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Oscuras intenciones por YukoTy

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Notas del fanfic:

Hola chicos! He regresado, he estado un tiempo off pero vuelvo ^^ y una de las cosas que he hecho ha sido corregir los errores de este fic y agregar algunas cosas, no hay ningún cambio significativo en la historia, solo pequeños detalles :).

Para los que lo leen por primera vez, espero que os guste esta historia!! Muchas gracias por pasar por aquí ^^ <3

Si veis alguna falta de ortografía, os pido por favor que me aviseis >_<, espero que no se me haya pasado ninguna ^^U

Notas del capitulo:

Espero vuestras criticaaaas x3

   Zephyr se podría decir que era "un buen chico", de los que ayudaban a las personas mayores, cedía su asiento y devolvía el dinero que encontraba en la calle. Esa noche estaba de voluntario en un comedor social, poco después de llegar a la ciudad e instalarse, buscó algún voluntariado que pudiera combinar con su trabajo en un almacén.

   Ya habían repartido la comida y se encontraba charlando animadamente con Isabel, una señora de mediana edad muy maternal y alegre, ella estaba ayudando a ese comedor desde hacía más de 20 años y le alegraba tener a un chico joven ayudando también, últimamente los niños de la edad de Zephyr eran muy apáticos con el mundo de su alrededor, solo se preocupaban por ellos mismos.

   -Señora Smith- Llamó un hombre con ojeras y una delgadez peligrosa- ¿Podría…?- Su frase se quedó en el aire, cuando la amable mujer le sirvió un tazón más de carne en salsa, el menú de esa noche. Zephyr se acercó a él, parecía bastante más mayor de lo que era y hoy en especial, parecía demasiado nervioso.

   -Señor Gordom- Llamó su atención el joven- No se le ve muy bien hoy… ¿Le ocurre algo?- Preguntó con sincera preocupación, el hombre se sorprendió.

   -Estoy bien…- Respondió Gordom- Estoy algo cansado- Zephyr asintió, sabía que no era buena idea presionarle.

   -Si necesita algo, la señora Smith y yo estaremos aquí- Concluyó con una sonrisa, mientras el hombre iba a sentarse con su cuenco.

 

   La noche había pasado rápida, igual que el resto de las noches que iba allí a ayudar. Zephyr se puso el abrigo después de recoger y despedirse de Isabel, y salió por la puerta de atrás, donde había dejado la bici, cuando cerró la puerta y la calle se sumió en una oscuridad solo aplacada débilmente por la luz de las estrellas en un cielo que carecía de luna aquella noche. Dio un respingo al notar una sombra cerca de la puerta, junto a su bici.

   -Zephyr…- reconoció la temblorosa voz del señor Gordom, se acercó a él.

   -Señor Gordom, ¿está bien?- Preguntó entornando los ojos para ver en la penumbra, el desesperado hombre se agarró a su brazo.

   -Me están siguiendo- dijo con hilo de voz- Están aquí- El tono heló la sangre del joven, contagiándose de su ansiedad.

   -¿Quién le sigue?- Intentó atraer la atención del hombre, pero éste miraba a todos lados, angustiado- Señor Gordom, ¿Qué ocurre?- Alzó un poco más la voz, pero el hombre que temblaba enfrente suya no le hacía caso. Se escuchó un ruido en el callejón y los dos aguantaron la respiración, evitando hacer ningún ruido. Zephyr estaba más asustado que en toda su vida.

   Eran pasos.

   Pasos que se acercaban con tranquilidad. El hombre comenzó a temblar violentamente y Zephyr pensó que se le había parado el corazón del miedo.

   Los pasos cesaron.

   Una luz intensa cegó a Gordon y al joven, que habían acostumbrado sus ojos a la casi totaloscuridad del callejón. Cuando consiguieron abrir los ojos, una gran silueta se encontraba en frente de ellos, altiva. Zephyr no pudo observar el rostro de esa persona, ya que se encontraba justo enfrente de los faros del coche que le habían cegado hacía solo un momento.

   -James- Dijo con una voz fría como el hielo- Que de tiempo- Sus palabras podrían parecer un saludo normal, pero con esa voz fría y sin demostrar ninguna emoción estaba claro que James Gordom no era una presencia grata para ese hombre.

