sus noches de melancolía las repetía imaginando que el que decía esas palabras era su amor imposible, no es que fueran la gran cosa su amado no era poeta, pero las había escrito el de puño y letra en una simple servilleta de papel que luego utilizo para limpiar la sangre de su labio, volviendo a las bolas de  polvo los versos iban mas o menos así. Una noche en el pasado, El presente o el futuro,  Una noche cualquiera,  Te amare a mi manera.

 

Te amare en el roció de la flor en la mañana, Te amare intensamente,  tal vez desde mi ventana.   Dejare caer las gotas de sal por mis cuencas,  Al recordar que tú eres, la razón de mis tristezas.   La nube viajera, que vaga en el cielo sin timón ni amarra,  Un día cualquiera, de tus labios saldrá un pequeño suspiro,  Por el que extraña tus mimos,

 

  Los  pequeños caireles que juguetean con el viento,  Te recuerdan a mis manos, cuando jugaban con ellos.

 

 

Una noche de tu presente y mi pasado,  Te des cuenta de lo mucho que te he amado. De todo lo que te extrañado.

 

 

 

Una noche sin fin ni tiempo, Nada más que el amor que por ti siento,  Dejare  vagar mi mente,  Dejare tal vez algún día de quererte.  Pero mientras en el hoy y mi presente,  Te amare por quien eres,  Y aunque yo este ausente, no dejaras de quererme.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

--Y valla que hachaba fuego por los ojos, ¡como se atrevían criaturas inexistentes a recitar versos que solo le pertenecían a el! Lo único a lo que creía tener derecho y exclusividad pues no creía pode aspirar a algo mas-- ¡otro al que tendrían que ayudar con su gran problema amoroso! Pensaron los conejitos de polvo.         --En todo ese mes las bromas no pararon para los caballeros que se avocaron a descubrir lo que en realidad eran las bolas de polvo, una descripción algo discriminatoria ya que demostraron ser dignos rivales al haberles sustraído a cada uno una pertenecía sin estos siquiera percatarse de la presencia de ellos.         --En una ocasión mas  antes de la ya pactada reunión le toco al gemelo mayor ser otra victima mas de esas cosas polvorientas, pero lejos de gastarle la broma en la casa de cáncer como normalmente lo hacían se la jugaron en su propio templo –El se lo busco-- comentaban entre si los pequeños conejos--¡mira que tener el descaro de barrerlos con una ráfaga de cosmos, en el propio templo de cáncer! Su casa, por su puesto eso no se quedaría de ese tamaño.  Saga solía tomar largos baños de tina cada vez que regresaba de las misiones, y eso lo aprovecharon muy bien las bolas no precisamente de pelo, impregnaron todo el guardarropa, las sabanas de la cama, las cobijas las cortinas y hasta las sandalias de entrenamiento con polvos pica, pica, cuando el gemelo mayor salió de la tina para secarse y descansar en su cama…. Aaaaaaaahhhhh—el grito no se hizo esperar ¡le picaba todo! Hasta esos lugares de su anatomía en los que no le daba la luz pero ni por error, fue una lección que se le había olvidado a pesar de todos sus años de caballero—No hay enemigo pequeño, vaya forma de recordarlo.

 

 

 

 

--Las risas no tardaron en inundar el templo de cáncer después de oír el primer grito del guardián de géminis, su honor quedaba vengado. Y esto les brindaba la oportunidad de acercar a esos dos peli azules para ver quien daba el primer paso para sincerar sus sentimientos, pues sino les fallaban los cálculos Milo debía estar entrando en el templo cuando Saga estuviese soltando el primer grito por la picazón del polvo.  Las cosas para el guardián del cuarto templo fluían relativamente bien, a lo mucho le cambiaban objetos de lugar y desaparecían frecuentemente las zanahorias, pero ni rastros de su tan apreciado pañuelo, a el fue el único al que no le mostraron lo sustraído.

 

Los conejos iban tomando más confianza y aventurándose cada ves mas en los demás templos, pero sin molestar a nadie mas que no fueran a los seis dorados entrometidos, incluyendo a su anfitrión, Shaka llego a sentirlos perfectamente deambulando por su templo, y los dejo ser, intentando con esto descifrar lo que se proponían hacer con los objetos robados, ya que le interesaba de sobremanera recuperar su pequeño llavero.

 

 

 

 

--Desafortunadamente corrió con la misma suerte que Shura ¡esos exasperantes conejos eran odiosos! Quizás en la segunda visita al templo de Cáncer las cosas resultaran favorables para el y sus compañeros.
Notas finales:

gracias a todos aquellos que se toman el tiempo de leer lo que escribo.


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