   -Por favor…- Suplicaba lastimeramente sin dejar de temblar- Y-yo… yo no…

   -Callate- Dijo con una voz tan dura y estricta que hasta Zephyr se puso tenso- Te dijimos dos semanas…

   -Lo se, lo se…- Gordom todavía sujetaba el brazo del joven que se había quedado completamente mudo ante la situación- P-pero no… os pagaré… lo ju…- James cerró la boca de golpe cuando salió otra persona del coche, otra sombra grande, no tanto como la primera, pero igual de imponente, esta traía consigo lo que Zephyr pensó que era un bate de baseboll, tuvo que ahogar una exclamación, aunque no pudo evitar que todo su cuerpo temblara violentamente.

   No pensó demasiado cuando se colocó en frente de del pobre hombre que temblaba asustado. Hizo acopio de todo su valor para poder emitir algún sonido.

   -No hace falta llegar a eso- Su voz temblaba un poco, pero se mantuvo firme, protegiendo a Gordom- Creo que… Podrían, mejor… Hablar las cosas…- Cerró la boca cuando sintió las tres miradas fijas en él, la primera silueta se acercó un poco a donde se encontraba, protegiendo al sin techo. Aún con todo el miedo que sentía, no se movió un centímetro.

   -James nos debe mucho dinero- Habló frente a él, a menos de medio metro de distancia, casi podía apreciar algo de su rostro, pero estaba demasiado asustado como para intentar mirarle fijamente- Y debe pagarlo- Zephyr sintió su cuerpo erizarse del miedo.

   -El señor Gordom no tiene dinero…- Dijo con un hilo de voz, asustado.

   -Ese no es nuestro problema- El tono amenazante que usó, hizo que el joven diera un paso atrás, pero no se movió de su puesto, protegiendo a James.

   Pasó un eterno minuto en el que nadie dijo nada

   -Niño, esto no es asunto tuyo, así que o lo pagas tu- Algo le hizo creer que le estaba retando- o te apartas- Zephyr mantuvo la mirada fija en la oscura silueta de su cara "Yo no tengo dinero, ni siquiera se cuanto debe… No puedo hacer nada, pero…- Zephyr miró de reojo al hombre tembloroso que tenía detrás- No puedo dejarlo así…"

   -Pagaré…- Habló tan bajo que dudaba que le hubiera oído. El primer hombre se giró hacia su compañero que todavía tenia el bate, se dedicaron una profunda mirada en silencio.

   -Nos lo llevamos- Dijo como si tal cosa, como si hablara del tiempo con un amigo. Agarró a Zephyr del brazo para llevarlo al coche con brusquedad, tuvo que concentrarse profundamente en mover sus piernas para poder seguirlo el ritmo. Todavía estaba profundamente asustado.

   Cuando llegaron al coche, abrió la puerta trasera y lo empujó sin cuidado, tirandole adentro, provocando un débil quejido de Zephyr.

 

   El viaje pasó en silencio, ninguna de las tres personas en el coche habló durante los 20 minutos que estuvieron allí dentro y Zephyr todavía no había conseguido ver sus caras. Estaba asustado, demasiado asustado como para preguntar a donde iban, por lo que intentó silenciosamente hacer técnicas de relajación que había aprendido. Contó hasta 10 por lo menos 30 veces, respirando hondo y con los ojos cerrados, pero su corazón no dejaba de latir desbocado.

   Notó el coche parar, mientras esperaba a que abrieran la verja, miró con disimulada curiosidad donde se encontraban, asombrándose por el inmenso "jardín", si se le podía llamar así. Con tanta vegetación parecía una reserva natural, por lo menos estuvieron un minuto más en el coche hasta llegar a la puerta de la gran mansión. Una luz suave iluminaba la gran puerta de roble elegantemente decorada, coronando lo que no estaba seguro si se podría llamar un porche, era inmenso, con columnas, techado y decorado con filigranas doradas. Zephyr se preguntó si eso sería oro de verdad o no. Los dos hombres altos e imponentes salieron del coche, Zephyr se quedó sentado sin atreverse a moverse hasta que escuchó la puerta abrirse a su lado y pudo ver, por fin, el rostro de uno de ellos. Era duro, con una mirada penetrante le observaba juzgándole. No hizo falta que dijera nada, el joven salió del coche y miró hacia la puerta, el otro hombre más alto ya estaba en frente a ella, de espaldas a ellos.

   Lentamente se dio la vuelta y le miro con unos intensos ojos azul eléctrico, grandes y rodeados por unas pestañas largas y densas, en un rostro recto y masculino. Ese hombre rezumaba virilidad por todos los poros.

   Zephyr se quedó paralizado, clavado en el sitio, hasta que el otro hombre le empujó hacia la puerta, mientras él volvía al coche para aparcarlo. El joven siguió lentamente dentro de la mansión.

   Al contrario del inmenso jardín, el interior estaba bien iluminado decorado con muebles y esculturas, cuadros, incluso flores. Todo estaba perfectamente limpio y ordenado. Zephyr seguía la ancha espalda que tenia justo delante, subió unas escaleras que daban a un elegante pasillo, una larga alfombra roja con pequeños muebles y cuadros, todo ordenado y limpio como si fuera nuevo.

   Siguieron andando por el pasillo que llegó a parecerle interminable hasta una puerta de caoba con elegantes detalles a mano. Al otro lado de la puerta había una habitación grande, con una escueta decoración, al contrario que el resto de la casa, ocupada mayormente con una mesa grande en medio de la habitación, encima solo había un ordenador portátil, unos pocos papeles y un teléfono, al entrar pudo ver un sofá de dos plazas de cuero negro, al igual que la silla de oficina en la que se sentó el hombre. Zephyr se quedó de pie junto a la puerta, sin moverse.

   -Cierra la puerta y siéntate- Ordenó con una voz grave que consiguió erizar el cuerpo entero del joven. Tragó saliva y obedeció demasiado lento.

   Una vez sentado en la silla al otro extremo de la mesa de oficina, los eléctricos ojos le observaron directa e intensamente, haciendo sentir desnudo al joven que fue incapaz de mantener su mirada. Estaba completamente seguro que sus ojos verdes reflejaban el miedo que se esforzaba en esconder.

   -Supongo que te vas a encargar de la deuda de James Gordom- Comentó al fin, dejando de escrutarle para buscar unos papeles en el último cajón, Zephyr no respondió, sentía un nudo en la garganta que no le dejaba hablar. El hombre volvió a fijar su intensa mirada en él, levantando una ceja inquisitiva.

   -S-si- Consiguió murmurar.

   -¿Cómo vas a pagarlo?- Preguntó, volviendo a prestar atención a los papeles

   -¿C-cuánto es?- Preguntó tímidamente el muchacho. Sacando una sonrisa malvada de su interlocutor, que le miró a los ojos con diversión, Zephyr tuvo que tragar saliva con miedo.

   -10.000 dolares- Su sonrisa se ensanchó al ver la expresión de sorpresa y horror que se formó en el frágil rostro del chico.

   -¿Q-qué…? Pero… E-eso es…- Zephyr sacudió la cabeza- No tengo tanto dinero…- Susurró para si.

   -¿Cómo piensas pagar?- Preguntó de nuevo, sin disimular la diversión que sentía. Zephyr le miró a los ojos con miedo mal disimulado.

   -Tengo un trabajo, en algunos meses puedo tenerlo…

   -He esperado demasiado por este préstamo- Le cortó de pronto- No pienso hacerlo ni un minuto más- Zephyr no pudo evitar temblar por lo que se agarró las manos con fuerza, bajó los ojos, incapaz de aguantar la intensa mirada.

   -L-lo siento…- Su voz no fue más que un murmullo- N-no se… Ahora mismo no… No t-tengo…- El chico se revolvía nervioso en la silla, sintiendo un sudor frío en su frente.

   -¿Cómo te llamas?- Preguntó sin más, Zephyr se sorprendió y tardó en responder.

   -Zephyr Doyle- Dijo al fin, volviendo a mirarle.

   -Podemos llegar a un acuerdo, Zephyr- Pronunció lentamente, el chico sintió un escalofrío, pero no dijo nada- Dime, Zephyr, ¿qué sabes hacer?- Zephyr se quedó mudo, sin saber que responder, ¿qué sabia hacer?, solo tenía el título de enseñanza básica y no había entrado en la universidad, ni siquiera a algún curso de formación profesional, no tenia ningún tipo de estudios especializados. Se decidió a hablar, humedeciéndose los labios con la lengua. Creyó notar una sombra en la mirada azul eléctrica, pero no le dio demasiada importancia.

   -He trabajado en un supermercado, y en un almacén- Respondió tímidamente- Y… bueno, puedo limpiar y cocinar…

   -Muy útil- Comentó sarcásticamente, mientras volvía a sonreír, Zephyr se encogió, avergonzado, hasta que escuchó la silla moverse. Cuando volvió a levantar la mirada se encontró el torso ancho y la mirada azul fija en él. Sin ningún cuidado agarró al chico de la barbilla, levantandole la cabeza con brusquedad, Zephyr cerró los ojos y ahogó un quejido, aunque eso no pareció importarle, siguió moviendo al joven hacia los lados, escrutando su rostro. Le soltó y con una suavidad que le sorprendió, apartó unos pocos mechones pelirrojos que se le habían escapado por el brusco movimiento.

   Sus ojos verdes se encontraron de nuevo con el azul eléctrico, durante unos segundos se sintió hipnotizado, sin mover un solo músculo, hasta que el dueño de esos ojos sonrió con maldad.

   -Quizás si me puedas servir- Susurró con la mirada todavía fija en él, aún así, Zephyr no sintió alivio al ver que podía saldar la deuda- Trabajaras aquí, para mi- El chico sintió un escalofrío, pero no fue capaz de retirar la mirada.

   -¿C-cuándo tendría…?

   -Te quedarás aquí- Se separó de él y habló autoritario, dándole la espalda- No se cuando podría necesitarte- Dijo en voz baja y se giró hacia el chico lentamente- y no me gusta esperar- Esa frase sonó como una amenaza y Zephyr asintió asustado.

   -I-ire a mi casa a por mis cosas…- Una mirada de aviso le atravesó y cerró la boca asustado.

   -Te daré cosas nuevas- Zephyr abrió mucho los ojos, sorprendido, pero no se atrevió a replicar. Cogió el teléfono y tuvo una rápida conversación a la que el joven no prestó atención, tenía muchas cosas en las que pensar.

   -Mi nombre es Viktor- Dijo tranquilamente, en ese momento el chico se dio cuenta de que en realidad no se había presentado. Repitió el nombre en su cabeza mirando al suelo.

   El ambiente tenso de la habitación se rompió al escuchar unos golpes en la puerta, Zephyr se sobresaltó y miró hacia atrás, una señora mayor abrió la puerta respetuosamente. El joven solo pudo evitar suspirar aliviado al ver unos ojos amables en esa casa tan fría. Después de una inclinación, le dedico una fugaz pero cariñosa sonrisa a Zephyr, con sus ojos celestes y expresivos miró a Viktor y unas arrugas se le acentuaron al hablar.

   -Señor- Dijo escuetamente, Viktor se acercó a ella, dándole la espalda a Zephyr.

   -Lleva a este niño a una habitación- La señora le miró inquisitiva- Una habitación que nadie esté usando, cualquiera está bien- Respondió a la pregunta no formulada, la señora asintió y los dos dirigieron una significativa mirada al chico, Zephyr se levantó de un salto y siguió a la señora saliendo y cerrando la puerta, dejando a Viktor dentro. Suspiró de alivio, sacando una risa a la señora que iba un poco delante suya.

   -Mi nombre es Martha Lawrence- Se presentó con una afable sonrisa.

   -Ah… Yo soy Zephyr Doyle- Se presentó éste, devolviendo con dificultad la sonrisa, las arrugas de la frente de Martha se acentuaron al adoptar una mueca de preocupación.

   -Cielo, ¿qué has hecho para estar en una situación así?- Preguntó, volviéndose hacia él, Zephyr se mordió el labio antes de contestar, contando lo sucedido aquella noche, ante la mirada incrédula de la anciana.

   Le condujo hasta una habitación en la segunda planta, lejos del despacho. No era demasiado grande, con una cama algo excesiva para una sola persona, un escritorio y un armario, decorada con el mismo gusto que el resto de la casa.

   -Esta habitación tiene un baño privado- Dijo Martha abriendo la puerta que daba a un pequeño baño- Ve a ducharte, te traeré algo de ropa en un momento- Se acercó a Zephyr y le acarició maternalmente el brazo- Seguro que estás cansado, después de todo lo que has pasado…

Notas finales:

Espero que os haya gustado, cuando tenga un rato subo en segundo ^^

Un besoo


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